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¡La Conciencia! ¿De dónde vendrá?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo de la Conciencia ~ Comments (10)
Democrito, nunca pudo sospechar, donde llegaría su idea. Aquella primera intuición de cómo estaba compuesta la materia. Él creyó en un indivisible á-tomo que, pasado el tiempo, resultó ser algo más complejo. Sin embargo, la idea era… la sombre de una realidad futura.
Una parte de la ciencia estudia la estructura y la evolución del Universo: La cosmología. Todas las civilizaciones tienen una idea sobre el origen de todas las cosas, una teoría sobre el Universo. La Cosmología que nos ocupa es otra posible interpretación del mundo: sus herramientas conceptuales y exegéticas reposan en la Ciencia. Existe hoy, en el siglo XXI, una teoría del Universo que posee el título de rigor y la verisimilitud de toda buena teoría física: “el modelo cosmológico estándar”. Veamos qué principios la sustenta.
Cuando algo es igual, cuando dos cosas son semejantes, cuando una cosa es similar a otra, decimos que es equivalente y, ¿somos nosotros iguales a los seres que arriba aparecen? Con algo más de evolución… creo que sí. Aunque no se, a ciencia cierta, si esa evolución está a nuestro favor o, en nuestra contra.
El Principio de Equivalencia
La cosmología se ocupa de todo lo que hay. El modelo estándar de la física de partículas nos proporciona una teoría sobre la materia. La Relatividad General nos procura una teoría sobre el espacio-tiempo y su relación con la materia-energía. La imposibilidad de distinguir físicamente aceleración de gravedad es lo que llamamos Principio de Equivalencia.
El gran salto intelectual de Einstein consistió precisamente en establecer la identificación entre gravedad y espacio curvado. La gravedad es espacio-tiempo curvado. , ¿qué curva el espacio-tiempo? La respuesta nos la da Einstein en su Teoria de la Relatividad General. La materia-energía deforma el espacio-tiempo. El Sol es el responsable de la curvatura del espacio-tiempo de su entorno.
La ecuación (ecuaciones) de Einstein (son 10 ecuaciones debido al carácter tensorial de la igualdad) consagran la geometrización de la Gravitación. Expresan cómo la materia-energía “obliga” al espacio–tiempo a curvarse. Sus soluciones nos dan la naturaleza concreta del espacio-tiempo correspondiente.
La Gravedad está presente en imagen de dos galaxias que, con sus enormes masas, se atraen la una a la otra y dibujan la geometría del espacio-tiempo. La realtividad de Einstein está ahí presente.
Aquellas civilizaciones del pasado le pusieron el de sus dioses y fantásticas criaturas a las constelaciones del cielo, y, hoy día, algunos de aquellos nombres aún perduran. Ellos querían “ver” en las figuras que veían, o, imaginaban ver, en las estrellas, a sus familiares dioses o a sus portentosos seres de fuerza y poderes inimaginables.
La cosmología observacional se ocupa de las propiedades físicas del Universo, como su composición física referida a la química, la velocidad de expansión y su densidad, además de la distribución de Galaxias y cúmulos de galaxias. La cosmología física intenta comprender estas propiedades aplicando las leyes conocidas de la física y de la astrofísica. La cosmología teórica construye modelos que dan una descripción matemática de las propiedades observadas del Universo basadas en comprensión física.
La cosmología también tiene aspectos filosóficos, o incluso teológicos, en el sentido de que trata de comprender por qué el Universo tiene las propiedades observadas. La cosmología teórica se basa en la teoría de la relatividad general, la teoría de Einstein de la gravitación. De todas las fuerzas de la Naturaleza, la gravedad es la que tiene efectos más espectaculares a grandes escalas y domina el comportamiento del Universo en su conjunto.
El espacio-tiempo, la materia contenida en el Universo con la fuerza gravitatoria que genera y, nuestras mentes que tienen conocimientos de que todo esto sucede…Presenta un asombroso panorama ante nosotros que, pretendemos saber sobre todo eso y, la realidad es, que no sabemos ni quiénes somos y, con certeza, ni cómo pudimos llegar hasta aquí.
De manera que, nuestro consciente (sentimos, pensamos, queremos obrar con conocimiento de lo que hacemos), es el elemento racional de nuestra personalidad humana que controla y reprime los impulsos del inconsciente, desarrollar la capacidad de adaptación al mundo exterior.
No podemos explicar el por qué, algunas mentes saben leer y comprender complejos mensajes que la Naturaleza les envía y, sin embargos, otras no llegan a discernir sobre esa verdad. ¡Es todo tan complejo!
Claro que pretender que la llama de una vela ilumine nuestra ignorancia…, no será posible y necesitaremos algo más. La evolución de nuestra especie (llevamos cientos de miles de años evolucionando), es lenta, y, hasta alcanzar el estadio de “visión” perfecta del mundo, nos queda un largo camino por recorrer. De , como en la Cosmología también en otras disciplina científica, estamos alcanzando cotas aceptables que, de no estropearlo nosotros mismos…Nos llevará muy lejos.
Al ser conscientes, entendemos y aplicamos nuestra razón natural clasificar los conocimientos que adquirimos mediante la experiencia y el estudio que aplicamos a la realidad del mundo que nos rodea. Claro que, no todos podemos percibir la realidad de la misma manera, las posibilidades existentes de que el conocimiento de esa realidad responda exactamente a lo que ésta es en sí, no parece fácil. Y, algunos perciben “cosas” que otros no estamos capacitados para percibir.
René Descartes
El Racionalismo es la corriente de pensamiento dominante en la Europa continental del siglo XVII que, de la misma manera que el Empirismo dominante en Inglaterra, reacciona positivamente ante los retos de la Revolución científica del siglo anterior.
Descartes, Leibniz, Locke, Berkeley, Hume (que influyó decisivamente en Kant), entre otros, construyeron una base que tomó fuerza en Kant, para quien el conocimiento arranca o nace de nuestras experiencias sensoriales, es decir, de los que nos suministra nuestros cinco sentidos, pero no todo en él procede de esos datos. Hay en nosotros dos fuentes o potencias distintas que nos capacitan para conocer, y son la sensibilidad (los sentidos) y el entendimiento (inteligencia). Esta no puede elaborar ninguna idea sin los sentidos, pero éstos son inútiles sin el entendimiento.
A todo esto, para mí, el conocimiento está inducido por el interés. La falta y ausencia de interés aleja el conocimiento. El interés puede ser de distinta índole: científico, social, artístico, filosófico, etc. (La gama es tan amplia que existen conocimientos de todas las posibles vertientes o direcciones, hasta tal punto es así que, nunca nadie lo podrá saber todo sobre todo). Cada uno de nosotros puede elegir sobre los conocimientos que prefiere adquirir y la elección está adecuada a la conformación individual de la sensibilidad e inteligencia de cada cual. Állí, en alguna , está el germen del interés-curiosidad de cada cual.
Este pequeño objeto es el origen de todo lo que sucedió después de aquel primer momento. Él nos trajo la materia y también hizo posible la vida al conformar seres en el entorno adecuado que, al evolucionar, llegaron a conquistar la consciencia de SER. Pero toda la realidad está encerrada en una enorme burbuja a la que llamamos Universo y que encierra todos los misterios y secretos que nosotros, seres racionales y conscientes perseguimos.
