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Lo que creemos que sabemos
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Muchas son las sorpresas que nos podríamos encontrar en el universo primitivo, hasta la presencia de agua ha sido detectada mediante la técnica de lentes gravitacionales en la galaxia denominada MG J0414+0534 que está situada en un tiempo en el que el Universo sólo tenía dos mil quinientos millones de años de edad. El equipo investigador pudo detectar el vapor de agua presente en los chorros de emisión de un agujero negro supermasivo. Este tipo de objeto es bastante raro en el universo actual. El agua fue observada en forma de mases, una emisión de radiación de microondas provocada por las moléculas (en este caso de agua) al ser amplificadas por una onda o un campo magnético.
Hemos podido llegar a saber que el universo está en expansión y que las galaxias se alejan las unas de las otras. De las observaciones y datos que a lo largo de los milenios ha podido ir juntando la Humanidad, se ha llegado a deducir que el universo surgió de una explosión a la que ha llamado el Big Bang y que sucedió, hace ahora 13.700 millones de años. A partir de una singularidad (es la mejor explicación que se nos ha ocurrido hasta el momento), un punto de energía y densidad infinitas, surgió el universo que desde entonces, junto con el espacio y el tiempo continúa expandiéndose.
Surgieron los primeros quarks libres que se juntaron para formar protones y neutrones que, a su vez, se unieron y formaron núcleos que, al tener energía positiva, atrajeron a los electrones, de energía negativa, formándose así lo átomos estables.
Cuanto más íntimamente examinemos la Naturaleza, tanto más lejos hacia atrás vamos en el tiempo. Las moléculas de la vida… en las estrellas, allí comienza la historia, ese largo camino que ha dado lugar al surgir de la mente a partir de la materia “inerte”.
Los átomos se juntaron para formar moléculas y células y éstas, a su vez, juntas formaron materia. Al principio era todo simetría y existía una sola fuerza que lo regía todo. El universo era totalmente opaco, la temperatura reinante muy alta y todo estaba invadido por una especie de plasma.
Pero la expansión del joven universo continuó imparable. La temperatura fue descendiendo y la simetría se rompió, lo que dio lugar a que donde sólo había una sola fuerza aparecieran cuatro. Las fuerzas nucleares, fuerte y débil, el electromagnetismo y la gravedad surgieron de aquella simetría rota y como hemos dicho antes, surgieron los primeros quarks para, con los electrones, fabricar la materia que está hecha de quarks y leptones. Más tarde, la luz apareció al quedar libres los fotones y donde antes todo era opacidad, surgió la transparencia. Pasaron unos doscientos mil años antes de que nacieran las primeras estrellas y se formaran las galaxias.
Después de cientos de miles de años pudieron aparecer las primeras estrellas y se formaron las galaxias a pesar de la expansión de Hubble
Las estrellas evolucionaron y en sus hornos nucleares se fabricaron elementos más complejos que el primario hidrógeno; con la fusión nuclear en las estrellas se fabricó helio, litio, berilio, carbono, oxigeno, magnesio, neón… Estas primeras estrellas brillaron durante algunos miles de millones de años y, finalmente, acabado su combustible nuclear, finalizaron su ciclo vital explotando como supernovas lanzando al espacio exterior sus capas más superficiales y lanzando materiales complejos al inmenso espacio interestelar para hacer posible el nacimiento de nuevas estrellas y planetas y… ¿por qué no?, también las primeras formas de vida que sin aquellas primeras estrellas que fabricaron los materiales complejos de los que estan hechos los seres vivos, tampoco nosotros, estaríamos aquí.
Ese inmenso tiempo que hemos tenido desde que comenzamos a caminar erguidos y asombrados, dirigimos nuestra mirada hacia las estrellas lejanas e inalcanzables que fueron el primer misterio que nos hizo imaginar, y, dibujar en nuestras mentes, los primeros escenarios fantásticos. Desde entonces, cuando no podíamos explicarnos lo que ante nuestros ojos mostraba la Naturaleza, siempre recurrimos a imaginar cosas, inventar explicaciones, buscar la manera de contestar preguntas que, en realidad y, a pesar del tiempo pasado, seguimos sin tener muchas de las respuestas que, desde entonces buscamos.
Asustados nos encogíamos ante los rayos amenazadores de una tormenta o huíamos despavoridos ante el rugido aterrador de la Tierra con sus temblores de terremotos pavorosos o explosiones inmensas de enormes montañas que vomitaban fuego. Desde entonces, hemos aprendido a observar con atención, hemos desechado la superstición, la mitología y la brujería para atender a la lógica y a la realidad de los hechos. Aprendimos de nuestros propios errores y de la Naturaleza.
