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¡La Física Cuántica! ¿Llegaremos a comprenderla?

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Física    ~    Comentarios Comments (4)

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Es realmente maravilloso que podamos haber llegado, en el extremo de las escalas, hasta esos mundos fantáscitos que nos proporcionan los “universos” de lo muy pequeño y de lo muy grande. Lo más cotidiano para nosotros es lo que se encuentra en el macro mundo, lo que se interrelaciona directamente con nosotros, lo que podemos ver y tocar. Sin embargo, ahí está ese otro “mundo” que se nos escapa a los sentidos pero que es, tan real como el otro. Es el que describe la mecánica cuántica y que nos habla de maravillas y procesos asombrosos que son, tan reales como los que contemplamos a nuestro alrededor.

 

No podemos ver todo lo que existe. Sin embargo, no por estar fuera de nuestra visión deja de existir, ahí está formando parte de ese otro mundo que se nos escapa, al que nuestras percepciones directas, nuestros sentidos, no pueden llegar pero que henmos podido alcanzar a “ver” mediante los ingenios que hemos podido inventar para , de manera indirecta, a ese espacio que se escapa de nosotros por su pequeñez y que, no por ello deja de tener una gran importancia para nosotros y para todo el mundo que nos rodea, de hecho, de esas “pequeñas cositas” resulta estar hecho el Universo. He leído por ahí:

“La mayor parte de la gente desconoce que la mecánica cuántica, es decir, el modelo teórico y Reiki - Escaneo PETpráctico dominante hoy día en el ámbito de la ciencia, ha demostrado la interrelación entre el pensamiento y la realidad. Que cuando creemos que podemos, en realidad, podemos. Sorprendentes experimentos en los laboratorios más adelantados del mundo corroboran esta creencia.

El estudio sobre el cerebro ha avanzado mucho en las últimas décadas mediante las tomografías.

Conectando electrodos a este órgano, se determina donde se produce cada una de las actividades de la mente. La fórmula es bien sencilla: se mide la actividad eléctrica mientras se produce una actividad mental, ya sea racional, como emocional, espiritual o sentimental y se sabe a qué área corresponde esa facultad.

Estos experimentos en neurología han comprobado algo aparentemente descabellado: cuando vemos un determinado objeto aparece actividad en ciertas partes de nuestro cerebro…. pero cuando se exhorta al sujeto a que cierre los ojos y lo imagine, la actividad cerebral es ¡idéntica! Entonces, si el cerebro refleja la misma actividad cuando “ve” que cuando “siente”, llega la gran : ¿cuál es la Realidad?

“La solución es que el cerebro no hace diferencias entre lo que ve y lo que imagina porque las mismas redes neuronales están implicadas; para el cerebro, es tan real lo que ve como lo que siente”, afirma el bioquímico y doctor en quiropráctica, Joe Dispenza en el libro “¿y tú qué sabes?”. En otras palabras, que fabricamos nuestra realidad desde la forma en que procesamos nuestras experiencias, es decir, mediante nuestras emociones.”

 

La mecánica cuántica que conocemos en nuestros días se ha conseguido gracias a la suma de muchos esfuerzos y sería preciso en la historia pasada de esta disciplina que investiga como es el mundo, como funciona la Naturaleza, para saber como se llegó a moldear esos conocimientos que nos llevan al “universo” de lo infinitesimal, de los objetos más pequeños pero que, sin ellos, no podrían existir los más grandes. Ninguna duda nos puede caber ya sobre el hecho cierto de que, la mecánica cuántica, es una de las ramas principales de la Física y está entre uno de los más grandes avances del pasado siglo XX en lo que al conocimiento humano del mundo se refiere. Nos explica el comportamiento de la materia-energía y, de hecho, sin esos conocimientos hubiera sido imposible alcanzar el nivel tecnológico del que hoy podemos disfrutar.

Un día de 1900, Max Planck escribió un artículo de ocho páginas que cambió el mundo de la física. En él nos habló del cuanto, unos pequeños paquetes de energía que eran emitidos por los cuerpoos calientes y, dejó sembrada la semilla de un árbol que no ha dejado de crecer desde entonces. Más tarde llegó Einstein que inspirado en aquel trabajo de Planck, fue un poco más allá y realizó aquel famoso trabajo conocido del Efecto fotoeléctrico. Desde entonces, los físicos no dejaron de ampliar y desarrollar las bases de nuestros conocimientos actuales.

