Sep
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¡Un Universo lleno de vida! ¿Cómo podría ser de otra manera?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Universo y la Vida ~ Comments (0)
Cada día podemos llegar más lejos
GN-z11, la galaxia más antigua y distante conocida en la actualidad, descubierta en 2016. UDFy-38135539, la galaxia que sucedió a A1689-zD1 como la más distante. IOK-1, la galaxia más lejana conocida hasta 2008. Abell 1835 IR1916, la galaxia más lejana conocida hasta 2007.
El pequeño clúster de estrellas llamado GN-z11, es el objeto más distante detectado por los astrónomos y existió cuando el universo tenía solamente 400 millones de años.
Venus tiene una atmósfera densa, llena de dióxido de carbono, que provoca el efecto invernadero, y de nubes compuestas de ácido sulfúrico. Los gases atrapan el calor y mantienen a Venus bien calentito. De hecho, hace tanto calor en Venus que metales como el plomo serían charcos de metal fundido.
La atmósfera de Júpiter.
Sin duda, uno de los aspectos más fascinantes de Júpiter es su atmósfera, principalmente compuesta de hidrógeno en más de uno 80% además de grandes proporciones de helio, metano, amoniaco y etano. Los fenómenos que suceden en la atmósfera de Júpiter son insólitos y muchos de ellos inexplicables.
La atmósfera de Titán es muy espesa y tiene lagos de metano
Tiene una atmósfera planetaria que es más densa que las de Mercurio, Tierra, Marte y Plutón. La presión atmosférica es de unos 1.6 bares, un 60% mayor que la de la Tierra. El aire de Titán está compuesto principalmente por nitrógeno con otros hidrocarbonos que dan a Titán su característico tono naranja.
Una característica sorprendente de nuestro retrato reconstruido del antepasado primitivo es su carácter moderno. Si este organismo lo encontráramos hoy, seguramente no delataría su inmensa antigüedad, excepto por sus secuencias de DNA. Tuvo que estar precedido, necesariamente, por formas más rudimentarias, estadios intermedios en la génesis de sistemas estructurales, metabólicos, energéticos y genéticos complejos que son compartidos por todos los seres vivos de hoy en día. Por desgracia, tales formas no han dejado descendientes igualmente primitivos que permitan su caracterización. Esta carencia complica mucho el problema del origen de la vida.
Como mujeres y hombres verdaderos hicimos acto de presencia hace ahora unos 300.000 años
Pasados por un buen baño, una peluquería y con un buen traje, podrían, sin duda alguna, pasar inadvertido por cualquier calle de una de las muchas bulliciosas ciudades del mundo. Los cambios en nuestro físico son lentos y las pequeñas mutaciones que se están produciendo con el paso del tiempo, son imperceptibles para el ojo humano. Es, según creo, nuestro cerebro el que más ha cambiado en los últimos milenios.
Una tierra ígnea que se enfrió y aparecieron los primeros signos de vida
La Tierra es el mayor de los planetas interiores y se creó como todos los planetas restantes del Sistema Solar, hace aproximadamente 4.6 miles de millones de años. La Tierra primigenia se formó por la colisión y fusión de fragmentos de rocas más pequeños, de los denominados planetesimales.
Sabemos que la Tierra nació hace unos 4.550 millones de años. Se condensó, junto con los otros planetas del sistema solar, a partir de un disco de gas y polvo que giraba alrededor de una joven estrella que iba a convertirse en nuestro Sol. Fenómenos de violencia extrema, incompatible con el mantenimiento de ningún tipo de vida, rodearon este nacimiento. Durante al menos quinientos millones de años, cometas y asteroides sacudieron la Tierra en formación, con lo que la hicieron incapaz de albergar vida durante todo este tiempo. Algunos impactos pudieron haber sido incluso suficientemente violentos como para producir la pérdida de toda agua terrestre por vaporización, después de lo cual los océanos se habrían vuelto a llenar con agua aportada por cometas y por la que había dentro de las rocas que fue expulsada por evaporación. Según esta versión de los acontecimientos, los océanos actuales de remontarían a la última oleada de bombardeo cometario intenso y a la intensa actividad volcánica, que los expertos creen que tuvo lugar hace unos cuatro mil millones de años. Existen señales de que había vida en la Tierra poco después de que dichos cataclismos llegaran a su fin. En las rocas que han sido datadas más antiguas del planeta (con 3.800 millones de años), se encontraron fósiles de bacterias.
