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¿La Física? ¡Una maravilla! Nos dice cómo funciona la Naturaleza

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Física    ~    Comentarios Comments (5)

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En su Libro Partículas, Gerard ´t Hofft, Premio Nobel de Física, nos cuenta:
“En el mundo de los seres vivos, la escala o tamaño crea importantes diferencias. En muchos aspectos, la anatomía de un ratón es una copia de la de un elefante, pero mientras que un ratón trepar por una pared prácticamente vertical sin mucha dificultad (y se puede caer desde una altura varias veces mayor que su propio tamaño sin hacerse daño), un elefante no sería capaz de realizar tal hazaña. Con bastante generalidad se puede afirmar que los efectos de la gravedad son menos importantes cuanto menores sean los objetos que consideremos (sean vivos o inanimados).”

Cuando llegamos a los seres unicelulares, se ve que ellos no hay distinción entre arriba y abajo. Para ellos, la tensión superficial del agua es mucho más importante que la fuerza de la gravedad a esa escala. Tranquilamente se pueden mover y desplazar por encima de una superficie acuática. Los pluricelulares no pueden hacer tal cosa.

 

La tensión superficial es una consecuencia de que todas las moléculas y los átomos se atraen unos a otros con una fuerza que nosotros llamamos de Van der Waals. fuerza tiene un alcance muy corto; para ser precisos, diremos que la intensidad de esta fuerza a una distancia r es aproximadamente 1/r7. Esto significa que si se reduce la distancia dos átomos a la mitad de la fuerza de Van der Waals con la que se atraen uno a otro se hace 2 × 2 × 2 × 2 × 2 × 2 × 2 = 128 veces más intensa. Cuando los átomos y las moléculas se acercan mucho unos a otros quedan unidos muy fuertemente a través de esta fuerza. El conocimiento de esta fuerza se debe a Johannes Diderik Van der Waals (1837 – 1923) con su tesis sobre la continuidad del líquido y gaseoso que le haría famoso, ya que en esa época (1873), la existencia de las moléculas y los átomos no estaba completamente aceptado.

La tensión superficial del agua, es el efecto físico (energía de atracción entre las moléculas) que “endurece” la capa superficial del agua en reposo y permite a algunos insectos, como el mosquito y otros desplazarse por la superficie del agua sin hundirse.

 

 

El famoso físico inglés James Clerk Maxwell, que formuló la teoría del electromagnetismo de Faraday, quedó muy impresionado por este de Van der Waals.

Los tamaños de los seres uniceculares, animales y vegetales, se miden en micrómetros o “micras”, donde 1 micra es 1/1.000 de milímetro, aproximadamente el tamaño de los detalles más pequeños que se pueden observar con un microscopio ordinario. El mundo de los microbios es fascinante, pero no es el objeto de este trabajo, y continuaremos el viaje emprendido las partículas elementales que forman núcleos, átomos, células y materia, así como las fuerzas que intervienen en las interacciones fundamentales del universo y que afecta a todo lo que existe.

 

 

 

Hemos hablado del electrón que rodea el núcleo, de su carga eléctrica negativa que complementa la positiva de los protones y hace estable al átomo; una masa de solamente 1/1.836 de la del núcleo más ligero (el del hidrógeno). La importancia del electrón es vital en el universo.

Pero busquemos los “cuantos”. La física del siglo XX empezó exactamente en el año 1900, cuando el físico alemán Max Planck propuso una posible solución a un problema que había intrigando a los físicos durante años. Es el problema de la luz que emiten los cuerpos calentados a una cierta temperatura, y también la radiación infrarroja emitida, con menor intensidad, por los objetos más fríos (radiación de cuerpo negro).

 

 

Estaba bien aceptado entonces que esta radiación tenía un origen electromagnético y que se conocían las leyes de la naturaleza que regían estas ondas electromagnéticas. También se conocían las leyes para el frío y el calor, la así llamada “termodinámica”, o al menos eso parecía. Pero si utilizamos las leyes de la termodinámica para calcular la intensidad de una radiación, el resultado no tiene ningún sentido. Los cálculos nos dicen que se emitiría una cantidad infinita de radiación en el ultravioleta más lejano y, luego, esto no es lo que sucede. Lo que se observa es que la intensidad de la radiación muestra un pico a una cierta longitud de onda característica, y que la intensidad disminuye tanto para longitudes mayores como para menores. Esta longitud de onda característica es inversamente proporcional a la temperatura absoluta de objeto radiante (la temperatura absoluta se define por una escala de temperatura que empieza a 273º bajo cero). Cuando a 1.000º C un objeto se pone al “rojo vivo”, el objeto está radiando en la zona de luz visible.

