Jun
12
¡La Imaginación! ¿Dónde estará el límite?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Hemos conseguido grandes logros y enormes conocimientos, cualquiera de ellos es suficiente para causar nuestro asombro. Por ejemplo, matemáticamente, la fuerza eléctrica fue descubierta en el año 1.785 por el ingeniero en estructuras Charles Coulomb. Ahora bien, con relación a las grandes distancias, la fuerza eléctrica y magnética actúa igual a como lo hace la gravedad: al duplicar la distancia, su magnitud disminuye a la cuarta parte.
Todos los cuerpos con masa se atraen
Claro que la gravedad depende de la masa y la electricidad de la carga y, mientras que la primera sólo es atractiva, la segunda puede ser atractiva cuando los objetos tienen carga diferentes (protón positiva y electrón negativa) o repulsivos cuando las cargas son iguales (protón rechaza a protón y electrón rechaza a electrón); se puede probar jugando con dos imanes que se juntarán por sus polos negativos-positivo y se rechazarán por sus polos positivo-positivo y negativo-negativo.
Más tarde llegó Michael Faraday con sus experimentos eléctricos y magnéticos y, finalmente, James Clerk Maxwell formuló con sus ocho ecuaciones vectoriales la teoría del electromagnetismo.
Las que siguen son algunas de las imágenes generadas para mostrar efectos de la Relatividad Especial (velocidades constantes), desde el punto de vista del viajero.
1- Toma en reposo, que apunta en la dirección del movimiento:
2- El mismo punto de vista, pero viajando al 80% de la velocidad de la luz: la visión se ha ampliado en forma similar a como deforma la imagen un lente “ojo de pez”, objetos que antes estaban detrás del ángulo de visión aparecen por delante.
Al acercarnos a la velocidad de la luz, el mundo toma desde nuestro punto de vista, un aspecto muy raro: todo acaba comprimido en una pequeña ventana circular que está constantemente delante de nosotros. Desde el punto de vista de un observador estacionario (quieto), la luz que nosotros reflejamos se enrojece cuando partimos y se azulea cuando volvemos hacia él.
Si nos desplazáramos hacia ese observador a una velocidad cercana a la de la luz, nos vería envueltos en un fantástico resplandor cromático: nuestra emisión infrarroja, normalmente invisible, se desplazará hacia longitudes de onda más visibles, más cortas. Nos vería comprimidos en la dirección de nuestra trayectoria, nuestra masa aumentará, y el tiempo, la sensación de transcurrir del tiempo que le daríamos, sería de gran lentitud, lo que constituye… la dilatación temporal.
Científicos del National Institute of Standards and Technology (NIST) en Estados Unidos probaron que la dilatación del tiempo –un fenómeno predicho por las teorías de relatividad de Einstein, en las que el tiempo corre más rápido o más lento dependiendo de la velocidad y gravedad del objeto– sucede en el día a día de una persona. El efecto de la dilatación del tiempo es uno de los más famosos en las teorías de Einstein. En la televisión, el ejemplo clásico es el de un grupo de astronautas que es lanzado al espacio casi a la velocidad de la luz, y luego cuando regresan a la Tierra siguen jóvenes, aún cuando en nuestro planeta han pasado muchos años (como en el Planeta de los Simios por ejemplo).
Una parada al margen para aclarar que:
¿Se podría viajar a la velocidad de la luz?
“Según un estudio realizado por el físico William Edelstein, de la Universidad Johns Hopkins School of Medicine, con el actual nivel de desarrollo tecnológico es imposible. Si una nave alcanzara una velocidad cercana a la velocidad de la luz, los átomos de hidrógeno que impactarían sobre el fuselaje alcanzarían una energía cercana a los 10,000 sievert por segundo. Una dosis mortal para el ser humano es de 6 sievert por segundo. Estos átomos no solo destruirían la nave, sino toda vida en su interior.”
Por el momento creo que, ese viaje queda supeditado a películas de ciencia ficción
El efecto fue planteado por Albert Einstein pero no se probó hasta muchos años después. Una de las demostraciones más famosas ocurrió en 1971, cuando científicos pusieron relojes atómicos en jets comerciales y los hicieron volar alrededor del mundo. Cuando el avión aterrizó, la hora en el reloj del avión y el reloj que estaba en Tierra era distinta. Esto probó que la dilatación del tiempo de veras ocurre. Lo interesante ahora, es que esta dilatación se puede medir en distancias muy pequeñas, con relojes mucho más precisos, en tareas cotidianas.
“La paradoja puede visualizarse en cada uno de los tres sistemas de referencia involucrados: gemelo en la Tierra (A), gemelo viajero de ida (B1) y gemelo viajero de vuelta (B2). En todos los casos el viajero recorre mayor distancia espaciotemporal, por esto su reloj es más lento.”
Lorentz nos descubrió que un objeto que viaje a velocidades cercanas a la de la luz, c, se achatará por la parte delantera del sentido de su marcha (contracción de Lorentz) y, mientras tanto, su masa aumentará (lo que ha sido comprobado en los aceleradores de partículas).
Max Planck nos trajo su cuanto de acción, h, que dio lugar a la mecánica cuántica al descubrir que la energía se transmite en forma discontinua mediante paquetes discretos a los que llamó cuantos. También fue obra de Planck perfeccionar las unidades de Stoney y nos dejó esas cantidades naturales de tiempo, espacio, energía y masa.
Es difícil estimar el alivio que la idea de Schrödinger produjo en la comunidad de la física tradicional. Aunque extraña, su imagen del átomo era, al menos, una imagen y los científicos aman las imágenes. Ellos le permitieron el uso de su intuición.
Tomando la idea de De Broglie acerca de la misteriosa onda piloto que transportaba loselectrones alrededor del átomo y la llevó un paso más allá. Sostuvo que el electrón en realidad era una onda de energía que vibraba tan rápido que parecía una nube alrededor del átomo. Una onda de pura energía con forma de nube. Lo que es más, elaboró una nueva y poderosa ecuación que describía completamente esa onda y el conjunto del átomo en términos de la física tradicional.
Esta ecuación se llama, hoy en día, la Ecuación de onda de Schrödinger. Es increíblemente poderosa. Y su característica principal es que muestra una nueva cantidad llamada la función de onda (Ψ) que según Schrödinger describe completamente el comportamiento del mundo subatómico.
El éxito de la ecuación, deducida de esta expresión utilizando el principio de correspondencia, fue inmediato por la evaluación de los niveles cuantificados de energía del electrón en el átomo de hidrógeno, pues ello permitía explicar el espectro de emisión del hidrógeno: series de Lyman, Balmer, Bracket, Paschen, Pfund…, y otros.
