Nov
11
¡Cuánto cuanto!
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Física ~ Comments (0)
El CCCB expone cómo el arte ayuda a explicar la compleja física cuántica y su impacto en la vida cotidiana. Lo que se puede observar en éste ámbito de lo muy pequeño, es incomprensible en nuestro “macro-mundo”, allí, en el ámbito infinitesimal, ocurren cosas fantásticas que sobrepasan la imaginación.
Un electrón orbita el núcleo del átomo en una órbita exterior, la llegada de un fotón energético que choca con el electrón que lo absorbe y lo hace desaparecer en esa órbita, pero aparece de inmediato en otra órbita más cercana al núcleo. ¿Por dónde hizo el viaje de una a la otra órbita?
Es un misterio sin resolver.
La familia Quark
Uno de los enigmas más grandes de la física de partículas a día de hoy es por qué existen tres generaciones de partículas, tres copias idénticas pero de masa muy superior de las partículas que conforman toda la materia que observamos en el universo.
En el campo de la física de partículas, una de las preguntas más intrigantes a día de hoy es por qué existen exactamente seis tipos de quarks, distribuidos en tres generaciones. Déjame que te explique por qué. Toda la materia visible en el universo, desde una manzana o un coche hasta una estrella o una nebulosa, se compone de la combinación de tres partículas, que forman parte de lo que conocemos como la primera generación: quarks up y down, y electrones. Los quarks up y down se combinan en tríos para formar los protones y neutrones que constituyen los núcleos de los átomos y los electrones suelen estar orbitando alrededor de dichos núcleos.
Los electrones y sus correspondientes neutrinos
Además de estas partículas tenemos también los neutrinos, que completarían la primera generación de leptones (que contiene a electrones y neutrinos). Pues bien, a pesar de que de forma “natural” la materia esté formada solo por estas partículas, desde mediados del siglo XX empezamos a descubrir otras partículas con propiedades idénticas a estas cuatro, pero masas mucho mayores. De hecho las propiedades parecían repetirse por grupos. Es decir, había 4 partículas que se parecían a las nombradas, con una masa superior y luego otras cuatro que eran todavía más masivas que las anteriores.
Podríamos decir que la familia de los quarks o de los leptones tiene tres generaciones. La primera generación forma la materia estable del universo. Las partículas de la segunda y tercera generación son inestables y decaen rápidamente en partículas de la primera generación. A pesar de su inestabilidad y su rareza en lo cotidiano, estas partículas se pueden crear en los aceleradores de partículas para estudiarlas en un entorno más controlado, aunque para ello se requieren altas energías. El muón es la partícula idéntica al electrón de la segunda generación y el tauón es la partícula correspondiente de la tercera generación. Estas partículas tienen masas de cientos y miles de veces, respectivamente, la masa del electrón. Eso significa que crearlas en un acelerador de partículas será proporcionalmente más improbable.
Sin embargo, surge una pregunta fundamental: ¿por qué existen estas generaciones de materia y por qué son tres? Esta es una cuestión sin respuesta en la física teórica actual. La existencia de estas generaciones adicionales de partículas sugiere la posibilidad de que haya todavía más quarks y leptones aún por descubrir, o incluso plantea la hipótesis de que los quarks y leptones no sean fundamentales, sino que estén compuestos de partículas aún más elementales y que las generaciones de partículas surjan de alguna propiedad de esas partículas hipotéticas.
‘Cascada’, de Yunchul Kim (2018), creada a base de fluidos amorfos y muones que puede verse en el CCCB dentro de la exposición Cuántica. Massimiliano Minocri.
Hasta que el hombre encontró una explicación científica a fenómenos naturales como llover, rayos y terremotos, todo era voluntad divina. La ciencia nació en el momento en el que el hombre necesitó conocer el porqué de todo lo que acontecía a su alrededor, desvinculado con los dioses. La ciencia, de todas formas, está en su fase inicial, y la cuántica, una de las disciplinas más complejas que estudia las partículas fundamentales y pequeñas de la materia, ocultas a nuestros sentidos, como son los átomos, protones, cuantos de luz y fotones de energía, no ha hecho nada más que comenzar.
