Dic
24
¡La Conciencia! ¿Llegaremos a conocerla?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en conciencia ~ Comments (4)
La conciencia con una inmensa diversidad como si de una galaxia se tratara y que contiene tantas neuronas como estrellas tiene aquella. Nuestro cerebro contiene 86.000 millones de neuronas,
- “Todas esas neuronas se comunican a través de unas largas fibras de protoplasma llamadas axones. Aunque parezca mentira, hay 160.934 kilómetros de ellas, lo que supondría dar la vuelta al mundo cuatro veces.
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- Las neuronas son verdaderos bólidos en ese movimiento, y se estima que los impulsos neuronales se transmiten a velocidades de 350 km por hora.
- Hay 10 billones de sinapsis entre esas neuronas, un número que por ejemplo supera al número total de células del cuerpo humano.
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- Para regar todo ese sistema hay más de 640 kilómetros de vasos capilares
- Se estima que nuestro cerebro es capaz de realizar unos 10.000 billones (con b española) de cálculos por segundo, y aquí suelen producirse las comparaciones con los supercomputadores actuales. De momento ninguna máquina es capaz de lograr emular ese rendimiento, pero algunos estudios sostienen que en apenas 10 años llegaremos a contar con esa potencia en uno de esos supercomputadores.
- Esa capacidad de cálculo exige su propia alimentación: el cerebro hace uso de una cantidad de energía equivalente a 25 W para funcionar, y además consume el 20% del oxígeno del cuerpo humano.”
Dentro de nuestras mentes, en una maraña de neuronas y conexiones de sinopsis que, de alguna manera, están conectadas con el Universo al que pertenecemos. Ahí reside la Conciencia de Ser y del mundo que nos rodea. Tras complicados procesos químicos de los elementos que conforman la materia compleja de nuestros cerebros, se ha desarrollado una estructura muy compleja de la que, al evolucionar miles de años, se ha podido llegar a generar pensamientos, profundas ideas y sentimientos.
Muchos han sido los que han querido explicar lo que es la consciencia. En 1.940, el gran neuro-fisiólogo Charles Sherrington lo intentó y puso un ejemplo de lo que él pensaba sobre el problema de la consciencia. pocos años más tarde también lo intentaron otros, y antes, el mismo Bertrand Russell hizo lo propio, y en todos los casos, con más o menos acierto, el resultado no fue satisfactorio por una sencilla razón: nadie sabe a ciencia cierta lo que en verdad es la consciencia y cuales son sus verdaderos mecanismos; de hecho, Russell expresó su escepticismo sobre la capacidad de los filósofos alcanzar una respuesta:
Bertrand Russell
“Suponemos que un proceso físico da comienzo en un objeto visible, viaja el ojo donde se convierte en otro proceso físico en el nervio óptico y, finalmente, produce algún efecto en el cerebro al mismo tiempo que vemos el objeto donde se inició el proceso; pero este proceso de ver es algo “mental”, de naturaleza totalmente distinta a la de los procesos físicos que lo preceden y acompañan. La concepción es tan extraña que los metafísicos han inventado toda suerte de teorías con el fin de sustituirla con algo menos increíble”.
La conciencia, de alguna manera, está conectada con el universo que la creó
Está claro que en lo más profundo de consciencia (que no conocemos), se encuentran todas las respuestas planteadas o requeridas mediante preguntas que nadie ha contestado. Para poder llegar a esos conocimientos tan profundamente escondidos dentro de nosotros, debemos observar la Naturaleza que, habiendo logrado traernos hasta aquí, a partir de la materia “inerte”, es la que, contiene todos y cada uno de los que nos dirán lo que somos, de dónde venimos y dónde vamos.
En variadas oportunidades he mencionaba el cosmos y la gravedad junto con la consciencia y, en realidad, con más o acierto, lo que estaba tratando era ver que todo ello es la misma cosa: universo-galaxia-mente. Nada es independiente en un sentido global, sino que son partes de un todo y están estrechamente relacionados.
Una galaxia es simplemente una pequeña del universo, nuestro planeta es una mínima fracción infinitesimal de esa galaxia, y nosotros mismos podríamos ser comparados (en relación a la inmensidad del cosmos) con una colonia de bacterias pensantes e inteligentes. Sin embargo, todo de lo mismo, y aunque pueda dar la sensación engañosa de una cierta autonomía, en realidad todo está interconectado y el funcionamiento de una cosa incide directamente en las otras.