 

Radiación de Cuerpo Negro

 

 

Un cuerpo negro es un objeto teórico o ideal que absorbe toda la luz y toda la energía radiante que incide sobre él. Nada de la radiación incidente se refleja o pasa a través del cuerpo negro. A pesar de su , el cuerpo negro emite luz y constituye un modelo ideal físico para el estudio de la emisión de radiación electromagnética. El nombre Cuerpo negro fue introducido por Gustav Kirchhoff en 1862.

 

 

La luz emitida por un cuerpo negro se denomina radiación de cuerpo negro. Todo cuerpo emite energía en de ondas electromagnéticas, siendo esta radiación, que se emite incluso en el vacío, tanto más intensa cuando más elevada es la temperatura del emisor. La energía radiante emitida por un cuerpo a temperatura ambiente es escasa y corresponde a longitudes de onda superiores a las de la luz visible (es decir, de menor frecuencia). Al elevar la temperatura no sólo aumenta la energía emitida sino que lo hace a longitudes de onda más cortas; a esto se debe el cambio de color de un cuerpo cuando se calienta. Los cuerpos no emiten con igual intensidad a todas las frecuencias o longitudes de onda, sino que siguen la ley de Planck.

Lo que Planck propuso fue simplemente que la radiación sólo podía ser emitida en paquetes de un tamaño dado. La cantidad de energía de uno de esos paquetes, o cuantos, es inversamente proporcional a la longitud de onda, y por tanto, proporcional a la frecuencia de radiación emitida. La fórmula es E = hν, donde E es la energía del paquete, ν es la frecuencia y h es una nueva constante fundamental de la naturaleza, la constante de Planck. Cuando Planck calculó la intensidad de la radiación térmica imponiendo nueva condición, el resultado coincidió perfectamente con las observaciones.

 

 

Poco tiempo después, en 1905, Einstein formuló esta teoría de una manera mucho más tajante: él sugirió que los objetos calientes no son los únicos que emiten radiación en paquetes de energía, sino que toda la radiación consiste en múltiplos del paquete de energía de Planck. El príncipe francés Louis-Victor de Broglie, dándole otra vuelta a la teoría, propuso que no sólo cualquier cosa que oscila tiene energía, sino que cualquier cosa con energía se debe comportar una “onda” que se extiende en una cierta región del espacio, y que la frecuencia ν de la oscilación verifica la ecuación de Planck. Por lo tanto, los cuantos asociados con los rayos de luz deberían verse una clase de partículas elementales: el fotón. Todas las demás clases de partículas llevan asociadas diferentes ondas oscilantes de campos de fuerza, esto lo veremos más adelante.

El curioso comportamiento de los electrones en el interior del átomo, descubierto y explicado por el famoso físico danés Niels Bohr, se pudo atribuir a las ondas de de Broglie. Poco después, en 1926, Edwin Schrödinger descubrió cómo escribir la teoría ondulatoria de de Broglie con ecuaciones matemáticas exactas. La precisión con la cual se podían realizar cálculos era asombrosa, y pronto quedó claro que el comportamiento de todos los objetos pequeños quedaba exactamente determinado por las recién descubiertas “ecuaciones de ondas cuánticas”.

Está bien comprobado que la mecánica cuántica funciona de maravilla…, pero, sin embargo, surge una pregunta muy formal: ¿qué significan realmente estas ecuaciones?, ¿qué es lo que están describiendo? Isaac Newton, allá en 1867 formuló cómo debían moverse los planetas alrededor del Sol, estaba claro todo el mundo qué significaban sus ecuaciones: que los planetas estaban siempre en una posición bien definida des espacio y que sus posiciones y sus velocidades en un momento concreto determinan inequívocamente cómo evolucionarán las posiciones y las velocidades en el tiempo.

