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Cosas del Universo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astrofísica ~ Comments (0)
Biografía de M17
La nebulosa Omega (también conocida como la nebulosa del Cisne, la nebulosa del Calzador, la nebulosa de la Langosta, M17 y NGC 6618) es una región HII en la Constelación Sagitario.
M17 fue descubierta por Philippe Loys de Chéseaux en el año 1745, e incorporada por Messier a su catálogo en 1764. Si hacemos recuento, no es la única nebulosa de Sagitario que el astrónomo incluyó en su lista (lo hizo con otras catorce). Lejos de extrañarnos, al mirar en esa dirección lo estamos haciendo también hacia el centro de la galaxia, donde abundan el polvo y el gas, así como las estrellas. Y M17 es precisamente una aglomeración en la que hay un poco de cada cosa.
M17 es una Nebulosa de Emisión
Región HII, en la que hay mucho hidrógeno disponible para la formación de estrellas, y donde podemos encontrar varias de ellas, muy jóvenes y calientes, formando un cúmulo estelar abierto que ilumina sus alrededores.
De esta iluminación se derivan las formas que adoptan los velos gaseosos, que algunas personas han bautizado como nebulosa Omega, nebulosa Interrogante, nebulosa Herradura o nebulosa Cisne, entre otros nombres que tratan de describir aquello que estamos viendo.
Los astrónomos han estimado una distancia a la Tierra de la nebulosa que se acerca a los 5.000 años-luz. El diámetro de la zona visible (la iluminada o irradiada por las estrellas cercanas) alcanzaría los 15 años-luz, conteniendo tanta materia como 800 masas solares. El tamaño de la nebulosa real, incluyendo aquellas zonas que no pertenecerían a la nebulosa Omega y que sólo se ven prestando mucha atención, probablemente llega a los 40 años-luz, y estaría formada por más de 30.000 masas solares de gas y polvo.
Si descontamos a la de Orión, M17 es la nebulosa más brillante que los observadores del hemisferio norte pueden contemplar. Tiene una magnitud aparente de 6.0, y ello la hace visible a ojo desnudo o prismáticos, si bien sólo como una mancha de luz. Si disponemos de un cierto poder óptico, podremos verla con mucha mayor claridad, y es entonces cuando nos recordará a un cisne flotando en un estanque, con sus zonas brillantes poniendo de manifiesto el cuello y el propio cuerpo del animal.
Como zona formadora de estrellas, la nebulosa tiene ya su propia cohorte de cuerpos estelares jóvenes. Se han contado 35 con una magnitud de 9 o menos, las cuales son consideradas miembros del cúmulo estelar abierto, cuya edad es de aproximadamente 1 millón de años. Ahora bien, la región es mucho más activa de lo que podríamos imaginar viendo este relativamente pequeño grupo.
Imagen: X-ray: NASA/CXC/SAO/J. Drake et al; H-alpha: Univ. of Hertfordshire/INT/IPHAS; Infrared: NASA/JPL-Caltech/Spitzer. Las grandes Nebulosas siempre han sido una gran fuente de estudio.
Los grandes telescopios espaciales han hallado un millar de estrellas en proceso de formación, las cuales “emergerán” pronto del interior de la nebulosa, más otras 800 que se encuentran en varias localizaciones. Otros autores hablan de hasta 10.000 estrellas, lo que significa que la nebulosa es un auténtico nido estelar.
Las estrellas del cúmulo son las responsables, con su radiación, de excitar el gas de la nebulosa para que brille tal como lo hace. Las de tipo espectral O4V, muy calientes, son especialmente aptas para esta labor. Entre las 35 del cúmulo abierto, al menos 2 son de este tipo.
La nebulosa, a la que estaríamos viendo de costado, disfruta también de la presencia de estrellas gigantescas. Se han catalogado un par de ellas, HD 168607 y HD 168625, aunque quizá sólo la primera sea una variable y está asociada a la otra. Se trata de estrellas hiper-gigantes azules.
Con su escaso millón de años de vida, M17 es tan joven que aún no había producido estrellas cuando surgió el ser humano. Su juventud, pues, es ideal para el estudio de la fase temprana de este proceso. Si utilizamos la luz infrarroja, la nebulosa se convierte en solo una parte de una nube molecular gigante que domina la zona, en la que las imágenes pueden revelar la presencia de objetos estelares en plena formación, calentando sus alrededores y con una masa tres veces superior a la solar.
Los astrofísicos creen que la actual fase formadora y algunas anteriores que dieron forma a las estrellas asociadas a la nebulosa fueron desencadenadas quizá por la expansión de la burbuja de esta última. Es decir, se han producido varias oleadas que han dependido de agentes externos, las cuales podrían estar propagándose desde la nube molecular gigante.
El telescopio espacial Chandra ha detectado gas caliente fluyendo desde las estrellas jóvenes masivas en el centro de la nebulosa. Dicho gas se halla a temperaturas muy altas, de 1,5 a 7 millones de grados Celsius. Otras zonas de gas y polvo más frías, con su baja luminosidad ayudan a dibujar las formas que vemos en ella y que le dan sus múltiples nombres.
En las nebulosas las estrellas jóvenes expulsan gas hasta que se estabilizan
El gas caliente entra en el frío y crea cavidades, que a su vez pueden servir como punto de inicio para la creación de más estrellas. Las demás son demasiado jóvenes como para poder haber estallado como supernovas y haber inducido, con su onda de choque, esa formación.
DATOS BÁSICOS:
Nombres: M17, NGC 6618, Nebulosa Omega, Nebulosa Cisne, Nebulosa Herradura
Constelación: Sagitario
Distancia a la Tierra: Unos 5.000 años-luz
Magnitud: 6,0
Diámetro: 15 años-luz
Características especiales: Nebulosa de emisión HII en la que se están formando estrellas. Todas ellas son muy jóvenes, de menos de 1 millón de años. Contiene un cúmulo estelar abierto.
Publica: emilio silvera