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Si encontramos vida en Marte,,, ¡Estará en el subsuelo!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (1)
No pocas veces he dejado aquí mi irea de que, en Marte, la superficie no es idónea para la vida, las temperaturas y tormentas de arena, la radiación… Sin embargo, el pasado volcánico de aquel planeta dejó muchas galarias abiertas por las corrientes de lava, y, en ellas, temperaturas soportables harán que el agua discurra líquida y transparente, que los líquenes proliferen, así como homgos y otras formas de vida, incluidas las bacterias. Si existen formas de vida más complejas, eso, lo tendremos que descibrir allí en viajes tripulados.
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En las profundidades
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Ene
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¡La Vida! ¿En las profundidades de la Tierra?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Es mucho lo que se ha especulado con la masa que contiene el Universo, a lo que los cosmólogos llaman el Omega Negro, es decir, la cantidad de materia que contiene y de lo que dependería la clase de Universo en el que vivimos, eso que llaman Densidad Crítica.
Nuestro universo podría ser plano, abierto o cerrado en función de la materia que contenga
Dado que en este apartado la ignorancia es grande, han tenido que recurrir a la “materia oscura” que sería una perfecta solución al problema. Sin embargo, como no la podemos ver, dicen que no emite radiación y sólo Gravedad se desprende de ella.
¿Quién no ha soñado alguna vez con sucesos y escenarios extraños que, al despertar, no tuvieran ningún sentido? Nuestras Mentes recorren caminos que no siempre comprendemos. Algún hecho vivido, un recuerdo, algo que nos contaron y nos impacto… Cualquier detalle puede ser la mecha que encienda nuestra imaginación que, en sueños, trata de revivir aquello que nos impacto de alguna manera.
Hablemos de la vida en las profundidades de la Tierra
En la aventura que nos contaba Julio Verne en su libro Viaje al centro de la Tierra, el famoso escritor de imaginación desbordante narra la historia de una espedidón al centro de la Tierra. Los exploradores untrépidos y arriesgados aventureros descubren, con asombro, todo un mundo nuevo debajo de la superficie del planeta al que llegan recorriendo galerías sin fin y manantiales de aguas subterráneas que, en alguna ocasión, estaban poblados por extraños seres.
Increíbles mares interiores poblado de terroríficos peses y y vientos huracanados
Grandes cavernas subterráneas donde habitaban exóticos animales y seres vivos del reino vegetal de enormes dimensiones. Por desgracia, la historia de Verne contradecía la evidencia geológica de su época. Se sabe muy bien que profundidad significa caliente: la temperatura puede aumentar hasta 20 grados Celsius por cada kilómetro que se descienda y la vida, resultaría imposible para la mayoría de los organismos.
Aquellos horribles peces querían comerse a los personajes de la barza que trataban de llegar a tierra firme
Así que, aquella historia que de niños nos transportaba al mundo mágico de las entrañas de la Tierra, en realidad, habría sido de imposible realidad por una expedición de humanos. El gradiente de temperatura continúa dentro de la corteza de la Tierra y atraviesa su manto fundido para llegar al núcleo en donde la temperatura asciende a más de 3.000 grados Celsius. Cualquier viaje al Centro de la Tierra significaría una incineración segura para los intrépidos (¿o locos?) expedicionarios. El sueño de Verne de que podía existir vida bajo la superficie de la Tierra parecía ridículo.
Sus aguas rojas, muy ácidas, y de alto contenido en metales pesados sobre todo hierro, contienen oxígeno, que permite la vida de organismos fotosintéticos y … Los de la NASA estuvieron aquí una temporada estudiando el terreno y los formas de vida que podrían vivir ahí. Los Robots que sumergieron cogieron muestras de algunas de esas extrañas formas de vida que, posiblemente, podrían estar también en Marte.
No pocas veces, llevado por la curiosidad, he paseado por estos entornos “marcianos” que, en algunos lugares, te hacen pensar que, verdaderamente estás en otro mundo. Sin embargo, cuando miras hacia arriba y puedes contemplar la atmósfera y el cielo azul… ¡Vuelves a la Tierra!
Un proyecto de la NASA buscó vida en las aguas letales del Río Tinto y en el subsuelo de aquel pueblo de la Sierra de en Huelva. Sus similitudes con el planeta Marte nos podía enseñar lo que allí podríamos encontrar. Los trabajos comenzaron con la perforación más profunda hecha jamás en Riotinto. El objetivo era encontrar una bolsa subterránea de agua donde los responsables de la investigación esperaban encontrar una colonia de organismos nunca antes observados. De bacterias capaces de alimentarse a base de hierro y que no necesitaban ni luz ni oxígeno atmosférico para sobrevivir. Los expertos creían que estos seres vivos colonizaron Riotinto desde las profundidades, dando a la zona su inconfundible paisaje extraterrestre de ríos rojos y laderas amarillas debido a la alta concentración de ácido sulfúrico que generan al alimentarse de pirita.
