Feb
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¡Estamos aquí de prestado? ¿Es la vida un accidente?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Catástrofes Naturales ~ Comments (0)
Algunas veces, cuando a solas pienso más profundamente en nuestra presencia en el mundo que habitamos, en el recorrido que ha hecho nuestra especie hasta llegar hasta aquí, en la inmensa lucha contra los elementos y las circunstancias adversas que hemos tenido que superar, sobre todo, esa enorme carga que llevamos sobre nosotros: ¡la ignorancia!, que no pocas veces nos lleva a comportamientos irracionales y contrarios a nuestros propios intereses. ¡Tantas esperanzas y sueños! Cuando, en realidad, no somos dueño de nuestro destino como especie que siempre ha estado en poder de la Naturaleza que nos creó. Las estrellas brillan en el cielo, ajenas a nuestra presencia. En realidad estamos en manos del Azar y nada impide que en cualquier momento, un gran asteroide venido del espacio pueda acabar con nuestra especie y toda la vida que pulula sobre nuestro planeta.
Movimiento de traslación
Probablemente no es fácil mantener una larga vida en un planeta del Sistema solar. Poco a poco hemos llegado a apreciar cuán precaria es. Dejando a un lado los intentos que siguen realizando los seres vivos (¿racionales?) de extinguirse así mismos, agotar los recursos, propagar infecciones letales y venenos mortales, hacer pruebas armamentísticas con la propia Naturaleza y un sin fin de locuras más, lo cierto es que también, aparte de los peligros que aquí nos acechan, bien sean naturales o artificiales, lo cierto es que, las amenazas externas nos acechan.
Si uno de estos viene por derecho… ¿Dónde nos podríamos meter?
Los movimientos de cometas y asteroides constituyen una seria amenaza para el desarrollo y la continuidad de la vida inteligente en sus primeras etapas. Los impactos no son infrecuentes y en el pasado lejano han tenido efectos catastróficos sobre nuestro planeta, la Tierra. Somos afortunados por estar doblemente protegidos de estos impactos: por nuestra pequeña y cercana vecina, la Luna, y por nuestro vecino lejano y gigante Júpiter que tiene una masa mil veces mayor que la Tierra y está situado en las afueras del Sistema solar donde su poderosa atracción gravitatoria puede capturar objetos errantes que se dirigen hacia el interior.
El gigante Júpiter es un buen escudo que atrae a estos visitantes indeseables
El Hubble pudo captar ésta imagen de los fragmentos del cometa Schumacher-Levy 9 que cayeron sobre Júpiter que los engulló y allí desaparecieron para siempre dejando las “heridas” como puntos negros en la superficie.
Impacto en Tunguska
En el siglo XX tuvimos dos impactos importantes en la Tierra, uno en América del Sur y el otro en Tunguska, al norte de Rusia. Hemos estado haciendo trampas con la ley de los promedios pero, un día, nuestra suerte cambiará. Y, aunque es cierto que algunos gobiernos están haciendo esfuerzos económicos en proyectos encaminados a seguir y vigilar las trayectorias de algunos grandes meteoritos sospechosos, lo cierto es que el paso del tiempo acerca, de manera inexorable, el acontecimiento hacia nosotros, dado que en última instancia será inevitable.
Las imágenes que fueron tomadas de aquel acontecimiento son sobrecogedoras, todo quedó arrasado
Cien años han pasado de la explosión de origen desconocido que arrasó una zona de 50 kilómetros de diámetro en Tunguska, una remota zona de Siberia, explosión que se conoce con el nombre de evento de Tunguska. Esta explosión fue tan potente que fue detectada por sismógrafos en toda Asia y Europa e incluso llegaron a medirse en Londres las variaciones de presión atmosférica que causó.
A la fecha (al menos que yo sepa), sólo una sonda ha visitado un Asteroide que se Acerca a La Tierra
Se trata de la sonda NEAR-Shoemaker (Near Earth Asteroid Rendezvous), NASA, USA. Fue lanzada el 17 de Febrero de 1996 con destino final en el asteroide de tipo orbital amor 433 Eros. Su peso total era de 805 kilogramos. En Febrero de 1998 pasó por Eros sin ponerse en órbita. El 14 de Febrero de 2000 entró en órbita alrededor de Eros y el 12 de Febrero de 2001 descendió (!!) suavemente sobre él.
La sonda sobrevivió al aterrizaje y transmitió una serie de imágenes desde la superficie de este AAT. Se observaban bloques de rocas en un suelo polvoriento semejante al de nuestra Luna. Esta sonda contaba con espectrógrafos ópticos, infrarrojos, de rayos X y Gamma, magnetómetros, una cámara óptica multiespectral y un radar láser.
