Abr
8
¡Nuestro Sol!
por Emilio Silvera ~
Clasificado en General ~
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El Sol tiene el 99,99% de todo la masa del Sistema Solar, cada segunda transmuta o fusiona 4.654.000 Tn de Hidrógeno en 4.650.ooo Yn de Helio, las 4.000 Tn. que se pierden por el en el trasvase, son enviadas a la Tierra en forma de luz y calor que permiten la presencia de la vida y la fotosíntesis entre otras muchas cosas.
El Son el es objeto (junto con la Tierra), más valioso del sistema planetario que nos acoge pero… ¡Veamos el Video!
Abr
8
Imaginación sin límite pero… ¿sabremos comprender?
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Astrofísica ~
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Está claro que pensar siquiera en que en nuestro Universo, dependiendo de la región en la que nos encontremos, habrá distintas leyes físicas, sería pensar en un universo chapuza. Lo sensato es pensar y creer que en cualquier parte del universo rigen las mismas leyes físicas, hasta que no se encuentre pruebas reales a favor de lo contrario, los científicos suponen con prudencia que, sean cuales fueran las causas responsables de las pautas que llamamos “Leyes de la Naturaleza”, es mucho más inteligente adoptar la creencia de la igualdad física en cualquier parte del Cosmos por muy remota que se encuentre aquella región; los elementos primordiales que lo formaron fueron siempre los mismos y las fuerzas que intervinieron para formarlo también.
La materia y las fuerzas que conforman nuestro Universo
Las fuerzas fundamentale son
Tipo de Fuerza |
Alcance en m |
Fuerza relativa |
Función |
Nuclear fuerte |
<3×10-15 |
1041 |
Une Protones y Neutrones en el núcleo atómico por medio de Gluones. |
Nuclear débil |
< 10-15 |
1028 |
Es responsable de la energía radiactiva producida de manera natural. Portadoras W y Z– |
Electromagnetismo |
Infinito |
1039 |
Une los átomos para formar moléculas; propaga la luz y las ondas de radio y otras formas de energías eléctricas y magnéticas por medio de los fotones. |
Gravitación |
Infinito |
1 |
Mantiene unidos los planetas del Sistema Solar, las estrellas en las galaxias y, nuestros pies pegados a la superficie de la Tierra. La transporta el gravitón. |
Fue Einstein el que anunció lo que se llamó principio de covariancia: que las leyes de la naturaleza deberían expresarse en una forma que pareciera la misma para todos los observadores, independientemente de dónde estuvieran situados y de cómo se estuvieran moviendo. En caso contrario… ¿En qué clase de Universo estaríamos?
Lo cierto es que Einstein fue muy afortunado y pudo lanzar al mundo su teoría de la relatividad especial, gracias a muchos apoyos que encontró en Mach, en Lorentz, en Maxwell… En lo que se refiere a la relatividad general, estuvo dando vueltas y vueltas buscando la manera de expresar las ecuaciones de esa teoría pero, no daba con la manera de expresar sus pensamientos.
Sin embargo, fue un hombre con suerte, ya que, durante la última parte del siglo XIX en Alemania e Italia, matemáticos puros habían estado inmersos en el estudio profundo y detallado de todas las geometrías posibles sobre superficies curvas. Habían desarrollado un lenguaje matemático que automáticamente tenía la propiedad de que toda ecuación poseía una forma que se conservaba cuando las coordenadas que la describían se cambiaban de cualquier manera. Este lenguaje se denominaba cálculo tensorial. Tales cambios de coordenadas equivalen a preguntar qué tipo de ecuación vería alguien que se moviera de una manera diferente.
Einstein se quedó literalmente paralizado al leer la Conferencia de Riemann. Allí, delante de sus propios ojos tenía lo que Riemann denominaba Tensor métrico. Einstein se dio cuenta de que era exactamente lo que necesitaba para expresar de manera precisa y exacta sus ideas. Así llegó a ser posible la teoría de la relatividad general.
