Feb
4
Rumores del saber del Mundo
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Abū Bakr Muhammad ibn Zakarīyā al-Rāzī – médico, filósofo y erudito persa. Arriba la tapa de su famoso libro de medicina
La gran obra de al-Razi fue el al-Hawi (El libro exhaustivo), una enciclopedia de veintitrés volúmenes de conocimientos médicos griegos, árabes, pre-islámicos, indios e incluso chinos.
“Al-Razi, en árabe, ابو بکر محمد بن زكريا الرازی Abū Bakr Muhammad ibn Zakarīyā al-Rāzī; en persa: زكريای رازی Zakarya-ye Razi, en latín, Rhazes o Rasis (865 – 925), fue un sabio, médico, filósofo, farmacólogo, neurólogo, cirujano, humanista, padre de la pediatría, humanista y erudito persa que realizó aportes fundamentales y duraderos a la medicina, la química y la física, escribiendo más de 200 tratados científicos, muchos de los cuales tuvieron un gran impacto en la medicina europea. Escribió prácticamente en todos los campos de la medicina.”
“Fue uno de los grandes pensadores del islam y de la humanidad. Dejó un legado precioso a la cultura universal. Algunos historiadores lo destacan como el “padre de la pediatría” por haber escrito el primer tratado exclusivo sobre esta especialidad. Sus escritos sobre enfermedades infecciosos han sido reconocidos como los primeros enfoques científicos en ese campo. George Sarton lo destacó como “el médico más grande del Islam y la Edad Media”.
“Estudió en Bagdad, donde había avanzados hospitales y bibliotecas importantes, practicó en el bimaristan (hospital) local. Sus estudios abarcaron la medicina, la alquimia, la filosofía, las matemáticas y la física. Al regresar a su ciudad natal, fue director del hospital municipal, pero regresó pronto a Bagdad al ser designado director de un nuevo e importante hospital que llevaba el nombre de su fundador al-Muʿtaḍid (m. 902 d. C.), y donde fue el primero en poseer una sección para los enfermos mentales.
Enseñó e investigó en La Casa de la Sabiduría, donde atraía a un gran número de estudiantes de todas las disciplinas. A la hora de enseñar, tanto al-Nadfm como al-Qifti, nos relatan que él disponía a los estudiantes en círculos en torno a él y que cuando él llegaba proponía una cuestión científica a los más próximos; si estos no daban con la respuesta adecuada la pregunta pasaba al segundo círculo, y así sucesivamente hasta que si, finalmente, ninguno de los asistentes encontraba una solución al problema el mismo al-MS respondía.”
El otro gran médico musulmán fue Ibn Sina, a quien conocemos mejor por su nombre latinizado, Avicena. Al igual que al-Razi, Avicena escribió doscientos libros, destacando la obra más famosa al-Qanun (El canon) muy documentado e importante tratado.
“En los sultanatos surgidos de la desmembración del califato de Bagdad, las artes y las ciencias adquieren gran esplendor en el siglo XI. Los estudios de un médico musulmán de origen persa alcanzan gran popularidad, traspasan las fronteras y llegan a Europa.
Su nombre es Abu Alíal-Husayn ibn Abdallah ibn Sina, pero en Occidente se lo conoce por Avicena. Fue un filósofo y médico persa, considerado el científico más grande de la civilización islámica. Autodidacta, conoció a fondo la Filosofía aristotélica y neoplatónica y la Medicina de su tiempo.
Catedral de Córdoba
Sabiduría sarracena en España. Los árabes, conquistadores de España a principios del siglo VIII, habían alcanzado en el siglo X un notable grado de cultura. Fundaron la Universidad de Córdoba, que constituyó uno de los principales focos del saber de Occidente y a la que concurrían numerosos estudiantes de todo el mundo musulmán.
Las obras de los filósofos griegos fueron vertidas de sus traducciones árabes al latín, y de ese modo pudieron ser conocidas por los eruditos europeos, muy pocos de los cuales hubieran podido conocerlas directamente de sus originales. Se puede decir sin temor a equivocarnos que, los árabes, en la Edad Media, salvaron la Cultura del oscurantismo.
Entre los sabios sarracenos más eminentes se pueden citar a Avicena, médico y filósofo, que fue llamado el Príncipe de los Médicos, que nació en Persia en 980 y murió en 1037.
El gran manual de medicina: Cuando sólo tenía 21 años, Avicena escribió en árabe la más famosa de sus obras, el Canon de la medicina, del que incluso llegó a hacer una versión en verso que tituló Poema de la medicina.
La filosofía de Avicena: La filosofía de Avicena tuvo gran influencia sobre pensadores medievales posteriores como santo Tomás de Aquino y Roger Bacon.
