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Todo lo que existe está en el Universo: Los pensamientos también
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Avances hacia el futuro ~ Comments (3)
Constituido por innumerables galaxias de estrellas que se erigen en el centro de sistemas planetarios, multitud de Nebulosas de las que “nacen” nuevas y brillantes estrellas y mundos, multitud de objetos exóticos la variedad que encierran las estrellas de neutrones púlsares y magnétares, o, los agujeros negros misteriosos y, todo ello, en un espacio de una magnitud inimaginable nuestras mentes que, rodeados de los objetos y las cosas cotidianas, no se paran a pensar en esas inmensas verdades que están ahí, en la lejanía del espacio-tiempo inconmensurable.
La presencia de materia hace que la fuerza de gravedad realice un trabajo impagable al mantener juntos esos conjuntos formados por sistemas de estrellas o planetas o galaxias que tanto nos asombran.
La Humanidad, nuestra especie, siempre miró hacia los confines del cielo estrellado y se hacía preguntas que no podía contestar. En muchos de los trabajos que aquí se han expuesto quedaron reflejadas aquellas Civilizaciones antiguas que nos hablaban, con sus grabaciones en la piedra de los lejanos confines del cosmos que ellos imaginaban. Hemos podido llegar un nivel de tecnología que nos permite otear horizontes muy lejanos y captar, con nuestros ingenios, galaxias que se podría decir, sin temor a equivocarnos, que están situados en los confines del Universo.
Podemos examinar la radiación que emiten las estrellas jóvenes, estudiar nebulosas lejanas y captar los extraños átomos y moléculas que las conforman y, al mismo tiempo, observar como se van creando las condiciones precisas de gravitación, vientos estelares y otros fenómenos cósmicos que, los nuevos mundos y las nuevas estrellas surjan a la vida. Somos testigos de un carrusel cosmológico que gira y gira “eternamente” envuelto en ciclos de destrucción y creación que se suceden en presencia de energías inimaginables, para que todo siga igual al mismo tiempo que todo cambia.
Lo cierto es que hemos encontrado mundos muy parecidos a la Tierra
Nuestro Universo ofrece las mejores condiciones que la Vida, hiciera acto presencia en él. Sin embargo, siempre habrá dos bandos que discrepan en ese sentido: Por un lado están aquellos que creen en la presencia de la vida en múltiples mundos en las galaxias que pueblan el espacio del universo inmenso, y, por la otra parte, están aquellos que niegan tal posibilidad y se aferran a que, para que surgiera la vida en la Tierra, se tuvieron que dar tal cúmulos de condiciones que es imposible que se vuelvan a repetir en ningún otro lugar.
También es cierto que otros muchos mundos no podrían albergar la vida ni en el extremo de las posibilidades conocidas por nosotros y que denominamos estremófilas por estar presente en que nunca, antes de ser descubierta, pudimos imaginar que pudiera existir. Existen regiones del Universo que son extremadamente peligrosas donde la radiación y las energías extremas están presentes y, ningún mundo que pudiera existir por sus alrededores tendría la posibilidad de albergar ninguna clase de vida.
Somos conscientes de que no podemos vivir aislados y desde siempre hemos tratado de saber qué ocurría más allá, en la lejanía de las estrellas donde algunos imaginativos pensaban que otras criaturas habitaban un sin fin de mundos que, la Tierra, tendrían las condiciones necesarias para ello. Para ellos, el Universo ofrecía todas las posibilidades a favor y en contra, su diversidad era tanta que mundos llenos de vida pululaban alrededor de estrellas situadas a decenas, cientos, miles o millones de años-luz de nosotros y, también, había mundos imposibles donde nada podía surgir a la vida.
Ni afirmar ni negar podemos. En lo referente a la vida en otros mundos, todo podría ser posible y la vida tanto inteligente vegetativa en múltiples formas y con distintos metabolismos, como ocurre aquí en nuestro planeta, es posible que esté presente en aquellos mundos que como el nuestro tengan aquellos requisitos necesarios para su sustento. Atmósfera calentada por una estrella benigna que caliente el planeta, océanos y bosques, y, en definitiva, todo aquellos que es necesario para mantener latente formas de vida que como la nuestra, parecida o totalmente diferentes, se desarrollen en un ambiente adecuado a las condiciones que cada especie pudiera requerir.
