Sí, todo el universo infinito está dentro de nuestras mentes, allí debemos buscar llegar a comprender. Arriba, en esa Nebulosa inmensa y maravillosa (como en otras muchas de la nuestra y otras galaxias) se forjan las nuevas estrellas y los mundos nuevos, y, en ellos, surgen formas de vida que, algunas veces, son portadoras de mentes privilegiadas que llegan a tener Consciencia de SER.
La conciencia es un estado de conocimiento que nos permite ser conscientes de nosotros mismos y del entorno, y que nos permite actuar. Es un fenómeno complejo que involucra pensamientos, sensaciones y emociones. Bueno, particularmente creo que la Conciencia es mucho mas que eso, ahí tenemos ese “duendecillo” que nos dice lo que está bien y lo que no lo está.
La conciencia es un rasgo de la complejidad del cerebro, y se asocia a la subjetividad de cada persona. Es también un fenómeno biológico que es consecuencia del funcionamiento cerebral, y, es algo inmaterial, no lo podemos tocar pero, si somos conscientes de que está ahñi y afecta a nuestro comportamiento.
Claro que, para poder llegar a entender lo que la Conciencia es, sería preciso que entendiéramos primero como funcionan nuestros cerebros: su arquitectura, su desarrollo y sus múltiples funciones dinámicas que son posible gracias a sus características más importantes, tales como, su organización anatómica y la notable dinámica que genera y, aunque insuficiente, pincelada, esta imagen, este conocimiento es necesario para poder llegar a comprender de qué manera llega a surgir la Conciencia.
Nuestro Cerebro Contiene cerca de 86.000 mil millones de Neuronas y 100 trillones (es decir 100 millones de millones) de conexiones ellas, Esto destaca la posibilidad de que Podemos reconfigurar Nuestros Pensamientos Y Emociones Para Ser Co-Creadores de Nuestra Propia Vida Usando el Inmenso Poder de La Mente
¡Cerca de Cien mil millones de Neuronas! Tantas estrella tiene la Vía Láctea. Conexiones a cientos de miles que procesan la información. La actividad eléctrica del cerebro es objeto de muchos estudios e investigaciones que, por ejemplo, intentan interpretar las ondas cerebrales para saber de los mecanismos de nuestras mentes que, están clasificados entre los secretos más complejos del Universo.
Nuestro cerebro se encuentra entre los objetos más complicados del universo y es sin duda una de las estructuras más notables que haya producido la evolución. Hace tiempo ya que llegamos a comprender que el cerebro era necesario para para la percepción, los sentimientos y los pensamientos. Lo que es obvio es que la conciencia se encuentre causalmente asociada a ciertos procesos cerebrales pero no a otros.
En tanto que objeto y sistema, el cerebro humano es especial: su conectividad y su dinámica, su de funcionamiento, su relación con el cuerpo y con el mundo que le rodea, no se parece a nada que la ciencia conozca. Su carácter único hace que el ofrecer una imagen del cerebro se convierta en una empresa extraordinaria y en un reto difícil de vencer y, aunque todavía estamos lejos de ofrecer una imagen completa (una imagen parcial siempre será mejor que nada), sí podemos dar una cierta información como para poder llegar a generar una teoría satisfactoria de la Conciencia.
El misterio persiste, nadie sabe cuando emergió la Conciencia en los eres
Discurrir sobre el surgimiento de la conciencia y concluir si lo clasificamos como un proceso de aparición de una propiedad emergente o si consideramos que podemos explicarlo estudiando las potencialidades de las neuronas aisladamente, es necesario conocer lo mejor posible qué entendemos por “Conciencia” y, qué procesos ha tenido que recorrer para que tenga las propiedades que en ella podemos observar. Es dinámica y en evolución y, que sepamos, sigue los mismos pasos que el Universo que la creó. Habrá que observar más detenidamente la naturaleza de la Conciencia que, con su inmensa complejidad, no nos deja llegar hasta una visión diáfana de lo que en realidad es. El Cosmos, aliado con el TIEMPO, y, el “OJO” del Universo que nos mira, siguen los progresos de esa CONCIENCIA nuestra que no podemos comprender…completamente.
