Ene
26
¡El Origen del Universo! ¿Cómo puedo saberlo yo?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo asombroso ~ Comments (0)
¿Dónde estabas tú cuando yo puse los cimientos de la Tierra? Dilo si tienes entendimiento. Claro que a esta pregunta, lo único que podríamos contestar sería: ¿Quién sabe realmente? La especulación sobre el origen del universo es una vieja actividad humana que está sin resolver, ya que, pretendemos saber algo que no sabemos si llegó a ocurrir, toda vez que incluso, podría ser, que el universo esté aquí desde siempre. Y, si llegó como algo nuevo, tampoco sabemos, a ciencia cierta, cómo y de dónde lo hizo. Pero, nosotros, los humanos, no dejamos de especular con esta cuestión de compleja resolución y dejamos volar nuestra imaginación en forma de conjeturas y teorías que, no siempre son el fiel reflejo de lo que pudo pasar que, de momento, permanece en el más profundo anonimato.
Claro que, la Humanidad y el Universo están tan juntos, tan conectados que, sería imposible que no hablaran de él, y, sobre todo, que no trataran de saber su comienzo (si es que lo hubo) y, hurgar en su dinámica para poder entender nuestra presencia aquí junto con las estrellas de las que procedemos y de las galaxias que son las villas del Universo que alojan a cientos de millones de mundos habitados que, como la Tierra, tendrán otras criaturas que también se preguntaran por el principio y el final para poder conocer sus destinos.
¿De la nada? ¡Si surgió es porque había? Siempre hemos tratado de saber el origen de esa inmensidad
Algunos nos dicen que el Universo surgió de la “Nada” y, está claro que la Nada no puede existir y, si surgió es porque había, con lo cual, la Nada queda invalidada. Pero, si hubo un suceso de creación, ¿que duda nos puede caber de que tuvo que haber una causa? Lo cierto es que, en las distintas teorías de la “creación” del universo, existen muchas reservas.
No obstante tales reservas, unos pocos científicos trataron de investigar la cuestión de cómo pudo haberse originado el universo, aunque admitiendo que sus esfuerzos quizás eran “prematuros”, como dijo Weinberg con suavidad. En el mejor de los casos, contemplado con una mirada alentadora, el trabajo realizado hasta el momento, parece haber encendido una lámpara en la antesala de la génesis. Lo que allí quedó iluminado era muy extraño, pero era, en todo caso, estimulante. No cabía descubrir algo familiar en las mismas fuentes de la creación.
Hemos podido contemplar como en la Nebulosa del Águila nacen nuevas estrellas masivas. Sin embargo, no hemos llegado a poder saber, con certeza como surgió el Universo entero y de dónde y porqué lo hizo para conformar un vasto espacio-tiempo lleno de materia que evolucionaría hasta poder conformar las estrellas y los mundos en enormes galaxias, y, en esos mundos, pudieron surgir criaturas que, conscientes de SER, llegaron desde un nivel animal rudimentario, hasta los más sofisticados pensamientos que les hicieron preguntarse: ¿Quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos? Y, esas preguntas, realizadas 14.000 millones de años después del comienzo del tiempo, y junto a la pregunta del origen del Universo, todavía, no han podido ser contestadas. Nuestro intelecto evoluciona pero, sus límites son patentes.
Una estrella que se forma en la Nebulosa comienza siendo protoestrellas y, cuando entra en la secuencia principal, brilla durante miles de millones de años dutante los cuales crea nuevos elementos a partir del más sencillo, el Hidrógeno. Los cambios de fase que se producen por fusión en el horno nuclear de las estrellas, son los que han permitido que existieran los materiales necesarios para la química de la vida que, al menos hasta donde sabemos, no apareció en nuestro planeta Tierra, hasta hace unos 4.o0o millones de años, y, desde entonces, ha estado evolucionando para que ahora, nosotros, podamos preguntas, por el origen del universo.
Los científicos han imaginado y han puesto sobre la mesa para su estudio, dos hipótesis, la llamada génesis del vacío, y la otra, génesis cuántica y ambas, parecían indicar mejor lo que el futuro cercano podía deparar al conocimiento humano sobre el origen del Universo.
Hemos construido un Modelo cercano a lo que observamos, y, al menos de momento, es lo mejor que tenemos para describir eso que llamamos Big Bang. Si la realidad fue otra, en el presente la desconocemos
La Génesis de vacío: El problema central de la cosmología es explicar como algo surge de la “nada”. Por “algo” entendemos la totalidad de la materia y la energía, el espacio y el tiempo: el universo que habitamos. Pero la cuestión de lo que significa NADA es más sitíl. En la ciencia clásica, “nada” era un vacío, el espacio vacío que hay entre dos partículas de materia. Pero esta concepsión siempre planteaba problemas, como lo atestigua la prolongada indagación sobre si el espacio estana lleno de éter, y en todo caso no sobrevivió al advenimiento de la física cuántica.
El vacío cuántico nunca es realmente vacío, sino que resoba de partículas “virtuales”. Las partículas virtuales pueden ser concebidas como la posibilidad esbozada por el principio de indeterminación de Heisenberg de que una partícula “real” llegue en un tiempo determinado a un lugar determinado. Como las siluetas que salen de pronto en un campo de tiro policial, representan no sólo lo que es sino también lo que podría ser. Desde el punto de vista de la física cuántica, toda partícula “real” está rodeada por una corona de partículas y antipartículas virtuales que borbotean del vacío, interaccionan unas con otras y luego desaparecen.
Las ondas fluctúan de forma aleatoria e impredecible, con energía positiva momentáneamente aquí, energía negativa momentáneamente allí, y energía cero en promedio. El aspecto de partícula está incorporado en el concepto de partículas virtuales, es decir, partículas que pueden nacer en pares (dos partículas a un tiempo), viviendo temporalmente de la energía fluctuacional tomada prestada de regiones “vecinas” del espacio, y que luego se aniquilan y desaparecen, devolviendo la energía a esas regiones “vecinas”. Si hablamos de fluctuaciones electromagnéticas del vacío, las partículas virtuales son fotones virtuales; en el caso de fluctuaciones de la gravedad en el vacío, son gravitones virtuales.
Las fluctuaciones de vacío la imaginamos de muchas maneras
Claro que, en realidad, sabemos poco de esas regiones vecinas de las que tales fluctuaciones toman la energía. ¿Qué es lo que hay allí? ¿Está en esa región la tan buscada partícula de Higgs? Sabemos que las fluctuaciones de vacío son, para las ondas electromagnéticas y gravitatorias, lo que los movimientos de degeneración claustrofóbicos son para los electrones. Si confinamos un electrón a una pequeña región del espacio, entonces, por mucho que uno trate de frenarlo y detenerlo, el electrón está obligado por las leyes de la mecánica cuántica a continuar moviéndose aleatoriamente, de forma impredecible. Este movimiento de degeneración claustrofóbico que produce la presión mediante la que una estrella enana blanca se mantiene contra su propia compresión gravitatoria o, en el mismo caso, la degeneración de neutrones mantiene estable a la estrella de neutrones, que obligada por la fuerza que se genera de la degeneración de los neutrones, es posible frenar la enorme fuerza de gravedad que está comprimiendo la estrella.
Una cosa sí sabemos, las reglas que gobiernan la existencia de las partículas virtuales se hallan establecidas por el principio de incertidumbre y la ley de conservación de la materia y de la energía.