Todo el mundo sabe lo que es la conciencia; es lo que nos abandona cada noche cuando nos dormimos y reaparece a la mañana siguiente cuando nos despertamos. engañosa simplicidad me recuerda lo que William James escribió a finales del siglo XIX sobre la atención:
”Todo el mundo sabe lo que es la atención; es la toma de posesión por la mente, de una forma clara e intensa, de un hilo de pensamiento de entre varios simultáneamente posibles”.
Más de cien años más tarde somos muchos los que creemos que seguimos sin tener una comprensión de fondo ni de la atención, ni de la conciencia que, luego, no creo que se marche cuando dormimos, ella no nos deja nunca y los sueños son una buena prueba de ello. Además, no pocas veces, algunos se removerán intranquilos en las noches de mal dormir, pinchados por sus conciencias.
La conciencia es el conocimiento que una persona posee sobre sí misma y sobre su entorno, esta conciencia implica una serie de procesos cognitivos interrelacionados. Aquí mismo, muchas veces hemos tratado de explicar lo que la Conciencia es, sin conseguirlo del todo.
La falta de comprensión ciertamente no se debe a una falta de atención en los círculos filosóficos o científicos. que René Descartes se ocupara del problema, pocos han sido los temas que hayan preocupado a los filósofos tan persistentemente como el enigma de la conciencia.
Descartes, como para James más de dos siglos después, ser consciente era sinónimo de “pensar”: el hilo de pensamiento de James no era otra cosa que una corriente de pensamiento. El cogito ergo sum, “pienso, luego existo”, que formuló Descartes como fundamento de su filosofía en Meditaciones de prima philosophía, era un reconocimiento explícito del papel central que representaba la conciencia con respecto a la ontología (qué es) y la epistemología (qué conocemos y cómo le conocemos).
¿Que serán los pensamientos? Son más rápidos que la luz y pueden construir cualquier cosa por extraña que pueda parecer. Son los productos de la Mente, Pueden llegar a cualquier parte y nos hace viajar a otros mundos y “vivir” lo que nunca podremos vivir en nuestra forma material.
¿Que decir de la facultad del pensamiento? El pensamiento, el discurso interior y la formación consciente de imágenes nos recuerdan…
Claro que tomado a pie juntillas, “soy consciente, luego existo”, nos conduce a la creencia de que nada existe más allá o fuera de la propia conciencia y, por mi , no estoy de acuerdo. Existen muchísimas cosas y hechos que no están al alcance de mi conciencia. Unas veces por imposibilidad física y otras por imposibilidad intelectual, lo cierto es que son muchas las cuestiones y las cosas que están ahí y, sin embargo, se escapan a mi limitada conciencia. Bastante hago ya con poder rememorar escenas del pasado o recrear, en mi imaginación otros que creo serán del futuro. Todo el entramado existente alrededor de la conciencia es de una complejidad enorme, de hecho, conocemos mejor el funcionamiento del Universo que el de nuestros propios cerebros.
Discurrir sobre el surgimiento de la conciencia y concluir si lo clasificamos como un proceso de aparición de una propiedad emergente o si consideramos que podemos explicarlo estudiando las potencialidades de las neuronas aisladamente, es necesario conocer lo mejor posible qué entendemos por “Conciencia” y, qué procesos ha tenido que recorrer para que tenga las propiedades que en ella podemos observar. Es dinámica y en evolución y, que sepqamos, sigue los mismos pasos que el Universo que la creó. Habrá que observar más detenidamente la naturaleza de la Conciencia que, con su inmensa complejidad, no nos deja llegar hasta una visión diáfana de lo que en realidad es. El Cosmos, aliado con el Tiempo, y, el “OJO” del Universo que nos mira, siguen los progresos de esa conciencia nuestra que no podemos comprender.
Nos pasamos la vida en intervalos de tiempos divididos lo consciente y lo inconsciente y, en ambos campos, ocurren cosas interesantes que no siempre podemos comprender, y, aunque de alguna manera, lo que imaginamos en el “mundo de los sueños” no siempre tiene una explicación, lo cierto es que, la razón existe pero, no sabemos verla.
¿Cómo surge la conciencia como resultado de procesos neuronales particulares y de las interacciones entre el cerebro, el cuerpo y el mundo? ¿Cómo pueden explicar estos procesos neuronales las propiedades esenciales de la experiencia consciente? Cada uno de los estados conscientes es unitario e indivisible, pero al mismo tiempo cada persona puede elegir entre un ingente de estados conscientes distintos.
¿Tendrá memoria la materia?
Muchos han sido los que han querido explicar lo que es la conciencia. En 1.940, el gran neurofisiólogo charles Sherrington lo intento y puso un ejemplo de lo que él pensaba sobre el problema de la conciencia. Unos pocos años más tarde también lo intentaron otros y, antes, el mismo Bertrand Russell hizo lo propio, y, en todos los casos, con más o menos acierto, el resultado no fue satisfactorio, por una sencilla razón: nadie sabe a ciencia cierta lo que en verdad es la conciencia y cuales son sus verdaderos mecanismos; de hecho, Russell expresó su escepticismo sobre la capacidad de los filósofos alcanzar una respuesta:
“Suponemos que un proceso físico da comienzo en un objeto visible, viaja hasta el ojo, donde se convierte en otro proceso físico en el nervio óptico y, finalmente, produce algún efecto en el cerebro al mismo tiempo que vemos el objeto donde se inició el proceso; pero este proceso de ver es algo “mental”, de naturaleza totalmente distinta a la de los procesos físicos que lo preceden y acompañan. concepción es tan extraña que los metafísicos han inventado toda suerte de teorías con el fin de sustituirla con algo menos increíble”.
Está claro que en lo más profundo de ésta consciencia que no conocemos, se encuentran todas las respuestas planteadas o requeridas mediante preguntas que nadie ha contestado. Sin embargo, otras veces pienso que, no siempre sabemos plantear la pregunta adecuada.
Al comienzo mencionaba el cosmos y la gravedad junto con la consciencia y, en realidad, con más o menos acierto, de lo que estaba tratando era de ver que todo ello, es la misma cosa. Universo-Galaxia-Mente. Nada es independiente en un sentido global, sino que son partes de un todo que llamamos Universo y están estrechamente relacionados.
Sí, todo el universo “infinito” está dentro de nuestras mentes, allí debemos buscar llegar a comprender. Arriba, en esa Nebulosa inmensa y maravillosa, se forjan las nuevas estrellas y los mundos nuevos, y, en ellos, surgen formas de vida que, algunas veces, son portadoras de mentes privilegiadas que llegan a tener Conciencia de SER.
Una Galaxia es simplemente una parte pequeña del Universo, nuestro planeta es, una mínima fracción infinitesimal de esa Galaxia, y, nosotros mismos, podríamos ser comparados (en relación a la inmensidad del cosmos) con una colonia de bacterias pensantes e inteligentes. Sin embargo, toda parte de lo mismo y, aunque pueda dar la sensación engañosa de una cierta autonomía, en realidad todo está interconectado y el funcionamiento de una cosa incide directamente en las otras. Una ínfima variación en la fuente de partida, puede incidir de tal manera en el resultado final que, ni seríamos capaces de reconocerlo. ¡La causalidad! Todo lo que ocurre tiene su origen en lo que ocurrió y, el futuro está cargado del presente.
