Ene
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Aquella triste concioncilla
por Emilio Silvera ~ Clasificado en El Tiempo pasa...¿O somos nosotros? ~ Comments (5)
Hay cosas que nunca olvidamos. Cuando era un niño y vivía con mis padres y mis tres hermanos, yo dormía en una habitación que daba a la calle que podía ver por la ventana (hoy la casa reconstruida, en la planta baja que era nuestra vivienda, es mi actual garaje). En estas fechas navideñas, aparte del jolgorio natural de las fiestas y de las visitas a los nacimientos (eran otros tiempos), la gente acostumbraba a formar reuniones de familias y celebrar, después de la cena, la Navidad con canciones apropiadas al evento que se conmemoraba.
Recuerdo que siempre me quedaba dormido y, casi arrastras, podía llegar a la cama que cogía con tantas ganas que era llegar a ella y caer en profundo sueño. Generalmente, era despertado al amanecer por algunos que seguían la fiesta por las calles cantando a voz en grito y, una de aquellas cancioncillas, nunca me dejó, cuando llegan estos días, su recuerdo vuelve y, como cuando era pequeño, vuelvo a oír aquellas voces cantar:
Campanilleros que recorrían las calles
El año nuevo ya viene,
el año viejo se va,
y nosotros nos iremos,
y no volveremos más.
Eran cantares muy tristes,
con un fondo de verdad,
no había temor a la muerte,
era cosa natural.
Tampoco miedo a la vida,
la sabían disfrutar,
Se reunían en la mesa,
esa mesa familiar.
Donde siempre había un lugar,
no faltaba nunca un pan,
A las doce se reunían,
en la plaza principal.
Zambombas y panderetas,
turrones y mazapán,
todo el mundo se abrazaba,
se daban besos de paz.
algunos se emocionaban,
no dejaban de llorar,
ni tampoco de cantar,
el recuerdo de una pena,
tal vez de felicidad.
Un amor que se ha perdido,
un familiar que no está,
el año viejo se ha ido,
y nunca más volverá.
Los años se van volando,
las vida los ve pasar,
el Nuevo año ha llegado,
todo el mundo a festejar , y, cuando pasa la euforia,
todo el mundo a trabajar.
Estas sencillas cancioncillas eran las que podíamos oír por todas las calles de aquella Huelva de la calle de En-medio (hoy la Gran Vía), y, de la calle Palos y Fernando el Católico (las calles donde nací y sigo viviendo).
¡Feliz Año Nuevo! a todos los amigos de este lugar y, también, para todos en general. Aprovecho la oportunidad para haceros una recomendación:
. Ahora que podéis, decidle a la persona amada cuánto la queréis.
. No dejéis pendiente, por más tiempo, esa buena obra que puedes hacer.
. Es triste mirar hacia atrás y, al recordar, decirte a tí mismo…
¡Si hubiera…! Así que remédialo.
La vida es corta, muy corta, y, si no tenemos claras las prioridades, cuando queremos darnos cuenta…¡es tarde! No siempre se puede rectificar y, algunas veces, cuando se hace a destiempo, los efectos pueden ser contrarios a los esperados. Pensad que no siempre lo mejor es lo más caro, ni la felicidad se compra con tesoros.
Si quieres te querrán y, como decimos en física, todo es causa de lo que antes pasó, es su consecuencia. Así que… ¡Vigila tus actos, piensa las cosas antes de decidir!
¡Sed felices! Y, sobre todo… ¡Que la salud esté con vosotros!
Emilio Silvera Vázquez
el 25 de diciembre del 2016 a las 10:58
Lo cierto es que estamos aquí de pasada, un tiempo efímero que cada cual tiene concedido por la madre Naturaleza para que cumpla su ciclo de Vida (unas más longevas que otras), aquí en nuestro planeta y, a veces, podemos llegar a la conclusión de que nuestra importancia es muy relativa, y, debemos aprovechar ese corto Tiempo para dedicarlo a cosas positivas, ser mejores con los demás y, dejar de lado los egoismos personales, ser conscientes de lo que en realidad tiene valor y de lo que sólo son espejismos sin valor alguno, lo auténtico lo tenemos siempre a mano y no podemos desecharlo por elegir quimeras y fantasías. Un momento al lado del Ser amado tiene más valor que un año persiguiendo ese sueño que nunca se realizará.
A veces, nos inunda la nostalgia o incluso nos sentimos algo frustrados al ser conscientes de que no podremos mestar aquí para siempre, nos duele no saber que será del futuro de nuestros seres queridos y, también, qué será de la Humanidad en los acontecimientos venideros que la Naturaleza nos tiene reservados, si seremos capaces de solventar esos difíciles problemas.
Claro que, todo tiene un principio y un final, y, si lo que nos aguarda en el futuro es eso… ¿Qué sentido tiene haber venido? Creo que, de alguna manera, podremos sortear la fusión de Andrómeda y la Vía Láctea, la muerte de nuestro Sol, y otros cambios que se avecinan en el futuro lejano, es decir, que tenemos mucho tiempo por delante para aprender la manera de burlar a la velocidad de la luz y encontrar otros caminos que nos lleven a mundos nuevos y jóvenes que nos puedan dar cobijo para que podamos continuar nuestra andadura por este inmenso Universo que nos creó. En caso contrario, todo el esfuerzo y todo el dolor… ¡Habrían sido en vano!
¿Qué futuro nos espera? ¡Ya me gustaría amí saberlo!
el 25 de diciembre del 2016 a las 11:17
Buon Natale Emilio…..
el 26 de diciembre del 2016 a las 8:14
Amigo Giordano, tu presencia siempre es apreciada.
Un cordial saludo amigo.
el 25 de diciembre del 2016 a las 15:04
Gracias Emilio. ¡Felices Fiestas! Un abrazo desde Buenos Aires.
el 26 de diciembre del 2016 a las 8:13
¡Hola, Adriana!
No sabes cuanto agradezco tu visita y, desde luego, tus deseos. De la misma manera, por nuestra parte, te deseamos que goces de una buena salud y los años venideros sean propicios contigo. Tienes la suerte de vivir en un lugar privilegiado de la Naturaleza, quizás algún día me pueda dar una vueltecita por ahí.
Un cordial abrazo amiga.