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Los misterios del Universo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (3)
Los ojos de Alma atisban supercúmulos de protoestrellas
Los cúmulos globulares aparecen como brillantes aglomeraciones de hasta un millón de estrellas antiguas, son uno de los objetos más antiguos del Universo. Si bien están presentes en gran cantidad alrededor y dentro de muchas galaxias, los ejemplares recién nacidos son extremadamente raros y las condiciones necesarias para su aparición no habían sido detectadas hasta ahora.
Usando el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), en Chile, un grupo de astrónomos descubrió lo que podría ser el primer cúmulo globular a punto de nacer que se conozca: una nube de gas molecular increíblemente masiva y densa pero aún sin estrellas.
“Podemos estar en presencia de uno de los más antiguos y extremos modos de formación estelar en el Universo”, dijo el astrónomo Kelsey Johnson, de la Universidad de Virginia en Charlottesville y autor principal de un artículo que será publicado en el Astrophysical Journal. “Este interesante objeto parece arrancado directamente del Universo temprano”, agrega Johnson, “descubrir un objeto que tiene todas las características de un cúmulo globular, pero que aún no haya comenzado a formar estrellas, es como encontrar un huevo de dinosaurio a punto de eclosionar”.
Este objeto, al que el astrónomo se refiere irónicamente como el Petardo, se encuentra a aproximadamente 50 millones de años luz, al interior de una famosa dupla de galaxias en colisión (NGC 4038 y NGC 4039) conocidas como las galaxias Antena. Las fuerzas gravitacionales generadas por el proceso de fusión entre ambas están desencadenando una cantidad colosal de formaciones estelares, gran parte de ellas al interior de densos cúmulos.
Pero lo que hace único al Petardo es su enorme masa concentrada en un espacio relativamente pequeño y sin la presencia de estrellas en él. Todos los cúmulos similares observados anteriormente por los astrónomos están repletos de estrellas. El calor y la radiación de esas estrellas han alterado considerablemente el ambiente circundante, borrando cualquier evidencia de sus fríos y tranquilos inicios.
Gracias a ALMA, los astrónomos pudieron encontrar y estudiar detalladamente un ejemplo prístino de un cúmulo en su estado original, antes que las estrellas cambien para siempre sus características únicas. Esto proporcionó a los astrónomos un primer vistazo de las condiciones que pueden haber llevado a la formación de muchos cúmulos globulares (si no todos).
“Nebulosas con este potencial se habían considerado hasta ahora adolescentes, posteriores al inicio de la formación estelar”, dijo Johnson. “Esto significaba que el semillero ya se había alterado. Y para entender la formación de un cúmulo globular necesitas ver su verdadero origen”, agregó.
La mayoría de los cúmulos globulares se formaron durante un ‘baby boom’ ocurrido hace aproximadamente 12 mil millones de años, en los inicios de las galaxias. Cada una contiene densas agrupaciones de hasta un millón de estrellas de segunda generación, estrellas con concentraciones de metales pesados notoriamente bajas, lo que indica que se formaron muy temprano en la historia del Universo. Nuestra propia Vía Láctea es conocida por contener al menos unos 150 cúmulos de estas características, aunque podría contener muchos más.
A través del Universo se siguen formando cúmulos de estrellas de diferentes tamaños. Es posible, aunque muy improbable, que los más grandes y densos terminan transformándose en cúmulos globulares.
El cúmulo globular Omega Cantauri con diez millones de estrellas
“La probabilidad de supervivencia para que un cúmulo de estrellas joven y masivo se mantenga intacto es muy baja, de alrededor del uno por ciento” dijo Johnson. “Fuerzas externas e internas tienden a separar estos objetos, ya sea formando cúmulos abiertos como las Pléyades o desintegrándolos completamente para formar parte del halo galáctico”.
Sin embargo, los astrónomos piensan que el objeto que observaron con ALMA, que contiene gas molecular equivalente a 50 millones de veces la masa del Sol, es lo suficientemente denso como para tener una buena probabilidad de ser uno de los afortunados en convertirse en cúmulo estelar.
