Sep
18
La energía del cerebro
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (7)
La Mente puede recrear cualquier cosa que esté en nuestro recuerdo, o, incluso, de lo que nunca supo.
Surge del cerebro y crea las ideas
La Naturaleza de la mente es el misterio más profundo de la humanidad., se trata, además de un enigma de proporciones gigantescas, que se remonta a milenios atrás, y que se extiende desde el centro del cerebro hasta los confines del Universo. Es un secreto que provocó vértigo y depresión en alguna de las mentes más preclaras de algunos de los filósofos y pensadores más grandes que en el mundo han sido. Sin embargo, este amplio vacío de ignorancia está, ahora, atravesado, por varios rayos de conocimiento que nos ayudará a comprender cómo se regula la energía mental.
Ahora estamos comenzando a comprender (en parte) el desarrollo del cerebro y de sus interaciones que se producen en varias escalas de tiempo, y, conforme a las experiencias del individuo, sus serntidos que recogen datos del entorno…
Aunque puede que no sepamos que es la mente, sabemos algunas cosas sobre el cerebro. Está formado por una red, una increíble maraña de “cables” eléctricos que serpentean a través de una gran cantidad de “sustancias” neuroquímicas. Existen quizás cien mil millones de neuronas en el cerebro humano, tantas como estrellas hay en la Vía Láctea, y, cada una de ellas recibe datos eléctricos de alrededor de mil neuronas, además de estar en contacto y en comunicación con unas cien mil neuronas más.
El cerebro adulto continúa generando neuronas durante toda la vida. El proceso se conoce como neurogénesis, y ocurre principalmente en el hipocampo, …
El suministro de datos que llega en forma de multitud de mensajes procede de los sentidos, que detectan el entorno interno y externo, y luego envía el resultado a los músculos para dirigir lo que hacemos y decimos. Así pues, el cerebro es como un enorme ordenador que realiza una serie de tareas basadas en la información que le llega de los sentidos. Pero, a diferencia de un ordenador, la cantidad de material que entra y sale parece poca cosa en comparación con la actividad interna. Seguimos pensando, sintiendo y procesando información incluso cuando cerramos los ojos y descansamos.
La unidad a partir de la cual se configuran todas las fabulosas actividades del cerebro es una célula del mismo, la neurona. Las neuronas son unas células fantásticamente ramificadas y extendidas, pero diminutas.
La hipótesis neuronal de las células anatomicamente separadas se estableció cuando Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) modificó el método cromoargéntico de Golgi y lo utilizó en una serie magistral de experimentos. Aunque Golgi y Ramón y Cajal compartieron el premio Nobel en 1906, siguieron nsiendo revales encarnizados hasta el final.
Si todas las neuronas del cerebro, los cien mil millones, están anatómicamente separadas unas de otras, ¿cómo podían los mensajes eléctricos que pasaban a través de cada una de ellas saltar de una neurona a la siguiente?. La respuesta es que no saltan sino que hacen otra cosa, y esto tiene una importancia fundamental en relación con el modo en que funciona el cerebro.
El descubrimiento fue realizado por Otto Loewi, cuando trabajaba en Australia durante la década de 1920. Loewi estaba trabajando con la transmisión neuronal del cerebro al corazón a través del nervio vago. Aisló el corazón de una rana con el nervio vago intacto, y demostró que la estimulación del nervio hacía que los latidos del corazón fueran más lentos. Pero él quería saber cómo se transmitía al corazón el mensaje eléctrico que transporta el nervio vago. ¿Se trataba de una conexión eléctrica o química, o de alguna otra cosa diferente? La clave estaba en una solución química que bañaba el corazón después de la estimulación del nervio vago que como consecuencia segregaba esta sustancia química que hacía de intermediaria en la transmisión del mensaje desde una célula a la siguiente.