Siempre quisimos subir para estar cerca de las estrellas
Ahora creemos saber de donde venimos, donde estamos y, hacia donde vamos… Bueno, al menos tenemos una idea aproximada de todo ese recorrido y, salvo algunas lagunas, la idea puede estar muy cercana a la realidad. Nos faltan muchos huecos que tapar y muchos espacios que cubrir, no sabemos si ciertamente, fue el Big Bang lo que hizo nacer el Universo, o, si por el contrario, éste suegió de una fluctuación del vacío que rasgó el espacio-tiempo de otro Universo mayor que dio lugar al nuestro. En realidad ¡no sabenmos! pero, tenemos que componer un cuadro que tranquilice nuestro intelecto para tener, al menos, un punto de apoyo que nos permita continuar sin que nos sintamos perdidos.
El Tiempo que inexorable transcurre, el Universo que también, imparable evoluciona y, nuestras mentes, nuestras consciencias, que al ritmo de ese transcurrir y de esa evolución, se va haciendo mayor dentro de ese contexto universal espacio-temporal del que formamos parte. Hemos llegado a comprender que somos parte de la Naturaleza que tratamos de conocer y, sabemos que, conociéndola a ella, llegaremos a saber de nosotros.
En todo este complejo entramado cuya historia tiene ya una edad de 13.700 millones de años, han pasado tantas, tantas cosas que, nosotros, que hemos surgido a la consciencia al final del transcurso de ese inmenso período de tiempo, pretendemos saber todo sobre un tiempo pasado en el que no estábamos aquí, y, estudiando las huellas que el tiempo dejó en las galaxias lejanas, pretendemos saber de toda esa historia que, en realidad, se nos escapa al entendimiento que, no es tanto como pretendemos hacer creer. Si todo marcha bien, si no ponemos los medios para nuestra propia extinción, si la Naturaleza nos respeta y no surgen sorpresas cosmológicas contra las que nada podemos hacer…, si todo eso es así, entonces, y solo entonces, podremos alcanzar ese conocimiento que perseguimos para saber, ahora sí, a ciencia cierta, de donde venimos y hacia donde vamos.
No, el hombre no viene del mono. Ambos, el chimpancé y el hombre, tienen un antepasado común que no era ni Homo ni Pan y, a partir de dicho ancestro, esas dos ramas divergieron y cada especie hizo su propio recorrido. Desde entonces, nosotros, hemos escrito una larga historia y hemos podido demostrar que, la consciencia y la Naturaleza, están en simbiosis de manera tal que, la primera, recibe mensajes de la segunda que, de manera intermitente, permite en la medida que estima oportuno, que esa mente consciente evolucione al ritmo que le es más favorable para que, de alguna manera, no se haga daño así misma. Conocimientos sí, pero, en la justa medida.
Es importante para que podamos seguir adelante que sesmos conscientes de lo poco que sabemos, de esa manera, sí estaremos preparados para avanzar. Si creemos que sabemos, nos estaremos limitando y, es bueno tener la certeza de nuestra finita capacidad para comprender y también, es bueno saber que, esa finitud, es simplemente temporal y que está en proceso de constante evolución. De la misma manera que hemos podido llegar a saber de qué están hechas las estrellas, como nacen, viven y mueren, también podremos, algún día saber, de dónde surgió, en realidad, nuestro Universo.
Nunca nadie ha sabido contarnos de manera convincente lo que el Tiempo es. El tiempo nunca se para, podríamos pensar que el presente no existe, es algo tan efímero que llega y al instante se va, es presente y es pasado que entra en el futuro que se convierte en presente y, esa noria temporal, no deja de girar nunca repitiendo esos ciclos que llamamos pasado-presente-futuro y que, en realidad, es un “ente” misterioso que lo envuelve todo, está siempre presente y ha sido y será, el único testigo ¿observador? del universo, que nunca cambia, fluye como las aguas de un río que camina hacia el Mar que, en relación al Tiempo, se llamará Futuro. Nosotros, pobres mortales, inmersos en toda esa inmensidad, ilusos y pretenciosos, queremos hacer ver que sabemos, de toda esa grandiosidad que no hemos llegado a comprender.
De alguna manera, estamos conectados al Universo del que somos parte
Nuca dejamos de pensar y, como las galaxias, también evolucionamos. Si pensamos de donde venimos y como hemos podido llegar aquí, si repasamos el recorrido que la vida hizo a lo largo de más de 3.800 millones de años hasta alcanzar la consciencia, también podremos llegar a comprender que, nuestro lugar, está en las estrellas. Al decir en las estrellas quiero significar que, la Tierra, es un simple lugar de paso, un hábitat que ha sido necesario para que, con el transcurso del Tiempo, podamos alcanzar el nivel intelectual que nos permita desplazarnos a otros mundos y, llegado el momento, conozcamos a nuestros hermanos del Cosmos. No, no estamos solos.
