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El año en que solo progresó el conocimiento

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Noticia comentada    ~    Comentarios Comments (0)

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Resultado de imagen de 2016 grandes adelantos en física y BiologíaResultado de imagen de Ondas gravitacionales

Las Ondas Gravitacionales detectadas y los grandes avances en medicina y tecnología cambiaran el mundo

 

En mitad de la mediocridad política y la inquietud social, 2016 ha producido grandes avances en la física, la biología y la inteligencia artificial

 

 

Revisión del instrumental de LIGO.

 

 

 

 

                             Revisión del instrumental de LIGO. Caltech/MIT/LIGO Lab

 

 

Sí, este ha sido el año aciago del Brexit y Donald Trump, el año en que Europa ha consolidado su desprestigio y la población siria ha sido masacrada por su propio Gobierno con la ayuda de otros, en que la xenofobia, el nacionalismo y la miopía se han impuesto sobre la razón práctica, en que el autoritarismo se ha extendido por Hungría y Polonia como una plaga medieval, el año en que el paro y la pobreza se han instalado entre nosotros con la espontaneidad de una catástrofe natural. Y en que las únicas buenas noticias han provenido de la ciencia. En mitad del caos y la desesperanza, el conocimiento ha progresado con más firmeza que nunca. Aferrémonos a eso como a una ascua ardiendo.

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Llevamos décadas oyendo que, si el XX fue el siglo de la física, el XXI lo sería de la biología. Pero lo cierto es que la física goza en nuestros días de mejor salud que nunca. El mayor descubrimiento de 2016, según un consenso difícil de cuestionar, ha sido el de las ondas gravitatorias, una predicción de la relatividad general de Einstein que el propio Einstein consideró imposible de confirmar. Ha hecho falta un siglo, la colisión de dos agujeros negros gigantescos y un sistema de detección (el LIGO) que se cuenta entre las obras más brillantes y refinadas del intelecto humano, pero el fenómeno se ha confirmado por encima de toda duda razonable. La gravedad no es una fuerza instantánea, como pensó Newton, sino que se propaga en forma de ondulaciones del espacio-tiempo que viajan a la velocidad de la luz, como predijo Einstein. Es un paso de gigante en el conocimiento que, como es habitual, abrirá un nuevo continente de exploración y progreso.

Secuencias

Las secuencias repetidas del CRISPR. Tomado de: Karginov FV y Hannon GJ. Mol Cell 2010

Cuando un virus entra dentro de la bacteria toma el control de la maquinaria celular y para ello interacciona con distintos componentes celulares. Pero las bacterias que tienen este sistema de defensa tienen un complejo formado por una proteína Cas unida al ARN producido a partir de las secuencias CRISPR. Entonces el material génico del virus puede interaccionar con este complejo. Si ocurre eso, el material genético viral es inactivado y posteriormente degradado. Pero el sistema va más allá. Las proteínas Cas son capaces de coger una pequeña parte del ADN viral, modificarlo e integrarlo dentro del conjunto de secuencias CRISPR. De esa forma, si esa bacteria (o su descendencia) se encuentra con ese mismo virus, ahora inactivará de forma mucho más eficiente al material genético viral. Es, por lo tanto, un verdadero sistema inmune de bacterias.

Proceso CRISPR

Proceso por el que el sistema CRISPR/Cas9 inactiva virus e integra parte de sus secuencias en el genoma de la bacteria.

Durante los años subsiguientes se continuó la investigación sobre este sistema, pero no fue hasta el año 2012 en el que se dio el paso clave para convertir este descubrimiento, esta observación biológica en una herramienta molecular útil en el laboratorio. En agosto de este año un equipo de investigadores dirigido por las doctoras Emmanuelle Charpentier en la Universidad de Umeå y Jennifer Doudna, en la Universidad de California en Berkeley, publicó un artículo en la revista Science el que se demostraba cómo convertir esa maquinaria natural en una herramienta de edición «programable», que servía para cortar cualquier cadena de ADN in vitro. Es decir, lograban programar el sistema para que se dirigiera a una posición específica de un ADN cualquiera (no solo vírico) y lo cortaran.

