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“Las Tierras”, El Universo y la Vida
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (7)
Por sorprendente que pueda parecer, especialmente después de ver las imágenes de la Tierra tomadas desde el espacio, en las cuales ésta aparece como una brillante bola azul y blanca sobre un fondo oscuro, la luz visible no ofrece las mejores perspectivas para detectar directamente otros planetas similares a la Tierra. Esto es así por dos razones:
En primer lugar, la luz visible que se recibe desde un planeta como la Tierra es en esencia el reflejo de la luz procedente de su estrella progenitora, por lo que no sólo es relativamente débil, sino que resulta muy difícil de captar a distancias astronómicas sobre el fondo iluminado por el resplandor de dicha estrella.
En segundo lugar, del tipo de la Tierra alcanzan en realidad su brillo máximo en la parte de rayos infrarrojos del espectro electromagnético, por el modo en que la energía absorbida procedente del Sol vuelve a irradiarse en la zona de infrarrojos de dicho espectro, con longitudes de onda más largas que las de la luz visible.
En una longitud de onda de unas pocas micras, la Tierra es el planeta más brillante del Sistema solar y destacaría como un objeto impactante si se utiliza cualquier telescopio de infrarrojos suficientemente sensible situado en nuestra proximidad estelar. El problema es que, dado que la radiación de infrarrojos es absorbida por los propios gases de la atmósfera terrestre, como el dióxido de carbono y el vapor de agua, que son lo que nos interesa descubrir, el telescopio que se utilice para buscar otros planetas como la Tierra tendrá que ser colocado en las profundidades del espacio, lejos de cualquier fuente potencial de contaminación. También tendrá que ser muy sensible, lo que significa muy grande.
Pronto lo tendremos en funcionamiento
De ahí que estemos hablando de un proyecto internacional, aunque, en este mismo momento ya se está haciendo una realidad y se construye el sustituto del Hubble. Sin embargo, otros proyectos y por distintos medios y utilizando interferómetros de infrarrojos no dejan de buscar “nuevas” Tierras y elementos que, alrededor de lejanos planetas puedan contener los materiales primigenios para la vida.
La sola presencia de gases como el dióxido de carbono y el vapor de agua no es suficiente como un signo de vida, pero sí de la existencia de planetas del tipo de la Tierra en el sentido de que tendrían una atmósfera como Venus y Marte, mientras que, en particular, la presencia de agua indicaría la probabilidad de que existiera un lugar adecuado para la vida.
En realidad, cuando se estudian de forma detenida y pormenorizada los mecanismos del Universo, podemos ver la profunda sencillez sobre la que este se asienta. Los objetos más complejos del Universo conocido son los seres vivos, nosotros mismos, seríamos un buen ejemplo.
Se han detectado moléculas orgánicas por todo el Espacio exterior en galaxias y Nebulosas
Estos sistemas complejos están hechos de las materias primas más comunes que existen en Galaxias como la Vía Láctea. En forma de aminoácidos estas materias primas se ensamblan de manera natural, dando lugar a sistemas auto-organizadores donde unas causas subyacentes muy sencillas pueden producir complejidad en la superficie, como en el caso del tigre y sus manchas. Finalmente, con el fin de detectar la presencia de esta complejidad máxima de unos sistemas universales no necesitamos ninguna prueba sofisticada para distinguir la materia viva de la materia “inerte”, sino únicamente las técnicas más sencillas (aunque asistidas por tecnologías altamente avanzadas) para identificar la presencia de uno de los compuestos más simples del universo: El oxígeno.
El caos y la complejidad se combinan para hacer del Universo un lugar muy ordenado que es justo el entorno adecuado para formas de vida como la que nosotros mismos podemos representar. Como dijo Stuart Kauffman:
“En el Universo estamos en nuestra propia casa”
Sin embargo, no es que el universo se haya diseñado así para beneficiarnos a nosotros. Por el contrario, lo que sucede es que estamos hechos a imagen y semejanza del Universo, y, en realidad, somos la consecuencia de sus mecanismos energéticos, sus cambios de transiciones de fase, sus fuerzas y sus constantes.
Planteémonos una simple pregunta: Dadas las condiciones que imperaban en la Tierra hace cuatro mil millones de años, ¿Qué probabilidades había de que surgiera la vida?
No basta con responder que “la vida era inevitable, puesto que nosotros estamos aquí “. Obviamente, la vida sí se inició: nuestra existencia lo demuestra. Pero ¿tenía que iniciarse? En otras palabras, ¿era inevitable que emergiera la vida a partir de un combinado químico y radiado por la energía interestelar y después de millones de años?
Nadie conoce una respuesta exacta a esta pregunta. El origen de la vida, según todos los indicios y datos con los que hoy contamos, parece ser un accidente químico con una alta probabilidad de reproducirse en otros lugares del Universo que sean poseedores de las condiciones especiales o parecidas a las que están presentes en nuestro planeta.
