Sep
23
¿Qué somos en realidad? ¿Lo sabremos algún día?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo y la Mente ~ Comments (1)
No es que estemos conectados con el Universo, lo cierto es, ¡que somos parte de él!
Estoy totalmente convencido de que, de alguna manera, nuestras mentes, están conectadas con el cosmos del que formamos parte. Estamos aquí y nos parece de lo más natural, nunca nos paramos a pensar en cómo fue eso posible, en cómo surgió el “milagro”. A partir de la materia “inerte” evolucionada surgen entes pensantes y vivos, ¿Cómo es posible tal maravilla?
La cadena protón-protón es una de las dos reacciones de fusión que se producen en las estrellas para convertir el hidrógeno en helio, el otro proceso conocido es el ciclo CNO. Las cadenas protón-protón son más importantes en estrellas del tamaño del Sol o menores. El balance global del proceso es el equivalente de unir cuatro nucleones y dos electrones para formar un núcleo de helio-4 (2 protones + 2 neutrones).
Ciclo de carbón-nitrógeno-oxígeno
Ciclo CNO (Carbono-Nitrógeno-Oxígeno), también llamado ciclo Bethe-Weizsäcker a nombre de sus descubridores, es una de las dos reacciones nucleares de fusión por las que las estrellas convierten hidrógeno en helio, siendo la otra la cadena protón-protón. Aunque la cadena protón-protón es más importante en las estrellas de la masa del Sol o menor, los modelos teóricos muestran que el ciclo CNO es la fuente de energía dominante en las estrellas más masivas. El proceso CNO fue propuesto en 1938 por Hans Bethe,
Así que existen principalmente estos dos procesos por los que se lleva a cabo la fusión del hidrógeno: cadena protón-protón y el ciclo de carbón-nitrógeno-oxígeno (ciclo CNO). El 90 % de las estrellas, a excepción de las enanas blancas, experimentan estos dos procesos para la fusión del hidrógeno.
Así las cosas sabemos que, las estrellas han estado 10.000.000.000 de años “fabricando” los metales y otros elementos pesados se forman en el interior de las estrellas al final de sus vidas de varios miles de millones de años y, dependiendo de su masa, se liberan al espacio en forma de viento estelar o en una explosión de supernova. Son el material de construcción para la próxima generación de estrellas.
Hay que pensar (lo he referido en muchas ocasiones) que, el material del que estamos hecho (Nitrógeno, Carbono, etc.), se fabricó en las estrellas a partir del elemento más simple, el Hidrógeno que, evolucionado a materiales más complejos que llegaron hasta nuestro Sistema Solar primitivo en formación para constituirse en parte del Planeta Tierra en el que, bajo ciertas condiciones atmosféricas, presencia de agua y de radiación cósmica, dio lugar al nacimiento de aquella primera célula capaz de reproducirse que evolucionó hasta nosotros.
Estamos hecho de energía pura fabricada en las estrellas y nuestras mentes evolucionan formando parte de un Universo en constante expansión del que, sin que nos demos cuenta, recibimos continuos mensajes que nos mantiene conectados a esa fuerza invisible que nos hace pensar para descubrir su fuente.
En algún momento breve, he tenido la sensación de tener en mi mente la solución a un pensamiento continuado sobre un problema científico que me preocupa y quisiera conocer. La sensación de ese saber, de tener esa respuesta deseada, es fugaz, pasa con la misma rapidez que llegó. Me deja inquieto y decepcionado, estaba a mi alcance y no se dejó atrapar. Me ocurre con cierta frecuencia con distintos temas que me rondan por la cabeza. Sin embargo, esa luz fugaz del saber aparece y se va sin dejar rastro en mi mente que me permita, a partir de una simple huella, llegar al fondo de la cuestión origen del fenómeno.
A partir de lo material surge ese Ente que generan los pensamientos
La mente humana es una maravilla. Esas sensaciones que antes he mencionado, y, que en mí, llegan y se van sin dejar huellas, son las mismas que sintieron Galileo, Kepler, Newton, Planck o Einstein, lo único diferente es que en ellos, la sensación no fue tan fugaz, se quedó el tiempo suficiente en sus mentes como para que pudieran digerir el mensaje y comunicar al mundo lo que les había transmitido. Así, a fogonazos de luz del saber, avanza la Humanidad.
Nadie ha podido explicar nunca como llegan esos fogonazos de luz del conocimiento a unas pocas mentes elegidas.
El cerebro se cuenta entre los objetos más complicados del Universo y es sin duda una de las estructuras más notables que haya producido la evolución. Hace mucho tiempo, cuando aún no se conocía la neurociencia, se sabía ya que el cerebro es necesario para la percepción, los sentimientos y los pensamientos.
