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¿La Mente? ¡Un Universo en sí misma!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Misterios de la Mente ~ Comments (9)
Teseo, hijo del rey Egeo, soberano de Atenas, que, tras abatir al Minotauro, logró salir del Laberinto de Creta con ayuda del hilo de Ariadna, y regresar sano y salvo a su ciudad de origen. Es sabido que se le olvidó cambiar las velas de la nave. Su padre le había dicho que arriara las velas negras que llevaba si volvía a salvo de su misión, y que izara en su lugar unas blancas, olvido que acarreó el suicidio de su padre, que se precipitó al mar que lleva su nombre.
Ariadna le da el hilo a Teseo
Hay, según quien lo cuente, muchas versiones sobre la causa de este olvido. Para Plutarco es la alegría de la hazaña heroica; para Diodoro, Apolodoro, Pausanias e Higino, la pena que lo embargó de añoranza por la pérdida de Ariadna. Para Catulo se trata de un castigo divino de Júpiter como venganza por el abandono de Ariadna. Podemos incluso llegar a pensar, siguiendo a Sigmund Freud, que se trata de un ajuste de cuentas: el olvido del héroe no sería un acto involuntario, sino la afloración del deseo inconsciente de matar al padre que todo hijo lleva consigo debido al complejo de Edipo. En efecto, al desembarcar en el Ática el príncipe heredero, una vez fallecido el monarca, sería coronado rey él mismo: a rey muerto, rey puesto.
El caso es que, leyendo la biografía de Teseo que escribió Plutarco, que traza un paralelismo con la de Rómulo, me encuentro con la célebre paradoja de la nave de Teseo.
Teseo se preguntaba si cuando, en su paradoja de reemplazo, si cuando a un objeto se le reemplazan todas las piezas, seguía siendo el mismo objeto. De la misma manera, nosotros, a medida que vamos evolucionando a lo largo de nuestras vidas, nos vamos transformando en otro muy diferente, toda vez que, las experiencias vivídas, nos cambian y nuestra mente de hoy, no es la mente de ayer. Ya lo decía Heráclito, el gran filósofo griego:
“Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos.” Nada permanece y todo cambia continuamente.
¿La metafísica? Una escalera que no hemos podido subir y una puerta, que tampoco hemos sabido cruzar. Es lo que está más allá de lo material, incluso sobrepasa el mundo filosófico de los pensamientos que se pueden constatar para adentrarse en ese otro “mundo” en el que la mente divaga y quiere llegar mucho más lejos de lo que le está permitido.
¿Hacia dónde vamos?
Habiendo finalizado la lectura de Las sombras de la mente, de Roger Penrose, en la que nos habla de la posibilidad de comprender de manera científica lo que la conciencia es y, extrapola dicha conciencia, hasta ese otro mundo de la I.A., en el que, si nada lo remedia, estamos inmersos hasta tal punto que, en el futuro más o menos lejano, será lo que predomine tanto aquí en la la Tierra, como en los mundos y lunas que nos acompañan en el Sistema solar, e, incluso, mucho más allá. Ellos serán, los Robots, los que surquen los cielos y el espacio interestelar en busca de las estrellas.
Conociendo el Universo
Hay en todas las cosas un ritmo que es de nuestro Universo.
“Hay simetría, elegancia y gracia… esas cualidades a las que se acoge el verdadero artista. Uno puede encontrar ese ritmo en la sucesión de las estaciones, en la que la arena modela una cresta, en las ramas de un arbusto creosota o en el diseño de sus hojas. Intentamos copiar ese ritmo en nuestras vidas y en nuestra sociedad, buscando la medida y la cadencia que reconfortan. Y sin embargo, es posible ver un peligro en el descubrimiento de la perfección última. Está claro que el último esquema contiene en sí mismo su propia fijeza. En esta perfección, todo conduce hacia la muerte.”
De “Frases escogidas de Muad´Dib”, por la Princesa Irulan.
Este grupo de singulares estrellas se ubica dentro de la concentración estelar R136, centro del cúmulo estelar NGC 2070, que a su vez se encuentra dentro de la Nebulosa de la Tarántula, en la Nube Grande de Magallanes. Este cúmulo ya era conocido por albergar estrellas monstruosas: en el año 2010 se confirmó que R136a1, una estrella perteneciente al cúmulo, es la estrella más masiva y más luminosa que se ha detectado en todo el Universo. Posee 315 veces la masa del Sol, y 8.700.000 veces su luminosidad.