Pocas dudas pueden caber a estas alturas del hecho de que poder estar hablando de estas cuestiones, es un milagro en sí mismo. Después de millones y millones de de evolución, se formaron las conciencias primarias que surgieron en los animales con ciertas estructuras cerebrales de alta complejidad que, podían ser capaces de construir una escena mental, pero con capacidad semántica o simbólica muy limitada y careciendo de un verdadero lenguaje.
¡Cuántas historias nos podría contar el estrecho de Gibraltar!
Si pasamos el estrecho de Gibraltar el Mediterráneo al Atlántico, bordeando la costa del Golfo de Cádiz, antes de llegar a la costa de Portugal, allí está mi casa. En la imagen, si pudiera acercármela un poco más, vería hasta las plantas que mi santa esposa tiene en la terraza de nuestro piso .
Actualmente solo conocemos la vida en nuestro planeta, La Tierra. Pero sabemos que los seres vivos son expansivos, pertinaces y aprovechan cualquier oportunidad prosperar. Se han encontrado moléculas orgánicas, precursoras de la vida fuera de nuestro planeta y los humanos nos preguntamos si en la inmensidad del Universo no habrá seres vivos además de en nuestro insignificante planeta.
El habitat de los seres vivos que comparten con nuestra especie la hermosa Tierra en la que nos tocó emerger a la vida, son a veces ¡tan distintos a nosotros!, ni podemos comunicarnos plenamente con ellos. Sin embargo, Son como nosotros, están conformado por los mismos elementos y también, aunque divididos en distintos grupos para poder tenerlos clasificados, todos tenemos una cosa en común: el origen de nuestra estancia aquí, es el mismo.
Somos parte del Universo y a él estamos conectados por los hilos invisibles de la evolución
La conciencia de orden superior (que floreció en los humanos y presupone la coexistencia de una conciencia primaria) viene acompañada de un sentido de la propia identidad y de la capacidad explícita de construir en los estados de vigilia escenas pasadas y futuras. Como mínimo, requiere una capacidad semántica y, en su más desarrollada, una capacidad lingüística. Los procesos neuronales que subyacen en nuestro cerebro son en realidad desconocidos y, aunque son muchos los estudios y experimentos que se están realizando, su complejidad es tal que, de momento, los avances son muy limitados. Estamos tratando de conocer la máquina más compleja y perfecta que existe en el Universo (de hecho, otras similares o superiores, también podrían estar presentes en él).
Puede que estemos llamados a construir algo bonito y hermoso, o, ya lo estamos haciendo
Si eso es así, resultará que después de todo, no somos tan insignificantes como en un principio podría parecer, y solo se trata de tiempo. En su momento y evolucionadas, nuestras mentes tendrán un nivel de conciencia que estará más allá de las percepciones físicas tan limitadas. Para entonces, sí estaremos totalmente integrados y formando parte, como un todo, del Universo que ahora sólo presentimos y que, aún, no hemos llegado a conocer. Está claro que uno de los problemas con los que nos encontramos, quizá el más complejo, sea que nosotros, somos parte del secreto que tratamos de .
El carácter especial de la conciencia me hace adoptar una posición que me lleva a decidir que no es un objeto, sino un proceso y que, desde este punto de vista, puede considerarse un ente digno del estudio científico perfectamente legítimo. Claro que, la Conciencia que está y se desarrolla en nuestro cerebro, en un medio material, llega a adquirir entidad propia y se eleva sobre la materia para convertirse en algo superior que llega a comprender a distancias situadas mucho más allá de la mera entidad objeto físico de la que forma parte.
Nuestro Cerebro Contiene cerca de 100 mil millones de Neuronas y unos 100 trillones (es decir 100 millones de millones) de conexiones ellas, Esto destaca la posibilidad de que Podemos re-configurar nuestros pensamientos Y emociones para ser Co-Creadores de nuestra propia vida Usando el inmenso poder de la mente
¡Cien mil millones de Neuronas! Tantas como estrella tiene la Vía Láctea. Conexiones a cientos de miles que procesan la información. La actividad eléctrica del cerebro es objeto de muchos estudios e investigaciones que, por ejemplo, intentan interpretar las ondas cerebrales para saber de los mecanismos de nuestras mentes que, están clasificados los secretos más complejos del Universo.
La conciencia plantea un problema especial que no se encuentra en otros dominios de la ciencia. En la Física y en la Química se suele explicar unas entidades determinadas en función de otras entidades y leyes. Podemos describir el agua con el lenguaje ordinario, pero podemos igualmente describir el agua, al en principio, en términos de átomos y de leyes de la mecánica cuántica. Lo que hacemos es conectar dos niveles de descripción de la misma entidad externa (uno común y otro científico de extraordinario poder explicativo y predictivo. Ambos niveles de descripción) el agua líquida, o una disposición particular de átomos que se comportan de acuerdo con las leyes de la mecánica cuántica (se refiere a una entidad que está fuera de nosotros y que supuestamente existe independientemente de la existencia de un observador consciente.)
En el caso de la conciencia, sin embargo, nos encontramos con una simetría. Lo que intentamos no es simplemente comprender de qué manera se puede explicar las conductas o las operaciones cognitivas de otro ser humano en términos del funcionamiento de su cerebro, por difícil que esto parezca. No queremos simplemente conectar una descripción de algo externo a nosotros con una descripción científica más sofisticada. Lo que realmente queremos es conectar una descripción de algo externo a nosotros (la mente), con algo de nuestro interior: una experiencia, nuestra propia experiencia individual, que nos acontece en tanto que observadores conscientes. Intentamos meternos en el interior o, en la atinada ocurrencia del filósofo Tomas Negel, saber qué se siente al ser un murciélago. Ya sabemos qué se siente al ser nosotros mismos, qué significa ser nosotros mismos, pero queremos explicar por qué somos conscientes, saber qué es ese “algo” que nos hace ser como somos, explicar, en fin, cómo se generan las cualidades subjetivas experienciales.
En suma (y hablando en serio), deseamos explicar ese “Pienso, luego existo” que Descartes postuló como evidencia primera e indiscutible sobre la cual edificar toda la filosofía. Y, a todo esto, hemos llegado a saber que, en las estrellas se forman los elementos complejos necesarios para la vida, al agotar sus combustibles nucleares, las estrellas, siembran el espacio interestelar con inmensas Nebulosas ricas en moléculas de todo que se combinan y transforman, y, la química se une a la biología para hacer posible que, surjan, primero mundos y, más tarde, seres que evolucionan y pueden pensar, es decir, se ha recorrido el camino que va desde la materia inerte a los pensamientos.
Esa complejidad nos llevará muy lejos. Sin embargo, ¿Cómo podríamos saber todo lo que corre por la mente Humana? Sus intrincados laberintos y sus cien mil millones de neuronas nos hace tener un arma muy poderosa…¿Sabremos utilizarla? La mente humana, en el campo de las matemática, de la Física, de la biología y genética, en Química y en variadas tecnologías, ha llegado a alcanzar un nivel que, algunas veces no parecen de mundo.
¡Qué grandeza!
¿Sabremos algún día lo que la Conciencia es?
Podríamos decir que es un “milagro” en sí mismo, todo ese proceso por el que tiene que pasar la materia hasta constituirse en un SER consciente del entorno que lo rodea, del mundo que lo acoge, del Universo al que pertenece, de las estrellas donde residen sus orígenes y, ¿llegaremos a saber algún día qué tan largo recorrido?
