Feb
13
A mí me gustaría: ¡Es tan bonito saber!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo y... ¿nosotros? ~ Comments (2)
De Marte hemos conseguido saber muchas cosas: Que tiene agua, que en tiempos pasados tenía una atmósfera y también océanos, que hoy en día es difícil y poco acogedor para la vida, y, sin embargo, sabiendo del pasado volcánico de aquel planeta, se sabe que tiene grandes galerías subterráneas donde la temperatura es más elevada y puede discurrir el agua líquida libremente, y si es así (que lo será), los hongos, los líquenes, las bacterias… ¡Estarán presentes!
Si hay metano y agua en Marte… ¡La vida se abre paso!
En un controvertido estudio, los cazadores de vidas extraterrestres dicen haber visto lo que parecían ser algas, líquenes y ‘hongos marcianos’ en imágenes tomadas por la NASA en la superficie del planeta rojo supuestamente árido.
La NASA no ha confirmado ni negado que las conclusiones extraídas por el Journal of Astrobiology and Space Science tienen algún mérito científico. Pero muchos científicos creen que Marte es actualmente el único planeta del Sistema Solar que tiene una gran posibilidad de contener la vida. Aunque el consenso en la comunidad científica es que si hay vida en Marte, se cree que está debajo de la superficie.
El Planeta Marte guarda muchos secretos
Por separados siempre seremos una mitad. Juntos… ¡Dos son uno!
Como decía en algún escrito anterior: “El irrefrenable deseo de fusión”
Las dos mitades contrapuestas que alcanzan la perfección
La estabilidad es la unión de dos partes opuestas que se complementan y conforman la unidad perfecta. Esa unión de las partes opuestas alcanza el equilibrio y la felicidad, es la perfección de lo posible, es el único camino para preservar la especie, es lo completo y, por separado, nunca se podrá conseguir finalizar el camino y llegar a buen puerto, las dos partes, por separado… ¡Es la soledad!
Y la crónica sigue contándonos lo que se supone que pasó…
Brebe Historia del Universo según Timoty Ferris I
En su breve poema “ escuché al docto astrónomo”, Walt Whitman relata una velada en una conferencia científica. Aquello todo eran Cifras y demostraciones que llenan la estancia y crean un ambiente opresivo, y asfixiante. Ninguna explicación sugerente y mágica que, de alguna manera, mantuviera despierta la curiosidad del oyente y, sobre todo, cuestiones sugerentes y misteriosas que despertaran su imaginación.
“Cuando escuché al docto astrónomo,
cuando me presentaron en columnas
las pruebas y guarismos,
cuando me mostraron las tablas y diagramas
para medir, sumar y dividir,
cuando escuché al astrónomo discurrir
con gran aplauso de la sala,
qué pronto me sentí inexplicablemente
hastiado,
hasta que me escabullí de mi asiento y
me fui a caminar solo,
en el húmedo y místico aire nocturno,
mirando de rato en rato,
en silencio perfecto a las estrellas.”
Pese a que fue escrito hace más de un siglo el poema de Whitman, sigue hallando eco entre un público contemporáneo sorprendentemente grande. A todos nos gusta escuchar a los científicos que saben explicar, de manera sencilla, cuestiones difíciles relativas al universo, a la materia, y a las leyes que todo lo rigen. Si el orador, tiene talento para desgranar los temas con esa forma de cuento de niño, que sin embargo, está lleno de una cantidad ingente de datos presentados de una manera mágica que los lleve al asombro y a la maravilla, entonces, nadie se aburre, todos están “enganchados” en el hilo de lo que allí se cuenta y, de alguna manera, se produce la simbiosis entre orador y público, de tal manera que, se puede oír el vuelo de una mosca, tal es el silencio y la alta atención que se presta cuando lo que se oye, nos gusta y nos enseña. Si por el contrario, el orador se ciñe a la técnica y a la terminológía científica, una jerga que sólo ellos conocen… Muchos, como nos cuenta Whitman en su poema, preferirán salir a pasear en la noche y contemplar las estrellas.
Nuestro Universo está repleto de maravillas que desconocemos y, a medida que nos vamos adentrando en sus secretos, sentimos crecer la adrenalina y el asombro desaparece para dar paso a la maravilla y la sorpresa de todo lo que la Naturaleza puede hacer.
Pero, ¿es realmente cierto que la ignorancia supera al conocimiento como camino más directo el asombro? Bueno, lo cierto es que, nos asombra todo aquel fenómeno que no llegamos a comprender y nos sorprendemos de su existencia de la que no tenemos una explicación. A medida que aprendemos, el Asombro Decrece en la misma proporción que la ignorancia para dar paso al conocimiento que, no pocas veces resulta ser, una realidad mágica de la que la Naturaleza está repleta y, nosotros, sólo tenemos que descubrirla para poder disfrutar de tales maravillas.