“La gigantesca y joven agrupación estelar, llamada R136, sólo tiene unos pocos millones de años de edad y reside en la Nebula 30 Doradus, una turbulenta región de nacimiento de estrellas en la Nube Grande de Magallanes, una galaxia satélite de nuestra Vía Láctea. No hay región con formación de estrellas conocida en nuestra galaxia tan grande o prolífica como la 30 Doradus. Muchas de las azules como diamantes están entre las mayores conocidas. Buena parte de ellas son unas 100 veces más grandes que nuestro sol. Estas estrellas Hipergigantes están destinadas a explotar como Supernovas dejando “regado el espacio Interestelar de materiales complejos y, como remanente, ahí quedará un Agujero negro.
La familia de las Nebulosas planetarias es grande y muy variada
Si las estrellas son corrientes, como nuestro Sol, entonces, lo que queda al final de sus vidas es una bonita Nebulosa Planetaria y, en el centro, una estrella radiante enana blanca que emite con rabia en el ultravioleta, y, pasado algunos cientos de años, se enfriará para quedar como un cadáver estelar.
Los fenómenos y maravillas que podemos descubrir en el Universo son inagotables, estamos y pertenecemos a un Universo inmenso que, casi con toda seguridad, nunca podremos recorrer. Descubrimos regiones lejanas, situadas a miles de millones de años-luz de la nuestra, y, nuestros “ojos”, son los cada vez más sofisticados telescopios que nuestra ingenio construye. Sin embargo, nunca podrán, los telescopios, enseñarnos imágenes de objetos de hoy en esas distancias, ya que, cuando nos muestra una galaxia situada a cinco mil millones de años luz de la Tierra, nos está mostrando cómo era esa galaxia hace cinco mil millones de años.
La inmensa Nebulosa molecular Messier 78
Cada día tratamos de dar un repaso a temas de interés y siempre procurando que sean interesantes para que capten la atención del visitante. Como todos sabéis, nos centramos en la Física, astrofísica, Astronomía en general y también, de hechos del pasado que nos dejaron aquellas civilizaciones antiguas para que hoy, podamos nosotros ser lo que somos y haber llegado hasta dónde nos encontramos gracias a la contribución de muchos que antes que nosotros, pasaron por aquí, y dejaron sus obras en este mundo privilegiado. La Mente siempre ha sido uno de los temas preferidos que, por su complejidad y misterio, ha despertado nuestra curiosidad.
Sí, con frecuencia hemos hablado aquí de la Mente y de la Materia, del Universo y de las galaxias que lo pueblan, de los Mundos y de la Vida, de las múltiples teorías que observando y experimentando hemos creado para poder explicar la Naturaleza, de las Constantes Universales y de las cuatro Fuerzas Fundamentales. En fin, hemos hablado de los objetos exóticos que pueblan el universo y de las maravillas que ocurren en el corazón de las estrellas que, a temperaturas de millones de grados, transmutan los elementos simples en otros más complejos. De todo eso y de muchas más cosas hemos hablado aquí y, posiblemente, algún lector, haya podido aprender alguna cosa. Siempre hemos procurado exponer los temas de la manera más sencilla posible y, si lo hemos logrado o no, serán ustedes los que lo tengan que juzgar.
Una galaxia es un universo en miniatura, allí pueden estar representados todos y cada uno de los objetos que pueblan el Cosmos. En el ámbito de una galaxia todas las fuerzas del universo actúan allí a nivel local, La Gravedad mantiene allí unidas a las estrellas y los mundos, las Nebulosas y las ingentes cantidades de gas y polvo que contienen crear estrellas nuevas. Allí, en las galaxias, residen agujeros negros, estrellas de neutrones y una gran variedad de estrellas y de sistemas solares, así como cometas errantes y enormes meteoritos que vagan por el espacio interestelar. En una galaxia, amigos míos, podemos encontrar todo aquello que en el universo existe. Las hay muy pequeñas, enanas con menos de un millón de estrellas y también, las hay gigantes y supergigantes que llegan a tener muchos cientos de miles de millones de estrellas. Algunas tienen diámetros que sobrepasan los 600.000 años-luz.