En un nuevo estudio, un grupo de físicos ha propuesto que la gravedad podría disparar un efecto desbocado en las fluctuaciones cuánticas, provocando que crezcan tanto que la densidad de energía del vacío del campo cuántico podría predominar sobre la densidad de energía clásica. Este efecto de predominancia del vacío, el cual surge bajo ciertas condiciones específicas pero razonables, contrasta con la ampliamente sostenida creencia de que la influencia de la gravedad sobre los fenómenos cuánticos debería ser pequeña y subdominante.
Claro que, hablar aquí del vacío en relación al surgir del universo, está directamente asentado en la creencia de algunos postulados que dicen ser posible que, el universo, surgiera de una Fluctuación de vacío producida en otro universo paralelo y, desde entonces, funciona de manera autónoma como un nuevo universo de los muchos que son en el más complejo Metaverso.
Inmediatamente después de que la llamada espuma cuántica del espacio-tiempo permitiera la creación de nuestro Universo, apareció una inmensa fuerza de repulsión gravitatoria que fue la responsable de la explosiva expansión del Universo primigenio (inflación(*)).Las fluctuaciones cuánticas del vacío, que normalmente se manifiestan sólo a escalas microscópicas, en el Universo inflacionario en expansión exponencial aumentaron rápidamente su longitud y amplitud para convertirse en fluctuaciones significativas a nivel cosmológico.
En el Modelo corriente del big bang que actualmente prevalece y que, de momento, todos hemos aceptado al ser el que más se acerca a las observaciones realizadas, el universo surgió a partir de una singularidad, es decir, un punto de infinita densidad y de inmensa energía que, explosionó y se expansionó para crear la materia, el espacio y el tiempo que, estarían gobernados por las cuatro leyes fundamentales de la naturaleza:
Fuerzas nucleares débil y fuerte, el electromagnetismo y la Gravedad. Todas ellas, estarían apoyadas por una serie de números que llamamos las constantes universales y que hacen posible que nuestro universo, sea tal como lo podemos contemplar. Sin embargo, existen algunas dudas de que, realmente, fuera esa la causa del nacimiento del Universo y, algunos postulan otras causas como transiciones de fase en un universo anterior y otras, que siendo más peregrinas, no podemos descartar.
Nosotros, estamos confinados en el planeta Tierra que es un mundo suficientemente preparado para acoger nuestras necesidades físicas, pero, de ninguna manera podrá nunca satisfacer nuestras otras necesidades de la Mente y del intelecto que produce imaginación y pensamientos y que, sin que nada la pueda frenar, cual rayo de luz eyectado desde una estrella masiva refulgente, nuestros pensamientos vuelan también, hacia el espacio infinito y con ellos, damos rienda suelta a nuestra más firme creencia de que, nuestros orígenes están en las estrellas y hacia las estrellas queremos ir, allí, amigos míos, está nuestro destino.
El Universo es grande, inmenso, casi infinito pero, ¿y nosotros? Bueno, al ser una parte de él, al ser una creación de la Naturaleza, estamos formando parte de esta inmensidad y, precisamente, nos ha tocado desempeñar el papel de la parte que piensa, ¿tendrá eso algún significado?
Yo, no lo sé… Pero… ¿¡Quién sabe realmente!? Pero… Veamos en la entrada siguiente como creemos que se formaron los pequeños objetos que conforman la materia.
emilio silvera
Ene
26
Desde la noche de los tiempos… ¡Hemos tratado de conocer el...
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo ~ Comments (0)
¡El Universo! Gracias a la Astronomía, la Astrofísica y otras disciplinas y estudios relacionados, estamos conociendo cada día lo que en realidad es nuestro Universo que, nos tiene deparadas muchas, muchas sorpresas y maravillas que ni podemos imaginar. ¡Son tantas las cosas que aún tenemos que aprender de éste Universo Inmenso!
Las primeras estrellas aparecieron después de cientos de millones de años
Al principio, cuando el universo era simétrico, sólo existía una sola fuerza que unificaba a todas las que ahora conocemos, la gravedad, las fuerzas electromagnéticas y las nucleares débil y fuerte, todas emergían de aquel plasma opaco de alta energía que lo inundaba todo.
Más tarde, cuando el universo comenzó a enfriarse, se hizo transparente y apareció la luz, las fuerzas se separaron en las cuatro conocidas, emergieron los primeros quarks para unirse y formar protones y neutrones, los primeros núcleos aparecieron para atraer a los electrones que formaron aquellos primeros átomos.Doscientos millones de años más tarde, se formaron las primeras estrellas y galaxias. Con el paso del tiempo, las estrellas sintetizaron los elementos pesados de nuestros cuerpos, fabricados en supernovas que estallaron, incluso antes de que se formase el Sol. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que una supernova anónima explotó hace miles de millones de años y sembró la nube de gas que dio lugar a nuestro sistema solar, poniendo allí los materiales complejos y necesarios para que algunos miles de millones de años más tarde, tras la evolución, apareciéramos nosotros.
Pero, veamos en dos entradas siguientes algo más, de lo que creemos que es el universo y de lo que pudo pasar en aquellos primeros momentos.
emilio silvera
Ene
25
¿De dónde vino nuestro Sistema solar?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Sistema Solar ~ Comments (1)
Si alguien nos preguntara: ¿De dónde salió nuestro Sistema Solar?, no lo tendríamos nada fácil para dar una respuesta satisfactoria (por cierta) y, nos tendríamos que limitar a especular conforme a los conocimientos astronómicos que tenemos, sobre lo que aquí pudo pasar hace ahora de ello unos 5.000 millones de años. Por aquel entonces (un poco antes quizás), la región brilló intensamente, una Supernova explotó y dejó tras ella una Nube de Gas y Polvo que se contrajo con la ayuda de la fuerza de Gravedad y, giró y giró mientras se contraía más y más hasta que, en su centro, la presión y la temperatura hicieron surgir una protoestrella.
Los átomos presentes en el centro llegaron a alcanzar una inmensa presión y densidad que, al mismo tiempo, elevó la temperatura hasta millones de grados. Esos átomos se fusionaron y aquél núcleo comenzó a brillar en el centro de un torbellino que no dejaba de girar mientras el fenómeno producía energía y turbulentos remolinos se formaban aquí y allá mientras que, nueva materia se iba acumulando gracias a la fuerza gravitatoria a aquel maremagnum de material candente del que, de vez en cuando, y gracias a la violencia de los giros con ayuda del material plasmático que se había formado, se desprendían grandes conglomerados de material que salían disparados a grandes distancias, sin poder romper la conexión gravitatoria que les seguía uniendo a centro principal.
En aquellos primeros momentos, de haber podido contemplarlo que pudo pasar, posiblemente, habríamos podido ser testigos de un Caos de materiales que se unían y se volvían a desunir entre grandes choques de energías inmensas. Muchos cuerpos llegaron a formarse y, todos ellos, empujados por aquella violencia inicial, daban vueltas y más vueltas en busca de un acomodo final quedando cada cual situados a la distancia adecuada que les dictaba la fuerza de Gravedad, y, para nosotros, el azar vino a situar al planeta Tierra en esta zona habitable y privilegiada que ahora ocupamos. El que los planetas sean algunos rocosos y otros de simple gas, es debido a la ley física de que, los materiales se solidifican y condensan a ciertas temperaturas y, los planetas más alejados del Sol, lógicamente, están sometidos al frío.
Si nos fijamos bien, el Sistema solar es algo así como una obra de arte de la Naturaleza, todo encaja a la perfección, está sincronizado al milímetro y todos los planetas mayores dan vueltas alrededor del Sol aproximadamente en el plano del ecuador solar. En otras palabras: si preparamos un modelo tridimensional del Sol y sus planetas, comprobaremos que se puede introducir en un cazo poco profundo.