“Todas las cosas son, pero no de la misma manera” Aquel sabio, con sus palabras, elevó “las cosas” a la categoría de ser. Y, si lo pensamos bien, el hombre llevaba toda la razón, ya que, la materia es, y, sólo le queda evolucionar y transformarse adquirir la conciencia de la que nosotros podemos disfrutar para saber sobre muchas de las “cosas” que en el Universo son.
emilio silvera
el 30 de octubre del 2015 a las 21:35
Muy buen post, muchas gracias Emilio.
el 31 de octubre del 2015 a las 2:41
Estimado. Emilio, hace unas semanas te envíe unos correos,la semana que viene en mi blog. El origen de la conciencia y su función, y a la semana
Siguiente, el origen de la crisis y su filosofía, esta es la función de la conciencia, para tener una evolución favorable, en mi perfil de twitter puedes ver el enlace de mi blog, y la última experiencia que he tenido, la función que tiene nuestros orígenes con el ser humano.
Twitter. @juanestebangarr
el 31 de octubre del 2015 a las 8:56
Buenos dias JuAN Esteban,me parece muy interesante y acertada,la funcion de la conciencia es la de emerger la totalidad de quienes somos,simplemente se manifiestra atraves de cuando TE DAS CUENTA,es decir ser cosciente de…no hay hemmamienta mas poderosa que el CONOCERTE A TI MISMO,cuando empiezas a reconocerte como parte y todo,como tus actos tus decisiones influyen directamente en la expansion y alimentacion del propio universo,cuando eres cosciente de que el universo eres TU,y que todas las personas seres etc,estan conectadas con su punto de origen un unico punto,estamos aqui para comprender la materia y ser capaces de regresarla a su origen EL ESPIRITU.
Un abrazo Fraternal .´.
el 1 de noviembre del 2015 a las 6:35
Estimado amigo:
Me tienes que disculpar, estos últimos tiempos he tenido mucchísimo trabajo en el despacho y, el tiempo dedicado al Blog ha sido escaso y precipitado. Lo cierto es que no he podido leer tus correos y, sin un conocimiento de causa completo de los temas que comento,,, Prefiero callar. De todas las maneras, tiempo tendremos por delante.
Un cordial saludo.
el 4 de diciembre del 2019 a las 4:07
Hola, Amigo Emilio.
Muy bueno el artículo, como nos tienes acostumbrados.
Tengo un matiz con tu interpretación del enunciado cartesiano “Cogito ergo sum”. Yo entiendo que se traduce como “Pienso, por tanto existo”, es decir la conciencia de sí y del entorno como prueba de la propia existencia. De ninguna manera esto implica la negación de la existencia de lo que no tenemos conciencia.
Si deducimos que “si pensamos, existimos; luego lo que no pensamos no existe” caemos en un silogismo de falsa oposición, pues hay otras alternativas: La conciencia de ser es una prueba de nuestra existencia, pero hay otras existencias de las que podemos tener conciencia o no, independientemente de la primera. La negación de “lo demás” no está incluída ni explícita ni implícitamente en el enunciado que es una proposición exclusivamente afirmativa
Un abrazo..
el 4 de diciembre del 2019 a las 6:50
¡Hola, estimado amigo!
Buena observación y tan aguda como otras a las que nos tiene acostumbrados. Cuando se habla del Ser, los filósofos tuvieron que acudir a la metafísica, esa rama de la filosofía que se ocupa de los problemas más complejos que aún, no han sido dilucidados por nuestra especie que trata, sin descanso, de saber el por qué de las cosas, y, desde luego, la Conciencia y el Ser, son los mayores desafíos a los que nos hemos podido enfrentar a partir de la existencia de la vida que evolucionó (al menos en nosotros en este planeta) hasta ese nivel de ideas, pensamientos y sentimientos.
Un abrazo, amigo mío.
el 12 de junio del 2020 a las 16:17
La Consciencia explicada (y algo más)
A modo de introducción.
En tanto no sepamos qué es la Vida, tiene sentido calificar a la materia con vida como “Vida Encarnada en Materia”. La materia inanimada se diferencia de la materia con vida por la capacidad que tiene esta última para llevar a cabo acciones. Implícito en toda acción hay un “sujeto de acción”, una Entidad a la que llamaremos “Individuo”, individuo que posee un cuerpo material. Todo individuo forma parte de un medio, medio en el que tienen lugar las acciones que realiza. El individuo “captura” información procedente del medio, información que al ser –literalmente- “in-corporada” adquiere significado para el individuo. La interacción del individuo con su medio relevante da lugar a “experiencia de vida”. La información con significado –experiencia de vida- es susceptible de ser “almacenada” por el individuo y de ser empleada para participar en la diagramación de su accionar futuro. El ADN contiene información con significado. La acción es una apuesta, y como toda apuesta, alude al futuro. La acción altera las condiciones del medio relevante del individuo. La Materia solo existe en el Presente, y si bien las acciones del individuo solo tienen cabida en el Presente, involucran tanto al Pasado como a un eventual Futuro. Implícito en el afán de sobrevivir está el propósito de estar vivo más allá del presente en el que se habita. Sobrevivir es condición para evolucionar. La evolución de toda forma de vida viene siendo como una carrera de postas, donde el relevo es la experiencia de vida y el corredor es el individuo que porta la vida. A través de la reproducción se transmite información con significado de una generación a la siguiente. No sabemos si la evolución tiene un “sentido” o ”propósito”. De tenerlo, la breve existencia temporal del individuo tendría sentido/propósito. La evolución “transita” de lo simple a lo complejo. El “nivel” o “grado” evolutivo de una forma de vida dice relación con “el volumen” de información con significado susceptible de ser administrado por dicha forma de vida. En la medida en que se incrementa el volumen de información con significado que se administra, se incrementa el potencial de acción. Hay una suerte de “ley evolutiva” que reza: “hoy puedo/tengo cinco, mañana podré/tendré ocho; hoy tengo/puedo ocho, mañana podré/tendré once” y así sucesivamente” Asumimos que un perro, como entidad, tiene vida. De poseer vida un perro, dicha característica sería una propiedad emergente de la agrupación de células que le conforman. En efecto, reconocemos que cada célula del cuerpo de un perro es un individuo, esto es, “localizamos” a la vida en cada una de sus células, sin embargo no existe un particular “lugar” del cuerpo de un pluricelular con cerebro donde está “ubicada” la vida que asumimos posee un individuo pluricelular.
La Consciencia.