Galaxia Seyfert, NGC 1566 en la constelación de El Dorado, distante a unos 50 millones de años-luz
Pueden estar aisladas y también en pequeños grupos (como nuestro Grupo Local de Galaxias donde reinan Andrómeda y la Vía Láctea. Pero, también existen enormes estrucutras, cúmulos y supercúmulos de galaxias como el de Virgo. Muchos son los tipos de galaxias conocidos y, referidas al material que las conforma, a su físicas específicas, o, también, a otras circunstancias especiales, raras o exóticas, la familia de las galaxias es grande y muy variada.
Y, en todo ese aparente maremágnum, apareció la vida. “La Vida, como una cúpula de vidrio multicolor, mancha el blanco resplandor de la eternidad.” De la misma manera que no llegamos a comprender el Universo, tampoco conocemos lo que la vida es, y, hasta las definiciones que hemos encontrado explicarla, ni se acercan a la realidad, a la grandiosidad, a la maravillosa verdad que el universo nos muestra a través de la vida, en la que, a veces, subyacen los pensamientos y los mejores sentimientos.
Siempre quisimos conocer sobre las cosas, entender el Universo y los objetos que lo pueblan, esa maravilla que llamamos vida, lo que el Tiempo es, los misteriosos comportamientos del “mundo” cuántico…
Aquí, como decía al principio, hemos comentado sobre los muchos procesos científicos que, de alguna manera, han podido involucrar a más de uno que, habiendo sentido curiosidad y teniendo ganas de saber, han seguido con cierta fidelidad lo que aquí pasaba. Hemos podido explicar que, la Astronomía, al destrozar las esferas cristalinas que, según se decía, aislaban la Tierra de los ámbitos etéreos que se hallan por encima de la Luna, nos puso en el Universo. También hemos podido contaros que la Física cuántica destruyó la metafórica hoja de cristal que supuestamente separaba al observador distante del mundo observado. Juntos, hemos podido que estamos todos, inevitablemente enredados en aquello que no conocemos pero que, deseamos conocer.
La Astrofísica, al demostrar que la materia es la misma en todas partes y que en todas partes obedece a las mismas leyes, nos reveló una unidad cósmica que se extiende la fusión nuclear en el núcleo de las estrellas, hasta la química de la Vida. La Evolución darwiniana, al destacar que todas las especies (al menos de la vida terrestre que conocemos), están relacionadas y que todas surgieron a partir de la “materia inerte”, puso de manifiesto que no hay ninguna muralla que nos separe de las otras criaturas de la Tierra, o del planeta que nos dio la vida yb que, en definitiva, estamos hechos del mismo material que están hechos los mundos.
Sí, formamos parte del Universo y siempre lo estamos escudriñando para poder desvelar nuestros propios secretos. Nuestros origenes están inmersos en una espesa nebulosa en que, todavía, no pudo entrar la luz.
La convicción de que, en cierto sentido, formamos una unidad con el universo, por supuesto, ha sido afirmada antes muchas veces por hombres sabios en otras esferas del pensamiento. Acordémonos de lo que dijo Heráclito: “Todas las cosas son una sola cosa”; Lao-tse en China, describió al hombre y la Naturaleza como gobernados por un solo principio (lo llamó el Tao); y la creencia en la unidad de la Humanidad con el Cosmos estaba difundida los pueblos anteriores a la escritura, como lo puso de relieve el jefe indio suquamish Seattle, quien declaró en su lecho de muerte que “todas las cosas están conectadas, como la sangre que une a una familia”.
Pero hay algo sorprendente en el hecho de que la misma concepción general ha surgido de ciencias que se enogullecen de su lúcida búsqueda de hechos objetivos, empíricos. Desde los mapas de cromosomas y los registros fósiles que representan la interconexión de todos los seres vivos de la Tierra, hasta la semejanza de las proporciones químicas cósmicas con las de las especies vivas terrestres, nos muestran que realmente formamos del universo en su conjunto.
El Tiempo pasa inexorable, las cosas cambian, evolucionan y se adaptan al medio, se forman sustancias y elementos que conforman células vivas que, con el tiempo, con las directrices del ADN, surgen lo que nos define como seres vivos. Nuestra intuición nos sugiere que las alas han aparecido para volar, los ojos para ver y las moléculas para desempeñar una función en la célula.
Hace tiempo ya que, me resulta difícil no creer en la presencia de Vida en otros Mundos. “Un triste espectáculo. Si están habitados, ¡qué campo el sufrimiento y la locura! Si no están habitados, ¡qué despilfarro de espacio!” La verificación científica de nuestra participación en las acciones del Cosmos tiene, luego, muchas implicaciones. Una de ellas, de la que hemos hablado aquí con frecuencia, es que, si la vida inteligente ha podido evolucionar aquí en la Tierra también puede haberlo hecho en otras partes del universo.
