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LO QUE HICE ESTA MAÑANA
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (7)
El ruido de la ciudad era insoportable, chirridos, gritos y voces, el barullo de los viandantes que, con la prisa que todos llevan hoy, más que andar pausadamente, parecen correr hacia no se sabe que destino. Unos obreros arreglan una avería de una tubería que ha reventado, el chorro de agua tiene anegada la calle. Los coches, como es lo cotidiano, siguen con sus humos contaminantes y los conductores, a al menor problema que se presente, la emprenden como posesos a machacar el claxon de sus coches. ¡Insoportable!
Aquella escena, me hizo querer salir huyendo de aquel lugar, y, sin que realmente me diera cuenta, dirigí mi coche hacia la salida de la ciudad. Creo que de manera inconsciente, en lugar de coger el camino hacia la Costa, tiré hacia la Sierra. Ya por esta época los forofos de las playas van proliferando y no dejan un lugar tranquilo.
Cuando quise darme cuenta (y, aunque pendiente de la carretera con mis pensamientos centrados en la “calidad de vida” que nos ofrecían las ciudades), me encontré metido en la bifurcación que deja a un lado la Carretera que va a Valverde del Camino y se dirige hacia la Aldea de Torerera (ya abandonada) que pertenece al Municipio de Calañas. Antes, había pasado por Trigueros, pueblo de labranza y de buenas cosechas de vino y pasando por Beas, pueblecito de Almazaras de Aceite de la mejor calidad.
Uno de los pantanos y la ermita de la Virgen de Coronada
De vez en cuando me pierdo por esta región de la Sierra de Huelva
El Camino hacia Torerera, estaba jalonado, a ambos lados de la carretera por preciosos Pinos mediterráneos y grandes Dehesas de Encinas con algunos eucaliptus. Proliferan los arbustos de la Sierra Morena como la Jara, el Tomillo y el Romero.
El Río Odiel que desemboca desde la Sierra hacia el Atlántico
El Tinto es el otro río de la Sierra de Huelva
Sentarse en una piedra y dejarse llevar por el sonido de la Naturaleza
Son muchos los regajos que rumorosos dejan correr sus aguas cristalinas, las de las últimas lluvias que van camino del Río Odiel y del Río Tinto, para finalmente, desembocar el uno por Niebla y San Juan del Puerto y el otro por Gibraleón (ambos llegan a Huelva) en el Océano Atlántico donde se funden sus aguas.
El cerdo Ibérico del salen los famosos cinco J
Es curioso como se puede, a partir de un sentimiento de desagrado (contaminación acústica y de gases) en la ciudad, querer escapar de ella para aislarte en otro lugar, tranquilo y de entorno relajante que, aún estando en este mundo, te pueda transportar a otro.
Dejé la carretera y me introduje por un camino de tierra, era estrecho y estaba literalmente presionado por la vegetación que, a lado y lado, crecía sin rumbo, la anarquía reinaba en el lugar que, a medida que mi coche (muy despacio) avanzaba, se hacía más y más hermoso.
Cualquier rincón de la Sierra tiene su encanto. Arriba Las Grutas de las Maravillas en Aracena con sus extrañas figuras.
La Zona en la que me encontraba estaba en alto, y, al pasar por los lugares más cerca de la ladera, vislumbraba, a lo lejos, bellos paisajes, y, allá abajo, el río Odiel que emitía rayos de luz, cuando el Sol incidía en sus aguas.
El río Odiel que tranquilo discurre en una de sus revueltas.
Llegué a un claro y paré. Me bajé del coche y me acerqué a un árbol cuyo tronco presumía de grandes dimensiones, debía ser centenario.
Me senté sobre una gran raíz que me sirvió de asiento, y, recostando la espalda en el tronco con las enormes ramas sirviéndome de techo sobre mi cabeza, me quedé allí, callado, y en silencio, mirando el limpio cielo, la transparente atmósfera, y, rodeado de montes por todas partes, disfruté de los olores y colores que el lugar me ofrecía. Jugueteando con la fresca yerba que del suelo crecía y que, al ser arrancada por mí, emitía un olor inconfundible y agradable. Algunos pájaros surcaban los cielos, otros, más tranquilos, echados en las ramas de los árboles, me regalaban sus hermosos trinos.