La interpretación física correcta de la función de onda de Schrödinger fue dada en 1926 por Max Born. En razón del carácter probabilista que se introducía, la mecánica ondulatoria de Schrödinger suscitó inicialmente la desconfianza de algunos físicos de renombre como Albert Einstein, para quien «Dios no juega a los dados» y del propio Schrödinger.
Schrödinger, con su función de onda (Ψ), nos dijo la manera de solucionar, en parte, el problema planteado por Heisenberg con su principio de incertidumbre, según el cual no podemos saber, al mismo tiempo, dónde está una partícula y hacia dónde se dirige; sólo estamos capacitados para saber una de las dos cosas, pero no las dos al mismo tiempo. Así que la función de onda nos dice la probabilidad que tenemos para encontrar esa partícula y en qué lugar se encuentra.
La llegada de Einstein, en 1.905, fue para la física como el elefante que entró en la cacharrería; lo puso todo patas arriba. Los cimientos de la física temblaron con aquellos nuevos y osados conceptos que, en un primer momento, no todos pudieron comprender. Precisamente, Max Planck fue uno de esos pocos privilegiados que, al leer el artículo de Einstein sobre la relatividad especial, comprendió que a partir de ese momento habría que concebir la física bajo la base de otros principios.
Einstein, un desconocido, le decía al mundo científico que la velocidad de la luz en el vació, c, era el límite de la velocidad alcanzable en nuestro universo; nada podía ir más rápido que la luz. Además, decía que el tiempo es relativo y que no transcurre igual para todos. La velocidad del paso del tiempo depende de la velocidad a la que se viaje y de quien sea el observador.
El jefe de estación observa como pasa el tren que viaja a 60 km/h. Puede ver como un niño que viaja con su padre, sentado junto a él, se asoma por la ventanilla y arroja una pelota, en el mismo sentido de la marcha del tren, impulsándola con una fuerza de 20 km/h. Si el que mide la velocidad de la pelota es el jefe de estación, comprobará que ésta va a 80 km/h, los 60 km a los que viaja el tren, más los 20 km a los que el niño lanzó la pelota; ambas velocidades se han sumado.
Sin embargo, si la velocidad de la pelota es medida por el padre del niño que también va viajando en el tren, la velocidad será de 20 km/h, sólo la velocidad de la pelota; no se suma la velocidad del tren, ya que quien mide está montado en él y por lo tanto esta velocidad no cuenta. La velocidad de la pelota será distinta dependiendo de quien la mida, si el observador está en reposo o en movimiento.
De la misma manera, Einstein, en su teoría, nos demostraba que el tiempo transcurre más lentamente si viajamos a velocidades cercanas a las de la luz. Tal afirmación dio lugar a la conocida como paradoja de los gemelos. Resulta que dos hermanos gemelos de 28 años de edad se han preparado, uno para arquitecto y el otro para astronauta. El hermano astronauta se dispone a realizar un viaje de inspección hasta Alfa Centauri y su hermano se queda en la Tierra esperando su regreso.
Cuando por fin el astronauta, que a viajado a 250.000 km/s, regresa a la Tierra, desembarca con una edad de 38 años y es recibido por su hermano gemelo que se quedó en la Tierra y que tiene la edad de 80 años. ¿Cómo es posible eso?
Pues ha sido posible porque el hermano que viajó a velocidades cercanas a la de la luz ralentizó el tiempo que transcurrió más lentamente para él que para su hermano de la Tierra. El astronauta viajó hasta Alfa Centauro a 4’3 años luz de la Tierra, ida y vuelta 8’6 años luz. Pero al viajar tan rápido, muy cerca de la velocidad de la luz, transcurrieron sólo 10 años, mientras que en la Tierra pasaron 52 años.
Aunque parezca increíble, esa es la realidad comprobada.
También Einstein postulaba en su teoría que la masa y la energía eran dos aspectos de una misma cosa; la masa sólo era energía congelada. Para ello formulaba su famosa ecuación E = mc2.
Todo el Universo es energía
La estructura interna del átomo
En otro artículo, inspirado por el “cuanto” de Planck, Einstein dejó plasmado lo que desde entonces se conoce como “efecto fotoeléctrico”, demostrando que las partículas unas veces se comportan como tales y otras como una onda. Este trabajo le valió el premio Nobel de Física de 1.923, aunque la mayoría de la gente cree que se lo dieron por su teoría de la relatividad. En verdad, si se considera la importancia de sus trabajos, la Relatividad Especial se merecía un premio Nobel y la Relatividad General de 1.915, se merecía otro.
No fue hasta 1905, cuando Albert Einstein, utilizando la idea de Planck de la cuantización de la energía explicó satisfactoriamente el efecto fotoeléctrico. Por este trabajo Einstein recibió el premio Nobel en 1921.
Mientras que Planck utilizó la cuantización de la energía como un truco de cálculo para explicar la radiación del cuerpo negro, Einstein fue más allá e hizo la sugerencia de que la cuantización de la energía es una propiedad fundamental de la energía electromagnética, marcando así los principios de la teoría cuántica.
Einstein supuso que la luz, o cualquier onda electromagnética de frecuencia f, se puede considerar como una corriente de fotones, cada uno de ellos con una energía E. Contradiciendo la física clásica que dice que la energía de la luz está distribuida de modo uniforme sobre el frente de onda, Einstein postula que la energía lumínica se encuentra concentrada en regiones discretas o en paquetes llamados cuantos de luz. De acuerdo con esta explicación, la energía de un haz de luz monocromática llega en porciones de magnitud hf, donde f es la frecuencia de la luz, y h, la constante de Planck.
De todos sus trabajos, el más completo e importante, es el de la relatividad general, de cuya importancia para la física y para la cosmología, aún hoy, cerca de un siglo después, se están recogiendo resultados. Así de profunda, importante y compleja (dentro de su sencillez y belleza) son las ecuaciones de Einstein que un siglo después continua enviando mensajes nuevos de cuestiones de vital importancia. La teoría M también tiene su origen en la relatividad general que curva el espacio y distorsiona el tiempo en presencia de grandes masas, haciendo posible la existencia de agujeros negros y agujeros de gusano que según algunos, serán la posible puerta para viajar a otros universos y a otro tiempo.
Es necesario que los científicos piensen en estas cosas para solucionar los problemas del futuro y cuándo llegue el momento, salir de las encrucijadas a las que, irremediablemente, estamos destinados.