Pero la vida, no consiste solo en ADN, genes y replicación. Es cierto que, en un sentido biológico estricto, la vida está simplemente ocupada en replicar genes. Pero el ADN es inútil por sí sólo. Debe construir una célula, con todas sus sustancias químicas especializadas, para llevar a cabo realmente el proceso de replicación. En las denominadas formas de vida superior debe construir un organismo completo para que tenga todos los requisitos exigidos para que pueda replicarse. Desde la perspectiva de un genoma, un organismo es una manera indirecta de copiar ADN.
Sería muy laborioso y complejo explicar de manera completa todos y cada uno de los pasos necesarios y códigos que deben estar presentes para formar cualquier clase de vida. Sin embargo, es necesario dejar constancia aquí de que los elementos necesarios para el surgir de la vida sólo se pueden fabricar en el núcleo de las estrellas y en las explosiones de supernovas que pueblan el universo para formar nebulosas que son los semilleros de nuevas estrellas y planetas y también de la vida.
Sigue siendo la pregunta del millón: ¿Cómo llegó la Vida a nuestro planeta?
El surgir de la vida en nuestro Universo puede ser menos especial de lo que nosotros pensamos, y, en cualquier lugar o región del Cosmos pueden estar presentes formas de vida en condiciones que para nosotros podría ser como las del infierno.
Hace varias décadas, los biólogos quedaron sorprendidos al descubrir bacterias que vivían confortablemente a temperaturas de setenta grados Celsius. Estos microbios peculiares se encontraban en pilas de abonos orgánicos, silos e inclusos en sistemas domésticos de agua caliente y fueron bautizados como termófilos.
Resultó que esto era sólo el principio. A finales de los años setenta la nave sumergible Alvin, perteneciente al Woods Hole Océano Graphic Institute, fue utilizada para explorar el fondo del mar a lo largo de la Grieta de las Galápagos en el océano Pacífico. Este accidente geológico, a unos dos kilómetros y medio bajo la superficie, tiene interés para los geólogos como un ejemplo primordial de las chimeneas volcánicas submarinas conocidas como “húmeros negros “. Cerca de un humero negro, el agua del mar puede alcanzar temperaturas tan altas como trescientos cincuenta grados Celsius, muy por encima del punto de ebullición normal. Esto es posible debido a la inmensa presión que hay en dicha profundidad.
Para asombro de los científicos implicados en el proyecto Alvin la región en torno a los húmeros negros de las Galápagos y otros lugares de las profundidades marinas resultó estar rebosante de vida. Entre los moradores más exóticos de las profundidades había cangrejos y gusanos tubulares gigantes. También había bacterias termófilas ya familiares en la periferia de los húmeros negros. Lo más notable de todo, sin embargo, eran algunos microbios hasta entonces desconocidos que vivían muy cerca de las aguas abrasadoras a temperaturas de hasta ciento diez grados Celsius. Ningún científico había imaginado nunca seriamente que una forma de vida pudiera soportar calor tan extremo.
Igualmente se han encontrado formas de vida en lugares de gélidas temperaturas y en las profundidades de la tierra. Así mismo, la NASA ha estado en un pueblo de Huelva para estudiar aguas con un PH imposible para la vida y cargada de metales pesados que, sin embargo, estaba rebosante de vida. El proyecto de estos estudios se denomina P-TINTO, ya que, las aguas a las que nos referimos son precisamente las del Río Tinto, llenas de extremófilos. El terreno al que me refiero, pisado muchas veces por mi y con cierta frecuencia, tiene, en muchos lugares el aspecto de Marte.
La anterior reseña viene a confirmar la enorme posibilidad de la existencia de vida en cualquier parte del Universo que está regido por mecanismos iguales en cualquiera de sus regiones, por muchos años luz que nos separen de ellas. En comentarios anteriores dejamos claro que las Galaxias son lugares de autorregulación, y, podríamos considerarlos como organismos vivos que se regeneran así mismos de manera automática luchando contra la entropía del caos de donde vuelve a resurgir los materiales básicos para el nacimiento de nuevas estrellas y planetas donde surgirá alguna clase de vida a la menor oportunidad que se le pueda dar.
Muchas son las especies que han desaparecido, sólo el 1% continúa estando presente
La idea de que la vida puede tener una historia se remonta a poco más de dos siglos. Anteriormente, se consideraba que las especies habían sido creadas de una vez para siempre. La vida no tenía más historia que el Universo. Sólo nosotros, los seres humanos, teníamos una historia. Todo lo demás, el Sol y las estrellas, continentes y océanos, plantas y animales, formaban la infraestructura inmutable creada para servir como fondo y soporte de la aventura humana. Los fósiles fueron los primeros en sugerir que esta idea podía estar equivocada.