¿Cuál será su realidad? Seguro que es muy diferente de la mía. El que compartamos el mismo planeta no hace que todos tengamos las mismas percepciones, sensaciones, emociones, aspiraciones, alegrías, miedos, tristezas, penas, sentimientos, fuerza, personalidad, voluntad de , fuerza para luchar, y, el caso de las conciencias está, no pocas veces condicionado por factores que el individuo no pudo elegir. Claro que, muchas veces una simple mirada, nos puede transportar a otro mundo. Pero soñar…, podemos todos, otra cosa será poder realizar los sueños.
El cerebro humano adulto, con poco más de un kilo de peso, contiene unos cien mil millones de células nerviosas o neuronas. La capa ondulada más exterior o corteza cerebral, que es la parte del cerebro de evolución más reciente, contiene alrededor de 30 mil millones de neuronas y hasta un billón de conexiones. Si contáramos una sinápsis cada segundo, tardaríamos 32 millones de años en acabar el recuento. Si consideramos el posible de circuitos neuronales, tenemos que habérnoslas con cifras hiperastronómicas: 10 seguido de un millón de ceros. (En comparación con el número de partículas del universo conocido que asciende sólo a 10 seguido de 79 ceros).
Nuestros cerebros están conectados con todo el Universo para poder llegar a comprender
¿Que decir de la facultad del pensamiento? El pensamiento, el discurso interior y la formación consciente de imágenes nos recuerdan poderosamente que se puede construir una escena consciente incluso en ausencia de impresiones externas. Los sueños constituyen la demostración más palmaria de hecho. Pese a ciertas peculiaridades, como la credulidad, la resolución y la pérdida de auto reflexión del que sueña, la ensoñación y la conciencia despierta son notablemente parecidas (“soñar despierto”). Los objetos visuales y las escenas “vividas” en el sueño, suelen ser reconocibles, el lenguaje es inteligible e incluso las historias que se desarrollan en los sueños pueden llegar a ser tan coherentes que, no en pocas ocasiones, muchas personas llegaron a tomarlas por reales.
Estar en otros mundos sin ausentarte de este
La Conciencia puede ser activa o pasiva y, según qué ocasión, le pedimos o no un esfuerzo extra. La mayor de las veces dejamos que las impresiones sensoriales tomen posesión libremente de nuestros estados sensoriales, sin prestar especial atención a esto o aquello, la conciencia es tan receptiva y amplia como natural y libre de esfuerzo cuando, por ejemplo, visitamos una ciudad y paseando disfrutamos de sus vistas. Por otra parte, cuando buscamos específicamente un punto concreto en el flujo constante de entradas sensoriales al que estamos expuestos, la percepción se convierte en una actividad orientada a la acción concreta de esa búsqueda.
Nuestros cerebros, como el universo mismo, está repleto de conexiones sin fin
Una característica clave de los patrones neuronales que se pueden observar al microscopio es su densidad y extensión. El cuerpo de una neurona mide 50 micones (milésimas de milímetro) de diámetro, si bien la longitud del axón puede variar entre unos micrones y más de un metro. Aunque es realmente cierto que hemos podido llegar a conocer mucho de lo que ahí se fragua, mucho más cierto es que, desconocemos la mayor de las maravillas que en el cerebro se llegan a producir y, sabiendo el resultado final, no podemos discernir po qué caminos se llegó a allí.
Claro que, el abanico y la variedad de la fenomenología consciente pueden llegar a abarcar tanto como la experiencia de cada cual y llegan tan lejos como la imaginación individual de cada persona: Allí está el teatro privado de cada uno. El dominio de la consciencia que, cuando llega a sobresalir de lo corriente, entra en ese campo que llamamos filosofía y que, algunos, al ser referida al SER, llaman metafísica.
Sí, la veo girar a la izquierda y también, a la derecha
La Bailarina estudia los pasos y, dentro de “su mundo”, tiene unas sensaciones que su conciencia archiva como experiencias personales. Cada cual, a creando su propia consciencia de “su mundo” particular en función de las experiencias que tenga la oportunidad de vivir conforme se produzcan en función de su modo de vida, y otras circunstancias que la diversidad de una vida nos pueda presentar.