Microorganismos en el sustrato
Los biólogos tienen conocimiento desde hace mucho tiempo de que el mantillo contiene bacterias y de que las cuevas de piedra caliza pueden estar habitadas por organismos especialmente adaptados. Pero , aparte de estas excepciones, se decretó que el planeta estaba muerto por debajo del suelo. La misma era la opinión dominante respecto a las profundidades oceánicas.
Caracol abisal. Todos conocemos de las extrañas criaturas que viven en las profundidades de los océanos y que, no dejan de sorprendernos cada vez que hallamos nuevas y exóticas criaturas cuyas configuraciones morfológicas van siempre, más halla de lo que nuestra imaginación pudo dibujar en nuestras mentes.
El Pez anzuelo y el Calamar Vampiro
Gusanos gigantes de tubo
Araña de mar
Rape /Caulopphrvtne)
Pez linterna cornudo (Centrophryne spinulosa)
La lista sería interminable. Algunos dicen que, el único lugar habitado que sigue siendo un misterio para el ser humano son los océanos abisales. Allí, en la oscuridad perpetua, acaba de ser descubierto un fantástico ecosistema con extraordinarios seres vivos capaces de vivir sin luz, a temperaturas extremadamente elevadas y en un ambiente muy tóxico, por las grandes chimeneas volcánicas que hay en el fondo oceánico. El hallazgo ha tenido lugar en el South West Indian Ridge, en el Océano Índico, a 2.700 metros de profundidad, gracias a la expedición Dragon Vent que (en la que no participó Julio Verne y, sin embargo, participa de alguna manera)
Es el pez favorito de internet, un encantador de las profundidades con una cara que solo la Madre Tierra podría amar.
Aún así, el pez borrón o “blobfish”, un gordete perezoso relativamente novedoso para la ciencia, ha hechizado a los humanos, que inventan memes, juguetes blandos y emoticonos inspirados en él.
“Nada podría sobrevivir -decían- , por debajo de la “zona fótica” las capas del océano iluminadas por la luz solar. El descubrimiento de ecosistemas en los húmeros megros cambió todo eso.
Fuente hidrotermal y gusanos de tubo en las profundidades
Existe la hipótesis de que la vida haya surgido precisamente en estos humeros, en vez de en la superficie del océano. Yo pienso que es una posibilidad plausible, ya que es un medio tan activo como el medio superficial de aquel tiempo: hay vulcanismo, contraste de materiales y temperaturas… Hace algunos años nadie hubiera dicho que el fondo oceánico, un medio tan extremo, pudiese albergar semejantes ecosistemas. Pero si algunos super-microbios pueden vivir varios kilómetros de profundidad najo el mar, ¿no podrían existir también bajo la tierra?
El primer científico en difundir públicamente la opinión de que la vida podría florecer a gran profundidad debajo de la Tierra parece haber sido un geólogo de Chicago llamado Edsom Bastin, allá por los años veinte. Bastin se preguntaba por qué las aguas extraídas de los campos de petróleo contenía sulfuro de hidrógeno. Él sugirió que el gas podría haber sido producido por bacterias reductoras de sulfato que viven a gran profundidad en las bolsas de petróleo.
Halladas pruebas en la profundidad terrestre que podrían ser las formas de vida que viven en ese ámbito
Lo cierto es que, por todas partes, están presentes múltiples indicadores de actividad biológica a gran profundidad por debajo de la superficie de la Tierra. Esa hubiera sido la realidad en los tiempos de Verne si los geólogos hubieran sabido buscar de manera adecuada. Hasta los años sesenta no se descubrieron depósitos minerales subterráneos que parecían haber sido precipitados por microbios. Hierro, Azufre, Manganeso, Zinc y otras sustancias que se sabía eran utilizadas por las bacterias, aparecían concentradas en forma sospechosa. De hecho, un estudiante australiano de la Universidad de Londres, Lloyd Hanilton, descubrió formas inequívocas de microbios fósiles en vetas de mineral de jaspe. Él concluyó que éstas eran vestigios de microbios precipitadores de hierro que se habçían hecho un hogar en los poros de las rocas.
Martialis heureka, hormiga ciega adaptada a la vida subterránea, de aspecto tan extraño que también es llamada “hormiga marciana”. No deberíamos sorprendernos al hallar formas extrañas de vida en lugares imposibles y en los que ni podíamos imaginar que existieran.
A pesar de la evidencia creciente de la vida subterránea, la opinión dominante de que la corteza de la Tierra es estéril no empezó realmente a cambiar hasta finales de los años sesenta. Los gobiernos trataban de investigar sobre la reducción de los residuos nucleares, cómo eliminarlos. El material radiactivo había sido enterrado en estratos profundos sobre la hipótesis de que nada podría sucederle. Sin embargo, estudios del agua subterránea ya habían sugerido que las bacterias ya podrían aquellos depósitos del subsuelo, y muestras de rocas extraídas de sondeos revelaban señales de tal presencia del mundo bacteriano y, si los microbios podían invadir los acuíferos profundos también podrían entrar en los vertederos nucleares subterráneos y corroer los recipientes contenedores para liberar, con el tiempo, los residuos. Preocupaciones análogas invadieron el mundo del petróleo cuando se descubrió que, de la misma manera, las bacterias también podían filtrarse en las reservas de crudo y corromperlos.
