Un cráter en forma de media luna en el noreste de China acaba de batir oficialmente el récord como el cráter de impacto más grande en la Tierra, de los formados en los últimos 100.000 años.
Abr
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¿Serán las Cuerdas la Solución a todas las preguntas?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (1)
Abr
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Sueños del Futuro
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
Sabiendo que el Universo nos ha impuesto el límite al que nos podemos desplazar (la velocidad de la <luz), los imaginativos no han dejado de pensar en otros caminos a seguir para poder alcanzar regiones lejanas del universo en menos tiempo, y, para ello, se pensó en los Agujeros de Gusano, el Hiperespacio y otros sistemas de desplazamientos que, en el presente, son solo eso… ¡Sueños inalcanzables!
Abr
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Somos machacones y, al final… ¡Lo conseguiremos!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
El propulsor láser con el que podemos llegar a Alfa Centauri en solo 20 años
Una nave espacial en forma de vela que teóricamente es capaz de recoger la energía emitida por unos potentísimos láseres que la propulsarán a gran velocidad por el espacio
Con la tecnología actual tardaríamos 6.000 años en recorrer los 41,2 billones de kilómetros de distancia que nos separan de la estrella más próxima al sistema solar: Alfa Centauri. Pero unos investigadores australianos acaban de presentar un nuevo método que aseguran puede reducir ese tiempo a solo 20 años.
“Para cubrir las enormes distancias entre Alfa Centauri y nuestro propio Sistema Solar, debemos pensar de forma innovadora y forjar un nuevo camino para los viajes espaciales interestelares”, afirma el y autor principal del descubrimiento. afirma el Dr. Chathura Bandutunga, investigador de la Universidad Nacional de Australia (ANU)
La propuesta del equipo de Bandutunga es desde luego interesante aunque no del todo innovadora. Han tomado como modelo un motor teórico conocido como propulsor de haces de luz que utiliza la energía emitida por una fuente externa a la nave para propulsarse. Y que el físico Robert L. Forward adaptó en 1989 a un concepto que utilizaba una vela solar para recoger la energía proveniente de un rayo láser.
Los investigadores australianos piensan que una nave espacial ultraligera puede actuar como vela y captar la energía que proviene de un conjunto de potentes láseres situados en la Tierra para propulsarse. “Una vez en camino, la vela volará por el vacío del espacio durante 20 años antes de llegar a su destino”, asegura Bandutunga.
Uno de los grandes problemas de esta tecnología es lo mucho que la atmósfera afecta a la luz. Impidiendo potencialmente que los láseres apliquen la fuerza necesaria para empujar una nave espacial. Algunos científicos han sugerido como solución ubicar el sistema de lanzamiento en la Luna, pero el coste sería desorbitado.
Bandutunga y su equipo han encontrado una solución a este problema invirtiendo las ópticas adaptativas que utilizan los telescopios para compensar la distorsión atmosférica. Y sugieren montar un pequeño láser en un satélite y apuntarlo hacia la Tierra para medir los efectos atmosféricos en tiempo real, permitiendo así que los láseres situados en tierra se ajusten y puedan alcanzar la sonda espacial.
“Nuestra propuesta utiliza una guía láser. Se trata de un pequeño satélite con un láser que ilumina el conjunto desde la órbita terrestre. Cuando la guía láser atraviesa la atmósfera en su camino de vuelta a la Tierra, mide sus cambios”, afirma el Dr Bandutunga. “Hemos desarrollado el algoritmo que nos permite utilizar esta información para corregir la luz saliente del conjunto”.
Otro problema es la potencia de esos láseres instalados en la Tierra y su capacidad para actuar todos a la vez como si fueran uno. Científicos en estudios anteriores han determinado que esta potencia debe ser de 100 GW, unas 100 veces la capacidad de la mayor batería del mundo en la actualidad. Echando cuentas, los investigadores australianos han estimado que necesitarán aproximadamente 100 millones de láseres distribuidos en un área de un kilómetro cuadrado.
Bandutunga y el coautor, el Dr. Paul Sibley, no lo ven como un gran problema. “Sólo necesita funcionar durante 10 minutos a plena potencia”, han asegurado en declaraciones a IFLScience. “Así que imaginamos una batería o unos supercondensadores que puedan almacenar la energía acumulada durante varios días y liberarla de repente”.
