Oct
26
La importancia de las constantes universales
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Física ~ Comments (7)
Lo que sucede primero, no es necesariamente el principio. Antes de ese “Principio”, suceden algunas cosas que nosotros no hemos podido o sabido percibir. Sin embargo, hay cosas que no cambian nunca. Hace tiempo, los sucesos que constituían historias eran las irregularidades de la experiencia. Sabemos que lo que no cambia son las Constantes de la Naturaleza pero, tampoco cambia el Amor de una madre por un hijo, la salida y la puesta del Sol, nuestra curiosidad, y otras muchas cosas que conviven con nosotros en lo cotidiano.
Hay cosas en la Naturaleza que son inmutables
La velocidad de la luz en el vacío (c), La Gravitación universal (G), la constante de estructura fina (σ), la constante de Planck (h), la carga del electrón o masa del protón…. Si cualquiera de ellas variara aunque sólo fuese una diezmillonésima… la vida no sería posible.
Poco a poco, los científicos llegaron a apreciar el misterio de la regularidad y lo predecible del mundo. Pese a la concatenación de movimientos caóticos e impredecibles de átomos y moléculas, nuestra experiencia cotidiana es la de un mundo que posee una profunda consistencia y continuidad. Nuestra búsqueda de la fuente de dicha consistencia atendía primero a las leyes de la Naturaleza que son las que gobiernan como cambian las cosas. Sin embargo, y al mismo tiempo, hemos llegado a identificar una colección de números misteriosos arraigados en la regularidad de la apariencia. Son las Constantes de la Naturaleza que, como la carga y la masa del electrón o la velocidad de la luz, le dan al Universo un carácter distintivo y lo singulariza de otros que podríamos imaginar. Todo esto, unifica de una vez nuestro máximo conocimiento y también, nuestra infinita ignorancia.
En esta galaxia también están presentes las constantes de la Naturaleza
Esos números misteriosos (el valor de esas constantes fundamentales), son medidos con una precisión cada vez mayor y modelamos nuestros patrones fundamentales de masa y tiempo alrededor de su invariancia. Sin embargo, no podemos explicar sus valores. ¿Por qué la constante de estructura fina vale 1/137? Nadie puede contestar a esa “simple” pregunta. Sabemos que ahí, en esa constante, están involucrados los tres guarismos h, e, y c. El primero es la constante de Planck (la mecánica cuántica), el segundo el Electrón (el electromagnetismo), y, el tercero, la velocidad de la luz (la relatividad especial de Einstein).
Es prodigioso que nuestras Mentes evolucionadas hayan podido dilucidar esos misterios
A pesar del cambio incesante y la dinámica del mundo visible, existen aspectos misteriosos del ritmo del Universo que son inquebrantables en su constancia, así lo podemos comprobar en la fuerza gravitatoria o en la velocidad de la luz en el vacío entre otros. Son estas misteriosas cosas invariables las que hacen de nuestro Universo el que es y lo distingue de otros muchos que pudiéramos imaginar. Existe un hilo invisible que teje incesante una continuidad a lo largo y a lo ancho de toda la Naturaleza: Algunas cosas cambian para que todo siga igual.
Allí lejos, en esos otros mundos que, situados en galaxias lejanas son parecidos al nuestro, seguramente también, pasarán las mismas cosas que aquí
En regiones lejanas del Universo, por muy extrañas que nos pudieran parecer, también estarían regidas por las mismas constantes de la Naturaleza que en la nuestra, el Sistema solar. Esas constantes están presentes en todas partes y, al igual que las cuatro fuerzas fundamentales, disponen que todo transcurra como debe ser.
Así que, tomando como patrón universal esas constantes, podemos esperar que ciertas cosas sean iguales en otros lugares del espacio además de la Tierra, lo único que in situ, conocemos. Hasta donde nuestros conocimientos han llegado también parece razonable pensar que dichas constantes fueron y serán las mismas en otros tiempos además de hoy, ya que, para algunas cosas, ni la historia ni la geografía importan. De hecho, quizá sin un substrato semejante de realidades invariables no podrían existir corrientes superficiales de cambio ni ninguna complejidad de mente y materia. Todos sabemos, por ejemplo que, si la carga del electrón variara aunque sólo fuese una diez millonésima parte de la que es, la vida no podría existir.