La luna Io, luna de Júpiter y Charles Darwin. Creo que hasta en los lugares más inhóspitos, la vida podría estar presente. Él decía: “En cualquier charca caliente podría surgir la
La vida más resistente que se conoce es la vida invisible: los micro-oganismos y las bacterias. Los seres vivos capaces de sobrevivir en condiciones extremas se llaman extremófilos. Sobreviven en condiciones que serían letales para cualquier otra forma de vida. Resisten temperaturas extremas, por encima del grado de ebullición del agua y por debajo del de congelación, condiciones de acidez, de falta de luz solar y de oxígeno, de presión, de salinidad… Pueden permanecer en estado de letargo durante miles de años y volver a reanimarse al con el agua.
Lo único que necesitan los extremófilos es: materia orgánica, agua y una fuente de energía. La materia orgánica abunda por todo el Cosmos. Pueden emplear una fuente de energía distinta a la luz solar. De hecho, a comienzos de los 90, se descubrió una bacteria que vivía en el subsuelo, a 7 kms de profundidad, y se alimentaba a base de petróleo. Lo que sí necesita la vida extremófila es agua en estado líquido. O, al menos, así lo creemos. Hasta hoy, no hay pruebas de que ninguna forma de vida pueda sobrevivir sin agua líquida. podemos estar equivocados.
Hasta ahora, la Tierra es el único lugar del universo donde está confirmada la existencia de agua en estado líquido. en el propio Sistema Solar hay planetas y satélites con agua helada. Si se demostrara que los extremófilos pueden sobrevivir con agua helada, se abrirían nuevas posibilidades en la búsqueda de vida extraterrestre.
Arquea productora de metano. Se han encontrado microorganismos productores de metano en dos ambientes extremos en la Tierra: enterrados bajo kilómetros de hielo en Groenlandia y en los suelos cálidos del desierto. Estos descubrimientos hacen más plausible la esperanza que tenemos sobre la existencia de vida en Marte.
Han pasado más de 150 desde que Darwin publicara su famosa obra El origen de las especies. Sus ideas han prevalecido en el transcurrir del tiempo y ni los nuevos descubrimientos ni los muchos avances logrados han podido dejar de lado la idea de la evolución. Más de doscientos años después de su nacimiento, sus ideas siguen en el candelero de la Biología y nos habla de que, la vida, el decía, puede surgir en cualquier charca embarrada y caliente. Sus ideas han sido profundamente analizadas por los mejores especialistas en biología que han tenido que reconocer su influencia en el mundo científico de los distintos campos de la biología, en general, y de la biología evolutiva, en particular.
es interesante ejemplarizar su capacidad sintetizadora y premonitoria en el por aquel entonces, campo novedoso de la biología, la extremofilia, a partir de la exploración de los lagos salobres del río negro en Argentina. A finales de 1831, Darwin se embarcó en el Beagle (ya contamos aquí aquella historia), tardaron meses en atravesar el Atlántico. Desembarcaron el Maldonado y recorrieron las costas de Uruguay y Argentina realizando numerosas observaciones geológicas, botánicas, zoológicas y antropológicas. Ciertamente, aquella “excursión” investigadora por méritos propios pasó a los anales de la Historia.
La imagen está referida a la Misión Planck de la ESA
En cada tiempo hemos hecho las cosas como hemos podido, siempre en busca del saber y queriendo descubrir los secretos que la Naturaleza esconde. Darwin partió en el Beagle lo desconocido en un viaje peligroso y aventurero en busca de lo desconocido. Ahora, nosotros mucho más adelantados, buscamos lo mismo: Saber. Sin embargo, utilizamos otros medios que, como la Misión Planck de la Esa, por ejemplo, vamos a la búsqueda del origen del Universo.