Este descubrimiento ha sido publicado en la revista Journal of the Optical Society of America B y parte de una iniciativa llamada Breakthrough Starshot: un conjunto de programas científicos y tecnológicos financiados por el millonario ruso-israelí Yuri Milner, que investigan la presencia de vida en el Universo.
Proponen un nuevo motor espacial capaz de viajar a la velocidad de la luz
El siguiente paso, según los investigadores, es empezar a probar algunos de los componentes básicos de este concepto en un entorno controlado de laboratorio. También afirman que se está trabajando a nivel internacional para encontrar soluciones a otros problemas de esta tecnología. “Será emocionante reunir estas soluciones para hacer realidad el proyecto”, asegura el Dr Bandutunga, que también imagina cómo sería la misión de esta nave si pudiera llevarse a cabo: “durante su sobrevuelo de Alfa Centauri, grabará imágenes y mediciones científicas que transmitirá a la Tierra”.
Noticias El Confidencial
Abr
24
¿Cómo llegó la Vida a la Tierra?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en General ~ Comments (0)
“Los Cometas lo dieron y los cometas se lo llevaron”
Carl Sagan
Cuando se acerca un cometa a nuestro planeta, los astrónomos y aficionados están pendientes de su paso y los mejores telescopios tratan de capturar su imagen y estudiar sus peculiaridades, su línea de viaje, calculan cuando volverá o si se perderá para siempre. Los astrólogos sacan del suceso los más variopintos resultados y hacen al “pobre” cometa culpable de desgracias y catástrofes. Otros, los que menos ideas puedan tener de lo que un cometa es realmente, lo miran con curiosidad y asombro y piensan que algún cataclismo nos acecha.
El Sol afecta a los asteroides que se le acercan y la mayor parte quedan destruidos
Se está preparando la primera misión a un asteroide para practicar la defensa planetaria contra estos objetos tan peligrosos para la Tierra.
A diferencia de los asteroides que viajan alrededor del Sol en órbitas circulares confinadas al cinturón de asteroides y al plano de la eclíptica, mientras que los cometas lo hacen en órbitas elípticas inclinadas al azar con respecto al plano de la eclíptica. Cuando un cometa se acerca al Sol, el calor solar vaporiza el hielo. Los gases liberados comienzan a brillar, formando una luminosa bola llamada coma. Empujados por el viento solar, estos gases luminosos forman una larga y brillante cola, en uno de los espectáculos más impresionantes que pueden contemplarse en el cielo nocturno.
Más de uno apuesta por el hecho de que, la Vida en el planeta Tierra, fue traída por algún Cometa que impactó con ella en el pasado. Si nos paramos a pensar un poco, caeremos en la cuenta de que, el hecho de que la Biblia sea tan buena lectura reside en que está llena de drama y espectáculo: fuego y azufre, señales en los cielos, diluvios, aguas que se separan, plagas y pestilencias. Si el mundo fue creado hace seis mil años, como muchos cristianos creían en un tiempo (y algunos aparentemente todavía lo creen). Dios habría estado verdaderamente ocupado en dar la forma actual a nuestro mundo, construyendo montañas y océanos, excavando valles, moviendo glaciares…
Cuando los geólogos del siglo XVIII trataron de explicar las montañas y los valles fluviales, los océanos salados y la glaciación, los estratos rocosos y los fósiles en términos de procesos físicos antes que de acción divina, se dieron cuenta de que serían necesarios muchos más de aquellos seis mil años para formar estos accidentes. Está claro que todos los accidentes de la Tierra han sido moldeados poco a poco por cambios sucesivos que se extendieron a lo largo de enormes períodos de tiempo. Son necesarios muchos millones de años para asentar los sedimentos rocosos y levantar y erosionar las montañas.
Así que, el Diluvio de Noé, la vorágine volcánica y los rayos celestiales deben ser atribuidos a otros ámbitos más naturales que fueron bien explicados por Charles Lyell, en su libro publicado en 1830 con el título de Principios de Geología (el que se llevó Darwin como compañero de viaje en su viaje alrededor del mundo en el Beagle).