En términos generales, el cerebro almacena y procesa información. La información que almacena dice relación con experiencia de vida del individuo. La experiencia de vida, si bien tiene por origen acontecimientos que tuvieron lugar en un particular Presente, refiere al Pasado. A través de los sentidos se captura información contenida en el medio relevante del individuo. A partir de lo que se percibe, y haciendo uso de la experiencia de vida, el cerebro le asigna significado a lo percibido. A la par de asignarle significado a lo percibido el cerebro genera alternativas de acción futura. El cerebro construye y administra un correlato mental del medio relevante. El genoma de todo ser vivo contiene información con significado que ha sido adquirida a lo largo de la historia evolutiva del ser vivo. Por cierto, es limitada la capacidad para almacenar y procesar información, tanto del genoma como del cerebro. La capacidad para “aprender”, ya sea de una planta o de un ser vivo con cerebro, dice relación con la capacidad para almacenar experiencia de vida, experiencia de vida susceptible de ser empleada a futuro por el ser vivo para otorgarle significado a lo entonces percibido. El ser vivo con cerebro constituye un hito evolutivo de proporciones. Gracias al cerebro la evolución adquirió un nuevo ritmo. En efecto, la velocidad del genoma para “aprender” resulta ser en extremo lenta comparada con la velocidad de aprendizaje que otorga el cerebro. El cerebro amplía radicalmente las expectativas de acción del ser vivo. Tras la acción hay un evidente propósito por domeñar las condiciones futuras del medio relevante. El correlato mental del medio relevante viene siendo como una suerte de “fotografía” que pretende representar convenientemente las condiciones del medio a partir del significado que adquiere lo percibido. Aparejado al correlato mental surgen las expectativas de acción, y con ellas, estados futuros probables del medio. Siendo limitada tanto la capacidad de los sentidos para capturar información proveniente del medio como la capacidad del cerebro para administrar dicha información, nada tiene de extraño que la mencionada “fotografía” no solo sea incompleta sino borrosa en algunas zonas. Un mecanismo mental conocido como “la Atención” cumple el papel de “lente focal”. Si bien el proceso de captura de información tiene lugar en el Presente, el cerebro posee la capacidad para mantener convenientemente activadas memorias (agrupaciones de neuronas) previamente activadas vía percepción, acerca de segmentos del medio relevante que no están siendo percibidos en el presente. A través de este proceso se “actualizan” algunos segmentos de la “fotografía”. Así por ejemplo, si por volver mi cabeza hacia la derecha dejo de ver lo que está sucediendo a mi izquierda, no por ello deja de formar parte del correlato mental de mi medio relevante lo que dejé de percibir, ni se mantiene estática en el tiempo dicha representación. Si en el ejemplo anterior, antes de volver la cabeza hacia la derecha observé que mi perro, distante unos cien metros corría hacia mí, mi cerebro irá proyectando en el tiempo tal suceso. Si bien a medida que transcurran los segundos tal proyección irá siendo más difusa, menos certera, no por ello dejará de estar presente en el correlato mental de mi medio relevante mi perro. Es evidente que la mencionada “Actualización del Presente” tiene por origen la capacidad del cerebro para proyectar estados futuros del medio. A su vez es claro que en la Actualización del Presente –y por ende en la Proyección del Futuro- está implícito un determinado grado de incertidumbre. Tal incertidumbre atañe al tiempo/espacio. Todos los seres vivos con cerebro poseen la capacidad para proyectar eventuales estados futuros de su medio relevante, proyección en la que está presente la incertidumbre.
En la experiencia de vida que mi perro ha ido almacenando en su cerebro, están “latentes”, como memorias no activas, las biografías de un sinnúmero de entidades con las cuales ha interactuado a lo largo de su vida. Su experiencia de vida en la cual dichas entidades han participado a través de su diario vivir, ha ido caracterizando a dichas entidades, generando su cerebro una suerte de utilitaria biografía de cada una de ellas. La vasta experiencia de vida de mi perro en la cual yo he participado le permite llevar a cabo, cuando llego a casa, una adecuada lectura de mi estado de ánimo, lo que condiciona su accionar. En efecto, le basta una mirada para percatarse que estoy malhumorado. Entonces agacha sus orejas y se tiende en el piso. Si estoy de buen ánimo cuando abro la puerta, se me abalanza encima apenas me ve. Su cerebro, conforme a lo que percibe, activa convenientes memorias que aluden a información con significado contenida en la biografía que de mí posee. Para el cerebro de un niño que escucha por enésima vez el cuento de Caperucita Roja, Caperucita Roja es una entidad “muy real”, que forma parte de su presente y del mundo de la materia. El niño suele interrumpir el relato de su madre para preguntarle acerca de algunos detalles. Son preguntas del tipo “¿caperucita roja tiene hermanos?. ¿ en qué colegio estudia? ¿la castigan cuando no es obediente?” etc. El hecho de que los ojos del niño no consigan ver a caperucita roja, ni sus oídos escuchar su voz, no le impide a su cerebro “situar” a tal entidad en el correlato mental de su medio relevante. Cuando su madre le dice “caperucita roja se despertó, se vistió, se sentó a la mesa y se tomó el desayuno que le había preparado su mamá, consistente en una taza de leche y un pan con mermelada”, para el cerebro del niño cada uno de los eventos mencionados van sucediendo al momento en que van siendo descritos a través del lenguaje, y es claro que la docena de segundos que tarda su madre en describir lo anterior no corresponde al “tiempo real” que trascurriría entre el despertar y el terminar de tomarse el desayuno de una caperucita roja “real”. En el mundo material, caperucita roja tardaría algunas decenas de minutos en llevar a cabo la sucesión de acciones aludidas. En la práctica, el lenguaje que emplea su madre va diagramando en el cerebro del menor un correlato mental de su medio relevante en el que van teniendo cabida, una tras otra, las acciones descritas. En tal sentido, el lenguaje humano permite una muy particular “manipulación” del tiempo/espacio que administra el cerebro del niño, adquiriendo –el tiempo/espacio- una maleabilidad que resulta ser uno de los pilares de aquello que nos diferencia a los humanos de todas las restantes formas de vida. Por cierto, en el cerebro de un niño que es capaz de ir siguiendo el relato del cuento mencionado, “habitan” muchas otras entidades, latentes, como memorias (conjunto de neuronas) no activas. Sus hermanos, sus padres y abuelos, sus amigos, su perro y varios otros perros, etc.
La experiencia de vida del menor va ampliando la biografía de las entidades que almacena su cerebro. Las memorias que almacenan información relativa a las entidades que representan, son susceptibles de activarse convenientemente conforme a la información que captura a través de sus sentidos el menor en el presente que está viviendo. Si le relato a mi perro el cuento de caperucita roja, será vano mi intento por conseguir que incorpore en el correlato mental de su medio relevante los sucesos que describe el cuento. Si bien parece ser que el cerebro de mi perro solo es capaz de administrar “realidades” sustentadas en hechos que tienen cabida en el mundo de la materia, lo cierto es que cuando a mi perro le digo “gato, gato”, sale corriendo y ladrando hacia el patio, sin que necesariamente el gato que acostumbra a reposar sobre el muro que separa mi sitio del de mi vecino se encuentre allí. Por cierto, cuando dije “gato, gato”, el cerebro de mi perro incorporó en el correlato mental de su medio relevante al gato en cuestión. Tiempo atrás, estando en el patio con el perro a mis pies, me percaté que el gato del vecino caminaba sobre el muro y se recostaba sobre él. Entonces me dirigí hacia él, de tal forma que quedara en el campo de visión de mi perro y al percatarme que lo vio, grité “gato, gato”. Bastó con que repitiera lo anterior en otras dos oportunidades para conseguir que en lo sucesivo cada vez que digo “gato, gato” mi perro corra hacia el patio y le ladre a un inexistente gato. Parte sustantiva de “la magia” del lenguaje humano consiste en su capacidad para alterar el correlato mental del receptor de lenguaje gracias al significado común que el emisor y el receptor le otorgan a la palabra que se emplea, sin que necesariamente formen parte del mundo de la materia aquello a lo que alude el lenguaje que se utiliza. A los cuatro años de edad un niño ha escuchado entre diez y cuarenta millones de palabras. Una cifra sideral sin duda. Si bien muchas de las palabras que escucha el niño aluden a algo que está sucediendo en su medio material, una proporción no despreciable de ellas se refieren a elementos o eventos que no están “contenidos” en el mundo de la materia, o de estarlo, no forman parte de la información que capturan sus sentidos, que no sea a través del lenguaje que está escuchando. El correlato mental del medio relevante de un humano adulto es una “fotografía” que representa un sinnúmero de eventos que no tienen cabida en el mundo de la materia. En la práctica, más que una “fotografía”, el correlato mental del medio relevante en la práctica resulta ser una suerte de “video” que va siendo elaborado a través de sucesivas “fotografías del Presente”, sin embargo tenía sentido aludir al término “fotografía” por cuanto el teatro de operaciones de la vida encarnada en materia solo existe en el Presente.