La estructura de las fuerzas familiares como la Gravedad y el magnetismo fueron desarrolladas relativamente temprano. Todos conocemos la historia de Newton y sus trabajos y que, mucho después, dejó perfeccionado Einstein en relación a la fuerza gravitatoria. Las fuerzas electromagnéticas se determinaron también bastante pronto pero, no fue hasta 1927 cuando Dirac realizaría los primeros cálculos cuánticos de interacción de la radiación con la materia y en los años cuarenta y cincuenta gracias a los trabajos de, entre otros, Schwinger y Feynman, se construyó una teoría (electrodinámica cuántica) compatible con los principios básicos de la relatividad y la mecánica cuántica y con una capacidad predictiva asombrosa. Se han conseguido comprender éstos fenómenos, podríamos decir que al nivel de un acuerdo entre los cálculos teóricos y los resultados experimentales de más de diez cifras decimales, y, tal cosa, amigos míos, es un inmenso logro de la mente humana.

No podríamos comprender el macrocosmos sin haber descubierto antes que, en realidad, está fuertemente ligado al microcosmos, a la física subnuclear, ese mundo de lo muy pequeño que, cuando se profundiza en él, nos habla del futuro dinámico del universo y se comienza a ver con claridad como aquellas cuestiones antes no resultas, están ahí, ante nuestros ojos y para que nuestras mentes la puedan entender gracias a la dinámica activa de ese ámbito que resulta ser el campo de las partículas elementales y las fuerzas que con ellas actúan.

Las interacciones débiles y las interacciones fuertes, por su profunda lejanía, tardaron en ser comprendidas. Está claro que, el corto alcance en el que se desarrollan imposibilitaron bastante su hallazgo. Antes, los físicos no tenían acceso al mundo subatómico al que más tarde pudieron entrar de la mano de los microscopios electrónicos, los grandes aceleradores y otros ingenios de increíble alcance y precisición. Así que, a diferencia de lo que pasó con la Gravedad y el electromagnetismo, no se partía de una teoría clásica bien establecida, de manera que se tuvo que construir directamente, una teoría cuántica y relativista de ambas interacciones: la interacción nuclear débil y la interacción nuclear fuerte.

Paradoja EPR

La empresa de comprender aquellas interacciones fue ardua y se tuvo que esperar hasta los año setenta para las teorías correctas y completas. En estos años se produjeron, primero la demostración por el holandés Gerard ´t Hooft, culminando los trabajos de su mentor, el también holandés, Martinus Veltman, de la autoconsistencia (llamada, por motivos técnicos, renormalización) de las teorías propuestas fenomenológicamente por Glashow, Wienberg y Salam para interacciones débiles; y segundo, el descubrimiento de la propiedad de libertad asintótica (por Gross, Wilczek y Plotzer) de las interacciones fuertes. Ambos grupos consiguieron el Nobel, pero los últimos no vieron premiados sus esfuerzos hasta 30 años después, en 2004, cuando se había comprobado de manera suficiente la veracidad de sus predicciones sobre la libertad de los Quarks en su confinamiento, cuando éstos, están juntos y los Gluones, se comportan como si no estuvieran allí, sólo actúan cuando tratan de separse.

En 1973, Wilczek, un graduado trabajando con David Gross en la Universidad de Princeton, descubrió la libertad asintótica que afirma que mientras más próximos estén los quarks menor es la interacción fuerte entre ellos; cuando los quarks están extremadamente próximos la interacción nuclear entre ellos es tan débil que se comportan casi como partículas libres.

Estosd avances hicieron posible obtener teorías consistentes con la relatividad y la mecánica cuántica de ambos tipos de interacciones; teorías que, además han superado con éxito las muchas confrontaciones experimentales que han sido realizadas hasta nuestros días. Aunque no hay ni cálculos teóricos, ni experimentales tan exactos como en el caso de la electrodinámica cuántica, es cierto que el nivel de precisión de los cálculos con interacciones débiles llegan a cuatro y más cifras significativas y, para interacciones fuertes, estamos alcanzando el nivel del uno por ciento.