La misión que data de 2.009, no es algo improvisado que se hizo a la ligera, estuvo planificándose y preparándose durante dos décadas de manera muy cuidadosa y con exquisito esmero cuidar hasta el último detalle dentro de las más avanzadas técnicas que la ciencia actual podía permitirse. El telescopio espacial Planck nos ha ayudado a comprender mejor la historia del Universo, desde una fracción de segundo después del Big Bang a la evolución de las estrellas y de las galaxias a lo largo de estos 13.700 millones de años. Aunque la fase de observaciones científicas ya haya terminado, el legado de esta misión sigue vivo. Planck se lanzó en el año 2009 y pasó 4.5 años observando el firmamento para estudiar cómo evolucionó la materia cósmica con el paso del tiempo.
Los científicos que trabajan con los datos de Planck presentaron la imagen más precisa de la radiación cósmica de microondas (CMB, por sus siglas en inglés), los restos de la radiación del Big Bang que quedaron grabados en el firmamento el Universo tenía apenas 380.000 años.
La señal CMB es la imagen más precisa de la distribución de masa en el Universo primitivo. En ella se pueden detectar minúsculas fluctuaciones de temperatura que se corresponden con regiones que, en un principio, presentaban densidades ligeramente diferentes, y que constituyen las semillas de todas las estructuras, estrellas y galaxias que podemos ver hoy en día. Jan Tauber, científico del proyecto Planck para la ESA, declaraba:
“Planck nos ha proporcionado la imagen a cielo completo de la señal CMB más precisa de la historia, con la que podremos poner a prueba una gran variedad de modelos sobre el origen y la evolución del cosmos”
El objetivo principal de Gaia es crear un mapa en 3D de alta precisión de nuestra galaxia, la Vía Láctea, observando repetidamente mil millones de estrellas determinar su posición precisa en el espacio y sus movimientos a través de él. La sonda espacial Gaia es otro de los muchos proyectos que tratan de investigar dónmde estamos situados en el contexto de nuestra Galaxia, la Vía Láctea.
La Agencia Espacial Europea (ESA) ha dado luz verde a la misión Euclides, que se lanzará en 2020 con el objetivo de estudiar la misteriosa energía oscura que compone el 73% del Universo. La misión Euclides contará con un telescopio de 1,2 metros de diámetro que nutrirá una cámara de 576 millones de píxeles con imágenes en muy alta resolución de 2.000 millones de galaxias, equivalente a las del Telescopio Espacial Hubble. Con esos , y mediante tecnología de infrarrojos, los científicos desarrollarán una cartografía de las grandes estructuras del Universo y medirán la distancia las galaxias captadas por la cámara.
El telescopio WISE ha llegó al final de su fase de mapear en infrarrojo, pero continuó con la misión de realizar el seguimiento de los más cercanos cometas y asteroides, además de enanas marrones. Se ideó un telescopio infrarrojo que orbitara la Tierra y que ha sido empleado mapear objetos fríos, polvorientos o lejanos que los telescopios de luz visible no pueden observar. Durante 2010 ha tomó más de 1,8 millones de fotografías utilizando su telescopio de 16 pulgadas y cuatro detectores de longitudes de onda infrarrojas, observando el cielo una vez y media, descubriendo estrellas, cometas y más de 33.500 asteroides en el proceso.
“Un sistema de cinco planetas, de los cuales dos tienen un radio 1,41 y 1,61 veces superior al de la Tierra y están en la zona habitable”. Este es el título de un estudio que investigadores internacionales publican esta semana en Science. El hallazgo ha sido posible gracias a las observaciones del telescopio espacial Kepler de la NASA. La estrella anfitriona es Kepler-62 y los dos planetas protagonistas se han bautizado como Kepler-62 e y f, orbitando más lejos que sus compañeros b, c y d. A Kepler-62 e y f llega un flujo solar desde su estrella parecido al que reciben Venus y Marte por de nuestro Sol. Respectivamente, los dos exoplanetas reciben alrededor de 1,2 y 0,41 veces la radiación solar que alcanza la Tierra. Basándose en modelos y simulaciones computacionales, los científicos consideran que el tamaño de estos dos nuevos planetas sugiere que podrían ser rocosos, como la Tierra, o estar compuestos de agua sólida.