Falla Azores-Gibraltar
La Falla de Azores-Gibraltar o Falla transformante de Azores-Gibraltar, llamada también Zona de falla de Azores-Gibraltar, es una gran falla geológica que se extiende hacia el este desde el final del “rift” de Terceira en las Azores, prolongándose hacia el estrecho de Gibraltar hacia el Mar Mediterráneo. Esta forma parte del límite de placas entre la Placa Euroasiática y la Placa Africana. El tramo situado al este del Estrecho de Gibraltar está pobremente estudiado y es habitual considerarlo un límite “difuso”. En algunos puntos cerca de la Península Itálica algunos geólogos creen que la falla conecta con una zona de subducción donde la placa Africana está subduciendo lentamente por debajo de la placa Euroasiática.
Este asteroide nos pasó muy cerca y NASA no lo detectó
Si miramos en retrospectiva, podemos ver que el uniformismo de James Hutton tenía un impulso ideológico: era una reacción contra contra las interpretaciones religiosas de la naturaleza. Al final, ha resultado ser una doctrina notablemente tozuda. La evidencia de catástrofes geológicas y biológicas repentinas fue obvia durante mucho tiempo, y pese a todo fue generalmente ignorada. Quienes llamaban la atención sobre esto tendían a ser llamados charlatanes. Cuando el respetado astrónomo Edmon Halley conjeturó en 1694 que un cometa podría chocar ocasionalmente con un planeta, su sugerencia no mereció ninguna atención. El astrónomo H.A. Proctor fue lo bastante temerario como para proponer que los cráteres de la lunares podrían ser el resultado de impactos de meteoritos.
Fobos uno de los satélites de Marte
Seria raro que encontráramos un objeto espacial sin señales en su superficie
Si contemplamos la fotografía de planetas y lunas, todos, sin excepción, nos muestran una imagen muy similar a la de la Luna con intensa formación de cráteres debidos a los impactos recibidos de cuerpos provenientes del espacio exterior: Mercurio y Marte proporcionan ejemplos excelentes. Estos cuerpos han conservado el registro de colisiones porque carecen de una atmósfera espesa y tienen poca actividad geológica. Por el contrario, la mayoría de los impactos en la Tierra…
En este suceso los Dinosaurios lo pagaron muy caro, a nosotros (que vendríamos 65 millones de años más tarde) , se nos abrió una puerta.
Manicouagan en Canada El depósito de Manicouagan (lago Manicouagan) también conocido como el “ojo de Quebec”, es un lago anular en Quebec central, Canadá, que está situado dentro de los restos de un antiguo y erosionado cráter del impacto. Hace unos 212 millones de años, un asteroide de 5 kilómetros golpeó allí tierra y causó un agujero gigantecon un ancho de 100km. Ha sido erosionado desde entonces por el paso de glaciares y de otros procesos atmosféricos.
Cráter Berringer
Como podéis observar si miráis las imágenes de aquellos cráteres que se formaron en la Tierra en el pasado lejano, han sido borrados por la erosión. Pero no todos. Al menos veinticinco lugares de impactos han sido positivamente identificados tan sólo en Australia. Estados Unidos tiene una de los cráteres más famosos, próximo a la ciudad de Winslow, en Arizona. Conocido como el Cráter del Meteoro o Cráter Berringer, tiene 1,2 Kilómetros de diámetro, cien metros de profundidad y treinta mil años de antigüedad. Se conocen cráteres mucho más grandes y más viejos. Se sabe que, fue hace entre 4.000 y 3.800 millones de años, cuando se paso una fase de intensa violencia que creó los cráteres lunares.
El periodo medio de la órbita del cometa Halley es de 76 años, pero no se pueden calcular las fechas con exactitud ya que la gravedad de los planetas mayores altera el periodo del cometa en cada vuelta. La órbita del Halley es retrógrada e inclinada 18 grados respecto de la eclíptica. Y, como la de todos los cometas, altamente excéntrica.El núcleo del cometa Halley mide aproximadamente 16 x 8 x 8 kilómetros. El núcleo del Halley es muy oscuro: su albedo es de sólo 0.03, por lo que es más negro que el carbón y uno de los objetos más oscuros del sistema solar. La densidad del núcleo del Halley es muy baja: unos 0.1 gramos/cm3, indicando que probablemente es poroso, quizá debido a la gran cantidad de polvo que queda después de que los hielos se sublimen.