“De hecho, de las 50.000 generaciones de homo sapiens, solo tres han convivido con ella”, explica el catedrático José Ignacio Latorre, uno de los comisarios (junto a Mónica Bello, directora del Arts at CERN) de la exposición Cuánticaque abre sus puertas en el CCCB hasta el 24 de septiembre, para divulgar esta disciplina nacida tímidamente a comienzos del siglo XX, pero que hoy está presente en nuestras vidas más de lo que somos conscientes. Desde los primeros transistores de los años cuarenta, hasta la tecnología láser, los GPS, los relojes atómicos y las resonancias magnéticas. Unas partículas que hasta hace muy poco nadie podía ni imaginar, pero que ahora todos quieren controlar.
Como en el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) de Ginebra, uno de los centros de investigación más importante del mundo, que ha invitado a artistas para residir en sus instalaciones y establecer un diálogo con ingenieros y físicos. Fruto de este encuentro son 10 de las propuestas que pueden verse en el CCCB que dejan claro que la física cuántica va más allá del dominio de la ciencia y cómo las prácticas artísticas pueden ayudar a comprender la ciencia.
Parte de un telescopio de San Roque de los Muchachos (La Palma) para buscar partículas del cosmos.
“Los mecanismos de la física cuántica contradicen nuestra experiencia de la realidad a escala humana”, recuerda Judit Carrera, directora del CCCB, que valora muy positivamente acoger esta exposición, que tras Liverpool viajará a Bruselas y Nantes.
Entre las obras expuestas, Supralunar, un acercamiento poético a la materia oscura que está detrás de la formación de las galaxias, de Juan Cortés; Choque cósmico, de Lea Porsager que invita a observar con gafas 3D los neutrinos, unas de las partículas más presentes en el Universo; Estado de pecado, de James Bridle, que explora la pertinencia del azar para preservar la diversidad o La teoría holográfica del universo de la historia del arte, de Suzanne Treister en la que proyecta más de 25.000 imágenes cronológicas (25 por segundo) de obras de arte creadas por la humanidad, que remite, visualmente, a la velocidad de las partículas del CERN.
Junto a 10 obras creadas en el CERN se explica cómo la investigación avanza
Estas propuestas pueden verse de forma paralela a otras tantas “estaciones” que introducen y divulgan la investigación en el laboratorio y muestran como la física cuántica representa una ruptura con siglos de conceptos científicos y filosóficos. Lo hace a partir de conceptos como el de escala, estado cuántico, superposición, entrelazamiento (que permite mandar partículas de luz desde un satélite a varios continentes a la vez), indeterminación (en la cuántica es imposible medirlo todo con certeza), ciencia abierta (donde se explica como el trabajo científico siempre ha sido una tarea colectiva y para todos: como el Genoma Humano, el propio CERN o la Red Informática mundial, WWW, que usamos todos de forma abierta en internet).
Vida cotidiana
También se abordan los conceptos de Azar y la Cuántica cotidiana, con una enorme pantalla en la que se proyecta una espléndida animación de Alex Pasad y MID Studio. La exposición se cierra con un mapamundi donde están los 70 grupos científicos que trabajan para conseguir el primer ordenador cuántico. “Es una barbaridad intelectual, pero al mismo tiempo una amenaza a las comunicaciones de la Tierra, incluidos mensajes y correos encriptados. La ciencia es poder. Ocurrió cuando se inventó el fuego e Internet”, explicó Latorre.
La diferencia entre el método científico basado en el método de prueba y error y el de la física cuántica (y el cambio que se avecina) se ilustra con el ejemplo de que según la física clásica de Newton, para abrir con éxito una cerradura con una llave que está junto a un millón de llaves, hay que probar una a una. Con la cuántica se crea una superposición de llaves y se prueban todas a la vez. Esta es la base de los nuevos ordenadores cuánticos. Quién consiga sacarlo adelante tendrá la llave y el poder.
Fuente diversa