Sep
7
¡La Humanidad! Que desconoce su propio destino
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Humanidad ~ Comments (0)
A merced del Universo, sobre el frágil puente de nuestra ignorancia y ante la luz cegadora de nuestras propias mentes que no nos deja “ver” el infinito mundo del conocimiento de las cosas, de la Naturaleza y de nosotros mismos. Cuando presentó “El Origen de las Especies”, allá por el año 1887, Thomas Henry Huxley dijo:
“Lo conocido es finito, lo desconocido infinito; intelectualmente nos hallamos en un islote en medio del océano ilimitado de lo inexplicable. La tarea de cada generación es reclamar un poco más de terreno, añadir algo de extensión y solidez de nuestras posesiones”
Einstein supo ver más allá y en su mente se aclaró un poco la neblina de la ignorancia para llegar a comprender cómo era posible que pudiéramos ver escenas como la que en la imagen queda reflejada, unos mundos suspendidos en el espacio y en movimiento continuo bailando la danza inacabable del ritmo universal que influye en el comportamiento de todo lo que existe. Él nos decía:
El eterno misterio del mundo… ¡Su comprensibilidad!
Hay que reconocer que, el simple hecho de haber podido comprender lo que son las galaxias, como nuestro entorno planetario está inmerso en una de ellas, que hemos podido captar imágenes de cientos de miles de millones de galaxias, que también pudimos medir las distancias que nos separan de ellas. Hemos sabido clasificar las clases de galaxias que existen, y, también hemos sabido de sus contenidos. En realidad, una galaxia, como nos decía Kant, es un universo en miniatura.
Algunos pensaron en un mundo “infinito”
Según Anaximandro de Mileto el principio de todas las cosas no era la tierra, ni el fuego, ni el aire ni el agua, sino el áperion, lo indefinido, lo ilimitado, el infinito en el que surgió el cosmos, se desarrolló y algún día morirá. Sus teorías tuvieron gran repercusión en los denominados presocráticos: Pitágoras, Parménides, Heráclito, Anaxágoras y Demócrito; todos ellos preocupados por encontrar una explicación al origen de las cosas, el «arjé».
Está claro que cuando fuimos capaces de salir de nuestras regiones y nos arriesgamos a salir al mundo, nos pudimos dar cuenta de que toda la Humanidad es una. Aquellos viajeros descubrieron nuevas islas, nuevas tierras, nuevos mares, nuevos pueblos y nueva gente que, en contra de lo que las leyendas contaban, resultaron ser iguales que ellos, es decir, al trazar las mapas del inesperado mundo nos pudimos alegrar de todos aquellos nuevos conocimientos y de poder saber que, aparte de costumbres y de lenguas, todo era igual en todas partes: ¡La Humanidad! Que llegó a inventar la Historia y la Ciencia a través de la Filosofía natural, observando el mundo que nos rodea y las cosas que en él pasaban.
Plutarco nos decía:
“Es más fácil encender una vela que maldecir la oscuridad”
a éste mismo personaje también se atribuye:
“Nunca te podrás bañar en las mismas aguas de un río”.
Alguien, no recuerdo ahora quién, decía:
“Que tu miedo a fallar no te impida jugar”.
Otra frase que se me quedó en la memoria decía:
“Cuando veas un gigante, examina antes la posición del Sol no vaya a ser la sombra de un enano”.
Me gusta mucho aquella atribuida a Charles Chaplin:
“Todos somos aficionados, la vida es tan corta que no da para más”.
Aquella de mi padre, viejo marinero:
Niño, no lo olvides… ¡Más vale un por si acaso, que un Yo creí!
