Feb
2
Lo que nos gustaría saber I
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Física ~ Comments (2)
En 1874 estableció la hipótesis según la cual la electricidad era creada por unos corpúsculos elementales que llamó electrones, cuya carga intentó calcular.
George J. Stoney, el físico irlandés y pensador excéntrico y original al que, en realidad, debemos la forma de deducir si otros planetas del sistema solar poseían o no una atmósfera gaseosa, como la Tierra, calculando si su gravedad superficial era suficientemente intensa para mantener esa atmósfera.
Pero su pasión real estaba reservada a su idea más preciada: el “electrón”. Stoney había deducido que debía existir un componente básico de carga eléctrica. Estudiando los experimentos de Michael Faraday sobre electrolisis, Stoney había predicho incluso cuál debía ser su valor, una predicción posteriormente confirmada por J. J. Thomson, descubridor del electrón en Cambridge en 1897, dándole la razón a Stoney que finalmente, a esta unidad básica de la electricidad, le dio el nombre de electrón con el símbolo e en 1891 (antes de su descubrimiento).
Alan Turing George Francis Fitzgerald
Stoney, primo lejano y más viejo del famoso matemático, científico de computación y criptógrafo Alan Turing, también era tío de George Fitzgerald, después famoso por proponer la “contracción Fitzgerald-Lorentz”, un fenómeno que fue entendido finalmente en el contexto de la teoría de la relatividad especial de Einstein.
Stoney, podemos decir con seguridad, fue el primero que señaló el camino para encontrar lo que más tarde conoceríamos como constantes fundamentales, esos parámetros de la física que son invariantes, aunque su entorno se transforme. Ellas, las constantes, continúan inalterables como sucede, por ejemplo, con la velocidad de la luz c, que sea medida en la manera que sea, esté en reposo o esté en movimiento quien la mide o la fuente de donde parte, su velocidad será siempre la misma, 299.792.458 m/s. Algo análogo ocurre con la gravedad, G, que en todas partes mide el mismo parámetro o valor: G = 6’67259 × 10-11 m3 s-2 Kg-1. Es la fuerza de atracción que actúa entre todos los cuerpos y cuya intensidad depende de la masa de los cuerpos y de la distancia entre ellos; la fuerza gravitacional disminuye con el cuadrado de la distancia de acuerdo a la ley de la inversa del cuadrado.
Profesor de filosofía natural (así llamaban antes a la Física) en el Queen’s College Galway en 1860, tras su retiro se trasladó a Hornsey, al norte de Londres, y continuó publicando un flujo de artículos en la revista científica de la Royal Dublín Society, siendo difícil encontrar alguna cuestión sobre la que no haya un artículo firmado por él.
Feb
1
La sabiduria, ese rayo de luz en la oscuridad
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
No intentes ver la verdad
sin conocer la mentira.
No sabrás lo que es la luz
sin conocer las tinieblas.
Si no sabes de donde vienes
no sabrás nunca quien eres.
Lo sé por experiencia,
la dificultad, agudiza el ingenio.
Mi padre me dijo una vez que el respeto por la
verdad es casi el fundamento de la moral.
Nada puede surgir de la “nada”,
si surge, es porque había.
A la edad de quince años,
había aprendido a oír el silencio.
La vida no es gratis,
se nos da para pagarla.
¡De tantas maneras!
Más vale un… por si acaso,
que un… yo creí.
¡Qué vida ésta!