Y la Tierra se hizo habitable
Algunos investigadores creen que el tiempo que pasó entre el momento en el que la Tierra se hizo habitable y aquel en el que apareció la vida, fue demasiado corto para que surgiera algo tan complejo como una célula viva. De ahí la hipótesis de que la vida pudo llegar desde otro lugar. ¿Qué debemos pensar de ello?
¿ Que la vida llegó del espacio exterior? Esporas venidas del Espacio
La teoría de que la vida es de origen extraterrestre ha tenido ilustres defensores. Entre ellos, el químico sueco Svante Arrhenius, ganador del premio Nobel de química de 1903 y recordado hoy por su concepción profética del efecto invernadero, acuñó el término “panspermia” para su teoría de que hay gérmenes de vida que existen en todo el cosmos y caen continuamente sobre la Tierra. Más recientemente, un célebre astrónomo inglés, sir Fred Hoyle, quien murió en 2001, afirmó, junto con un colega de Sri Lanka, Chandra Wickramasinghe, haber detectado pruebas espectroscópicas de la presencia de organismos vivos en cometas. Más adelante veremos cuáles son estas pruebas. Francis Crick, codescubridor con James Watson de la estructura en doble hélice del DNA, ha propuesto incluso, con otro científico de origen inglés, Leslie Orgel, que los primeros organismos vivos pudieron haber alcanzado la Tierra a bordo de una nave espacial enviada por alguna “civilización distante”. Ha dado el nombre de “panspermia directa” a esta hipótesis.
La Imaginación desbocada no deja de configurar escenarios que pudieron ser
Dejando a un lado la nave espacial, de la que hasta ahora no se ha encontrado señal alguna, un origen extraterrestre de la vida es perfectamente verosímil. La objeción que tantas veces se ha manifestado de que organismos vivos no podrían soportar las condiciones físicas que hay en el espacio, especialmente la intensa radiación ultravioleta, no se sostiene, porque rápidamente se advierte que cometas o meteoritos pueden ofrecer protección a los organismos. La destrucción por el calor durante su entrada en la atmósfera terrestre podría evitarse de forma similar. Además, la posibilidad de que la vida pueda ser un fenómeno extendido, que exista en muchos lugares del universo, es algo que tiene cada vez más adeptos. Así, la eventualidad de que organismos vivos viajen a través del espacio en varios “objetos voladores” está lejos de ser inverosímil. Pero…, ¿qué hay de las pruebas?
Bombardeo de cometas y asteroides sobre la Tierra ígnea primigenia
La argumentación de que no hubo tiempo suficiente para que la vida surgiera localmente en la Tierra se basa en una valoración puramente subjetiva y arbitraria, que no está corroborada por ningún elemento objetivo. No existe prueba alguna de que la aparición de la vida requiera cientos de millones de años, como algunos afirman, toda vez que, una vez que existen las condiciones para ello… Por el contrario, la visión esencialmente química y determinista que hay que tener del fenómeno de la vida lleva a creer, más bien, que la vida surgió de manera relativamente rápida, en un período de tiempo que con probabilidad hay que contar en milenios y no en millones de años, Según esta concepción, el margen de unos cien millones de años que permiten los datos actuales deja tiempo suficiente para que la vida naciera en la Tierra. Es incluso posible que la vida surgiera y desapareciera varias veces antes de establecerse de manera definitiva.
Buscar moléculas de azúcar en el espacio exterior, sería una manera de acercarnos a posibles formas de vida en las que, estas moléculas están presentes y, como sabéis (la imagen de arriba lo demuestra), han sido halladas tales moléculas por el potente radio-telescopio ALMA en el norte de Chile que permitió detectarlas moléculas en torno a una estrella joven, similar al sol, un inédito hallazgo para la ciencia, según el Observatorio Europeo Austral (ESO).
