Dic
19
¡La Ciencia! ¿Por qué no dejamos que vuele hacia el futuro?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Hacia el futuro ~ Comments (0)
Los cosmólogos nos dicen que, aproximadamente, sólo el 5 por 100 de la masa del Universo es del tipo de material del que estamos hechos nosotros, los seres humanos -”materia bariónica” (moléculas, átomos, protones, neutrones, electrones y demás). Que aproximadamente el 35 por 100 está en alguna forma desconocida de “materia oscura fría”, que (como la materia bariónica) puede ser atraída por la gravedad para formar halos alrededor de las galaxias, y también podría formar “galaxias” “estrellas” y “planetas” de materia oscura que no emiten luz. En lo que se refiere al 60 por 100 restante de la masa del universo; está en alguna forma igualmente desconocida de “energía oscura” (como la llaman ellos, los cosmólogos) que impregna el universo entero y posee una enorme tensión ¿Es su tensión mayor que su densidad de energía? ¿Pudiera entonces ser el tipo de material exótico necesario que algunos postulan para poder mantener abiertos los agujeros de gusano que nos llevarían a otros lugares muy lejanos?
Como veréis, todo parece una gran estructura compuesta por una inmensa cadena de especulaciones y, la mayoría de las cuestiones que exponemos están basadas en ellas, no tenemos el certificado de certeza que la ciencia exige para dar por buena una teoría.
Diagrama de un agujero de gusano en un espaciotiempo de dos dimensiones
¿Por qué es “curva” la geometría del espaciotiempo? Una razón por la que la introducción por parte de Minkowski de la idea de geometría espaciotemporal resultaba tan importante es que permitió a Einsteinutilizar la idea de geometría espaciotemporal curva para describir la gravedad. La propia frase “espaciotiempo curvo” tiene una imaginería tan mística que demasiado a menudo se rechaza como incomprensible. Al menos en un sentido, sin embargo, el argumento de que la gravedqad curva el esapciotiempo no sólo es comprensible, sino que es obligado.
Dos importantes predicciones derivadas de la Teoría General de la Relatividad de Einstein fueron confirmadas con una precisión sin precedentes gracias a una sonda espacial que fue diseñada precisamente con el ese objetivo. La Gravity Probe-B, una misión de la NASA, fue lanzada en 2004 y, con cuatro giroscopios ultraprecisos, estuvo midiendo el efecto de la curvatura del espacio-tiempo y el llamado efecto de arrastre de marco, en el que un cuerpo en rotación -la Tierra- arrastra el espacio-tiempo. “Imagine que la Tierra están inmersa en una sustancia viscosa como la miel, a medida que el planeta rota, la miel a su alrededor hará un remolino. Eso mismo sucede con el espacio tiempo”. “La Gravity Probe-B ha confirmado dos de las predicciones más profundas del universo de Einstein”. La sonda dejó de funcionar y los científicos publicaron los resultados de sus experimentos en la revista Physical Review Letters.
Esa sí es la manera admisible de proceder para la Ciencia, comprobar en todo momento lo que realmente ocurre con lo que predicen las teorías para, si son ciertas sus predicciones, otorgarles el certificado de credibilidad y, si no lo son, postergarlas y proseguir la búsqueda de otras que sí, coincidan con la realidad de lo que la Naturaleza es.
1) Distribución en 3D de la materia oscura en la zona del Universo estudiada. Foto: ESA. 2) Comparación de distribución de materia normal (izquierda) y materia oscura (derecha) en la misma zona del Universo estudiada. Foto: ESA.
Pero, los científicos tienen que vivir, los presupuestos y subvenciones tienen que ser justificados y, como podeis ver en lo que arriba contemplamos y las explicaciones que nos ofrecen de dichas imágines…¡la cosa no tiene remedio! Se realizan observaciones y se hacen estudios de los que se obtienen datos que no sabemos descifrar y, para justificar tanto esfuerzo y dinero, se lanzan al mundo explicaciones tan peregrinas como alñs que debajo de las imágenes podemos leer. Es pintar de manera que, la imagen resultante nos muestre lo que queremos ver. Todo esto me recuerda (salvando las distancdias) a los astrónomos de la antigüedad en China que, sin excepción, adaptaban las predicciones de las observaciones del Universo a las conveniencias del Emperador de turno.
Claro que, la Ciencia es joven. La empresa científica lleva en marcha menos de los 1.000 años que Alfred North Whitehead estimaba necesarios para que un n uevo modo de pensamiento penetre en el corazón de una cultura. Pese a todo, la Ciencia ya ha transformado profundamente el mundo, al menos de tres maneras: tecnológica, intelectual y también políticamente. Bastante culpa de los atrasos que podamos sufrir en el avance científico, no pocas veces, se debe al status establecido que no dejan que las cosas cambien, ellos están muy confortablemente situados en esta situación y, los nuevos paradigmas científicos, no les convienen.
Por muchas vueltas que podamos dar alrededor de una misma cosa…, nunca podremos avanzar, siempre estaremos situados en el mismo sitio. Así, el conjunto de prácticas que definen una disciplina científica durante un período específico de tiempo, como todo en nuestro Universo, no debe ser inamovible y, nuevas ideas, nuevos cambios y nuevas normas deben venir a suplir a las actuales que, como por otra parte es comprensible, deben ser renovadas con los nuevos conocimientos que de nuestro entorno, de la Naturaleza vamos adquiriendo.
Si eso es así (que lo es), un paradigma científico establece aquello que se debe observar; el tipo de interrogantes que hay que formular para hallar las respuestas en relación al objetivo; cómo deben estructurarse dicho interrogantes; y cómo deben interpretarse los resultados de la investigación.