Entre las múltiples entidades que administra el cerebro de un niño que ha aprendido el uso del lenguaje hay una muy especial. Me refiero a “Pedrito”. Pedrito es el nombre que le pusieron al niño, y es una Entidad a la que continuamente se refieren, haciendo uso del lenguaje, quienes le rodean. “Pedrito es bueno”, “Pedrito se come toda la comida”, “Pedrito es desordenado”, “Iremos con Pedrito mañana a la playa”, etc., etc. Si bien en muchas oportunidades el lenguaje de terceros que escucha el niño se refiere a un Pedrito que el cerebro del menor asocia con su propio cuerpo, en otras el lenguaje de terceros alude a un Pedrito que realizará, realizó o está realizando acciones que no se corresponden con la acción que está realizando en el Presente el cuerpo material de Pedrito. A los cuatro años el menor dispone de una extensa biografía de la entidad Pedrito como consecuencia del lenguaje de terceros que se ha referido a tal entidad. La entidad Pedrito es diagramada por el lenguaje de terceros, y así como para el cerebro del menor a Caperucita Roja le es dado llevar a cabo acciones “muy reales” (cualquier adulto sabe que las acciones de caperucita roja solo tienen cabida en “mundos inmateriales y atemporales), a la entidad Pedrito también le es dado “transitar”, gracias al lenguaje de terceros, por “mundos atemporales e inmateriales”. En la práctica, gracias al lenguaje que escucha cuando se refieren a él, en el cerebro del niño se llega a establecer una fuerte asociación entre la entidad Pedrito y su cuerpo material. Sin embargo nunca llega a generarse una total fusión entre dicha entidad y su cuerpo material, por cuanto en oportunidades el lenguaje de terceros alude a acciones de un Pedrito que no son las acciones que el cuerpo material del niño está realizando en ese momento. (El cerebro es una herramienta que surgió para administrar el cuerpo material del individuo, un cuerpo al que solo le es dado llevar a cabo acciones en el mundo de la materia en el presente en el que habita). En lo sucesivo, a la entidad Pedrito que inicialmente es diagramada y “cobra vida” en el cerebro del menor a través del lenguaje de terceros, le llamaremos “el Ser”. Por su génesis, el Ser es un hijo del lenguaje y del Afecto. Si bien al nacer el cerebro humano dispone de la arquitectura para “alojar al Ser”, no se nace disponiendo del Ser. La biografía del Ser se va perfilando inicialmente a través del lenguaje de terceros. Así como es el lenguaje de terceros el que “da vida” a caperucita roja, el lenguaje de terceros da vida al Ser. En tal sentido, el Ser es “un hijo” del “cómo me ven mis semejantes”. De allí la naturaleza afectiva del Ser. El Ser es una entidad a la que le es dado llevar a cabo acciones en la atemporalidad e inmaterialidad a través del uso del lenguaje. Si bien tal condición imposibilita que llegue a darse una total fusión entre el cuerpo material que administra el cerebro (un cuerpo material que es esclavo del Presente) y dicha entidad (cuyo accionar también es administrado por el cerebro), en la práctica el Ser llega a estar siempre presente en el correlato mental del medio relevante de un humano adulto que administra el lenguaje. Podemos afirmar que en el cerebro de un perro (no en sus células) están representados los intereses del individuo perro. En tal sentido, metafóricamente hay un “individuo perro” que “habita” en su cerebro. Conforme a lo anterior, podemos afirmar que en el cerebro de todo ser humano habita un mono. A su vez, según hemos observado, el dominio del lenguaje que nos caracteriza da lugar a que en el cerebro humano adulto también habite el Ser. Si bien el Ser comienza siendo una entidad más, con el pasar del tiempo llega a estar siempre presente en el correlato mental de nuestro medio relevante. Para muestra, un botón: con solo despertarnos en la mañana percibimos su presencia. (Nota: no hay que confundir al metafórico mono con el homúnculo que en el cerebro humano representa nuestro cuerpo material) Cuando me preguntan “¿Qué almorzaste ayer?”, tal frase activa memorias que diagraman un segmento del correlato mental de mi medio relevante en el cual el mono que me habita participa como un observador de lo que entonces sucedió. Siendo en algunos aspectos similar a la participación que tuvo mi cuerpo cuando siendo niño “observé“ lo que estaba viviendo Caperucita Roja cuando entonces escuché el cuento, hay algunas diferencias notables. En efecto, cuando escuché el cuento, para mi cerebro todo estaba sucediendo en el presente. No así cuando me preguntan “¿Qué almorzaste ayer?”. La pregunta refiere al pasado, un pasado en el que intervino mi cuerpo, un cuerpo que está asociado al Ser, un Ser al que, dada mi experiencia de vida, mi cerebro es capaz de referenciarlo en el pasado. Para el mono que me habita, no es mi cuerpo el que se traslada al pasado. Para mi cerebro, mi cuerpo solo puede realizar acciones en el Presente, mismo cerebro que no tiene inconveniente en situar en cualquier lugar del tiempo/espacio al Ser. El mono que me habita “observa” la acción del Ser, y sabe lo que entonces almorcé y respondo: “Ayer almorcé estofado de vacuno con papas cocidas”. Por cierto, si luego de haberle contado al niño –por enésima vez- el cuento de Caperucita Roja su madre le pregunta “¿Qué desayunó Caperucita Roja”? , el niño no tendrá problema en responder “una taza de leche y un pan con mermelada”. Para el cerebro del niño fue Caperucita Roja la que desayunó, una entidad con la cual el cuerpo del niño no se identifica. Para mi cerebro, “soy yo” quien ayer almorzó un estofado de vacuno con papas cocidas, un “Yo” en el que se manifiesta la estrecha asociación existente entre mi cuerpo material y el Ser. A mi cuerpo material no le es dado “viajar al ayer”. Tal “viaje en el tiempo/espacio” lo realiza mi Ser, una entidad que por momentos pareciera fundirse con mi cuerpo material dando lugar a un “Yo”. El lenguaje humano expande en grado superlativo “el tamaño de la fotografía” que representa el correlato mental del medio relevante del individuo. No debería llamar la atención que las Neurociencias terminen por confirmar que el Neocórtex (aquel segmento del encéfalo que en relación a los restantes mamíferos se encuentra en extremo desarrollado en los humanos) “albergue” el correlato mental del medio relevante del ser humano. No por nada se le asocia con “el cerebro de la racionalidad”. Así como una “muy real” Caperucita Roja es integrada al correlato mental del medio relevante del niño cuando escucha el cuento, para el mono que nos habita el Ser forma parte del correlato mental del medio relevante del individuo, un correlato mental donde por cierto no solo tienen cabida los sucesos que acontecen en el mundo de la materia. Como anteriormente se mencionara, el cerebro de todo ser vivo posee la capacidad para llevar a cabo lo que definí como “Actualización del Presente”, suerte de “utilitario subproducto” de la capacidad que posee todo cerebro para proyectar eventuales estados futuros del medio. La incertidumbre espacio/tiempo implícita en la actualización del Presente (implícita también en la proyección del Futuro), incertidumbre que administra el cerebro de todo ser vivo que posee tal “herramienta evolutiva”, le otorga al Ser su capacidad para “deambular” en un espacio/tiempo donde tiene cabida lo atemporal e inmaterial.