En cualquier planeta como la Tierra (de los que se ha calculado que existen miles de millones sólo en nuestra Galaxia) que orbite una estrella como el Sol (de las que existen diez mil de millones sólo en nuestra Galaxia), si están situados a la distancia adecuada que esté presente el agua líquida, lo más probable es, que la vida prolifere y, con el tiempo suficiente, evolucionar hasta la inteligencia. tranquilamente podemos especular que no somos la única especie que ha estudiado el universo y que se ha preguntado sobre su papel dentro de él.
Ser consciente y tener conciencia del lugar que ocupamos en el inmenso Universo… ¡Nos hace humildes! Y también, nos causa dolor el saber. ¡Qué verdad es aquel dicho de que ojos que no ven corazón que no siente!
Muchos han los que han querido explicar lo que es la conciencia. En 1.940, el gran neurofisiólogo Charles Sherrington lo intento y puso un ejemplo de lo que él pensaba sobre el problema de la conciencia. Unos pocos años más tarde también lo intentaron otros y, antes, el mismo Bertrand Russell hizo lo propio, y, en todos los casos, con más o menos acierto, el resultado no fue satisfactorio, por una sencilla razón: nadie sabe a ciencia cierta lo que en verdad es la conciencia y cuales son sus verdaderos mecanismos; de hecho, Russell expresó su escepticismo sobre la capacidad de los filósofos para alcanzar una respuesta:
“Suponemos que un proceso fisico da comienzo en un objeto visible, viaja hasta el ojo, donde se convierte en otro proceso físico en el nervio óptico y, finalmente, produce algún efecto en el cerebro al mismo tiempo que vemos el objeto donde se inició el proceso; pero este proceso de ver es algo “mental”, de naturaleza totalmente distinta a la de los procesos físicos que lo preceden y acompañan. Esta concepción es tan extraña que los metafísicos han inventado toda suerte de teorías con el fin de sustituirla con algo menos increíble”.
Nuestra comprensión de la relación entre la mente y el universo puede depender de que podamos tomar con otra especie inteligente con la cual compararnos. Raramente la Ciencia ha obtenido buenos resultados al estudiar fenómenos de los que sólo tenía un ejemplo. Las leyes de Newton y Einstein habrían sido mucho más difíciles -quizás imposibles- de formular si sólo hubiese habido un planeta para someterlas a prueba, y a menudo se dice que el problema de la cosmología es que sólo tenemos un universo para examinar. (El descubrimiento de la evolución cósmica reduce un poco esta dificultad al ofrecer a nuestra consideración el muy diferente del universo en los primeros momentos de la evolución cósmica). La cuestión de la vida extraterrestre, pues, va más allá de problemas como el de si estamos sólos en el universo, o si podemos esperar tener compañia cósmica o si debemos temer tener invasiones exteriores; sino que también sería una manera de examinarnos a nosotros mismos y nuestra relación con el resto de la Naturaleza.
El cerebro, aunque sea material, es un campo desconocido. Allí residen los misterios más profundos
Es cierto que nuestras Mentes parten de lo material para surgir como entes inmateriales que pueden ir mucho más allá de lo que un simple cuerpo material podría. Es como comenzar a subir esa escalera de interminables escalones que nos lleva hasta el inifnito que nunca podremos alcanzar.
Hay cuestiones que van mucho más allá de nuestros pensamientos, sobrepasan la propia filosofía y entran en el campo inmaterial de la Metafísica, quizá el único ámbito que realmente pueda explicar lo que la Mente es. Allí reside la esencia de lo complejo, del SER. Ya sabéis:
“Todo presente de una sustancia simple
es naturalmente una consecuencia de su estado
anterior, de modo que su presente está cargado de su futuro.”
Sabemos eso pero, ¿Qué futuro es el nuestro? Si estrapolamos lo anterior a nosotros y a nuestro futuro resultará que, el futuro será para nosotros lo que queramos que sea, es decir, lo podemos construir con nuestras acciones de hoy que harán el mañana.
emilio silvera
el 31 de enero del 2018 a las 19:34
“Antes que nosotros por las mismas arboledas pasaba el viento, cuando había viento y las hojas no se movían de modo diferente al de hoy.