Gracias al Tensor de Rieman, Einstein pudo formular:
Recordando aquellos años de búsqueda e incertidumbre, Einstein escribió:
“Los años de búsqueda en la oscuridad de una verdad que uno siente pero no puede expresar el deseo intenso y la alternancia de confianza y desazón hasta que uno encuentra el camino a la claridad y comprensión sólo son familiares a aquél que los ha experimentado. “
Einstein, con esa aparentemente sencilla ecuación que arriba podemos ver, le dijo al mundo mucho más, de lo que él mismo, en un principio pensaba. En ese momento, se podría decir, sin temor a equivocarnos que comenzó la historia de la cosmología moderna. Comprendimos mejor el universo, supimos ver y comprender la implosión de las estrellas obligadas por la gravedad al salir de la secuencia principal, aparecieron los agujeros negros… y, en fin, pudimos acceder a “otro universo”.
Es curioso como la teoría de la relatividad general nos ha llevado a comprender mejor el universo y, sobre todo, a esa fuerza solitaria, la Gravedad. Esa fuerza de la naturaleza que ahora está sola, no se puede juntar con las otras fuerzas que -como tantas veces hemos comentado aquí-, tienen sus dominios en la mecánica cuántica, mientras que la gravitación residen en la inmensidad del cosmos; las unas ejercen su dominio en los confines microscópicos del átomo, mientras que la otra sólo aparece de manera significativa en presencia de grandes masas galácticas, estelas y de objetos que, como los agujeros negros y los mundos, emiten la fuerza curvando el espacio a su alrededor y distorsionando el tiempo si su densidad llega a ser extrema.
Cuando miramos al cielo nocturno -en la imagen de arriba lo hacemos desde Tenerife- y nos sentimos reducidos, empequeñecidos por la inmensidad de las luces celestes que puntúan en el cielo, estamos mirando realmente una minúscula porción de las estrellas localizadas en el brazo de Orión. El resto de los 200 mil millones de estrellas de la Vía Láctea están tan lejanas que apenas pueden ser vistas como una cinta lechosa que cruza el cielo nocturno.
Cuando recordamos que la galaxia Andrómeda se está acercando a la Vía Láctea a unos 300 km/s, y sabiendo lo que ahora sabemos, no podemos dejar de preguntarnos ¿Dónde estará la Humanidad dentro de cinco mil millones de años? Si tenemos la suerte de haber podido llegar tan lejos -que es dudoso-, seguramente, nuestra inmensa imaginación habrá desarrollado conocimientos y tecnologías suficientes para poder escapar de tan dramático suceso. Estaremos tan ricamente instalados en otras galaxias, en otros mundos. De alguna manera… ¿No es el Universo nuestra casa?
emilio silvera
Abr
8
Nuestro sueño de ir a otros mundos
por Emilio Silvera ~
Clasificado en Otros mundos ~
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Ilustración de la estrella enana ultra-fría TRAPPIST-1 y de sus tres planetas. (ESO)
El sistema de TRAPPIST-1 puede tener hasta 3 planetas habitables
En la actualidad nos parece cosa cotidiana el anuncio de las Agencias Espaciales de EE. UU. y de Europa cuando anuncian el descubrimiento de nuevos planetas que, alumbrados por alguna estrella y situados a la distancia adecuada, podría tener las condiciones para la Vida. NO hace mucho podíamos leer en las noticias:
“Tres planetas potencialmente habitables que orbitan alrededor de una estrella enana ultra-fría (TRAPPIST-1) a tan sólo 40 años luz de la Tierra, fueron descubiertos por un un equipo internacional de astrónomos desde el Observatorio La Silla, 470 kilómetros al norte de Santiago de Chile.
Claro que todos esos descubrimientos sólo nos podrán ser válidos para dentro de muchas décadas o siglos, ya que, nuestras tecnologías están en pañales para poder realizar viajes del calibre requerido en expediciones a otros mundos situados fuera del Sistema solar.
Acordémonos de que la NASA tardó un año en averiguar que la Voyager 1 había salido del Sistema solar, y, lo anunció hace relativamente poco tiempo, cuando el lanzamiento del Ingenio espacial data del año 1977 y ha tardado cerca de 40 años en sumergirse en la región exterior a la que no llegan las partículas del Sol.
Cuando pasen unos 5.000 millones de años, nuestro Sol, agotado el combustible nuclear de fusión, se convertirá en una Gigante roja (proceso que durará unos 600 millones de años) que engullirá a los planetas interiores, y, entonces, la vida, dejará de existir tal como la conocemos. Cuando alcance su tamaño máximo, que se estima será casi 260 veces mayor y su luminosidad que llegará a 2 700 veces más de la que tiene hoy.
