Feb
5
¡Marte! Siempre misterioso. ¿Habrá allí alguna clase de vida?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Astronomía y Astrofísica ~ Comments (10)
“Una princesa de Marte (inglés: A Princess of Mars) es la primera novela de la serie marciana escrita por Edgar Rice Burroughs; acerca del personaje ficticio John Carter. Esta historia fue publicada por primera vez en la revista pulp All-Story Magazine en febrero de 1912 con el título Bajo las lunas de Marte bajo el seudónimo de Norman Bean y editada como libro por primera vez en 1917. El personaje resultó ser tan popular que Burroughs continuó la serie con nueve secuelas. Llena de audaces hazañas y batallas con espada, esta novela es un ejemplo pionero del subgénero literario de espada y planeta, muy popular en el siglo XX. Una princesa de Marte es uno de los pocos trabajos para los cuales Burroughs, en su inexperiencia como escritor cedió todos los derechos de serialización; motivo por el cual esta obra se encuentra bajo dominio público. Ambientada en un Marte moribundo inspirado en las ideas popularizadas por el astrónomo Percival Lowell a inicios del siglo XX, esta novela fue fuente de inspiración de muchos escritores de ciencia ficción; entre los que se incluyen Arthur C. Clarke, John Norman y Ray Bradbury. Fue, también, una de las fuentes de inspiración de George Lucas para crear Star Wars. La novela despejó el camino hacia la exploración espacial y la búsqueda de vida extraterrestre.”
¿El planeta Marte! y ¡Los marcianos!, por muchas razones, han sido parte de nuestras vidas, y, no dejamos de pensar en que, en el pasado, podría haber sido un planeta habitado por alguna clase de vida, o, incluso ahora, podría albergarla en forma primitiva microscópica en el subsuelo. Por otra parte, no cejamos en el empeño de personarnos allí y convertir el planeta (en el futuro) en una base de la Tierra mediante procesos de terra-formación que nos permitiría estar “algo más cómodos allí”. Buscando entre mis datos y ficheros encontré este reportaje que aquí os dejo.
Los cañones de Marte de Percivall Lovell
Los ríos marcianos ofrecen una clara evidencia de que el planeta fue en algún momento más caliente y más húmedo. Pero, ¿Cómo pudo ser esto? A primera vista hay una buena razón para creer que Marte debería haber estado aún más frío en el pasado que lo está hoy. Dicha razón tiene que ver con el denominado problema del Sol joven. A medida que el Sol envejece, se hace poco a poco más brillante debido a cambios en su constitución química.
Hace cuatro mil millones de años, habría sido un 30 por 100 más tenue de lo que es hoy, reduciendo drásticamente su efecto calentador sobre el lejano Marte. Esto estaría contrarrestado en parte por el calentamiento geotérmico, producido por la radiactividad y el calor almacenado procedente de la formación del planeta, y ambos efectos fueron mucho más fuertes en el pasado. Sin embargo, el flujo de calor geotérmico por sí sólo no compensaría el efecto del Sol joven, tenue, y hay que encontrar otras razones para un clima más tibio.
La manera más fácil de hacer un planeta más caliente es utilizando el efecto invernadero. Los gases invernadero tales como el dióxido de carbono actúan como un parasol, atrapando el calor del Sol cerca de la superficie del planeta. Hoy la atmósfera marciana es demasiado delgada para producir mucho calentamiento por efecto invernadero, pero ciertamente habría sido mucho más espesa durante los primeros mil millones de años. Como sucede con la Tierra, Marte adquirió una densa atmósfera inicial tanto por la desgasificación del planeta como por el aporte de sustancias volátiles por parte de cometas, asteroides y planetesimales helados. Un CO2 abundante habría elevado la temperatura de modo espectacular.