Quedan todas esas observaciones, claramente innegables, que demuestran que los constituyentes elementales de la vida existen en cometas y otros objetos celestes. Pero, ¿estas sustancias son producto de la vida, como creen los defensores de la panspermia? ¿O bien son, por el contrario, el fruto de reacciones químicas espontáneas? la segunda explicación se considera la más probable de las dos.
“Alrededor de las nebulosas planetarias Tc-1 y M1-20, entre 600 y 2.500 años luz de la Tierra, un equipo de investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ha hallado por primera vez evidencias de fullerenos complejos, denominados «cebollas de carbono», las moléculas más complejas observadas hasta el momento en el espacio exterior. Un hallazgo que tiene importantes implicaciones a la hora de entender la física y química del Universo y del origen y composición de las bandas difusas interestelares (DIBs), uno de los fenómenos más enigmáticos de la astrofísica.”
Es probable que los procesos que tienen lugar en el espacio exterior hayan llevado a que las moléculas biológicas se encuentren exclusivamente en forma destrógira o levógiro. Esta es la conclusión que arroja unos experimentos llevados a cabo en la instalación de sincrotrón SOLEIL cerca de París, en la cual se encontró que un número de moléculas simples en regiones de formación estelar expuestas a radiación polarizada creaban aminoácidos con un desequilibrio de moléculas dextrógiras y levógiras.
Las conocidas como m0léculas quirales pueden existir en dos formas, siendo una la imagen especular no superponible de una sobre la otra, incluso aunque ambas tienen la misma composición química. Si bien los experimentos de laboratorio tienden a producir cantidades iguales de las versiones dextrógiras y levógiras, muchas de las moléculas quirales encontradas en organismos vivos proceden de una de las variedades. Por ejemplo, los aminoácidos que forman las proteínas solo aparecen en la forma levógira, mientras que los azúcares del ADN sólo en la dextrógira.
Ahora se cree que es posible que moléculas como las encontradas en esta gigantesca nube, hayan sido de gran ayuda para crear la vida en la Tierra. Estamos en la inmensa Orión, ahí, el mayor Laboratorio químico que podamos imaginar harían las delicias de todos los químico/as de la Tierra y, no digamos de los astrónomos que darían “parte de su vida” por ver, in situ, como se forman las estrellas nuevas y los nuevos mundos. También ahí están presentes transformaciones maravillosas que van dejando a punto esos “ladrillos” constituyentes que darán lugar a que, en alguno de los mundo que pululan por estrellas nuevas, pueda surgir la vida.
Tenemos un amplio campo de complejas respuestas que tenemos que desvelar, descorriendo para ello el velo de ignorancia que cubre nuestras mentes. En este difícil tema de la Vida, aunque mucho es lo que hemos llegado a comprender, es mucho más lo que de ella ignoramos y, nadie, hasta el momento ha podido decir con palabras plenas qué es la Vida, cómo pudio surgir o de dónde llegó la semilla que gewrmininó en nuestro planeta. Sin embargo, aquí está, en mil formas y estados que nos producen asombro y hacen despertar nuestra curiosidad y nos empuja a querer llegar a comprender, lo que la vida es.
¡Desde una charca fangoza y caliente, hasta la copa de los árboles! Para seguir ese largo camino hacia los pensamientos y, una vez alcanzada la consciencia de Ser, tratar de llegar a las estrellas. No, no ha sido fácil ni corto el camino que hemos tenido que recorrer y, aunque sólo sea una fracción del tiempo del Universo, para nosotros, la especie humana, es muchísimo tiempo en el que, hemos podido llegar a comprender que, aún nos queda mucho por hacer.
Resolver el misterio de la biogénesis no es sólo un problema más en una larga lista de proyectos científicos indispensables. Como el origen del Universo y el origen de la consciencia, representa algo en conjunto mucho más profundo, puesto que pone a prueba las bases mismas de nuestra ciencia y nuestra visión del mundo. El misterio del origen de la Vida a intrigado a filósofos, teólogos y científicos durante más de dos mil quinientos años. Durante las próximas décadas, tenemos la oportunidad de hacer algunos descubrimientos importantes y llevar a buen término avances fundamentales en este campo, La Astrofísica nos puede dar algunos de los secretos mejor guardados que, de manera inesperada, podrían estar fuera de nuestro mundo.
Emilio Silvera Vázquez