Nuestro Sol, cada segundo, fusiona 4.654.600 Toneladas de Hidrógeno, en 4.650.000 Toneladas de Helio y, las 4.600 Toneladas que en la transmutación se “pierden”, son lanzadas al Espacio Interestelar en forma de luz y de calor. Una pequeña fracción de esa luz y de ese calor (2.000 millonésimas), llega a nuestro planeta para que la Vida sea posible y se produzca el ciclo de la fotosíntesis entre otros beneficiosos fenómenos naturales.
Simulación de Próxima b en la órbita de su estrella, la enana roja Próxima Centauri (ESO/M. Kornmesser)
El empeño que tenemos de seguir oteando el Espacio Exterior y vigilando estrellas que, parecidas a nuestro Sol, puedan contener planetas en órbita que sean idóneos para la Vida, no es gratuito, ya que, aunque aún falta mucho tiempo, si conseguimos continuar por aquí, el suceso llegará y necesitaremos otros lugares en los que asentar colonias humanas.
Claro que, por muchos motivos, las cosas no serán nada fáciles y, no todos los mundos tienen las condiciones de la Tierra. Aunque puedan ser habitables sus variables pueden ser inmensas, y, habrá que adaptarse a nuevas condiciones naturales distintas de las de la Tierra.
Plantas con dos soles y con varias “lunas”, con unas condiciones climáticas distintas a las de la Tierra, con estrella que al no ser de la misma clase que nuestro Sol (G2V amarillo), nos enviarán una luz distinta que cambiará el color de las plantas y los paisajes…
Claro que, llegado ese momento, no tendremos otra salida, habrá que adaptarse a lo que podamos encontrar y que sirva para sustentar nuestras vidas. De los muchos planetas que para entonces tendremos a nuestra disposición, unos serán más idóneos que otros pero… ¡Nos olvidamos de lo más importante! CÓMO LLEGAR HASTA ELLOS.
Imagen distribuida por el Observatorio Europeo Austral (ESO) el 24 de agosto de 2016 que muestra una recreación artística del cielo en torno a la estrella Alpha Centauri AB, y la enana roja Proxima Centauri, la estrella más cercana al Sistema Solar (Observatorio Europeo Austral/AFP
El rumor era cierto. Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol, alberga un planeta. Un mundo que además, se parece a la Tierra y está situado a una distancia de su estrella que en teoría, le permitiría tener agua líquida, un requisito necesario aunque no suficiente para que pudiera albergar algún tipo de vida
Próxima b, como ha sido bautizado, se convierte por tanto en el planeta más cercano a la Tierra encontrado fuera del Sistema Solar. En el catálogo de exoplanetas (como se denominan los planetas fuera de nuestro sistema) hay más de 2.000 mundos de características y tamaños muy diversos, pero hasta ahora no se había encontrado ninguno tan cercano.
Imagen de Próxima Centauri, tomada por el telescopio espacial Hubble (NASA
Esta es la estrella que orbita ese posible planeta habitable y, se encuentra fuera del Sistema solar a 4,2 años luz de nosotros y una distancia de 4,2 años-luz es equivalente a casi 40 billones de kilómetros, un 4 seguido de 13 ceros. Comparemos esto con cifras asociadas a la actividad humana en el espacio hasta la fecha. La máxima distancia de la Tierra a la que los humanos han volado se alcanzó en abril de 1970 cuando la tripulación del Apolo 13 pasó por detrás de la Luna a una altitud de 254 km sobre su superficie, lo que la situó a 400.171 km de la Tierra. Esto es apenas 1,33 segundos-luz de distancia, la máxima a la que ha estado el ser humano hasta el día de hoy. Los ingenios no tripulados, sí alcanzaron distancias más largas pero, eso no nos valdría. Además, fijáos que el Voyager-1 ha tardado 40 años en salir del Sistema solar. ¿Qué nave se necesitaría para hacer un viaje con garantías a Próxima CEntauri.
El calculo realizado con la velocidad que pueden alcanzar nuestras “naves” actuales de unos 50/60.000 Km/h, podríamos ir a Próxima Centauri en un viaje que duraría 30.000 años. ¿Cuántas generaciones tendrían que pasar hasta llegar allí. Además, habrá que contar con los imprevistos (que los habría), con las carencias de la nave no preparada para ese viaje y pondría en peligro la integridad de los viajeros. Cuando oímos decir que vamos a ir a Marte (mucho más cerca) en unos años… ¡Me entra la risa!
