Dic
21
¿Será el Universo igual en todas partes? Es lógico pensar que sí.
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El hombre en el Universo ~ Comments (3)
Existen tantos sistemas planetarios que, sólo en nuestra Galaxia serían decenas de miles
La vieron caer y corrieron hasta el lugar. La escena era la que se podía esperar tras de la caída de una nave en plena montaña. Los pocos testigos que por el lugar estaban, llamaron a las autoridades que enviaron, de inmediato, a especializado en este tipo de investigaciones.¡
“Mira, un trazo de la nave caída, ¿de qué materiales estará hecha? Nunca he visto algo así! ¿De dónde vendrán estos seres, de qué estará conformado su mundo?” Esto preguntaba uno de los investigadores al otro que con él recogía muestras de aquella extraña nave accidentada y que, según el seguimiento hecho en su acercamiento a la Tierra, venía de más allá de los confines del Sistema Solar y, quién sabe de dónde pudieron partir. Sin embargo, el material que recogían, debería ser el mismo que está repartido por todo el Universo.
Lo único que puede diferir, es la en que se utilice, el tratamiento que se le pueda dar, y, sobre todo el poseer el conocimiento y la tecnología necesarios para poder obtener, el máximo resultado de las propiedades que dicha materia encierra. Porque, en última instancia ¿es en verdad inerte la materia?
Tiene y encierra tantos misterios la materia que estamos aún y años-luz de saber y conocer sobre su verdadera naturaleza. Nos podríamos preguntar miles de cosas que no sabríamos contestar. Nos maravillan y asombran fenómenos naturales que ocurren ante nuestros ojos pero que tampoco sabemos, en realidad, a que son debidos. Si, sabemos ponerles etiquetas , por ejemplo, la fuerza nuclear débil, la fisión espontánea que tiene lugar en algunos elementos el protactinio o el torio y, con mayor frecuencia, en los elementos que conocemos como transuránicos.
Elementos más allá del Uranio
A medida que los núcleos se hacen más grandes, la probabilidad de una fisión espontánea aumenta. En los elementos más pesados de todos (einstenio, fermio y mendelevio), esto se convierte en el método más importante de ruptura, sobre pasando a la emisión de partículas alfa.
¡Parece que la materia está viva!
Son muchas las cosas que desconocemos y, nuestra curiosidad nos empuja continuamente a buscar esas respuestas. El electrón y el positrón son notables por sus pequeñas masas (sólo 1/1.836 de la del protón, el neutrón, el antiprotón o antineutrón), y, por lo tanto, han sido denominados leptones (de la voz griega lentos, que significa “delgado”).
Aunque el electrón fue descubierto en 1.897 por el físico británico Josepth John Thomson (1856-1940), el problema de su estructura, si la hay, no está resuelto. Conocemos su masa y su carga negativa que responden a 9,1093897 (54)x10-31kg la primera y, 1,602 177 33 (49)x10-19 culombios, la segunda, y también su radio clásico: no se ha descubierto aún ninguna partícula que sea cursiva que el electrón (o positrón) y que lleve una carga eléctrica, sea lo que fuese (sabemos como actúa y cómo medir sus propiedades, pero aun no sabemos qué es), tenga asociada un mínimo de masa, y que es la que se muestra en el electrón.
Lo cierto es que, el electrón, es una maravilla en sí mismo. El Universo no sería como lo conocemos si el electrón (esa cosita “insignificante”), fuese distinto a como es, bastaría un cambio infinitesimal para que, por ejemplo, nosotros no pudiéramos estar aquí para poder construir conjuntos tan bellos como el que abajo podemos admirar.
Función de onda cuántica
Recordémoslo, todo lo grande está hecho de cosas pequeñas. En realidad, existen partículas que no tienen en absoluto asociada en ellas ninguna masa (es decir, ninguna masa en reposo). Por ejemplo, las ondas de luz y otras formas de radiación electromagnéticas se comportan como partículas (Einstein en su efecto fotoeléctrico y De Broglie en la difracción de electrones. Esta manifestación en de partículas de lo que, de ordinario, concebimos como una onda se denomina fotón, de la palabra griega que significa “luz”.
El fotón tiene una masa de 1, una carga eléctrica de o, pero posee un espín de 1, por lo que es un bosón. ¿Cómo se puede definir lo que es el espín? Los fotones toman parte en las reacciones nucleares, pero el espín total de las partículas implicadas antes y después de la reacción deben permanecer inmutadas (conservación del espín). La única que esto suceda en las reacciones nucleares que implican a los fotones radica en suponer que el fotón tiene un espín de 1. El fotón no se considera un leptón, puesto que este termino se reserva para la familia formada por el electrón, el muón y la partícula Tau con sus correspondientes neutrinos: Ve, Vu y VT.
Existen razones teóricas para suponer que, cuando las masas se aceleran (como cuando se mueven en órbitas elípticas en torno a otra masa o llevan a cabo un colapso gravitacional), emiten energía en forma de ondas gravitacionales. Esas ondas pueden así mismo poseer aspecto de partícula, por lo que toda partícula gravitacional recibe el de gravitón.