En vano nos agitamos y pasamos. No hacemos más ruido en lo que existe que las hojas de los árboles o los pasos del viento. Inútilmente parecemos grandes.Excepto nosotros nada en el mundo saluda nuestra grandeza, ni sin querer nos sirve.”
Un saludo.
Que conste que todo lo que envió, lo hago con afán de que lo conozca y por supuesto le agrade sin ninguna duda.ok.Y también sé que como nos indico Antonio Machado “No sirve el fruto, cojido sin sazón.”
Osea, que no hay atajos posibles, sino trabajo, trabajo y más trabajo.
el 1 de febrero del 2018 a las 5:49
Hermosas y ciertas palabras, amigo mío. LO cierto es que, cuando dejemos de existir, ninguna estrella dejará de brillar en el cielo por nosotros.
Un cordial saludo.
el 1 de febrero del 2018 a las 9:29
A la afirmación de Pedro, que siendo bien cierta, pese a lo que nos pese, de todas formas también sería correcto hacerla a la inversa.
Pese a nuestra pequeñez, pese a la mínima importancia que tenemos en el mundo respecto a lo que cada individuo puede conseguir en su efímera vida, no deja de tener algunas veces una grandeza sublime y quizás penosa por la aparente falta de reconocimiento.
¡ Cuantas buenas personas han hecho en su corta vida el bien hacia todo lo que les afectaba de manera anónima y gratuita, cuanta gente, sin pedir nada, ha dedicado toda su vida a cuidar de otras personas o animales; cuantas personas, sin saberlo nadie apenas, han vivido derramando su amor y bondad, haciendo siempre el bien, reconfortando y ayudando al prójimo!.
Todo ese bien derramado (lo mismo que el mal, que también existe), es posible que conste en alguna parte; es posible que exista alguna balanza, que aunque no sea para premiar o castigar, al menos deba registrar el peso de unos hechos importantes, al menos debe servir para que esos hechos tengan mucho más valor que el viento sobre las hojas.
Quizás esa balanza sea algunas veces el simple reconocimiento y recuerdo de alguien consciente y agradecido de esa bondad.
el 1 de febrero del 2018 a las 10:32
Amigo Kike.
Como viene siendo tu costumbre, miras las cosas desde la perspectiva de una lógica aplastante. Es posible que, en el contexto del Universo, seámos poca cosa. Sin embargo, en ese otro ámbito local que abarca a todo nuestro Mundo, quizás, no seámos tan breves e insignificantes, ya que, ahí si podemos incidir en muchas cosas y, la mejopr prueba de ello son los ejemplos que has puesto que, precisamente son, los que sostienen a la Humanidad en ese grado superior, de lo contrario, seráimos animales irracionales de los que, entre nosotros mismos, por desgracia, hay muchos y, la balanza la rquilibran esas personas buenas a las que aludes.
Hoy tenemos los conceptos equivocados y enfrandecemos a personas que, en realidad, hacer lo que se dice hacer alguna cosa por la Humanidad… Al menos es dudosa: Cantantes, Actores, Las andan por pasarelas enseñando vestidos (y algo más), futbolistas… Estos son, por desgracia, los falsos héroes del momento, y, esos otros que día a día, aún de noche, se levantan para ir a trabajar y mantener a su familia… ¡De ellos pocos hablamos! Ellos sí, son los auténticos héroes no reconocidos y no pocas veces olvidados cuya única recompensa es ver que sus hijos consiguen algo más que ellos, y, a veces, ni eso.
¿Qué somos poca cosa en el contexto del Universo? Yo le preguntaría a mi mujer.ç+
Un abrazo.
el 1 de febrero del 2018 a las 10:34
Si tienes prisa… visteté despacio.
el 1 de febrero del 2018 a las 17:09
Para equilibrar la balanza:, las palabras de Pessoa tampoco tomarlas hasta sus extremos.
“En cada hombre están la luz y la esperanza ya que no están iluminados a la manera de un cuerpo opaco que muestra un resplandor que le es ajeno, sino que están iluminados con su propia materia ígnea y su llama le es propia.”
Martín Buber, me parece recordar, al menos en uno de sus libros lo menciona.
