Ene
22
En nuestro Universo… ¡Nada permanece!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (1)
Cuando la Luna estaba tan cerca de la Tierra que un día duraba 18 horas
¿Cree que no hay suficientes horas en el día para hacer todo lo que tiene que hacer? Pues no se preocupe, porque los científicos tienen una buena noticia que darle: los días en nuestro planeta son cada vez más largos. El motivo es que la Luna se aleja de nosotros a una velocidad de 3.82 centímetros por año .
Un nuevo estudio que reconstruye la historia profunda de la relación de nuestro planeta con la Luna muestra que hace 1.400 millones de años, un día terrestre duraba poco más de 18 horas . La causa se encuentra en que nuestro satélite natural estaba más cerca y cambiaba la forma en que la Tierra giraba alrededor de su eje.
“A medida que la Luna se aleja , la Tierra es como una patinadora giratoria que reduce la velocidad al estirar los brazos», explica Stephen Meyers, profesor de geociencia en la Universidad de Wisconsin-Madison y coautor del estudio publicado esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) “
La Tierra gira sobre sí misma a 1.700 Km/h, y, alrededor del Sol, a 107.000 Km/h. No lo percibimos porque el movimiento es constante, ni acelera ni desacelera
El movimiento de la Tierra en el espacio está influenciado por otros cuerpos astronómicos que ejercen fuerza sobre él , como otros planetas y la Luna. Esto ayuda a determinar las variaciones en la rotación de la Tierra sobre su eje, y en la órbita que traza alrededor del Sol.
Estas variaciones se conocen colectivamente como ciclos de Milankovitch y determinan dónde se distribuye la luz solar en la Tierra, lo que también significa que determinan los ritmos climáticos de nuestro mundo. Científicos como Meyers han observado este ritmo climático en el registro de las rocas, que abarca cientos de millones de años.
En nuestro Universo, todo se mueve, nada está estático. Todo lo material está hecho de Quarks y Leptones que forman átomos y, los ´átomos se mueven a velocidades inimaginables. De la misma manera que la Tierra se mueve sobre sí misma y alrededor del Sol, el Sistema solar lo hace en la Galaxia, gira alrededor del núcleo de la Vía Láctea a unos 792.000 kilómetros por hora, aunque a pesar de esa aparentemente descomunal velocidad tarda unos 225 millones de años en completar una órbita.
Los días durarán más a medida que la Luna se aleje de la Tierra
De las cinco horas que duraban los días cuando la Luna estaba muy cerca de la Tierra, hemos pasado a 24. Y seguirán alargándose hasta que duren un mes, varios y más, hasta ser eternos y una cara de la Tierra sea siempre de día y otra esté en tinieblas.
-No habrá mareas.
La Luna es la causante de las mareas y mueve el agua de los océanos
Las mareas son esas oscilaciones cíclicas de las grandes masas de agua ligadas a la rotación de la Tierra con una frecuencia aproximada de medio día. Pero hace millones de años no eran como hoy las conocemos. Eran gigantescas, mil veces superiores a las que tenemos hoy.
En vez de retirarse en las mareas bajas o adentrarse en tierra en las altas algunos metros, las aguas retrocedían o avanzaban kilómetros, como si fueran auténticos tsunamis. Cuando la Luna se aleje, ejercerá una menor fuerza de gravedad y las mareas desaparecerán. Los océanos serán algo así como sopas gigantescas y se producirán grandes cambios en el clima.
-El eje terrestre oscilará.
La Luna mantiene el eje de la Tierra estable, con una inclinación de 23º que permite que existan las estaciones tal y como las conocemos. Cuando esté más lejos, el eje terrestre se desestabilizará, oscilará 90º, provocando el intercambio de lugar entre los polos y el ecuador y, en consecuencia, unos cambios climáticos que podrían ser brutales, con veranos infernales en los que se superarían los 100ºC y unos inviernos heladores con temperaturas por debajo de los -80ºC.
Lo anterior es sólo un ejemplo de lo que pasará con el paso del Tiempo. de la misma manera, otros objetos cosmológicos cambian para convertirse en lo que antes no eran. Por ejemplo, las estrellas evolucionan y, cuando agotan su combustible nuclear de fusión, dejan la Secuencia Principal para convertirse en otra cosa dependiendo de sus masas.
Nuestro Sol, dentro de 5.000 M de años, se convertirá en una gigante roja que, engullirá a los planetas Mercurio y Venus, de la Tierra quedará tan cerca que subirán las temperaturas y los océanos se evaporarán, la vida desaparecerá tal como la conocemos.