Ida y su luna Dactyl
Algunos de estas rocas llegan a tener más de mil kilómetros (Asteroide 1 Ceres. Algunos, como el conocido por el nombre de Ida llegan a tener hasta su propia pequeña luna llamada Dáctyl. ¿Os imagináis lo que sería la caída de uno de estos monstruos sobre nuestras cabezas? ¡¿Un asteroide con una luna?! La sonda Galileo cuya primera misión fue explorar el sistema joviano se encontró con dos asteroides y los fotografìó durante su largo viaje a Jùpiter. El segundo asteroide fotografiado es Ida (arriba) y se descubrió que tenía una luna, la que aparece como un pequeño punto a la derecha de Ida. La pequeña luna, llamada Dactyl mide poco más de un kilómetro, mientras que el asteroide con forma de patata mide unos cincuenta kilómetros de largo por unos treinta de ancho. Como ya habréis podido suponer, los nombres de Ida y Dactyl se tomaron de la Mitología Griega.
Gráfico de la Intensidad aparente en la extinción de géneros marinos (no especies). No representa el total de la biodiversidad, sino su disminución en cada momento geológico.
El mundo puede ser mortal. Es difícil de imaginar pero ya ha habido cinco grandes extinciones en masa en nuestro planeta algunas apenas dejaron supervivientes vivos. Imágenes del programa ‘Nuestro Planeta: One Strange Rock’.
Curiosamente, estas intervenciones externas sobre la evolución de la Tierra tienen otra cara. Es cierto que pueden producir extinciones globales de una inmensa gravedad y retrasar la evolución de la complejidad en millones de años. Pero, en ciertas circunstancias pueden tener un efecto positivo y acelerador sobre la evolución de formas de vida inteligente. El mejor ejemplo que tenemos de ello fue el meteorito caído en el Yucatan (México).
La extinción de los grandes lagartos posibilitó que, 65 millones de años más tartde, pudiéramos venir nosotros.
La caída de aquel enorme meteorito modificó durante mucho tiempo la Atmósfera de la Tierra, hasta el punto de que, los Dinosaurios se quedaron sin comida y en aquel ambiente enrarecido poco a poco perecieron.
El suceso que, según todos los indicios, dio lugar a la extinción de los dinosaurios por la caída de un objeto espacial en la provincia del Yucatán hace ahora 65 millones de años, al final de la Era Mezosoica. Lo cierto es que, la Tierra fue rescatada de un callejón sin salida evolutivo. Parece que los dinosaurios evoluciopnaron por una vía que desarrollaba el tamaño físico antes que el tamaño cerebral.
La desaparición de los dinosaurios, junto con otras muchas formas de vida sobre la Tierra en aquella época, hizo un hueco para la aparición de los mamíferos. Además limpió algunos nichos de competidores por los recursos naturales. Todo aquello estimuló una rápida aceleración del desarrollo de la diversidad. Quizás esos impactos desempeñen un papel vital en la puesta en marcha de nuevos mecanismos evolutivos cuando, las formas de vida se ven atascadas en caminos poco prometedores.
¿Quién sabe? Pudiera ser que sin impactos, los procesos de desarrollo pueden establecerse en un camino estable pero poco prometedores y con extinciones sistemáticas se posibilitan mutaciones y cambios que, de otra manera, nunca llegarían a producirse. Hemos oído muchas veces esa expresión que dice: ¡La Naturaleza es sabia! Pero, por otra parte, se me hace muy cuesta arriba pensar que ninguna de las estrellas que titilan en el firmamento, se puedan preocupar de nuestra efímera existencia aquí en la Tierra.
Enemigo mortal y silencioso que se nutre de nuestras células. No sabemos aún si en realidad, es un arma biológica preparada de manera artificial… ¡La que ha formado!
Resulta muy difícil imaginar un organismo con vida que logre sobrevivir completamente aislado de otras formas de vida. Las necesidades orgánicas de todos los seres vivos vuelve el contacto con otras especies una condición sine qua non para poder sobrevivir en lo que conocemos como ecosistemas, los cuales se definen, justamente, por la interacción de varias formas de vida.
La existencia de un ser vivo que logre vivir completamente independiente del resto de formas de vida es algo que podríamos a priori enmarcar en el contexto de la ciencia ficción. Sin embargo, un reciente descubrimiento que tuvo lugar en Sudáfrica ha dejado boquiabierta a la ciencia.
La biodiversidad, o diversidad biológica, hace referencia a todos los seres vivos que habitan en el planeta, sin excepción. Se estima que en la Tierra existen más de 8.7 millones de especies distintas, de las cuales solo 1.2 millones han sido identificadas y descritas.