La Interacción gravitatoria que se deja notar  en las grandes estructructuras se hace presente y se deja sentir, podemos ver como funciona y cuáles son sus consecuencia. Sin embargo, en el mundo de lo muy pequeño, esta interacción, continúa siendo la cenicienta en lo que se refiere a la comprensión de la estructura microscópica y la incidencia que la interacción gravitatoria pueda ahí y, curiosamente, es la interacción que se conoce desde hace mucho tiempo y sabemos, perfectamente de su funcionamiento en ese ámbito de lo muy grande pero, hace mutis por el foro cuando nos acercamos al mundo de las partículas, de la mecánica cuántica. Por eso se habla tanto de que necesitamos una teoría cuántica de la gravedad.

No tenemos alguna de la fuerza de Gravedad a nivel experimental sobre la interacción gravitatoria a cortas distancias, donde sólo se puede llegar a través de inmensas energías. A lo más que hemos podido llegar es a experimentos del tipo realizado por Eötvös, midiendo la interacción gravitatoria entre dos cuerpos a distancias del orden del centímetro: las interacciones gravitatorias entre partículas elementales (quarks, electrones o incluso núcleos) es tan minúscula que son pocas las esperanzas de poderlas medir…por ahora ni en muchom tiempo futuro, y, siendo así (que lo es), nos tenemos que dedicar a emitir conjeturas y a especular con lo que podría ser.

En el siglo XIX se consiguió uno e los logros más impresionantes que nunca pudo alcanzar la Humanidad. ¡La comprensión de los fenómenos electromagnéticos. Comprensión en la que participaron (como casi siempre) muchos científicos, entre los que podemos destacar a dos británicos: el inglés Muchael Faraday, responsable de una buena parte de la investigación y de los conceptos experimentales (de él es el concepto de que tan importante sería para la Física), y, el escocés James Clerk Maxwell al que le debemos la síntesis teórica que condensó en unas pocas ecuaciones fundamentales, de las propiedades de las interacciones electromagnéticas a nivel clásico, esto es, macroscópico.

Los fenómenos electromagnéticos tal y como se entendían a finales del siglo XIX, se suponían debidos a la fuerza que una carga eléctrica ejerce sobre otra: tanto si las cargas son estáticas (y entonces la fuerza viene dada por la conocida ley de Coulomb) como si están en movimiento, situación en la que se generan campos magnéticos. Las vibraciones de estos campos electromagnéticos se suponían propagándose por el éter (el “éter luminífero”) y la luz se identificaba como un caso particular de estas vibraciones electromagnéticas. La corriente eléctrica se interpretaba como una especie de fluido: recuérdese que, en 1896, Lord Kelvin defendía esta naturaleza continua de la electricidad.

Lo que supuso el descubrimiento de la luz eléctrica para la Humanidad, aunque ahora lo podamos ver como cosa trivial y cotidiana, en realidad vino a cambiar el mundo que se vio de , sacado bruscamente de la penunmbra para sumergirse en la más maravillosa claridad del día artificial. Aquello supuso un cambio enorme para muchos de los ámbitos sociales en las ciudades y, no digamos, más tarde, en el de los hospitales, laboratorios y también en el más cotidiano mundo doméstico.

Está claro que la luz es algo tan enn nuestras vidas que, sin ella, nos encontramos desamparados, desnudos y, si nos referimos a la natural, la que nos manda el Sol, la cosa sería más grave ya que, sin  ella, no podríamos estar aquí. De todo esto, como de cualquiera de los temas de Física que pudiéramos escoger al azar, nos podríamos estar hablando durante años…¡es tan fascinante! ¡son tan maravillosos! todos esos conocimientos que, de alguna manera, nos acercan a que podamos comprender en funcionamiento del mundo y nos cuentan el por qué ocurren las cosas de la, manera en que la vemos que pasan. Muchas son las historias que se podrían contar de todos estos sucesos que, por el camino de los descubrimientos tuvimos que recorrer.