Esas constantes hacen posible nuestra presencia aquí
La invariancia de las constantes hace posible que nuestro Universo contenga las maravillas que podemos en él observar. Sin embargo, a lo largo de la historia muchos se han empeñado en hacerlas cambiar…pero no lo consiguieron. No pocas veces tenemos que leer en la prensa o revistas “especializadas” noticas como estas:
“Nueva evidencia sostiene que los seres humanos vivimos en un área del Universo que está hecha especialmente para nuestra existencia. ¿Según los científicos? Esto es lo que más se aproxima a la realidad. El controversial hallazgo se obtuvo observando una de las constantes de la naturaleza, la cual parece ser diferente en distintas partes del cosmos.”
El problema de si las constantes físicas son constantes se las trae. Aparte del trabalenguas terminológico arrastra tras de sí unas profundas consecuencias conceptuales. Lo primero, uno de los pilares fundamentales de la relatividad especial es el postulado de que las leyes de la física son las mismas con independencia del observador. Esto fue una generalización de lo que ya se sabía cuando se comenzó a estudiar el campo electromagnético, pero todo lo que sabemos en la actualidad nos lleva a concluir que Lo que ocurra en la Naturaleza del Universo está en el destino de la propia Naturaleza del Cosmos, de las leyes que la rigen y de las fuerzas que gobiernan sus mecanismos sometidos a principios y energías que, en la mayoría de los casos, se pueden escapar a nuestro actual conocimiento.
Los posibles futuros de nuestro universo
Yo aconsejaría a los observadores que informaron y realizaron “el estudio” (que se menciona más arriba) que prestaran más atención o que cambiaran los aparatos e instrumentos de los que se valieron para llevarlo a cabo, toda vez que hacer tal afirmación, además de osados, se les podría calificar de incompetentes.
De estar en lo cierto, tal informe se opondría al principio de equivalencia de Albert Einstein, el cual postula que las leyes de la física son las mismas en cualquier región del Universo. “Este descubrimiento fue una gran sorpresa para todos”, dice John Webb, de la Universidad de New South Wales, en Sidney (Australia ), líder del estudio que sigue diciendo: Aún más sorprendente es el hecho de que el cambio en la constante parece tener una orientación, creando una “dirección preferente”, o eje, a través del Universo. Esa idea fue rechazada más de 100 años atrás con la formulación de la teoría de la relatividad de Einstein que, de momento, no ha podido ser derrocada (aunque muchos lo intentaron).
Los autores de tal “estudio” se empeñaron en decir que:
“La Tierra se ubica en alguna parte del medio de los extremos, según la constante “alpha”. Si esto es correcto, explicaría por qué dicha constante parece tener un valor sutilmente sintonizado que permite la química, y por lo tanto la vida, como la conocemos.
Con un aumento de 4% al valor de “alpha”, por ejemplo, las estrellas no podrían producir carbón, haciendo nuestra bioquímica imposible, según información de New Scientist.”
Siendo cierto que una pequeña variación de Alfa, no ya el 4%, sino una simple diezmillonésima, la vida no podría existir en el Universo. Está claro que algunos, no se paran a la hora de adquirir una efímera notoriedad, ya que, finalmente, prevalecerá la verdad de la invariancia de las constantes que, a lo largo de la historia de la Física y la Cosmología, muchas veces han tratado de hacerlas cambiantes a lo largo del tiempo, y, sin embargo, ahí permanecen con su inamovible estabilidad.
Veamos por encima, algunas constantes:
La Constante de Gravitación Universal: G
La primera constante fundamental es G, la que ponemos delante de la fórmula de la gravedad de Newton. Es una simple constante de proporcionalidad pero también ajusta magnitudes: se expresa en N*m2/Kg2.
Es tal vez la constante peor medida (sólo se está seguro de las tres primeras cifras…), y como vemos la fuerza de la gravedad es muy débil (si no fuera porque siempre es atractiva ni la sentiríamos).
La Constante Electrica: K
No confundir con la constante K de Bolzman para termodinamica y gases..