Ya se han descubierto bacterias que se alimentan de desechos nucleares… ¿Mutarán?
Cada ser vivo, dentro de su entorno, busca el medio de cubrir sus necesidades metabólicas y, en algunos casos, lo hacen de la manera más asombrosa que podamos imaginar. Colonias de miles de millones de estos dimunutos “personajillos” proliferan en los lugares más increíbles de la Tierra, los océanos y las profundidas terres…también se han localizado en la atmósfera a respetables alturas. El estudio de lo que cada una de ellas pueden hacer, no sólo es fascinante sino que, en no pocas ocasiones, hacen posible que nosotros, los humanos, podamos estar tan cómodamente instalados en un planeta de cuya atmósfera y medio ambiente, son responsables los diminutos procariotas.
Todos recordareis aquellos que, bautizados como Bacillus infernus, fueron encontrados en profundos pozos de más de 3 km de profundidad en los sedimentos del Triásico en la cuenca Taylorsville en Virginia, Estados Unidos. Descubrieron hiper-termófilos únicos en forma de bastón, entre los que se incluían los antes nombrados.
Nanobacterias halladas en el polvo ambiental
El telescopio Hubble, de la NASA, tomó la imagen –abajo– del paso de las nubes sobre las islas de Cabo Verde, en África Occidental. La agencia espacial norteamericana también participa en la elaboración de mapas térmicos sobre circulación atmosférica y corrientes oceánicas –izquierda-
¿Quién dijo que la atmósfera era un medio estéril, carente de vida? Multitud de bacterias, virus, hongos y otros microorganismos viajan por el aire o habitan en las formaciones nubosas y juegan un papel activo en la formación de lluvias y otros fenómenos atmosféricos.
Está claro a partir de todos los descubrimientos llevados a cabo que, la Tierra posee un submundo viviente generalizado cuya basta extensión sólo ahora se está revelando. Si las bacterias proliferan a una profundidad de medio kilómetro o más, como los exámenes sugieren, entonces, sumando sobre todo el planeta, ellas darían parte del diez por ciento de toda la biomasa de la Tierra. Y, la estimación podría ser mayor, ya que, se sospecha que, a mayor profundidad también podrían estar presentes estos “seres diminutos” que aguantan temperaturas de más de 110 grados Celsius (en unos 4 kilómetros de profundidad).
Desde la especulación informal de Darwin de que la vida empezó en alguna pequela charca caliente, la sabiduría convencional ha consistido en que la vida es y siempre fue un fenómeno de superficie. El descubrimiento de la Biosfera profunda y caliente ha alterado espectacularmente esta visión. Si la vida puede florecer muy por debajo de la superficie de la Tierra, quizá deberíamos mirar hacia abajo en busca el crisol en el que se forjó el primer ser vivo.
¿Os acordáis cuando salió aquella noticia? “Unas raras criaturas aparecen varios kilómetros bajo la superficie de la Tierra. Las especies, entre ellas una jamás vista antes, soportan temperaturas de hasta 48 grados en las profundidades donde no se creía posible que existiera la vida compleja. Desde su descubrimiento hace más de dos décadas, la biosfera del subsuelo profundo ha sido considerada como el reino de los organismos unicelulares, un reino que se extiende más de tres kilómetros bajo la corteza de la Tierra. Las limitaciones de temperatura, energía, oxígeno y el espacio parecían excluir la posibilidad de una vida más compleja. Los científicos no creían que organismos multicelulares podrían vivir en esas profundidades, pero se equivocaban.
Según los expertos, parecen que son varias las razones por las que un lugar en el subsuelo marino -o, mejor aún, en los sedimentos rocosos bajo el mismo- parece el emplazamiento natural más prometedor para el origen y la evolución temprana de la vida. La más obvia concierne a la continua amenaza de impactos cósmicos que proliferan en aquellos primeros momentos cuando la Tierra era joven. La violencia del intenso bombardeo habría esterilizado efectivamente la superficie de la Tierra una y otra vez. Con rocas vaporizadas haciendo hervir los océanos y fundiendo la Tierra, las condiciones habrían sido letales al menos hasta una profundidad de decenas de metros. Sin embargo, a más profundidad, los organismos habrían podido soportar incluso los mayores impactos.
Así, de alguna manera, Julio Verne se salía con la suya aunque, de una manera menos deslumbrante y con escenarios muy diferentes a los que el nos ofrecía en sus magíificos relatos.
Al final resulta que, el visionario Verne, podía llevar razón y, la Vida, sí estaba presente en las profundidades de la Tierra aunque, con menos fantasía de la que el volcó en sus historia. Seguramente, le habría encantado poder ver alguna de esas películas que han proliferado para hacernos disfrutar con sus historias “hechas realidad” en el cine.
¡La Vida! Según la entiendo, se abrirá paso en cualquier medio que le de la más mínima oportunidad.
emilio silvera