En el siglo XII, Gerardo de Cremona, uno de Los sabios de la Escuela de Traductores de Toledo, tradujo la obra de Avicena al latín. La traducción de Cremona de los cinco libros escritos en árabe respetando el estilo didáctico y minucioso de Avicena resultó decisiva. El hecho tuvo gran importancia para la medicina medieval europea, ya que desde entonces el Canon de la medicina jue el manual básico de los estudiantes de medicina de las universidades occidentales más importantes hasta el siglo XVII.”
Alejandría, en el año 641, había caído en manos de los musulmanes que, durante muchos años había sido la ciudad capital-mundial de los estudios matemáticos, médicos y filósofos, y allí los musulmanes encontraron una ingente cantidad de libros y manuscritos griegos sobre estos temas. Posteriormente, entre el profesorado de la Casa de la Sabiduría encontramos a un astrónomo y matemático cuyo nombre, como el de Euclides, se convertiría en palabra de uso cotidiano en todo el mundo culto: Muhammad ibn-Musa al-khwarizmi.
La fama de al-khwarizmi descansa en dos libros, uno muchísimo más original que el otro. El volumen menos original se basa en el Sindhind, que es el nombre árabe del Brahmaghuta Siddhanta, el tratado de Brahmagupta que había llegado hasta la corte de al-Mansur y en el que se describen varios problemas aritméticos así comos los numerales indios. El trabajo de AL-khwarizmi se conoce hoy en una única copia, una traducción latina de un original árabe actualmente perdido.
El título latino de esta obra es de numero indorum (sobre el arte de contar indio), este trabajo es el responsable de la falsa impresión de que nuestro sistema numérico es de origen árabe.
al-khwarizmi no afirmó ser original en aquel sentido, sin embargo, la nueva notación terminaría siendo conocida como la de al-khwarizmi o, de forma corrupta, algorismi, lo que al final daría lugar a la palabra “algoritmo”, que define una forma particular de calculo.
Feb
3
¡Qué cosas hacemos los humanos!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Feb
3
¿El núcleo del átomo? ¡Una maravilla de la Naturaleza!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Symphony of Science – The Quantum World! (Subtitulado)
https://youtu.be/jns8MD6L8G4
El contertulio José C Gómez me envía el enlace de arriba y, por lo simpático, os lo pongo aquí.
Solo en nuestra Galaxia, se calculan unos 30.000 M de estrellas como el Sol. La mayoría con sistemas planetarios y, alguno de eus planetas en la zona habitable. Comprobar la existencia de vida depende de que podamos salvar esas distancias.
Mientras las estrellas evolucionan y, al final de sus vidas, se convierten en algo diferente a lo que fueron, sin antes haber “fabricado, en sus hornos nucleares de fusión, los elementos esenciales para la vida.
Las partículas del núcleo atómico. Protón y neutrón.
Cuando a Feynman le preguntaron: ¿Qué maravilla escogería usted del Universo?
Contestó: Sin dudarlo, el núcleo atómico y las maravillas que en tan infinitesimal espacio suceden.
“Ahí, están los nucleones, es decir, los protones y neutrones (que son Hadrones de la rama del Barión), el protón está conformado por 2 Quark up y 1 Quark down, y los neutrones por 2 down y 1 up. Quarks allí confinados por la fuerza nuclear fuerte que está mediada por Bososes llamados Gluones.”
En 1920 (Rutherford) descubrió las partículas positivas que forman los átomos, los protones.
Por lo tanto en los núcleos de los átomos hay unas partículas positivas que se llaman protones. En el hidrógeno solo hay una partícula ya que recordemos su masa era casi la misma.
Se comprobó que el número de protones es una característica especial de cada elemento químico, ya que todos los átomos del mismo elemento tienen el mismo número de protones. Se llama número atómico (Z) al número de protones que tienen los átomos de un elemento químico. A cada elemento químico le corresponde un número atómico desde 1 hasta 106.
Todavía tenemos que buscar otras partículas en el núcleo atómico. La masa de los protones de un núcleo es mucho menor que la masa del núcleo.
Cada elemento químico se caracteriza por el número de protones de su núcleo, que se denomina número atómico (Z). Así, el hidrógeno ( 1H) tiene un protón, el carbono ( 6C) tiene 6 protones y el oxígeno ( 8O) tiene 8 protones en el núcleo.
El número de neutrones del núcleo puede variar. Casi siempre hay tantos o más neutrones que protones. La masa atómica (A) se obtiene sumando el número de protones y de neutrones de un núcleo determinado.