Claro que, la experiencia consciente varía en intensidad; el nivel global de alerta puede variar desde la casi nula vigilancia del sopor hasta el hipervigilante de un piloto de guerra en acción, y la percepción sensorial puede ser más o menos vívida. También tenemos esa conocida habilidad llamada atención, que nos permite seleccionar o amplificar diferencialmente ciertas experiencias conscientes en detrimento de otras experiencias coetáneas..
La conciencia y la memoria conforma un inmenso entramado de conexiones que se desarrolla durante nuestras vidas
Además, la conciencia se halla conectada y vinculada a ciertos aspectos de la memoria. De hecho, a menudo se equipara la memoria inmediata, que dura apenas una fracción de segundo, a la propia conciencia. Claramente, la memoria de trabajo -la habilidad de “tener presente” y manejar los contenidos conscientes, como los números de teléfonos, las frases y las posiciones en el espacio, durante unos segundos-, está estrechamente relacionada con la Conciencia.
Cada cual lleva su propio teatro en la cabeza. No todos ven el mundo de la misma manera
Está claro que, en cada uno de nosotros y según en qué situaciones que representan nuestro teatro privado de cada día nos encontremos, podemos estar situados en escenarios cambiantes que, bien o para mal, lo podríamos denominar “comedia”, “farsa” o “tragedia”, con una dramatis , el “yo” como protagonista. Y, así será hasta que caiga la cortina al final de la obra de la vida. Y, mientras la obra transcurre, cada uno de nosotros vive su “historia” de vivencias que no se pueden transferir y que, en definitiva, serán las que conformen su mundo particular.
Aunque vivamos aquí, no es cierto que aquí esté “todo” nuestro “mundo” que, en realidad, escapa de este que arriba vemos y llega hasta los confines de nuestra imaginación que, dicho sea de paso, sobrepasa los confines del Universo mismo. La Imaginación es un arma muy poderosa, y, si nada la , si la Naturaleza permite su transcurrir evolutivo…¿En qué se podrá transformar? Ella sabe de otros universos y de maravillas sin fin, ahora a nosotros, ¡sólo nos queda encontrarlos!
Confucio y su importante legado
Han pasado algunos miles de años desde que los seres humanos vislumbraron que, además de la parte física, también estaba con nosotros, formando un todo, otra más trascendental que era la que generaba los pensamientos y nos permitía viajar más allá y con más rapidez de lo que podía hacerlo la parte material. Es cierto que el proceso ha sido lento y los avances, aunque a veces imperceptibles, han ahí siempre en una continuada evolución que, en cada época ha tenido un marcado signo.
Aunque puede que no sepamos que es la mente, sabemos algunas cosas sobre el cerebro. Está formado por una red, una increíble maraña de “cables” eléctricos que serpentean a través de una gran cantidad de “sustancias” neuroquímicas. Existen quizás cien mil millones de neuronas en el cerebro humano, tantas como estrellas hay en la Vía Láctea, y, cada una de ellas recibe datos eléctricos de alrededor de mil neuronas, además de estar en y en comunicación con unas cien mil neuronas más. Y, como sigue evolucionando al ritmo que el universo le impone… Suponer, hasta qué punto podrá llegar es, impredecible.
Nadie sabe que podremos ser mañana, cuando la evolución alcance ese grado impensable de sabiduría y seamos simples entes de luz que podrá adaptar formas y colores de inimaginable belleza, que estarán conformados por pensamientos y sentimientos en una amalgama de materia elevada al grado máximo de la evolución, es decir: energía pura. sería como volver a los orígenes. De la energía venimos y a ella regresamos pero, para entonces, estará evolucionada y será la del Universo que le dará sentido a todo lo material e inmaterial, entonces no habrá preguntas y se conocerán todas las respuestas.
El Telescopio Espacial James Webb detectó posibles señales de vida en un exoplaneta
Científicos identificaron indicios que sugieren la existencia de actividad biológica en un planeta a 124 años luz del sistema solar
El Telescopio Webb detectó señales químicas que podrían indicar vida en el exoplaneta K2-18b, situado a 124 años luz de la Tierra, según nuevos descubrimientos (A. Smith, N. Madhusudhan/University of Cambridge/Handout via REUTERS)
La búsqueda de vida más allá de la Tierra es una de las preguntas más persistentes en la ciencia astronómica. Aunque por siglos se realizaron especulaciones al respecto, los avances recientes llevaron estas hipótesis un paso más allá. El Telescopio Espacial James Webb (JWST), uno de los instrumentos más avanzados jamás creados, captó señales químicas que podrían indicar la presencia de organismos en un exoplaneta situado a 124 años luz del sistema solar.