La gente corriente no piensa en estas cuestiones; su preocupación es más cercana y cotidiana, la hipoteca del piso o los estudios de los niños y, en la mayoría de los casos, lo “importante es el fútbol” para evadirse dicen algunos. Es una lástima, pero así son las cosas. No se paran ni a pensar cómo se forma una estrella, de qué está hecha y por qué brilla. Nuestro Sol, por ejemplo, es una estrella mediana, amarilla, del Grupo G-2, ordinaria, que básicamente consume hidrógeno y como en el Big Bang original, lo fusiona en helio. Sin embargo, puesto que los protones en el hidrógeno pesan más que en el helio, existe un exceso de masa que se transforma en energía mediante la fórmula de Einstein E = mc2. Esta energía es la que mantiene unidos los núcleos. Esta es también la energía liberada cuando el hidrógeno se fusiona para crear helio. Esta, al fin, es la razón de que brille el Sol.
Todos somos uno, y, sin embargo, diferentes. No sabemos mediante qué mecanismos llegan a nuestros cerebros esas ráfagas luminosas del saber que, a unos les hace comprender ciertas cuestiones complejas y, a otros no nos llegan esos fogonazos de luz que alumbren los rincones oscuros existentes en nuestras mentes. Así, para unos es el futbol y para otros las estrellas su mayor preocupación.
Ya hemos comentado alguna vez que los elementos complejos se forman en las estrellas que, desde el hidrógeno, helio, litio, berilio, carbono, neón…, hasta el uranio, sin las estrellas no existirían… y nosotros tampoco, ya que nuestra forma de vida está basada en el carbono, un material que tiene su origen en las estrellas y que, al ser de una asombrosa adaptabilidad, hace posible la formación del material necesario para la vida.
Aunque, ¿Quién sabe las formas de vida que en el Universo pueden estar presentes? Algunos pudieran ser gigantes de gas, criaturas inteligentes que evolucionan en atmósferas inhóspitas para la vida basada en el carbono, tal vez seres burbuja de gas en Júpiter, cerca de etéreas formas que ni podemos imaginar.
Otros podrían ser viajeros que circulan por el universo cruzando agujeros de gusano, atajos dimensionales para abarcar el cosmos y sembrar su conciencia en diversos sitios de este gran ser holográfico que creemos conocer y, del que, en realidad, sabemos tan poco.
Sigue en la segunda parte.
emilio silvera
Jun
12
¡La Imaginación! ¿Dónde estará el límite? II
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
¿Podría ser esa inmensa forma redonda y azulada, un enorme mundo en el que otros seres observan como se acercan osados seres de un planeta llamado Tierra que, con sus rústicas naves y su inmensa ignorancia pretenden conquistar su habitad para envenenarlo como hicieron con el suyo?
Claro que, el Universo es tan enorme e insólito que, todo en lo que podamos pensar, por muy exótico y raro que nos pueda parecer, ahí podría estar, en cualquier rincón olvidado de una lejana galaxia de las que, en el Universo, proliferan por cientos de miles de millones.
No, no estamos en la Tierra ni tampoco ese que brilla es el Sol. Estamos en un mundo lejano alumbrado por una estrella blanca, no amarilla que, con su luz y su calor, puede que llevara la vida al planeta pero, ¿qué forma de vida será?
Imaginar que, contando desde hoy, han pasado ya 10.000 años, y, en Marte, se ha formado una atmósfera que impide la entrada de la radiación. Del subsuelo, han comenzado a salir extraños seres que, antes, vivían en las oscuras galerías subterráneas de origen volcánico por donde antes pasó las riadas de lava volcánica en el pasado del planeta. Ahora, a la luz del día y con una atmósfera razonablemente idónea para la vida… ¡Podrán evolucionar!
También estos estaban escondidos en las profundidades marcianas donde el agua corriente lo permitía
En cualquier noticia del futuro podríamos ver esta imagen y debajo de ella: ¡Vida en Europa! Imágenes tomadas por sondas robóticas han captado imágenes de estos seres que, viven en los fondos abisales de la luna de Júpiter. Es asombroso el parecido que tiene con algunos seres que viven en el fondo de nuestros océanos terrestres.
En nuestro planeta, la vida está hecha de seis componentes: carbono, hidrógeno, nitrógeno, oxigeno, fósforo y azufre…
Cuestiones tan interesantes como estas son ignoradas por la inmensa mayoría del común de los mortales que, en la mayor parte de los casos tiene una información errónea y deformada de las cosas que se han transmitido de unos a otros de oída, sin base científica alguna y, generalmente, confundiendo los términos y los conceptos. Sería muy deseable que, desde la infancia, como enseñanza obligatoria, todos tuvieran esos conocimientos básicos que podríamos denominar el canon científico y que, sin ser unos conocimientos profundos, si les diera a cada uno, una noción cercana del mundo en el que viven y de cómo funciona la Naturaleza.
Así las cosas, estamos supeditados a unos pocos enamorados de la ciencia que, muchas veces, en las más ínfimas condiciones, (se les escatima el presupuesto) trabajan e investigan por la propia inercia de su curiosidad y deseo de saber para entregar al mundo (que no lo agradece) el logro de sus desvelos.
Como dijo Kart Raimund Popper, filósofo británico de origen austriaco (Viena, 1902 – Croydon, 1.994) que realizó sumas importantes trabajos en el ámbito de la metodología de la ciencia: “cuanto más profundizo en el saber de las cosas, más consciente soy de lo poco que sé. Mis conocimientos son finitos pero, mi ignorancia, es infinita“.
Está claro que la mayoría de las veces, no hacemos la pregunta adecuada porque nos falta conocimiento para realizarla. Así, cuando se hacen nuevos descubrimientos nos dan la posibilidad de hacer nuevas preguntas, ya que en la ciencia, generalmente, cuando se abre una puerta nos lleva a una gran sala en la que encontramos otras puertas cerradas y tenemos la obligación de buscar las llaves que nos permitan abrirlas para continuar. Esas puertas cerradas esconden las cosas que no sabemos y las llaves son retazos de conocimiento que nos permiten entrar en esos nuevos compartimentos del saber.
Creer que estamos solos…Es un enorme error.
Desde tiempos inmemoriales, la Humanidad para avanzar se sirvió de las llaves encontradas por Tales de Mileto, Empédocles, Demócrito, Platón, Pitágoras, Aristóteles… Galileo, Newton… Stoney, Max Planck, Einstein, Heisenberg, Dirac, Feynman,… Witten… y vendrán otros que, con su ingenio y sabiduría, impedirán que todos los demás regresen a las cavernas. Así que ¡a disfrutar de la TV, el fax, los ordenadores, internet, los satélites, los teléfonos móviles tan necesarios. No sabemos cómo funciona todo eso pero ¿Qué más da?
