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No se puede viajar más rápido que la luz

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en realidad mañana    ~    Comentarios Comments (7)

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Astronomía: Reportaje en El Español

Lo que Hollywood no te contó sobre los viajes a la velocidad de la luz

Aunque planetas como Próxima b puedan ser habitables, ¿podremos viajar alguna vez hasta allí?

 

Resultado de imagen de Escenas de la Guerra de las Galaxias de 1977

 

Fotograma de la La guerra de las galaxias (1977)

 

El gran parabrisas de la nave estelar deja ver el espacio profundo extendiéndose delante de los protagonistas. El piloto, normalmente con una sencilla palanca, acciona el mecanismo que pone en marcha los propulsores y la nave alcanza la velocidad de la luz en décimas de segundo. Mientras dejan atrás a sus perseguidores, la cabina se enciende y las estrellas más cercanas se convierten en trazas luminosas que se deslizan majestuosamente formando un túnel alrededor de los viajeros.

Resultado de imagen de El Hiperespacio en la guerra de las galaxias

Pues bien… “Si esto [se refiere a la mítica escena arriba descrita de La Guerra de las Galaxias en la que Han Solo, Luke, la princesa Leia y Chebwacca escapan a bordo del Halcón milenario] ocurriese realmente, en menos de un segundo esa nave debería estallar, desintegrándose por completo y haciendo pedazos a todos sus ocupantes. Fin de la película”, reconoce entre risas Arturo Quirantes, profesor titular de Física en la Universidad de Granada.

     Próxima b orbitando la estrella enana roja

En los últimos días, el anuncio oficial de la detección de Proxima b, un planeta potencialmente habitable en la estrella más cercana a la Tierra, ha hecho volar la imaginación de todos los apasionados a la ciencia y la exploración espacial. Durante décadas, el cine y la literatura de ciencia ficción nos han transportado de un mundo a otro mediante naves capaces de alcanzar la velocidad de la luz, y ahora que tenemos un planeta a la vuelta de la esquina muchos han empezado a hacer cálculos de cómo podrían llegar hasta allí.

Voyager.jpg

La Voyager 1 que ya salió del Sistema solar y anda perdida por el Espacio Interestelar

La nave más rápida que jamás ha construido la humanidad se llama Voyager 1. Despegó hace casi 40 años y en estos momentos está alejándose del Sistema Solar a la increíble velocidad de 17 km/s, o lo que es lo mismo: algo más de 60.000 km/h.

El problema es que aunque pudiésemos subirnos ahora mismo en la Voyager tardaríamos más de 70.000 años en llegar a nuestro destino en Proxima b… Necesitamos viajar mucho más rápido, y es aquí donde llegan realmente los problemas.

             La USS Enterprise de Star Treck se desplaza a velocidad WARP

 

 

La idea de viajar a velocidades cercanas a la luz no es sólo el sueño de un puñado de apasionados de la ciencia ficción, es un problema científico al que tarde o temprano tendremos que enfrentarnos si queremos explorar el espacio.

Una nanovela láser para viajar a Alfa Centauri (Breakthrough Starshot).

En abril de este mismo año un grupo de multimillonarios, como el ruso Yuri Milner o el creador de Facebook Mark Zuckerberg, con la asistencia científica de Stephen Hawking, presentaron Breakthrough Starshot, un proyecto de investigación que plantea la posibilidad de que pequeñas sondas alcancen un 20% de la velocidad de la luz, propulsadas por velas láser.

 

  1. 1
    Fandila Soria
    el 11 de mayo del 2018 a las 21:21

    La única posibilidad de que viajemos más rápido que la luz es estar ya allí donde queremos ir. Es decir, que todo esté repetido. Viajar al multiverso allá donde estemos repetidos será “dejar éste” y viajar a otro donde ya figuremos. Seguramente los multiversos idénticos no lo sean tanto, pues variarán en algunos de los supuestos, como puedan ser tiempos distintos de evolución. Se daría la paradoja de que en otro u otros fueramos más jóvenes o viceversa (¿Se podrá elegir?). Todo esto es un supuesto derivado del entrelazamiento, lo que requiere de un común principio, o interrelaciones comunes donde pueda daerse el entrelazamiento.
    Abogar en algo así puede ser una engañifa o puede que no, aunque según algunos evidencias hay quién lo afirma.
    Lo malo será cuales sean las condiciones necesarias para que  tal viaje nos ocurra, y si tal fenómeno también se daría dentro de nuestro propio universo.  

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    • 1.1
      Emilio Silvera
      el 12 de mayo del 2018 a las 6:22

      Amigo Fandila, como “casi” todos los físicos, también tu imaginación se desboca hacia lo que podría ser. No te quepa la menos duda (aunque para entonces nosotros no estemos aquí), que dentro de algunos milenios, muchas de esas ideas serán una realidad, y, nuestra especie habrá encontrado la manera de burlar la velocidad de la luz, habrá encontrado el camino que haga realidad esos sueños “imposibles” de hoy que, en el futuro serán una realidad cotidiana.

      Si nos quitan los sueños…¿Qué nos queda?