La fuerza gravitatoria es mucho, mucho más débil que la fuerza electromagnética. Un protón y un electrón se atraen gravitacionalmente con sólo 1/1039 de la fuerza en que se atraen electromagnéticamente. El gravitón (aún sin ) debe poseer, correspondientemente, menos energía que el fotón y, por tanto, ha de ser inimaginablemente difícil de detectar.
De todos modos, el físico norteamericano Joseph Weber emprendió en 1.957 la formidable tarea de detectar el gravitón. Llegó a emplear un par de cilindros de aluminio de 153 cm. De longitud y 66 de anchura, suspendidos de un cable en una cámara de vacío. Los gravitones (que serían detectados en forma de ondas), desplazarían levemente esos cilindros, y se empleó un sistema para detectar el desplazamiento que llegare a captar la cienmillonésima parte de un centímetro.
Las débiles ondas de los gravitones, que producen del espacio profundo, deberían chocar contra todo el planeta, y los cilindros separados por grandes distancias se verán afectados de simultánea. En 1.969, Weber anunció haber detectado los efectos de las ondas gravitatorias. Aquello produjo una enorme excitación, puesto que apoyaba una teoría particularmente importante (la teoría de Einstein de la relatividad general). Desgraciadamente, nunca se pudo comprobar mediante las pruebas realizadas por otros equipos de científicos que duplicaran el hallazgo de Weber.
Nadie sabe como será el gravitón si, finalmente es
De todas formas, no creo que, a estas alturas, nadie pueda dudar de la existencia de los gravitones, el bosón mediador de la fuerza gravitatoria. La masa del gravitón es o, su carga es o, y su espín de 2. el fotón, no antipartícula, ellos mismos hacen las dos versiones.
Tenemos que volver a los que posiblemente son los objetos más misteriosos de nuestro Universo: Los agujeros negros. Si estos objetos son lo que se dice (no parece que se pueda objetar nada en contrario), seguramente serán ellos los que, finalmente, nos faciliten las respuestas sobre las ondas gravitacionales y el esquivo gravitón.
La onda gravitacional emitida por el agujero negro produce una ondulación en la curvatura del espacio-temporal que viaja a la velocidad de la luz transportada por los gravitones.
Hay aspectos de la física que me dejan totalmente sin habla, me obligan a pensar y me transporta de este mundo material nuestro a otro fascinante donde residen las maravillas del Universo. Hay magnitudes asociadas con las leyes de la gravedad cuántica. La longitud de Planck-Wheeler, es la escala de longitud por debajo de la cual el espacio tal lo conocemos deja de existir y se convierte en espuma cuántica. El tiempo de Planck-Wheeler (1/c veces la longitud de Planck-Wheeler o aproximadamente 10-43 segundos), es el intervalo de tiempo más corto que existir; si dos sucesos están separados por menos que esto, no se puede decir cuál sucede antes y cuál después. El área de Planck-Wheeler (el cuadrado de la longitud de Planck-Wheeler, es decir, 2,61×10-66cm2) juega un papel clave en la entropía de un agujero negro.
Me llama poderosamente la atención lo que conocemos las fluctuaciones de vacío, esas oscilaciones aleatorias, impredecibles e in-eliminables de un campo (electromagnético o gravitatorio), que son debidas a un tira y afloja en el que pequeñas regiones del espacio toman prestada momentáneamente energía de regiones adyacentes y luego la devuelven.
Andamos a la caza del vacío, del gravitón, de las ondas gravitatorias…
Ordinariamente, definimos el vacío el espacio en el que hay una baja presión de un gas, es decir, relativamente pocos átomos o moléculas. En ese sentido, un vacío perfecto no contendría ningún átomo o molécula, pero no se puede obtener, ya que todos los materiales que rodean ese espacio tienen una presión de vapor finita. En un bajo vacío, la presión se reduce 10-2 pascales, mientras que un alto vacío tiene una presión de 10-2-10-7 pascales. Por debajo de 10-7 pascales se conoce como un vacío ultra-alto.
De ese “vacío” nos queda muchísimo por aprender. Al parecer, todos los indicios nos dicen que está abarrotado de cosas, y, si es así, no es lo que podemos llamar con propiedad vacío, ese extraño lugar es otra cosa, pero, ¿Qué cosa es?
Antes se denominaba éter flaminigero (creo) a toda esa inmensa región. Más tarde, nuevas teorías vinieron a desechar su existencia. Pasó el tiempo y llegaron nuevas ideas y nuevos modelos, y, se llegó a la conclusión de que el Universo entero estaba permeado por “algo” que algunos llamaron los océanos de Higgs. Ahí, se tiene la esperanza de encontrar al esquivo Bosón (que dicen haber hallado pero que yo, no estoy muy seguro de que así sea) que le da la masa a las demás partículas, y, el LHC del CERN, es el encargado de la búsqueda que el Modelo Estándar de la Física de Partículas se afiance más.