El río corre rumoroso montaña abajo camino del Mar
¡Qué lugares! ¡Qué momentos!
Allá abajo, un viejo Molino medio caído, mira hacia el río y, frente a él, unas pequeñas pero sonoras cascadas, vulneran el silencio, que sólo es molestado por la suave brisa y el rumor de las aguas que corren hacia su destino.
Es verdad que, no sabemos apreciar las “pequeñas cosas” que, en realidad, son “las grandes cosas” de la vida. En la Sencillez radica lo bueno, y, casi siempre, en ella está la verdad. Sin embargo, nos dejamos confundir por las promesas que, casi nunca son cumplidas.
Naturaleza y sus paisajes cambiantes a cada paso
Pueblecitos como este jalonan toda la Sierra de Huelva, y, por poco dinero te puedes parar a comer y beber de las buenas cosas que dan el lugar, tanto en carnes y chacinas como en verduras.
¡La Naturaleza! Ahí tenemos nuestro bienestar, es lo único que, en verdad, hace sentir a eso que llamamos “Alma”. Que verdad es que no sólo de pan vive el hombre.
Bueno, no quisiera ser pesado pero, eso es lo que me pasó esta mañana, y, he sentido la necesidad de compartirlo con todos ustedes.
¡Ah! Cuando se acerque la hora, me acercaré al restaurante Casas de Aracena, allí está el mejor jamón del mundo, y, tanto el servicio del personal (una familia), como los manjares que sirven… ¡Son de primera!
emilio silvera
el 25 de mayo del 2011 a las 13:34
Amigo Emilio, se te comprende, ¡Y bien!.
Cuando hablas de que no sabemos apreciar la balleza sencilla de la naturaleza estoy seguro que no lo dices por ti mismo, ya que tus palabras siempre han demostrado esa apreciación por los diferentes y bellos paisajes de tu querida Huelva.
Por cierto, pese a ser andaluz, Huelva aún no la conozco; espero que si alguna vez me jubilo (de verdad), pueda visitarla, ya que sólo con tus informes ya dan ganas.
Un abrazo Maese.
el 25 de mayo del 2011 a las 15:42
Es hermoso como la ciencia y la física nos pueden llevar a aprender de la naturaleza, comprenderla y respetarla. Nos acercan a ella y por qué no, también nos hacen sacar nuestro espíritu poético y regocijarnos en ella. La ciencia es la poesía de la naturaleza, su recreación. Un gran saludo, maestro.
el 25 de mayo del 2011 a las 17:04
Quizas hacia mucho tiempo Emilio que no habia pasado por los montes de tus queridos pueblos, asi que cuando falta algo siempre se descubre nuevos olores y paz interior. Eso creo que se llama felicidad.
Un abazo amigo.
el 25 de mayo del 2011 a las 17:31
Yo llevo varios sin dormir ni gota, creo que slago a una media de 2-3-4 horas día en tramos de 1-2 h. Al leer tus palabras, me siento identificado en cada una de ellas, se me inunda el alma de esa belleza que describes, ya que igual que tú, huyo hacía la vida cada vez que puedo y quizás ahora lo necesito, tirar con fuerza de las riendas para no dejar que se me desboquen los pensamientos y dejar que decanse mi mente, para volver a analizar, desconectarme del mundo, alimentarme con la energía necesaría para seguir luchando.
el 26 de mayo del 2011 a las 7:36
Amigos míos, al leer lo que cada uno de ustedes ha sacado en consecuencia de “mi retiro” de la mañana compartido brevemente con todos ustedes, he llegado a comprender que, la conexión entre los seres inteligentes es fuerte y real, simplemente tenemos que expresar lo que sentimos para que los demás comprendan y, si me apurais mucho, con un poco de imaginación, incluso llegue a sentir un poco de lo que contamos.
