Dic
10
Nada es, lo que a primera vista nos pueda parecer.
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Física ~ Comments (2)
Representación del campo de Higgs | Imagen: CERN
Representación del campo de Higgs
Si este de arriba fuese el Campo de Higgs, esas briznas ¿serían las cuerdas vibrantes que dan masa a las partículas? Todos oímos hablar del Campo de Higgs pero, pocos saben que la idea, no es de ahora y que, en realidad, ese campo se descubrió hace muchos siglos en la antigua India, con el nombre de maya, que sugiere la idea de un velo de ilusión para dar peso a los objetos del mundo material.
El problema de la masa no está resuelto. Todas las partículas tienen masas diferentes pero nadie sabe de donde salen sus valores. No existe fórmula alguna que diga, por ejemplo, que el quark extraño debe pesar el doble (o lo que sea) que el quark arriba, o que el electrón debe tener 1/200 (u otra proporción) de la masa del muón. Las masas son de todo tipo y sería preciso que, de una vez por todas, pudiéramos conocer el por qué, la Naturaleza, ha decidido que así sea. Según lo que podemos saber de otras cuestiones, cuando es así es porque existe una razón para ello pero, ¿qué razón? En realidad, ¿por qué han de tener masa las partículas? ¿de dónde les viene la masa?
Nos dijeron que lo habían encontrado y pasado el tiempo de jolgorio… Silencio
Como no lo sabemos, hemos recurrido a lo de siempre, nos inventamos el Campo de Higgs y…se tapó el agujero por el que se ve nuestra ignorancia, siempre hacemos lo mismo. Con la “materia oscura” ha pasado igual y, de momento, ni el Campo de Higgs con su Bosón ni la “materia oscura”, han dado la cara. Sí, han dicho…, han publicado…, en el LHC se han formulado declaraciones… pero, a pesar de todo eso, ni está confirmado el Campo de Higgs ni su Bosón proporcionador de materia…¡Ya veremos! Si la imagen de abajo se confirma…de verdad.
Ha habido dos momentos de grandes cambios en la Física occidental. El primero llegó con Galileo y Newton, que hicieron que la ciencia abandonara los antiguos ideales griegos de la razón pura, haciéndola rigurosa y dependiente de los datos experimentales y de la causalidad, rechazando conceptos tales como que la luz es una “cualidad”, e intentando cualificar cosas tales como luz y las fuerzas de la materia. Algunos, como Weinberg, siguen considerando a Newton como el científico más importante que ha existido:
“Transformó el mundo intelectual que había creado Aristóteles” . En cuanto a la metodología y la forma de ver el mundo, Weinberg dice que todavía vivimos en el mundo de Isaac (los físicos actuales tratan a Aristóteles con ciertto desdén).
Otro gran paso de la Física se produjo cuando llegó la Teoría cuántica, unos años más tarde de que Max Planck escribiera aquel famoso artículo de ocho páginas en el que dejó sentada sus bases y nos habló del “cuanto” de acción h, que nos llevaba a la convicción de que la energía se transmitía de manera no continua a través de paquetes discretos…”los cuantos”.
Galileo, Newron, Faraday el experimentador y su colega Maxwell el teórico, entre otros, levantaron el inmenso edificio de la física clásica. Conocíamos la mecánica del movimiento de los objetos, como se propagaba la radiación electromagnética por el Universo; teníamos una enorme cantidad de conocimientos relativos al mundo físico. Por ejemplo, la segunda Ley de Newton, F = ma (fuerza igual a masa por aceleración) es uno de los mantras de la física clásica. Más tarde los físicos cuánticos descendieron a las profundidades del átomo y descubrieron un nuevo mundo.
TIEMPO A TRAVES DEL CRISTAL
El premio nobel 2004, Frank Wilczek como un gran creativo de la física, nunca decepciona. Este profesor, famoso por sus trabajos en cromodinámica cuántica (QCD), la teoría que explica el micromundo existente dentro de las llamadas partículas elementales, puso las leyes de la Física patas arriba con su más reciente teoría, en la que presenta un sorprendente tipo de cristal –time crystal- que a diferencia de los cristales convencionales no ofrece regularidad en el espacio, sino en el tiempo. Sería una nueva organización de la materia en la que la estructura se repite periódicamente en el tiempo, a diferencia de la periodicidad espacial de los cristales convencionales.
Como veis, todos los días aparecen ideas nuevas que bien desarrolladas pueden ser el futuro pero de momento, parece que son las leyes de Newton y Einstein y Maxwell las que gobiernan el macromundo y, las de Planck el micromundo.