Conocido como K2-18b, este mundo lejano captó la atención mundial al detectar lo que muchos científicos consideran las primeras “biofirmas”, o pruebas de vida, fuera de la Tierra. El estudio será publicado en The Astrophysical Journal.
Nikku Madhusudhan, astrofísico de la Universidad de Cambridge y autor principal del análisis, declaró en una conferencia de prensa: “Lo que hemos hallado por el momento son indicios de una posible actividad biológica fuera del sistema solar. Francamente, creo que esto es lo más cerca que hemos estado de observar una característica que podamos atribuir a la vida”.
Asimismo, los autores advirtieron que se debe tratar el tema con cautela, ya que hacen falta más investigaciones para confirmar fehacientemente los descubrimientos y su correlación con los posibles organismos extraterrestres.
El Telescopio Webb reveló moléculas como metano, dióxido de carbono y dimetilsulfuro (DMS) en la atmósfera de K2-18b, potencialmente indicadores de vida (NASA)
Se trata de un planeta de características inusuales, se encuentra en la zona habitable de su estrella, lo que significa que podría tener las condiciones necesarias para albergar agua líquida, un componente esencial para la vida como se la conce.
Sin embargo, las moléculas detectadas, como el dimetilsulfuro (DMS), pueden ofrecer más que solo indicios, lo que abre un campo de debate entre los científicos sobre si realmente se está más cerca de encontrar vida allí.
K2-18b: un exoplaneta prometedor
El exoplaneta K2-18b ha sido objeto de estudios por su ubicación en la zona habitable de su estrella, lo que lo hace un candidato ideal para albergar agua líquida en su superficie. En 2023, los astrónomos que trabajaban con Webb descubrieron varias moléculas en su atmósfera, entre ellas metano, dióxido de carbono y, más recientemente, DMS, una sustancia asociada exclusivamente con organismos vivos en la Tierra.
El JWST utiliza una técnica conocida como espectroscopía para analizar la atmósfera de los exoplanetas. Cuando uno de estos mundos pasa frente a su estrella, desde la perspectiva de la Tierra, parte de la luz del astro atraviesa las capas gaseosas del planeta.
La presencia de dimetilsulfuro (DMS) en la atmósfera de K2-18b ha abierto un debate entre científicos sobre la posible existencia de vida en ese exoplaneta (NASA, CSA, ESA, J. Olmsted (STScI), Science: N. Madhusudhan (Cambridge University)/Handout via REUTERS)
El telescopio mide cómo esa luz se altera, lo que permite a los científicos identificar qué partículas están presentes en esa atmósfera. Al analizar las longitudes de onda de la luz absorbida y dispersada por las moléculas, puede detectar señales de compuestos químicos específicos, como el metano, el dióxido de carbono y el DMS, que son indicativos de posibles condiciones favorables para la vida.
“Esta es la primera vez que la humanidad ha visto moléculas de biofirma —moléculas de biofirma potenciales, que son biofirmas en la Tierra— en la atmósfera de un planeta en la zona habitable”, afirmó Madhusudhan.
K2-18b posee más de ocho veces la masa de la Tierra y un radio 2.5 veces mayor. Orbita alrededor de una estrella enana roja, situada en la constelación de Leo, cada 33 días.
Debido a su tamaño y a su posición, ha sido considerado un “mundo oceánico”, o “Hycean”, un término acuñado para describir planetas con océanos profundos y atmósferas ricas en hidrógeno, según las observaciones del telescopio Webb.
Dimetilsulfuro: ¿una señal de vida?
Aunque se hallaron indicios de actividad biológica en K2-18b, algunos expertos advierten que se necesitan más pruebas antes de confirmar la presencia de vida (NASA, ESA, CSA)
El DMS, la molécula clave que fue detectada en la atmósfera de K2-18b, es particularmente relevante en el contexto de la búsqueda de vida. En la Tierra, esta sustancia se produce exclusivamente por organismos vivos, particularmente por fitoplancton en los océanos.
