Oct
26
Consiguen Luz líquida a temperatura ambiente
por Emilio Silvera ~ Clasificado en La Luz esconde muchos secretos ~ Comments (1)
Por primera vez, un equipo de físicos ha conseguido crear “luz líquida” a temperatura ambiente. La luz se comporta generalmente como una onda y a veces como una partícula, que siempre viaja en línea recta. Sin embargo, en ciertas condiciones extremas, la luz puede actuar igualmente como un líquido que se cuela entre los objetos.
Anteriores investigaciones habían conseguido este efecto en el pasado, pero sólo a temperaturas próximas al cero absoluto, no a temperatura ambiente, como ha logrado esta investigación utilizando una mezcla de luz y de materia.
Esta mezcla de luz y de materia se ha conseguido con la ayuda de polaritones, que son unas “casi partículas” surgidas del acoplamiento entre una onda luminosa y una onda de polarización eléctrica. Aunque los polaritones no son partículas elementales propiamente dichas, como los fotones o los electrones, se comportan como ellas debido a las reglas de la teoría cuántica.
En física, el condensado de Bose-Einstein es el estado de la materia que se da en ciertos materiales a temperaturas cercanas al cero absoluto. En este estado, las partículas se desplazan a una velocidad increíblemente lenta y siguen los principios de la mecánica cuántica, más que de la física clásica, ya que empiezan a comportarse como ondas, en vez de partículas, y ocupan una posición en el espacio que no puede ser determinada con precisión.
A temperatura ambiente
Estas ondas se forman a temperaturas próximas al cero absoluto y no existen sino durante unas fracciones de segundo.
Regular de la luz se comporta como una onda, y en ocasiones como una partícula , siempre viaja en línea recta. Es por eso que sus ojos no pueden ver alrededor de las esquinas u objetos. Sin embargo, en condiciones extremas, la luz también puede actuar como un líquido, y de hecho fluir alrededor de los objetos.
Los científicos han bombardeado el dispositivo con impulsos láser de 35 femtosegundos (un femtosegundo equivale a la milbillonésima parte de un segundo) y de esta forma han obligado a la luz a comportarse como un líquido cuántico superfluido alrededor de un obstáculo, en vez de difundirse como una onda clásica.
De esta forma, hemos podido combinar las propiedades de los fotones (como su masa extremadamente pequeña y su elevada velocidad) con fuertes interacciones en razón de la presencia de electrones en el seno de las moléculas, explica otro miembro del equipo de investigación, Stéphane Kéna-Cohen.