Ago
13
De estrella masiva a Agujero Negro
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo asombroso ~ Comments (0)
La Teoría de la Relatividad General de Einstein deja claro que los objetos como las estrellas y los mundos generan una fuerza de Gravedad que está en consonancia con las masas que poseen.
Por ejemplo:
Para que un cohete salga de la Tierra hacia el espacio exterior necesita correr a más de 11 kilómetros por segundo, en la Luna necesitaría menos velocidad y en Júpiter muchísima más para escapar de la gravitación que cada uno de esos cuerpos genera.ç
Una estrella masiva, pongamos de 150 masas solares, cuando llega al final de su “vida” por haber agotado su combustible nuclear de fusión, explota como supernova y lanza sus capas exteriores al Espacio Interestelar.
La masa restante (que es la mayor parte), queda a merced de la fuerza de gravedad que la comprime más y más hasta que se convierte en una Singularidad rodeada por un horizonte de sucesos, lo que produce el nacimiento de un Agujero Negro.
Lo curioso del caso es que de aquella estrella original la luz se puede escapar, lo que quiere decir que su velocidad de escape es menor que c (c es la velocidad de la luz en el vacío, que suponen 299.792.458 metros/segundos, es decir, redondeando 300.000 kilómetros por segundo).
Si la estrella original tenía más masa que la que ha producido el agujero negro, ¿cómo podemos explicar que el agujero negro genere más fuerza de gravedad que la estrella y no deje que la luz escape de sus dominios?
La explicación está en que la materia que se comprime más y más se convierte en un punto llamado Singularidad de densidad y energías “infinitas”, lo que nos lleva a la situación de que la materia primigenia que formaba la estrella ha sufrido un cambio de fase y ha pasado a otro estado de la materia, que podríamos denominar: “Sopa de Quarks y Gluones” que son las partículas que conforman la materia y que debido a esa transformación ha pasado a un Estado que genera mucha más fuerza de gravedad que la materia ordinaria Bariónica que conformaba la estrella.
Salvo mejor parecer.
emilio silvera
Ago
13
¡La Mente! Un Universo en sí misma
por Emilio Silvera ~ Clasificado en ¡Necesitamos saber! ~ Comments (0)
“¿Cómo emerge la conciencia a través de procesos cuánticos que interaccionan con el elemento más fino de la microbiología cuántica?
“La teoría de la mente es una expresión usada en filosofía, psicología y ciencias cognoscitivas y otras ciencias humanas para designar la capacidad de atribuir pensamientos e intenciones a otras personas (y a veces entidades). Aquí la palabra teoría tiene principalmente la acepción de ‘conjetura’, o mejor aún, facultad de advertir.”
Todo lo que vemos y podemos tocar (incluso lo que no podemos ver), lo que está formado por infinitesimales partículas subatómicas que se juntan para formar moléculas que, a su vez se unen para formar células y estas hacen lo propio para formar cuerpos que tienen masa, peso, volumen y longitud es lo que generalmente llamamos materia. Toda materia está sometida a cambios que la pueden transformar y convertirla en lo que antes no era debido a la temperatura, la densidad y otros fenónemos naturales o artificiales.
Cuando hablamos del Universo, nos estamos refiriendo a todo lo que existe, no sólo galaxias, estrellas y mundos, también la Vida y los pensamientos, los fenómenos naturales que podemos observar, las transiciones de fase, la energía y la materia, y, en definitiva, podríamos decir que el Universo es esa burbuja que todo lo contiene.
Con frecuencia hemos hablado aquí de la Mente y de la Materia, del Universo y de las galaxias que lo pueblan, de los Mundos y de la Vida, de las múltiples teorías que observando y experimentando hemos creado para poder explicar la Naturaleza, de las Constantes Universales y de las cuatro Fuerzas Fundamentales. En fin, hemos hablado de los onjetos exóticos que pueblan el universo y de las maravillas que ocurren en el corazón de las estrellas que, a temperaturas de millones de grados, transmutan los elementos simples en otros más complejos. De todo eso y de muchas más cosas hemos hablado aquí y, posiblemente, algún lector, haya podido aprender alguna cosa. Siempre hemos procurado exponer los temas de la manera más sencilla posible y, si lo hemos logrado o no, serán ustedes los que lo tengan que juzgar.