Un mismo elemento químico puede estar constituido por átomos diferentes, es decir, sus números atómicos son iguales, pero el número de neutrones es distinto. Estos átomos se denominan isótopos del elemento en cuestión. Isótopos significa “mismo lugar“, es decir, que como todos los isótopos de un elemento tienen el mismo número atómico, ocupan el mismo lugar en la Tabla Periódica.
isótopos del Hidrógeno
isótopos del Carbono
Desde 1918 estaba probado que existían los isótopos. Estos, eran átomos que tenían propiedades químicas iguales (parecían elementos iguales, por tanto), tenían el mismo número atómico, pero sus masas atómicas eran diferentes. En el núcleo debían existir partículas neutras que contribuyeran a la masa pero no tuvieran carga eléctrica.
La curiosidad acerca del tamaño y masa del átomo atrajo a cientos de científicos durante un largo período en el que la falta de instrumentos y técnicas apropiadas impidió lograr respuestas satisfactorias. Con posterioridad se diseñaron numerosos experimentos ingeniosos para determinar el tamaño y peso de los diferentes átomos.
https://youtu.be/ckKFOtjMf7A (ver en You Tube)
El átomo más ligero, el de hidrógeno, tiene un diámetro de aproximadamente 10-10 m (0,0000000001 m) y una masa alrededor de 1,7 x 10-27 kg (la fracción de un kilogramo representada por 17 precedido de 26 ceros y una coma decimal).
Como no es el objeto del trabajo, no hablaremos hoy de los Quarks, y, simplemente diremos que en la naturaleza no se encuentran quarks aislados. Estos siempre se encuentran en grupos, llamados Hadrones. de dos o tres quarks, conocidos como mesones y bariones respectivamente. Esto es una consecuencia directa del confinamiento de color. En el año 2003 se encontró evidencia experimental de una nueva asociación de cinco quarks, los Penta-quarks, cuya evidencia, en principio controvertida , fue demostrada gracias al Colisionador de Partículas LHC en el pasado Julio de 2.015.
Pero sigamos con lo que nos ocupa y veamos que los Quarks están confinados dentro de los nucleones(protones y neutrones) donde la fuerza fuerte les retiene y nos los deja que se vayan alejando más de lo debido como se explica en el cuadro de arriba.
Dentro del nucleo se desatan las fuerzas de la Naturaleza, la que conocemos como fuerza nuclear fuerte, la más potente de las cuatro fuerzas fundamentales que, intermediada por otras partículas de la familia de los Bosones, los Gluones, no dejan que los Quarks se alejen y son retenidos allí, dentro de los nucleones donde tienen su función de conformar los hadrones másicos del núcleo que le aporta la materia al átomo.
Los Gluones, son las partículas intermediarias de la fuerza fuerte, y, de la misma manera, existen otros Bosones encargados de mediar en las otras fuerzas conocidas de la Naturaleza: El Fotón para los fenómenos electromagnéticos, el Gravitón (no encontrado aún) para la fuerza de Gravedad, y, los W+, W–y Zº para la fuerza nuclear débil.
Lo cierto es que, el núcleo atómico está cargado positivamente y, tal carga, hace la llamada para que, un enjambre de electrones, con cargas negativas, vengan a rodear el núcleo atómico y, de esa manera, queda estabilidado el átomo, ese pequeño objeto que conforma todas las cosas hechas de materia.
Así, los electrones que rodea el núcleo, con su carga eléctrica negativa que complementa la positiva de los protones y hace estable al átomo; una masa de solamente 1/1.836 de la del núcleo más ligero (el del hidrógeno). Y, sin embargo, la importancia del electrón es vital en el universo.
Repasando todo esto, no puedo dejar de recordar aquellas palabras que el físico Freeman Dyson escribió:
“Cuando miramos en el universo e identificamos los muchos accidentes de la física y la astronomía que han colaborado en nuestro beneficio, casi parece que el universo debe haber sabido, en cierto sentido, que nosotros íbamos a venir“.
Fijaros en el hecho cierto de que, si la carga del electrón, o, la masa del protón, variaran aunque sólo fuese una diezmillonésima parte… ¡La vida no podría existir en el Universo! Estamos hechos de átomos y, con tal cambio, éstos nunca se habrían podido conformar.
emilio silvera
Feb
2
No, no es lo mismo ver las cosas a que te la cuenten
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Nuestras vidas, no pocas veces, dependen de las circunstancias. Todos buscamos la felicidad. Sin embargo, si alguno la encuentra, es tan efímera… ¡El dolor, el sacrificio, los malos momentos siempre ganan.
Entonces, si todo eso es así… ¿Qué hacemos aquí?