 

Pero los electrones todo es diferente. Su comportamiento parece estar envuelto en misterio. Es como si pudieran “existir” en diferentes lugares simultáneamente, como si fueran una nube o una onda, y esto no es un efecto pequeño. Si se realizan experimentos con suficiente precisión, se puede determinar que el electrón parece capaz de moverse simultáneamente a lo largo de trayectorias muy separadas unas de otras. ¿Qué puede significar todo esto?

Niels Bohr consiguió responder a esta pregunta de tal que con su explicación se pudo seguir trabajando, y muchos físicos siguen considerando su respuesta satisfactoria. Se conoce como la interpretación de Copenhague de la mecánica cuántica.

 

 

Si la mecánica cuántica tiene cosas extrañas y el espín es una de ellas. Y si uno piensa que la intuición le ayudará a comprender todo esto, pues no lo hará, o es poco probable que lo haga. Las partículas tienen un espín fundamental. Al igual que la carga eléctrica o la masa, el espín ayuda a definir que de partícula es cada una.

Las leyes de la mecánica cuántica han sido establecidas con mucha precisión; permite cómo calcular cualquier cosa que queramos saber. Pero si queremos “interpretar” el resultado, nos encontramos con una curiosa incertidumbre fundamental: que varias propiedades de las partículas pequeñas no pueden estar bien definidas de manera simultánea. Por ejemplo, podemos determinar la velocidad de una partícula con mucha precisión, pero entonces no sabremos exactamente dónde se encuentra; o a la inversa, podemos determinar la posición con precisión, pero entonces su velocidad queda mal definida. Si una partícula tiene espín (rotación alrededor de su eje), la dirección alrededor de la cual está rotando (la orientación del eje) no puede ser definida con gran precisión.

 

La posición y el momento de una partícula nunca lo podremos saber con precisión ilimitada.

 

No es fácil explicar de forma sencilla de dónde viene esta incertidumbre, pero existen ejemplos en la vida cotidiana que tienen algo parecido. La altura de un tono y la duración en el tiempo durante el cual oímos el tono tienen una incertidumbre mutua similar. Para afinar un instrumento se debe escuchar una nota durante un cierto intervalo de tiempo y compararla, por ejemplo, con un diapasón que debe vibrar también durante un tiempo. Notas muy breves no tienen bien definido el tono.

Para que las reglas de la mecánica cuántica funcionen, es necesario que todos los fenómenos naturales en el mundo de las cosas pequeñas estén regidos por las mismas reglas. Esto incluye a los virus, bacterias e incluso a las personas. Sin embargo, cuando más grande y más pesado es un objeto, más difícil es observar las desviaciones de las leyes del movimiento “clásicas” debidas a la mecánica cuántica. Me gustaría referirme a exigencia tan importante y tan peculiar de la teoría con la palabra “holismo”. Esto no es exactamente lo mismo que entienden algunos filósofos por holismo, y que podría definir como “el todo es más que la suma de sus partes”. Si la física nos ha enseñado algo es justo lo contrario. Un objeto compuesto de un gran de partículas puede ser entendido exactamente si se conocen las propiedades de sus partes (partículas); basta que sepamos sumar correctamente (¡y esto no es nada fácil en mecánica cuántica!). Lo que entiendo por holismo es que, efectivamente, el todo es la suma de las partes, pero sólo se puede hacer la suma si todas las partes obedecen a las mismas leyes. Por ejemplo, la constante de Planck, h, que es igual a 6’626075… × 10-34 Julios segundo, debe ser exactamente la misma para cualquier objeto en cualquier sitio, es decir, debe ser una constante universal.

 

 

La mecánica cuántica es muy extraña a nuestro “sentido común”, sabemos que se desenvuelve en ese “universo” de lo muy pequeño, alejado de nuestra vida cotidiana en el macrocosmos tetradimensional que, no siempre coincide con lo que, en aquel otro infinitesimal acontece.

Las reglas de la mecánica cuántica funcionan tan bien que refutarlas resulta realmente difícil. Los trucos ingeniosos descubiertos por Werner Heisenberg, Paul Dirac y muchos otros mejoraron y completaron las reglas generales. Pero Einstein y otros pioneros como Erwin Schrödinger siempre presentaron serias objeciones a interpretación. Quizá funcione bien, pero ¿dónde está exactamente el electrón?, ¿en el punto x o en el punto y? En pocas palabras, ¿dónde está en realidad?, y ¿cuál es la realidad que hay detrás de nuestras fórmulas? Si tenemos que creer a Bohr, no tiene sentido buscar tal realidad. Las reglas de la mecánica cuántica, por sí mismas, y las observaciones realizadas con detectores son las únicas realidades de las que podemos hablar.