Siempre habrá gente que se preocupe por los demás y harán el trabajo necesario para sacarles las castañas del fuego. Esa gente a la que me refiero, son los “chiflados” científicos, siempre en las nubes todos ellos, y no como los políticos “tan pendiente siempre de solucionar nuestros problemas”. Por desgracia, los primeros dependen de los segundos para que les otorguen presupuestos para investigar. ¡Qué mal está repartido el mundo!
Metido en su rincón ni se acuerda de comer
Ahora que menciono el viaje en el tiempo recuerdo “La máquina del tiempo” de H. G. Wells, en la que el científico se sienta en un sillón situado en su sala de estar, gira unos pocos botones, ve luces parpadeantes y es testigo del vasto panorama de la Historia; coloca la aguja para el pasado o para el futuro, señala el año que desea visitar y las guerras y civilizaciones pasan vertiginosamente ante sus ojos y la máquina se detiene en el año, mes y día que él señaló en una especie de dial.
La verdad es que no era, precisamente, un agujero de gusano
Tan rudimentario artilugio contrasta con el que propone Kip S. Thorne. Éste consiste en dos cabinas, cada una de las cuales contiene dos placas de metal paralelas. Los intensos campos eléctricos creados entre cada par de placas (mayores que cualquier cosa posible con la tecnología actual) rizan el tejido del espacio-tiempo, creando un agujero en el espacio que une las dos cabinas. Una cabina se coloca entonces en una nave espacial y es acelerada hasta velocidades cercanas a la de la luz, mientras que la otra cabina permanece en la Tierra. Puesto que un agujero de gusano puede conectar dos regiones del espacio con tiempos diferentes, un reloj en la primera cabina marcha más despacio que un reloj en la segunda cabina. Debido a que el tiempo transcurrirá diferente en los dos extremos del agujero de gusano, cualquiera que entrase en un extremo del agujero de gusano sería instantáneamente lanzado el pasado o al futuro
Esta es más avanzada y está inspirada por Carl Sagan en su obra Contac que fue llevada al cine
Otra máquina del tiempo podría tener el siguiente aspecto. Si puede encontrarse materia exótica y dársele la forma de metal, entonces la forma ideal sería probablemente un cilindro. Un ser humano está situado en el centro del cilindro. La materia exótica distorsiona entonces el espacio y el tiempo a su alrededor, creando un agujero de gusano que se conecta a una parte lejana del universo en un tiempo diferente. En el centro del vértice está el ser humano, que no experimenta más que 1 g de tensión gravitatoria cuando es absorbido en el agujero de gusano y se encuentra así mismo en el otro extremo del universo.
Aparentemente, el razonamiento matemático de Thorne es totalmente impecable. Las ecuaciones de Einstein muestran en realidad que las soluciones de agujeros de gusano permiten que el tiempo transcurra a diferentes velocidades en cada extremo del agujero de gusano, de modo que el viaje en el tiempo es posible en principio. El problema reside en crear el agujero de gusano en primer lugar, y como Thorne y sus colaboradores señalan rápidamente, lo difícil está en cómo dominar la energía suficiente para crear y mantener un agujero de gusano, como se ha dicho, con materia exótica que, de momento, no parece fácil de conseguir.
Stargate; Al pasar esa materia viscosa y se encontraban en otros mundos
Normalmente, una de las ideas básicas de la física elemental es que todos los objetos tienen energía positiva. Las moléculas vibrantes, los automóviles en movimiento, los pájaros que vuelan y los misiles propulsados tienen todos energías positivas. (Por definición, el espacio vacío tiene energía nula.) Sin embargo, si podemos producir objetos con “energías negativas” (es decir, algo que tiene un contenido de energía menor que el del vacío), entonces podríamos ser capaces de generar configuraciones exóticas de espacio y tiempo en las que el tiempo se curve en un círculo.
Este concepto más bien simple se conoce con un título que suena complicado: la condición de energía media débil (AWEC). Como Thorne tiene cuidado de señalar, la AWEC debe ser violada; la energía debe hacerse temporalmente negativa para que el viaje en el tiempo tenga éxito. Sin embargo, la energía negativa ha sido históricamente anatema para los relativistas, que advierten que la energía negativa haría posible la antigravedad y un montón de otros fenómenos que nunca se han visto experimentalmente, y que desde luego, nos vendrían como anillo al dedo para solucionar serios problemas.
Kip S. Thorne señala al momento que existe una forma de obtener energía negativa, y esto es a través de la teoría cuántica. En 1.948, el físico holandés Herrik Casimir demostró que la teoría cuántica puede crear energía negativa: tomemos simplemente dos placas de metal paralelas y descargadas. Ordinariamente, el sentido común nos dice que estas dos palcas, puesto que son eléctricamente neutras, no ejercen ninguna fuerza entre sí. Pero Casimir demostró que, debido al principio de incertidumbre de Heisemberg, en el vacío que separa estas dos placas hay realmente una agitada actividad, con billones de partículas y antipartículas apareciendo y desapareciendo constantemente a partir de la nada en ese espacio “vacío”, partículas virtuales que mediante el efecto túnel vienen y van fugaces, tan fugaces que son en su mayoría inobservables, y no violan ninguna de las leyes de la física. Estas “partículas virtuales” crean una fuerza neta atractiva entre las dos placas de Casimir que predijo que era medible.
Cuando Casimir publicó su artículo, se encontró con un fuerte escepticismo. Después de todo, ¿cómo pueden atraerse dos objetos eléctricamente neutros, violando así las leyes normales de la electricidad clásica? Esto era inaudito. Sin embargo, 10 años después, en 1.958, el físico M. J. Sparnaay observó este efecto en el laboratorio, exactamente como predijo Casimir. Desde entonces, ha sido bautizado como el “efecto Casimir”.
Por el momento, aun no hay veredicto sobre la máquina del tiempo de Thorne. Todos están de acuerdo en que el factor decisivo es tener una teoría de la gravedad completamente cuantizada para zanjar la cuestión de una vez por todas. Por ejemplo, Stephen Hawking ha señalado que la radiación emitida en la entrada del agujero de gusano sería muy grande y contribuiría a su vez al contenido de materia y energía de las ecuaciones de Einstein. Esta realimentación en las ecuaciones de Einstein distorsionaría la entrada del agujero de gusano, quizá incluso cerrándolo para siempre. Thorne, sin embargo, discrepa en que la radiación sea suficiente para cerrar la entrada.