Todos estos pensamientos que habeis leído arriba, nos viene a decir que el SER Humano, siempre ha estado utilizando su cerebro, esa parte mental de nosotros, para recapacitar y pensar en los múltiples ámbitos en los que interaccionamos con el Mundo, y, siempre, hemos estado haciendo preguntas o valorando qué es lo que hacemos aquí. Y sí, toda la Humanidad es una, cada uno de los personajes de esta gran Comedia que llamamos la Historia de la Humanidad, ha tenido su papel en El Gran Escenario del Mundo. Eso, a pesar de que muchos, ni se enteran de lo que pasó, de lo que pasa y, ni piensan en lo que podría pasar.
El artista ha tratado de plasmar a la Humanidad con sus los sentimientos, los deseos, el dolor y sus frustraciones, pasiones, pensamientos y esperanzas y miedos que son la consecuencia de no saber… que será del mañana. Pero no era esta mi intención esta mañana cuando, al ponerme a teclear, llevaba la idea de contar algún episodio del pasado, algún que otro personaje y lo que en algún momento pasó.
Somos tan ilusos que hemos llegado a creer que nuestras manos sostiene el pincel que dibujará el futuro del Mundo. ¿Es así? Por mucho que podamos buscar una respuesta a esa pregunta, nada de lo que podamos encontrar nos dará la respuesta de qué pueda suceder, el futuro no existe, aún no ha llegado pero…, sí es cierto que será un reflejo de lo que podamos hacer ahora. Como nos dice la Física:
El mañana estará cargado del presente que es, la consecuencia del pasado -causalidad-. Sin embargo, algunos físicos se empeñan en decir que, el futuro podría incidir en el pasado. ¿Cómo es eso posible? Que un Tiempo que no existe y está por venir, puede incidir en aquel otro Tiempo que se fue para siempre.
Napoléon condicionó el Futuro de Francia
Nuestra experiencia nos dice que lo que pasa en el futuro es consecuencia de lo que pasó en el pasado, es decir, lo que los físicos llaman causalidad. Sin embargo, un equipo de físicos con Yakir Ahoronov a la cabeza, han realizado un experimento que desdice tal aseveración y rompe con ese Principio de la Física de la Causalidad.
Pero, cocntemos algunas Historias.
En algún párrafo de lo que más arriba digo, me refería a que, “En 1537, el gran cartógrafo Pedro Nunes, al trazar los mapas del inesperado mundo de Occidente, se alegraba de la existencia de “nuevas islas, nuevas tierras, nuevos mares, nuevos pueblos; y, lo que es más, un nuevo cielo y estrellas nuevas”.
¿Cuántas veces no habremos contemplado ésta Imagen? Que en realidad (como pasa casi siempre), no responde a lo que pasó. Es una escena montada por el artista para hacer la presentación ante el público de aquél acontecimiento que aún y a pesar del tiempo que ha pasado seguimos queriendo valorar.
El (re) descubrimiento de América hizo que los europeos se encontraran frente a frente con la gran variedad de la Humanidad. Al principio se sintieron tentados a convertir el asombroso continente americano en el entorno natural de las razas legendarias y “monstruosas”, descritas con todo detalle en la Historia natural de Plinio, y que desde entonces habían hechizado a los viajeros. Cuando los europeos llamaron “indios” a los nativos del Nuevo Mundo, no sólo contenían un error geográfico sino que también expresaban sus esperanzas de hallar criaturas fantásticas.
Algunos albergaban en sus corazones la emoción y el miedo de hallar a “fantásticas criaturas” de “tierras lejanas”. Todavía, hace 500 años, los hombres sentían temores irracionales transmitidos por historias y leyendas que, sus escasos entendimientos, fijaban fuertemente en sus mentes temerosas.
Colón informó, para su sorpresa y en cierto modo también para su decepción, que “en estas islas fasta aquí no he hallado hombres monstruos, como mucho pensaban, más antes es toda gente de muy lindo acatamiento…Así que monstruos no he hallado ni noticia, salvo… una gente… los cuales comen carne humana…Ellos no son más disformes que los otros…” Estos indios, aseguró Colón a los soberanos españoles, “son todos de muy linda estatura, altos de cuerpos e de muy lindos gestos…”
Aquellos rústicos marineros de Huelva, Palos y Moguer, se quedaron con las ganas de ver a los Bellos Unicornios bebiendo en las tranquilas y transparentes afgunas de un riachuelo enclavado en el maravillo y selvático lugar que llevaban grabados en sus mentes.