Tampoco la Gigante roja será eterna, y, llegado un momento, arrojará sus capas exteriores al Espacio para formar una Nebulosa planetaria. El resto de la masa de la estrella quedará a merced de la Gravedad que la comprimirá más y más, hasta que, por el Principio de exclusión de Pauli, los electrones (que son fermiones), se degeneran y comienzan a moverse a velocidades relativistas frenando a la Gravedad. Entonces, aquella ingente masa quedará convertida en una estrella enana blanca que radiará violentamente en el ultravioleta, ionizando a la Nebulosa planetaria que la rodea.
Esto podría quedar cuando llegue la “muerte” del Sol- Otro ejemplo de que en el Universo todo es cambiante y nada permanece. Nosotros, los seres vivos, tampoco somos una excepción, y, cuando nos vayamos, nuestros átomos pasarán de nuevo a formar parte de alguna estrella, lugar del que procedemos.
emilio silvera
Ene
22
Seguimos con las Constantes Universales
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Está claro (ahora), que el Universo es como es gracias a una serie de números que llamamos Constantes Universales, esos parámetros naturales que no cambian bajo ninguna situación. Y, se ha llegado a la conclusión que, gracias a esas constantes, la Vida está presente en el Universo. Si alguna de ellas variara aunque sólo fuera una diez millonésima, muchas de las cosas que ahora existen no podrían hacerlo, de entre ellas… ¡La Vida!
Ene
22
¿Cuestiones que nunca podremos saber?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (7)
https://youtu.be/n4w8GNrV_2U
Una cosa que debemos tener clara es que, sobre la existencia de Dios existen tantas cosas a favor como en contra. Vemos como funciona el Universo y pensamos que tal maravilla es imposible que sea posible sin que un Gran Creador lo haya hecho posible, y, por otra parte, vemos las miserias del mundo, las injusticias, los sucesos fortuitos y, podemos pensar que, de haber un Ser superior, no permitiría ciertas calamidades que aquejan a criaturas inocentes.
Mirando la Historia, una mirada al Pasado, nos muestra como, nuestros ancestros, cuando no sabían explicar alguna cuestión que se salía de sus escasos conocimientos, de manera automática, echaban mano de las divinidades para explicar el suceso. ¿Les pasará eso mismo hoy a muchos personajes?
Sobre el tema se han gastado ríos de tinta, tanto en contra como a favor, y, los más grandes filósofos han dejado constancia de sus pensamientos en este sentido, un ejemplo sobresaliente es el de Bertrand Russell en su obra ¿Por qué no soy cristiano?
“En esta obra lord Bertrand Russell, uno de los pensadores más lúcidos e influyentes que ha dado el siglo XX, reúne catorce ensayos escritos entre 1899 y 1954. En ellos expone y desarrolla los motivos de su agnosticismo, rebate los argumentos tradicionales del cristianismo, identifica el miedo como uno de los fundamentos principales de la religión cuestiona las contribuciones de la religión a la felicidad del ser humano y critica muy duramente los planteamientos del cristianismo en cuestiones sexuales. Por qué no soy cristiano es una de las más conmovedoras y convincentes defensas del no creyente que se han escrito desde los días de Hume y Voltaire.”
Ene
22
El Universo y sus reglas para la presencia de la Vida
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (1)
Lo mismo que nos pasa con las distancias existentes en el Universo, lo que ocurre con el Tiempo que, por muchas vueltas que le demos no llegamos a comprenderlo, tampoco podemos comprender (al menos de manera total y científica), las enormes maravillas presentes en nuestro mundo (en los mundos), la variedad de exóticos objetos que, llenos de energía, pululan por el Universo inmenso, la variedad de formas, colores y olores, las diferentes formas de vida…
Todo esto nos tendría que hacer pensar, preguntarnos ¿Cómo es todo eso posible? ¿Cómo se produjeron tales maravillas? ¿Será cierto lo de aquella Gran Explosión que fue el comienzo de todo, o, al menos un nuevo comienzo de lo que antes había?