Por lo tanto, los impulsos eléctricos nerviosos pasan a los extremos de las neuronas, donde la llegada del impulso hace que la terminación nerviosa libere una sustancia química (un neurotransmisor), que cruza el estrecho espacio que hay entre dos neuronas (la sinapsis), y entonces la sustancia química actúa sobre la segunda neurona para modificar su capacidad de emitir , a su vez, impulsos nerviosos. Cada neurona liberará sólo un tipo de neurotransmisor (habitualmente), pero lo liberará hacia muchas neuronas diferentes.
Existen dos neurotransmisores principales en el cerebro: el glutamato y el GABA. El glutamato actúa sobre la segunda neurona para aumentar la probabilidad de que emita un impulso nervioso (por lo que es un transmisor excitante), mientras que el GABA actúa para disminuir la probabilidad de que lo emita (luego es un transmisor inhibidor).
No obstante, una neurona no recibe una sola entrada desde una sinapsis neuronal individual, sino que recibe muchos miles. Decenas de miles de sinapsis desde miles de neuronas diferentes cubren la superficie ramificada de una sola neurona. Omito explicar aquí (podría ser tedioso para del lector) todos los mecanismos de los transmisores entre sinapsis y las ramas de salida (los axones) por las que se desplazan las señales eléctricas como ondas.
Una neurona, o una red de neuronas, puede así recoger información de muchas fuentes, incluídos los sentidos, la memoria y las emociones, para controlar la señal que ella misma va a emitir y que finalmente puede ocasionar una contracción o una relajación muscular.
El glutamato es el principal neurotransmisor del cerebro, pero paradójicamente es también una toxina poderosa para las células del sistema nervioso. Cuando los niveles de glutamato son bajos, actúan como una señal entre neuronas, pero si son excesivos las sobreexcitan y las matan.. Esta acción “excitotóxica” del glutamato parece ser la causa de muerte neuronal durante las apoplejías y en las enfermedades neurodegenerativas, tales como la de Alzheimer, la de Parkison, y la esclerosis múltiples.
El glutamato es uno de los aditivos más frecuentes en los alimentos, presentándose en forma de sal como glutamato monosódico (GMS). Actúa reforzando el sabor y es omnipresente en la cocina china: la salsa de soja es especialmente rica en glutamato. Afortunadamente, el glutamato que está en el instestino y en la sangre apenas penetra en el cerebro, porque la barrera “sangre-cerebro” impide que glutamato cruce desde la sangre al cerebro.
La mayoría de las personas no lo sabe y de hecho pocas la han padecido, pero existe una enfermedad que responde al nombre de Síndrome de restaurante chino …
c –donde nunca he comido, ni comeré- que puede aparecer por comer demasiados alimentos saturados de glutamano y que consiste en unos niveles de glutamano tan elevados en la sangre que no puede impedir que entre en el cerebro y cause la muerte neuronal. Claro que, otras fuentes nos dicen que el GABA, actúa como calmante y de alguna manera, contrarresta el mal. De hecho, los barbitúricos, el principio activo de las píldoras para dormir que toman algunos enfermos depresivos y las benzodiacepinas, como el Librium o el Valium, que reduce la ansiadad, actúan, por ejemplo, reforzando la acción del GABA en su receptor neuronal.
¡Nos queda tanto por aprender!
emilio silvera
el 18 de septiembre del 2018 a las 9:53
A estas alturas pocas dudas nos pueden caber de que, el órgano más importante de nuestro cuerpo… ¡Es el cerebro! … Bueno, ese también. Pero bromas aparte, ahí, en el cerebro reside toda nuestra dinámica y desde esa central neuronal se envían cada una de las órdenes que hacde que nuestro cuerpo responde a cada mandato. Si falla es “máquina” podemos decir que nuestra existencia no tiene sentido.
Es ahí, en el cerebro, donde reside la memoria, donde se cuecen las ideas, es el lugar en el que nacen los pensamientos y, también, los sentimientos. Sin esa maravilla, un ser humano no sería nada, ya que, el cuerpo por sí mismo, a excepción de alguna que otra función (también importante), no llega al nivel del cerebro y es más bien el contenedor de lo sublime.