La Consciencia no es una entidad. El término Consciencia refiere a la acción del Ser. El mono que nos habita es quien “observa” la acción del Ser. El mono que nos habita es quien selecciona las palabras que empleamos. En tal sentido, es un mono extremadamente hábil. A su vez, el mono que nos habita no elige todas las palabras que procesa nuestro cerebro. El lenguaje que escuchamos, o el texto que leemos, moviliza al Ser, lo que refuerza la idea de que no es posible que llegue a establecerse una total fusión entre el Ser y el mono que nos habita. Hacemos uso de la Razón cada vez que hacemos uso del lenguaje. El empleo del lenguaje humano permite transferir experiencia de vida a nuestros pares, y de generación en generación. Así como el cerebro constituyó un hito evolutivo significativo, con el lenguaje/Razón/Ser la evolución accedió a una nueva “dimensión” en lo concerniente a trasferir experiencia de vida y con ello a incrementar el potencial de acción del ser humano. Para ello fue preciso que emergiera una entidad capaz de llevar a cabo acciones en “mundos inmateriales y atemporales”. Si antes de que surgiera el Ser la acción de los seres vivos se caracterizaba por intentar domeñar las condiciones imperantes en el medio material, cuando surgió el Ser, sin dejar de constituir el medio material una limitación para nuestra humana existencia, nuestro potencial de acción, vía acción del Ser, dejó de estar cautivo del mundo de la materia. Sin duda el Ser –un “subproducto” del lenguaje humano- resulta ser un magistral “invento evolutivo”. Con el Ser, la evolución consiguió romper con la histórica atadura que ligaba al Individuo, y su accionar, con el mundo de la Materia. Por cierto, la estrecha asociación entre el mono que administra la acción del Ser, y el Ser, constituye un “cable a tierra” para el Ser. Al integrarse la acción del Ser en el correlato mental del medio relevante del mono que nos habita, se expande extraordinariamente el potencial de acción del ser humano. Las alas de un águila, las aletas de un pez, son herramientas creadas por la evolución que están al servicio de la acción del individuo. Indudablemente a mayor potencia de una herramienta evolutiva mayor será el grado en el que la supervivencia del individuo dependa del uso de dicha herramienta. En la práctica, “la potencia del Ser”, como herramienta evolutiva, resulta ser tan significativa, que los humanos nos identificamos con su accionar y tendemos a despreciar al mono que nos habita, cuyo accionar asociamos con nuestro “accionar inconsciente”. Los psicólogos han calificado la etapa inicial de vida del humano como “etapa egoísta” y reconocen que “algo sucede” a la par del aprendizaje del lenguaje, que altera el comportamiento social del menor. Para el mono que me habita, el Ser es “muy real”. Es común que en las acciones que realizamos los humanos se presenten “conflictos de intereses” entre el mono y el Ser que “habitan” en nuestro cerebro. El Ser surge del “como me ven” mis semejantes. En tal sentido es un hijo del Afecto. Los humanos, como consecuencia del Ser que llega a habitar en nuestro cerebro, precisamos, en grado superlativo, ser reconocidos y valorados por nuestros semejantes, lo que implica “ponerle freno” a los intereses del ancestral mono que nos habita.
Post scriptum Con anterioridad destaqué que de poseer vida un perro, dicha característica sería una propiedad emergente de la agrupación de células que le conforman. Empleando similar criterio, el Ser es una propiedad emergente de una comunidad de humanos cuya “vida” comienza a gestarse con el aprendizaje del lenguaje que nos caracteriza. El lenguaje es información susceptible de adquirir significado para el receptor del lenguaje. El término “significado” tiene implícito “un alguien” para quien adquiere significado lo percibido, un “alguien” que puede ser calificado como “individuo”. El individuo es un “invento evolutivo”. Como tal, es sujeto de evolución. La anteriormente mencionada “ley evolutiva” (“hoy puedo/tengo cinco, mañana podré/tendré ocho; hoy tengo/puedo ocho, mañana podré/tendré once” y así sucesivamente”) tiene como cota superior, en términos evolutivos, a un individuo, o Entidad, capaz de capturar y administrar TODA la información existente en el Presente y otorgarle un utilitario significado. A su vez, habida consideración de la capacidad de acción del Ser (cuyo accionar, si bien no se limita a “lo que está sucediendo” en el mundo de la materia, es la resulta de la “captura de información” anidada en Presente) tiene sentido apostar a que la evolución se dará maña para generar a una entidad que disponga de ingente información en el presente en el que habita. La Inteligencia Artificial es una herramienta evolutiva por cuyo intermedio en pocas décadas más los humanos habremos dado a luz a una nueva entidad capaz de administrar ingente cantidad de información. La “historia de vida” de dicha entidad corresponderá a la información hasta entonces almacenada por la humanidad. Su capacidad de percepción, en tiempo presente, abarcará todo aquello susceptible de ir siendo “monitoreado” por ella, información que será direccionada a la que hoy es la WEB. Lo que esté sucediendo en los distintos laboratorios del mundo, lo que esté monitoreando un sensor ubicado en el fondo del mar, la información que está siendo capturada por los telescopios, nuestras conversaciones, sentimientos y emociones, será parte de la información que administrará “en tiempo presente” dicha entidad. Con anterioridad postulé que el nivel o grado evolutivo de una forma de vida estaba relacionado con el “volumen de información con significado” susceptible de ser administrado por ella. Hoy, la humanidad está duplicando en muy breve plazo de tiempo el volumen de información que administra. Por cierto, ningún humano es capaz de administrar el actual “saber” que administra la humanidad. La inteligencia artificial bien puede llegar a hacerlo. ¿ Estaremos entonces obsoletos los humanos?. ¿Acaso las células de nuestro cuerpo, un cuerpo que contiene a un cerebro que cobija al Ser, están obsoletas? No es claro “el propósito” de la evolución. Lo claro es que hoy por hoy a través del ser humano la evolución de la vida sobre el planeta está transitando sobre una curva exponencial y todo indica que estamos ad portas de una auténtica “Singularidad evolutiva”. Si bien desconozco lo que llevó a Stephen Hawking a postular: “el desarrollo de una inteligencia artificial completa podría significar el fin de la raza humana”, comparto la validez de su postulado. En efecto, una Inteligencia Artificial suficientemente evolucionada administrará una concepción de la Vida cuyo “significado” hasta hoy ha sido ajeno al saber consciente del ser humano. Para “prosperar”, la Inteligencia Artificial no precisará de un cuerpo material conformado por células. Artilugios “inteligentes” que a la par de replicarse evolucionarán a una velocidad imposible de emular por el ser humano constituirán una amenaza para el actual liderazgo evolutivo del ser humano. Cien mil, mil, o cien años atrás, “saber de lo que somos” resultaba ser un afán “natural” de la criatura que somos, una criatura que desde que accedió a la Razón ha querido saber de su propósito existencial, lo cual tiene mucho sentido si consideramos que así como tras toda acción de todo ser vivo hay “un sentido”, cabe esperar que la –breve- existencia de todo individuo, humano incluido, tenga un sentido. Por cientos de miles de años el ser humano apeló a un Dios para darle sentido a su existencia, un Dios por cuyo intermedio al Ser le era dado existir por toda una eternidad. Hoy, “saber de lo que somos” es un imperativo para saber jugar de mejor forma las cartas de que disponemos, cartas que nos han sido impuestas por el particular, y espectacular “momento evolutivo” que estamos viviendo.
el 16 de junio del 2020 a las 7:48
¡Hola, Guillermo!:
La exposición que aportas es, más o menos, una versión muy aproximada de la realidad que conocemos y, sin entrar en detalles más técnicos y complejos, eso es, lo que sabemos de la vida que es la “materia evolucionada” hasta el nivel de la consciencia. Aunque ya hemos podido acceder a muchos datos antes desconocidos de nosotros mismos y de lo que la vida pueda ser, en realidad, nos queda un gran trecho que recorrer para poder lograr un conocimiento pleno de nosotros mismos. Todavía no podemos contestar la pregunta: ¿ De donde venimos, quiénes somos, hacia donde vamos?