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La teoría cuántica, recordémoslo, afirma que para todo objeto existe una función de onda que mide la probabilidad de dicho objeto en un cierto punto del espacio y del tiempo. La teoría cuántica afirma también que nunca se conoce realmente el estado de una partícula hasta que se haya hecho una observación. Antes de que haya una medida, la partícula puede estar en uno de entre una diversidad de estados, descritos por la función de onda de Schrödinger. Por consiguiente, antes de que pueda hacerse una observación o medida, no se puede conocer realmente el estado de la partícula. De hecho, la partícula existe en un estado ultramundano, una suma de todos los estados posibles, hasta que se hace una medida.

Cuando esta idea fue propuesta por primera vez por Niels Bohr y Werner Heisemberg, Einstein se revolvió contra ella. “¿Existe la luna sólo porque la mira un ratón?“, le gustaba preguntar. Según la teoría cuántica, en su estricta interpretación, la Luna, antes de que sea observada, no existe realmente tal como la conocemos.

La Luna puede estar, de hecho, en uno cualquiera de entre un infinito de estados, incluyendo el estado de estar en el cielo, de estar explotando, o de no estar allí en absoluto. Es el proceso de medida que consiste en mirarla el que decide que la Luna está girando realmente alrededor de la Tierra“.

Decía Einstein con ironía.

Edwin Schrödinger, autor de la ecuación con su función de onda, se disgustó con estas interpretaciones de su ecuación. Para demostrar lo absurdo de la situación creada, Schrödinger colocó un gato imaginario en una caja cerrada. El gato estaba frente a una pistola, que está conectada a un contador Geiger, que a su vez está conectado a un fragmento de uranio. El átomo de uranio es inestable y sufrirá una desintegración radiactiva. Si se desintegra un núcleo de uranio, será detectado por el contador Geiger que entonces disparará la pistola, cuya bala matará al gato.

 

Para decidir si el gato está vivo o muerto, debemos abrir la y observar al gato. Sin embargo, ¿cuál es el estado del gato antes de que abramos la caja? Según la teoría cuántica, sólo podemos afirmar que el gato está descrito por una función de onda que describe la suma de un gato muerto y un gato vivo.

Para Schrödinger, la idea de pensar en gatos que no están ni muertos ni vivos era el colmo del absurdo, pero la experimental de la mecánica cuántica nos lleva inevitablemente a esta conclusión. Hasta el momento, todos los experimentos han verificado, favorablemente, la teoría cuántica.

La paradoja del gato de Schrödinger es tan extraña que uno recuerda a menudo la reacción de Alicia al ver desaparecer el gato de Cheshire en el centro del de Lewis Carroll: “Allí me verás“, dijo el Gato, y desapareció, lo que no sorprendió a Alicia que ya estaba acostumbrada a observar cosas extrañas en aquel lugar fantástico. Igualmente, los físicos durante años se han acostumbrados a ver cosas “extrañas” en la mecánica cuántica.

 

                      La Mecánica cuántica, es , más fascinante el el Pais de las Maravillas de Alicia

Existen varias maneras de abordar esta dificultad de lo incomprensible en mecánica cuántica. En primer lugar, podemos suponer que Dios existe. Puesto que todas las “observaciones” implican un observador, entonces debe haber alguna “conciencia” en el universo. Algunos físicos como el premio Nobel Eugene Wigner, han insistido en que la teoría cuántica la existencia de algún tipo de conciencia cósmica universal.

La segunda forma de tratar la paradoja es la preferida por la gran mayoría de los físicos en activo: ignorar el problema.

El físico Richard Feynman dijo en cierta ocasión:

Creo que es justo decir que nadie comprende la mecánica cuántica. No siga diciéndose a sí mismo, si puede evitarlo, “¿pero cómo puede ser así?” porque se meterá “hasta el fondo” en un callejón sin salida del que nadie ha escapado. Nadie sabe como puede ser eso“. De hecho, a menudo se ha dicho que de todas las teorías propuestas en el siglo XX, la más absurda es la teoría cuántica. Algunos dicen que la única cosa que la teoría tiene a su es que “es indudablemente correcta”.

 http://gua30.files.wordpress.com/2008/05/mecanicacuantica.jpg

            ¿Siempre será parte del misterio?

Sin embargo, existe una tercera forma de tratar esta paradoja, denominada teoría de los muchos universos. Esta teoría (como el principio antrópico) no gozó de mucho favor en la última década, pero está siendo revitalizada por la función de onda del universo de Stephen Hawking.