Cuando un paradigma ya no puede satisfacer las necesidades de una Ciencia (por ejemplo, ante nuevos descubrimientos que invalidan los conocimientos prevuios), es sucedido por otro. Se dice que un cambio de paradigma es algo dramático para la ciencia, ya que éstas aparecen como estables y maduras y, por eso precisamente cuesta tanto admitir nuevos paradigmas que nos traeran, en este caso, la nueva ciencia y otras maneras y formas de interpretar lo que observamos a nuestro alrededor. Llevamos ya mucho tiempo estancados en las teorías de la relatividad general y la cuántica, se necesitan nuevos caminos que recorrer y otras ideas nuevas y atrevidas que, como la teoría de cuerdas (por ejemplo), nos transporte a otros universos, otras maneras de “ver”.
Los logros tecnológicos de la Ciencia han hecho al mundo desarrollado más rico en ideas y, los avances en todos los ámbitos del saber humano (sobre todo en la Física), han posibilitado incluso mejoras en el mundo de la salud con sus contribuciones que abarcarían una larga lista que hace posible que ahora, nuestras medias de vida, estén en los 80 años. Claro que, tanto adelanto, también ha venido a elevar nuestro nivel de ansiedad. Parte de esa ansiedad surge de la razonable aprensión de que el poder tecnológico, como todo poder, tiene sus peligros. Claro que, algo de ello tiene que ver con el hecho de que muchas personas se encuentran rodeadas (y, a veces amenazadas) por máquinas cuyo funcionamiento no entienden, y tras las que hay una actividad científica que tampoco entienden. Acordaos de la que se formó cuando se puso en marcha el LHC.
Ahora observamos el espacio interestelar y, más o menos, con mucha aproximación, podemos interpretar casi todo lo que vemos. Intelectualmente, la Ciencia nos ha traído una nueva forma de pensar en la que no hay sitio para el miedo, la supertición o la obediencia ciega a la autoridad que han sido reemplazadas por una forma de indagación y de experimento para poder llegar a la verdad de las cosas y poder contestar a tantos por qués que surgen en nuestro camino. Como resultado, los que tienen la suerte de tener una formación científica se ven ahora engranados en una madeja de vida de la que han brotado, pasajeros a bordo de uno de los miles de millones de planetas en un universo en expansiòn de extensión desconocida y quizá infinita.
Para algunos, esa nueva visión es excitante y estimulante, pero para otros es vagamente amenazadora (lo que no se comprende da miedo). Estos últimos retiran la vista del Telescopio para preguntar: “¿No hace todo esto que te sientas insignificante, ante tánta grandeza?” Quizá un término más preciso sea “inseguro”. La Ciencia amenaza no sólo las viejas concepciones sobre nosotros mismos (como aquella absurda idea de que ocupábamos el centro del Universo) sino también las viejas maneras de pensar (por ejemplo, que nuestra profunda sensación de que algo debe ser verdadero tiene relación con la cuestión de si realmente puede demostrarse que es verdadero). Esta amenzaza es real en ambos aspectos, debería ser reconocida como tal por los que se dedican a divulgar la ciencia (yo, al menos así lo reconozco), aunque también somos libres, si nos sentimos cómodos viviendo con tales “peligros”, para explicar como son, realmente las cosas.
Por una crianza antiautoritaria de nuestras hijas e hijos
La Ciencia es intrínsecamente antiautoritaria: reemplaza los sistemas de arriba-abajo de pensamiento político que Thomas Paine agrupaba bajo el término “despotismo”, por un sistema de abajo-arriba, en el que cualquiwera capaz de hacer observaciones competentes y realizar experimentos controlados puede ser acertadamente considerado como una fuente potencial de autoridad -una autoridad que r3eside, no en el individuo sino en los resultados.
La Ciencia nos anima -en realidad, nos obliga- a vivir con la duda y la ambigüedad, y a apreciar la vastedad de nuestra propia ignorancia. Estos hábitos mentales han calado, hasta cierto punto, en el dominio de los asuntos políticos tanto como los científicos. Como decía Richard Feyman, “El Gobierno de los Estados Unidos se desarrolló bajo la idea de que nadie sabía cómo formar un Gobierno, o cómo gobernar. El resultado es la invención de un sistema para gobernar cuando no se saber cómo hacerlo. Y la forma de conseguirlo es permitir un sistema, como el que nosotros tenemos, en el que nuevas ideas puedan desarrollarse, ensayarse y desecharse”.
Claro que, Richard Feyman hablaba de otra cosa. Él quería que los físicos pudieran desarrollar sus ideas sin trabas y con ,os medios necesarios para poder llegar a esas verdades que incansables buscamos.
La práctica de la Investigación Científica exige y requiere libertad de expresión y asociación, Ya es suficientemente difícil hacer física sin que te digan también que no puedes ir a la mitad de las conferencias relevantes, y que tus ideas ¡deben adecuarse a la filosofía oficial! para que no te quedes fuera de juego, es decir, sentado en el banquillo mirando como otros sí pueden jugar al ser más maleables y adaptativos.
Es una lástima que, aún hoy día, pasada la primera década del siglo XXI, las cosas continúen siendo así. Los físicos, como cualesquiera otros científicos, no pueden estar confinados de esa manera que les impida expresarse con libertad y puedan exponer sus ideas, estén éstas cercanas o no al establemint establecido en el momento.
La Ciencia, amigos míos, necesita libertad de expresión, de exponer libremente sus ideas y de, sin ninguna traba, poder publicar sus descubrimientos sean o no convenientes para el poder erstablecido. Si no dejamos que la Ciencia surja y siga su camino…¡apaga y vamonos!
emilio silvera