La ley de Coulom es practicamente igual a la de la gravitación de Newton, si sustituimos las masas por las cargas, es inversa al cuadrado de la distancia y tiene una constante de proporcionalidad llamada K. La constante es la de de Coulomb y su valor para unidades del SI es K = 9 * 109 * N * m2 / C2
La velocidad de la luz c = 299.792.458 m/s y se suele aproximar por 3·10^8m/s
Según la teoría de la relatividad de Einstein, ninguna información puede viajar a mayor velocidad que la luz. Científicos australianos afirman, sin embargo, haber desarrollado las fórmulas que describen viajes más allá de este límite.
Que la velocidad de la luz es una constante se comprobó hasta la saciedad en diversos experimentos, como el famoso experimento Michelson-Morley que determinó mediante un interferómetro que la velocidad de la luz no dependía de la velocidad del objeto que la emitía, esto descartó de golpe la suposición de que hubiera un “eter” o sustancia necesaria por la que se propagara la luz.
En su lugar aparecieron las famosas transformaciones de Lorentz. La contracción de Lorentz explicaba el resultado del experimento. La rapidez constante de la luz es uno de los postulados fundamentales (junto con el principio de causalidad y la equivalencia de los marcos de inercia) de la Teoría de la Relatividad Especial.
Así que, amigos míos, esas cantidades conservarán su significado natural mientras la ley de gravitación y la de la propagación de la luz en el vacío y los dos principios de la termodinámica sigan siendo válidos. A tal respecto Max Planck solía decir:
“Por lo tanto, al tratarse de números naturales que no inventaron los hombres, siempre deben encontrarse iguales cuando sean medidas por las inteligencias más diversas con los métodos más diversos” .
En sus palabras finales alude a la idea de observadores situados en otros lugares del Universo que definen y entienden esas cantidades de la misma manera que nosotros, sin importar que aparatos o matemáticas pudieran emplear para realizar sus comprobaciones.
Estaba claro que Planck apelaba a la existencia de constantes universales de la Naturaleza como prueba de una realidad física completamente diferente de las mentes humanas. Pero él quería ir mucho más lejos y utilizaba la existencia de estas constantes contra los filósofos positivistas que presentaban la ciencia como una construcción enteramente humana: puntos precisos organizados de una forma conveniente por una teoría que con el tiempo sería reemplazada por otra mejor. Claro que Planck reconocía que la inteligencia humana, al leer la naturaleza había desarrollado teorías y ecuaciones para poder denotarlas pero, sin embargo, en lo relativo a las constantes de la naturaleza, éstas habían surgido sin ser invitadas y, como mostraban claramente sus unidades naturales (unidades de Planck) no estaban escogidas exclusivamente por la conveniencia humana.
La velocidad de c incide en todo el universo
Las constantes de la Naturaleza inciden en todos nosotros y, sus efectos, están presentes en nuestras mentes que, sin ellas, no podrían funcionar de la manera creadora e imaginativa que lo hacen. Ellas le dan el ritmo al Universo y hacen posible que todo transcurra como debe transcurrir.
Es curioso comprobar que, una de las paradojas de nuestro estudio del Universo circundante es que a medida que las descripciones de su funcionamiento se hacen más precisas y acertadas, también se alejan cada vez más de toda la experiencia humana que, al estar reducidas a un ámbito muy local y macroscópico, no puede ver lo que ocurre en el Universo en su conjunto y, por supuesto, tampoco en ese otro “universo” de lo infinitesimal que nos define la mecánica cuántica en el que, cuando nos acercamos, podemos observar cosas que parecen fuera de nuestro mundo, aunque en realidad, sí que están aquí.
La revolución de la mecánica cuántica empieza a materializarse, y el qubit es el principal protagonista. Siendo la unidad mínima de información de este extraño mundo, permitirá procesar toda la información existente en segundos. La revolución de la mecánica cuántica empieza a materializarse, y el qubit es el principal protagonista. Siendo la unidad mínima de información de este extraño mundo, permitirá procesar toda la información existente en segundos.