Estrellas más cercanas al Sol con distancias expresadas en años-luz
Con estos datos en la mano nos podemos desilucionar un poco, ya que, llegamos a comprender que, en ese ámbito de los Viajes Espaciales, estamos aún muy lejos de poder decir que dominamos la técnica de ir a otros planetas, ya que, no podríamos garantizar la seguridad física de los viajeros. Ahora estamos comenzando a vislumbrar ese futuro (aún muy lejos) en el que nuestros descendientes puedan visitar los planetas más cercanos de manera habitual.
Cuando hablamos acerca de por qué es tan difícil ir a Marte, tal vez el ambicioso próximo objetivo a conquistar en nuestro sistema solar, vemos que las dificultades para posar allí seres humanos derivaban principalmente de la distancia a ese planeta. Y, sin embargo, cuando trasladamos a unidades de tiempo-luz los 55 millones de km de distancia más cercana o los 400 millones de km de distancia más lejana a la que la Tierra puede estar del planeta en su recorrido orbital alrededor del Sol, estas distancias resultan ser equivalentes a 3 minutos-luz y a 22 minutos-luz respectivamente, comparables a los 8,3 minutos-luz que nos separan de nuestra propia estrella. Ciertamente, estas distancias palidecen ante la de Próxima b a pesar de ser el exoplaneta más cercano a nosotros.
Sonda Voyager 1. Fuente: NASA/JPL-Caltech.
A día de hoy, la sonda Voyager 1, lanzada al espacio en 1977, es el artefacto humano que más se ha alejado de nuestro sistema solar. La Voyager 1 entró en el espacio interestelar en agosto del 2012 y en la actualidad se encuentra mucho más lejos que Plutón, a algo más de 20 mil millones de kilómetros del Sol, una distancia absolutamente increíble, pero que es de tan solo casi 19 horas-luz, una distancia que sigue siendo imperceptible frente a los 4,2 años-luz que nos separan de nuestra estrella más cercana fuera del Sistema Solar y de su planeta.
Alpha Centauri situada a 4,3 años luz de nosotros nos obligaría a recorrer 41,3 billones de kilómetros de distancia para poder llegar hasta ella. Y, si tenemos en cuenta las velocidades máximas que pueden alcanzar nuestras navez actuales… ¿Cuándo llegaríamos hasta el planeta más cercano que orbita Próxima Centauri y que, posiblemente, sea habitable?
Inmensas Naves surcarán los Espacios Siderales en ese futuro que nunca podremos conocer. Tan grandes como ciudades y en las que, dotadas de toda clase de adelantos: Hospitales, Escuelas, lugares de cultivo hidrophónico, Laboratorios de todo tipo y, en definitiva, irán dotadas de todo aquello que los “habitantes aventureros” pudieran necesitar. No digamos de las tecnologías de a bordo que, como los materiales inteligentes capaces de repararse así mismo en caso de una colisión con micro-meteoritos, la gravedad simulada terrestre… ¡Y un sin fin de adelantos que ahora, ni podemos imaginar! Esas serán las naves que podrán llevar a nuestros descendientes a otros planetas antes de que el Sol, agotado, se despida para siempre antes de convertirse en una Gigante roja primero y en una enana blanca después que se situará en el centro de una bonita Nebulosa Planetaria.
emilio silvera
Abr
7
¡Nuestra curiosidad! Siempre desvelando misterios
por Emilio Silvera ~
Clasificado en El Universo ~
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En cierta ocasión, Leonardo da Vinci contaba:
“Arrastrado por mi apasionado deseo, anhelante de ver la gran confusión de las variadas y extrañas formas creadas por la ingeniosa Naturaleza, vagué durante un tiempo entre los oscuros acantilados y llegué a la entrada de una gran caverna. Permanecí delante de ella por un tiempo, estupefacto, e ignorante de la existencia de algo semejante, con la espalda curvada y la mano izquierda apoyada en las rodillas, y protegiéndome los ojos con la derecha, con los párpados bajos y semi-cerrados, inclinándome a menudo de un lado y otro para ver si podía distinguir algo del interior; pero no pude por la gran oscuridad que allí había. Y después de permanecer así un rato, de pronto surgieron en mí dos sentimientos, temor y deseo; temor de la amenazante caverna oscura, y deseo de ver si había dentro algo milagroso.”