Aunque esta prosaica y tranquilizadora noticia despojó a las nuevas tierras de su encanto legendario, las “razas monstruosas” continuaron existiendo. La poesía, el folklore y el romance repetían antiguas historias de legendarias Amazonas (“sin pechos” mujeres que vivían sin hombres, y eran denominadas así porque se amputaban el pecho derecho para tensar el arco con más fuerza).
La Guerra, la Caza, la Agricultura y el entrenamiento de niñas Amazonas eran sus tareas principales. Se dice que fueron las primeras humanas en cabalgar caballos. Las Amazonas eran devotas de la Diosa de la Caza, Artemisa. Fue Homero, el que al introducir a las Amazonas en sus leyendas, estas recorrieron el mundo y, la imagen de aquellas mujeres guerreras estaban bien asentadas en las mentes de las generaciones venideras.
También, dentro del amplio espectro de monstruos que todos esperaban encontrar en aquellas tierras, estaban los Cíclopes (los gigantes de un sólo ojo de Homero y Virgilio), cinocéfalos (“cabeza de perro”, que se comunicaban ladrando, tenían unos dientes enormes y lanzaban fuego por la boca), pigmeos (que se trenzaban el pelo para hacerse con él prendas de vestir y luchaban con las grullas que les robaban las cosechas), antípodas (“pies al revés”, que vivían en la parte inferior del mundo y tenían que andar cabeza abajo), Había también amictrias (“insociables”, que se alimentaban de carne cruda y tenían un prominente labio).
Ulises y Polifemo
Todos tenemos el recuerdo de haber visto la Odisea de Homero, cuando el astuto Ulises (Kirk Douglas), burla al cíclope Polifemo y logra salvar a sus hombres prisioneros en la cueva de éste. Estos personajes y todos los que arriba menciono, estaban fuertemente grabados en la memoria de muchas generaciones que, habiendo leído o escuchado contar aquellas historias, tenían la certeza de sus existencias.
La colección de extraños personajes es interminable y, cada uno de ellos, con sus peculiares configuraciones que, sobre todo, eran llamativas y despertaban la fantasía de todos. Claro que estos y otros pueblos monstruosos habitaban un limbo situado entre la Teología y la Fantasía. Si como afirmaba la Biblia, todos los hombres eran descendientes de Adan, quizás esas defomidades eran el castigo recibido por algunos hijos de éste por sus pecados o por comer hierbas prohibidas. “Los descendientes mostraban en sus cuerpos lo que los ascendientes se habían ganado por sus fechorías”, declaró un poeta alemán del siglo XII. “Lo que los padres eran por dentro, los hijos lo eran por fuera.”
Colón informó que los pueblos que había encontrado no eran monstruos sino simplemente salvajes, señaló sin proponérselo hacia una nueva ciencia de la cultura. Y hacia unas ideas de progreso. Los casos extremos de la diversidad humana ya no quedaban relegados al reino de la fantasía, pues podían ser observados de cerca.
Alguna de aquellas escenas de la visita de Colón podría haber sido como ésta de la película La Misión.
En una carta a los Reyes Católicos Colón les cuenta:
“…ellos son tanto sin engaño y tan liberales de lo que tienen, que no lo creería sino el que lo viese. Ellos de cosa que tengan, pidiéndosela, jamás dicen que no, antes convidan a la persona con ello, y muestran tanto amor que darían los corazones, y quier sea cosa de valor, quier sea de poco precio, luego por cualquier cosica de cualquier manera que sea que se le dé por ello sean contentos. Yo defendí que no se les diera cosas tan siviles como pedazos de escudilla rotas y pedazos de vidrio roto y cabos de agugetas; haunque cuando ellos esto podían llegar, les parecía haver la mejor joya del mundo…”
Esto nos muestra la candidez de aquellos seres y se explica todo lo que vino después.