Supereón | Eón | Era | Periodo | Inicio, en millones de años |
---|---|---|---|---|
Fanerozoico | Cenozoico | Cuaternario | 2,588 | |
Neógeno | 23,03 | |||
Paleógeno | 66,0 | |||
Mesozoico | Cretácico | ~145,0±0,8 | ||
Jurásico | 201,3±0,2 | |||
Triásico | 252,2±0,5 | |||
Paleozoico | Pérmico | 298,9±0,2 | ||
Carbonífero | 358,9±0,4 | |||
Devónico | 419,2±3,2 | |||
Silúrico | 443,4±1,5 | |||
Ordovícico | 485,4±1,9 | |||
Cámbrico | 538,8±0,2 | |||
Precámbrico | Proterozoico | Neoproterozoico | Ediacárico | ~635 |
Criogénico | 850 | |||
Tónico | 1000 | |||
Mesoproterozoico | Esténico | 1200 | ||
Ectásico | 1400 | |||
Calímico | 1600 | |||
Paleoproterozoico | Estatérico | 1800 | ||
Orosírico | 2050 | |||
Riácico | 2300 | |||
Sidérico | 2500 | |||
Arcaico | Neoarcaico | 2800 | ||
Mesoarcaico | 3200 | |||
Paleoarcaico | 3600 | |||
Eoarcaico | 4000 | |||
Hádico | ~4600 |
Si miramos hacia atrás en el Tiempo, podemos rememorar todas esas Épocas o Eras por las que ha pasado nuestro planeta Tierra en los 4.600 M de años de su vida. Muchas son las historias que podríamos contar, las especies que representaron alguna forma de vida y que se extinguieron y las nuevas que llegaron. Nosotros, en realidad, si nos situamos en el contexto temporal del Universo, sólo llevamos aquí el Tiempo que tarda el ojo en parpadear. Siendo eso así, no podemos por más que sentirnos satisfechos de los muchos logros alcanzados, ya que, de estar encerrados en las grutas huyendo del frío y de los peligros de la noche, ahora estamos tonteando con llegar a las estrellas.
Una cosa es cierta: A pesar de los logros alcanzados, sabemos menos de lo que creemos que sabemos, las preguntas siguen siendo más que las respuestas, y, si queremos comprender lo que el Universo es, nuestras mentalidades deben abrirse a nuevas ideas aunque a veces, nos puedan parecer descabelladas.
Ene
22
¿Tiene algún sentido nuestra presencia en el Universo?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Universo y la Mente
Sí, de alguna manera que aún no hemos podido discernir, nuestras mentes están estrechamente unidas a un Universo del que forma parte esencial, una parte que piensa. Pero, el sentido que pueda tener nuestra presencia aquí (si es que tiene alguno), lo desconocemos.
“Más allá de las fuerzas que rigen y dominan la existencia, el universo posee una serie de constantes que lo caracterizan. Al menos desde el punto de vista de los seres humanos. Estas constantes, si bien no son las únicas, ya que comparten espacio con el resto de constantes fundamentales, son medidas que siempre han estado ahí. Si estas cambiaran lo más mínimo, el universo, tal y como lo entendemos, también lo haría. Pero cuidado, que no nos referimos a sus valores, algo que también cambiaría todo lo que conocemos.”
“A día de hoy, las constantes universales son la velocidad de la luz en el vacío, que sustituye al metro; la constante de Planck, que sustituiría al kilogramo; el número de Avogadro, que reemplazaría al mol; la eficacia luminosa, que supliría a la candela; la constante de Boltzmann, que relevaría al Kelvin y el segundo de un reloj atómico de cesio para el segundo tradicional. Estos valores se ajustan mucho mejor a las necesidades y medidas físicas, pero recordemos que no son las únicas que le dan «vida» al Universo.”
¿Quién nos observa? No podríamos negar que esté sucediendo
¡Son tantas las estrellas y los mundos que ¿Cómo podemos negar que nos observen?
No todos los planetas que alberguen alguna clase de vida, ni en nuestra Galaxia ni en otras lejanas, tienen que ser como la Tierra. Existen planetas en los que se nos encogería el corazón por su aspectos terrorífico y de inhabitable naturaleza, mientras que otros, nos parecerían una fantasía sacada de esos cuentos de hadas que de niños podíamos leer, tal es su belleza natural. En la Tierra tenemos muchas imágenes de lugares que hacen honor a ese pensamiento. Nos asombraría poder descubrir que, en lugares que nos parecerían imposibles para la vida… ¡Allí estaría!
“Hay pequeñas enanas rojas (tipo M), enanas naranjas (K), enanas amarillas (G) como el Sol, estrellas blancas (F y A) y grandes estrellas azules (B y O). Una enana roja es muy pequeña y fría estrella de la secuencia principal, dosifican meticulosamente el combustible para prolongar su vida decenas de miles de millones de años.”
De la misma manera que existen estrellas de mil tipos diferentes, así ocurre con los mundos que podemos encontrar repartidos por el universo orbitando estrellas que los configuran de mil diferentes maneras. Si nos fijamos en nuestro planeta que ha hecho posible nuestra presencia aquí, en el que junto a miles de otras especies hemos evolucionado, veremos que se han dado unas condiciones específicas para que todo eso sea posible.