Una galaxia es un universo en miniatura, allí pueden estar representados todos y cada uno de los objetos que pueblan el Cosmos. En el ámbito de una galaxia todas las fuerzas del universo actúan allí a nivel local, La Gravedad mantiene allí unidas a las estrellas y los mundos, las Nebulosas y las ingentes cantidades de gas y polvo que contienen para crear estrellas nuevas. Allí, en las galaxias, residen agujeros negros, estrellas de neutrones y una gran variedad de estrellas y de sistemas solares, así como cometas errantes y enormes meteoritos que vagan por el espacio interestelar. En una galaxia, amigos míos, podemos encontrar todo aquello que en el universo existe. Las hay muy pequeñas, enanas con menos de un millón de estrellas y también, las hay gigantes y supergigantes que llegan a tener muchos cientos de miles de millones de estrellas. Algunas tienen diámetros que sobrepasan los 600.000 años-luz.
Pueden estar aisladas y también en pequeños grupos (como nuestro Grupo Local de Galaxias donde reinan Andrómeda y la Vía Láctea. Pero, también existen enormes estrucutras, cúmulos y supercúmulos de galaxias como el de Virgo. Muchos son los tipos de galaxias conocidos y, referidas al material que las conforma, a su condiciones físicas específicas, o, también, a otras circunstancias especiales, raras o exóticas, la familia de las galaxias es grande y muy variada.
Y, en todo ese aparente maremágnum, apareció la vida.
“La Vida, como una cúpula de vidrio multicolor, mancha el blanco resplandor de la eternidad.”
Valéry
De la misma manera que no llegamos a comprender el Universo, tampoco conocemos lo que la vida es, y, hasta las definiciones que hemos encontrado para explicarla, ni se acercan a la realidad, a la grandiosidad, a la maravillosa verdad que el universo nos muestra a través de la vida, en la que, a veces, subyacen los pensamientos y los mejores sentimientos.
Aquí, como decía al principio, hemos comentado sobre los muchos procesos científicos que, de alguna manera, han podido involucrar a más de uno que, habiendo sentido curiosidad y teniendo ganas de saber, han seguido con cierta fidelidad lo que aquí pasaba. Hemos podido explicar que, la Astronomía, al destrozar las esferas cristalinas que, según se decía, aislaban la Tierra de los ámbitos etéreos que se hallan por encima de la Luna, nos puso en el Universo. También hemos podido contaros que la Física cuántica destruyó la metafórica hoja de cristal que supuestamente separaba al observador distante del mundo observado. Juntos, hemos podido descubrir que estamos todos, inevitablemente enredados en aquello que no conocemos pero que, deseamos conocer.
Siempre andamos a la casa de misterios que resolver
La Astrofísica, al demostrar que la materia es la misma en todas partes y que en todas partes obedece a las mismas leyes, nos reveló una unidad cósmica que se extiende desde la fusión nuclear en el núcleo de las estrellas, hasta la química de la Vida. La Evolución darwiniana, al destacar que todas las especies (al menos de la vida terrestre que conocemos), están relacionadas y que todas surgieron a partir de la “materia inerte”, puso de manifiesto que no hay ninguna muralla que nos separe de las otras criaturas de la Tierra, o del planeta que nos dio la vida yb que, en definitiva, estamos hechos del mismo material que están hechos los mundos.