Hablamos del Amor y, muchos pasan por esta vida sin conocer lo que eso es.
No sabemos lo que es ser Humano
No nos conocemos ni a nosotros mismos
No sabemos como llegamos aquí, por qué vinimos, y hacia dónde vamos.
¿Verdaderamente, mirando hacia atrás en el Tiempo para contemplar todo lo que hicimos desde que estamos aquí… ¿Mereció la pena?
Es cierto que podemos ser héroes y heroínas, lo que no sabemos es si los sacrificios hechos podrán finalmente valer para alguna cosa. o, serán simples detalles de seres insignificantes que habitan en un planeta insignificante, en un inconmensurable Universo que ni es consciente de nuestra existencia. Y, cuando alguno de nosotros nos vayamos para siempre, ninguna estrella dejará de brillar en el cielo.
¡Es todo tan complicado! ¡Sabemos tan poco!
Feb
2
Somos materia evolucionada hasta el nivel de la conciencia
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Una Galaxia es simplemente una parte pequeña del Universo, nuestro planeta es, una mínima fracción infinitesimal de esa Galaxia, y, nosotros mismos, podríamos ser comparados (en relación a la inmensidad del cosmos) con una colonia de bacterias pensantes e inteligentes. Sin embargo, toda forma parte de lo mismo y, aunque pueda dar la sensación engañosa de una cierta autonomía, en realidad todo está interconectado y el funcionamiento de una cosa incide directamente en las otras. ¡Ah! Nada es pequeño ni grande, las dimensiones son relativas y dependen del contexto en el que las podamos medir.
Sí, en nuestro universo salgo cambia, muchas otras cosas serán distintas
Pocas dudas pueden caber a estas alturas del hecho de que poder estar hablando de estas cuestiones, es un milagro en sí mismo. Después de millones y millones de años de evolución, se formaron las conciencias primarias que surgieron en los animales con ciertas estructuras cerebrales de alta complejidad que, podían ser capaces de construir una escena mental, pero con capacidad semántica o simbólica muy limitada y careciendo de un verdadero lenguaje.
La conciencia de orden superior (que floreció en los humanos y presupone la coexistencia de una conciencia primaria) viene acompañada de un sentido de la propia identidad y de la capacidad explícita de construir en los estados de vigilia escenas pasadas y futuras. Como mínimo, requiere una capacidad semántica y, en su forma más desarrollada, una capacidad lingüística.
Los procesos neuronales que subyacen en nuestro cerebro son en realidad desconocidos y, aunque son muchos los estudios y experimentos que se están realizando, su complejidad es tal que, de momento, los avances son muy limitados. Estamos tratando de conocer la máquina más compleja y perfecta que existe en el Universo.
Si eso es así, resultará que después de todo, no somos tan insignificantes como en un principio podría parecer, y solo se trata de tiempo. En su momento y evolucionadas, nuestras mentes tendrán un nivel de conciencia que estará más allá de las percepciones físicas tan limitadas. Para entonces, sí estaremos totalmente integrados y formando parte, como un todo, del Universo que ahora presentimos.
El carácter especial de la conciencia me hace adoptar una posición que me lleva a decidir que no es un objeto, sino un proceso y que, desde este punto de vista, puede considerarse un ente digno del estudio científico perfectamente legítimo.
La conciencia plantea un problema especial que no se encuentra en otros dominios de la ciencia. En la Física y en la Química se suele explicar unas entidades determinadas en función de otras entidades y leyes. Podemos describir el agua con el lenguaje ordinario, pero podemos igualmente describir el agua, al menos en principio, en términos de átomos y de leyes de la mecánica cuántica. Lo que hacemos es conectar dos niveles de descripción de la misma entidad externa (uno común y otro científico de extraordinario poder explicativo y predictivo. Ambos niveles de descripción) el agua líquida, o una disposición particular de átomos que se comportan de acuerdo con las leyes de la mecánica cuántica (se refiere a una entidad que está fuera de nosotros y que supuestamente existe independientemente de la existencia de un observador consciente.)
En el caso de la conciencia, sin embargo, nos encontramos con una simetría. Lo que intentamos no es simplemente comprender de qué manera se puede explicar las conductas o las operaciones cognitivas de otro ser humano en términos del funcionamiento de su cerebro, por difícil que esto parezca. No queremos simplemente conectar una descripción de algo externo a nosotros con una descripción científica más sofisticada. Lo que realmente queremos hacer es conectar una descripción de algo externo a nosotros (el cerebro), con algo de nuestro interior: una experiencia, nuestra propia experiencia individual, que nos acontece en tanto que observadores conscientes. Intentamos meternos en el interior o, en la atinada ocurrencia del filósofo Tomas Negel, saber qué se siente al ser un murciélago. Ya sabemos qué se siente al ser nosotros mismos, qué significa ser nosotros mismos, pero queremos explicar por qué somos conscientes, saber qué es ese “algo” que nos hace ser como somos, explicar, en fin, cómo se generan las cualidades subjetivas experienciales. En suma, deseamos explicar ese “Pienso, luego existo” que Descartes postuló como evidencia primera e indiscutible sobre la cual edificar toda la filosofía.