Es cierto que, existe otro universo dentro de nuestro del que, aún, nos queda mucho por aprender.

 

 

La mecánica cuántica puede ser definida o resumida así: en principio, con las leyes de la naturaleza que conocemos se puede predecir el resultado de cualquier experimento, en el sentido que la predicción consiste en dos factores: el primer factor es un cálculo definido con exactitud del efecto de las fuerzas y estructuras, tan riguroso como las leyes de Isaac Newton para el movimiento de los planetas en el Sistema Solar; el segundo factor es una arbitrariedad estadística e incontrolable definida matemáticamente de estricta. Las partículas seguirán una distribución de probabilidades dadas, primero de una forma y luego de otra. Las probabilidades se pueden calcular utilizando la ecuación de Schrödinger de función de onda (Ψ) que, con muchas probabilidades nos indicará el lugar probable donde se encuentra una partícula en un dado.

Muchos estiman que esta teoría de las probabilidades desaparecerá cuando se consiga la teoría que explique, de forma completa, todas las fuerzas; la buscada teoría del todo, lo que implica que nuestra descripción actual incluye variables y fuerzas que (aún) no conocemos o no entendemos. Esta interpretación se conoce como hipótesis de las variables ocultas.”

¿Podría ser el Universo un Holograma?

 

También Gerardt Hooft es el autor de lo que han dado en llamar l principio holográfico es una conjetura especulativa acerca de las teorías de la Gravedad Cuántica propuesta en 1993 por este autor,  y mejorada y promovida por Leonard Susskin en 1995. Postula que toda la información contenida en cierto volumen de un espacio  concreto se puede conocer a partir de la información codificable sobre la frontera de dicha región. Una importante consecuencia es que la cantidad máxima de información que puede contener una determinada región de espacio rodeada por una superficie diferenciable está limitada por el área total de dicha superficie.

Por ejemplo, se pueden modelar todos los eventos que ocurran en un cuarto o una habitación creando una teoría en la que sólo tome en cuenta lo que suceda en sus paredes. En el principio holográfico también se afirma que por cada cuatro Unidades de Planck  existe al menos un grado de libertad  (o una unidad constante de Bolttzmann k de máxima entropía). Esto se conoce como frontera de Bekenstein:

S\le\frac{A}{4}

 

donde S es la entropía y A es la unidad de mensura considerada. En unidades convencionales la fórmula anterior se escribe:

S\le \left( \frac{kc^3}{G\hbar} \right) \frac{A}{4} = k \frac{A}{4\ell_P^2}

donde:

Claro que esta… ¡Es otra Historia!

Emilio Silvera

 

  1. 1
    fandila
    el 21 de marzo del 2017 a las 13:20

     
    El vacío cuántico o “Mar de Dirac”
                El campo de punto cero, llamado también vacío cuántico o Mar de Dirac posee la llamada  energía del punto cero o “energía residual” (Según la denominaran Albert Einstein y Otto Stern). Es la energía más baja que un sistema mecano-cuántico puede poseer. La energía del estado fundamental del sistema. Sin ella no habría base material para que exista.

               Max Planck obtuvo una relación para la energía de un “radiador de energía” aislado, como:
             Є = h υ / e^ (hυ /KT) – 1                                                    
                    Y para Einstein y Otto Stern:
             Є = [h υ / e^ (hυ /KT) – 1] + hυ /2 