El equipo que estudió el planeta usó diferentes instrumentos del JWST para realizar mediciones más precisas. En su último análisis, encontraron indicios mucho más fuertes de DMS en la atmósfera de K2-18b, lo que llevó a algunos astrónomos a considerar que podría estar cubierto por océanos llenos de vida.
“Es un shock para el sistema. Pasamos una enorme cantidad de tiempo intentando eliminar la señal” subrayó Madhusudhan. Pero no pudieron hacerlo, y esa señal se mantuvo.
K2-18b orbita alrededor de una estrella enana roja en la constelación de Leo, lo que lo convierte en un candidato único para estudios sobre vida extraterrestre (BENOÎT GOUGEON, UNIVERSITÉ DE MONTRÉAL)
Sin embargo, a pesar de la emoción que generó este hallazgo, algunos expertos permanecen cautelosos. “Si bien un proceso químico desconocido puede ser la fuente de estas moléculas en la atmósfera de K2-18b, los resultados son la evidencia más sólida hasta el momento de que puede existir vida en un planeta fuera de nuestro sistema solar”, afirma el comunicado de la Universidad de Cambridge que será publicado, según información de The Washington Post.
No obstante, varios especialistas en la materia recalcan que, para aceptar que estas moléculas son realmente biofirmas, se necesitarán más observaciones y experimentos adicionales.
Futuro de la investigación
Los avances desataron un debare sobre la interpretación de los resultados en la comunidad científica. Sara Seager, profesora de ciencias planetarias en el MIT, señaló que es fundamental esperar más pruebas antes de concluir que este exoplaneta alberga vida. “Aún no es una biofirma, pero es un estímulo oportuno para afinar nuestros métodos y expectativas”, explicó en declaraciones a The Washington Post.
El Telescopio Webb utiliza espectroscopía para estudiar las atmósferas de los exoplanetas
A lo largo de los años, muchos descubrimientos han sido seguidos de explicaciones alternativas que no implican la presencia de organismos y que finalmente no fueron concluyentes. Los expertos advierten que, incluso si los resultados sobre K2-18b se refuerzan, la interpretación de cualquier señal de vida será siempre debatida.
“Nunca habrá una biofirma donde todos digan: ‘Sí, estamos de acuerdo, definitivamente es vida’. Cualquier biofirma siempre será objeto de debate”, sostuvo Emily Mitchell, bióloga de la Universidad de Cambridge.
A medida que el JWST explora a K2-18b, los astrónomos continúan su búsqueda de indicios claros de organismos fuera del sistema solar. Si bien el descubrimiento de una biofirma aún está lejos de ser confirmado, los avances en la observación de exoplanetas y en el análisis de sus atmósferas podrían ser un paso más hacia una respuesta definitiva sobre la existencia de vida en otros mundos.
Inquietud por un hallazgo nunca antes visto: Un túnel conecta nuestra galaxia con una estructura de Centauro.
Astrofísicos detectan una estructura única que une nuestra burbuja solar con otra región lejana, cambiando lo que sabíamos del espacio interestelar.
El telescopio eROSITA ha revelado este túnel interestelar que conecta nuestra región con la constelación de Centauro a través del frío vacío espacial
Un hallazgo sin precedentes ha sorprendido a la comunidad científica con el descubrimiento de un pasadizo interestelar que conecta nuestro entorno cósmico inmediato con una región lejana. Este túnel une la burbuja de gas caliente que rodea nuestro sistema solar con una super-burbuja situada en la constelación de Centauro, revelando nuevas estructuras en nuestro vecindario cósmico y sugiriendo la existencia de una red interconectada de canales interestelares.
Según El Confidencial, un equipo de astrofísicos del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre ha realizado este descubrimiento utilizando datos del telescopio espacial EROSITA. El estudio, publicado en Astronomy & Astrophysics, muestra cómo la Burbuja Caliente Local que contiene nuestro sistema solar está directamente conectada con regiones que antes se consideraban aisladas.