“Las estrellas de neutrones son estrellas muertas que tienen una alta densidad. Solo para hacerse una idea de cuán densas son, basta decir que una cucharadita del material que compone una estrella de neutrones podría llegar a pesar cerca de 4.000 millones de toneladas.”
Un magnétar o magnetoestrella es un tipo de estrella de neutrones con un campo magnético extremadamente fuerte. Se trata de una variedad de púlsar cuya característica principal es la expulsión, en un breve período, de enormes cantidades de alta energía en forma de rayos X y rayos gamma.
Cuando puedo admirar la imagen de un magnetar, me siento transportado a regiones lejanas del espacio en las que, ese magnetar o magnetoestrella (que es una estrella de neutrones alimentada con un campo magnético extremadamente fuerte y, Simplemente se trata de una variedad de púlsar cuya característica principal es la expulsión, en un breve período -equivalente a la duración de un relámpago-, de enormes cantidades de alta energía en de rayos X y rayos gamma. ), ha surgido a partir de una estrella masiva y se ha conformado como un extraño objeto exótico que nos produce sorpresa y admiración al ver como, a partir de una cosa totalmente diferente, por medio de transiciones de fase de diversa índole, se llega a formar otro objeto totalmente distinto del que fue.
Arriba el Púlsar binario PSR 1913 + 16
Allí, los rayos Gamma están formados por fotones pertenecientes al extremo más energético del espectro electromagnético, seguidos de los rayos X y, a continuación, de los rayos ultravioleta. Si los rayos X expulsados por el magnetar son de alta intensidad recibe entonces el de “púlsar anómalo de rayos X”, (en inglés “anomalous X-ray pulsars”, o su acrónimo AXPs). Si los rayos expulsados pertenecen al espectro Gamma de más alta intensidad, reciben el de “repetidores de gamma suave”, SGRs del inglés “soft gamma repeater”.
Se descubrió a Lucy y la reconstruimos
De la misma manera, si miro el cráneo de Lucy y sus huesos diminutos, cuidadosamente dispuestos para su exhibición en la vitrina de un museo, y, a su lado, puedo contemplar una también minuciosa reconstrucción de lo que Lucy fue en vida. No puedo evitar (ni quiero) que mi imaginación “vuele” hasta las cálidas sabanas africanas en la que se gestó la Humanidad hace tres mil millones de años.
Si pienso en los grandes reptiles del Jurásico, de inmediato me veo transportado a un tiempo en el que, los bosques mesozoicos por los que discurrían aquellas bestias prodigiosas, eran un prodigio de exuberancia en la Naturaleza.
- Allosaurus. Se trata de uno de los dinosaurios del Jurásico más feroces, un predador bípedo que medía alrededor de 8 metros de longitud y 3 metros de altura. …
- Apatosaurus. …
- Brachiosaurus. …
- Brontosaurio. …
- Camarasaurus. …
- Cetiosaurus. …
- Compsognathus. …
- Cryolophosaurus.
Remanente estelar
Así, tanto si miramos al espacio interestelar en las regiones lejanas del Universo, como si lo hacemos en las capaz profundas del planeta, encontramos los fósiles de estrellas o de seres vivos que nos cuentan lo que allí pasó. La información queda, y, por nuestra , lo único que tenemos que hacer es aprender, para poder leer los “infinitos mensajes” que, por todas partes, podemos encontrar para que nos cuenten lo que pasó y nos den una pista de lo que pasará.
¿Os imagináis, si pudiéramos conocer toda la historia científica de la creación? Sería una narración apasionante que, correcta y sencillamente explicada, nos ayudaría a conocer de dónde venimos y, casi, por definición, hacia dónde vamos. Todos hemos llegado a comprender que, el “milagro biológico” ha sido posible gracias a una conjunción de situaciones presentes en el conjunto del Sistema Solar que, escogió (por Azar) al planeta Tierra para que, en él, surgiera la Vida después de cuatro mil años de evolución. Somos de ese legado y, al tratar de comprender ese legado, hemos comenzado a dar los primeros pasos para poder llegar a saber, algún día, nuestro propio lugar en este mundo y, posiblemente, el el Universo.
