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¿El Misterio? Persistirá, ¡como el Tiempo!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (3)
Tras un largo y penoso caminar por el planeta Tierra …
Los habitantes de este mundo, hemos conseguido construir un cuadro plausible del Universo, de la Naturaleza que tratamos de comprender. Hemos llegado a ser conscientes de que, en ella, en la Naturaleza, están todas las respuestas que buscamos y, nosotros mismos no hemos llegado a conocernos por ese mismo hecho de que, formando parte de la Naturaleza, y, también, somos parte del enigma que tratamos de desvelar.
Parece que ahora estamos entrando en la edad adulta, quiero significar que después de siglos y milenios de esporádicos esfuerzos, finalmente hemos llegado a comprender algunos de los hechos fundamentales del Universo, conocimiento que, presumiblemente, es un requisito de la más modesta pretensión de nuestra madurez cosmológica.
Sabemos, por ejemplo, dónde estamos, que vivimos en un planeta que gira alrededor de una estrella situada en el borde de la Galaxia espiral a la que llamamos Vía Láctea, cuya posición ha sido determinada con respecto a varios cúmulos vecinos que, en conjunto, albergan a unas cuarenta mil galaxias extendidas a través de un billón de años-luz cúbicos de espacio.
También sabemos más o menos, cuando hemos entrado en escena, hace unos cinco mil millones de años que se formaron el Sol yn los planetas de nuestro Sistema Solar , en un Universo en expansión que probablemente tiene una edad entre dos y cuatro veces mayor. Hemos determinado los mecanismos básicos de la evolución de la Tierra, hallado prueba también de evolución química a escala cósmica y hemos podido aprender suficiente física como para comprender e investigar la Naturaleza en una amplia gama de escalas desde los Quarks saltarines en el “mundo” microscópico hasta el vals de las galaxias.
El Tiempo inexorable nunca dejó de fluir y mientras eso pasaba, nuestra especie evolucionaba, aprendía al observar los cielos y cómo y por qué pasaban las cosas. Hay realizaciones humanas de las que, en verdad, podemos sentirnos orgullosos. Aquellos habitantes de Sumer y Babilonia, de Egipto o China y también de la India y otros pueblos que dejaron una gran herencia de saber a los Griegos que pusieron al mundo occidental en el camino de la ciencia, nuestra medición del pasado se ha profundizado desde unos pocos miles de años a más de diez mil millones de años, y la del espacio se ha extendido desde un cielo de techo bajo no mucho mayor que la distancia que nos separa de la Luna hasta el radio de más de diez mil millones de años-luz del universo observable.
Los sumerios y los babilónicos
Los egipcios y la China Imperial
Tenemos razones para esperar que nuestra época sea recordada (si por ventura queda alguien para recordarlo) por sus contribuciones al supremo tesoro intelectual de toda la Humanidad unida al contexto del Universo en su conjunto por unos conocimientos que, aunque no suficiente, sí son los necesarios para saber dónde estamos y, ahora, debemos buscar la respuesta a esa pregunta: ¿Hacia dónde vamos?
Claro que…, ¡el futuro es incierto!
Como en la física, en el mundo y en nuestras vidas, también está presente el principio de incertidumbre y, de ninguna manera, podemos saber del mañana. Sin embargo, cuanto más sabemos del universo, tanto más claramente comprendemos lo poco que sabemos de él. La vastedad del Universo nos lleva a poder comprender algunas estructuras cósmicas y mecanismos que se producen y repiten como, el caso de la destrucción que nos lleva a la construcción.
Es decir, una estrella masiva vieja explota y siembre el Caos y la destrucción en una extensa región del espacio, y, es precisamente ese hecho el que posibilita que, nuevas estrellas y nuevos mundos surjan a la vida. Sin embargo, la grandeza, la lejanía, esa inmensidad que se nos escapa a nuestra comprensión terrestre, nunca nos dejará comprender el universo en detalle y, siendo así, siempre tendremos secretos que desvelar y misterios que resolver.
Hemos seguido un largo y penoso camino hasta llegar aquí
Si añadimos a todo eso que, si poseyésemos un atlas de nuestra propia Galaxia y que dedicase una sóla página a cada sistema estelar de la Vía Láctea (de modo que el Sol y sus planetas estuviesen comprimidos en una página), tal atlas tendría más de diez mil millones de volúmenes de diez mil páginas cada uno. Se necesitaría una biblioteca del tamaño de la de Harvard para alojar el Atlas, y solamente ojearlo al ritmo de una página por segundo nos llevaría más de diez mil años. Añádanse los detalles de la cartografía planetaria, la potencial biología extraterrestre, las sutilezas de los principios científicos involucrados y las dimensiones históricas del cambio, y se nos hará claro que nunca aprenderemos más que una diminuta fracción de la historia de nuestra Galaxia solamente, y hay cien mil millones de galaxias más.