En esta endiablada maraña las neuronas se conectan al responder a experiencias o estímulos, se crea una sinapsis. En los primeros años de vida, los más fecundos del desarrollo, hay una explosión de estas conexiones neuronales. Según los estudios, se forman alrededor de 700 conexiones neuronales por segundo
En tanto que objeto y sistema, el cerebro humano es muy especial: su conectividad, su dinámica, su forma de funcionamiento, su relación con el cuerpo y con el mundo, no se parece a nada que la conciencia conozca. Su carácter único hace que el ofrecer una imagen del cerebro se convierta en un reto extraordinario. Aunque todavía estamos lejos de ofrecer una imagen completa del cerebro, si podemos ofrecer retazos y datos parciales de algunos de sus complicados mecanismos. Sin embargo, carecemos de información para generar una teoría satisfactoria de la conciencia.
En nosotros está “la máquina” más compleja del Universo
“El cerebro humano tiene 100 mil millones de neuronas, y todavía no sabemos del todo cómo coordinan su trabajo” En el marco de una jornada destinada a periodistas científicos, neurocientíficos aseguraron que lo que queda por averiguar en su campo es más de lo que se ha descubierto hasta el presente.
Estamos tratando de algo que pesa poco más de 1 kg –aproximadamente- y que contiene unos cien mil millones de células nerviosas o neuronas, generando continuamente emociones, etc.
¡Increíble, grandioso! ¿Pero sabemos encausarlo? De momento: NO.
El ADN de nuestros cuerpos contienen un registro del pasado, porque nuestros genes han sido moldeados por circunstancias ambientales. Aunque el registro genético, como el registro geológico, ha quedado envuelto y oscurecido por los estragos del tiempo, no está completamente borrado.
Sonsacando información de los genes, los microbiólogos pueden decir mucho sobre el ancestro universal que pudo haber vivido hace unos 4.000 millones de años, y con esta información podemos conjeturar algo sobre las condiciones que imperaban en aquella época. El mensaje que se extrae es una auténtica sorpresa. Pero debemos confiar en nosotros mismos, en ese cerebro que aún no conocemos y que, en abril de 2.003, por ejemplo, nos llevó a completar con éxito la secuenciación de 3.000 millones de letras de A D N presentes en el genoma humano.
El ser humano es capaz de almacenar alrededor de 100 terabytes de memoria, o lo que es lo mismo 100.000 gigabytes de recuerdos, experiencias, conocimientos, etc. Todos ellos embutidos en nuestra cabeza gracias a las antes citadas neuronas
Precisamente, ese conocimiento, se puede ver como un manual de instrucciones reconvertible en el libro de medicina más potente imaginable. Parece que ahí está el futuro de la salud humana: La Genética. El reto que tenemos por delante consiste en adoptar la forma correcta en que se deben leer los contenidos de todas esas páginas que contienen la secuenciación de los 3.000 letras de A D N, y comprender el modo de cómo funcionan juntas las distintas partes para encausar la salud y la enfermedad humanas.
La consecuencia más importante de todo esto es que se ha abierto la puerta a un alentador y enorme (aunque complejo) paisaje biológico nuevo. Su exploración necesitará de pensamientos creativos y nuevas ideas.
En el Universo todo es energía y de ellas surgimos nosotros y surgió la Conciencia que tratamos de conocer. Vinimos de las estrellas y hacia las estrellas regresaremos algún día lejano en el futuro, cuando esa conciencia se expanda hasta el punto de que podamos comprender. Nadie puede negar que: ¡La energía del Universo está en nosotros! Se nos da un tiempo (si no surgen problemas) para que podamos desplegar la parte alicuota de intelecto que nos toco en “suerte”, por “azar”, “genética” o vaya usted a saber el motivo de que, algunos tengan dotes superiores a las que otros tenemos y puedan “ver” con más facilidad la naturaleza de la Naturaleza. Creo que, todos los misterios del Universo, residen en nuestras mentes en las que, se encuentran todas las respuestas que podremos encontrar con el Tiempo. Precisamente por eso, se nos ha otorgado el don de poder luchar contra la entropía y, junto con las galaxias espirales, podemos generar entropía negativa que impide el deterioro ininterrumpido del mundo.
Lo incomprensible de todo esto es que lo podamos comprender. ¡Ideas que surgen tratando de decirnos como es el “mundo”
Hace 30 años, todo esto era un sueño, nadie se atrevía a pensar siquiera con que este logro sería posible algún día ¡secuenciar 3000 millones de grafos de A D N! Sin embargo, aquí viene la contradicción o paradoja, el cerebro que aún no conocemos, lo ha hecho posible. La genómica es una auténtica promesa para nuestra salud, pero necesitaremos algunos saltos cuánticos en la velocidad y la eficacia de la secuenciación del A D N.