Algunos buscan incansables una conciencia planetaria, algo que en este mundo no hay. Sólo algunas mentes parecen estar preparadas, o, mejor predispuestas lograr tal estadio de comprensión “humana” que englobe a todos los demás como sus hermanos. El resto…Ya lo estamos viendo. La única conciencia que ellos prima es la suya particular que, es cambiante y acomodaticia a sus propios intereses.
Tener la capacidad de fundirse con la Naturaleza, sentirse de ella. ¡Si supiéramos utilizar el poder la Mente! Si podemos llegar, por fín, a lograr que todas nuestras mentes trabajen al unísono, como una sóla mente, entonces, amigos míos, seguramente, miraremos atrás y, nos sonreiremos al ver, como en otros tiempos pasados erámos tan simples, tan poco evolucionados que, inconscientes, llegamos a cometer actos de los que , en ese futuro, ni queremos recordar.
Uno de los grandes errores que cometemos es, creernos los únicos seres inteligentes del planeta, y, ¡estamos tan equivocados!
Después de millones y millones de de evolución, se formaron las consciencias primarias que surgieron en los animales con ciertas estructuras cerebrales de alta complejidad, que podían ser capaces de construir una escena mental, pero con capacidad semántica o simbólica muy limitada y careciendo de un verdadero lenguaje.
CHACRAS EN LOS NIÑOS
Ya recrean imágenes mentales al recordar su inmediato pasado. Los niños nacen con un cuerpo mental y astral muy fuerte y seguro. Hasta que una persona no adquiere conciencia no se da cuenta otra vez que ese sueño, esa otra realidad, realmente existe y es parte de algo mucho más grande que desde la mente del yo despierto o consciente se pueda entender.
La consciencia de orden superior (que floreció en los humanos y presupone la coexistencia de una conciencia primaria) viene acompañada de un sentido de la propia identidad y de la capacidad explícita de construir en los estados de vigilia escenas pasadas y futuras. mínimo, requiere una capacidad semántica y, en su más desarrollada, una capacidad lingüística.
Los procesos neuronales que subyacen en nuestro cerebro son en realidad desconocidos, y aunque son muchos los estudios y experimentos que se están realizando, su complejidad es tal que de los avances son muy limitados. Estamos tratando de conocer la máquina más compleja y perfecta que existe en el universo.
Sí, sabemos algo sobre lo que ahí reside, sin embargo, presentimos, intuimos, que es mucho más lo que esconde. No hemos podido acceder a ello y, es tal su complejidad que, el Universo parece más fácil de descifrar que nuestras mentes. ¿Qué contradicción es esa? O, mejor sería exclamar: ¡Qué maravilla es esa!
Si eso es así, resultará que después de todo no somos tan insignificantes como en un principio podría parecer, y sólo se trata de tiempo. En su momento y evolucionadas, nuestras mentes tendrán un nivel de conciencia que estará más allá de las percepciones físicas tan limitadas. entonces sí estaremos totalmente integrados y formando parte, como un todo, del universo que presentimos.
El carácter especial de la conciencia me hace adoptar una posición que me lleva a decidir que no es un objeto, sino un proceso, y que este punto de vista considerarse un ente digno del estudio científico perfectamente legítimo. ¿Por qué no podría, la materia evolucionada hasta sus últimas consecuencias formar un ente pensante, consciente, generador de pensamientos y que, con unn poder mental de enormes energías futuras, pudiera conectar con su origen en las estrellas.
Puede ser verdad que el poder de la Mente, al menos de , sólo sea virtual y, de esa manera, simplemente con el pensamiento pueda, en todo instante, realizar cualquier cosa que podamos pensar. Sin embargo, ¿será lo mismo mañana? Yo, por si acaso, no lo aseguro.
La conciencia plantea un problema especial que no se encuentra en otros dominios de la ciencia. En la física y en la química se suelen explicar unas entidades determinadas en función de otras entidades y leyes. Podemos describir el agua con el lenguaje ordinario, podemos igualmente describir el agua, al en principio, en términos de átomos y de leyes de la mecánica cuántica. Lo que hacemos es conectar dos niveles de descripción de la misma entidad externa (uno común y otro científico de extraordinario poder explicativo y predictivo, ambos niveles de descripción), el agua líquida, o una disposición particular de átomos que se comportan de acuerdo con las leyes de la mecánica cuántica (se refiere a una entidad que está fuera de nosotros y que supuestamente existe independientemente de la existencia de un observador consciente).