Claro que, el descubrimiento de América abrió posibilidades nuevas, intrigantes primero y revolucionarias después. En el siglo XVIII ya era evidente que existían muchas especies de plantas y animales “propios de esa parte del mundo”. Algunos naturalistas atrevidos llegaron a proponer que en lugar de una sola Creación en el Jardín del Edén, podía haber habido “creaciones separadas” en diferentes partes del mundo y especialmente adaptadas a las diferentes regiones. Luego, ¿por qué no podía haber “creaciones separadas” de la Humanidad?
Claro que, pasando el tiempo, todo aquello se transformó y surgieron cosas buenas. Montevideo, ciudad del sur de Uruguay, capital del país y del departamento homónimo, situada en la margen izquierda del río de la Plata. Urbe bien diseñada, con amplios y espaciosos bulevares, es la mayor ciudad del país y centro económico, administrativo y cultural.
De entre sus lugares más destacados cabe mencionar el cerro, al que Montevideo debe su nombre (procedente de la expresión portuguesa monte vide eu, ‘he visto un monte’) y el Mercado del Puerto, antigua estación ferroviaria convertida en la actualidad en destino gastronómico de lugareños y visitantes.
El casco antiguo, localizado en el extremo de la península que se adentra en el río de la Plata, acoge varios monumentos y edificios coloniales; de entre ellos, cabe destacar la Puerta de la Ciudadela (1742), la Casa de Lavalleja (1783), el Cabildo —antigua sede legislativa del país y cuna de la independencia uruguaya— y la hermosa catedral, levantada entre 1790 y 1804. Ambos edificios se sitúan en la plaza de la Constitución. Por su parte, la plaza de la Independencia, que ocupa el antiguo límite de la ciudad alberga el mausoleo del héroe nacional José Gervasio Artigas, rodeado por fuentes y palmeras. En la plaza arranca la avenida 18 de Julio, principal arteria de Montevideo donde se sitúan los palacios de Estévez (siglo XVII) y Salvo (1927).
Claro que, todos aquellos territorios vieron pasar el tiempo y se convirtieron en modernas urbes que hoy, caminan de la mano de la tecnología y de los inventos y descubrimientos que la Ciencia nos ha ofrecido por medio de la evolución de una Humanidad con destino incierto pero que trata, por todos los medios, de labrarse un porvenir que algunos se empeñan en oscurecer y, entre todos, tenemos que lograr que no lo consigan.
Lo cierto es que, como siempre digo, nunca se sabe cuando se comienza un trabjo por qué caminos irá y en qué puede desembocar. Comenzaba diciendo:
“A merced del Universo, sobre el frágil puente de nuestra ignorancia y ante la luz cegadora de nuestras propias mentes que no nos dejan “ver” el infinito mundo del conocimiento de las cosas, de la Naturaleza y de nosotros mismos. Cuando presentó “El Origen de las Especies”, allá por el año 1887, Thomas Henry Huxley dijo:
“Lo conocido es finito, lo desconocido infinito; intelectualmente nos hallamos en un islote en medio del océano ilimitado de lo inexplicable. La tarea de cada generación es reclamar un poco más de terreno, añadir algo de extensión y solidez de nuestras posesiones”
“El comportamiento humano puede ser genuinamente deliberado ya que solo los seres humanos se guian en sus conductas por un conocimiento de lo que ocurrió antes de que nacieran y por una idea preconcebida de lo que puede ocurrir después de que hayan muerto; así pues, sólo los seres humanos se orientan por una luz que ilumina una extensión mayor que la parcela de tierra sobre la que se encuentran.”
Creo que esta podría ser una buena forma de finalizar esta extraña página.
Emilio Silvera V.