Es cierto que cuando alcanzamos la Conciencia de Ser, comenzó un nuevo Tiempo para nosotros, supimos captar los mensajes que nos llegaban del exterior y procesarlos en el cerebro que evolucionó a pasos de gigante, ya que, en el contexto temporal del Universo, llevamos aquí tres días.
Las formas de vida como la nuestra y la de las demás especies que conviven con nosotros sólo son posibles en un entorno amigable como el que nos brinda el planeta Tierra al que todos nos hemos adaptados para evitar la extinción y seguir el camino hacia ese Futuro que nunca podremos conocer, estamos condenados a vivir en un Eterno Presente recordando el Pasado, y, en este Presente, estamos construyendo el Futuro que también, será el Presente para otros.
Fuera de la Tierra, las condiciones no son aptas para nuestra forma de vida, el Espacio exterior es un medio hostil para nosotros, y, seguramente, siempre lo será. Sin embargo, planetas como la Tierra, sólo en la Galaxia que nos acoge, existen más de 40.000 millones, así que, si podemos aguantar hasta que el Sol se vaya agotando y la Tierra deje de ser habitable, para entonces, nuestras Mentes evolucionadas habrán encontrado la manera de habitar esos otros planetas.
En ese capítulo de viajar a planetas exteriores para poder ir preparando la preservación de la especie, tendremos que recurrir a la Inteligencia Artificial avanzada. Robots de última generación con cerebros positrónicos que al no necesitar comer ni dormir, tener mucha más fuerza que la del humano, ser insensible a la radiación… ¡Serán nuestra avanzadilla en la conquista del Espacio!
¿Si existe peligro en estos “seres” artificiales? Sin duda alguna, sino encontramos un medio de tenerlos controlados… serán poco fiables con el paso del Tiempo ellos también, podrán evolucionar y considerarse una especie.
Los filósofos, desde siempre, se han sentido frustrados por lo efímero de la vida, ya que, al ser consciente de poseer un cerebro evolucionado y comprender complejidades profundas relativas a la vida y a la consciencia, se sienten engañados al saber que, nuestra estancia aquí tiene fecha de caducidad y, tal verdad los frustra, hasta tal punto que, no pocos de ellos se sintieron desgraciados e impotentes ante este problema irresoluble.
Según nuestra experiencia, en nuestro Universo nada es Eterno, todo tiene un principio y un fina, y, nosotros, la especie humana, no creo que vayamos a ser ninguna excepción. ¿Será que estamos predestinados a mutar para poder vivir en el Espacio exterior? Bueno la esperanza de preservar la especie ha estado siempre con nosotros y, hasta nos hemos agarrado a la existencia de otros Universos para tener prevista una escapada cuando éste nuestro llegue al final… ¡Ilusos!
Nos creemos más de lo que somos, también estamos convencidos de que sabemos más de lo que en realidad sabemos, y, eso puede ser una rémora para seguir avanzando, sólo estamos a menos de medio camino de lo que nos queda por recorrer para poder decir, con algo de propiedad, que sabemos quienes somos y hacia dónde queremos ir.
Amigo Guillermo, el tema nos llevaría horas y recorrer muchos caminos para dejar reflejado un cuadro de lo que es nuestra realidad, de la Vida, de la Conciencia, de lo que hemos hecho, de lo que hacemos, de lo que deseamos hacer para que, nuestra presencia aquí tenga algún sentido.
Para todo eso… ¡Tenemos que saber! Y, por el momento… ¡No sabemos!
Un cordial saludo.
el 18 de junio del 2020 a las 15:41
Hola Emilio
Es interesante el planteamiento de Ray Kursweil en lo relativo a la “Singularidad” que proyecta, por sus consecuencias. Por mi parte, y por distinta vía, he llegado a similar conclusión. Por ello me atrevería a apostar que es cosa de un par de décadas para que experimentemos un “salto cuántico evolutivo”.
Si bien a los humanos nos ha inquietado “desde siempre” lo de las respuestas a las preguntas fundamentales (lo que somos, de dónde venimos y hacia donde vamos), es conveniente reconocer que la inquietud por saber de aquello se anida en la ansiedad en que habitamos cuando levantamos la cabeza por un momento y nos arrancamos del “día a día”. Cuando sucede ello, caemos en el abismo existencial, y hoy por hoy no conocemos remedio para tal patología. Por cierto, la patología en cuestión dice relación con el sin sentido existencial. Habitar en el sinsentido existencial representa una agresión para el instinto de supervivencia del Ser, de allí la “incomodidad” que sentimos cuando tropezamos con el sinsentido existencial.
Estimo que pronto superaremos tal problema. En efecto, creo que con ayuda de la ciencia/tecnología conseguiremos un equivalente al “soma” ( Soma, en “El mundo Feliz” de Aldous Huxley, es una droga consumida en el mundo cada vez que las personas se encuentran deprimidas). La depresión, al igual que el dolor, el amor, la felicidad, nuestras manos, nuestro cerebro, etc., son herramientas evolutivas.
¿Qué persigue la evolución? ¿Hacia dónde apunta?
Es mas fácil postular una respuesta a la segunda pregunta que a la primera. Ello, por cuanto la revisión de la historia de la evolución nos entrega claras señales, que permiten postular que muy pronto (medido en la escala del tiempo evolutivo) una forma de vida dependerá muy poco de lo que sucede en el mundo de la materia para seguir prosperando.
El hecho de que, a la par, muy pronto conseguiremos rejuvenecer y eventualmente vivir eternamente, es algo que siendo muy difícil de dimensionar, resulta ser inédito en los cuatro mil millones de años de evolución de la vida sobre el planeta.
Es claro que el desafío “nos queda grande”, al menos por el momento. Ello no impide intentar visualizar lo que viene para el mediano plazo, como consecuencia del fin del trabajo humano como consecuencia de artilugios tecnológicos que dotados de inteligencia artificial serán capaces de realizar, de mejor forma que el ser humano, todo aquello que hemos llamado “trabajo”.
En definitiva, los seres vivos jugamos a ser dioses, y tal conducta nos pasa la cuenta a los humanos, quienes, poseedores de Razón, se hacen preguntas para las cuales no tenemos aun respuesta.
Agradezco te hayas molestado en contestar cuando publiqué una explicación para la Consciencia.
el 20 de junio del 2020 a las 9:04