Se formaron en la Química de la Tierra primigenia
Parecer mentira pero, todo, comenzó con aquella primera célula replicante. Las bacterias, los protozoos, los invertebrados, los peces…y, así, evolucionando a través de miles de años, pudimos llegar aquí nosotros que, por esa especie de “loteria” químico-biológica, se conformó primero en el protoplasma de la vida y, más tarde, de él, pudo surgir la primera señal, el primer exponente de eso que llamamos vida. Todo un logro de la Naturaleza que, a partir de la “materia inerte”, nos trajo aquí y, seguramente, de la misma manera, lo habrá hecho una y miles de veces en otros planetas lejanos que nos quedan por conocer. Creo que estamos bien acompañados pero las familias están muy distantes las unas de las otras, perdidas en la inmensidad de un Universo que… ¿Que nunca podremos visitar? Al menos de momento, nuestras limitaciones son tantas que, no podemos ni salir de nuestro barrio: El Sistema solar.
El entusiamo que en mi cerebro injerta todos estos temas, me lleva a preguntarme muchas cuestiones y situaciones y, una de ellas, es esa pregunta de ¿Cómo serán “ellos” qué aspectos de la biología terrestre nos unirán con todos aquellos que, como nosotros en la Tierra, habiten un planeta el que, se asombren al ver las estrellas y se hagan las mismas preguntas que nos hacemos nosotros?
Pero, ¿cómo llegaremos a comprender acontecimientos que pudieron suceder hace más de mil millones de años o más? Una cosa es saber que en las llanuras mareales de hace mil quinientos millones de años vivían bacterias fotosintéticas, y otra muy distinta es entender como se infiere que unos fósiles microscópicos pertenecden a bacterias fotosintéticas, cómo se averigua que las rocas que los rodean se formaron en antiguas llanuras mareales y cómo se estima que su edad es de mil quinientos millones de años.
En el Espacio exterior se han descubierto moléculas que sugieren la Vida. En Nubes moleculares gigantes, además de fullerenos, han sido localizados aminoácidos necesarios para que la Vida pueda surgir en un planeta con un entorno adecuado.
Desde una distancia de 27.000 años luz, un equipo de astrónomos ha descubierto una inusual molécula basada en el carbono con una estructura ramificada, contenida dentro de una gigantesca nube de gas en el espacio interestelar. Los astrónomos detectaron las ondas de radio emitidas por el cianuro isopropílico, que es algo así como encontrar una aguja en un pajar molecular.
La vida echó raíces hace más de cuatro mil millones años en nuestra naciente Tierra, un lugar más húmedo y más duro que ahora, bañado por ENERGÉTICOS rayos ultravioleta. Lo que comenzó como simples células finalmente se transformó en mohos del fango, ranas, elefantes, seres humanos y el resto de los reinos vivos de nuestro planeta. ¿Cómo empezó todo?
Un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge ha publicado detalles acerca de cómo podrían haberse vuelto metabólicamente activos los primeros organismos en la Tierra. Los resultados permiten que los científicos especulen sobre la forma en que las células primitivas aprendieron a sintetizar sus componentes orgánicos: las moléculas que forman ARN, lípidos y aminoácidos.
Polvo y moléculas en la región central de nuestra galaxia: la imagen de fondo muestra la emisión de polvo en una combinación de datos obtenidos con el telescopio APEX y el Observatorio Espacial Planck en una longitud de onda de 860 micrómetros. La molécula orgánica de cianuro isopropílico con un núcleo de carbono bifurcado (i-C3H7CN, izquierda) así la molécula propilo cianuro normal (n-C3H7CN, derecha) fueron ambas detectadas usando el arreglo de radiotelescopios de Atacama en la región Sagitario B2, a casi 300 años luz de distancia del centro galáctico Sagitario A. (Crédito: MPIfR/A. Weiß — imágen de fondo, University of Cologne/M. Koerber — modelos moleculares, amd MPIfR/A. Belloche — montaje)
Como estamos inmersos en una empresa Humana que va encaminada a conseguir los conocimientos necesarios de todo esto para poder, de una manera científica, explicar las cuestiones que más nos afectan y conciernen y, en tanto que empresa humana, éste es también un relato de exploración que se extiende el espacio interior de las moléculas a ese otro espacio que llamamos exterior, fuera de nuestro ámbito del Sistema solar, allí donde residen las galaxias lejanas, mundos nuevos, y objetos tan extraños y exóticos como lo pueden ser los magnétares, los púlsares, las estrellas de neutrones (todos lo mismo presentados en diferentes formas), o, los agujeros negros.
No quiero cerrar este sin dejar (aunque sea de pasada) un recuerdo a esos minúsculos “seres” que, sin duda alguna, han contribuído y siguen contribuyendo a la coevolución de la Tierra y la Vida. Tanto los organismos como el ambiente han ido cambiando drásticamente con el paso inexorable del Tiempo, a menudo de forma concertada. Los cambios de clima, la geología e incluso la composición de la atmósfera y de los océanos han influído de manera directa en la evolución. De la misma manera, las innovaciones tecnológicas de nuestra Sociedad Moderna, también influye, a su vez, en la historia del Medio Ambiente.