Antes en otra entrada que titulé “Observar la Naturaleza… da resultados”, comentaba sobre los grandes números de Dirac y lo que el personaje llamado Dicke pensaba de todo ello y, cómo dedujo que para que pudiera aparecer la biología de la vida en el Universo, había sido necesario que el tiempo de vida de las estrellas fuese el que hemos podido comprobar que es y que, el Universo, también tiene que tener, no ya las condiciones que posee, sino también, la edad que le hemos estimado.
Los filamentos de un remanente de Supernova que, mirándolos y pensando de donde vienen… Te hacen recorrer unos caminos alucinantes que comenzaron con una inmensa aglomeración de gas y polvo que se constituyó en una estrella masiva que, después de vivir millones de años, dejó, a su muerte, el rastro que arriba podemos contemplar.
Para terminar de repasar la forma de tratar las coincidencias de los Grandes Números por parte de Dicke, sería interesante ojear retrospectivamente un tipo de argumento muy similar propuesto por otro personaje, Alfred Wallace. Wallace era un gran científico que, como les ha pasado a muchos, hoy recibe menos reconocimiento del que se merece.
Fue él, antes que Charles Darwin, quien primero tuvo la idea de que los organismos vivos evolucionan por un proceso de selección natural. Afortunadamente para Darwin, quien, independientemente de Wallace, había estado reflexionando profundamente y reuniendo pruebas en apoyo de esta idea durante mucho tiempo, Wallace le escribió para contarle sus ideas en lugar de publicarlas directamente en la literatura científica. Pese a todo, hoy “la biología evolucionista” se centra casi por completo en las contribuciones de Darwin.
Wallace tenía intereses muchos más amplios que Darwin y estaba interesado en muchas áreas de la física, la astronomía y las ciencias de la Tierra. En 1903 publicó un amplio estudio de los factores que hace de la Tierra un lugar habitable y pasó a explorar las conclusiones filosóficas que podrían extraerse del estado del Universo. Su libro llevaba el altisonante título de El lugar del hombre en el Universo.
Wallace propuso en 1889, la hipótesis de que la selección natural podría dar lugar al aislamiento reproductivo de dos variedades al formarse barreras contra la hibridación, lo que podría contribuir al desarrollo de nuevas especies.
“Wallace, Alfred Russell (1823-1913), naturalista británico conocido por el desarrollo de una teoría de la evolución basada en la selección natural. Nació en la ciudad de Monmouth (hoy Gwent) y fue contemporáneo del naturalista Charles Darwin. En 1848 realizó una expedición al río Amazonas con el también naturalista de origen británico Henry Walter Bates y, desde 1854 hasta 1862, dirigió la investigación en las islas de Malasia. Durante esta última expedición observó las diferencias zoológicas fundamentales entre las especies de animales de Asia y las de Australia y estableció la línea divisoria zoológica -conocida como línea de Wallace- entre las islas malayas de Borneo y Célebes. Durante la investigación Wallace formuló su teoría de la selección natural. Cuando en 1858 comunicó sus ideas a Darwin, se dio la sorprendente coincidencia de que este último tenía manuscrita su propia teoría de la evolución, similar a la del primero. En julio de ese mismo año se divulgaron unos extractos de los manuscritos de ambos científicos en una publicación conjunta, en la que la contribución de Wallace se titulaba: “Sobre la tendencia de las diversidades a alejarse indefinidamente del tipo original”. Su obra incluye El archipiélago Malayo (1869), Contribuciones a la teoría de la selección natural (1870), La distribución geográfica de los animales (1876) y El lugar del hombre en el Universo (1903).”
Pero sigamos con nuestro trabajo de hoy. Todo esto era antes del descubrimiento de las teorías de la relatividad, la energía nuclear y el Universo en expansión. La mayoría de los astrónomos del siglo XIX concebían el Universo como una única isla de materia, que ahora llamaríamos nuestra Vía Láctea. No se había establecido que existieran otras galaxias o cuál era la escala global del Universo. Sólo estaba claro que era grande.
Wallace estaba impresionado por el sencillo modelo cosmológico que lord Kelvin había desarrollado utilizando la ley de gravitación de Newton. Mostraba que si tomábamos una bola muy grande de materia, la acción de la gravedad haría que todo se precipitara hacia su centro. La única manera de evitar ser atraído hacia el centro era describir una órbita alrededor. El universo de Kelvin contenía unos mil millones de estrellas como el Sol para que sus fuerzas gravitatorias contrapesaran los movimientos a las velocidades observadas.