Por otra parte, todos los planetas mayores giran entorno al Sol en la misma dirección, en sentido contrario al de las agujas del reloj, si contemplamos el Sistema Solar desde la Estrella Polar.También estos planetas (si exceptuamos a Urano y, posiblemente Venus) hacen un movimiento de rotación alrededor de su eje en el mismo sentido que su revolución alrededor del Sol, es decir, de forma contraria a como lo hacen las agujas del reloj, de la misma manera, el Sol también se mueve en ese sentido.
Los planetas se hallan espaciados a distancias uniformemente crecientes a partir del Sol y describen órbitas casi circulares. Todos los satélites, con muy pocas excepciones, dan vueltas alrededor de sus respectivos planetas en el plano del ecuador planetario, y siempre en sentido contrario al de las agujas del reloj. La regularidad de tales movimientos sugirió, de un modo natural, la intervención de algunos procesos singulares en la creación del Sistema en conjunto.
Ahí, en el llamado Cinturón de Kuiper, tenemos una diversidad de cuerpos (en su mayoría cometas) que orbitan al Sol a distancias que van desde las 35 a los 100 UA. Son objetos de respetable tamaño que oscilan entre los 100 y los 1000 Km de diámetro y, de vez en cuando, en presencia de alguna anomalía que perturba el sistema, alguno de ellos, sale despedido y hace su viaje hacia el Sol de manera que nosotros, lo podemos contemplar en su viaje interestelar.
Algunos astrónomos dicen que somos solo una partíula dentro de varias burbujas cósmicas; en el caso nuestro somos 200 mil millones de estrellas, que hay en solo la Galaxia Vía Láctea, que gira a la fantástica velocidad de 224 Kms por segundo. Considerando que se estima que existen más de cien mil millones de galaxias en el universo observable, y ante tal grandeza no podemos más que sentirnos humildes y…pequeños y comprender que, aún estando aquí y habiendo llegado a comprender el lugar que ocupamos en el contexto de la Galaxia y del Universo mismo, nuestra presencia, incide poco o nada en el devenir del Universo.
Una amiga mía soñó que vagaba por el espacio, perdida, y aunque lo podía contemplar todo, no conocía aquellos lugares llenos de estrellas que ante sus ojos pasaban. Se le acercó un extraterrestre y le preguntó si podía ayudarla. Al decirle que estaba perdida, éste le preguntó por su lugar de residencia para tratar de acercarla en su nave superlumínica, y, a ella, se le ocurrió darle esta dirección:
“Soy del planeta Tierra, el tercero a partir del Sol, situados en la nube interestelar local, Cinturón de Orión de la Galaxia Vía Láctea situada en el Grupo Local de galaxias y perteneciente al supercúmulo de Virgo. Mi casa está situada a 1 UA del Sol dentro del Universo Local en este tiempo presente.”
Cinturón de Gould. La línea indicada como 500 PC (500 parsecs) equivale a una distancia al Sol (en el centro) de 1.630 años-luz; es decir, tiene un diámetro de 3.260 años-luz, que son 31.000 billones de kilómetros.
El conocido como Cinturón de Gould es un sector del Brazo de Orión. El Brazo de Orión es la primera gran estructura a la que pertenecemos; grande en sentido galáctico. Es un larguísimo arco estelar de 10.000 años-luz de longitud y 3.500 de ancho. Mucho más del 99% de lo que ven nuestros ojos a simple vista, en una noche normal, está aquí. Muchas personas de ciudad vivirán y morirán sin ver en persona nada más allá del Brazo de Orión.
Claro que, también existen muchos objetos que, como los púlsares, nos sirven de referencia y guía. ¿Y qué es un púlsar? Pues un pulsar es una estrella de neutrones altamente magnetizada que rota sobre sí misma. Y resulta que su enorme masa las convierte en una especie de péndulos ultraprecisos, con lo que emiten en una frecuencia exacta, reconocible desde cualquier lugar. Su señal es tan intensa que pueden detectarse a millones de años-luz de distancia (nosotros los estamos observando ya en Andrómeda). A todos los efectos, constituyen los faros más precisos y notables del cosmos.
La primera cifra de cada grupo se corresponde con la frecuencia en que emiten estos púlsares, expresada en frecuencia de transición del hidrógeno (la característica más notable del átomo más común del universo). La segunda cifra es el ángulo en radianes, según se ve desde la Tierra en el tiempo presente. Mediante triangulación, es posible determinar sin mucha dificultad desde dónde se veían esos púlsares y cuándo. La respuesta es aquí, ahora; esos tres grupos de cifras son como agitar la mano a escala galáctica: “¡eo! ¡soy yo! ¡estoy aquí! ¡y existo ahora!”.
Con sólo estos tres datos, cualquier civilización extraterrestre que conozca al menos una ciencia parecida a la nuestra puede ubicar con precisión nuestro lugar en el espaciotiempo desde cualquier lugar de este universo (al menos, mientras esos púlsares sigan existiendo). Esta fue una de las genialidades de Carl Sagam, para las placas de oro con un mensaje destinado a los extraterrestres que viajan a bordo de las sondas Pioner de espacio profundo. Las catorce líneas en torno al Sol indican la posición no de tres, sino de catorce púlsares notables, evitando así la posibilidad de confusión y permitiendo su regresión durante largo tiempo.
Este es nuestro lugar en el cosmos, hasta donde somos y sabemos hoy en día; tu dirección y la mía en esa inacabable inmensidad que nos hace sentir tan, tan pequeñitos por la sencilla razón de que –efectivamente– somos por el momento así de pequeñitos. ¡Y algunos se creen grandes y hasta elegidos! ¿Te lo puedes creer?
Científicos del Centro de Investigaciones Espaciales de la Academia Polaca de Ciencias, Laboratorio Nacional Los Alamos, y el Southwest Research Institute y de la Universidad de Boston sugieren que la cinta de emisiones ampliadas de átomos neutros energéticos, descubierta el año pasado por el satélite IBEX de la NASA, se podría explicar por un efecto geométrico que surge debido a la aproximación del Sol al límite entre una nube de gas interestelar local y otra nube de gas muy caliente, llamada la Burbuja Local. Si esta hipótesis es correcta, IBEX está tomando materia de una nube interestelar vecina caliente, a la cual el Sol puede entrar dentro de cien años. Pero, regresemos al Sistema Solar que nos salimos del tema.
La Burbuja Local es una región de baja densidad (aproximadamente o,oo7 átomos por cm3 de materia interestelar que rodea a todo el Sistema Solar. La Burbuja tiene aproximadamente 100 pc de radio y contiene a las estrellas de la vecindad inmediata del Sol. El Sistema Solar parece encontrarse a unos 10-20 pc del borde de la Burbuja. La baja densidad de gas en la Burbuja local puede deberse a una onda de choque de una antigua supernova que barrió la región.