                                             
               La energía del punto cero del vacío viene a significar la Constante Cosmológica. Constante, porque pese a todo, la densidad del Universo se mantiene constante. Ya que, si el espacio-tiempo aumenta con la expansión, es la energía de punto cero la que la procura, la que va rellenando. Pero la energía de punto cero, por su infinitud, no puede decaer.
               Sólo podemos observar y cuantificar la energía relativa, no la energía absoluta. Pero el momento mínimo nunca es nulo.
               “Otros experimentos contemplan la emisión espontánea de luz (fotones) por átomos y núcleos, una pérdida de energía que se repone desde la llamada energía cero, el efecto Lamb en el posicionado de los niveles de energía del átomo. O las anomalías en la tasa giromagnética del electrón, etc.”
    ϵ = h ν e h ν k T − 1 {\displaystyle \epsilon ={\frac {h\nu }{e^{\frac {h\nu }{kT}}-1}}}
    Gravitación- Fuerza gravitatoria
               La Constante Cosmológica no podría variar, salvo pequeñas desviaciones que oscilen en más y en menos, pues la materia-energía expansionada será constante pese a su expansión acelerada. Es la energía de vacío la que marca el ritmo (Los pequeños big-banes de cada elemento) y no al contrario. Mayor o menor velocidad en la expansión será relativa a la presión y la temperatura, pero según el Principio de Conservación la densidad “instantánea” de un presente universal determinado contendrá la misma matera-energía que cualquier otro, según balance de la velocidad
                Los valores positivos que se especulan sobre la constante cosmológica pueden ser explicados según la energía de punto cero.La energía-masa está allí, como enrocada, y se iría desarrollando a su tiempo según el interaccionado presente. No olvidemos que la energía es una propiedad de la materia según masa y velocidad.
                En resumen, si la energía está “realmente allí”, entonces debería ejercer una fuerza gravitacional. En relatividad general la masa y la energía son equivalentes;(Son equivalentes por intermedio de la velocidad, pero la velocidad es variable). La materia-energía puede producir un campo gravitatorio.
                Y en esto hemos de hacer una puntualización. Si el Big-Bang no es otra cosa que el resultado de la expansión de una concentración previa, tipo agujero negro formado en un universo antecedente. La eclosión, que no explosión se seguirá desarrollando sobre tal universo, El nuevo Universo por lo que sufrirá la inercia correspondiente al precedente, y la suya propia según en una base conjunta de ambos universos, si el Universo se desarrolla sobre el anterior Pese a la expansión acelerada la energía de punto cero habrá de amoldarse en su advenimiento a esa inercia que le restrinja su desarrollo libre en el tiempo.
               La energía del punto cero del vacío nada menos que infinita, muy concentrada y siempre en desarrollo, parece ilógica, pero así se constata matemáticamente y también de forma intuitiva. No toda es asequible a la vez, sino que se prodiga con arreglo a la constante cosmológica (Según un equilibrio existencial: el movimiento posible en la interrelación de lo existente), la densidad del vacío, Constante Cosmológica, estable como su propio nombre indica).

                “De la energía de punto cero, infinita, no podría decirse que tenga su límite en la escala de Planck, pues a partir de ahí no crecería. Pero si así fuera, es tan inmensa, que aún quedaría una enormidad como para no cumplir con el espacio ni la constate cosmológica”.
                Pero no, pues solo es desarrollable con la expansión, según una velocidad, que resulta mayor cuanto más próxima físicamente al origen, una expansión que además parece ser la responsable, el universo no va desbocado, sino que se “infla” (Expande) con arreglo a la geometría y a las mutuas interacciones de su inmensa dotación de elementos, entre los que figuran también los propios del universo mayor) por lo que parece que la contradicción no exista. Se olvida que la expansión hace que la densidad, m/v, masa relativa dividido por volumen (Ambas variables aumentan al mismo tiempo y a la vez), por lo que la constante cosmológica habrá de ser constante, salvo pequeñas oscilaciones. Según la superficie adquirida por los elementos libres y sus posibles combinaciones, la masa (Según inercia del vacío) aumenta al compás de su volumen, lo que no parece que sea así para la materia normal.
     
               Habría que definir por tanto la energía. Esa energía “pura” solo de consideración matemática. La energía como la capacidad de realizar un trabajo, es decir, como un empuje sobre algo. Pero dejémoslo así, pues en la infinitud no cabe preguntarse sobre un principio o un final, masivo o energético de materia energía.  Lo que es, es, aunque transformándose, y si se habla de un todo cerrado que evoluciona, por relatividad en su evolución, su materia-energía es equivalente, con intermedio de la velocidad.
                En la densidad infinita del vacío, podría pensarse que el movimiento no es posible. Sin embargo, esta densidad sería el resultado de infinidad de “células” independientes donde las pequeñas sean como intermedio de las mayores sin solución de continuidad. Se dice por tanto que el vacío pese a su infinita densidad se compone de elementos según una discontinuidad. De darse el ser continuo, las materias del vacío no podrán moverse unas entre las otras en un deslizamiento de imperceptibles roces. El continuo solo nos llevaría a lo compacto sin posibilidad de relaciones físicas. Ni siquiera en la distribución Bose-Einstein ocurre tal cosa. Está por ver si en la singularidad primigenia podría ocurrir
               La gran constatación es, que la materia energía es lo “opuesto” a la nada. Algo es, como contrario a no ser. De no existir la nada, ¿qué nos queda?, lo que es.
               De que está hecho todo: del contrapunto de la nada, y ¿cuál es su sustancia: “la no nada, o el algo”. El ser como movimiento de algo “no definido”.