Incluso, en el Amor, es de suma importancia el cerebro, no pocos seres humanos inteligentes se enamoran de su parejas por sus cerebros, ya que, al ver una inteligencia deslumbrante, quedan escandiladas/dos, y, no pueden resistirse a esa atracción.
¿El cerebro? ¡Es el mejor tesoro que a nivel individual tenemos! Cuidemosló.
el 18 de septiembre del 2018 a las 11:31
El ser humano tuvo la fortuna (sí, he dicho la fortuna ¿y qué?) de desarrollar un cerebro muy potente que además le permitía por un proceso de retroalimentación avanzar en el desarrollo del mismo de forma que en unos cuantos millones de años se alejó definitivamente del pariente más cercano que permaneció evolucionando a otro ritmo y ahora los vemos tan a gusto en sus hábitats intentando cascar nueces mediante el uso de piedras o extraer larvas con un trozo delgado de madera que manejan desmañadamente. Nosotros hemos avanzado más, de hecho somos capaces de cazar y eventualmente comernos a esos primos lejanos lo que no deja de ser un signo preocupante especialmente para ellos. Parece ser que en los últimos cien años se anda trasteando con la tecnología en un intento de conseguir algo parecido al cerebro humano; ya van por la fase en la que el artilugio conseguido puede calcular mucho más rápido que aquél y manejar una cantidad de información casi inimaginable. Pero no tiene color; esa masa gelatinosa que nos maneja sí que tiene gigas y teras y además sabe cómo usarlos, sin embargo, los científicos computacionales no deben de sentirse menoscabados, al fin y al cabo el invento biológico ha tenido eones para llegar a ser como es y ellos apenas llevan una o dos centurias y, además, el cerebro vacía todas las noches la papelera de reciclaje con lo que elimina mucha basura informática. No se desanimen señoras y señores.
el 19 de septiembre del 2018 a las 4:32
Cierto, así han sido las cosas y así se están desarrollando. Sin embargo, espero que los de la inteligencia artificial tarden tanto (al menos) como el UNiverso tardó con nosotros para que, nuestros cerebros alcanzaran el nivel que ahora disfrutan. No será fácil para los expertos en computación hacer algo así, aunque el camino se andará, las máquinas se resisten a un comportamiento que pueda resolver un problema inesperado para el que no estén programadas, no saben repentizar. Y, lo de los cálculos tiene un mérito relativo. Lo que sí es preocupante es que, a estas alturas, nosotros, los que pudimos despegarnos de nuestros primos menos afortunados, nos los sigamos comiendo, eso si que es preocupante y triste. Creo que ya sería hora de mirar las cosas desde otra perspectiva distinta a la que tenemos los humanos de mirar el “mundo” y actuar, no podemos despegarnos de esa parte animal que llevamos dentro. ¿Quizá sea ese el motivo de que hayamos conseguido seguir adelante? No lo se pero, me gustaría que fuésemos más humanos.
el 19 de septiembre del 2018 a las 19:33
El ser humano, por las circunstancias que hayan sido (Que esa es otra historia), ha logrado tan grande distanciamiento del resto del reino animal que de hecho ha sido aprovechado por diferentes religiones para convencernos de que en relidad no somos de ese reino, somos de un reino celestial venido a menos, pero al que volveremos si nos portamos bien (incluyendo los deberes eclesiasticos por supuesto) en ota vida, de la que carecen los animales, puesto que no tienen esa cosa tan importante e insustancial llamada “alma”.
Pero, poco a poco, pese a todo lo que nos han inculcado a fueo y sangre, nos vamos dando cuenta que no somos en realidad muy diferentes del resto de los animales. De hecho, si nos quitamos ese velo mental instalado durante milenios en nuestro pensamiento, percibimos en otros seres unos comportamientos muy cercanos a nosotros.