El concepto de tiempo está enclavado en las profundidades y conceptos más avanzados de la física y la astronomía. Sin embargo, su verdadera naturaleza permanece en el misterio. Todo acontece con el transcurrir del tiempo que es inexorable y fluye continuamente. Todo lo que existió, lo que existe y lo que existirá, está sometido a los efectos del tiempo que, acompañado de algo que se llama Entropía, hace posible que podamos ver los inevitables efectos de ese transcurrir. No podemos hablar de destrucción sino de cambios de fase, todo se transforma con el paso del tiempo, y, lo que antes era, ya no es. El transcurrir del Tiempo afecta a todo, las cosas inertes y los seres vivos, todo, sin excepción, están sometidos a esa ley que impone el Universo de que todo se transforme para que todo siga igual.
Pensemos en el nacimiento de una estrella masiva que vive durante cientos o algunos miles de millones de años. El Tiempo transcurre mientras ella se pasa la vida fusionando hidrógeno en Helio, Helio en Carbono, Carbono en Oxígeno…, y, agotado el material de fusión, se convierte en supernova, eyecta sus capas exteriores al espacio interestelar y deja sembrada una inmensa región con una bella Nebulosa de la que, con el “Tiempo”, surgirán nuevas estrellas, nuevos mundos y vida nueva. Todo lo que desapareció ha vuelto a surgir pero, ¡multiplicado! ¿Qué maravilla es esa? Podríamos decir que se ha creado ¡Entropía negativa! De la misma manera, nosotros, podemos tener descendencia múltiple, es decir, de uno de nosotros, podrán quedar aquí (cuando nos vayamos), muchos vestigios vivos de nuestro paso por el mundo que, de ninguna manera, habrá sido en vano.
Nadie sabe lo que el Tiempo es. Sin embargo, sentimos su transcurrir
Lo he referido alguna otra vez. Hace mil quinientos años que San Agustín, filosofo y sabio obispo de Hipona, preguntó: “¿qué es el tiempo?” Y se respondió a sí mismo: “Si alguien me lo pregunta, sé lo que es. Pero si deseo explicarlo, no puedo hacerlo“.
Lo cierto es que, ¡el Tiempo!, siempre ha sido, una abstracción que ha cautivado e intrigado a las mentes humanas que han intentado entenderlo en todas las vertientes y en todos los sentidos. Del tiempo, las mentes más preclaras han intentado definir, en esencia, lo que es. La verdad es que, unos con más fortunas que otros, con más interés o con mejor lógica científica dejaron sus definiciones que, de todas formas, nunca llegaron a llenar ese vacío de una explicación convincente, sencilla, que todo el mundo comprenda y que esté basada en principios naturales que nos digan su origen, su transcurrir y -si es que lo habrá-, su final, porque… ¿Es el tiempo infinito?
Según lo que creemos saber, el Tiempo nació cuando surgió el Universo -no sabemos como fue a ciencia cierta- y, desde entonces, junto con el espacio, sigue y sigue su transcurrir pero, Infinito, según las leyes de la física, no puede haber nada. Si el Tiempo, en un momento dado nació, llegará el momento, como pasa con todo lo que conocemos, en el que el Tiempo, dejará de fluir y, todo, también el Universo, quedará congelado, estático, como la imagen tomada de un paisaje que permanece inamovible para siempre pero que, en el caso que estamos tratando, la diferencia será que no habrá nadie para que lo pueda constatar, dado que, cuando todo eso suceda… ¿Dónde estaremos nosotros? ¡Si es que estamos en alguna parte!
El transcurrir del tiempo es muy subjetivo dependiendo de la situación de quien lo percibe. Un minuto puede parecer eterno o un suspiro, dependiendo del estado de felicidad o dolor de quien lo perciba. También será relativo, no pasa a la misma velocidad para todos, depende de la velocidad a que esté viajando y de qué observador lo esté midiendo, como quedó demostrado con la teoría especial de la relatividad de Einstein.
Los gemelos se despiden al comienzo del viaje y al regreso ¿Qué ha pasado?
Desde tiempos inmemoriales hemos querido medir el tiempo, el día y la noche, las estaciones, el sol, relojes de arena… Siempre hemos tratado de conformar el Tiempo a nuestras necesidades y medidas para normalizar nuestras actividades, nuestra vida cotidiana. Horarios de trabajo, señalar la hora de partida, quedar a una hora determinada… ¿Qué haríamos sin no hubiéramos racionalizado el uso del Tiempo? Hemos llegado a construirá sofisticados aparatos electrónicos o atómicos que miden el tiempo cotidiano de los humanos con una exactitud de sólo un retraso de una millonésima de un segundo cada 100 años.