En verdad, no tenemos motivos para el aburrimiento y, entre los muchos incidentes inesperados que podrían aparecer de manera inesperada, están esos grandes pedruzcos que, como Eros, un gigantón, el segundo asteroide cercano a la Tierra en tamaño después de Ganímedes. Mide 34 kilómetros de longitud y que hace bien poco visitó las cercanías de la Tierra como no lo había hecho desde 1975. A pesar de sus desproporcionadas dimensiones -más de 300 campos de fútbol del tamaño del Bernabéu uno detrás de otro-, no supone peligro alguno para nuestro planeta. Se situará a 26,7 millones de kilómetros, lo que sigue siendo una distancia considerable, y atravesará el cielo nocturno a través de las constelaciones de Leo, Sextante y Hidra. Será fácilmente visible incluso con telescopios modestos. Los aficionados a la astronomía no pueden perderse su visita ya que se trata de una ocasión única. No volverá a saludarnos hasta 2056. Aquellos que quieran ver el cuerpo en España podrán hacerlo a partir de las 4.00 horas del 1 de febrero.
Claro que, ¿quién nos asegura que, por circunstancias fortuitas no se podría desviar de su camino actual?
Como ya conocemos sus consecuencias, preferimos que no pase tal acontecimiento y se deje las cosas como estám que ya, con nuestras propios problemas, tenemos más que bastante para or tirando sin tener que lidiar, además, con un gigante venido de fuera.
Claro que, la mejor parte de la historia estaba por suceder. Y, la vida, apareció sobre la Tierra. La materia “inerte” evolucionó hasta su nivel más alto, y la química-biológica hizo su presencia en el planeta para que surgieran, primeros seres diminutos y simples y más tarde, la evolución, posibilitó una mayor complejidad que nos trajo (al menos a alguna especie), hasta la consciencia. Con ese consciente luminoso del SER, pudimos saber de nosotros y del mundo que nos rodea, y, allí, amigos, comenzó otra historia que aún no ha terminado.
Largo, muy largo ha sido el camino andado pero, al fín, podemos discernir entre lo que pudo pasar y lo que podrá suceder. Mientras tanto, nos toca investigar para tratar de saber de dónde venimos y, saliendo al espacio, podríamos tomar consciencia de, hacia donde vamos. Lo cierto es que, aún la ciencia no sabe de donde podemos venir y, la versión más moderna es que, los hombres no son monos y, aunque sí debimos tener un antepasado común que no era Homo ni era Pan, a partir de el, dos ramos divergieron: Los Chimpancés por una lado y el hombre por el otro y, a partir de ese momento, nació la humanidad que, gracias a su cerebro y a sus maneras bípedas, se pudo separar de sus parientes lejanos.
Desde entonces, no es que hayamos aprendido tanto como para poder decir que tenemos nuestro planetas entre las manos, pero sí, podemos ser conscientes de como debemos cuidarlo para que, nuestros habitats (el nuestro y el de los miles de seres que con nosotros lo comparten), pueda ser acogedor y, para ello, debemos poner todo nuestro empeño. ¿Pero, lo hacemos?
Sí, en una pequeña parte del Sistema Solar que se sitúa en el Brazo de Orión, a 30.000 años-luz del centro galáctico, estamos situadios nosotros, tan ricamente instalados en esa maravilla que arriba podemos contemplar y que es bañada por la luz y el calor del Astro Sol, el que nos da la energía de la Vida y hace posible que todo sea tal como lo conocemos. En otros lugares, no podrían ser tan afortunados. Allí, en cientos de miles de planetas, ni existe el agua corriente, ni tiene la atmósfera adecuada, ni están situados a una distancia idónea del Sol que los alumbra, ni…, ni…
Todo esto es nuestro entorno y está en nuestro Sistema solar… ¿queremos conservarlo?
emilio silvera
Ene
25
Y seguimos investigando y obsevando el Universo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo asombroso ~ Comments (1)
En el año 1.609 Galileo Galilei apuntó por primera vez al cielo con un telescopio. Fue el comienzo de 400 años de descubrimientos que aún continúan. El 27 de Octubre de 2.006 la Unión Astronómica Internacional (UAI) anunció la declaración por la UNESCO del 2009 como el Año Internacional de la Astronomía (AIA-IYA2009), ratificada por la ONU el 19 de Diciembre de 2.007. Por todo el mundo fueron celebrados grandes eventos, conferencias, celebraciones con intervención de la gente corriente de la calle, en Colegios y Universidades y, se escribieron miles de artículos conmemorando la celebración que era como un homenaje a todo lo conseguido, a todos los secretos desvelados desde que Galelei nos enseñara, por primera vez, la existencia de otros planetas fuera de la Tierra.
El Año Internacional de la Astronomía (AIA-IYA2009) representará una celebración global de la Astronomía y de su contribución a la sociedad, a la cultura, y al desarrollo de la humanidad. Su objetivo principal es motivar a todos los ciudadanos de todo el mundo s replantearse su lugar en el Universo a través de todo un camino de descubrimientos que se inició hace ya 400 años.”
En aquellas celebraciones, pude colaborar aportando mi “granito de arena” en publicaciones, charlas y otras celebraciones acordes al evento histórico ya de aquellas celebraciones. Recuerdo que por aquellas fechas, en un lugar denominado Imagina 65, decían:
LA ZONA DE LOS NOMBRES: Emilio Silvera Vázquez
“Emilio Silvera Vázquez ha escrito centenares de artículos, la mayoría de ellos de temas científicos y dedicados al espacio sideral y goza de un gran prestigio allende las fronteras de Huelva. ¿Cuál ha sido el secreto de su éxito? Sobre Emilio Silvera, no se ha escrito todavía una biografía imparcial y completa, un extenso artículo que nos ayude a comprender su compleja y descollante personalidad.”
El Universo es inimaginablemente grande. Los planetas de nuestro sistema solar orbítan el Sol en un espacio de doce mil millones de kilómetros. Eso de por sí es un número enorme pero se queda pequeño cuando se compara con la distancia a la estrella más cercana al Sol, Próxima Centauri. Esa estrella está a 38,000,000,000,000 kilómetros de nosotros.Es decir, a 4,22 años-luz del Sol.
Con las velocidades que hoy podemos alcanzar, una expedición a esa estrella tardaría en llegar unos 28.000 años.
Como Próxima Centauri es uno de los objetos más cercanos a nosotros, está claro que los números se vuelven gigantescos si hablamos de cosas en nuestra Galaxia o más lejanas aún. Para describir estas distancias tan grandes, los astrónomos usan una unidad que llaman el año-luz. Aunque suena como una unidad de tiempo, un año-luz, es en realidad, una medida de distancia. La luz viaja a 299.792.458 metros por segundo, y un año-luz se refiere a la distancia que viaja la luz durante un año, que se traduce en 9,460,800,000,000 kilómetros. A través de esta Unidad y otras inventadas para medir las enormes distancias del Universo (Unidad Astroniomica, parsec, kiloparsec, megaparsec…), siendo las más correintes del “tiempo-luz”—segundos-luz, minutos-luz, y años-luz—para tratar de ayudar a tener un sentido de la escala y dar una perspectiva de dónde están estos objetos en el Universo.
Extraños objetos pueden ser observados en el Universo en los que, energías inimaginables están presentes. ESO Utilizando el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), los astrónomos han descubierto que los planetas que orbitan la estrella Fomalhaut deben ser mucho más pequeños de lo que se pensaba en un principio.
Colores
Los grandes telescopios y las nuevas técnicas hacen que podamos ver imágenes de objetos esparcidos por el Universo en bellos colores. En muchas imágenes los colores son aproximados a lo que usted vería si se pudiese acercar lo suficiente y sus ojos fuesen lo suficientemente sensitivos. Los telescopios pueden ver mucho más que nuestros ojos. Son más sensitivos, pueden distinguir luz y color más ténue y son receptivos a otras formas de luz (ondas electromagnéticas) fuera del espectro visible—ultravioleta, infrarrojo, rayos-X, ondas de radio y otros. Para las imágenes realizadas con esas partes invisibles del espectro se asignan colores de manera que la luz “más roja” se le asigna rojo y la luz “más azul” se le asigna el color azul. De esta forma se hace un mapa de la luz invisible, como los rayos-X o la luz infrarroja para crear imágenes que podemos ver.