Siempre nos hemos arriesgado buscando saber mediante expediciones peligrosas
Andamos un poco a ciega, la niebla de nuestra ignorancia nos hace caminar alargando la mano para evitar darnos un mamporro. Pero a pesar de todo, seguimos adelante y, es más la fuerza que nos empuja, la curiosidad que nos alienta que, los posibles peligros que tales aventuras puedan conllevar.
¡Si pudiéramos ver todo lo que existe ahí fuera!
Está claro que, dentro del Universo, existen “rincones” en los que no podemos sospechar las maravillas que esconden, ni nuestra avezada imaginación, puede hacerse una idea firme de lo que allí pueda existir. Incansables seguimos la búsqueda, a cada descubrimiento nuestro corazón se acelera, nuestra curiosidad aumenta, nuestras ganas de seguir avanzando van creciendo y, no pocas veces, el físico que, apasionado está inmerso en uno de esos trabajos de búsqueda e investigación, pasa las horas sin sentir el paso del tiempo, ni como ni duerme y su mente, sólo tiene puesto los sentidos en ese final soñado en el que, al fín, aparece el tesoro perseguido que, en la mayor parte de las veces, es una nueva partícula, un parámetro hasta ahora desconocido en los comportamientos de la materia, un nuevo principio, o, en definitiva, un nuevo descubrimiento que nos llevará un poco más lejos.
Encontrar nuevas respuestas no dará la opción de plantear nuevas preguntas.
emilio silvera
el 15 de febrero del 2014 a las 0:16
Precioso el ártículo. Y muy bonitas las imágenes ¡Cuánto nos queda por aprender !
Muchas gracias.
el 15 de febrero del 2014 a las 5:23
¡Hola, Juan Antonio Andrés!
Me alegra que te haya gustado el trabajo aquí expuesto. Siempre es nuestra intención que el visitante se interesse por las cosas que contamos y que, procuramos hacerlo de la manera más sencilla posible para que las puedan entender.
Está claro que conocer la Naturaleza no es nada fácil y que son muchos y muy complejos los sistemas que la conforman y los parámetros que intervienen en todas las avtividades que desarrolla y que tratamos de comprender.
Poco a poco, con tesón y mucha curiosidad, valiéndonos de los cada vez más ingeniosos y sofisticados aparatos que podemos construir, vamos pudiendo entrar en zonas que antes permanecían en la oscuridad y que ahora, gracias a los adelantos y a nuevos conocimientos, vamos pudiendo alumbrar para atisbar, aunque sea un poquito, de lo mucho que allí se esconde.
Conocer el Universo, el inmenso Universo, no es una empresa trivial, y, llevamos algunos miles de años mirando hacia las estrellas para preguntarles muchas cosas. Aunque no han contestado a todas las preguntas, sí nos han dado algunas respuestas que nos han posibilitado saber, como funcionan los mecanismos que hacen posible la evolución de la materia que, partiendo del elemento más sencillo, se transmuta en el más complejo pasando por todas las fases de la secuencia principal y explosiones supernovas.
En Física y Astrofísica, en cosmología y también en otras disciplinas, hemos podido dar pasos importantes que que nos han llevado lejos y, aunque aún nos quede mucho camino por recorrer, hemos avanzado lo suficiente como para poder seguir caminando con algo de seguridad de la que carecían nustros antepasados.
Sólo necesitamos Tiempo y, ¡todo llegará!
Como decía Hilbert: “Tenemos que saber, sabremos!
Un saludo cordial.
el 13 de diciembre del 2021 a las 14:17
Si una cosa la tengo clara, es que nuestro Universo es el mismo en cualquier región por muy alejada que esté, sin importar que clase de objetos puedan estar presentes en ese lugar, allí también estarán las leyes que todo lo rigen:
Las cuatro leyes fundamentales del Universo:
. La gravedad
– La fuerza nuclear fuerte
– La fuerza nuclear débil
– El electromagnetismo
Y, también, estarán allí haciendo su trabajo,las constantes universales, tales como la velocidad de la luz en el vacío, la carga del electrón, la masa del protón, la constante de estructura fina y todas las demás.
Los elementos creados en las estrellas que, al explosionar en super-novas y formar inmensas nebulosas, estarán también en los mundos que se crean a partir de este material interestelar.
Si eso es así (que lo es), todo lo que sucede aquí también sucederá allí por muy alejado que ese “allí” se pueda encontrar. Y, siendo así las cosas, lo más lógico sería pensar que también, en otros mundos que estén situados en la zona habitable de sus estrellas, la vida (imparable en nuestro universo), hubiera surgido antes o después que aquí en la Tierra y, como en nuestro planeta, evolucionará de manera continuada y, sin importar que clase de guarismos utilicen para hallar el valor de esas constantes, al final de sus cálculos, como aquí en la Tierra, en la Constante de Estructura Fina aparecerá ese número adimensional… ¡El 137!
No podemos creer que en un Universo con más de cien mil millones de galaxias y una “infinidad” de estrellas y de mundos, los únicos seres pensantes seamos nosotros, sería darnos la importancia que no tenemos.