Lo que te cuentan es una cosa y, lo que ves es otra muy diferente
Ninguna descripción, por prolija que sea, logrará nunca explicar cabalmente la experiencia subjetiva. Muchos filósofos han utilizado el ejemplo del color para explicar este punto. Ninguna explicación científica de los mecanismos neuronales de la discriminación del color, aunque sea enteramente satisfactorio, bastaría para comprender cómo se siente el proceso de percepción de un color. Ninguna descripción, ninguna teoría, científica o de otro tipo, bastará nunca para que una persona daltónica consiga experimentar un color.
En un experimento mental filosófico, Mary, una neurocientífica del futuro daltónica, lo sabe todo acerca del sistema visual y el cerebro, y en particular, la fisiología de la discriminación del color. Sin embargo, cuando por fin logra recuperar la visión del color, todo aquel conocimiento se revela totalmente insuficiente comparado con la auténtica experiencia del color, comparado con la sensación de percibir el color. John Locke vio claramente este problema hace mucho tiempo.
Nunca será lo mismo que nos lo cuenten a poder verlo
Pensemos por un momento que tenemos un amigo ciego al que contamos lo que estamos viendo un día soleado del mes de abril: El cielo despejado, limpio y celeste, el Sol allí arriba esplendoroso y cegador que nos envía su luz y su calor, los árboles y los arbustos llenos de flores de mil colores que son asediados por las abejas, el aroma y el rumor del río, cuyas aguas cantarinas no cesan de correr transparentes, los pajarillos de distintos plumajes que lanzan alegres trinos en sus vuelos por el ramaje que se mece movido por una brisa suave, todo esto lo contamos a nuestro amigo ciego que, si de pronto pudiera ver, comprobaría que la experiencia directa de sus sentidos ante tales maravillas, nada tiene que ver con la pobreza de aquello que le contamos, por muy hermosas palabras que para hacer la descripción empleáramos.
La mente humana es tan compleja que, no todos ante la misma cosa, vemos lo mismo. Nos enseñan figuras y dibujos y nos piden que digamos (sin pensarlo) la primera cosa que nos sugiere. De entre diez personas solo coinciden tres, los otro siete divergen en la apreciación de lo que el dibujo o la figura les sugiere.
Esto nos viene a demostrar la individualidad de pensamiento, el libre albedrío para decidir. Sin embargo, la misma prueba, realizada en grupos de conocimientos científicos similares y específicos: Físicos, matemáticos, químicos, etc., hace que el número de coincidencias sea más elevada, más personas ven la misma respuesta al problema planteado. Esto nos sugiere que, la mente está en un estado virgen que cuenta con todos los elementos necesarios para dar respuestas pero que necesita experiencias y aprendizaje para desarrollarse.
¿Debemos concluir entonces que una explicación científica satisfactoria de la conciencia queda para siempre fuera de nuestro alcance?
¿O es de alguna manera posible, romper esa barrera, tanto teórica como experimental, para resolver las paradojas de la conciencia?
La respuesta a estas y otras preguntas, en mi opinión, radica en reconocer nuestras limitaciones actuales en este campo del conocimiento complejo de la mente, y, como en la Física cuántica, existe un principio de incertidumbre que, al menos de momento (y creo que en muchos cientos de años), nos impide saberlo todo sobre los mecanismos de la conciencia y, aunque podremos ir contestando a preguntas parciales, alcanzar la plenitud del conocimiento total de la mente no será nada sencillo, entre otras razones está el serio inconveniente que suponemos nosotros mismos, ya que, con nuestro que hacer podemos, en cualquier momento, provocar la propia destrucción.
Una cosa si está clara: ninguna explicación científica de la mente podrá nunca sustituir al fenómeno real de lo que la propia mente pueda sentir. ¿Cómo se podría comparar la descripción de un gran amor con sentirlo, vivirlo física y sensorialmente hablando?
Hay cosas que no pueden ser sustituidas, por mucho que los analistas y especialistas de publicidad y marketing se empeñen, lo auténtico siempre será único. Si acaso, el que más se puede aproximar, a esa verdad, es el poeta.
emilio silvera