Los cúmulos globulares evolucionan rápidamente, en sólo un millón de años, desde su estado embrionario carente de estrellas. Esto significa que el objeto descubierto por ALMA está pasando por una etapa muy especial de su vida, ofreciendo a los astrónomos una oportunidad única de estudiar un componente importante del Universo temprano.
Los datos de ALMA también indican que la nube del Petardo se encuentra bajo una presión extrema, aproximadamente 10 mil veces mayor que las típicas presiones interestelares, lo que apoya las teorías que señalan que para formar cúmulos globulares se requieren altas presiones.
Al explorar las galaxias Antena, Johnson y su equipo observaron las débiles emisiones de las moléculas de monóxido de carbono, lo que les permitió obtener imágenes y características de distintas nubes de gas y polvo. La falta de indicador térmico apreciable –revelador de la presencia de gas calentado por estrellas cercanas– confirma que este objeto recién descubierto aún se encuentra en su estado prístino, sin alteraciones.
Posteriores estudios con ALMA pueden revelar nuevos ejemplos de supercúmulos de proto-estrellas en las galaxias Antena y en otras galaxias en colisión, aportando luces sobre los orígenes de estos antiguos objetos y su función en la evolución galáctica. (Fuente: OBSERVATORIO ALMA/DICYT)
emilio silvera
el 28 de agosto del 2017 a las 10:25
Sí, son muchos los misterios que el Universo contiene y que nosotros debemos desvelar. Los cúmulos globulares son uno de ellos. Están ahí, en nuestra Galaxia los tenemos bien localizados, contienen estrellas muy viejas y, lo cierto es que, no sabemos como se formaron, ya que, no se ha detectado ninguno de reciente creación que contenga estrellas nuevas que emitan raqdiación ultravioleta delatora de su juventud.
Otros muchos secretos quedan por desvelar y, cuestiones que nos resultan cotidianas como la luz, la Gravedad, las fluctuaciones de vacío, la curvatura del Espaciotiempo… Todas ellas, esconden secretos que no conocemos y que, cuando se haga la luz en nuestras Mentess y podamos saber, habremos entrado en un Universo nuevo y comprenderemos muchas cosas que ahora están situadas en la zona oscura de nuestras mentes, inmersas en la mayor de las ignorancias.
Creerse que se sabe todo es un enorme error, y, si aceptamos con humildad que “no sabemos”… ¡Habremos dado el primer paso para saber!
el 28 de agosto del 2017 a las 13:39
Se supone que muchos cúmulos globulares son los restos de galaxias fagocitadas; de hecho pareciera que se comportan parecido; incluso aseguran que en el centro de algunos pervive un agujero negro, que actúa quizás como focalizador de la gravedad, evitando que el cúmulo se disperse. De seguro que en esos enormes cúmulos existen multitud de procesos que aún desconocemos.
Por ejemplo aprenderemos mucho sobre las interacciones entre las diferentes estrellas cuando se encuentran tan cerca una de otra, y no digamos de los posibles planetas que posean; debe ser un contínuo trasvase de planetas de una estrella a otra, con los problemas de todo tipo que deben darse.
Menor mal que nuestra casa se encuentra en “las afueras”, porque tanto tráfico no debe ser bueno…
Saludos a la peña.
el 29 de agosto del 2017 a las 5:01
Como bien dices, amigo Kike, todos esos sucesos pueden estar allí presentes, son muchas las cosas que desconocemos todavía de lo que, en tan inmenso Universo pueda estar pasando en muchas de sus lejanas regiones, y, desde luego, hemos tenido mucha suerte venir a caer a una zona bastante tranquila y alejada de grandes problemas. La Tierra, a pesar de sus “eruptos” en forma de terremotos, actividad volcánica y otros, es en realidad, un remanso de paz si la comparamos con otros lugares en los que, continuamente, se producen sucesos de grandes energías que no permiten la vida en sus alrededores.
Un abrazo.