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A veces nos hemos prguntado por la presencia de esos pequeños mundos alrededor de los planetas y, nos ha llamado la  diversidad de características que cada uno tiene y los define pero, sobre todo, nos hemos preguntado por qué están allí. Y, en a los planetas mayores como Júpiter -al menos en relación a sus cuatro lunas mayores- la respuesta que se nos viene a la mente sería:

Júpiter debe poseer estas lunas por idénticas razones por las que el Sol posee sus planetas. En un esquema menor, la situación debió ser la misma. Las grandes lunas de Júpiter son casi tan grandes como planetas, o, al menos, parecen planetas pequeños y, se formarían alrededor del planeta gigante del solar como Mercurio, Venus, la Tierra y Marte lo hicieron alrededor de la estrella que nos alumbra, creciendo a partir de fragmentos de materia planetaria que orbitaban el planeta. De hecho, el propio Júpiter parece un sistema solar en miniatura. La única diferencia está en que Júpiter, al no tener la masa suficiente, no pudio llegar a ser estrella y se quedó en planeta grande.

 

                ¿Qué “luna” será esta? ¿Tendrá que ver algo con el planeta Marte?

Es posible que las pequeñas lunas del solar tengan un origen diferente. Incluímos aquí las dos lunas de Marte, Phobos y Deimos -simples trozos de roca en forma de patata, de unos quince kilómetros de diámetro-, lo mismo que docenas de pequeñas lunas que giran alrededor de Júpiter y de los demás planetas gigantes.

Quizá, todas esas pequeñas lunas no son otra cosa que que asteroides capturados y atraídos por las grandes masas de esos planetas que generan una fuerte atracción gravitatoria que los hizo apartarse de sus trayectorias normales quedando “prisioneros” del gigante. Sin embargo, pueden pasar relativamente de planetas como Marte y seguir, tranquilamente su viaje hacia los confines del Universo. El que Marte los pueda “enganchar”, posiblemente sea debido a que Phobos y Deimos pasaron a la distancia precisa: Ni tan cerca como para chocar con el planeta ni tan lejos como para poder evadir la fuerza de Gravedad.

Así que, ya sólo nos queda saber el origen de la luna de la Tierra. No creo que ninguna de esas explicaciones nos sirva ni sean satisfactorias al caso. Nuestra Luna no puede ser un planeta en el “ solar” terrestre, porque la Tierra es demasiado pequeña para poder tener su propia familia de planetas. Y además nuestra Luna está formada por materiales muy diferentes a los de los asteroides, lo que nos dice que no se trata de una captura realizada a partir del Cinturón de Asteroides. De hecho, no se ha dado todavía ninguna explicación suficientemente fiable del origen de la Luna.

A escala cósmica, el misterio de nuestra Luna es de importancia, y además es un misterio provocado. Harold Urey, el padre de la ciencia lunar, estudió el problema y se rindió diciendo:

“Es más simular que la Luna no está en el cielo que explicar cómo ha conseguido estar ahí”

 

 

Teorías son muchas y muy variadas pero… Ni la captura de la Luna solitaria y viajera por la la fuerza de gravedad de la Tierra, ni una binaria -la Tierra y la Luna se formaron juntas-, o, la ficción -la Luna es en su origen parte de la Tierra- que, al ser golpeada por un cuerpo de grandes dimensiones, desgajo una parte de su superficie y, junto con otra parte del propio cuerpo invasor (que continuó su camino tan riocamente), quedaron orbitando la Tierra hasta juntarse y formar la Luna.

Hemos podido llegar a descubrir muchas curiosidades que rodean a nuestra Luna y, los modernos telescopios y aparatos de medición nos han dicho que: La Luna se aleja de nosotros describiendo un círculo espiral a razón de 2,5 centímetros cada año y, también hemos llegado a que el día, se alarga un segundo cada cincuenta mil años pero, de dónde vino la Luna… ¡Nadie lo sabe!