Pero, bueno… ¿cómo he llegado hasta aquí? Es cierto que… ¡Los senderos de la te pueden llevar a tántos sitios…!

emilio silvera

 

  1. 1
    kike
    el 20 de febrero del 2014 a las 23:41

    Muy interesante tu comentario(como siempre), amigo Emilio.

     Esta vez tocas uno de los temas más peliagudos e incomprensibles para nuestra mente; y es curioso que no obstante, pese a que nos chirría por los cuatro costados, parece estar bien fundamentada y comprobada, tal y como afirmas con la frase ” La única cosa que la teoría tiene a su favor es que es indudablemente correcta”, ya que innumerables experimentos efectuados a estas alturas desde su postulación, la mayoría con la intención de rebatirla, han acabado por reafirmarla, pese a nuestra completa incomprensión.

     Seguramente que eso será porque nos falta al menos un par de cartas en la baraja para que todo cuadre, y no dudo que en su momento el laberinto se conocerá suficientemente para poder divisar la salida.

     Pero hasta entonces, la verdad es que es prácticamente indigerible el tener que reconocer que en el espacio de la cuántica las cosas son completamente diferentes al macromundo; pero tan ciertas que  hasta en el aspecto informático, los estudios se encuentran creo bastante avanzados y pronto se podrá contar con una memoria informática cuántica millones de veces más potente que la actual, y eso basado principalmente en el aprovecho de esa función de onda que permite que una partícula pueda estar al mismo tiempo en diferentes lugares hasta su comprobación.

     Lo dicho amigo Emilio, lo de la sonrisa del gato (no el de la caja), tiene su intríngulis.

     Un abrazo Maese, y que sepas que continúo siguiendo tus artículos aunque comente menos. 

    Responder
    • 1.1
      emilio silvera
      el 21 de febrero del 2014 a las 4:56

      ¡Hola amigo mío!
      Es grato leer tus comentarios y, sobre todo, saber de tí, que andas bien de salud y que las cosas siguen su curso de manera natural, sin sobresaltos. Lo de comentar más o menos, depende del ánimo y del tiempo que del que se pueda disponer y tiene poca importancia comparado con los otros hechos que denotan normalidad en tu vida y, de paso, espero que en la de tus seres queridos. Me gustaría ver cómo están de grandotas esas dos nietas tuyas que, sin darnos cuenta, un día vemos que son verdaderas mujeres.
      En lo tocante al tema del artículo y en particular de la teoría cuántica, no podemos hacer otra cosa que, asombrarnos al ser conscientes de lo que la mente humana es capaz de elucubrar y llegar a descubrir, toda vez que, llegar a ese “universo” de lo muy pequeño no ha sido nada fácil y, al cruzar la línea que nos separa de éste mundo nuestro en el que podemos ver lo grande y cotidiano, nos encontramos en ese otro que no siempre podemos comprender, donde ocurren maravillas y suceden cosas tan increíbles que, a veces podamos dudar de que puedan ser ciertas y, sin embargo, lo son.
      El simple hecho de que hayamos podido llegar a comprender lo que pasaba con la masa “perdida” que, en realidad, eran infinitesimales partes de ella que, en forma de pequeñísimas partículas (neutrinos), salían disparadas y no podíamos ni teníamos los medios para poder localizarlas hasta que, pasado el tiempo, fueron halladas y confirmada la teoría. Lo mismo podríamos decir del efecto túnel, de la radiación de cuerpo negro, de la “descabellada idea” de qure la masa y la energía eran la misma cosa, o, que la luz era la más rápida del universo.
      Ese “mundo extraño” y al mismo tiempo “real” de la mecánica cuántica es tan complejo y tiene tántos matices que, ir descubriéndolos poco a poco nos ha traído a construir una Teoría imperfecta pero muy bien estructurada que nos ha llevado a saber cosas que, como el Principio de exclusión de Pauli (por ejemplo), nos hace comprender como funciona el mundo. Ese Principio de la mecánica cuántica aplicable a los fermiones (no a los bosones), nos llevaron a saber que las partículas de un sistema, como electrones en un átomo, o, Quarks en hadrones, no pueden poseer un conjunto idéntico de número cuánticos. El origen del principio de exclusión de Pauli se encuentra en el teorema de espín-estadísitica de la teoría cuántica relativista.
      Gracias a ese Principio, pudimos llegar a entender cómo se forman las estrellas enanas blancas y las de neutrones, toda vez que, cuando la estrella implosiona (se comprime más y más) al final de sus vidas, cuando agotan el combistible nuclear de fusión, los electrones -que son fermiones- se ven afectados por el Principio de exclusión de Pauli y, al verse tan juntos, se degeneran y comienzan a moverse a velocidades cercanas a la de la luz, de tal manera que llegan a frenar la fuerza de gravedad que comprime la masa de la estrella y, de esa manera, queda estabilizada en estrella enana blanca y, si tiene más masa que el Sol, serán los neutrones (también fermiones), los que se degeneren y frenen a la gravedad quedando finalmente una estrella de ese nombre. Cuando las estrellas son muy masivas, nada las puede frenar y es la Gravedad la que manda, con lo cual, la implosión sigue y sigue hasta que toda la ingente masa se comprime y se convierte en una singularidad, el nacimiento de un agujero negro.
      De la mecánica cuántica podríamos estar hablando años y, no tendríamos tiempo suficiente para poder explicar lo que realmente supone ese fantástico “mundo” que aún, después de muchos siglos, seguimos tratando de comprender pero, todo llegsará y, como nos decía Hilbert: “Tenemos que saber, sabremos”.
      Un abrazo amigo mío.