El Halley es casi único entre los cometas, ya que es a la vez grande y activo, y tiene una órbita regular y bien definida. Esto lo convierte en un objetivo relativamente fácil para los astrónomos, aunque no es el más representativo de los cometas.
El cometa Halley volverá a acercarse al Sol en el año 2061. Arriba podemos contemplar el núcleo que, en realidad, es un iceberg en órbita.
Se especula con la idea de que el Sistema Solar entero pasó por una intensa fase de bombardeo de grandes meteoritos y que fue debido a la destrucción de una luna o de algún cometa monstruoso. Desde el punto de vista de la vida, después de esta intensa andanada, la Tierra pudo quedar “sembrada” de sustancias orgánicas. Cuando la nave espacial Giotto pasó cerca del Cometa Halley en 1986, mostró un núcleo negro-alquitrán que contenía Carbono, Hidrógeno, Nitrógeno y Azufre. Los análisis de los granos de polvo que manaban de su parte frontal probaron que hasta una tercera parte era material orgánico.
El origen de la vida en la Tierra aún esconde secretos para la ciencia. Uno de los puntos de debate es si los bloques de la química de la vida se formaron in situ o si llegaron a bordo de meteoritos. De ser cierta esta segunda hipótesis, sería más fácil explicar cómo surgieron las enormes y complejas moléculas bioquímicas, ya que nuestro planeta se habría encontrado con parte del trabajo hecho, incluyendo componentes posiblemente escasos en la Tierra primitiva. Pero, además, esta siembra de semillas químicas pudo disparar la evolución de la vida no sólo aquí, sino en lugares como Marte, cuya primera infancia fue muy similar a la de la Tierra.
El descubrimiento de que la Tierra sufrió agotadoras andanadas cósmicas hace 3.800 millones de años nos pone delante de un auténtico rompecabezas. Si hay que creer en el registro fósil, la vida estaba floreciendo ciertamente hace 3.500 millones de años, y posiblemente ya hace 3.850 millones de años. Dadas las funestas consecuencias de un impacto importante, ¿podría la vida haber sobrevivido durante el último bombardeo intenso?
No, no será fácil saber como empezó todo realmente y de dónde procede ese comienzo que tantos han tratado de encontrar.
Por desgracia, el rastro de evidencia se acaba precisamente cuando este problema se hace más interesante. Aunque los geólogos han encontrado cristales de zirconio aislados de 4.200 millones de años de antigüedad, y han inferido que algún tipo de corteza sólida debía haber existido en dicha época, las más antiguas rocas intactas encontradas datan de hace 4.030 millones de años. Los procesos geológicos han eliminado casi toda la evidencia de lo que pudio haber sido nuestro planeta antes de hace aproximadamente unos 3.800 millones de años. La Tierra se muestra reacia a ofrecernos secretos de su juventud. Sin embargo, las evidencias indirectas de las condiciones que había antes de hace 3.800 millones de años puiede estar justo debajo (¡incluso dentro!) de nuestras narices.
Nucleótidos y ácidos nucleicos: El ADN
El ADN humano contiene a 6 mil millones de pares de bases de nucleótidos. Esto hace por lo menos dos metros de cadenas de ADN. Aquellas cadenas tienen que ser almacenadas dentro de ± 6 µ el núcleo clasificado de m de cada célula.: Claramente demasiado grande para caber en el núcleo. Hace falta pues un mecanismo que permita almacenar todo. Este mecanismo debería permitir a ciertas proteínas para tener acceso a las partes específicas del ADN y el puesto en otras partes. Los eucariotas utilizan los nucleosomas. Un nucleosoma está constituido de:± 200 pb de DNA.
2 moléculas de histona H2a
2 moléculas de histona H2b
2 moléculas de histona H3
2 moléculas de histona H4
1 molécula de histona H1
Lo cierto es que la Luz de las estrellas y la mano de la Naturaleza nos trajeron aquí
El ADN de nuestros cuerpos contienen un registro del pasado, porque nuestros genes han sido moldeados por circunstancias ambientales. Aunque el registro genético, como el registro geológico, ha quedado envuelto y oscurecido por los estragos del tiempo, no está completamente borrado. Sonsacando información de los genes, los microbiólogos pueden decir mucho sobre el ancestro universal que pudo haber vivido hace unos 4.000 millones de años, y con esta información podemos conjeturar algo sobre las condiciones que imperaban en aquella época. El mensaje que se extrae es una auténtica sorpresa.