Un corredor cósmico que cambia nuestra comprensión del espacio
La Burbuja Caliente Local (LHB) es una estructura de gas ionizado a millones de grados conocida desde los años 70. Con aproximadamente 1.000 años luz de diámetro, emite rayos X de baja energía y su origen se vincula a supernovas ocurridas hace millones de años. Los nuevos datos revelan que el norte galáctico es sorprendentemente más frío que el sur, con diferencias que alcanzan los 1,5 millones de grados.
El equipo dividió el hemisferio de la Vía Láctea en 2.000 regiones para analizar la emisión de rayos X. Esta técnica, junto con observaciones de nubes moleculares frías, permitió crear el primer mapa 3D detallado de la burbuja, confirmando su extensión hacia los polos galácticos y revelando el túnel hacia la región de Centauro, donde se encuentra Proxima Centauri.
Michael Yeung, autor principal del estudio, explica que la posición orbital de eROSITA a 1,5 millones de km de la Tierra evita interferencias de la geo-corona terrestre. Esta ubicación mejora la calidad de las imágenes comparadas con las de ROSAT, permitiendo ver estructuras antes invisibles y observar los patrones de gas interestelar que forman estos túneles.
El coautor Michael Freyberg detalla que este canal se mantiene gracias a la “retroalimentación estelar”: vientos de estrellas, explosiones de supernovas y chorros de estrellas jóvenes que moldean el gas. No es único, ya que otro túnel similar (Canis Majoris) une nuestra burbuja con la nebulosa Gum, situada a unos 1.500 años luz de distancia.
El estudio incluyó un censo de restos de supernovas y super-burbujas cercanas. Gabriele Ponti, investigador del equipo, señala un dato curioso: el Sol entró en la LHB hace apenas unos millones de años, un 0,1% de su edad total, y su posición central actual es pura coincidencia temporal en la escala cósmica.
Este hallazgo apoya la idea de que la Vía Láctea contiene una red de túneles creados por actividad estelar. Lo que parecían burbujas separadas forma parte de un sistema conectado mucho mayor, cambiando nuestra visión de la estructura galáctica y abriendo nuevas preguntas sobre los mecanismos que mantienen estos corredores activos durante millones de años.
Siempre andamos a vueltas con las teorías, y, tenemos que ser conscientes que las teorías tienen unos límites que están bien determinados. Veamos:
Longitud de Planck: valor = 1.616255(18)×10−35 m7.
Masa de Planck: valor = 2.176434(24)×10−8 kg.
Tiempo de Planck: valor = 5.391247(60)×10−44 s.
Temperatura de Planck: valor = 1.416784(16)×1032 K.
Planck consideró sólo las unidades basadas en las constantes universales G, h, c, y kB para llegar a unidades naturales para longitud, tiempo, masa y temperatura. Sus definiciones difieren de las modernas en un factor de 2π, porque las definiciones modernas utilizan ℏ en lugar de h
¿Cuáles son los límites de la teoría cuántica y de la teoría de la relatividad general de Einstein? Afortunadamente, hay una respuesta simple y las unidades de Planck nos dicen cuales son.
Y precisamente esta constante es el segundo motivo por el que no encuentras los muebles en una posición diferente cada vez que entras en el salón.
Supongamos que tomamos toda la masa del universo visible y determinamos su longitud de onda cuántica. Podemos preguntarnos en qué momento esta longitud de onda cuántica del universo visible superará su tamaño. La respuesta es: cuando el universo sea más pequeño en tamaño que la longitud de Planck, es decir, 10-33 centímetros, más joven que el tiempo de Planck 10ˉ⁴³ segundos y supere la temperatura de Planck de 1032 grados. Las unidades de Planck marcan la frontera de aplicación de nuestras teorías actuales. Para comprender en que se parece el mundo a una escala menor que la longitud de Planck tenemos que comprender plenamente cómo se entrelaza la incertidumbre cuántica con la gravedad. Para entender lo que podría haber sucedido cerca del suceso que estamos tentados a llamar el principio del universo, o el comienzo del tiempo, tenemos que penetrar la barrera de Planck. Las constantes de la naturaleza marcan las fronteras de nuestro conocimiento existente y nos dejan al descubierto los límites de nuestras teorías.