    Si el espacio es infinitamente divisible, quiere decir que en cualquier punto del vacío la materia-energía es infinita. La fragmentación infinita nos da pie para afirmarlo. Si las velocidades no tienen límite, la energía ha de ser infinita. Se dice que el taquión tiene masa imaginaria, sin que entendamos que tal cosa tenga sentido físico, también, que, con la velocidad, tal masa va disminuyendo, y por tanto la energía. Más bien querrá decir que la masa se va concentrando.      (Como ocurre al fotón con la frecuencia). hasta no ser posible detectarla De todas formas, cada elemento o partícula posee su velocidad propia.
               ¿Por qué el vacío absoluto no existe, ni siquiera parcialmente? Decir eso, es equivalente a decir que la nada no puede darse, pues la nada, nada es.
               De no admitir ningún límite de velocidad en el vacío, significa que en él, la velocidad en el infinito profundo puede ser infinita, o tendiendo a infinito.
               ¿Qué significa una velocidad infinita, o tendente al infinito, ya sea de traslación o de giro? Que en la “apretura”, de la densidad del vacío, los elemento se fraccionan sin límite (Presión y temperatura) tendiendo a la más alta densidad sin alcanzarla nunca.

               Sin embargo, la singularidad nunca es reductible a un punto, pues como hemos adelantado, la concentración llegará a su máximo cuando sus fracciones alcancen la dimensión menor del universo base antecedente, que el A.N. aún no posee. Será entonces cuando ocurra lo que llamamos Big-Bang. Una difusión de los elementos mínimos adquiridos del A.N., con los antecedentes del universo mayor en que se ubica, lo que significa una expansión en sí misma.
                Y qué sentido tiene la creación de un universo a partir de otro. Pues la creación de dimensiones nuevas. De no ser así, a lo mejor nosotros no existiríamos,
    Salvo que los universos como el nuestro se repitan, que será lo más probable…
               Pese a lo concreto de tal energía asequible para un universo, no lo es en cambio, al considerar el escalonado sin límite de universo en universo, pese a que la energía-materia pareciese de un gran valor, grande pero concreto, en ella perdura toda la energía (Energía de punto cero) escalonada por el infinito.
               La pregunta es, ¿y por qué la densidad del vacío es infinita? Porque el movimiento supera con creces cualquier velocidad, y por tanto la capacidad de “barrido” o probabilidad de ocupar todo el espacio es total, con el resultado de lo totalmente lleno, aunque faccionario.

               Sin embargo, la densidad de una partícula o masa cualquiera tiene un valor concreto. Pues la detectamos, cuanto más, mediante nuestras herramientas fotónicas que no puede alcanzarían tanta sutileza.
    Pero el espacio interno de la partícula también está “lleno” de vacío.
               Cuando medimos la masa nos estamos refiriendo a la diferencia entre dos vacíos, cuyo límite o barrera es ejercido por unos elementos en giro o giro-traslación que los delimitan. Esa barrera que llamamos barrera másica, con no ser absolutamente tupida, es suficiente para que surja lo que llamamos fuerza gravitatoria. Presión sobre un pequeño vacío (Pequeño espacio-tiempo) por parte del vacío total que rodea a la partícula. Una cuestión de geometría y cierta uniformidad.
    ¿Dónde queda el vacío absoluto, o una nada, aunque sea parcial? En ningún sitio.
     
    Aristóteles y Parménides – Vacío lleno de algo invisible y que no afecta-
    La Naturaleza aborrece el vacío. (Filósofos griegos)

    Saludos

    Responder
    • 1.1
      emilio silvera
      el 22 de marzo del 2017 a las 6:02

      ¡Más claro, el Agua!