Sabiendo todo todo esto, siendo consciente de que, realmente, es así, tendremos que convenir con el físico Lewis Thomas cuando dijo: “El mayor de todos los logros de la ciencia del siglo XX ha sido el descubrimiento de la ignorancia humana”.
La ignorancia, como todo en el Universo, es relativa. Nuestra ignorancia, por supuesto, siempre ha estado con nosotros, y siempre seguirá estando, es una compañera con la que cargamos toda nuestra vida y que nos pesa. Algunos procuramos que pese lo menos posible para hacer más llevadero el viaje. Lo nuevo está en nuestras consciencias y de ellas, ha surgido nuestro despertar al comprender de sus abismales dimensiones, y es eso más que otro cosa, lo que señala la madurez de nuestra especie. El espacio puede tener un horizonte y el tiempo un final pero la aventura del aprendizaje siempre será interminable y eterno, quizá (no me he parado a pensarlo) pueda ser esa la única forma de eternidad que pueda existir.
La ciencia tiene límites. Foto CC-BY Galería de NASA Goddard Photo and Video.
La dificultad de explicarlo todo no se debe a nuestra debilidad mental, sino a la estructura misma del universo. En los últimos siglos hemos descubierto que la trama del cosmos puede abordarse en varios niveles diferentes. Mientras no se descubre el siguiente nivel, lo que ocurre en el anterior no se puede explicar, sólo puede describirse. En consecuencia, para el último nivel que se conoce en cada momento nunca hay explicaciones, sólo puede haber descripciones.
Las barbaridades que hemos vivido, las decisiones de ignorantes que han tirado a la basura millones de euros (o, ¿Quién sabe a donde fueron?), El negocio multimillonario de la “vacunas” que no eran vacunas, y, llama la atención el interés que pusieron los gobiernos en que el pueblo se las pusiera a toda costa ¿Por qué? Si no sabían a ciencia cierta que eran buenas, y, en no pocos casos… ¡muy nocivas! De las mascarillas mejor no decir nada.
Años explorando e investigando para llegar a conclusiones ciertas
Apareció el Virus y, milagrosamente en meses la “vacuna”. Al menos sospechoso ¿No? Sabemos que hay gente muy mala en el mundo y, se encuentran en la cumbre del poder, ellos quieren dominar a todos los demás y han llegado a perder la noción de la realidad, provocan cuestiones que afectan a millones de personas para su propio beneficio… ¡El día que el pueblo despierte!
Sí, puede cometer errores pero, no a sabiendas
La Ciencia es intrínsicamente abierta y exploratoria, y comete errores todos los días. En verdad, ese será siempre su destino, de acuerdo con la lógica esencial del segundo teorema de incompletitud de Kurt Gödel. El teorema demuestra que la plena validez de cualquier sistema, inclusive un sistema científico, no puede demostrarse dentro del sistema. Es decir, tiene que haber algo fuera del marco de cualquier teoría para poder comprobarla. La lección que podemos haber aprendido es que, no hay ni habrá nunca una descripción científica completa y comprensiva del universo cuya validez pueda demostrarse.
No es que pertenezcamos al Universo, formamos parte de él
Y, a todo esto, debemos alegrarnos de que así sea, de que no podamos comprender el Universo en toda su inmensa dimensión y diversidad. Nuestras mentes necesitan que así sea y, tendrán, de esa manera, el escenario perfecto para seguir creciendo a medida que busca todas esas respuestas que nos faltan y, lo bueno del caso es que, cada respuesta que encontramos, viene acompañada de un montón de nuevas preguntas y, de esa manera, esa historia interminable de nuestra aventura del saber…llegará hasta la eternidad de nuestro tiempo que, necesariamente, no tiene por que ser el tiempo del universo.
emilio silvera.
el 13 de junio del 2022 a las 9:41
Por más vueltas que le podamos dar a la idea y a la pregunta de ¿por qué estamos aquí?, aparte de que no sepamos contestarla con suficientes argumentos científicos que garanticen la veracidad de la respuesta, lo único que podemos hacer es pensar que, el Universo “sabía” que íbamos a venir. O, lo que es lo mismo, la Naturaleza puso todos los medios necesarios para el surgir de la Vida.