El agua, fuente de vida y, nuestras Mentes que lo saben, se alegran ante imágenes que como estas, crean ecosistemas y Naturaleza Viva
En el caso de la conciencia, sin embargo, nos encontramos con una simetría. Lo que intentamos no es simplemente comprender de qué manera se explican las conductas o las operaciones cognitivas de otro ser humano en términos del funcionamiento de su cerebro, por difícil que esto parezca. No queremos simplemente conectar una descripción de algo externo a nosotros con una descripción científica más sofisticada. Lo que realmente queremos hacer es conectar una descripción de algo externo a nosotros (consciencia-mente), con algo de nuestro interior (el cerebro creador): una experiencia, nuestra propia experiencia individual, que nos acontece en tanto que observadores conscientes.
Ya sabemos qué se siente al Ser nosotros mismos, qué significa Ser nosotros mismos, pero queremos explicar por qué somos conscientes, saber qué es ese “algo” que nos hace Ser como somos, explicar, en fin, cómo se generan las cualidades subjetivas experienciales. En suma, deseamos explicar ese “Pienso, luego existo” que Descartes postuló como evidencia primera e indiscutible sobre la cual edificar toda la filosofía.
Ninguna descripción, por prolija que sea, logrará nunca explicar claramente la experiencia subjetiva. Muchos filósofos han utilizado el ejemplo del color para explicar este punto. Ninguna explicación científica de los mecanismos neuronales de la discriminación del color, aunque sea enteramente satisfactoria, bastaría para comprender cómo se siente el proceso de percepción de un color. Ninguna descripción, ninguna teoría, científica o de otro , bastará nunca para que una persona daltónica consiga experimentar un color.
Por mucho que con mil detalles te lo puedan explicar, nunca será como verlo y sentirlo. Un paisaje o el amor, una canción, la más bella pintura, o, la mejor imagen del Universo.
Pensemos por un momento que tenemos un amigo ciego al que contamos lo que estamos viendo un día soleado del mes de abril: el cielo despejado, limpio y celeste, el Sol allí arriba esplendoroso y cegador que nos envía su luz y su calor, los árboles y los arbustos llenos de flores de mil colores que son asediados por las abejas, el aroma y el rumor del río, cuyas aguas cantarinas no cesan de correr transparentes, los pajarillos de distintos plumajes que lanzan alegres trinos en sus vuelos por el ramaje que se mece movido por una brisa suave, todo esto lo contamos a nuestro amigo ciego que, si de pronto pudiera ver, comprobaría que la experiencia directa de sus sentidos ante tales maravillas, nada tiene que ver con la pobreza de aquello que le contamos, por muy hermosas palabras que para la descripción pudiéramos emplear.
La mente humana es tan compleja que no todos ante la misma cosa vemos lo mismo. Nos enseñan figuras y dibujos y nos piden que digamos (sin pensarlo) la primera cosa que nos sugiere. De diez personas, sólo coinciden tres, los otros siete divergen en la apreciación de lo que el dibujo o la figura les sugiere.
Esto nos viene a demostrar la individualidad de pensamiento, el libre albedrío decidir. Sin embargo, la misma prueba realizada en grupos de conocimientos científicos similares y específicos: físicos, matemáticos, químicos, etc, hace que el de coincidencias sea más elevado; más personas ven la misma respuesta al problema planteado. Esto nos sugiere que la mente está en un estado virgen que cuenta con todos los elementos necesarios para dar respuestas pero que necesita experiencias y aprendizaje para desarrollarse.
¿Debemos concluir entonces que una explicación científica satisfactoria de la conciencia queda para siempre fuera de nuestro alcance? ¿O es de alguna manera posible, romper esa barrera, tanto teórica como experimental, para resolver las paradojas de la conciencia?
Sí, algún día, podríamos llegar a llorar…, ¡por no haber sabido comprender! Sentirse solo ante una inmensidad que nunca llegamos a comprender. Esa frustración la sintieron los mejores filósofos.
La respuesta a estas y otras preguntas, en mi opinión, radica en reconocer nuestras limitaciones actuales en este campo del conocimiento complejo de la mente, y como en la física cuántica, existe un principio de incertidumbre que, al menos de momento (y creo que en muchos cientos de años), nos impide saberlo todo sobre los mecanismos de la conciencia, y aunque podremos ir contestando a preguntas parciales, alcanzar la plenitud del conocimiento total de la mente no será nada sencillo, otras razones está el serio inconveniente que suponemos nosotros mismos, ya que con nuestro quehacer podemos, en cualquier momento, provocar la propia destrucción.