Los dos físicos, Hawking y Thorne, muy amigos, tienen una apuesta sobre el tema. ¿Quién la ganará? Puede suceder que la respuesta llegue cuando ninguno de los dos exista. Thorne, a petición de su amigo Carl Sagan, le asesoró en la novela “Contact” que en el cine interpretó Jodie Foster, y en la que una experta astrónoma buscaba contactar con inteligencia extraterrestre y lo consigue, recibiendo los planos para la construcción de una maquina del tiempo mediante el agujero de gusano de Thorne. La película está conseguida y el objetivo perseguido también; un mensaje de lo que, en un futuro (aún lejano) podría ser posible.
Claro que, para ello, antes habrá que conseguir unificar la Relatividad General de Einstein (la gravitación universal), con la Mecánica Cuántica de Planck (el microcosmos, el átomo), lo que de nuevo nos lleva al punto de partida.
emilio silvera
Jun
12
Lo que creemos que sabemos
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Muchas son las sorpresas que nos podríamos encontrar en el universo primitivo, hasta la presencia de agua ha sido detectada mediante la técnica de lentes gravitacionales en la galaxia denominada MG J0414+0534 que está situada en un tiempo en el que el Universo sólo tenía dos mil quinientos millones de años de edad. El equipo investigador pudo detectar el vapor de agua presente en los chorros de emisión de un agujero negro supermasivo. Este tipo de objeto es bastante raro en el universo actual. El agua fue observada en forma de mases, una emisión de radiación de microondas provocada por las moléculas (en este caso de agua) al ser amplificadas por una onda o un campo magnético.
Hemos podido llegar a saber que el universo está en expansión y que las galaxias se alejan las unas de las otras. De las observaciones y datos que a lo largo de los milenios ha podido ir juntando la Humanidad, se ha llegado a deducir que el universo surgió de una explosión a la que ha llamado el Big Bang y que sucedió, hace ahora 13.700 millones de años. A partir de una singularidad (es la mejor explicación que se nos ha ocurrido hasta el momento), un punto de energía y densidad infinitas, surgió el universo que desde entonces, junto con el espacio y el tiempo continúa expandiéndose.
Surgieron los primeros quarks libres que se juntaron para formar protones y neutrones que, a su vez, se unieron y formaron núcleos que, al tener energía positiva, atrajeron a los electrones, de energía negativa, formándose así lo átomos estables.
Cuanto más íntimamente examinemos la Naturaleza, tanto más lejos hacia atrás vamos en el Tiempo. Las moléculas de la vida… en las estrellas, allí comienza la historia, ese largo camino que ha dado lugar al surgir de la mente a partir de la materia “inerte”.
No resulta inusual que en las grandes Nebulosas moleculares gigantes encontremos entre los protagonistas moléculas de ADN, depositaria de la información genética, la molécula del agua (H2O), componente del 80% del cuerpo humano, y la glucosa, fuente principal de energía para el organismo.”
Los átomos se juntaron para formar moléculas y células y éstas, a su vez, juntas formaron materia. Al principio era todo simetría y existía una sola fuerza que lo regía todo. El universo era totalmente opaco, la temperatura reinante muy alta y todo estaba invadido por una especie de plasma.
La liberación de los fotones hizo de un Universo opaco, otro transparente
Pero la expansión del joven universo continuó imparable. La temperatura fue descendiendo y la simetría se rompió, lo que dio lugar a que donde sólo había una sola fuerza aparecieran cuatro. Las fuerzas nucleares, fuerte y débil, el electromagnetismo y la gravedad surgieron de aquella simetría rota y como hemos dicho antes, surgieron los primeros quarks para, con los electrones, fabricar la materia que está hecha de quarks y leptones. Más tarde, la luz apareció al quedar libres los fotones y donde antes todo era opacidad, surgió la transparencia. Pasaron unos doscientos mil años antes de que nacieran las primeras estrellas y se formaran las galaxias.
Después de cientos de miles de años pudieron aparecer las primeras estrellas y se formaron las galaxias a pesar de la expansión de Hubble, Se cree que para que fuese posible tales formaciones, allí tenía que haber estado presente una especie de sustancia cósmica que generaba la Gravedad necesaria para ello.
Las estrellas evolucionaron y en sus hornos nucleares se fabricaron elementos más complejos que el primario hidrógeno; con la fusión nuclear en las estrellas se fabricó helio, litio, berilio, carbono, oxigeno, magnesio, neón… Estas primeras estrellas brillaron durante algunos miles de millones de años y, finalmente, acabado su combustible nuclear, finalizaron su ciclo vital explotando como supernovas lanzando al espacio exterior sus capas más superficiales y lanzando materiales complejos al inmenso espacio interestelar para hacer posible el nacimiento de nuevas estrellas y planetas y… ¿por qué no?, también las primeras formas de vida que sin aquellas primeras estrellas que fabricaron los materiales complejos de los que están hechos los seres vivos, tampoco nosotros, estaríamos aquí.
Ese inmenso tiempo que hemos tenido desde que comenzamos a caminar erguidos y asombrados, dirigimos nuestra mirada hacia las estrellas lejanas e inalcanzables que fueron el primer misterio que nos hizo imaginar, y, dibujar en nuestras mentes, los primeros escenarios fantásticos. Desde entonces, cuando no podíamos explicarnos lo que ante nuestros ojos mostraba la Naturaleza, siempre recurrimos a imaginar cosas, inventar explicaciones, buscar la manera de contestar preguntas que, en realidad y, a pesar del tiempo pasado, seguimos sin tener muchas de las respuestas que, desde entonces buscamos.
Asustados nos encogíamos ante los rayos amenazadores de una tormenta o huíamos despavoridos ante el rugido aterrador de la Tierra con sus temblores de terremotos pavorosos o explosiones inmensas de enormes montañas que vomitaban fuego. Desde entonces, hemos aprendido a observar con atención, hemos desechado la superstición, la mitología y la brujería para atender a la lógica y a la realidad de los hechos. Aprendimos de nuestros propios errores y de la Naturaleza.
Siempre quisimos subir para estar cerca de las estrellas
Ahora creemos saber de donde venimos, donde estamos y, hacia donde vamos… Bueno, al menos tenemos una idea aproximada de todo ese recorrido y, salvo algunas lagunas, la idea puede estar muy cercana a la realidad. Nos faltan muchos huecos que tapar y muchos espacios que cubrir, no sabemos si ciertamente, fue el Big Bang lo que hizo nacer el Universo, o, si por el contrario, éste surgió de una fluctuación del vacío que rasgó el espacio-tiempo de otro Universo mayor que dio lugar al nuestro. En realidad ¡no sabemos! pero, tenemos que componer un cuadro que tranquilice nuestro intelecto para tener, al menos, un punto de apoyo que nos permita continuar sin que nos sintamos perdidos.
