Jul
29
Tiempo de ayer, tiempo de hoy
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Física ~ Comments (17)
Decíamos en ocasiones anteriores…
Inmersos en nuestras vidas cotidianas con los problemas que todos arrastramos: Rl trabajo, la hipoteca, el niño que no estudia, el novio de la niña que no tiene porvenir, la abuela cada día está peor, el coche de 14 años jay que cambiarlo….
En realidad, si nos detenemos a pensar detenidamente y en profundidad en el entorno en que nos encontramos, una colonia de seres “insignificantes”, pobladores de un “insignificante” planeta, de un sistema solar dependiente de una estrella mediana, amarilla, del tipo G-2, nada especial y situada en un extremo de un brazo espiral, en la periferia (los suburbios del Sistema Solar) de una de entre miles de millones de galaxias… si pensamos en esa inmensidad, entonces caeremos en la cuenta de que no somos tan importantes, y el tiempo que se nos permite estar aquí es un auténtico regalo.
El Tiempo Pasado que nunca volverá, simplemente lo llevamos en el recuerdo si lo vivimos y, en la Historia suçi fue el Tiempo de otros.
El Presente, como su nombre indica, es un regalo. Es el Tiempo que tenemos para poder realizar los sueños. Todo lo que no hagamos en el Presente… ¡Nunca podrá existir! Tener un hijo, escribir un libro…
El Futuro, ese Tiempo por venir, el que no existe y está por construir, el que no podemos conocer y sólo imaginarlo podemos. El Futuro es el Tiempo que estamos diseñando en el Presente, y, nunca podremos estar seguro de cómo será. El Azar y lo imprevisto puede cambiar el rumbo y traer un Futuro inesperado.
El futuro es el Tiempo que nunca podremos conocer, cuando llegue, no estaremos aquí, será el Presente de otros. Nosotros estamos confinados en un perpetuo Presente.
Según nos dicen, el Tiempo es relativo, no es igual para todos dependiendo de la situación del que lo observe, y, a veces, incluso puede transcurrir más lento si nuestra actividad lo provoca…
Ese tiempo, corto espacio de tiempo en relación al tiempo cosmológico, es por cierto un espacio suficiente para nacer, crecer, aprender, dejar huella de nuestro paso por este mundo a través de nuestros hijos y a veces (si somos elegidos) por nuestro trabajo, tendremos la oportunidad (casi siempre breve) de ser felices y muchas oportunidades para el sacrificio y el sufrimiento, y así irán pasando nuestras vidas para dejar paso a otras que, al igual que nosotros, continuaran el camino iniciado en aquellas cuevas remotas del pasado, cuando huyendo del frío y de los animales salvajes, nos refugiábamos en las montañas buscando cobijo y calor.
Podemos continuar diciendo ahora…
Han pasado muchos periodos de tiempo desde entonces, y la humanidad, en verdad, aprovechó el “tiempo”. No quiero decir que en todos los ámbitos humanos del comportamiento tengamos que felicitarnos, hay algunos (aún hoy) de los que el sonrojo es inevitable, pero eso es debido a que la parte animal que llevamos en nosotros está de alguna manera presente, y los instintos superan a veces a la racionalidad. Aún no hemos superado el proceso de humanización. Sin embargo, los logros conseguidos no han sido pocos; el “tiempo” está bien aprovechado si pensamos que hace sólo unos miles de años no sabíamos escribir, vagamos por los campos cazando y cogiendo frutos silvestres y no existían organizaciones sociales ni poblaciones. Desde entonces, el salto dado en todos los campos del saber ha sido tremendo.