Uno de los diez hijos de Darwin llegó a suponer que el ritmo de separación de la Tierra y la Luna, podía dar lugar a imaginar que hace 50 millones de años, la Luna estaba a tan sólo unos 9.000 km de la Tierra en comparación con el promedio de 380.000 km y que el día, tenía una duración de apenas 5 horas.

Como podréis ver, siempre nos gustó especular.

Lo cierto es que hemos llegado a conocer muy bien la Luna y sabemos también, de qué materiales está formada y, en comparación con la Tierra, la Luna presenta una gran pobreza de elementos siderófilos (literalmente, adictos al hierro), que se adhieren con prontitud al hierro. Porque en comparación con la Tierra la Luna tiene una gran escacez de estos componentes; de hecho sólo posee una cuarta parte del hierro que se esperaría en cualquier material rocoso del Sistema solar.

File:Lunar rocks distribution lmb.jpg

El conocimiento que tenemos de la composición de la Luna se basa, por una parte, en los análisis in situ que realizaron los astronautas del programa Apolo y en los exhaustivos que se han hecho de los casi 400 kilos de rocas lunares que trajeron. Hay que tener en cuenta que los astronautas tocaron únicamente seis puntos de la Luna. Por otra parte, los miles de fotografías de la Luna que se han hecho permiten extrapolar la información obtenida en esos seis muestreos para lograr una aproximación de lo que sería un estudio global, con todos los errores que esta generalización conlleva. Con todo, los geólogos han agrupado los componentes de la Luna en cuatro grandes categorías en función de su origen.

Con la excepción de los elementos implantados por el viento solar (hidrógeno, carbono, nitrógeno y gases nobles), las principales concentraciones de interés, a partir de fuentes extralunares, son las de los elementos denominados siderófilos, como el hierro, el cobre, el níquel, etcétera. La mayor parte de ellos procede de cuerpos meteoríticos que han impactado sobre la superficie lunar, y no es raro que, aunque en algunos casos existan desviaciones de la norma, sus pautas de concentración en el regolito sean similares a las de los meteoritos condríticos. Las concentraciones que podrían tener mayor interés de tecnológica se encontrarían en los restos de meteoritos de grandes dimensiones.

Las concentraciones de elementos mayoritarios son, salvo para el titanio (abundante) y el sodio (muy escaso), similares a las terrestres a excepci´çon del hierro que es sólo una cuarta parte del que encontramos en nuestro planeta. En cuanto a los elementos traza incompatibles, destacan los altos valores en tierras raras de los basaltos de tipo KREEP. Las concentraciones de elementos menores más para su utilización in situ son las del fósforo, cromo y manganeso. El cromo muestra una mayor abundancia en las rocas lunares que en sus homólogas terrestres. El manganeso en las rocas lunares llega al 0,25%.

Lo único cierto es que, lo mismo que le pasó a Harold Urey que estudió muy a fondo el problema, nadie ha sabido hasta el momento dar una explicación creíble del origen de la Luna que, está muy de nosotros pero, sin embargo, no conocemos de dónde vino o cómo pudo llegar aquí. De todo lo demás sobre ella, hemos aprendido con el tiempo y, de la misma manera, esperémos que, algún día, alguien nos diga ¡y nos demuestre! su origen.

Claro que satélites naturales en nuestro propio sistema solar son muchos y, algunos, son fascinantes por lo que en ellos podríamos encontrar.

File:Titan in natural color Cassini.jpg

 

                       Titán en color natural (sonda Cassini-Huygens 2005)

Titán es el mayor de los satélites de Saturno, siendo el único del Sistema Solar que posee una atmósfera importante. Según los disponibles su atmósfera podría estar compuesta principalmente de nitrógeno, pero hasta un 6% puede ser metano y compuestos complejos de hidrocarburos. En el año 2005, la sonda espacial Cassini-Huygens descendió en paracaídas por la atmósfera de Titán y aterrizó en su helada superficie para algunos de sus secretos.