En el año 1901, Lord Kelvin solucionó cualitativa y cuantitativamente de manera correcta el enigma de la oscuridad de la noche en el caso de un universo transparente, uniforme y estático. Postulando un universo lleno uniformemente de estrellas similares al Sol y suponiendo su extensión finita (Universo estoico), mostró que, aun si las estrellas no se ocultan mutuamente, su contribución a la luminosidad total era finita y muy débil frente a la luminosidad del Sol. El demostró también que la edad finita de las estrellas prohibió la visibilidad de las estrellas lejanas en el caso de un espacio epicúreo infinito o estoico de gran extensión, lo que contestó correctamente al enigma de la oscuridad.
Lo intrigante de la discusión de Wallace sobre este modelo del Universo es que adopta una actitud no copernicana porque ve cómo algunos lugares del Universo son más propicios a la presencia de vida que otros. Como resultado, sólo cabe esperar que nosotros estemos cerca, pero no en el centro de las cosas.
Wallace da un argumento parecido al de Dicke para explicar la gran edad de cualquier universo observado por seres humanos. Por supuesto, en la época de Wallace, mucho antes del descubrimiento de las fuentes de energía nuclear, nadie sabía como se alimentaba el Sol, Kelvin había argumentando a favor de la energía gravitatoria, pero ésta no podía cumplir la tarea.
En la cosmología de Kelvin la Gravedad atraía material hacia las regiones centrales donde estaba situada la Vía Láctea y este material caería en las estrellas que ya estaban allí, generando calor y manteniendo su potencia luminosa durante enormes períodos de tiempo. Aquí Wallace ve una sencilla razón para explicar el vasto tamaño del Universo.
“Entonces, pienso yo que aquí hemos encontrado una explicación adecuada de la capacidad de emisión continuada de calor y luz por parte de nuestro Sol, y probablemente por muchos otros aproximadamente en la misma posición dentro del cúmulo solar. Esto haría que al principio se agregasen poco a poco masas considerables a partir de la materia difusa en lentos movimientos en las porciones centrales del universo original; pero en un período posterior serían reforzadas por una caída de materia constante y continua desde sus regiones exteriores a velocidades tan altas como para producir y mantener la temperatura requerida de un sol como el nuestro, durante los largos períodos exigidos para el continuo desarrollo de la vida.”
Vallace ve claramente la conexión entre estas inusuales características globales del Universo y las condiciones necesarias para que la vida evolucione y prospere en un planeta como el nuestro alumbrado por una estrella como nuestro Sol. Wallace completaba su visión y análisis de las condiciones cósmicas necesarias para la evolución de la vida dirigiendo su atención a la geología y la historia de la Tierra. Aquí ve una situación mucho más complicada que la que existe en astronomía. Aprecia el cúmulo de accidentes históricos marcados por la vía evolutiva que ha llegado hasta nosotros, y cree “improbable en grado máximo” que el conjunto completo de características propicias para la evolución de la vida se encuentre en otros lugares. Esto le lleva a especular que el enorme tamaño del Universo podría ser necesario para dar a la vida una oportunidad razonable de desarrollarse en sólo un planeta, como el nuestro, independientemente de cuan propicio pudiera ser su entorno local:
“Un Universo tan vasto y complejo como el que sabemos que existe a nuestro alrededor, quizá haya sido absolutamente necesario … para producir un mundo que se adaptase de forma precisa en todo detalle al desarrollo ordenado de la vida que culmina en el hombre.”
Hoy podríamos hacernos eco de ese sentimiento de Wallace. El gran tamaño del Universo observable, con sus 1080 átomos, permite un enorme número de lugares donde puedan tener lugar las variaciones estadísticas de combinaciones químicas que posibilitan la presencia de vida. Wallace dejaba volar su imaginación que unía a la lógica y, en su tiempo, no se conocían las leyes fundamentales del Universo, que exceptuando la Gravedad de Newton, eran totalmente desconocidas. Así, hoy jugamos con la ventaja de saber que, otros muchos mundos, al igual que la Tierra, pueden albergar la vida gracias a una dinámica igual que es la que, el ritmo del Universo, hace regir en todas sus regiones. No existen lugares privilegiados.
Siempre hemos tratado de saber, cuál sería nuestro lugar en el Universo, no ya en relación a la situación geográfica, sino referido a esa fascinante historia de la vida que nos atañe a los humanos, la única especie conocida que, consciente de su Ser, libera pensamientos y formula preguntas que, hasta el momento, nadie ha sabido contestar.
emilio silvera