La joven estrella S106 IR expulsa material a gran velocidad y perturba el gas y el polvo que la rodean. Así la captó el Hubble como un ángel de alas extendidas hacia el espacio infinito.
Alguna de las imágenes que hemos podido contemplar antes se tomaron utilizando filtros especiales que se concentran en un proceso físico particular, como determinadas composiciones o temperaturas y estas frecuentemente se le asignan colores de manera que puedan mostrar mejor la información. Son demostraciones hermosas de cómo la astronomía moderna puede ser parecida al arte.
LAS ESTRELLAS:
Que por cierto, son algo más, mucho más, que simples puntitos luminosos que brillan en la oscuridad de la noche. Una estrella es una gran bola de gas luminoso que, en alguna etapa de su vida, produce energía por la fusión nuclear del hidrógeno para formar helio. El término estrella por tanto, no sólo incluye estrellas como nuestro Sol, que están en la actualidad quemando hidrógeno, sino también proto-estrellas, aún no lo suficientemente calientes como para que dicha combustión haya comenzado, y varios tipos de objetos evolucionados como estrellas gigantes y súper-gigantes, que están quemando otros combustibles nucleares, o las enanas blancas y las estrellas nucleares, que están formadas por combustible nuclear gastado.
Una buena colección de proto-estrellas que pronto entraran en la secuencia principal
La masa máxima de una estrella es de unas 120 masas solares, por encima de la cual sería destruida por su propia radiación. La masa mínima es de 0,08 masas solares; por debajo de ella, los objetos no serían lo suficientemente calientes en sus núcleos como para que comience la combustión del hidrógeno, y se convertirían en enanas marrones.
La luminosidad de las estrellas varían desde alrededor de medio millón la luminosidad del Sol para las más calientes hasta menos de una milésima de la del Sol para enanas más débiles.
Aunque las estrellas más prominentes visibles a simple vista son más luminosas que el Sol, la mayoría de las estrellas son en realidad más débiles que éste y, por tanto, imperceptibles a simple vista.
Las estrellas brillan como resultado de la conversión de masa en energía por medio de reacciones nucleares, siendo las más importantes las que involucran al hidrógeno.
Por cada kilogramo de hidrógeno quemado de esta forma, se convierte en energía aproximadamente siete gramos de masa. De acuerdo con la famosa ecuación de Einstein E=mc2, los siete gramos equivalen a una energía de 6,3 x 1014 Julios.
Las reacciones nucleares no sólo aportan el calor y la luz de las estrellas, sino que también producen elementos más pesados que el hidrógeno y el helio. Estos elementos pesados han sido distribuidos por todo el Universo mediante explosiones de supernovas o por medio de Nebulosas planetarias y vientos estelares.
Las estrellas pueden clasificarse de muchas maneras:
- Mediante la etapa evolutiva, en presecuencia principal, secuencia principal, gigante, supergigante, enana blanca o estrella de neutrones.
- A partir de sus espectros, que indica su temperatura superficial conocida como clasificación de Morgan-Keenan.
- En Población I, II y III, que engloban estrellas con abundancias progresivamente menores de elementos pesados.
¿Pero que pasa en las Nebulosas?
En estas nubes se fraguan los mundos merced a la dinámica del universo que lo hace cambiante y evolutivo. Nada permanece y todo se transforma. Las cosas ocurren de cierta manera que puede ser prevista al aplicar esas fuerzas y esas constantes que hacen de nuestro “mundo” lo que podemos observar y, de esa manera, porque esas constantes universales son como las conocemos, la vida está presente y, si la carga del electrón o la masa del protón cambiara aunque solo fuese una diezmillonésima, ya la vida no sería posible tal como la conocemos.
“Es difícil formular cualquier teoría firme sobre las etapas primitivas del universo porque no sabemos si hc/e2 es constante o varía proporcionalmente a log(t). Si hc/e2 fuera un entero tendría que ser una constante, los experimentadores dicen que no es un entero, de modo que podría estar variando. Si realmente varía, la química de las etapas primitivas sería completamente diferente, y la radiactividad estaría afectada. Cuando empecé a trabajar sobre la gravedad esperaba encontrar alguna conexión entre ella y los neutrinos, pero esto ha fracasado.”
Comentario de un físico desesperado
Extraños mundos que pudieran ser
Está muy claro que nuestro Universo es es debido a una serie de parámetros que poco a poco hemos ido identificando y hemos denominado Constantes de la Naturaleza. colección de números misteriosos son los culpables, los responsables, de que nuestro Universo sea tal como lo conocemos y que, a pesar de la concatenación de movimientos caóticamente impredecibles de los átomos y las moléculas, nuestra experiencia es la de un mundo estable y que posee una profunda consistencia y continuidad.
En mecánica cuántica, el comportamiento de un electrón en un átomo se describe por un orbital, que es una distribución de probabilidad más que una órbita. En la figura, el sombreado indica la probabilidad relativa de «encontrar» el electrón en punto se tiene la energía correspondiente a los números cuánticos dados. Pensemos (como digo antes), que si la carga del electrón variara, aunque sólo fuese una diezmillonésima , los átomos no se podrían constituir, las moléculas consecuentemente tampoco y, por ende, ni la materia… ¡Tampoco nosotros estaríamos aquí! ¡Es tan importante el electrón!
Sí, nosotros también hemos llegado a saber que con el paso del tiempo aumenta la entropía y las cosas cambian. Sin embargo algunas cosas no cambian, continúan siempre igual, sin que nada les afecte. Ésas precisamente, son las constantes de la naturaleza que desde mediados del siglo XIX, comenzó a la atención de físicos como George Johnstone Stoney (1.826-1.911, Irlanda).
Parece, según todas las trazas, que el universo, nuestro universo, alberga la vida inteligente porque las constantes de la naturaleza son las que aquí están presentes; cualquier ligera variación en alguna de éstas constantes habría impedido que surgiera la vida en el planeta que habitamos. El universo con las constantes ligeramente diferentes habría nacido muerto, no se hubieran formado las estrellas ni se habrían unido los quarks para construir nucleones (protones y neutrones) que formarán los núcleos que al ser rodeados por los electrones construyeron los átomos, que se juntaron para formar las células que unidas dieron lugar a la materia. Esos universos con las constantes de la naturaleza distintas a las nuestras estarían privados del potencial y de los elementos necesarios para desarrollar y sostener el de complejidad organizada que nosotros llamamos vida.
Hasta el momento no se ha podido observar ningún cambio en las constantes de la Naturaleza
Nadie ha sabido responder a la pregunta de si las constantes de la naturaleza son realmente constantes o llegará un momento en que comience su transformación. Hay que tener en cuenta que para nosotros la escala del tiempo que podríamos considerar muy grande, en la escala de Tiempo del Universo podría ser ínfima. El universo, por lo que sabemos, tiene 13.500 millones de años. Antes que nosotros, el reinado sobre el planeta correspondía a los dinosaurios, amos y señores durante 150 millones de años, hace de ello 65 millones de años. Mucho después, hace apenas 2 millones de años, aparecieron nuestros antepasados directos, que después de una serie de cambios evolutivos desembocó en lo que somos hoy.
