May
17
De flores y explosiones
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
El filósofo José Antonio Marina
Mis lecturas hace tiempo ya que se limitan a Revistas científicas y culturales, y, de vez en cuando, me paso la tarde repasando algunas que, por algún motivo, llamaron mi atención y me aconsejó guardarlas, contra la lógica protesta de mi santa mujer: ¡Pero hombre, ¿dónde van a caber tantas revistas y libros? ¿Te has empeñado en echarnos de casa? Bueno…¡lo de siempre!
Me encontré de pronto con un pequeño trabajo del Filósofo, ensayista y pedagogo toledano, José Antonio Marina Torres, y, por su agradable lectura y el cierto encanto poético que el escrito resuma, me ha parecido bien trasladarlo aquí, para que todos ustedes disfruten como lo hice yo cuando aquel lejano día de mayo de 2.005, lo pude leer por vez primera.
Diario de Un curioso
La capacidad poética de la inteligencia a través de formas plásticas, lenguisticas, musicales o matemáticas, la teoría de cuerdas y las paradojas del Big Bang son algunas de las cuestiones que aborda el filósofo José Antonio Marina.
“En mi jardín han florecido los narcisos. Sus campánulas tienen unos coquetos bordes rizados. A veces la Naturaleza parece presumida. Algunos tulipanes son cartesianos y otros en cambio exhiben un tupé barroco. Las berzas que he inventado se pavonean con grandes hojas ondulantes. Ya lo dijo Neruda en su versión poética de la huerta: “La col / se dedicó / a probarse faldas”. Estos rizos son rupturas espontáneas de simetría, y acabo de leer un artículo de Eran Sharon donde lo explica, aunque en realidad ya lo explicó Gauss con su teorema de la curvatura. Las tensiones del crecimiento resultan excesivas para integrarse en una métrica plana y buscan una línea de fuga.”
¿Anula la belleza del narciso, o de las gloxinias, o de las escarolas, saber que sus ágiles líneas están dirigidas por una ecuación? En absoluto. La capacidad poética de la inteligencia puede recrear la realidad con muchos idiomas: plásticos matemáticos, musicales, lingüísticos.
Vuelvo a leer sobre la teoría de cuerdas, a la espera de que se acabe de construir en Suiza el Large Hadrón Collider, el mayor acelerador de partículas, para intentar una corroboración experimental. Esta teoría pretende dar una visión unificada de las cuatro fuerzas del Universo. En el fondo del fondo lo que hay son cuerdas que vibran en distintas frecuencias, como las de los instrumentos musicales. Las notas que producen son las partículas elementales: electrones, neutrinos, fotones, bosones, gluones, gravitones.
¡Si Pitágoras -que dijo que el último componente de la realidad eran el número y la música- levantara la cabeza! Hablo de estas cosas porque he estado en Santiago de Compostela hablando una vez más sobre la Universidad. Creo que un agregado de facultades y escuelas técnicas no es una Universidad, sino un desastrado cajón de sastre de organizaciones autónomas. Se convierte en Universidad cuando emerge de un proyecto humanista unificado.
Universidad de Santiago de Compostela
En el origen está la inteligencia humana que se despliega por múltiples caminos, y debemos mantener la referencia a esa fuente primordial para comprender lo que estamos haciendo. Les pondré un ejemplo. Las Universidades colaboran o compiten con las empreas privadas en temas de investigación. Pues bien, creo que son dos modos distintos de investigar. Un químico universitario y un químico empresarial usan la misma química, por supuesto, pero de distinta manera. El investigador universitario debe conocer su disciplina, pero además está obligado a tener un conocimiento reflexivo, humanista, de lo que está haciendo. Al fin y al cabo, la Universidad debería ser la conciencia reflesiva de la sociedad.
¡No podemos evitarlo! Nuestra tendencia es poner la mano en la Naturaleza misma
La ciencia me apasiona como una novela de intriga, sobre todo cuando parece toparse con paradojas insalvables. He leído un artículo, escrito por Charles Lineweaver y Tamara Davis, astrónomos del Observatorio de Monte Stromlo, en Camberra, sobre las paradojas del Big Bang. Hace 40 años se anunció un descubrimiento que probaba que el universo se había expandido desde un estado primordial caliente y denso: el fondo cósmico de microondas, rescoldo frío de la gran explosión. Pero ¿Qué se quiere decir cuando se afirma que el universo se está expandiendo? ¿Hacia dónde se expande? ¿Se expande también la Tierra? Para complicar más las cosas parece que esa expansión se acelera.
Las galaxias se alejan cada vez a mayor velocidad las unas de las otras
Todo esto resulta difícil de comprender, porque el universo no tiene bordes, no está en ningún lugar, que diría el viejo Aristóteles. ¿Cómo puede entonces expandirse? Las distancias a las galaxias remotas aumentan, pero eso no quiere decir que viajen a través del espacio. Es el espacio el que se expande entre las galaxias y nosotros. En este sentido, el universo se contiene así mismo, no requiere ni un centro desde el que dilatarse, ni un espacio vacío donde expandirse. La gran explosión no fue una explosión en el espacio, sino del espacio. Sucedió en todos los puntos a la vez. El centro está en todas partes.
Este relato cosmogónico, tan bello como el de Hesíodo, plantea algunos problemas. Edwin Hubble descubrió hace muchos años la constante que cuantifica la rapidez con que el universo se expande, y predice que a partir de una determinada distancia, llamada “distancia de Hubble”, cifrada en catorce mil millones de años-luz, las galaxias se alejan a una velocidad mayor que la de la luz.
Y como pasas en un pastel o lunares en un globo que se hincha, cuanto más distantes están las galaxias más deprisa se separan.
¿Contradice este hecho la teoría de la relatividad, que considera que la luz es el esprinter invencible del universo? Parece que no, porque la relatividad sólo se aplica a los movimientos en el espacio, no a la expansión del mismo espacio. Espacio y luz compiten en maratones diferentes. Estas historias me recuerdan una escena de Annie Hall. El alter-ego infantil de Woody Allen explica a su médico y su madre la razón de que no vaya al colegio: “El universo está en expansión… El universo lo es todo y si se expande sin parar algún día se romperá, ¡y eso será el final de todo!” A lo que su madre le replica muy sensatamente: “Pero tu está en Br00klyn, ¡y Brooklyn no está en expansión!”.
Para terminar, y dadas las fechas que se acercan, os dejo otro de los pensamientos de José Antonio Marina, el filósofo que pretende entrar en la mente de la Sociedad moderna para decirles: “Abrid bien los ojos, procurad ver lo que la realidad esconde”. Detrás de las cosas que creemos ver…¡siempre hay, algo más!