      Responder
  2. 2
    José María
    el 21 de febrero del 2014 a las 12:37

    Estimado Emilio, este excelente artículo sobre la mecánica cuántica me da pie para proponerle ampliar el tema y tratar sobre la charlatanería cuántica y el misticismo cuántico. De verdad que agradecería un post en el que se delimitase la aplicación de la física cuántica y hasta donde llega la ciencia y donde empieza la seudociencia. Lo digo, porque de un tiempo a esta parte proliferan de manera extraordinaria libros, artículos, clips en youtube, web´s, etc. que toman la física cuántica como demostración de teorías que tienen más que ver con el misticismo y la religión, que con la ciencia en si misma. Sin ir más lejos, el texto al que usted se refiere: “La mayor parte de la gente desconoce que la mecánica cuántica, es decir, el modelo teórico y práctico dominante hoy día en el ámbito de la ciencia, ha demostrado la interrelación entre el pensamiento y la realidad. Que cuando creemos que podemos, en realidad, podemos….” De ahí pasan, estas teorías, al “efecto observador” de la Fisica Cuántica que aplican, no al nivel atómico, sino que dan por sentado que los efectos cuánticos se reproducen igualmente a nivel macro, según ellos, viene a redundar en la demostración de que la realidad, solo existe en nuestra mente y, en última instancia, es la obra de un Creador. Y todo ello avalado por supuestos “prestigiosos” físicos o psicólogos de renombre de los que dan nombres y apellidos.
    La pena es que casi no encuentro páginas en internet que refuten, sin ambigüedades, estas barbaridades impidiendo que se propague la confusión en quienes quieren (queremos) acercarse a la ciencia de una manera honesta. No encuentro páginas que refuten la teoría del “podemos”. Que el hecho de que las imágenes tomográficas, supuestamente, iluminen las mismas partes del cerebro según se visualice una imagen o se imagine ésta, no demuestran toda la parafernalia que estos charlatanes pretenden. Que una actitud positiva ante las cosas es más beneficiosa que un comportamiento patológico puede comprobarse con unos simples ejercicios psicológicos de reforzamiento de la conducta. No hace falta recurrir a la física cuántica. Es verdad que la relación entre salud física y pensamiento es cada vez más evidente y que cada día se descubren mecanismos que vinculan una y otra, pero, de ahí a dar por sentado que la física cuántica es la teoría que todo lo explica, incluso la psicología…
    En fin, soy Ingeniero Técnico Industrial que trabaja en el campo de las máquinas de rayos X, tomografía y ultrasonidos, quiero decir con esto, que poseo cierto conocimiento de física, aunque, por supuesto, no a nivel de investigación de vanguardia. Ni, por supuesto, al nivel de profundo saber que usted demuestra en todos sus artículos. Pero si al nivel suficiente como para saber que hay mucha basura que conviene tratar de limpiar.