Estas observaciones de quásares brindan una imagen de nuestro universo tal como era durante su infancia, solo 750 millones de años después de producirse la explosión inicial que creó al universo. El análisis del espectro de la luz del quásar no ha aportado evidencias de elementos pesados gaseosa circundante, un hallazgo que sugiere que el quásar data de una era cercana al nacimiento de las primeras estrellas del universo.
Todo ello pudo suceder como consecuencia de que unos 500 millones de años después del Big Bang se formaron las primeras estrellas que, a su vez, dieron lugar a las primeras galaxias. El material primario del universo fue el hidrógeno, el más sencillo y simple de los elementos que componen la tabla periódica. Hoy día, 13.500 millones de años después, continúa siendo el material más abundante del universo junto al helio.
hacer posible el resurgir de la vida, hacían falta materiales mucho más complejos que el hidrógeno. Éste era demasiado simple y había que fabricar otros materiales que, como el carbono, el hidrógeno pesado, el nitrógeno, oxígeno, etc, hicieran posible las combinaciones necesarias de materiales diferentes y complejos que al ser bombardeados por radiación ultravioleta y rayos gammas provenientes del espacio, dieran lugar a la primera célula orgánica que sería la semilla de la vida.
¿Quién, entonces, fabricó esos materiales complejos si en el universo no había nadie?
Buena pregunta. Para contestar tengo que exponer aquí algunas características de lo que es una estrella, de cómo se formar, como puede ser y cuál será su destino final. Veamos:
El nacimiento de una proto-estrella
Lo que conocemos como estrella es una bola de gas luminosa que, durante una etapa de su vida, produce energía por la fusión nuclear del hidrógeno en helio. El término estrella, por tanto, no sólo incluye estrellas como el Sol, que están en la actualidad quemando hidrógeno, sino también protoestrellas, aún en formación y no lo suficientemente calientes como para que dicha combustión nuclear haya comenzado, y también varios tipos de objetos más evolucionados como estrellas gigantes y supergigantes, que están quemando otros combustibles nucleares, o las enanas blancas y las estrellas nucleares, que están formadas por combustible nuclear gastado.
Las estrellas se forman a partir de enormes nubes de gas y polvo que a veces tienen hasta años-luz de diámetro. Las moléculas de polvo unidas a las de los gases se rozan y se ionizan, se calientan y la nube comienza a girar lentamente. El enorme conglomerado poco a poco se va juntando y la temperatura aumenta. Tal enormidad de materia crea una fuerza gravitatoria que hace contraerse la nube sobre sí misma. Su diámetro y su temperatura en el núcleo es tal que se produce la fusión de los protones de hidrógeno, que se transforman en un material más complejo, el helio, y ése es el en que nace la estrella que, a partir de ahí, puede estar miles de millones de años brillando y produciendo energía termonuclear.
Con la imagen de arriba como ilustración, hace algún tiempo que se publicó la noticia en la página web de la ESO, se muestra la masa determinada de una estrella que supera el límite anterior (152-150 masas solares) por un factor de 2, usando una combinación de obtenidos en el observatorio Paranal y con el telescopio espacial Hubble. Se trata de la estrella R136a1 en el centro de la nebulosa “Tarántula” en la Gran Nube de Magallanes. Esto es muy interesante, porque hasta ahora se creyó que cualquier estrella mayor que 150 masas solares se desintegra por el efecto de la presión de radiación que supera a la gravedad. En realidad, también R136a1 está desintegrándose, teniendo ahora “sólo” 260 masas solares, después de una vida corta de 1,5 millones de años. Pero los autores calculan que reunió, cuándo nació, un total de 320 masas solares.
Mucho tiempo ha pasado que esta imagen era el presente, y, sin embargo, el Universo supone una ínfima fracción marcada por el Tic Tac cósmico de las estrellas y galaxias que conforman la materia de la que provenimos. Es un gran misterio para nosotros que sean las estrellas las que fabrican los materiales que, más tarde, llegan a conformar a seres vivos que, en algunos caso, tienen consciencia.
“La ciencia no puede resolver el misterio final de la Naturaleza. Y esto se debe a que, en el último análisis, nosotros somos parte del misterio que estamos tratando de resolver”.
Max Planck
De acuerdo con su perspectiva universal, en 1.899 Planck propuso que se construyeran unidades naturales de masa, longitud y tiempo a partir de las constantes más fundamentales de la naturaleza: la constante de gravitación G, la velocidad de la luz c y la constante de acción h, que lleva el de Planck. La constante de Planck determina la mínima unidad de cambio posible en que pueda alterarse la energía, y que llamó “cuanto”. Las unidades de Planck son las únicas combinaciones de dichas constantes que pueden formarse en dimensiones de masa, longitud, tiempo y temperatura. Se conocen las Unidades de Planck.
Planck con sus unidades nos llevo al extremo de lo pequeño
Mp = | (hc/G)½ = | 5’56 × 10-5 gramos |
Lp = | (Gh/c3) ½ = | 4’13 × 10-33 centímetros |
Tp = | (Gh/c5) ½ = | 1’38 × 10-43 segundos |
Temp.p = | K-1 (hc5/G) ½ = | 3’5 × 1032 ºKelvin |
Estas formulaciones con la masa, la longitud, el tiempo y la temperatura de Planck incorporan la G (constante de gravitación), la h (la constante de Planck) y la c, la velocidad de la luz. La de la temperatura incorpora además, la K de los grados Kelvin.
“Estas cantidades conservarán su significado natural mientras la Ley de Gravitación y la de Propagación de la luz en el vacío y los dos principios de la termodinámica sigan siendo válidos; por lo tanto, siempre deben encontrarse iguales sean medidas por las inteligencias más diversas con los métodos más diversos.”
Las estrellas masivas tienen una vida más corta que las estrellas medianas o enanas que, al consumir menos combustible nuclear de fusión duran miles de millones de años.
Las estrellas viven el tiempo que sus masas le permiten. Una estrella masiva devora tanto material nuclear que sólo puede realizar la fusión durante un tiempo corto de unos millones de años en el mejor de los casos. Son las estrellas enanas rojas las que más tiempo de vida pueden tener al fusionar el hidrógeno de manera lenta en “pequeñas proporciones. Incluso nuestro Sol, que fusiona 4.654.600 Tn cada segundo de Hidrógeno en 4.650.000 Tn de Helio, Las 4.600 toneladas que se pierden en la transición, son eyectadas al Espacio Interestelar en forma de luz y calor, de lo que, a la Tierra llega la diezmillonésima parte. A pesar de esa inmensa cantidad consumida, el Sol tiene 5.000 millones de años de edad, y, según los cálculos le quedan otros 5.000 millones de años de vida.
R136a1 en el centro de la nebulosa “Tarántula” en la Gran Nube de Magallanes. La masa máxima de las estrellas para que sean estables puede rondar las 150 masas solares, es decir, ser 150 veces mayor que nuestro Sol y por encima de este límite sería destruida por la enorme potencia de su propia radiación. La masa mínima para poder ser una estrella se fija en 0’08 masas solares; por debajo de ella, los objetos no serían lo suficientemente calientes en sus núcleos como para que comience la combustión del hidrógeno y se convertirían en enanas marrones. Las luminosidades de las estrellas varían alrededor de medio millón de veces la luminosidad del Sol para las más calientes hasta menos de la milésima de la del Sol para las enanas más débiles. Aunque las estrellas más prominentes visibles a simple vista son más luminosas que el Sol, la mayoría de las estrellas son en realidad más débiles que éste y, por tanto, imperceptibles a simple vista.