Demócrito de Abdera, Tracia, Grecia, ca. 460 a. C. – ca. 370 a. Conocido como el “filósofo risueño” porque le divertían las debilidades de los hombres, también recibe a veces el nombre de “padre de la física de partículas”. Tuvo algunas ideas que se anticipaban al futuro. En un momento dado de su vida cayó en una profunda y estuvo decidido a dejarse morir de hambre. Sus hermanas le tendieron una trampa astuta. Cuando estaban preparando comidas para celebrar la fiesta de Deméter, se pusieron a hornear pan. El aroma del pan flotó en el aire hasta llegar a su habitación y le hizo revivir; no sólo en el aspecto físico, sino en el intelectual también. Ante aquel hecho, él se planteó una pregunta: ¿cómo se desplaza el aroma de pan desde la cocina que se encuentra abajo hasta su dormitorio situado en el piso superior? Su respuesta fue: ¡El Átomo!, lo que no puede ser dividido. Imaginó que de los panes se desprendían átomos que viajaban hasta nariz. Demócrito formuló la hipótesis de que toda la materia está formada por partículas finitas, invisibles e indivisibles que se combinan de diversas maneras para constituir todos los objetos que vemos a nuestro alrededor.
El hombre, con aquella idea original, se ganó un lugar en la Historia y, sin embargo, parece que tampoco él fue el primero que desarrolló esas ideas que, originalmente, pudieran ser atribuidas a los “metafísicos” hindues que descubrieron el concepto de átomo siglos antes que Demócrito, que descubrió muchos conceptos aceptados actualmente por los físicos. La afirmación de Demócrito, según la cual “Todo es fruto del azar o de la necesidad” podría ser el lema definitorio de la teoría cuántica. Es decir, la aleatoriedad y la causalidad van de la mano. No podemos predecir, por ejemplo, cuando se desintegrará un pión concreto, pero si podemos anticipar cuando lo hará la mitad de un grupo de esta clase de partículas de la que podemos conocer sus vidas medias. Demócrito decía que… “Nada existe excepto el átomo y el espacio vacío”, y continuaba… “todo lo demás son opiniones”.
Sin embargo, en general, sus teorías fueron rechazadas posteriormente por algunos griegos importantes: Aristóteles y Platón por nombrar algunos. De hecho, Platón deseaba quemar todos los libros de Demócrito. Leucipo, Demócrito y otros folósofos griegos presocráticos buscaron explicaciones del mundo que eran más cuantitativas que cualitativas y plantearon la pregunta “¿cómo?” en vez de “¿por qué?”, a diferencia de los planteamientos más abstractos y teológicos de otros griegos posteriores.
[Eidolon: Un eidolon (en griego «ειδωλον»; imagen, fantasma, aparición que rodea a toda materia.
Uno de los conceptos de Demócrito que fue bien aceptado por todos sus colegas griegos y permaneció´vigente hasta el Renacimiento, fue el Eidolón. No fue una de sus mejores ideas pero, como la luz fascinó a todas las culturas antiguas y medievales (creo que a la nuestra también, aunque de otra manera) por lo que gran parte de su física estuvo centrado en ella, en la luz misteriosa luz. Así, dos conceptos incubados en la Grecia antigua y que fascinaron a Occidente fueron el rayo y el eidolón.
En el siglo V a. C., Empédocles (más conocido por afirmar que toda la materia está formada por tierra, aire, fuego y agua) sugirió que la visión se produce porque un rayo visual sale del ojo…
y cae sobre lo que este tiene enfrente , el aojo así, participa directamente de la visión , enviando unos rayos a modo de sonda para captar la información visual. Unas pocas décadas después, Demócrito descubrió el eidolon. Del mismo modo que los objetos desprenden átomos , decía Demócrito, también desprende una fina capa visual de su propia materia, siendo quizá de un átomo el espesor de esta capa. Esto es el eidolon, un caparazón físico que tienen todos los objetos y que flota a través del espacio hasta el ojo del observador. Actualmente sabemos que los rayos no emanan de los ojos. Los científicos árabes descartaron esa teoría que ya os contaré otro día.
Habéis visto como, desde los tiempos más antiguos, siempre hemos inventado conceptos que pretendían explicar lo que explicar no sabíamos y, ahora, ¡seguimos igual!
emilio silvera
el 31 de octubre del 2013 a las 0:14
Veo especialmente interesante este artículo sobre el clásico griego Demócrito, que ha conseguido que aumente mi admiración por ese sabio.
Por una parte lo relativo a su idea nada equivocada sobre la percepción del aroma del pan; de hecho esta verdad incuestionable me sirve generalmente para repudiar energicamente algunos “específicos” malos olores o sabores, ya que en realidad, tanto si hueles como si saboreas cualquier cosa(buena o mala), significa que bastantes partículas de la misma se te han aposentado en tus papilas gustativas u olfativas; vamos, que si hueles un buen queso, bastantes átomos de ese manjar se te han depositado gratis en tus papilas(mejor no explicar lo que pasaría(pasará, pasa….) en casos no tan agradables.