    Responder
    • 2.1
      Emilio Silvera
      el 22 de febrero del 2014 a las 9:38

      Amigo José María:
      No tew puedes imaginar la de veces que, leyendo artículos e inclusos libros, he llegado a esas mismas conclusiones de que, no ya los seudocientificos charlatanes, sino (eso es lo peor), los mismos físicos que quieren llamar la atención y tener sus minutos de gloria, llevan el tema de la cuántica a extremos tan inexplicables que, en realidad, resultan inconsistentes e increíbles. La mecánica cuántica no es la panacea de nada, sino que, simplemente se trata de una teoría que, cuando se utiliza con racionalidad, nos habla de cómo funciona esa parte del “mundo” de lo muy pequeño.
      Leyendo tus elucubraciones me viene a la mente lo que decía el viejo Einstein que, a pesar de haber contribuido a desarrollar la teoría cuántica, no estaba de acuerdo con algunos de los postulados que en ella querían introducir algunos y, él simplemente quería darle su justo valor. Como la ifnorancia (por lo general) es grande, no pocos “enteradillos” tratan de utilizar algunos conocimientos que han adquirido para enredar al personal y, eso es lo que hacen algunos que, más que físicos, parecen personajes de circo o ilusionistas que quieren sacar de la “chistera-cuantíca”, los “conejos” que no existen.
      El mundo cuántico es extraño para nosotros porque está en un plano distinto al plano en el que vivimos y transcurre nuestra vida cotidiana en la que, se mueven los objetos grandes, los que podemos ver y tocar, los que están interaccionando con nosotros con la normalidad que otorga la cercanía. El otro, el nivel cuántico, nos queda lejos, muy lejos y, lo cierto es que hemos tenido que profundizar muchísimo para poder llegar a entender parte de lo que allí está pasando. De ninguna manera podemos afirmar que “sabemos” todo lo que allí, en ese “universo” de lo muy pequeño está pasando. El comportanmiento de los objetos en aquel lugar es diferente al de los objetos que nos rodean, allí, en ese infinitesimal universo las coas son tan diferentes que parecieran estar situadas en otro mundo, aunque en realidad, sea una parte de este mismo mundo nuestro.
      Lo que dices es cierto y, hasta tal punto se utilizan los términos de la cuántica que los aplican en anuncios de diversa índole como artículos de belleza o de cualquier otros productos que al ser anunciados con palabras misteriosas para la mayoría de los oyentes, pareciera que adquieren un toque mágico que, posiblemente, los vende mejor.
      Amigo José María, hay mucho cuento en todo esto y algunos guiados por sus propios intereses quieren llevar el tema hacia sus conveniencias sean estas del tipo que pudieran ser: dinero, fama, escalar en ciertos círculos… Sin embargo, la Ciencia sólo tiene una cara y, por mucho que alguynos se empeñen… Nunca podrán llevarla a otro plano que no sea el piuramente científico. Claro que, si salimos de ese escogido círculo de personas y nos mezclamos con el mundo en general, “cualquier cosa vale”, no todos los que están escuchando saben entender el significado de las palabras y, de esa manera, se pueden colar palabras vacías de contenido en contextos que no las admitirían si, de ciencia, estamos hablando.
      Por lo demás, saber lo que se dice saber, todos sabemos lo nuestro y, en mi caso, no considero que pueda saber más nadie, toda vez que, cada día (no es una broma), puedo aprender, de cualquier persona, alguna cosa que ignoraba. Todos somos sabios en potencia que necesitamos ejercitarnos y estudiar, leeer y obervar más, y, no siempre la vida, nos permite tener ese tiempo necesario par apoder realizar los sueños y, el llegar a saber, ha sido siempre un Sueño Incumplido en mí.
      Llevas toda la razón, muchos son los que aprovechan la ignorancia de otros (siendo ellos mismos unos ignorantes) para objeter beneficio propio utilizando, en este caso la mecánica cuántica que no conocen, para poder obtener alguna cosa y, utilizan su jerga en los lugares menos adecuados, fuera de contexto y para deslumbrar al que no sabe.
      Hy te dejo un viejo debate (que aunque no completo), se puso hace tiempo aquí.
      Saludos.
       

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