De manera cierta y precisa, no sabemos de donde venimos, qué hacemos aquí y hacia donde vamos
Lo cierto es que que estamos conectados por esos hilos invisibles a ese todo llamado Universo
La convicción de que, en cierto sentido, formamos una unidad con el universo, por supuesto, ha sido afirmada antes muchas veces por hombres sabios en otras esferas del pensamiento. Acordémonos de lo que dijo Heráclito: “Todas las cosas son una sola cosa”; Lao-tse en China, describió al hombre y la Naturaleza como gobernados por un solo principio (lo llamó el Tao); y la creencia en la unidad de la Humanidad con el Cosmos estaba difundida entre los pueblos anteriores a la escritura, como lo puso de relieve el jefe indio suquamish Seattle, quien declaró en su lecho de muerte que “todas las cosas están conectadas, como la sangre que une a una familia”.
Pero hay algo sorprendente en el hecho de que la misma concepción general ha surgido de ciencias que se enogullecen de su lúcida búsqueda de hechos objetivos, empíricos. Desde los mapas de cromosomas y los registros fósiles que representan la interconexión de todos los seres vivos de la Tierra, hasta la semejanza de las proporciones químicas cósmicas con las de las especies vivas terrestres, nos muestran que realmente formamos parte del universo en su conjunto.
Hace tiempo ya que, me resulta difícil no creer en la presencia de Vida en otros Mundos. “Un triste espectáculo. Si están habitados, ¡qué campo para el sufrimiento y la locura! Si no están habitados, ¡qué despilfarro de espacio!” La verificación científica de nuestra participación en las acciones del Cosmos tiene, desde luego, muchas implicaciones. Una de ellas, de la que hemos hablado aquí con frecuencia, es que, si la vida inteligente ha podido evolucionar aquí en la Tierra también puede haberlo hecho en otras partes del universo.
En cualquier planeta como la Tierra (de los que se ha calculado que existen miles de millones sólo en nuestra Galaxia) que orbite una estrella como el Sol (de las que existen diez mil de millones sólo en nuestra Galaxia), si están situados a la distancia adecuada para que esté presente el agua líquida, lo más probable es, que la vida prolifere y, con el tiempo suficiente, evolucionar hasta la inteligencia. tranquilamente podemos especular que no somos la única especie que ha estudiado el universo y que se ha preguntado sobre su papel dentro de él.
Nuestra comprensión de la relación entre la mente y el universo puede depender de que podamos tomar contacto con otra especie inteligente con la cual compararnos. Raramente la Ciencia ha obtenido buenos resultados al estudiar fenómenos de los que sólo tenía un ejemplo. Las leyes de Newton y Einstein habrían sido mucho más difíciles -quizás imposibles- de formular si sólo hubiese habido un planeta para someterlas a prueba, y a menudo se dice que el problema de la cosmología es que sólo tenemos un universo para examinar. (El descubrimiento de la evolución cósmica reduce un poco esta dificultad al ofrecer a nuestra consideración el estado muy diferente del universo en los primeros momentos de la evolución cósmica). La cuestión de la vida extraterrestre, pues, va más allá de problemas como el de si estamos sólos en el universo, o si podemos esperar tener compañia cósmica o si debemos temer tener invasiones exteriores; sino que también sería una manera de examinarnos a nosotros mismos y nuestra relación con el resto de la Naturaleza.
Hay cuestiones que van mucho más allá de nuestros pensamientos, sobrepasan la propia filosofía y entran en el campo inmaterial de la Metafísica, quizá el único ámbito que realmente pueda explicar lo que la Mente es. Allí reside la esencia de lo complejo, del SER. Ya sabéis:
Leibniz el antagonista de Newton por la autoría del calculo infinitesimal, entre otras muchas cosas, decía esto:
“Todo estado presente de una sustancia simple
es naturalmente una consecuencia de su estado
anterior, de modo que su presente está cargado de su futuro.”
Sabemos eso pero, ¿Qué futuro es el nuestro? Si estrapolamos lo anterior a nosotros y a nuestro futuro resultará que, el futuro será para nosotros lo que queramos que sea, es decir, lo podemos construir con nuestras acciones de hoy que harán el mañana.
emilio silvera