No podemos descartar la idea de que, en realidad, puedan existir “seres también infinitesimales” que, en sus “pequeños mundos” vean transcurrir el tiempo como lo hacemos nosotros aquí en la Tierra. En ese “universo” especial que el ojo no puede ver, podrían existir otros mundos y otros seres que, como nosotros, desarrollan allí sus vidas y su tiempo que, aunque también se rigen por las invariantes constantes univerales, para ellos, por su pequeñez, el espacio y el tiempo tendrán otros significados. Si pensamos por un momento lo que nosotros y nuestro planeta significamos en el contexto del inmenso universo… ¿No viene a suponer algo así?
Einstein nos dejó dichas muchas cosas interesantes sobre las constantes de la Naturaleza en sus diferentes trabajos. Fue su genio e intuición sobre la teoría de la relatividad especial la que dotó a la velocidad de la luz en el vacío del status especial como máxima velocidad a la que puede transmitirse información en el Universo. El supo revelar todo el alcance de lo que Planck y Stoney simplemente habían supuesto: que la velocidad de la luz era una de las constantes sobrehumanas fundamentales de la Naturaleza.
La luz se expande por nuestro Universo de manera isotrópica, es decir, se expande por igual en todas las direcciones. Así actúan las estrellas que emiten su luz o la bombilla de una habitación. Cuando es anisotrópica, es decir que sólo se expande en una dirección, tendríamos que pensar, por ejemplo, en el foco de un teatro que sólo alumbra a la pianista que nos deleita con una sonata de Bach.
La luz de las estrellas: Podemos ver como se expande por igual en todas las direcciones del espacio (Isotrópica)
Claro que, cuando hablamos de las constantes, se podría decir que algunas son más constantes que otras. La constante de Boltzmann es una de ellas, es en realidad una constante aparente que surge de nuestro hábito de medir las cosas en unidades. Es sólo un factor de conversión de unidades de energía y temperatura. Las verdaderas constantes tienen que ser números puros y no cantidades con “dimensiones”, como una velocidad, una masa o una longitud.
Las cantidades con dimensiones siempre cambian sus valores numéricos si cambiamos las unidades en las que se expresan.
Las constantes fundamentales determinan el por qué, en nuestro Universo, las cosas son como las observamos.
Y, a todo esto, la teoría cuántica y de la Gravitación gobiernan reinos muy diferentes que tienen poca ocasión para relacionarse entre sí. Mientras la una está situada en el mundo infinitesimal, la otra, reina en el macrocosmos “infinito” del inmenso Universo. Sin embargo, las fuerzas que rigen en el mundo de los átomos son mucho más potentes que las que están presentes en ese otro mundo de lo muy grande. ¡Qué paradoja!
¿Dónde están los límites de la teoría cuántica y los de la relatividad general? Somos afortunados al tener la respuesta a mano, Las unidades de Planck nos dan la respuesta a esa pregunta:
Supongamos que tomamos toda la masa del Universo visible y determinamos la longitud de onda cuántica. Podemos preguntarnos en que momento esa longitud de onda cuántica del Universo visible superará su tamaño. La respuesta es: Cuando el Universo sea más pequeño que la longitud de Planck (10-33 centímetros), más joven que el Tiempo de Planck (10-43 segundos) y supere la Temperatura de Planck (1032 grados). Las unidades de Planck marcan la frontera de aplicación de nuestras teorías actuales. Para comprender a qué se parece el mundo a una escala menor que la Longitud de Planck tenemos que comprender plenamente cómo se entrelaza la incertidumbre cuántica con la Gravedad.
El satélite Planck un observatorio que explora el universo lleva el mismo nombre del fundador de la teoría cuántica será pura coincidencia?. Crédito: ESA. La Gravedad cuántica queda aún muy lejos de nuestro entendimiento.
La Relatividad General la teoría de Einstein de la gravedad, nos da una base útil para matemáticamente modelar el universo a gran escala -, mientras que la Teoría Cuántica nos da una base útil para el modelado de la física de las partículas subatómicas y la probabilidad de pequeña escala, de la física de alta densidad de energía de los inicios del universo – nanosegundos después del Big Bang – en la cuál la relatividad general sólo la modela como una singularidad y no tiene nada más que decir sobre el asunto.
Las teorías de la Gravedad Cuántica pueden tener más que decir, al extender la relatividad general dentro de una estructura cuantizada del espacio tiempo puede ser que nosotros podamos salvar la brecha existente entre la física de gran escala y de pequeña escala, al utilizar por ejemplo la Relatividad Especial Doble o Deformada.