La historia es un fiel reflejo metafórico de lo que sentimos cuando, ante nosotros, se nos presenta algo que no llegamos a comprender y que nos da miedo abordar pero, prevalece el deseo y la curiosidad que sentimos por desvelar aquel misterio y llegar a conocer que, se esconce dentro de él. Ese impulso, es el que ha llevado a muchos físicos a realizar descubrimientos que han hecho posible el avance del conocimiento del “mundo”.
Aquí vemos la entrada a otra “Gruta” en la que no sabemos que fuerzas y energías podrían estar presentes y que fuerzas de marea nos arrastrarían hacia lugares ignotos situados en otros universos o, por el contrario, en lugar de ser la entrada hacia un mundo maravilloso, sólo se trata del camino que nos lleva hacia la destrucción.
Lo cierto es que cuanto más aprendamos acerca del mundo y cuanto más profundo sea nuestro aprendizaje, tanto más conscientes, específico y articulado será nuestro conocimiento de lo que no conocemos, nuestro conocimiento de nuestra ignorancia. Pues, en verdad, la fuente principal de nuestra ignorancia es el hecho de que nuestro conocimiento sólo puede ser finito, mientras que nuestra ignorancia es necesariamente infinita.” Así lo escribió el gran filósofo de la ciencia Karl Popper.
Hay una difundida y errónea suposición de que la ciencia se ocupa de explicarlo todo, y que, por ende, los fenómenos inexplicados preocupan a los científicos al amenazar la hegemonía de la visión del mundo. El técnico en bata del Laboratorio, en la película de bajo presupuesto, se queda mirando para el techo, pensativo y, de pronto, se da una palmadita en la frente cuando se encuentra con algo nuevo, y exclama con voz temblorosa, entrecortada: “¡Pero, no hay explicación para esto!”. En realidad, por supuesto, cada científico digno se apresura a abordar lo inexplicado, pues es lo que hace avanzar la ciencia. Son, a veces, los grandes sistemas místicos de pensamientos, envueltos en terminologías demasiado vagas para ser erróneas, los que explican todo, raramente se equivocan y no crecen.
El mayor misterio del Universo es la presencia de “esa máquina” que llamamos cerebro y que nos hace comprender, ser conscientes de SER
La ciencia es intrínsecamente abierta y exploratoria, y comete errores todos los días. En verdad, ese será siempre su destino, de acuerdo con la lógica esencial del segundo teorema de incompletitud de Kurt Gödel. El teorema de Gödel demuestra que la plena validez de cualquier sistema inclusive un sistema científico, no puede demostrarse dentro del sistema. En otras palabras, la comprensibilidad de una teoría no puede establecerse a menos que haya algo fuera de su marco con lo cual someterla a prueba, algo más allá del límite definido por una ecuación termodinámica, o por la anulación de la función de onda cuántica o por cualquier otra teoría o ley. Y si hay tal marca de referencia más amplio, entonces la teoría, por definición, no lo explica todo. En resumen, no hay ni habrá nunca una descripción científica completa y comprensiva del universo cuya validez pueda demostrarse. Estamos inmersos en una Naturaleza en la que estará siempre presente ¡la incertidumbre!
Sí, tratar de saber es bueno. Sin embargo, nunca llegaremos a saberlo todo
Tal planteamiento, al menos como lo veo yo, es bueno y saludable. Pensemos en el infierno que sería un universo pequeñito al que pudiéramos explorar y comprender totalmente. Alejandro Magno, se dice , lloró cuando le dijeron que había infinitos mundos (“¡Y nosotros no hemos conquistado ni siquiera uno!”, exclamó sollozando), pero la situación parece más optimista a quienes se inclinan a desatar, no a cortar, el nudo gordiano de la Naturaleza.
Ningún hombre, o mujer, realmente reflexivo deberían desear saberlo todo, pues cuando el conocimiento y su análisis son completos, el pensamiento se detiene y (cosa que no nos conviene), comienza a desaparecer la curiosidad y el interés por las cosas que, al conocerlas, no encierran ningún misterio que desvelar, con lo cual, la degradación comienza su camino en el interior de nuestras mentes.
La falta de interés nos hace caer en la melancolía, el aburrimiento, nada llama ya nuestra atención
La paradoja del más conocido cuadro de la serie La trahison des images (1928–1929) de René Magritte. Serie sobre la que Foucault escribió un no menos conocido ensayo.