Dependiendo de la temperatura de la estrella y de los materiales que contiene…
He dicho antes, el brillo de las estrellas (la luz y el calor) es el resultado de la conversión de masa en energía (E=mc2) por medio de reacciones nucleares. Las enormes temperaturas de millones de grados de su núcleo hace posible que los protones de los átomos de hidrógeno se fusionen y se conviertan en átomos de helio.
Por cada kilogramo de hidrógeno quemado de esta manera se convierten en energía aproximadamente siete gramos de masa. Las reacciones nucleares no sólo aportan la luz y el calor de las estrellas, sino que también producen elementos pesados más complejos que el hidrógeno y el helio que, posteriormente, son distribuidos por el universo cuando al final la estrella explota en súper NOVA, lanzando sus capas exteriores al espacio que de esta , deja “sembrado” de estos materiales el “vacío” estelar.
Las estrellas pueden clasificarse de muchas maneras. Una manera es mediante su etapa evolutiva: en presecuencia principal, secuencia principal, gigante, supergigante, enana blanca, estrella de neutrones y agujeros negros. Éstas últimas son la consecuencia del final de sus vidas como tales estrellas, convirtiéndose en objetos estelares de una u otra clase en función de sus masas originales. Estrellas como nuestro Sol, al agotar el combustible nuclear se transforman en gigantes rojas, expulsan las capas exteriores para formar una Nebulosa planetaria y finalmente quedan como enanas blancas. Si la masa es mayor serán estrellas de neutrones y, si aún son mayores, su final está en agujeros negros.
Siempre que intento dar un paseo por el Universo, es grande que… ¡Me pierdo!
emilio silvera
Ene
24
Conocer la Naturaleza, sus secretos
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Los secretos del Universo ~ Comments (0)
El amanecer del día es tan antiguo que se pierde en la noche de los tiempos
Desde tiempos inmemoriales, se hizo cada vez más evidente para nuestros antepsados que en la Naturaleza se daban sucesos predecibles y también impredecibles. Unos eran repetitivos, como el día y la noche y otros, nunca se veían venir, como los temblores de la Tierra. Así, los aspectos impredecibles eran peligrosos y temibles. En aquellos tiempos remotos, decían que eran castigos de los dioses por el compiortamiento humano y, ahí estaban incluídos desde la erupción de un volcán, un Tsunami o un terremoto. También plagas, desastres y pestilencias que asotaron al mundo se vieron como un castigo.
Mucho menos interés tenían las predecibilidades de los comportamientos de la Naturaleza que, por cotidianos, se veían naturales y eran, al ser conocidos, aprovechados de una u otra manera. Advirtiendo y explotando los cambios periódicos del entorno, podían prepararse las cosechas, hacer acopios para el invierno y construir defensas contra las incursiones del viento y de las aguas. Estas regularidades de la Naturaleza se reflejaron en el comportamiento de las Sociedades estables que se estructuraron alrededor de estosm sucesos y generaron una creencia en la ley y el orden a escala cósmica.
Lo impredecible
Finalmente, ayudadas por la fe monoteísta de muchas sociedades occidentales, estas creencias alimentaron la idea de que existían cosas llamadas “leyes de la Naturaleza” que son válidas en todos los tiempos y lugares. Estas leyes universales prescriben el modo en que se comportaran las cosqas y no, como las leyes humanas que son cambiantes y dependen de criterios que no siempre están aconsejados por la razón.
Hemos llegado a comprender que las leyes de cambio siempre pueden reemplazarse por el requisito de que algún otro aspecto de la Naturaleza no cambie: es lo que llaman el principio de conservación o una invariancia de la Naturaleza. Se cree que la energía es un ejemplo primordial. Puede ser intercambiada y reorganizada de formas diferentes pero, al final, cuando se hace la suma, la energía total debe ser siempre la misma.
Hasta la década de 1970 los físicos estaban impresionados por esta correspondencia entre leyes de la Naturaleza y pautas invariables que empezaron a explotar el catálogo de pautas invariables en busca de candidatos para las leyes de cambio asociadas. Las cuatro fuerzas básicas de la Naturaleza -Gravedad, electricidad y magnetismo, radiactividad e interacciones nucleares- eran descritas por teorías de este tipo. Cada una de estas cuatro fuerzas de la Naturaleza corresponde a una pauta independiente que se conserva cuando algo sucede en la Naturaleza: cuando un núcleo radiactivo se desintegra o un imán en movimiento en la dinámo de una bicicleta produce una corriente eléctrica.
Todo esto eran buenas noticias para los físicos. A mediados de la década de 1970 tenían teorías separadas para la Gravedad, el Electromagnetismo, la Fuerza débil (de la que se deriva la radiactividad) y la Fuerza fuerte (de la que se deriva las fuerzas nucleares) que estaban de acuerdo con los sucesos observados. La conservación de una pauta invariable en cada caso requería que existiese la respectiva fuerza de la Naturaleza y determinara en detalle cómo y sobre qué debería actuar. ¿Por qué debería el mundo estar gobernado por cuatro pautas invariables diferentes?
Hemos aprendido que las fuerzas de la naturaleza no son tan diferentes como a primera vista nos pueden parecer. Parecen tener intensidades muy diferentes y actuar sobre partículas elementales diferentes. Pero esto es una ilusión creada por nuestra necesidad de habitar un lugar en el Universo donde la temperatura es más bien baja; suficientemente baja para que existan átomos y moléculas. Conforme la temperatura aumenta y las partículas elementales de materia colisionan entre sí a energías cada vez más altas, las fuerzas separadas que gobiernan nuestro mundo quiescente a baja temperatura se hacen cada vez más parecidas. Las fuerzas fuertes se debilitan y las fuerzas débiles se fortalecen. aparecen nuevas partículas a medida que se alcanzan temperaturas más elevadas y consiguen producir interacciones entre las familias separadas de partículas que, a bajas temperaturas, parecen estar aisladas entre sí.
Gran número de partículas generadas después del choque en el Gran Colisionador de Hadrones.
Las partículas viajan a velocidades cercanas a la velocidad de la luz y haces de hadrones chocan con tal violencia que, a muchos miles de millones de grados de temperatura, surge una nueva materia y partículas desconocidas que, durante una pequeñísima fracción de tiempo – de una trillonésima de segundo- son captadas por las potentes computadoras para que, posteriormente, los expertos experimentadores, diluciden los misterios que han surgido de ese big bang en miniatura.
Así, poco a poco, a medida que alcanzamos esas inimaginables condiciones de la temperatura “última” que Max Planck encontró definida por las cuatro constantes G, k, c y h, esperamos que las diferencias se vayan borrando completamente y que las fuerzas de la Naturaleza presenten al fín, un único frente unido como se cree que sucedía al principio de todo, antes de que las temperaturas iniciales del Universo se enfriaran y diera lugar a que, la única fuerza existente en aquel momento, se escindiera en las cuatro que hoy conocemos.
Ahí, en ese recinto misterioso se producen conexiones sin fin que generan los pensamientos
Todo esto que aquí podemos contar es posible gracias a que existe algo que llamamos cerebro en el que se estructura un algo que llamamos mente y que, ha llegado a un nivel de consciencia de inusitada grandeza, capaz de percibir esos parámetros y pautas de la Naturaleza que la hacen como es y que, permiten que dicha mente pueda estar presente para observar todo lo que aquí ocurre en tan inmenso Universo.