¡La Vida! Ha sido un tema que hemos tratado aquí de manera amplia por la asombrosa realidad de su misma presencia, por la inmensidad de especies que han poblado nuestro planeta, y, aunque en el Presente sólo el 1% de todas esas especies estén actualmente disfrutando del maravilloso planeta al que nos ha tocado venir, lo cierto es que, han prevalecido (por una u otra razón), aquellas especies que se adaptaron a los cambios, las que supieron acomodarse a las modificaciones que se iban produciendo en el planeta, como por ejemplo, la llegada del Oxígeno.
Han sido cinco grandes extinciones las que han sucedido a lo largo de la Historia de la Tierra, y, en todas ellas, muchas especies pasaron a ser reliquias del Pasado, no pudieron soportar el suceso natural que las extinguió. No podemos dejar de pensar que algunos de esos sucesos, quizás (sólo quizás), pudo haber facilitado que, nuestros ancestros tuvieran el camino despejado para que, mucho más tarde en un futuro lejano para aquel Tiempo, nosotros pudiéramos llegar.
Si nos retrotraemos en el Tiempo y repasamos los hechos, no podemos evitar el que el asombro se apodere de nosotros, y, también, la maravilla sea parte del sentimiento que sintamos, ya que, a pesar de todos los macabros acontecimientos que acompañaron nuestra historia humana, hay que reconocer la parte positiva, la que nos hizo avanzar, la que nos llevó a construir ciudades, a generar ideas que nos llevaron al lenguaje y a los números, las que nos hicieron vencer grandes obstáculos y desarrollo nuestras mentes necesitadas y puestas en las encrucijadas de sobrevivir, y, de esa manera llegó la agricultura, el comercio, los oficios…
Pese a lo mucho que hemos adelantado, ahora enviamos ingenios al Espacio y nos mandan imágenes de otros mundos, o, nos cuentan las condiciones de aquel planeta o de aquella luna, exploran por nosotros que, sin movernos de casa, sabemos mucho de lo que ahí fuera está pasando, de los objetos que pueblan el inmenso Espacio, de cómo “nacen” como “viven” y como “mueren” las estrellas…
Y, a pesar de todo eso, amigos míos, hay que ser honestos y reconocerlo, existen fuerzas que no podemos dominar y que no sabemos comprender, la Naturaleza esconde profundamente secretos que tratamos de desvelar sin el menos exito, toda vez que así lo ha dispuesto, como por ejemplo que no podamos viajar a otros mundos debido a las grandes distancias que nos separan, que no sepamos de otros seres pensantes extraterrestres, que estemos confinados físicamente en este pequeño planeta y, todo lo que tengamos que saber tendrá que ser desde aquí, sin poder movernos y visitar in situ aquellos otros mundos que podemos contemplar a través del telescopio.
Mientras tanto, seguimos haciendo conjeturas y conformando teorías de todo lo que no comprendemos, pegando palos de ciego por si, alguna de ellos da en el blanco para poder seguir avanzando.
Lo dicho, ¡El Principio del Saber, es ser consciente de que no sabemos!
el 13 de junio del 2022 a las 22:20
Siempre he pensando que nos ha tocado vivir en una época para la humanidad única en el que la vida acabará evolucionado a un paradigma nunca visto en este planeta, como bien explicas no ha sido fácil el camino evolutivo para llegar hasta aquí y solo al alcance de muy pocos seres vivos, esto nos da a pensar más allá de nuestro sistema solar y si es posible que otros mundos puedan alcanzar la capacidad intelectual que hemos logrado hasta ahora y si es así, estaremos más cerca de conocer nuestro propósito en el universo, por supuesto el ser conscientes de todo el avance científico que hemos logrado nos hace evolucionar con el tiempo, pero no debemos olvidar que como todas la creencias que ha tenido a lo largo del tiempo el ser humano nos han servido para avanzar pese a las taras que nos han impuesto hemos intentado dar lo mejor de nosotros y en mi humilde opinión creo que el simple hecho de ser conscientes en saber que estamos viviendo en este universo no hace único y nos acerca a una comprensión de nuestro universo nunca antes vista, saber que existe un universo y poder demostrarlo con la física actual es el mejor regalo que se no ha concedido en este universo, por supuesto en el futuro nos esperan mejores regalos y este blog dará conciencia de ello. Gracias por todo este trabajo.
el 15 de junio del 2022 a las 6:45
Hola, Sr. Gencio
¡Ser conscientes de SER!