Respecto al Eidolón, que me parece otra de las genialidades de Demócrito, se me ocurre, (seguramente influenciado por la idea que nuestro amigo Emilio ha dejado latente a propósito en su artículo), que quizás ese Eidolón también se podría denominar “partícula o campo de Higgs”, ya que sería el mismo concepto como parte de la dualidad activo/pasivo; y quizás el mecanismo de dotación de masa a las partículas no se encontrara en ese hipotético y cuestionable “campo de Higgs”(En realidad lo encontrado, que ya ha dado dos Nóbeles, no habla del campo sino de una partícula que parece haber sido hallada en el LHC, pero que creo que no ha sido aún contrastada), sino en esa posible capa (Eidolon) que pudiera envolver a la materia.
El asunto, y pidiendo perdón por mi ignorancia en el tema, creo que no es baladí, ya que al fin y al cabo sabemos que la materia no es sino energia drásticamente condensada, por lo que no sería tan extraño que de esa inmensa cantidad de energía que contiene cualquier objeto, una pequeña parte se trasluciera en sus márgenes, o sea alrededor del objeto, y que precisamente esa energia que rodeara a la materia (Eidolón), fuera la causante de la dotación de la cantidad de masa del objeto, puesto que sería como una especie de testigo o señal de su densidad, entendido claramente a modo de algún tipo de código que actuara según la señal de densidad mostrada,(que seria como si dijera “yo peso 10, 100, 1.000, etc), lo que, al tratarse de una norma universal, sería aceptado por toda la energía/materia/tiempo circundante.
Seguramente eso será una tontería de las gordas, pero es que en relación a la cuántica, las cosas no son tal y como nos pensamos, y quizás todo dependa de la información que se obtiene del medio(que por otra parte no es falsa); al fin y al cabo sabemos que la información que contienen las partículas no se encuentra en su seno, sino en sus paredes…
Saludos a Maese y a todaeos.
el 31 de octubre del 2013 a las 5:28
Amigo Kike:
A veces llegas a sorprender con el giro y la visión o perspectiva que obtienes de las coas y que, de alguna manera, vienen a señalar nuevas posibilidades de lo que podría ser. Dices bien cuando expresas tus dudas respecto a la partícula encontrada en LHC y que, viene a justificar, de alguna manera, los muchos millones gastados en el proyecto que, de manera principal estaba dirigido en esa dirección del hallazgo del Higgs, el teórico Bosón dador de masas del que no se han dado todas las explicaciones que serían necesarias y, desde luego, no basta con decir que, la partícula encontrada, tiene todos los requisitos para “ser el bosón buscado”. Aparte que tampoco, se dan explicaciones de cómo “entrega la masa” a las demás partículas.
Aquellos filósofos de la Naturaleza como Demócrito y otros, con su Ilem, Eidolón, el éter luminífero y otras ideas geniales, estaban más inspirados que algunos de éstos físicos contemporáneos. Ellos, sin tántas tecnologías a su alcance, ya hablaban de vacío, de átomos y de sustancia cósmica intuyendo elementos que formaban la materia que constituían todas las cosas.
Es cierto como apuntas que toda la materia (al menos la bariónica conocida), está rodeada de esa especie de Eidolon de los antiguos y, tal verdad ha sido confirmada mediante aparatos muy exactos medidores de las masas espectroscópicas. Un flujo alrededor de los cuerpos siempre van acompañándo a todos los objetos que lo exhibe con más o menos intensidad dependiendo de su clase y composición.
No estamos tan lejos de aquellos filósofos naturalistas que la única herramienta que tenían era la observación a ojo desnudo y su enorme imaginación. Creo que, más de dos mil años más tarde, seguimos queriendo saber las mismas cosas que ellos buscaban.
No quiero decir que no se hayan descubiertos cosas interesantes y que nuestros conocimientos en todos los campos no estén en un estado avanzado y logrando cada vez más y más conocimientos de las cuestiones que la Naturaleza guarda a nuestro entendimiento. Sin embargo, hay otras que se resisten a quedar al descubierto y permanecen secretamente escondidas en la noche de los tiempos, envueltas en la niebla de nuestra ignorancia que, a pesar de lo mucho que creemos haber aprendido, no se disipa como nos gustaría.
Un abrazo amigo mío.
PD.
No puedes evitarlo y, de camino, nos traes aquí los aromas del rico queso y del buen pan recien hecho. ¡Eres un caso!