¡Es tanto lo que nos queda por saber!
El día que se profundice y sepamos leer todos los mensajes subyacentes en el número puro y adimensional 137, ese día, como nos decía Heisenberg, se habrán secado todas las fuentes de nuestra ignorancia. Ahí, en el 137, Alfa (α) Constante de estructura Fina, residen los secretos de la Relatividad Especial, la Velocidad de la Luz, c, el misterio del electromagnetismo, el electrón, e, y, la Mecánica Cuántica, es decir el cuanto de acción de Planck, h
emilio silvera
el 26 de octubre del 2019 a las 11:03
el 30 de octubre del 2019 a las 22:21
No pretendo criticar el artículo pero sí algunas cosas de las constantes universales (que me parecen muy oscuras), en especial la constante G y la velocidad constante de la luz.
A la vista de todas esas constantes para las que no se conoce ninguna explicación, parece bastante claro que debería existir otra física más profunda y más clara que toda la física conocida. Solo se mencionan dos formas de dar sentido a las constantes, una es la FINALIDAD que debería estar detrás de todo, y otra es la CASUALIDAD más increíble que se ha dado en llamar PRINCIPIO ANTRÓPICO. La tercera opción debería ser OTRA FÍSICA, y para eso hacen falta otros físicos con la imaginación más abierta, sin problemas cuando se trata de cuestionar unas cuantas doctrinas de la relatividad y la cuántica (que ya parecen sagradas). Está muy bien hacerse preguntas de todo lo que no sabemos, pero también está muy bien cuestionar lo que nos han enseñado, por si acaso fuera cierto que hasta la ciencia se vende al mejor postor y defiende sus propios intereses.
En cuanto a la gran G de la gravedad, que también está presente en la relatividad general, el problema no es únicamente que se haya medido con poca precisión, pues al fin y al cabo cada método de medida no tiene demasiada incertidumbre. El problema es que los diversos métodos de medida son contradictorios entre sí, con márgenes de medida que ni siquiera se solapan. Eso (desde mi razón) debería ser como mínimo una prueba de lo mal que se ha comprendido la gravedad, porque si se comprendiera se deberían corregir las desviaciones entre los diferentes experimentos. No es una cuestión de precisión sino posiblemente de una gravedad mal formulada, de una G que depende de la gran laguna de ignorancia que tenemos en la cabeza, pero como esa laguna es difícil de reconocer, ahí están muchos físicos investigando cómo se puede tapar con toneladas de materia y energía oscuras. A todas luces, la gran G no tiene nada de constante, y nadie ha formulado teorías nuevas con las que se intente dar cuenta del error, porque seguramente chocan contra la intolerancia que tanto sobra en la ciencia que nos ha tocado vivir.
En cuanto a la constancia de la velocidad de la luz, es correcto afirmar que un mismo fotón (el mismo y no dos fotones independientes) debería tener la misma velocidad para todos los observadores inerciales, aunque todos tengan diferentes velocidades entre sí. Yo no sé si de verdad lo dicen en serio los que defienden ese principio de Einstein, pues lo cierto es que hace aguas en todas sus vertientes. En primer lugar, la relatividad de Lorentz (autor de las transformaciones que llevan su nombre) es matemáticamente igual de buena que la de Einstein, considera la realidad física que debería ser responsable de la propagación de la luz, y la constancia de c se comprende como una consecuencia de un medio absoluto, aunque no se pueda medir. En segundo lugar, si un observador mide la velocidad de un fotón, dicho fotón es afectado por su sistema de medida y es imposible que otros observadores lo puedan medir. La constancia de c tiene por lo tanto una razón aberrante y ni siquiera tiene verificación experimental. El hecho de que siempre se mida la misma velocidad de la luz puede ser una sombra de otra verdad mucho más fundamental, y es que a los pobres fotones no les queda más remedio que “adaptarse” al sistema de medida que los captura, de tal forma que siempre se mide la misma velocidad como una consecuencia del medio absoluto en el que todo existe, y ese medio solo puede ser el vacío.
el 31 de octubre del 2019 a las 6:21
¡Hola, Jesús!