“Somos memoria enardecida y poco más que irrumpe en el presente para sortear la adversidad en nuestro transitar, a ser posible disfrutando, salvaguardarnos de nuestra propia temeridad y afán de curiosidad sin más.” P.F.
el 2 de febrero del 2018 a las 6:16
Ambos pensamientos son certeros, el primero porque todos estamos hechos de pura luz y, aunque en unos resalta más que en otros ese hecho, lo cierto es que todos somos, como todo en el Universo, Quarkss y Leptones, es decir, átomos, y, de esa manera se comprende lo de la propia luz. En el segundo, más práctico y realista, se está refiriendo a lo efímero de nuestro paso por un presente que comienza y acaba con el nacimiento y la muerte de cada individuo, y, ambos pensadores llevan toda la razón.
Que cierto es que, los poetas, hablan consigo mismo en baja voz y el mundo, ¡los oye por casualidad!
Saludos.
el 18 de julio del 2018 a las 19:23
Mas que quarks y leptones, somos informacion. Somos la emergencia de la actuacion de las leyes fisicas sobre la materia. Informacion codificada que gana en complejidad en el transcurso del tiempo. Una simple molecula microscopica como el ADN contiene la informacion necesaria para construir un elefante, un dinosaurio, o un humano. No hay conciencia en esa informacion, solamente moleculas reunidas de manera de optimizar su permanencia en sintonia con el ambiente en que existen. Esos codigos moleculares capaces de modelar estructuras que aseguren su permanencia son los genes. Quizas, agotadas ya las posibilidades de dichos codigos de aumentar la complejidad, surgio un nuevo replicador, el MEME, y es a partir de este nuevo tipo de codificador, que surge la conciencia, una nueva especie de integrador autoreferencial. Tal vez somos el paso previo a un nuevo tipo de vida. Cuando las maquinas nos superen en inteligencia y se autoreproduzcan ya no seremos necesarios y no extiguiremos, o quizas nos fusionaremos con las maquinas en especies de “ciborgs” , mezcla de materia viva y maquinas al mejor estilo Terminator. Como bien dices en tu comentario “lo efimero de nuestro paso por el presente que comienza y acaba con el nacimiento y muerte de dada individuo”, ese efimero tiempo es quizas solo el necesario para producir informacion compleja mucho mas duradera que los individuos mismos. Un saludo y gracias por este blog tan bueno!!
el 19 de julio del 2018 a las 5:29
Hola, Cesar Diego Ferrari ¡Bienvenido!
Hasta donde sabemos y según los datos que podemos manejar en estos momentos, las cosas, son y tal como las describe. Sin embargo, ¿quién puede saber el giro que podrían tomar las cosas en relación a nuestra consciencia? y también, al rumbo que podrían tomar las cosas en ese apartado de la Inteligencia Artificial que, cada día, parece apuntar con más fuerza hacia los hechos que describes en un futuro más o menos lejano.
De todas las maneras, nuestra evolución está en marcha, no creo que tengamos alcanzado el estadio de orden superior al que podremos llegar. Si miramos hacia atrás en el Tiempo, sin ninguna dificultad veremos las diferencias que existen en aquellos humanos del pasado y en nosotros, los de hoy. Sí, los cambios son lentos, quizás demasiado para lo que necesitamos y, son mucho más rápidos los avances tecnológicos que, como bien apuntas, nos van pisando los talones y, ¿quién sabe? sino serán ellos los que al final nos marquen el camino.
Sería una lástima que las predicciones que circulan por ahí, al final se produjeran y hagan realidad ese futuro en el que, un robot auto-suficiente no necesite de nadie para seguir adelante, seres con una consciencia pero exentos de sentimientos… ¿Dónde quedaríamos nosotros? No necesitarán ni comer ni dormir, no tienen enfermedades, su fuerza nos superará en mucho, la radiación del Espacio no les afectaría… ¡Apaga y hecha el cierre al negocio! Si ese es el futuro, nosotros, los humanos, quedaríamos supeditados a la especie por nosotros creada y que sería muy superior en casi todos los sentidos.
Si finalmente eso es así, ¿Para qué tanto dolor y sufrimiento? Hay veces que mirar el futuro que podría ser produce miedo, y, quisiera pensar que las cosas se desarrollarán de otra manera diferente. Sin embargo, parece más cerca esa otra. De hecho, no prestamos atención pero, ahora mismo, en el presente que vivimos, estamos ya muy supeditados a toda esa tecnología que de manera silenciosa ha entrado en nuestras casas, en nuestros trabajos, en nuestras vidas.
Quizás para cuando queramos remediarlo… ¡Sea muy tarde e inevitable!
Un cordial saludo amigo.