Hay cosas que se nos escapan pero que, de alguna manera presentimos. Por ejemplo, en nuestras vidas cotidianas, los efectos de la energía de vacío son ínfimos, diminutos, pero aún así detectables en pequeñas correcciones a los niveles de las energías de los átomos. En Teorías de campos relativistas, la energía de vacío está dada por una expresión matemáticamente idéntica y físicamente indistinguible de la famosa constante cosmológica, o por el contrario varia con el tiempo, algo que tendría consecuencias importantísimas para el destino del universo y que es un tema de investigación candente en cosmología, con varios experimentos propuestos para detectarlo.
Imaginar lo que puediera ser… siempre se nos ha dado muy bien y, a veces, hasta hemos acertado.
Es cierto que existen campos en los que tenemos dudas y queremos seguir avanzando, es mucha la ignorancia que sobre nuestros hombros cargamos pero, por ejemplo, si bien existe confusión e intriga acerca de su uso y factibilidad, la computación cuántica no es un sueño. De hecho, muchos expertos la ven como inevitable. En los computadores tradicionales, el procesamiento paralelo divide una tarea en partes y las delega a procesadores separados. La computación cuántica hace mas o menos lo mismo, solo que el procesamiento ocurre a nivel subatómico, donde rigen las leyes de la mecánica cuántica.
Mientras que un bit magnético tradicional puede representar solo un 1 o un 0, los bits cuánticos, o “qubits”, consistentes de atomos y partículas subatómicas ofrecen una gama de posibilidades exóticas. Un computador cuántico puede guardar datos en el espín de los electrónes, o en la posición de un cierto electrón. Un qubit, por ejemplo, puede ser 0, 1 y 0 y 1 al mismo tiempo, permitiendo la construcción de procesadores inmensamente más rápidos que los procesadores tradicionales.
Sabemos que, en el centro del átomo se encuentra un pequeño grano compacto aproximadamente 100.000 veces más pequeño que el propio átomo: el núcleo atómico. Su masa, e incluso más aún su carga eléctrica, determinan las propiedades del átomo del cual forma parte. Debido a la solidez del núcleo parece que los átomos, que dan forma a nuestro mundo cotidiano, son intercambiables entre sí, e incluso cuando interaccionan entre ellos para formar sustancias químicas (los elementos). Pero el núcleo, a pesar de ser tan sólido, puede partirse. Si dos átomos chocan uno contra el otro con gran velocidad podría suceder que los núcleos llegaran a chocar entre sí y entonces, o bien se rompen en trozos, o se funden liberando en el proceso partículas subnucleares. La nueva física de la primera mitad del siglo XX estuvo dominada por los nuevos acertijos que estas partículas planteaban.
Pero tenemos la mecánica cuántica; ¿es que no es aplicable siempre?, ¿cuál es la dificultad? Desde luego, la mecánica cuántica es válida para las partículas subatómicas, pero hay más que eso. Las fuerzas con que estas partículas interaccionan y que mantienen el núcleo atómico unido son tan fuertes que las velocidades a las que tienen que moverse dentro y fuera del núcleo están cerca de la velocidad de la luz, c, que es de 299.792’458 Km/s. Cuando tratamos con velocidades tan altas se necesita una segunda modificación a las leyes de la física del siglo XIX; tenemos que contar con la teoría de la relatividad especial de Einstein.
Esta teoría también fue el resultado de una publicación de Einstein de 1905. en esta teoría quedaron sentadas las bases de que el movimiento y el reposo son conceptos relativos, no son absolutos, como tampoco habrá un sistema de referencia absoluto con respecto al cual uno pueda medir la velocidad de la luz.
Pero había más cosas que tenían que ser relativas. En este teoría, la masa y la energía también dependen de la velocidad, como lo hacen la intensidad del campo eléctrico y del magnético.Einstein descubrió que la masa de una partícula es siempre proporcional a la energía que contienen, supuesto que se haya tenido en cuenta una gran cantidad de energía en reposo de una partícula cualquiera, como se denota a continuación:
E = mc2
Como la velocidad de la luz es muy grande, esta ecuación sugiere que cada partícula debe almacenar una cantidad enorme de energía, y en parte esta predicción fue la que hizo que la teoría de la relatividad tuviese tanta importancia para la física (¡y para todo el mundo!). Para que la teoría de la relatividad también sea autoconsistente tiene que ser holista, esto es, que todas las cosas y todo el mundo obedezcan a las leyes de la relatividad. No son sólo los relojes los que se atrasan a grandes velocidades, sino que todos los procesos animados se comportan de la forma tan inusual que describe esta teoría cuando nos acercamos a la velocidad de la luz. El corazón humano es simplemente un reloj biológico y latirá a una velocidad menor cuando viaje en un vehículo espacial a velocidades cercanas a la de la luz. Este extraño fenómeno conduce a lo que se conoce como la “paradoja de los gemelos”, sugerida por Einstein, en la que dos gemelos idénticos tienen diferente edad cuando se reencuentran después de que uno haya permanecido en la Tierra mientras que el otro ha viajado a velocidades relativistas.
Einstein comprendió rápidamente que las leyes de la gravedad también tendrían que ser modificadas para que cumplieran el principio relativista. Y, tras profundos pensamientos y continuados sufrimientos, él pudo elaborar su ecuación que es el reflejo de una de las mayores muestras de ingenio que han podido ser hechas por un humnano. Su Ecuación de campo de la Relatividad General.
De la ecuación de campo de Einstein (entre otras muchas cosas) nos sale el esquema de la curvatura del espacio-tiempo que se produce en presencia de grandes masas. Ahí, también está encerrado el exótico agujerom negro. En esa breve ecuación subyace la inmensidad del Cosmos, de su geometría y configuración. Así que, en el presente comentario, vamos a explicar una serie de cosas que ocurren y están aquí con nosotros en el Universo, e incluso, formar parte de nosotros mismos o hacen posible que podamos estar aquí.
Leyendo el material enviado por un amigo al que pidió ayuda, Einstein quedó paralizado. Ante él, en la primera página de una conferencia dada ante el Sindicato de Carpinteros, 60 años antes por un tal Riemann, tenía la solución a sus desvelos: el tensor métrico de Riemann, que le permitiría utilizar una geometría espacial de los espacios curvos que explicaba su relatividad general.
¡La belleza y los misterios del Universo!
Para poder aplicar el principio de la relatividad a la fuerza gravitatoria, el principio tuvo que ser extendido de la siguiente manera: no sólo debe ser imposible determinar la velocidad absoluta del laboratorio, sino que también es imposible distinguir los cambios de velocidad de los efectos de una fuerza gravitatoria.
Einstein comprendió que la consecuencia de esto era que la gravedad hace al espacio-tiempo lo que la humedad a una hoja de papel: deformar la superficie con desigualdades que no se pueden eliminar. Hoy en día se conocen muy bien las matemáticas de los espacios curvos, pero en el época de Einstein el uso de estas nociones matemáticas tan abstractas para formular leyes físicas era algo completamente nuevo, y le llevó varios años encontrar la herramienta matemática adecuada para formular su teoría general de la relatividad que describe cómo se curva el espacio en presencia de grandes masas como planetas y estrellas.
Claro que, no siempre es todo como creemos verlo, ni siempre estamos en disposición de elegir. Nada es lo que nos dicen nuestros sentidos que es. Y, lo que entendemos por libre albedrío, de la misma manera, está distorsionado por mil parámetros ajenos a nosotros que, sólo podemos ejercer de manera parcial y hasta el punto en que, el entorno nos lo permite.
emilio silvera