Tus ideas sobre el tema que tocas en el comentario, son, al menos refrescante, y te atrevez a decir lo que no pocos piensan y se callan. Está claro que damos por bueno muchas cosas que (seguramente) no lo son. Sin embargo, si tienen en cuenta la inmensa carga de ignorancia que nos acompaña… ¡Sabrías disculpar la carencia de ideas nuevas y de cómo nos agarramos a lo que ya, durante más de un siglo, hemos santificado!
Las dudas acuden a nuestras mentes, no sólo ya sobre las constantes y otros muchos temas que se dan por “casi sagrados” por la cúpula de la Ciencia que, asentada en esos conceptos, no quieren ni oir hablar de cambios que no comprenden. ¡Con lo bien que viven con su Cuántica y su Relatividad, su “materia oscura” y otras muchas cuestiones que, no están verificadas pero les viene de maravilla para “explicar” lo inexplicable!
Es cierto que tendrá que venir una nueva Física que, con nuevos puntos de vista y otras perspectivas exploren regiones nuevas en las que encontremos las respuestas que, por el momento nadie sabe darnos.
Decía Feynman que, el día que conociéramos lo que encierra el número 137 (e, c, h), es decir, el electromagnetismo, la velocidad de la luz y la constante de Planck, ese día, podríamos decir que sabemos.
Ya sabes que lo establecido (por la cúpula de la física que viven de maravilla con ello), es inamovible, los mandatarios ni quieren oír hablar de otras cuestiones ni idea “peregrinas” (como me dijeron en una ocasión cuando les dí mi parecer sobre la “materia oscura”) Están poco bien con su Modelo Estándar, sus constante, la Relatividad y la “materia oscura” de la que nadie sabe absolutamente nada, y, tampoco nos saben decir el por qué la G no quiere juntarse con las otras tres fuerzas-
Es preferible quedarse con lo que nos decía el sabio: “Es un gran saber, el saber que no sabemos”
Y, mientras llegan esas respuestas tan necesarias, seguiremos con lo que tenemos, es decir, la velocidad de la luz en el vacío (inamovible), la G (que nadie ha comprendido del todo), y las teorías que conducen todas las ideas del presente a pesar de su ya larga trayectoria y, mientras no surjan nuevas ideas…. estarán con nosotros.
Creo que está bien poner en cuarentena algunas de esas ideas “bien asentadas” pero que, no tienen una garantía del cien por ciento en su veracidad.
Paciencia amigo.
el 31 de octubre del 2019 a las 20:57
Hola Emilio. Sabía que no eras de los que se ofenden cuando alguien contradice a las normas establecidas, era evidente porque formulas muchas preguntas que todavía no tienen respuesta, y eso no es propio de los que quieren convencernos de que lo mejor es dejarlo todo como está. Por otra parte, comprendo que yo soy bastante más contrario que tú en lo que se refiere al rumbo que sigue la física. Si por mí fuera no dejaría títere con cabeza porque casi todo lo que están haciendo me parece un despropósito. Hace un siglo que la física se desconectó completamente de la realidad y se quedó con una serie de atajos matemáticos que suprimen los difíciles problemas de interpretación (pero necesarios). Hace un siglo que convirtieron a la luz y a la materia en una espiral de paradojas que ya no tiene salida, y eso es como guiarse con un mapa de la realidad acribillado de paradojas… ¿A dónde se puede ir?
Si de verdad están bloqueando todas las ideas que no comulgan con su parecer (y eso es lo que yo creo), al menos deberíamos destapar las incoherencias con toda la crítica posible, crítica constructiva, eso sí, pero como es evidente que no vamos a despertar su atención en absoluto, y nos van a ignorar porque creen que somos inofensivos para su reputación, dicha crítica debería enfocarse por otros caminos, en busca de los mismos “receptores” a los que ellos tratan de influir con sus divulgaciones. Ponen mucho esfuerzo en llegar a ese gran público que apenas entiende una palabra de lo que dicen, y eso significa que necesitan reconocimiento social, así que ahí está el campo de batalla en el que podemos defender todo lo que han arrasado desde hace más de un siglo. Si lo hacemos bien y sabemos contar las cosas con la verdad por delante, tenemos las de ganar a menos que los “receptores” prefieran la realidad contra intuitiva y absurda que les han vendido durante tanto tiempo.