No será fácil llegar a comprender lo que aquí vemos
Los circuitos y conexiones cerebrales generan números que sobrepasan el de estrellas en las galaxias. Estamos tratando de algo que pesa poco más de 1 Kg –aproximadamente–, que contiene unos cien mil millones de células nerviosas o neuronas, generando continuamente emociones y pensamientos.
La consecuencia más importante de todo esto es que se ha abierto la puerta a un alentador y enorme (aunque complejo) paisaje biológico .Su exploración necesitará de pensamientos creativos y nuevas ideas. Hace 40 años, todo esto era un sueño, nadie se atrevía a pensar siquiera con que este logro sería posible algún día ¡secuenciar 3000 millones de grafos de A D N! Sin embargo, aquí viene la contradicción o paradoja, el cerebro ¡que aún no conocemos!, lo ha hecho posible. La genómica es una auténtica promesa para nuestra salud, pero necesitaremos algunos saltos cuánticos en la velocidad y la eficacia de la secuenciación del A D N.
Nuestra consciencia trata de “volar” hacia el universo al que pertenece
Está claro sin embargo que, dadas todas las dimensiones del ser humano, que incluyen aspectos tanto materiales como espirituales, será necesario mucho, mucho, mucho tiempo, para llegar a conocer por completo todos los aspectos complejos encerrados en nuestro interior.
El adelanto que se producirá en las próximas décadas estará y será más visible en el aspecto biológico y la curación de enfermedades como el cáncer y otras nefastas como el Sida que asolan nuestro mundo. El conocimento de la Psique, de nuestra propia conciencia, será mucho más lento.
Hay que tener en cuenta que primero debemos tener un conocimiento completo de los primates, tal conocimiento nos proporcionaría luz sobre lo que convierte en únicos a los seres humanos. Al decir únicos me refiero al hecho diferenciador de la conciencia y, desde luego, lo circunscribo al planeta Tierra, ya que, referido a todo el Universo, seguro que no somos “tan únicos”.
¡La tenía ahí, al alcance de la mano, la quería coger pero… no llegaba. Y, pasado un tiempo… Se fue!
Esas ideas tras la que andamos toda la vida y nunca la podemos alcanzar.
Recuerdo aquel amigo (compañero de Colegio), al que el padre le decía cuando nos daban las notas:
- “Felipe, la inteligencia te persigue pero… ¡Eres mucho más rápido que ella!”
Emilio Silvera Vázquez
el 23 de septiembre del 2024 a las 10:58
¿Sabremos alguna vez quiénes somos?
Perseguimos muchas respuestas de profundas cuestiones que ignoramos, y, de hecho, nuestra ignorancia es tan grande que ni sabemos quiénes somos. Ya lo decía un gran pensador:
El último lugar nos topamos con ese muro infranqueable: “Saber quiénes somos los humanos”.
Lo cierto es que, el Universo tiene una edad de 13.750 M de años, y, nosotros, llegamos aquí (como hombres y mujeres ver4dadeeos), hará ahora, unos 300.000 años.
Comparando las dos edades (la del universo y la nuestra), la última se podría comparar con el tiempo que tarde el ojo en parpadear, es decir… ¡Casi nada!
Y, a pesar de ello, nos tenemos que felicitar de los logros alcanzados en tan corto espacio de Tiempo, y, lo bueno es que, a medida que descubrimos nuevas cuestiones, más se avanza en el saber. Cierto es que, las preguntas siguen siendo muchas más que las respuestas (de ahí lo que decía aquel filósofo listo): “Cambiaría todo lo que se, por la mitad de lo que no se.
Claro que, en última instancia, saber quiénes somos no será nada fácil, y, aunque se ha estudiado (dentro de los límites posibles), nuestros orígenes, hemos llegado a saber que el Chimpancé y nosotros teníamos un ancestro común que no era ni Homo ni Pan, y, en algún momento en el Tiempo, ambas ramas divergieron (no se sabe el porqué), y, mientras uno sigue en la copa de los árboles, los otros tratan de llegar a las estrellas.
De donde está nuestro origen (a graso modo), estamos seuros: ¡Somos polvo de estrellas”, es decir, estamos hechos del material que en sus hornos nucleares se elaboraron.
Otra cosa es que todo se fraguara en el planeta en el que vivimos que tenía las condiciones adecuadas para que, una “sopa primordial” diera lugar al surgimiento de aquella primera célula replicante, o, bien que, un meteorito trajera al planeta las esporas de la Vida que aquí pudieron germinar, o…
Y, a partir de ahí… ¡Las conjeturas y especulaciones!
¿Lo sabremos algún día? ¿Quién sabe?