Un largo espacio de Tiempo los separa: El reloj de Sol y el reloj atómico
La medida de tiempo elegida es el segundo que, en las unidades del SI tiene el símbolo s y su duración es igual a la duración de: hertzios = 9 192 631 770 períodos de la radiación correspondiente a la transición entre dos niveles hiperfinos del estado fundamental del átomo de cesio-133. Como podemos ver, la imaginación humana no tiene límites, y si nos dan el “tiempo” suficiente, quien sabe hasta donde podremos llegar. Con tiempo por delante creo que sí, que llegaremos a saber.
Todo, por grande que sea, está hecho de Quarks y Leptones
Hemos hablado del Universo, de cosas muy grandes como estrellas y galaxias pero, no debemos olvidar que, todo lo grande, está hecho de cosas muy pequeñitas. Todo lo que podemos ver a nuestro alrededor: Ríos, montañas, océanos y valles, seres vivos y las estrellas del cielo. Todo, sin excepción, está hecho de Quarks y Leptones, las partículas más pequeñas que conocemos que, juntadas en la debida proporción, forman los elementos de la materia que hacen posible la existencia de átomos, moléculas y cuerpos mayores que, inertes o vivos, todos están hechos de esa materia que llamamos bariónica, que emite radiación y deja notar su presencia a simple vista.
Los átomos se juntan para formar moléculas y etas lo hacen para formar “cosas” inanimadas o vivas
Los núcleos para formar átomos están rodeados por varios niveles de electrones y todos sabemos que un átomo es la parte más pequeña que puede existir de un elemento, es la fracción mínima de ese elemento. Consta de un denso núcleo de protones y neutrones (los nucleones) rodeados de electrones moviéndose a velocidades cercanas a las de la luz. Es lo que se conoce como estructura electrónica del núcleo y que tiene que ver con los niveles de energía que los electrones ocupan.
Una vez dejada la reseña básica de lo que es el átomo y donde están situados los electrones por capas o niveles alrededor de su núcleo, veamos el fenómeno principal de este comentario referido a ¿esquivar el tiempo?
Si algún día podemos hacer realidad viajar por el Hiperespacio…¡burlaremos el Tiempo!
Claro que, nuestra imaginación es fértil y podemos pensar, observando la Naturaleza, en otras posibilidades. Veámos: Si un fotón viajero va por el espacio a 299.792’458 Km/s, velocidad de c, golpea a un electrón situado alrededor de un núcleo, lo que ocurre trae de cabeza a los científicos que no saben explicar de manera convincente la realidad de los hechos. El electrón golpeado absorbe el fotón y, de manera inmediata, desaparece del nivel que ocupa y, sin recorrer la distancia que los separa, simultáneamente aparece en el nivel superior. De hecho, ha realizado un viaje instantáneo.
¿Podríamos imitar nosotros, alguna vez, tal maravilla?
¿Por dónde hizo el viaje? ¿En qué lugar estaba mientras desapareció? ¿Cómo pudo aparecer simultáneamente en otro lugar, sin recorrer la distancia existente entre el nivel de partida y el de llegada? Y, ¿Cómo esquivó el tiempo para que todo ocurriera simultáneamente?
Estas son preguntas que aún no podemos contestar, aunque sí es verdad que nos gusta especular con viajar en el tiempo, y lo del electrón, conocido como “efecto túnel” o salto cuántico, es una idea.
¡Menuda colección! El principal miente más que habla pero… ¿Y los otros?
Y, por hablar de cosas mundanas que, de manera directa inciden en el devenir de nuestros futuros, tenemos que decir que, si los políticos no dicen la verdad y engañan al “Pueblo Soberano”, mal irán las cosas. Todo de lo que aquí hemos hablado, ha sido posible gracias a que existen medios educativos y proyectos científicos que posibilitan el acceso a la cultura, al saber y, si eso se rompe y prima los intereses particulares sobre los generales… ¡Apaga y Vámonos! Ni la Naturaleza, tan sabia ella, podrá frenar la debacle que se nos vendrá encima.
¡Tomemos conciencia! ¡Necesitamos saber y, para ello, es necesario que primero se pongan las bases de trabajos seguros, estabilidad familiar, posibilidad de igualdad para todos… En fin, que la interferencia humana puede, hacer lo mejor y también, lo peor.
Decantémonos por lo primero.
emilio silvera