Lo siento pero no creo que la “carencia de nuevas ideas” esté justificada por inocentes descuidos humanos, y es que la historia de la física también ha sido escrita por los que han ganado, y me refiero a ganado sin demasiados escrúpulos. Creo que sería un completo ingenuo si creyera que la física se ha creado a base de lo que llaman “método científico”, sin grandes oportunistas que honestamente dejarían pasar su oportunidad porque otros habían llegado primero. La historia no disculpó al espacio y al tiempo absoluto de Newton, ni al medio en el que se propaga la luz, pero creo que ahí están las nuevas ideas que tanto nos hacen falta en estos tiempos, las que habían sido lógicas desde siempre, pero dejaron de serlo cuando la ciencia se llenó de prejuicios interesados.
Es tremendamente difícil desarrollar “nuevas ideas”, y lo peor es que dicha dificultad viene acompañada de los éxitos cuánticos y relativistas que tan bien cubren las espaldas de los interesados. Si las nuevas ideas nacen siempre con las alas cortadas, es claro que la nueva física vendrá de la mano de las ideas más “peregrinas”, como siempre ha sido, así que hablando de ideas peregrinas… ¿cómo es la tuya en lo que se refiere a la materia oscura? No me hagas caso si no quieres, pero que conste que tu blog me gustaría mucho más si estuviera lleno de ideas peregrinas y no de conformismo.
el 1 de noviembre del 2019 a las 8:54
Comienzo por tu final.
Mi parecer sobre la “materia oscura” es que, los cosmólogos no tenían ni la menor idea del por que las galaxias y las estrellas dentro de ellas, se movían de la forma que lo hacían, y, un buen día alguien tuvo la idea de la dichosa “materia oscura” y todos en tropel fueron y se agarraron a ella como el que se ahoga a un clavo ardiendo, es decir, la “materia oscura” (al menos para mí), es como la alfombra debajo de la cual esconden su gran ignorancia.
Por lo demás, repito que “oír” tus pensamientos es como recibir una agradable ráfaga de aire fresco que limpia el ambiente de impurezas. Si pusiera en el blog mis propias ideas sobre muchas cuestiones que circulan como si de la Biblia se tratara… ¡Seguro que perdería visitantes! Me tacharían de fantástico.
De todas las maneras, me identifico con muchas de las cosas que piensas, y, desde luego no creo que sea bueno para la física el estancarnos en las mismas ideas y desechar algunas propuestas interesantes que podrían ser la llave de nuevos caminos inexplorados en los que estarían esas respuestas a preguntas planteadas y que nadie, hasta el momento, ha sabido contestar.
En el ámbito de la Física (como en tantos otros) los intereses creados cierran el camino a lo nuevo, y, cuando llegan nuevas ideas las rechazan con el miedo de perder lo que tienen.
Un cordial saludo.
el 1 de noviembre del 2019 a las 17:11
Gracias Emilio. No voy a insistir más en mis críticas porque presiento que ya me estoy pasando un pelín. Pero es posible que de vez en cuando te cuente alguna idea para saber lo que piensas. Hoy te planteo el tema del tiempo absoluto… Mi parecer es que de verdad existe, y que allá en lo profundo del vacío está vibrando con la misma frecuencia para todas las partículas del Universo, pero como es evidente, no lo vamos a conocer hasta que aprendamos a ver en ese vacío profundo del que nada o casi nada sabemos.
El tiempo ha sido encasillado en eso que miden los relojes, y eso es tan relativo como nos cuentan… ¡quién lo negaría! El problema es que los procesos internos de los relojes no son más que procesos de la materia, y su ritmo variable se debe a la materia y no al tiempo. La sola idea de achacar al espacio y al tiempo características de la materia ya es esencialmente absurdo, y todo lo que se deriva de ahí también lo será, aunque funcione matemáticamente. Si los relojes no miden tiempo, no hay lugar para las paradojas relativistas que tanto tiempo nos han hecho perder.