Después de las bacterias
Las primeras formas de vida en la Tierra, flotando en la proverbial espuma de los mares primordiales que finalmente dio lugar a los árboles, abejas y humanos, no es sólo un popular concepto darwiniano, sino también una premisa biológica esencial de la que dependen muchos investigadores como parte de las bases de su trabajo.
En el siglo XIX, Charles Darwin yendo más allá que otros, que proponían que podría haber un ancestro común para mamíferos u otros animales, y sugirió que había un ancestro común probablemente para toda la vida del planeta – plantas, animales y bacterias. Un nuevo análisis estadístico lleva esta suposición al banco de pruebas y ha encontrado que no sólo se mantiene a flote, sino que es extremadamente sólida.
Parece que el Chimpancé y los Humanos tuvimos un ascendiente común, que no era ni Homo ni Pan. Las dos ramos divergieron (no se sabe el por qué), y, en el Presente, mientras los primeros están en la copa de los árboles, los segundos, tratan de llegar a las estrellas.
Sin embargo, el ADN de ambas especies es casi idéntica.
¿No era algo obvio, desde el descubrimiento y descifrado del ADN, que todas las formas de vida son descendientes de un único organismo común — o al menos una especie basal? No, dice Douglas Theobald, profesor ayudante de bioquímica en la Universidad de Brandeis y autor del nuevo estudio, detallado en el ejemplar del 13 de mayo de la revista Nature. De hecho, dice: “Cuando me propuse esto, realmente no sabía cuál sería la respuesta”.
Imaginémos que pasaba durante la época de intenso bombardeo cósmico. Todo gran impacto provocaba una gran convulsión global. La magnitud del desbarajuste era mucho peor incluso que el golpe que destruyó a los dinosaurios. En una época tan tardía como 3.800 millones de años, la Luna fue golpeada por un objeto de noventa kilómetros de diámetro, lo que produjo una colosal cuenca del tamaño de las Islas Británicas. Varios cataclismos similares han dejado señales en forma de cercos de montañas. Al ser mucho más grande, la Tierra debe haber sufrido docenas de colisiones de esta magnitud, además de algunas otras que eran incluso mayores.
¿Cómo podríamos nosotros parar a uno de estos? ¿Cómo Quijote a los molinos? Es decir, podríamos creer que teníamos la fuerza de parar el gran meteorito que se acerca veloz a nosotros pero, el resultado… ¡Sería el mismo! (Guardando las distancias entre la escena del Quijote y la nuestra de hoy queriendo parar al monstruo).
Si alguno como el de arriba se nos viene encima, siempre me viene a la memoria la imagen (con los medios que tenemos para poder solucionar el problema hoy) de que parecemos como Don Quijote queriendo derribar aquellos Molinos con su pobre lanza. ¿Qué podríamos hacer? NADA, sólo pagar las consecuencias.
Podríamos continuar analizando más a fondo las consecuencias de lo que, un impacto de esta índole podría producir en la Tierra. Un cuerpo impactante de 500 kilómetros de diámetro haría un agujero de 1.500 kilómetros de diámetro y de unos 50 kilómetros de profundidad. Un enorme volumen de rocas quedaría vaporizado en una gigantesca bola de fuego que se extendería rápidamente por todo el planeta, desalojando la atmósfera y creando un horno global. La temperatura superficial ascendería a más de mil grados Celsius, lo que provocaría la ebullición de todos los océanos del mundo y fundiría las rocas hasta una profundidad de casi un kilómetro.
A medida que la atmósfera, aplastantemente densa y vapor super-calentado se enfriaban lentamente durante un período de algunos meses o años, empezaría a llover gotas de roca fundida. Pasaría todo un milenio antes de que pudiera haber lluvia normal, preludio de un gran aguacero de dos mil años (Un Diluvio) que finalmente rellenaría los océanos y haría volver el planeta a algún tipo de normalidad.
El “Tiempo” no me permite continuar con lo que todo esto supondría para la vida tal como la conocemos y, si después de un desastre así, volveríamos a estar presentes en éste mundo que hoy es nuestra casa. Ya sabéis, amigos míos, que la Naturaleza cuando actúa, no tiene en cuenta que nosotros estamos aquí.
emilio silvera