      Responder
  2. 2
    fandila
    el 22 de marzo del 2017 a las 10:09

    No te burles, Emilio, que ni sencillo ni claro.
    Lo bueno sería parcializar, en lo posible, estos temas tan extensos, ateniéndonos a soluciones concretas.
    Y soluciones concretas las hay. Los grandes físicos nos adelantan en eso. Sus formulaciones y resultados empíricos, nos sirven para extrapolar hacia lo que no podemos ver, y quizá no veamos nunca.
    Lo bueno es que estas teorías no contradigan lo evidente, y que siguiéndolas, puedan llevarnos a donde por ahora no nos es posible.
    Un abrazo.

    Responder
    • 2.1
      Emilio Silvera
      el 23 de marzo del 2017 a las 6:18

      Amigo mío, si hablamos de Sistemas complejos… ¡Son una infinidad! desde el Universo a un simple átomo,o, incluso, a uno de nosotros. Es cierto que, para comprender estos sistemas, tenemos que ir por partes, no podemos comprender tal complejidad de una sola mirada, sino que, desde siempre, hemos sabido ir dilucidando pequeños secretos del sistema en cuestión y, más tarde, los hemos juntados para comprender el todo.
      Cuando hablamos de sistemas complejos, no pocos lo mirán con cierta aprensión, ya que, la palabreja nos lleva a pensar en algo difícil de comprender. La Naturaleza, sin embargo, tiene una gran tendencia a estructurarse en forma de entes discretos y excitables que interactúan y que se organizan en niveles jerárquicos de creciente complejidad. Los sistemas complejos no son casos raros, sino que, por el contrario, son de lo más habitual y, nosotros los humanos, para ir comprendiendo, hemos sabido desvelar sus secretos por parte y más tarde al juntar esas partes, hemos sabido sobre el todo.
      Claro que, como bien insinuas, son más las preguntas que las respuestas pero, si alguno de los filósofos que mencionas al final de tu comentario te pudieran leer, se quedaráin asombrados de tanto conocimimiento. ¡El Tiempo y nuestra curiodiad, unido a las necesidades! Eso amigo Fandila nos está llevando hacia el futuro.
      ¿Qué será de la Física del Año 3.000? ¡Ya me gustaría estar aquí para verlo!
      Un nabrazo.

       

      Responder
  3. 3
    fandila
    el 23 de marzo del 2017 a las 9:39

    En eso de la complejidad y los resultados parciales entra en juego la experimentación, a la que la mayoria, no podemos acceder. Por eso hemos de partir de aquello que otros que sí poseen los medios, con resultados sí pueden ofrecernos.
    Nadie por ejemplo, que yo sepa, ha sabido darme hasta ahora una explicación, o mejor una crítica, de algunos de los temás, teóricos por supuesto, que me han ocupado interminables horas y días.
    A estas alturas, la Física para mi solo es algo lúdico, sin pretensiones competitivas, sino de clarificación
    Así, un enlace o la cierta dependencia de la gravedad y el electromagnetismo. Y solo esas dos fuerzas, que en realidad son tres, o cuatro, según se considere lo que llamamos fuerza fuerte. Nunca entendí las cargas de color sino como extensión o parcialización del electromagnetisco-gravedad.
    La relación más sencilla o simple entre gravedad y electromagnetismos yo la resumo en una sola relación o fórmula:
     
     
     
    P = Mr. /r2 + c2 ρ /2 + ρ g z = Mr./ r2 +c2µop I / 2·4 π r2 + ρ g z
     
    P = Presión del vacío = Fuerza gravitatoria / unidad de superficie elemental (G)
    Mr.  Masa esférica interior de radio desde el punto considerado
    c2 ρ /2 = c2µop I / 2·4 π r2   Campos eléctrico y magnético
                 Densidad de flujo magnético-eléctrico, ρ  
                 Permeabilidad magnética en el protón, µop
                 Intensidad de corriente en órbita subpartículas, I

     

     
    Como digo, nadie, cercano, o lejano, me ha dado norte del acierto o  no de tal fórmula, por lo que ahí queda, en suspenso. Y como es lógico yo he de considerarla como acierto, pues si llegué hasta ella no fue por casualidad, sino por causa de otros fenómenos físicos.
    Que no, porque sea poca cosa (¿?), pues a otra vamos. Quién sabe.

    Un abrazo, Emilio y demás contertulios

     

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