      Responder
  2. 2
    Fandila Soria
    el 13 de mayo del 2018 a las 2:21

    La verdad que en el propio internet pueden verse cosas por el estilo, unas más verosímiles que otras.
    La base o las bases primeras de todo lo que existe, no pueden perecer, pues van insertas en cualquiera materia. Si una estructura cualquiera desaparece como tal o se transforma, eso no afecta a esas sus bases que son propias de cada estructuras diferente, Son las primeras que van insertas en sus elementos y por su densidad y energía-temperatura no podrían hacerlo, también en los nuestros, y que son su genética más honda. Tan innumerables bases de por ejemplo cada una de nuestras células y sus componentes en un escalonado sin fin, vagan por el vacío primero que nos permea y donde no pueden interaccionar con ninguna materia de esas profundidades (No se puede decir como para nuestros cuerpos y demás estructuras materiales, que las  bases también perezcan, eso solo puede ocurrir a la transformación macro, en forma de energía y en detritus). 
    Esas bases no pueden perecer, pues si así fuera, ninguna de les estructuras materiales podrían darse.
    Visto esto, tales bases (A las que algunos llaman alma, ni más ni menos) pueden vagar por el cosmos a velocidades inimaginables. Cuando dos materias, elementos o estructuras, que emiten esas pequeñísimas ondas (porque toda materia las emite), es, cuando en el entrelazamiento esas ondas y otras iguales entran en resonancia, lo que significa una comunicación de bases entre ellos y por consiguiente pueden actuar de manera única o equivalente.
    Nada quita para que esas “insignificantes” y velocísimas emisiones se desplacen por el vacío intermedio de los universos, y se vean las caras con sus iguales en otros universos entrelazados, su entrelazamiento debido a la interacción primera entre ellos cuando en su nacimiento.
    ¿Sería precisa la muerte o la destrucción final de nuestros cuerpos para que ello ocurra? No tendría por qué.
    A lo mejor podemos sentir de alguna forma que esto pasa constantemente, sin que tal tragedia nos haya sobrevenido. Pero eso sí,  sentirlo en lo más hondo y no saber por qué o de donde proviene, no significa la comunicación hablada normal o experimentar la presencia física en aquel mundo en donde nuestro, o nuestros  otros yos se hallen.
    Sin embargo dejar de existir en este mundo o universo, corporalmente, daría pie  a que nuestro otro yo lejano se apañara por sí solo. Pero no, vivir donde el otro será automático cuando aquí ya no tiene sentido
    Morir aquí puede significar que nuestra base primera se acomode en aquel nuestro otro yo, porque en éste le fallen todos sus aposentos, es decir, cuando nuestro cuerpo, ya no ejerce sus funciones.
    Todo esto es algo difícil de asimilar, y a lo que puede decírsele “al pan, pan, y al vino, vino”.
    Son temas que rozan lo espiritual. A lo mejor estamos equivocados inmersos en este aparente materialismo, y el trasfondo sea algo más que fórmulas. Algo experimentable en nuestro interior y en el porqué de nuestra mente comunicada en otros yos, como más sensible. El Déjà Vu, la Inspiración, “el Duende”…
     
     

    Responder
    • 2.1
      Emilio Silvera
      el 13 de mayo del 2018 a las 5:17

      Intuimos, imaginamos, soñamos… Pero, ¿dónde estará esa realidad que buscamos? Mientras tanto, podemos escenificar en nuestras Mentes todo aquello que se nos pueda ocurrir, y, de lo que no podemos tener duda alguna es del hecho cierto de que, estamos en conexión directa con el Universo, ya que, ¡somos parte de él! Por lo demás, creo que, al igual que cualquier estrella, cuando se acaba nuestro ciclo vital, dejamos de ser lo que éramos y pasamos a otro estadio, y, ¿quién sabe? pudiera ser que nuestros átomos, en unos milenios más adelante, pudiera formar parte de una reluciente estrella.

      Saludos.

      Responder
  3. 3
    Fandila Soria
    el 13 de mayo del 2018 a las 11:20

    Eso si no se tienen en cuenta los distintos papeles que representan las distintas dimensiones. De las cuales su  desaparición no será posible pues son los “cimientos” de todo.

    Responder
  4. 4
    Fandila Soria
    el 13 de mayo del 2018 a las 22:44

    Dejando estas comprometidas cuestiones, encuentro por ahí la descripción de un experimento que demuestra la masa del fotón.
    Surge además del invento promotor de tal experiencia, una forma modificada de impulsión en el vacío, según inercia, que no necesitará energía de transporte sino una impulsión fotónica conservada:

    La variación de la constante velocidad de la luz explica dos …
     
    https://www.technologyreview.es/…/la-variacion-de-la-constante-velocidad-de-la-luz-e…
     

    Responder
  5. 5
    Emilio Silvera
    el 14 de mayo del 2018 a las 4:46

    Está claro que no te acostarás sin haber aprendido alguna cosa nueva: ¿La masa de los fotones? BUeno, en realidad, los fotones son energía y, ya sabéis lo que significa la famosa fórmula E = mc2, Energía y masa son dos aspectos de la misma cosa, y, los fotones que representan la luz y son los bosones intermediarios de toda clase de radiación, esconden algunos secretos que debemos desvelar, así que, no me ha sorprendido el interesante artículo y las afirmaciones que en él se exponen.

    ¡Es mucho lo que no sabemos!

    Responder

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