Los primeros habitantes de la Tierra
Durante cerca de tres mil millones de años, la vida habría sido visible sólo a través de sus efectos en el ambiente y, a veces , por la presencia de colonias, tales como los extremófilos que asociaban billones de individuos microscópicos en formaciones que podrían haber pasado por rocas si no fuera por su superficie pegajosa y por sus colores cambiantes.
Toda la panoplia de plantas, hongos y animales que en la actualidad cubre el globo terrestre con su esplendor no existía. Sólo había organismos unicelulares, que empezaron con casi toda seguridad con bacterias. Esa palabra, “bacteria”, para la mayoría de nosotros evoca espectros de peste, enfermedades, difteria y tuberculosis, además de todos los azotes del pasado hasta que llegó Pasteur. Sin embargo, las bacterias patógenas son sólo una pequeña minoría, el resto, colabora con nosotros en llevar la vida hacia delante, y, de hecho, sin ellas, no podríamos vivir. Ellas, reciclan el mundo de las plantas y animales muertos y aseguran que se renueve el carbono, el nitrógeno y otros elementos bioquímicos.
Por todas estas razones, podemos esperar que, en mundos que creemos muertos y carentes de vida, ellas (las bacterias) estén allí. Están relacionadas con las primeras formas de vida, las bacterias han estado ahí desde hace cerca de 4.000 millones de años, y, durante gran parte de ese tiempo, no fueron acompañadas por ninguna otra forma de vida.
Es difícil creer que los únicos seres vivos inteligentes del Universo seamos nosotros
Pero, ¿No estamos hablando del Universo? ¡Claro que sí! Hablamos del Universo y, ahora, de la forma más evolucionada que en él existe: Los seres pensantes y conscientes de SER, nosotros los humanos que, de momento, somos los únicos seres inteligentes conocidos del Inmenso Universo. Sin embargo, pensar que estamos solos, sería un terrible y lamentable error que, seguramente, nos traería consecuencias de difícil solución. Me refiero a que, debemos seguir buscando otras clases de vida fuera de la Tierra para, al menos, saber que no estamos solos.
Miles de millones de galaxias que, cuajadas de estrellas y de mundos, pueden albergar la vida
Hay que pensar seriamente en la posibilidad de la vida extraterrestre que, incluso en nuestra propia Galaxia, podría ser muy abundante. Lo único que necesitamos es ¡Tiempo! (lo cual resulta paradogico si pensamos que algunos piensan que el término quiere definir algo que no existe).
Tiempo para poder avanzar en el conocimiento que nos lleve, por ejemplo, a poder aprovechar las inmensas energías que se generan en los giratorios círculos de acreción que rodean a los Agujeros Negros. Cuando eso llegue, estaremos preparados para dar el salto hacia las estrellas, y, allí, nos esperan sorpresas que ahora, ni podemos sospechar.
emilio silvera
el 28 de febrero del 2010 a las 18:35
Hace apenas cien años el hombre no sabía distinguir ni siquiera una gran galaxia cercana a nosotros como Andrómeda; es más, no sabía ni que existían más galaxias; en la actualidad hemos alcanzado con nuestros telescopios objetos situados a miles de millones de años luz; llegamos ya tan lejos que a no tardar se nos podrían desvelar los orígenes del Universo.
Tenemos estupendos telescopios en tierra en todas las frecuencias y cada vez más grandes, así como igualmente en el espacio, con tecnología punta conseguida cada vez más rápidamente, que han sido fabricados con diversas y perfeccionadas especialidades en las observaciones.
Creo que basta mirar lo mucho andado en tan poco tiempo para comprender que por ejemplo dentro de trescientos años, la tecnología espacial habrá sufrido un perfeccionamiento tal que no sería de extrañar que pudieran localizarse hasta los más pequeños planetas en el espacio profundo.
Creo que la ciencia no tiene límites, tan solo el del tiempo, y este cada vez resulta menos obstáculo; llegado el momento oportuno algunos afortunados verán y comprobarán las maravillas que esconde el Cosmos.
el 28 de febrero del 2010 a las 19:45
Como tu dices, hace poco de 200 años no podiamos imaginar nuestra galaxia y las otras. La tecnologie cada vez mas avanzado nos proporciona cada dias mas retos. Por ejemplo luchamos para tener el mas grande telescopio del mundo. Creo tambien que la lucha por pisar marte el primero no esta terminado. Tambien como dice Emilio el sucesor del hubble esta bien en marcha. Asi que si tambien creo que descubriremos vida primero organica y luego inteligente fuera de nuestra tierra. Me gustaria lo mas pronto posible. Siempre este tiempo que se va muy deprisa a mi gusto.