Una cosa sí está clara: ninguna explicación científica de la mente podrá nunca sustituir al fenómeno real de lo que la propia mente pueda sentir.
¿Qué hace la ciencia, aparte de seguir creciendo?
Immanuel Kan decía:
“Todo nuestro conocimiento arranca del sentido, pasa al entendimiento y termina en la razón.”
Lo cierto es que nuestro cerebro conforma un escenario del mundo al recibir información que recibe de nuestros sentidos y, como no somos perfectos, no todos los sentidos envían la misma información, y, de esa manera, cada cual tiende a crear su “propio mundo”, su “propia realidad”, su “propia consciencia” de lo que le circunda y percibe. De ahí la diversidad de ideas y, también, la complejidad de conocer lo que la mente es.
Es cierto que cada cabeza es un mundo y no será fácil llegar a comprender… ¡Lo que la consciencia es!
emilio silvera
el 26 de abril del 2014 a las 9:03
Buenos dias,la conciencia es el resultado de la (comprension) una cosa es saber…aprender….luego hay que comprender….en ese paso de comprender hay 2 pasos en el mismo,uno es el acto de comprender lo que sabes y aprendes…y el otro es mas profundo,(integrar) al integrarlo aparece la conciencia,no en el momento de comprender….sino en el momento de (comprension-vivencial)atraves de integrarlo en ti.
La conciencia es como un riego de goteo…depende de lo proparado y listo que estes,ese goteo es mayor o menor,aun que como os digo la conciencia es algo mas profundo esto solo es la superficie.
Un saludo a todos
el 26 de abril del 2014 a las 10:59
Anexo a mi anterior comentario,la conciencia tiene el don de…que cuando somos concientes de (algo) ese algo ya no lo ves igual….la conciencia es provocadora!! de que podamos ver de diferentes formas,cuando eres conciente de ese (algo) hace que todo lo que te rodea lo veas diferete,bajo otra perspectiva enfocada,y asi interactuas con el mundo luego enfocando y proyectado ese estado que te hace ver las cosas de otra manera…aun asi antes en ese istante conciente,para integrarlo debe de pasar por el proceso vivencial y establecer una nueva experiencia,y que ella establezca nuevas conexiones neuronales,y ellas daran la nueva señal a tu cuerpo atraves de los neurotrasmisores llegando a la celula,y asi actuar tal y como pensamos en esta nueva realidad creada por un istante conciente.
Un abrazo
el 26 de abril del 2014 a las 11:04
Amigo mío:
Ya me gustaría a mí, poder dar una explicación de lo que la Conciencia es. Es algo tan grande que, asimilar esa maravilla en toda su grandeza… ¡Queda fuera de nuestro alcance! Al menos de momento es así. Piensa que, estamos hablando de algo que, partiendo de la “materia inerte” ha podido evolucionar hasta los pensamientos.
¿Habrá alguna maravilla más grande en nuestro Universo?
Hasta los mayores filósofos de todos los tiempos, los grandes pensadores que en el mundo han sido y son, quedan ampliamente frustrados cuando entran en el ámbito de querer saber, lo que la Conciencia es. Hay cosas, existen secretos en la Naturaleza que, de momento al menos, no hemos podido desvelar y… ¡La Conciencia es el mayor de los secretos del Universo!
Y, resulta que ha venido a situarse en nosotros, una especie que puede dar la impresión de insignificante y frágil que, situada en un pequeño mundo, “una bolita de roca y agua” perdida en la inmensidad del Cosmos, en una galaxia de los cien mil millones que de ellas pueblan el Universo, perdidos en un rinconcito llamado Sistema solar, allí -al menos que sepamos-, residen un gran número de consciencias que, no saben, hasta dónde podrán llegar y, ni siquiera, son conscientes de su verdero significado en el este mundo.
Habrá que seguir tratando de saber.
Un abrazo.
el 26 de abril del 2014 a las 14:00
Asi es querido amigo Emilio,..hay que tomar buena nota,cada vez que somos conscientes de algo,cambia ese algo y la percepcion tambien,aparte de la profundidad de lo que es realmente la conciencia,pero eso son los pequeños detalles que todos ellos luego conforman una forma de ser.
Un saludo