Se me ocurren varias formas de justificar que hay tiempo absoluto. Una forma es pensando en diferentes observadores que parten del mismo lugar y a la misma hora con la misma cantidad de combustible. Si viajan con diferentes velocidades y vuelven a juntarse más tarde (habiendo gastado diferentes cantidades de combustible), entonces los relojes de cada uno tendrán horas ligeramente distintas y aquel que tenga su reloj más retrasado habrá estado más cerca del reposo absoluto. No podemos encontrar algo en reposo absoluto, pero si entre varios observadores alguno ha estado más cerca, ¿no es una prueba de que existe? Lógicamente afectará la gravedad y las aceleraciones, pero si el experimento se hace sin gravedad, los relojes distinguirían de todos modos quién ha viajado más despacio en promedio… Nunca he pensado seriamente en los cálculos, pero si pueden hacerse, ¿no demostraría que sí existe una referencia absoluta?
Otra forma de probarlo es que los átomos en proximidad se sincronizan como metrónomos en una base que puede oscilar. Entre los átomos no hay más que vacío, así que dicho vacío tiene que cumplir las veces de un material elástico que mantiene conectados a los átomos, y como ese vacío lo alcanza todo, de alguna manera estará buscando siempre la misma frecuencia de oscilación. Nosotros no detectamos esa frecuencia, pero es muy posible que los átomos de la materia sí la sientan… ¿Qué opinas?
el 2 de noviembre del 2019 a las 8:40
Lp que opino, amigo mio, es que empleas la lógica en todas esas elucubraciones que planteas. Sin embargo (según parece), los resultados de muchos experimentos dan el resultado que dan, y, no debemos descartar el hecho de que dichos “aparatos” puedan ser más perfectos y no se ajusten en sus resultados a la realidad que buscamos. Cuando le preguntaron a Feynman ¿Qué es el Tiempo? lo único que supo contestar due: El Tiempo es algo que siempre ha estado ahí. Es decir, no quiso comprometerse a contestar una pregunta tan compleja que, hasta el momento, nadie ha sabido contestar de una manera científicamente creíble.
Sumergirse en el ámbito temporal… ¡Es muy complicado! Incluso podríamos hablar del Tiempo Psicológico, ya sabes, el enamorado que pasa una hora junto a su amada y le parecen fugases segundos, y, la misma hora para el enfermo aquejado de dolores en la cama del hospital… será un Tiempo eterno.
Nosotros hemos cuantizado el Tiempo, hemos querido meterlo en relojes para que la Sociedad sepa en cada momento lo que tiene que hacer, hemos utilizado el giro de la Tierra para darle Tiempo al día, y, el viaje de la Tierra alrededor del Sol para inventar el año, y, de esa manera tenemos diferentes paquetes de Tiempo que utilizamos según los casos.
Por otra parte, también hemos dividido el Tiempo en Pasado, Presente y Futuro. El pasado es el lugar en el que guardamos la Historia, lo que pasó, y, en parte de ella hemos estado y es un Tiempo que podemos recordar pero no visitarlo, es el Tiempo que se fue, el que nunca volverá.
El Presente (es un regalo, la misma palabra lo dice), es nuestro Tiempo dinámico, en el que podemos realizar los sueños, lo que no hagamos en el presente… ¡Nunca lo podremos hacer! Y, como tenemos tanta imaginación, nos hemos inventado el Futuro, un Tiempo que no existirá nunca, estamos condenados a vivir en el Presente que se vuelve Pasado y sigue siendo Presente. LO que llamamos Futuro es un Tiempo en el que nunca podremos estar, y, como el horizonte que vislumbramos desde la orilla del océano, nos acercamos hacia él y nunca lo podemos alcanzar. El Futuro que imaginamos será el Tiempo Presente de otros.
Creo que el Tiempo siempre es el mismo y su inexorable transcurrir es inmutable, son los sucesos, los hechos, los que nos hacen estimar que el Tiempo en una u otra situación ha cambiado, cuando en realidad lo que cambian son los hechos, el Tiempo debe ser una constante de la Naturaleza, ya que, en caso contrario… çVaya porqueria de Tiempo!
En fín. amigo mío, todo eso son puntos de vista de una mente que intelectualmente deja mucho que desear pero, así es como veo y entiendo el Tiempo que, como sabes, ha sido un quebradero de cabeza para los grandes pensadores desde la noche de los “Tiempos”.
Un cordial saludo.