El infinito solo existe en nuestras Mentes, y aunque “no está muerto lo que duerme eternamente, con el paso de los eones, hasta la misma muerte tiene que morir”. En nuestro Universo todo tiene un principio y un final,
El Tiempo pasa inexorable Como era en su juventud Como es en su vejez
El Tiempo que inexorable transcurre, el Universo que también, imparable evoluciona y, nuestras mentes, nuestras consciencias, que al ritmo de ese transcurrir y de esa evolución, se va haciendo mayor dentro de ese contexto universal espacio-temporal del que formamos parte. Hemos llegado a comprender que somos parte de la Naturaleza que tratamos de conocer y, sabemos que, conociéndola a ella, llegaremos a saber de nosotros.
El Universo nunca ha dejado de evolucionar
En todo este complejo entramado cuya historia tiene ya una edad de 13.700 millones de años, han pasado tantas, tantas cosas que, nosotros, que hemos surgido a la consciencia al final del transcurso de ese inmenso período de tiempo, pretendemos saber todo sobre un tiempo pasado en el que no estábamos aquí, y, estudiando las huellas que el tiempo dejó en las galaxias lejanas, pretendemos saber de toda esa historia que, en realidad, se nos escapa al entendimiento que, no es tanto como pretendemos hacer creer. Si todo marcha bien, si no ponemos los medios para nuestra propia extinción, si la Naturaleza nos respeta y no surgen sorpresas cosmológicas contra las que nada podemos hacer…, si todo eso es así, entonces, y solo entonces, podremos alcanzar ese conocimiento que perseguimos para saber, ahora sí, a ciencia cierta, de donde venimos y hacia donde vamos.
No, el hombre no viene del mono. Ambos, el chimpancé y el hombre, tienen un antepasado común que no era ni Homo ni Pan y, a partir de dicho ancestro, esas dos ramas divergieron y cada especie hizo su propio recorrido. Desde entonces, nosotros, hemos escrito una larga historia y hemos podido demostrar que, la consciencia y la Naturaleza, están en simbiosis de manera tal que, la primera, recibe mensajes de la segunda que, de manera intermitente, permite en la medida que estima oportuno, que esa mente consciente evolucione al ritmo que le es más favorable para que, de alguna manera, no se haga daño así misma. Conocimientos sí, pero, en la justa medida.
Es importante para que podamos seguir adelante que seamos conscientes de lo poco que sabemos, de esa manera, sí estaremos preparados para avanzar. Si creemos que sabemos, nos estaremos limitando y, es bueno tener la certeza de nuestra finita capacidad para comprender y también, es bueno saber que, esa finitud, es simplemente temporal y que está en proceso de constante evolución. De la misma manera que hemos podido llegar a saber de qué están hechas las estrellas, como nacen, viven y mueren, también podremos, algún día saber, de dónde surgió, en realidad, nuestro Universo.
No lo podemos ver ni tocar, sabemos que está ahí, que su transcurrir es eterno, y, mirando a esa abuela con su hija y su nieta nos aseguramos de que el Tiempo ha pasado. Sin embargo, ¿Qué es el Tiempo?
Nunca nadie ha sabido explicar de manera convincente lo que el Tiempo es. El tiempo nunca se para, podríamos pensar que el presente no existe, es algo tan efímero que llega y al instante se va, es presente y es pasado que entra en el futuro que se convierte en presente y, esa noria temporal, no deja de girar nunca repitiendo esos ciclos que llamamos pasado-presente-futuro y que, en realidad, es un “ente” misterioso que lo envuelve todo, está siempre presente y ha sido y será, el único testigo ¿observador? del universo, que nunca cambia, fluye como las aguas de un río que camina hacia el Mar que, en relación al Tiempo, se llamará Futuro. Nosotros, pobres mortales, inmersos en toda esa inmensidad, ilusos y pretenciosos, queremos hacer ver que sabemos, de toda esa grandiosidad que no hemos llegado a comprender.
Nuca dejamos de pensar y, como las galaxias, también evolucionamos. Si pensamos de donde venimos y como hemos podido llegar aquí, si repasamos el recorrido que la vida hizo a lo largo de más de 3.800 millones de años hasta alcanzar la consciencia, también podremos llegar a comprender que, nuestro lugar, está en las estrellas. Al decir en las estrellas quiero significar que, la Tierra, es un simple lugar de paso, un hábitat que ha sido necesario para que, con el transcurso del Tiempo, podamos alcanzar el nivel intelectual que nos permita desplazarnos a otros mundos y, llegado el momento, conozcamos a nuestros hermanos del Cosmos. No, no estamos solos.
Es tan difícil contestar a esa pregunta: ¿Qué es el Tiempo? Que hasta la Filosofía la hace y su contestación ha sido escurrir el bulto y hacer mutis por el foro mediante una contestación que no responde a lo que se le pregunta.
El concepto de tiempo está enclavado en las profundidades y conceptos más avanzados de la física y la astronomía. Sin embargo, su verdadera naturaleza permanece en el misterio. Todo acontece con el transcurrir del tiempo que es inexorable y fluye continuamente. Todo lo que existió, lo que existe y lo que existirá, está sometido a los efectos del tiempo que, acompañado de algo que se llama Entropía, hace posible que podamos ver los inevitables efectos de ese transcurrir. No podemos hablar de destrucción sino de cambios de fase, todo se transforma con el paso del tiempo, y, lo que antes era, ya no es. El transcurrir del Tiempo afecta a todo, las cosas inertes y los seres vivos, todo, sin excepción, están sometidos a esa ley que impone el Universo de que todo se transforme para que todo siga igual.
Pensemos en el nacimiento de una estrella masiva que vive durante cientos o algunos miles de millones de años. El Tiempo transcurre mientras ella se pasa la vida fusionando hidrógeno en Helio, Helio en Carbono, Carbono en Oxígeno…, y, agotado el material de fusión, se convierte en supernova, eyecta sus capas exteriores al espacio interestelar y deja sembrada una inmensa región con una bella Nebulosa de la que, con el “Tiempo”, surgirán nuevas estrellas, nuevos mundos y vida nueva.