La Gravedad Cuántica, el eslabón perdido para comprender la evolución del Universo. Los físicos teóricos la han encontrado, ellos saben que dicha teoría subyace en la Teoría de Supercuerdas que, desgraciadamente, es inverificable… ¡Por el momento! Se cree que llegar hasta las cuerdas requeriría disponer de la energía de Planck (1019 GeV).
Siendo cierto que en la actualidad no podemos verificar la Teoría de cuerdas, también lo es que, según todos los indicios, en esa Teoría puede subyacer esa otra Teoría Cuántica de la Gravedad, todos sabemos que cuando se juntan la Cuántica de Planck y la Gravedad de Einstein… ¡Aquello hecha chispas! Surgen los infinitos que no se pueden re-normalizar.
Resulta que, cuando los teóricos de las cuerdas trabajan con las ecuaciones de campo de esa teoría, sin que nadie las llame, allí aparecen las ecuaciones de campo de la Relatividad General, ¡por qué será? El viejo Einstein, socarrón, con su cachimba entre los dientes, allá donde se pueda encontrar, estará sonriendo atento a lo que vendrá.
Sí, al ,menos se cree que, el límite de la información está en el horizonte de sucesos de un agujero negro, donde se pierde de forma permanente.
En los intentos más recientes de crear una teoría nueva para describir la naturaleza cuántica de la gravedad ha emergido un nuevo significado para las unidades naturales de Planck. Parece que el concepto al que llamamos “información” tiene un profundo significado en el universo. Estamos habituados a vivir en lo que llamamos “la edad de la información”.
La información puede ser empaquetada en formas electrónicas, enviadas rápidamente y recibidas con más facilidad que nunca antes. Nuestra evolución en el proceso rápido y barato de la información se suele mostrar en una forma que nos permite comprobar la predicción de Gordon Moore, el fundador de Intel, llamada ley de Moore, en la que, en 1.965, advirtió que el área de un transistor se dividía por dos aproximadamente cada 12 meses. En 1975 revisó su tiempo de reducción a la mitad hasta situarlo en 24 meses. Esta es “la ley de Moore” cada 24 meses se obtiene una circuiteria de ordenador aproximadamente el doble, que corre a velocidad doble, por el mismo precio, ya que, el coste integrado del circuito viene a ser el mismo, constante.
Representación gráfica de la obtención experimental de la constante de Planck
Los límites últimos que podemos esperar para el almacenamiento y los ritmos de procesamiento de la información están impuestos por las constantes de la naturaleza. En 1981, el físico israelí, Jacob Bekenstein, hizo una predicción inusual que estaba inspirada en su estudio de los agujeros negros. Calculó que hay una cantidad máxima de información que puede almacenarse dentro de cualquier volumen. Esto no debería sorprendernos. Lo que debería hacerlo es que el valor máximo está precisamente determinado por el área de la superficie que rodea al volumen, y no por el propio volumen. El número máximo de bits de información que puede almacenarse en un volumen viene dado precisamente por el cómputo de su área superficial en unidades de Planck. Supongamos que la región es esférica. Entonces su área superficial es precisamente proporcional al cuadrado de su radio, mientras que el área de Planck es proporcional a la longitud de Planck al cuadrado, 10-66 cm2. Esto es muchísimo mayor que cualquier capacidad de almacenamiento de información producida hasta ahora. Asimismo, hay un límite último sobre el ritmo de procesamiento de información que viene impuesto por las constantes de la naturaleza.
No debemos descartar la posibilidad de que seamos capaces de utilizar las unidades de Planck-Stoney para clasificar todo el abanico de estructuras que vemos en el universo, desde el mundo de las partículas elementales hasta las más grandes estructuras astronómicas. Este fenómeno se puede representar en un gráfico que recree la escala logarítmica de tamaño desde el átomo a las galaxias. Todas las estructuras del universo existen porque son el equilibrio de fuerzas dispares y competidoras que se detienen o compensan las unas a las otras; la atracción y la repulsión. Ese es el equilibrio de las estrellas donde la repulsión termonuclear tiende a expandirla y la atracción (contracción) de su propia masa tiende a comprimirla; así, el resultado es la estabilidad de la estrella. En el caso del planeta Tierra, hay un equilibrio entre la fuerza atractiva de la gravedad y la repulsión atómica que aparece cuando los átomos se comprimen demasiado juntos. Todos estos equilibrios pueden expresarse aproximadamente en términos de dos números puros creados a partir de las constantes e, h, c, G y mprotón.