Esas simples herramientas que emplean algunos animales para asegurarse,sobre todo, su manutención, no demuestran en realidad su torpeza, si no al contrario demuestran unas pautas de raciocinio y pensamiento bastantes análogas a las nuestras.
Es cierto que existe una gran brecha en el grado de inteligencia de nuestra especie respecto a las demás, y aún no están claros los motivos del gran desarrollo de nuestro cerebro, pero de seguro que cualquiera que hayan sido los motivos, lo son por causas bien naturales y lógicas, de las que existen como sabeis diversas teorías.
Si nuestra especie consigue perdurar, y además con un comportamiento cada vez más “humanitario” y cercano a otras especies, me imagino que llegarán existir algunos animales con un desarrollo cerebral no imaginado en la actualidad, sobre todo en las especies que tienen más contacto con nosotros.
La pena es que hasta sería posible que les enseñaramos el mal consciente, que es nuestra verdadera “Marca de Cain”, ya que, junto con la inteligencia, y quizás por ella misma, somos la única especie que practica la maldad a sabiendas.
el 20 de septiembre del 2018 a las 5:19
Si, todo eso es posible que sea como dices. Sin embargo, hasta donde conocemos, por el momento podemos decir sin temor a equivocarnos que, nuestros cerebros, son el misterio más grande del Universo. Seguramente en otros mundos se puedan haber producido historias similares a las que en la Tierra sucedieron pero, como no lo hemos podido comprobar, por el momento, sólo nosotros, los humanos, llevamos esa antorcha de la Inteligencia racional con esa carga de maldad que mencionas y que, en algunos individuos está más marcada que en otros.
Espero que la evolución camine en el sentido positivo y que, en el futuro, seamos más conscientes de que todos somos iguales, respiramos el mismo aire, nacemos de la misma manera y, al final, también vamos al mismo lugar. No es justo que durante nuestras cortas vidas vivamos con tantas diferencias los unos y los otros, la injusticia debe acabar para dar paso a una Sociedad más igualitaria que, dentro de los méritos de cada cual, exista una regla sagrada a cumplir: ¡Las necesidades cubiertas en la básico para todos!
¡El Ser Humano! ¿Quién lo comprende?
el 21 de septiembre del 2018 a las 6:27
Emilio permiteme no compartir tu último comentario y mas específicamente cuando dices que nuestros cerebros son el misterio mas grande del Universo.
Creo que nuestro problema de aceptar o no la existencia de vida en otros lugares del Universo reside en una cuasi prohibición dentro de nuestro ADN y que se fue formando debido a los miles y miles de años que nuestra raza humana a estado manejada por religiones politeistas y luego monoteistas y que queramos o no, nos han hecho incapaces de aceptar algo que aunque no lo hemos aun logrado comprobar, tenemos claridad de que así es.
De no ser así, debería existir un vestigio o un residuo de alguna hecatombe que afecto al resto del Universo y que no nos afecto a nosotros y nos convirtió en un paraíso dentro de este Universo y mirando para allá afuera, lo único que observamos es que este Universo es igual en todas direcciones y que las leyes se cumplen por todos lados y que nuestro problema es solo que aun no contamos con tecnología suficientemente avanzada para ver esas trazas que deben pulular por todos lados.
Lo anterior solo sirve de aval a la teoría creacionista y que incluso acepta lo que no puede comprobar.
Saludos extraterrestres para ti.
Abdel Majluf
el 21 de septiembre del 2018 a las 7:52
Amigo mío, el discrepar es saludable y, desde luego, pone sobre el tapete diferentes opiniones que, más adelante, se podrán despejar para poder saber cual de ellas era la que estaba más acertada. En esto de valorar las complejidades de lo que puebla el Universo, siempre habrá opiniones diferrntes y, desde luego, en lo concerniente al cerebro… ¡Mucho más! Es tan complejo que, ni nosotros mismos, sus portadores, lo podemos explicar..
Un abrqzo