Todo evoluciona y nada permanece
Todo lo que desapareció ha vuelto a surgir pero, ¡multiplicado! ¿Qué maravilla es esa? Podríamos decir que se ha creado ¡Entropía negativa! De la misma manera, nosotros, podemos tener descendencia múltiple, es decir, de uno de nosotros, podrán quedar aquí (cuando nos vayamos), muchos vestigios vivos de nuestro paso por el mundo que, de ninguna manera, habrá sido en vano.
Nadie sabe lo que el Tiempo es. Sin embargo, sentimos su transcurrir
Lo he referido alguna otra vez. Hace mil quinientos años que San Agustín, filosofo y sabio obispo de Hipona, preguntó: “¿qué es el tiempo?” Y se respondió a sí mismo: “Si alguien me lo pregunta, sé lo que es. Pero si deseo explicarlo, no puedo hacerlo“.
Lo cierto es que, ¡el Tiempo!, siempre ha sido, una abstracción que ha cautivado e intrigado a las mentes humanas que han intentado entenderlo en todas las vertientes y en todos los sentidos. Del tiempo, las mentes más preclaras han intentado definir, en esencia, lo que es. La verdad es que, unos con más fortunas que otros, con más interés o con mejor lógica científica dejaron sus definiciones que, de todas formas, nunca llegaron a llenar ese vacío de una explicación convincente, sencilla, que todo el mundo comprenda y que esté basada en principios naturales que nos digan su origen, su transcurrir y -si es que lo habrá-, su final, porque… ¿Es el tiempo infinito?
Según lo que creemos saber, el Tiempo nació cuando surgió el Universo -no sabemos como fue a ciencia cierta- y, desde entonces, junto con el espacio, sigue y sigue su transcurrir pero, Infinito, según las leyes de la física, no puede haber nada. Si el Tiempo, en un momento dado nació, llegará el momento, como pasa con todo lo que conocemos, en el que el Tiempo, dejará de fluir y, todo, también el Universo, quedará congelado, estático, como la imagen tomada de un paisaje que permanece inamovible para siempre pero que, en el caso que estamos tratando, la diferencia será que no habrá nadie para que lo pueda constatar, dado que, cuando todo eso suceda… ¿Dónde estaremos nosotros? ¡Si es que estamos en alguna parte!
La primera siente que el Tiempo es eterno, los segundos ven que una hora es un segundo
El transcurrir del tiempo es muy subjetivo dependiendo de la situación de quien lo percibe. Un minuto puede parecer eterno o un suspiro, dependiendo del estado de felicidad o dolor de quien lo perciba. También será relativo, no pasa a la misma velocidad para todos, depende de la velocidad a que esté viajando y de qué observador lo esté midiendo, como quedó demostrado con la teoría especial de la relatividad de Einstein.
Los gemelos se despiden al comienzo del viaje y al regreso ¿Qué ha pasado?
Desde tiempos inmemoriales hemos querido medir el tiempo, el día y la noche, las estaciones, el sol, relojes de arena… Siempre hemos tratado de conformar el Tiempo a nuestras necesidades y medidas para normalizar nuestras actividades, nuestra vida cotidiana. Horarios de trabajo, señalar la hora de partida, quedar a una hora determinada… ¿Qué haríamos sin no hubiéramos racionalizado el uso del Tiempo? Hemos llegado a contruir sofisticados aparatos electrónicos o atómicos que miden el tiempo cotidiano de los humanos con una exactitud de sólo un retraso de una millonésima de un segundo cada 100 años.
Un largo espacio de Tiempo los separa: El reloj de Sol y el reloj atómico
La medida de tiempo elegida es el segundo que, en las unidades del SI tiene el símbolo s y su duración es igual a la duración de: hertzios = 9 192 631 770 períodos de la radiación correspondiente a la transición entre dos niveles hiperfinos del estado fundamental del átomo de cesio-133. Como podemos ver, la imaginación humana no tiene límites, y si nos dan el “tiempo” suficiente, quien sabe hasta donde podremos llegar. Con tiempo por delante creo que sí, que llegaremos a saber.
Hemos hablado del Universo, de cosas muy grandes como estrellas y galaxias pero, no debemos olvidar que, todo lo grande, está hecho de cosas muy pequeñitas. Todo lo que podemos ver a nuestro alrededor: Rios, montañas, océanos y valles, seres vivos y las estrellas del cielo. Todo, sin excepción, está hecho de Quarks y Leptones, las partículas más pequeñas que conocemos que, juntadas en la debida proporción, forman los elementos de la materia que hacen posible la existencia de átomos, moléculas y cuerpos mayores que, inertes o vivos, todos están hechos de esa materia que llamamos bariónica, que emite radiación y deja notar su presencia a simple vista.
Los núcleos para formar átomos están rodeados por varios niveles de electrones y todos sabemos que un átomo es la parte más pequeña que puede existir de un elemento, es la fracción mínima de ese elemento. Consta de un denso núcleo de protones y neutrones (los nucleones) rodeados de electrones moviéndose a velocidades cercanas a las de la luz. Es lo que se conoce como estructura electrónica del núcleo y que tiene que ver con los niveles de energía que los electrones ocupan.
Una vez dejada la reseña básica de lo que es el átomo y donde están situados los electrones por capas o niveles alrededor de su núcleo, veamos el fenómeno principal de este comentario referido a ¿esquivar el tiempo?
Si algún día podemos hacer realidad viajar por el Hiperespacio…¡burlaremos el Tiempo!
Claro que, nuestra imaginación es fértil y podemos pensar, observando la Naturaleza, en otras posibilidades. Veamos: Si un fotón viajero va por el espacio a 299.792’458 Km/s, velocidad de c, golpea a un electrón situado alrededor de un núcleo, lo que ocurre trae de cabeza a los científicos que no saben explicar de manera convincente la realidad de los hechos. El electrón golpeado absorbe el fotón y, de manera inmediata, desaparece del nivel que ocupa y, sin recorrer la distancia que los separa, simultáneamente aparece en el nivel superior. De hecho, ha realizado un viaje instantáneo.
¿Podríamos imitar nosotros, alguna vez, tal maravilla?
¿Por dónde hizo el viaje? ¿En qué lugar estaba mientras desapareció? ¿Cómo pudo aparecer simultáneamente en otro lugar, sin recorrer la distancia existente entre el nivel de partida y el de llegada? Y, ¿cómo esquivó el tiempo para que todo ocurriera simultáneamente?
Estas son preguntas que aún no podemos contestar, aunque sí es verdad que nos gusta especular con viajar en el tiempo, y lo del electrón, conocido como “efecto túnel” o salto cuántico, es una idea.
