Jul
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Sucesos del pasado – Noticias de Prensa
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (0)
El Hubble ha estado 25 años observando los efectos de la gran explosión ocurrida hace más de un siglo en Eta Carinae – ESA/Hubble
El Hubble capta el “bombazo” que borró una estrella del cielo hace 170 años.
Astrónomos han observado la luz ultravioleta liberada por Eta Carinae, una estrella gigantesca que se convirtió en la segunda más brillante del cielo al estallar, pero que luego se desvaneció
Hace 170 años una estrella llamada Eta Carinae se convirtió en el segundo punto más brillante del cielo, solo por detrás deSirio A, gracias a un estallido que duró 18 años y que se conoce como Gran Erupción. Sin embargo, con el tiempo su luz se fue haciendo más tenue y llegó un momento en que se hizo difícil incluso poder verla con el ojo desnudo.
El momento del “bombazo”
El interés de Eta Carinae, situada a 7.500 años luz, radica en que está formada por dos o tres estrellas que sufren impresionantes erupciones cada cierto tiempo. La Gran Erupción formó una nebulosa que oscurece su luz, y que se conoce como nebulosa del homúnculo (porque tiene forma de hombrecillo), pero hoy en día su luz nos sigue dando pistas sobre cómo viven las estrellas y qué ocurre con la materia en condiciones extremas. Recientemente, el vetusto telescopio espacial Hubble ha obtenido una imagen en el rango del ultravioleta que ha sorprendido a los astrónomos, porque les ha mostrado la presencia de capas de gas cuya existencia se desconocía, y que son importantes para entender este sistema estelar.
«Usamos el Hubble durante décadas para estudiar Eta Carinae en el rango de la luz visible e infrarroja», ha explicado en un comunicado Nathan Smith, investigador en el Observatorio Steward de la Universidad de Arizona. «Pero esta nueva imagen en ultravioleta parece sorprendentemente distinta, y revela gas que no vimos en las imágenes anteriores».
Gracias a la potente cámara de campo ancho del Hubble, los científicos han observado los espectaculares fuegos artificiales procedentes de Eta Carinae. Según los investigadores, las nuevas capas de gasobservadas parecen haber sido expulsadas de la estrella justo antes de la Gran Erupción. Por eso, creen que este gas puede ayudar a comprender los orígenes de la impresionante erupción estelar. Y así poder sumergirnos en los vientos y terribles fuerzas que dan forma a las estrellas.
Antes de esta observación, sencillamente no se había visto esta masa. «Este material extra es rápido, y aumenta aún más la energía que tiene una explosión estelar que ya era potente», ha dicho Smith.
Foto del Hubble tomada en 1995 de Eta Carinae. Los lóbulos se expanden con una velocidad de millones de kilómetros por hora – Jon Morse (University of Colorado) & NASA Hubble Space Telescope
Estudiar Eta Carinae es muy importante para los astrofísicos porque solo se ha observado algo comparable en un puñado de ocasiones, y nunca con tanta violencia.
Una estrella excepcional
Este objeto está formado por al menos dos estrellas. La más interesante es una azul variable, una estrella supergigante o incluso hipergigante que tienen un comportamiento impredecible y que de las que se conocen menos de veinte, en todo el Universo. Cada cierto tiempo, este tipo de estrellas sufren drásticos aumentos de su brillo y su espectro. Y, en ocasiones, experimentan enormes estallidos que a veces se confunden con supernovas. Dado su «temperamento» y su enorme masa, no sorprende que estas estrellas tengan vidas muy cortas, de solo millones de años, y que para los astrónomos sea posible ver cómo evolucionan incluso con el paso de las décadas.
La estrella azul variable de este objeto, a la que se conoce como Eta Carinae A, es excepcionalmente luminosa. Tiene una masa de 150 a 250 masas solares y eso que, durante la Gran Erupción, pudo perder hasta la tercera parte de su masa, generando la propia nebulosa del homúnculo. Parece que sus días acabarán en no mucho tiempo, en términos astronómicos, con una violentísima supernova, que podría ser incluso la más brillante observada en toda la historia.
Junto a esta se encuentra Eta Carinae B, una estrella blanca-azulada más pequeña (de unas 30 a 80 masas solares) y extremadamente caliente.
Los extraños «hábitos» de Eta Carinae la llevaron a aumentar su brillo en 1837, hasta situarla por encima de Rigel, en un evento que los astrónomos llamaron Gran Erupción, y que se prolongó durante 18 años. Entre los 11 y 14 de marzo de 1843 la estrella se convirtió en la segunda más brillante del cielo. Después, su brillo declinó hasta desaparecer de la visión del ojo humano a partir de 1856.
Ya en 1892 volvió a aparecer en el cielo, antes de desvanecerse de nuevo. Desde 1940, su brillo ha ido aumentando hasta hacerla visible de nuevo… Sin duda esta peculiar estrella esconde secretos que los astrofísicos quieren investigar.