René Magritte, en 1926, pintó un cuadro de una pipa y escribió debajo de él con una cuidadosa letra de escolar (lo que arriba podéis leer) y que, traducido, decía “Esto no es una pipa”. Esta pintura podría convertirse apropiadamente en el emblema de la Cosmología científica. La palabra “Universo” no es el Universo; ni lo son las ecuaciones de la teoría de la súper-simetría, mi la ley de Hubble ni la métrica de Friedmann-Walker-Robinson. Generalmente, la ciencia tampoco sirve de mucho para explicar lo que algo, y mucho menos el universo entero, realmente “es”.
La Ciencia describe y predice sucesos, pero paga por este poder al tener que, rectificar muchas veces, dado que las predicciones que se hacen, son aproximaciones de la realidad que buscamos y que, poco a poco, tratamos de perfeccionar depurando los defectos de aquellas más viejas con estas otras más nuevas que llevan incorporados nuevos parámetros después descubiertos.
¿Por qué, pues, la Ciencia tiene éxito? La respuesta es que nadie lo sabe. Es un completo misterio-quizá el completo misterio- por qué la mente humana puede comprender algo del vasto universo. Como solía decir Einstein “Lo más incomprensible del universo es que lo podamos comprender”.
El Universo evoluciona y… ¡Nuestras Mentes también!
Quizá como nuestro cerebro evoluciona mediante la acción de las leyes naturales, éstas resuenan y vibran de alguna manera, por nosotros desconocida en él. La Naturaleza nos presenta una serie de repeticiones -pautas de conducta que reaparecen a escalas diferentes, haciendo posible identificar principios, como las leyes de conservación, que se aplican de modo universal- y estas pueden proporcionar el vínculo entre lo que ocurre dentro y fuera de nuestras mentes. Pero, el misterio, realmente no es que coincidamos de alguna manera con el universo, sino que en cierta medida estamos en conflicto con él, y sin embargo podemos comprender algo de él. ¿Por qué esto es asó? Sin lugar a ninguna duda es por el simple hecho de que somos “una parte del universo” ¡La que piensa! y, al estar a él conectados con esos hilos invisbles de la Mente, nos llegan mensajes que despiertan la intuición que nos lleva de la mano de los nuevos pensamientos que surgen hacia ese mundo mágico del saber.
Claro que, el teorema de Gödel indica que siempre estaremos limitados en el saber del universo u, esos limites subyacen, muy posiblemente en aquella ruptura de las simetrías cósmicas en el momento de la génesis o de lo que fuera lo que allí pasó, si fluctuación de vacío, a un cambio de fase especatacular que, desde otro iniverso, nos envió a éste nuestro creado en la transición.
¡Sabemos tan poco!
Emilio Silvera
Abr
7
Desde la materia inerte…a los pensamientos
por Emilio Silvera ~
Clasificado en La Mente - Filosofía ~
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Una parte de la ciencia estudia la estructura y la evolución del Universo: La cosmología.
La cosmología observacional se ocupa de las propiedades físicas del Universo, como su composición física referida a la química, la velocidad de expansión y su densidad, además de la distribución de Galaxias y cúmulos de galaxias. La cosmología física intenta comprender estas propiedades aplicando las leyes conocidas de la física y de la astrofísica. La cosmología teórica construye modelos que dan una descripción matemática de las propiedades observadas del Universo basadas en esta comprensión física.
La cosmología también tiene aspectos filosóficos, o incluso teológicos, en el sentido de que trata de comprender por qué el Universo tiene las propiedades observadas.
La cosmología teórica se basa en la teoría de la relatividad general, la teoría de Einstein de la gravitación. De todas las fuerzas de la naturaleza, la gravedad es la que tiene efectos más intensos a grandes escalas y domina el comportamiento del Universo en su conjunto.
El espacio-tiempo, la materia contenida en el Universo con la fuerza gravitatoria que genera y, nuestras mentes que tienen conocimientos de que todo esto sucede.
De manera que, nuestro consciente (sentimos, pensamos, queremos obrar con conocimiento de lo que hacemos), es el elemento racional de nuestra personalidad humana que controla y reprime los impulsos del inconsciente, para desarrollar la capacidad de adaptación al mundo exterior.
Al ser conscientes, entendemos y aplicamos nuestra razón natural para clasificar los conocimientos que adquirimos mediante la experiencia y el estudio que aplicamos a la realidad del mundo que nos rodea.