Miente más que habla
Y, por hablar de cosas mundanas que, de manera directa inciden en el devenir de nuestros futuros, tenemos que decir que, si los políticos no dicen la verdad y engañan al “Pueblo Soberano”, mal irán las cosas. Todo de lo que aquí hemos hablado, ha sido posible gracias a que existen medios educativos y proyectos científicos que posibilitan el acceso a la cultura, al saber y, si eso se rompe y prima los intereses particulares sobre los generales… ¡Apaga y Vámonos! Ni la Naturaleza, tan sabia ella, podrá frenar la debacle que se nos vendrá encima.
¡Tomemos conciencia! ¡Necesitamos saber y, para ello, es necesario que primero se pongan las bases de trabajos seguros, estabilidad familiar, posibilidad de igualdad para todos… En fin, que la interferencia humana puede, hacer lo mejor y también, lo peor.
Decantémonos por lo primero.
emilio silvera
Jun
12
Los Misterios de la Tierra VI
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Los volcanes
La unívoca asociación de los volcanes activos con las zonas de subducción de las grandes placas tectónicas permite localizar casi todas las erupciones recientes alrededor del océano Pacífico y, sobre todo, en América central, Sudamérica, Filipinas, Japón y Kamchatka. Una categoría menos común incluye los volcanes asociados a los puntos calientes, donde las placas tectónicas se ven atravesadas por flujos magmáticos procedentes del manto, a la cual pertenecen los volcanes de Hawai y África central.
Las erupciones históricas más conocidas son las Théra, en Grecia (alrededor del 1.500 a. C.), del Vesubio en Italia (79 a. C.) y del Cracatoa (1.883 d. C.) en Indonesia, y el del monte St. Helens en el estado de Washington en 1.980. Éste último caso es la erupción volcánica mejor estudiada hasta la fecha. Se conoce, no solamente el volumen de los depósitos expulsados (0’18 Km3) y de lava (0’5 Km3), sino también un detallado desglose de la energía relacionada con la erupción.
Los flujos de calor dominan en el proceso: la energía térmica de los productos expulsados, las avalanchas, los chorros de agua, los flujos piroplásticos y las nubes de ceniza, dan un total de 1’66 EJ, cerca de veinte veces la energía cinética total de la erupción.
El 18 de mayo de 1.980, el volcán del monte St. Helens desarrolló, durante nueve horas de erupción, una energía total de 1’7 EJ, lo que equivale a una potencia media de 52 TW, es decir, unas cinco veces el consumo anual mundial de energía en el sector primario en los primeros años noventa. Aún más potentes fueron las de Bezymyannyi, Kamchatka, en 1.956 (3’9 EJ), y la de Sakurajima, Japón, en 1.914 (4’6 EJ). La mayor erupción que tuvo lugar en el siglo XIX fue la del volcán Tambora, en 1.815, que liberó más de 80 EJ de energía (basado en los depósitos de cenizas) que es un orden de magnitud superior a los anteriormente mencionados. Pero incluso la más potente erupción conocida es irrelevante comparada con las sucedieron hace varios vientos de miles de años, y que a su vez, son pequeñas comparadas con las erupciones magmáticas más antiguas.
Entre las cerca de diez calderas jóvenes, enormes cráteres formados en las gigantescas erupciones que se produjeron en el último millón de años, están la de Yellowstone (formada hace 600.000 años, con un diámetro de 70 Km y 1.000 m3 de material expulsado, principalmente piedra pómez y cenizas), y la de Toba (situada en el noroeste de Sumatra, formada hace 75.000 años, de casi 100 Km de anchura y con más de 2.000 m3 de material eyectado).
Decan Traps de la India
Un prolongado periodo de erupciones volcánicas que empezó hace 66 millones de años – varios cientos de millones de años de cataclismos que lanzaron a la atmósfera enormes cantidades de cenizas y produjeron dos millones de Km3 de lava, creando la inmensa Decan Traps de la India – parece ser la causa, al menos tan plausible como la colisión de la Tierra con un asteroide, de la masiva extinción que se produjo en la frontera del cretácico y el terciario.
El Cinturón de fuego del Pacífico
Aunque las erupciones históricas han supuesto una considerable pérdida en vidas humanas (cerca de 250.000 desde 1.700), pérdidas materiales enormes y han sido una de las causas más importantes de los cambios climáticos temporales, ninguna de estas consecuencias está claramente correlacionada con la energía total liberada en las mismas. Las emisiones térmicas son casi siempre dominantes, de una a tres órdenes de magnitud mayores que todos los demás flujos de energía, y se dividen en varias clases de flujos diferentes. En algunas erupciones, la mayor parte de la energía térmica liberada está asociada con la emisión de nubes de cenizas que se elevan hasta la estratosfera; así las cenizas de la erupción del monte St. Helens se elevaron a 20 Km, y otras hasta los 30 Km, e incluso más, con cambios atmosféricos locales y espectaculares puestas de Sol y uno o dos años con temperaturas más bajas de las habituales en algunas regiones. En Nueva Inglaterra, por ejemplo, no hubo verano en 1.816.
Corriente piroclástica captada desde el Espacio
En otras erupciones, la mayor parte de la energía térmica es transportada por las corrientes piroclásticas. Estas corrientes se forman por explosión y están compuestas por partículas volcánicas, cuyos tamaños varían entre los μm y varios metros, y gases calientes. Alcanzan temperaturas cercanas a los 1.000º C, se propagan a velocidades de hasta 300 m/s y se extienden a distancias de cientos de kilómetros del lugar de origen.
Una zona tranquila que se convirtió en un infierno
En la erupción del monte Pelée, isla de Martinica en 1.902, estas nubes incandescentes acabaron con la vida de 28.000 personas. En las erupciones de los volcanes hawaianos, el principal flujo de calor está predominantemente asociado a la emisión de lavas que se desplazan lentamente; así, en la erupción del Mauna Loa en 1.950, con una energía liberada de magnitud parecida a la del monte St. Helens, no se produjeron desplazamientos de lodos, avalanchas ni nubes de cenizas.
Erupciona el cráter Halemaumau del volcán Kilauea en la Isla Grande de Hawai
Siendo espectaculares y a veces devastadoras, las erupciones volcánicas representan una fracción muy pequeña de la energía térmica que mueve la geotectónica terrestre. Suponiendo que en total aflora 1 Km3/año de lava continental y que las erupciones oceánicas contribuyen con otros 4 Km3/año, el calor global perdido anualmente está cerca de los 800 GW, lo cual representa solamente el 2 por ciento del flujo geotérmico terrestre global. La grandiosidad de estos fenómenos está enmascarada en ámbitos de límites regionales, que a nivel global son casi insignificantes.
emilio silvera