Unas condiciones duras y rápidamente cambiantes podrían estimular la adaptación y acelerar los procesos evolutivos incrementando la diversidad que es el mejor seguro de vida que puede tener un planeta contra la extinción total de su biología por un impacto futuro. Claro que, no lo veríamos de la misma manera si fuéramos dinosaurios. Por otra parte, la vida es persistente y, como se puede leer debajo de la imagen de arriba, hasta aislada insiste en estar presente.
La última amenaza de apocalipsis afirma que un cuerpo desconocido llamado Nibiru o Planeta X chocará con la Tierra el 23 de septiembre de 2017. Menos mal que la mayoría de estas predicciones no se cumplen y son lanzadas a las redes para obtener algunos minutos de gloria por gente a la que le gusta destacar como sea
Por otra parte y de manera independiente de los posibles sucesos naturales que nos puedan amenazar, nuestra imaginación también crea otros que, según los rumores… pudieran ser ciertos. Tal es el caso del Planeta X, Hercóbulus, El 12º Planeta, Nibiru, son diferentes nombres que existen desde antiguo para designar a un extraño y destructor cuerpo celeste, que forma parte del Sistema Solar vecino de Tylo, pero que sin embargo su órbita tan elíptica y tan larga le lleva a cruzarse con nuestro Sistema Solar cada 3660 años.
El paso del planeta X, cruzándose por dentro de nuestro Sistema Solar, crearía unos efectos devastadores en La Tierra, encendiendo volcanes, terremotos, tsunamis, lluvias de fuego, etc… pues tendría que acercarse a unos 14 millones de millas de La Tierra, que astronómicamente se puede considerar como una distancia peligrosamente próxima.
La órbita elíptica de Nibiru, un planeta rojizo, más grande que Júpiter, le lleva a atravesar nuestro Sistema solar causando desequilibrios apocalípticos en la Tierra. Hercóbulus tiene un tamaño bastante grande, entre 2 y 5 veces mayor más que Júpiter, con lo que la fuerza de este planeta gigante altera electromagnéticamente y gravitacionalmente, a todos los niveles, a nuestro planeta; su polo norte ejerce una gran infuencia magnética al acercarse al polo norte de La Tierra, momento en el que ambos cuerpos se repelen magnéticamente y se produce una gran sacudida geo-magnética que cambia los polos en La Tierra.
Si apareciera Nibiru en el Sistema solar causaría una gran debacle
Esto explicaría que la civilización humana transcurre y evoluciona en el tiempo mediante periodos cíclicos, de aproximadamente cada 4 milenios, siendo una de las visitas indeseables de Nibiru la causante de la desaparición del continente de la Atlántida. según todas estas leyendas, se calcula que el paso de Nibiru cerca de La Tierra, hacia el año 2012, podría ocasionar la muerte de 2/3 de la población mundial. (Ya tenemos aquí “hecha realidad” la predicción maya).
¡Qué gente!
Lo cierto es que no tenemos que ir tan lejos para poder constatar in situ, los cambios que los desastres naturales pueden producir en nuestro entorno que, con cada suceso catastrófico se ve transformado y hay cosas que desaparecen para dejar pasos a otras nuevas… La vida incluida.
Los cráteres volcánicos, como parece ser el caso, están frecuentemente llenos de agua de lluvia y freáticas, formando lagos. Suele ocurrir que, tras una erupción volcánica, sean destruidos miles de kilómetros cuadrados de terreno a su alrededor y cambien por completo la orografía de la zona. Parece imposible pensar que la Naturaleza pueda recuperarse tras un acontecimiento de este tipo, sin embargo, las primeras muestras de vida vegetal aparecen a unos escasos tres meses del acontecimiento en los campos cubiertos por las cenizas ricas en minerales. Poco tiempo después, vuelven los animales y la vida, se reanuda, como si allí, nada hubiese pasado.
Muere una estrella masiva y forma en el Espacio Interestelar una inmensa Nebulosa, de esa Nebulosa nacen nuevas estrellas y, probablemente, aparezca un agujero negro de la masa sobrante de la Nebulosa.
Así es la Naturaleza, y, como tantas veces se dijo aquí, algo se destruye para hacer posible que algo nuevo surja a la vida. Cuando una estrella muere crea las condiciones necesarias para que otras surjan a la vida. La eterna rueda de los ciclos del Universo que, una y otra vez, reproduce los acontecimientos para que todo siga igual pero… diferente. Y, aunque os parezca una paradoja, así es el ritmo del Universo en el que todo muere para que todo pueda seguir el ritmo evolutivo que la Naturaleza impone.
emilio silvera