Si miramos al cielo en una noche oscura y estamos en el lugar adecuado, podremos contemplar, la inmensidad en la que estamos inmersos y situados en un pequeño planeta apto para albergar la vida, podemos admirar parte de nuestra Galaxia, la Vía Láctea que nunca hemos podido contemplar en su totalidad al estar confinados en el planeta y no tener los medios para salir fuera y poder tomar una imagen completa del lugar en el que vivimos. Podemos hacerlo con otras galaxias lejanas y, de la nuestra, sólo la conocemos por datos parciales que podemos ir juntando en los diversos estudios que para ello hemos llevado a cabo y seguimos llevando con misiones que, las que más arriba se reseñan, nos facilitan datos precisos para que podamos saber, de nuestro lugar en el Universo desde esta Galaxía que es sólo una de entre cien mil millones.
un lugar minúsculo, un pequeño terrón de roca y agua que orbita una estrella mediana que le suministra la luz y el calor necesario para que podamos estar aquí, sin pararnos a pensar en nuestra ínfima medida en el contexto del Universo, lo cierto es que lo queremos conquistar.
¡Ilusos!
emilio silvera
el 17 de mayo del 2014 a las 22:01
Creo sinceramente que en un futuro no demasiado lejano, unos seres provinientes del planete Tierra conseguirán llegar a otros sistemas solares de la galaxia, colonizarlos y ampliar su influencia cada vez más, hasta el punto en que puedan dominar al menos la mayor parte de la Vía Lactea.
Pero el problema es que seguramente esos seres no seremos nosotros, sino una o varias de nuestras creaciones, como puedan ser los robots.
Ya parece que se encuentra cerca la creación de una verdadera inteligencia artificial; y eso, aunque parezca algo banal, significará posiblemente un cambio de época (Como he leido hoy en el periódico “No estamos en una época de cambios, estamos en un cambio de época”).
Y eso por una sencilla razón; en el momento en que se cree la inteligencia artificial, y en poco tiempo, esa inteligencia irá creando otras inteligencias artificiales cada vez más inteligentes, y en muy poco tiempo, comparando con el tiempo que necesitamos los seres biológicos, conseguirán adelantos tecnológicos imprevisibles, que les darán la oportunidad de viajar al espacio aprovechando su falta de riesgo ante los múltiples peligros que encuentran los seres biológicos. Todo ello significará un avance exponencial en las técnicas espaciales, puesto que que podrán dejar de lado innumerables problemas de supervivencia y adaptación que nosotros precisamos.
Así que bien podría ser que desde el planeta Tierra se llegara a colonizar buena parte de la galaxia, pero muy posiblemente no por el homo sapiens sino por alguna de sus creaciones.
En relación a la inteligencia artifical, adjunto unos párrafos leidos en RTVE sobre el tema:
“ La singularidad tecnológica: el advenimiento de la inteligencia artificial. Cuando se habla de la singularidad tecnológica los expertos se refieren a un futuro con inteligencia artificial, en concreto a un evento histórico futuro en el que se produce el ‘transhumanismo’ o superación de la humanidad por parte de una entidad o entidades más inteligentes que hacen del futuro algo acelerado e inabarcable.
Dicho así suena muy a película de ciencia ficción. Y en parte lo es, pero en parte también estas ideas –que prevén que la singularidad se produzca dentro de algunas décadas, tal vez en 2030 o 2045, según diversos pensadores como Vinge o Kurzweil– tienen cierta base en el crecimiento exponencial de tecnologías y conocimiento que ha propiciado Internet.
La cuestión clave es que si un día surge la inteligencia artificial podrá crear otras inteligencias artificiales mejoradas e ir desarrollándose de forma autónoma. Lo peor del asunto: no necesitarán humanos, así que… nuestro papel en ese futuro medio utópico, medio distópico, no está del todo claro.”