Es verdad, como nos dice Floren que, de vezs en cuando, necesitamos desconectar de lo cotidiano y aislarnos en la Naturaleza, escuchar lo que nos dice y llegar a comprender lo que en ella está encerrado. El amigo Victor nos recuerda esos efímeros momentos de felicidad de los que, de vez en cuando podemos disfrutar, y, lo curioso del caso es que cuando los conseguimos, siempre se trata de cosas sencillas que están en la mano de cualquiera obtener.
Mariano, apunta a esa faseta de los Científicos que les lleva a “ver”, no pocas veces, la Naturaleza como si de poesía se tratara, y, eso ocurre por el simple hecho de que pueden ver algo más allá que los demás y, casi todo lo que observan es comprendido por ellos desde su origen, lo que les hace poder completar esa simbiosis con todo aquello que, como ellos (observadores) forma parte del Inmenso Universo que nos acoge.
Kike, me da la impresión de que tú, como yo, nunca nos jubilaremos. Comencé a trabajar a los 9 años y aún estoy al pie del cañón, y, no sabría decirte si sabría vivir jubilado. El quehacer del día a día, el tener que proporcionar y cubrir las necesidades de mi familia, me incentiva y me da vida. Y, cuando puedo, me sumerjo en mi Física y Astronomía que me transportan a otro mundo que está en este pero que, hay que saber observar y comprender.
Aquí, en la región de España donde me tocó nacer, y, donde aún continuo viviendo, se dan las circunstancias ideales en cuanto a la Naturaleza se refiere: Es puerto de Mar: Buena gamba blanca y cigalas y pescado de primera calidad. La economía agrícola es bien conocida en Europa (sobre todo la fresa de Lepe). ¿Qué podemos decir de los famosos Jamones de Jabugo?, uno de tantos pueblecitos de la Bella Sierra de Huelva (Cortegana, Alajar, Almonaster la Real, El Repilado, Zalamea, Aroche, el Parque Natural de Aracena (con su buitre negro y las Cuevas de las maravillas), y un sin fin de lugares de bellezaq incomparable, con sus puentes romanos y sus castillos medievales pero, sobre todo, con su Naturaleza.
En fin amigo Kike, y demás amigos, que como lo mejor que podemos tener y conseguir es llegar a comprender el valor de lo que verdaderamente merece la pena (no siempre es el dinero lo que prevalece, y, la salud y el amor están muy por encima), y, una vez lo hemos comprendido, a disfrutar de cada momento que, además, siempre lo tenemos a mano y no es nada costoso. Esa es la paradoja, lo que realmente vale, está siempre a nuestro alcance y, sin embargo, no siempre somos capaces de comprenderlo.
Un abrazo para todos
el 7 de octubre del 2011 a las 15:30
Querido Emilio.
Este fin de semana viajamos a la maravillosa Sierra de la Virgen en Huelva, en la localidad de Alájar. Vamos a una ecoaldea llamada El Calabacino. Queremos vivir un poquino así, en conexión, y encontrar un tanto de esa paz anhelada. Compartiré la experiencia, pues siempre hay algo bueno en todo.
Y qué mejor artículo en el que escribir que éste.
Emilio te escribí un correo. Si es posible pues fantástico.
Un abrazo.
el 8 de octubre del 2011 a las 7:54
Amiga Vanessa, no sabes cuánto me alegro de que estuvieras por esos lugares (Alajar, el Calabazal…) de pura naturaleza de exuberante vegetación, regajos cantarinos de transparentes aguas, rica fauna autóctona, caminos que te llevan hasta atalayas de hermosas vistas, conglomerados de rocas que podrían contar la historia de muchos milenios atrás en el tiempo, lugares entrañables que te pueden transportar al tiempo del pasado, rústicas viviendas y bonitas aldeas, gente sencilla y alimentos naturales…En verdad, si elegistes bien para hallar un retazo de paz, tan anhelada en estos locos tiempos de vorágine en las grandes ciudades.
Mencionas un Correo del que no tengo noticias, y, si puedes, repitelo para poder contestarte como mereces.
Deseo que encontraras esa paz que todos queremos.
Un abrazo estimada amiga.