Como pueda ser la vida en otros mundos,,, ¡No lo sabemos! Sin embargo, si sabemos que el Universo es igual en todas sus regiones en las que imperan las mismas leyes fundamentales y, que toda la vida de la Tierra… ¡Está basada en el Carbono!
Todo esto que aquí hemos contado de manera sencilla y procurando no profundizar en demasía, nos puede llevar a la convicción de que, no estamos solos, de que las leyes del Universo se repiten de la misma manera en todas partes y, en consecuencia, en todas partes ocurren las mismas cosas. Por otra , deberíamos considerar a nuestro planeta y (¿por qué no?) a la estrella que nos acompaña, como “entes vivos” que, a su manera, procuran cuidar de nosotros y, para ello, nos ofrecen lo mejor que tienen. Aunque, no siempre nosotros seámos conscientes de ello.
¡Merluzos! Al fin y al cabo… ¡La Humanidad! ¿Cambiaremos alguna vez?
Emilio Silvera
el 24 de enero del 2017 a las 8:39
No en pocas ocasiones me encontré en esa situación maravillosa: ¡Mirar las rutilantes estrellas en la oscuridaqd de la noche”. Rodeado por el Silencio, inmerso en ese “mundo” mayor del Espacio Exterior, donde habitan los astros y tántas maravillas. En momentos así, uno se puede sentir pequeño. Sin embargo, la sensación dura poco, ya que, de pronto caemos en la certeza de que, estamos allí como parte del Universo, seguramente, la única parte (junto con otras que en otros mundos, al igual que nosotros, obserfven y se hagan preguntas), que siendo consciente de Ser, podamos, algún día comprender.
Sí, formamos parte de algo demasiado grande para nosotros (al menos de momento es así). Puede que algún día lejos aún en el futuro, podamos decir con propiedad que somos señores del Espacio, que viajamos entre las estrellas y que, ya no es sólo la Tierra la que acoge a una especie que, durante milenios deambuló por un mundo sin saber donde estaba, de dónde venía y hacia donde se podía dirigir. Aquellos tiempos, ayudados por la Evolución, las vivencias, la observación del mundo que nos rodea y todo lo que está mucho más allá, nos ha llevado a comprender en parte, la ggrandeza del contexto mayor al que pertenmecemos y en el que algún día… Alcanzaremos.
el 13 de febrero del 2024 a las 8:01
Ya lo decía Popper:
“Cuanto más profundizo en el conocimiento de las coas, más consciente soy de lo poco que se. Mis conocimientos son limitados, mi ignorancia infinita”
Lo mismo, con menos palabras lo dijo Sócrates:
“Solo se… ¡Que no se nada!”
Y, otro Filósofo muy listo él, decía:
Cambiaría todo lo que se, por la mitad de lo que no se. (No era tonto el hombre).
Todo esto nos lleva a reconocer que no sabemos tanto como creemos saber, las preguntas son muchas más que las respuestas que podemos dar. Y, desde luego, si nos auto-engañamos diciéndonos que sabemos… ¡Mal irán las coas!
El primer paso para llegar a saber es, reconocer nuestras carencias en el saber de las cosas. Somos parte de un Universo inconmensurablemente grande, vivimos en un planeta pequeño, aislado en un Sistema planetario situado en la periferia de la Galaxia, y, gracias a nuestro ingenio, hemos ido creando tecnología que supla nuestras carencias para poder llegar a las estrellas y a las entrañas de la materia (ahí están como prueba el Hubble y el James Webb entre otros, y, también, el LHC).
Todos sabemos un poquito de una cosa, del resto somos unos perfectos ignorantes. Y, si saber ese poquito nos lleva a ser engreídos y patulantes… ¡Mal irán las coas!
Los grandes seres humanos (hombres o mujeres), si realmente alcanzaron la categoría de “genios”, es precisamente por su humildad, ellos saben lo mucho que no saben.
Así las cosas, me hace pensar en un escenario en el que, la Humanidad lo supiera todo, que pudiera responder a cualquier pregunta que le fuera planteada. ¿Qué interés tendríamos entonces? No tendríamos curiosidad por nada (lo sabríamos todo), y, el tedio, la desidia y la decadencia se apoderaría de nuestra Sociedad.
Así que, ante ese panorama… ¡Prefiero tener que buscar las respuestas de lo mucho que no se!
¿El Conocimiento? Es algo que perseguimos durante nuestras vidas pero… ¡Es mucho más rápido que nosotros, y, nos cuesta mucho alcanzarlo!
De vez en cuando, se deja coger para que cojamos un poquito que, por supuesto no será suficiente pero… ¡Así vamos tirando!