No, no es poco lo conseguido hasta el momento si tenemos en cuenta que, en relación a la edad del universo, sólo llevamos aquí el tiempo que se tarda en parpadear. Unos pocos miles de años han sido suficientes para que, nuestra especie, pasara de estar asustada y refugiada en grandes grutas huyendo de los peligros, aterrorizada al oír la caída de rayos y los truenos de las tormentas acompañados de lluvias torrenciales, fenómenos que no sabían comprender y, en su rustico entendimiento, dejaban la muestra de sus vivencias en toscos dibujos que trataban de reflejar sus vidas cotidianas.
Desde entonces, todos sabemos (más o menos), por el calvario que tuvieron que pasar nuestros ancestros hasta que, poco a poco, empujados por su innata curiosidad, fueron tratando de saber el por qué de las cosas, y, del asombro causado por los fenómenos naturales, se pasó a la maravilla de entender porque se producían y cual era la causa de los mismos, la Naturaleza, consintió en revelarnos sus secretos.
A medida que podíamos conseguir un nuevo conocimiento, era como hallar una llave mágica que nos posibilitara abrir nuevas puertas cerradas que nos daban acceso a otros muchos enigmas que, finalmente, han posibilitado que nuestra especie sepa el funcionamiento del “mundo”, de lo que pasa en los dos extremos de ese mágico “universo” cuántico con las partículas que conforman la materia y las interacciones que se producen con las cuatro fuerzas fundamentales para que todo sea como lo podemos observar. Y, en el extremo contrario, en el que habitan los grandes objetos cosmológicos como estrellas y galaxias, sistemas planetarios, estrellas de neutrones, nebulosas y agujeros negros, hemos podido llegar a comprender la dinámica de ese otro “mundo” de lo muy grande.
Así llegamos a comprender que estamos en un minúsculo planeta que al caer en la zona habitable de su estrella (el Sol), posibilitó la llegada de la vida dadas las condiciones del pequeño mundo que tenía todos los ingredientes necesarios para que, hace ahora unos 3.850 millones de años, surgiera aquella primera célula replicante que dió comienzo a la fascinante historia de la Vida.
Es cierto que estamos confinados en nuestro planeta, que todavía somos muy jóvenes como especie y que, las distancias que nos separan de otros mundos son inconmensurables e imposibles de alcanzar para nosotros (de momento). Sin embargo, hemos llegado a comprender que, mundos como el nuestro, sólo en nuestro propia Galaxia se han calculado unos 30.000 millones de planetas como la Tierra.
Sabemos que los materiales de los que estamos hechos se “fabricaron” en los hornos nucleares de las estrellas, ahí está nuestro origen y, nuestras mentes, no dejan de gritarnos que allí debemos volver, buscar esos otros mundos en los que encontremos a seres que, como nosotros, entiendan el Universo y podamos entablar una amistosa relación.
Sería impensable creer que en el inmenso Universo, sólo nosotros somos la especie inteligente que alcanzó la consciencia. Otras muchas criaturas estarán elucubrando ideas y pensamientos similares a los nuestros, y, sin importar qué signos y guarismos puedan emplear para hallar el valor de la constante de estructura Fina, la Constante universal que está relacionada con el desplazamiento de los niveles de energía de un átomo que presenta estructura fina. Su valor es igual a la ecuación que se conoce como: α = 2π e2 /hc, donde e es la carga del electrón, h la constante de Planck, y c la velocidad de la luz en el vacío.
¿Dónde surge el problema? El problema surge en el hecho cierto de que no podemos viajar a la velocidad de la luz en el vacío, es una técnica inalcanzable para nosotros, ya que, como nos dijo Einstein en su Relatividad Especial, esa es la velocidad límite del Universo y, el cuerpo humano tampoco la podría soportar. Habrá que buscar otros caminos que nos acerquen a las estrellas, a esos otros mundos en los que, de seguros, encontraremos criaturas que, finalmente darán un sentido a nuestro Universo al producirse el contacto entre distintas especies inteligentes.
Como siempre digo, la Naturaleza es sabia, y, si lo ha dispuesto así… ¡Por algo será! Aún no estamos preparado para tal acontecimiento, el proceso de humanización sigue en marcha y no hemos alcanzado el nivel requerido para ese contacto. Con algo de tristeza podemos recordar la llegada de aventureros exploradores a otras regiones de la Tierra y sus resultados.
De todas las maneras, nadie nos puede quitar lo meritorio de lo alcanzado, y, dentro de algunos miles de años, seguramente, si pudiéramos echar una mirada a ese futuro, el asombro sería nuestro compañero, y, espero que ese futuro sea para mejor.
Saludos amigo.