Hasta luego.
el 28 de febrero del 2010 a las 22:38
Es una pena que los presupuestos destinados a las áreas tan necesarias como la búsqueda de la vida y el estudio del universo siga siendo tan ínfima, y algo que no puedo dejar de pensar es que el día que se tenga la tecnología para explotar los recursos de los planetas vecinos y lunas, ese día habrá muchísimo dinero para estudiar el universo y todos los que hoy día de una manera u otra estudiamos carreras de astronomía o con vinculación a ella seremos un bien preciado por esas megaempresas que nos darán un capital infinito para que busquemos a nuestro antojo lo que se nos ocurra, pero hoy la realidad es otra, nos conformamos con un mínimo presupuesto, mucho hemos estudiado para luchar por un lugar y un proyecto, de momento no veo bien remunerado el trabajo que hacemos todos nosotros como soñadores del universo que somos.
el 1 de marzo del 2010 a las 8:59
Estimado Ignacio, los sueños “casi” nunca fueron rentables pero, sin embargo, son los que mueven el mundo. ¿Qué empresas “imposibles” se habrían conseguido sin ¡UN SUEÑO!
Es verdad que, la Ciencia no está bien pagada. Estamos en un mundo injusto y se valora aquello que, en verdad, no tiene valor alguno, con ver la TV bastaría para comprobar lo desnaturalizado que están los verdaderos valores y, por el contrario, lo sobrevalorado que están otras cuestiones que, desde luego, no aportan absolutamente nada esencial para el bien de la Humanidad.
Pero, así somos, capaces de lo mejor y también de lo peor. Mirado con calma y estudiado en profundidad somos una especie algo extraña y falta de madurez. ¿Cuándo seremos mayores?
En fin, un saludo.
el 1 de marzo del 2010 a las 12:36
Dices bien amigo Emilio cuando opinas que el hombre es capaz de lo mejor y de lo peor; desgraciadamente esta acepción habría que diseccionarla y analizarla, lo que posiblemente, para nuestra desgracia, daría resultados aún peores, pero creo que solo en apariencia.
La oscilación entre el bien y el mal, entre lo positivo y lo negativo es consustancial al hombre (Y posiblemente a todo, ya que esta dualidad me temo que sea universal), y normalmente en su conjunto su resultado sirve para buenos fines; me explico.
Por ejemplo simple, una mariposa; con sus dos alas consigue mantenerse en el aire y además avanzar, y esto es solamente posible porque una de ellas, en su movimiento, inclina al cuerpo hacia su lado; pero debido al efecto contrario de la otra, que inmediatamente efectúa un movimiento en sentido inverso, las fuerzas se contrarrestan, creandose nuevos y más perfeccionados movimientos, que en su suma resultan positivos, como son el avance hacia adelante y el poder mantenerse en vuelo todo el cuerpo de la mariposa.
Si una de las alas tuviera más fuerza por su mayor dimensión o musculatura, la mariposa no podría volar hacia adelante, estando forzada a seguir circulos más o menos amplios, que a la postre significarían la imposibilidad del vuelo.
Este símil creo que nos viene bien, ya que demuestra que en el camino de la humanidad, ninguna de las dos fuerzas contrapuestas ha preponderado sobre la otra, ya que el resultado visible, el avance hacia adelante, se ha mantenido con el tiempo pese a las tremendas desgracias y calamidades que una sola “Ala” haya podido crear en el camino.
Así que cuando veais las tremendas injusticias, abusos y barbaridades de todo tipo que se cometen por el hombre, tratar de ser positivos e intentar “visualizar” que en otro lugar hay otros hombres que están moviendo el “ala” en sentido inverso, y que seguramente conseguirán contrarrestar esos malos movimientos.
el 1 de marzo del 2010 a las 14:41
Hala, estimado Kike.
Comparto plenamente lo que dices, coincidente con algunas respuestas mías a algunos compañeros en días pasados, por planteos un tanto escépticos a los que tú mismo pareces adherir por momentos.
Lo que describes es ni más ni menos que la naturaleza dialéctica del devenir, a mi parecer una de las teorías unificadoras, de sentido definidamente positivo, falsadas suficientemente en todas las ramas del Conocimiento, desde lo macrocósmico hasta lo micro, incluídas las Ciencias Sociales.
Me alegra profundamente esta coincidencia.
Saludos para tod@s desde Montevideo.
el 1 de marzo del 2010 a las 13:53
Para completar lo que acaba de comentar kike, sólo recordar que en toda la historia de la Humanidad gran parte de los avances tecnológicos se han producido “gracias” a los conflictos bélicos o a las tensiones como en la guerra fría.
Si se hubiera descubierto en Marte algo que fuese muy rentable económicamente o militarmente ya estaríamos paseando al perro por su superficie.