Desde el vuelo del colibrí, hasta u huracán, erupción volcánica, un Tsunami… 0, un embarazo… ¡Todo es energía!
En nuestro Universo todo es energía y el resultado de dos fuerzas contrapuestas que, al ser iguales en potencia, equilibran el todo y hace posible la estabilidad que podemos contemplar en las estrellas y en los átomos.
α = 2πe2 / hc ≈ 1/137
αG = (Gmp2)2 / hc ≈ 10-38
La Constante física que carece de dimensiones, es decir, un número puro sin unidades asociadas, eso es, una constante adimensional. Su valor numérico es independiente del sistema de unidades que se utilice. Un amuestra es el número 137, el de Alfa, la Constante de estructura fina.
La identificación de constantes adimensionales de la naturaleza como a (alfa) y aG, junto con los números que desempeñan el mismo papel definitorio para las fuerzas débil y fuerte de la naturaleza, nos anima a pensar por un momento en mundos diferentes del nuestro. Estos otros mundos pueden estar definidos por leyes de la naturaleza iguales a las que gobiernan el universo tal como lo conocemos, pero estarán caracterizados por diferentes valores de constantes adimensionales. Estos cambios numéricos alterarán toda la fábrica de los mundos imaginarios. Los átomos pueden tener propiedades diferentes. La gravedad puede tener un papel en el mundo a pequeña escala. La naturaleza cuántica de la realidad puede intervenir en lugares insospechados.
Lo único que cuenta en la definición del mundo son los valores de las constantes adimensionales de la Naturaleza (así lo creían Einstein y Planck). Si se duplica el valor de todas las masas no se puede llegar a saber, porque todos los números puros definidos por las razones de cualquier par de masas son invariables.
Nunca nadie ha explicado el valor numérico de ninguna de las constantes de la naturaleza. ¿Recordáis el 137? Ese número puro, adimensional, que guarda los …
Cuando surgen comentarios de números puros y adimensionales, de manera automática aparece en mi mente el número 137. Ese número encierra más de lo que estamos preparados para comprender; me hace pensar y mi imaginación se desboca en múltiples ideas y teorías. Einstein era un campeón en esta clase de ejercicios mentales que él llamaba “libre invención de la mente”. El gran físico creía que no podríamos llegar a las verdades de la naturaleza sólo por la observación y la experimentación. Necesitamos crear conceptos, teorías y postulados de nuestra propia imaginación que posteriormente deben ser explorados para averiguar si existe algo de verdad en ellos.
Para poner un ejemplo de nuestra ignorancia poco tendríamos que buscar, tenemos a mano miles de millones.
Hablamos de portales cuánticos, fluctuaciones de vacío… Cuerdas y de Taquiones pero…
Un gran Físico nos decía:
“Todos los físicos del mundo, deberían tener un letrero en el lugar más visible de sus casas, para que al mirarlo, les recordara lo que no saben. En el cartel sólo pondría esto: 137. Ciento treinta y siete es el inverso de algo que lleva el nombre de constante de estructura fina”.
Este número guarda relación con la posibilidad de que un electrón emita un fotón o lo absorba. La constante de estructura fina responde también al nombre de “alfa” y sale de dividir el cuadrado de la carga del electrón, por el producto de la velocidad de la luz y la constante de Planck. Tanta palabrería y numerología no significan otra cosa sino que ese solo numero, 137, encierra los misterios del electromagnetismo (el electrón, e–), la relatividad (la velocidad de la luz, c), y la teoría cuántica (la constante de Planck, h).
¡Sabemos tan poco! ¡Son tantas las preguntas que no tienen respuestas! Pocas dudas nos podrían caber si nos propusieran cambiar, todo lo que sabemos por la mitad de lo que ignoramos. Y, como decía el sabio:
“Cuanto más profundizo en el saber de las cosas, más consciente soy delo poco que se. Mis conocimientos son limitados, mi ignorancia infinita.”
Sócrates lo simplificaba con su: “Solo se que no se nada!.