Bip Bip…….
el 18 de mayo del 2014 a las 5:16
Amigo Kike:
Lo que comentas tiene todas las trazas de ser nuestro futuro y así -como lo cierras en tu comentario-, lo vaticinan los expertos pensadores que ven, con algo de claridad ese panorama del porvenir. Parece un poco triste todo eso. El escenario que nos muestra no puede ser más desolador y, con un poco de suerte, quizá, esas inteligencias futuras que dominaran la Galaxia, si en verdad llegan a tener algo de sentimiento, recordando que somos sus creadores, no destruyan nuestras especia y nos dejen como animales de compañía.
Esa visión del futuro -nada fantasiosa por cierto-, es la más posible de entre muchas otras, toda vez que nos empeñamos en construir máquinas más y más “inteligentes” cada vez, y, si dejamos que adquieran consciencia… ¡Apaga y vamonos!
No es nada descabellado pensar en lo que se nos viene encima si la I.A. -como de hecho está sucediendo-, sigue avanzando con la celeridad que podemos constatar y, el comentario al que aludes (“…“No estamos en una época de cambios, estamos en un cambio de época”), es tan cierto como la vida misma. Cada día, en algún lugar del planeta, alguien, algún equipo científico logra dar un paso hacia adelante en la técnica de la I.A., que finalmente, si continúa por el camino emprendido, sobrepasará con mucho todos los loogros humanos por las razones por tí mismo expuestas.
Esas máquinas futuras, ya no serán los torpes robots que vimos en el pasado, sino que se convertirán en ¡la nueva raza! Si finalmente logramos convertir la tecnología nueva en un “cerebro positrónico o espintrónico” que discurra de manera paralela a la del cerebro humano pero, sin los inconvenientes y cortapisas que este tiene, sino que tendrá la vía libre de expandirse, sin problemas, primero por todo el Sistema solar y más tarde, cuando dominen ciertas técnivcas ahora para nosotros impensables… ¡serán los señores del espacio!
Es decir, nosotros lograremos hacer realidad nuestros sueños a través de ellos pero… ¿No será esa también nuestra propia destrucción?
LO que se ha dicho tantas veces: “El sentido común humano, es el menos común de los sentidos”. ¡Berzotas!
Un abrazo amigo mío.
el 25 de marzo del 2021 a las 11:11
En el Título digo que todo lo que existe está en el Universo, los pensamientos también. Y, lo asombroso del caso es que, dichos pensamientos hayan podido surgir a partir de la “materia inerte” que, evolucionada, consiguió conquistar la Consciencia del Ser.
Todo comenzó cuando nació el Universo, el Tiempo y la Entropía, el primero como contenedor de las dos siguientes y, de todos los objetos que se formaron a partir de aquel momento primero con la ayuda de las fuerzas fundamentales de la Naturaleza y una serie de constantes universales que no variaban ni con el paso del tiempo ni con ninguna otra cuestión que las pudieran molestar, y, precisamente por eso se les llama constantes:
La velocidad de la luz en el vacío
La masa del Protón
La carga del electrón
La constante de Planck
La constante de estructura fina (α)
y una larga lista.
Lo sorprendente de todo esto es que, en aquellos primeros momentos después del nacimiento del Tiempo, comenzaron a surgir unas infinitesimales partículas subatómicas que, repartidas en familias, se constituían en objetos mayores y más complejos.
Partículas de la familia Quarks
” ” ” ” Leptones
” ” ” ” Hadrónica: Bariones y mesones
Con éstas infinitesimales partículas se conforman otros objetos más complejos como los átomos, las moléculas y los cuerpos y sustancias o gases, en fin, la materia en todos sus estados conocidos del que destaca el más abundante que es el plasma de las estrellas y otros objetos del Universo inmenso.
Podríamos seguir con este fascinante comentario hasta llegar a las ideas y pensamientos… ¡También los sentimientos! Pero para desarrollar todos esos temas, se necesitarían, no horas sino muchos días o años de un trabajo que requiere un intelecto del que yo carezco.