CRISPR

Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier

La manera en que lo lograron es demasiado compleja para lo que pretende este blog. Baste simplemente decir que se utilizan unos ARNs que dirigen el sistema hacia el ADN que hay que cortar.

¿Cómo se edita el ADN con esta tecnología?

Todo comienza con el diseño de una molécula de ARN (CRISPR o ARN guía) que luego va  a ser insertada en una célula. Una vez dentro reconoce el sitio exacto del genoma donde la enzima Cas9 deberá cortar.

El proceso de editar un genoma con CRISPR/Cas9 incluye dos etapas. En la primer atapa el ARN guía se asocia con la enzima Cas9. Este ARN guía es específico de una secuencia concreta del ADN, de tal manera que por las reglas de complementariedad de nucleótidos se hibridará en esa secuencia (la que nos interesa editar o corregir). Entonces actúa Cas9, que es una enzima endonucleasa (es decir, una proteína que es capaz de romper un enlace en la cadena de los ácidos nucléicos), cortando el ADN. Básicamente podemos decir que el ARN guía actúa de perro lazarillo llevando a Cas9, el ejecutor, al sitio donde ha de realizar su función.

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Pero también es cierto que la biología está en un momento espléndido, y sobre todo en dos campos que prometen aplicaciones clínicas a medio plazo: la edición genómica y la reprogramación de células. En el primer caso, la estrella se llama CRISPR, y consiste en un sistema tan simple, eficaz y versátil que ha puesto la modificación del genoma humano (y de cualquier otro) al alcance de cualquier laboratorio de genética del planeta; su primera aplicación, sometida ya a una investigación muy activa, será sin duda la corrección de las mutaciones que causan las enfermedades raras: una forma por fin eficaz de terapia génica. En segundo lugar, la reprogramación de células –retrasar el reloj de una vulgar célula de la piel para convertirla en una célula madre— está logrando progresos espectaculares en la reparación de lesiones y el retraso del envejecimiento.

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Pero este año no se puede hablar solo de física y biología, porque la inteligencia artificial ha irrumpido con poderío en la actualidad científica y tecnológica. Drones, robots y automóviles, por no hablar de teléfonos, relojes y casi cualquier otra cosa, exhiben ya notables habilidades cognitivas: hacen cosas que serían consideradas inteligentes si las hubiera hecho un humano (así definió la inteligencia artificial uno de sus creadores, el gran Marvin Minsky, que murió en enero de este año). Y los ordenadores se han hecho en 2016 con el título mundial de Go, una proeza mucho más espectacular que aquella de ganar a Kaspárov al ajedrez. Las discusiones filosóficas sobre la inteligencia de las máquinas parecen haberse enranciado de forma definitiva.

AlphaGo - Area DocumentalEl ordenador cuántico de IonQ supera al de Google en rendimiento y se  postula como el más potente del mundoInteligencia Artificial para enfermedades cerebrales

Inteligencia Artificial para solucionar problemas del cerebro, Ordenadores cuánticos… ¡U muchas cosas más! que, en unos pocos años (los que anden por aquí todavía) verán con asombro como cambia nuestro mundo y costumbres al pasar a otros niveles que ahora sin inimaginables para la gente corriente no versada en temas científicos.

El conocimiento ha seguido progresando entre la mediocridad política y el malestar social. Naturalmente, esto no tiene por qué seguir siendo así. Ya el Brexit puede constituir un lastre notable para la ciencia británica, y los planes xenófobos de Trump pueden convertirse en un escollo formidable para la norteamericana, pues buena parte de los grandes científicos de ese país son inmigrantes. Pero, de momento, 2016 ha ido bien para la ciencia. Es un consuelo.

 


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