¡Sigamos soñando con la realidad! En este presente que ya es futuro.

 

Las sondas espaciales Cassini-Huygens nos han posibilitado para contemplar imágenes del espacio exterior que nunca habríamos imaginado ver. Fijaos en el lejano Sol que alumbra el océano de metano de la Luna Titan de Saturno, mientras que el planeta, contempla asombrado tanto belleza.

emilio silvera

 

  1. 1
    José Germán Vidal Palencia
    el 6 de julio del 2014 a las 13:31

     
    Invenciones mexicanas:
     
    Ahí les va esta. Conocen el MARBOL.
     
    Se acaba de inventar hace 5 segundos. Se trata de que, teniendo  el mar de por medio (el Atlántico), contendientes de ambos lados (Europa-América o entre países de ellos), se lancen ideas y se respondan (con alegría y respeto de por medio de parte de visitantes y/o  contendientes, como fondo del espectáculo cultural-científico). A  manera de tenis virtual. Como canchas se pueden usar los sitios culturales que haya disponibles, como este, por ejemplo. Siempre habrá administradores que puedan desempeñar el papel de árbitros o jueces.
     
    Amigos, el MARBOL ha nacido.
     
                            
     
     
     

    Responder
    • 1.1
      Emilio Silvera
      el 7 de julio del 2014 a las 8:08

      Bueno, no hay que desechar ninguna idea y, lo del MARBOL, es tan buena como cualquier otra, así que, ¡Adelante el MARBOL! que el éxito culmine su dinámica y que sea ésta prolífica y, sobre todo, que nos enseñe alguna cosa que, bien que nos hace falta saber.

      Saludos.

      Responder
  2. 2
    José Germán Vidal Palencia
    el 6 de julio del 2014 a las 14:56

     
    Hola amigos:
     
    Siguiendo con el tema que aquí nos ocupa, a reserva de profundizar luego sobre estas cuestiones, es interesante analizar ideas como las indicadas en el título de esta entrada:
     
    ¿Por qué tienen lunas los planetas y, por qué esta la Luna ahí?
     
    Como vimos arriba, durante los primeros 100 a 200 años de originados los planetas, existía un caos catastrófico de los cuerpos que existían formándose alrededor del Sol. La abundancia de hidrógeno que saturaba la atmósfera alrededor de los planetas en esa fase de formación del Sistema Solar en ese entonces, sería el principal material del que estarían siendo construidos. Homogéneamente esféricos, dada la fuerza de gravedad central que les permitiría su redondez final. Sabemos que esa fuerza es directamente proporcional a la diferencia de las masas de los cuerpos, por lo que, a través del tiempo, el crecimiento desigual de centenas de cuerpos planetarios haría que se impulsaran los más chicos contra los más grandes. Por alguna dinámica posible, algunos se impactarían contra otros, destruyéndose los más frágiles. Tal pudo ocurrir en la formación de lo que ahora se conoce como “El Cinturón de los Asteroides”.
     
    La Luna, en particular, por razón de su fuerza de gravedad también alcanzaría forma planetoide, quedando ubicada a 25 millones de km del Sol, como luego veremos en las evidencias que existen al respecto de estos dos posibles fenómenos del pasado.
     
    Tiempo después, la Luna sería atrapada por la fuerza de la gravedad de la Tierra, que, orbitando ambos cuerpos en el mismo sentido alrededor del Sol, la Luna, más rápida en su movimiento de traslación, se llegaría a posar finalmente sobre la superficie terrestre. El impacto por “alcance”, sería leve, no destructivo.
     
    En el lugar de impacto quedaría una huella de gran dimensión: la cuenca del Pacífico. Imaginen el movimiento de dos bolas de billar sobre una mesa de juego, la más rápida finalmente alcanzará a la más lenta. Después de un corto tiempo, ambas se habrán separado. En el caso de la Luna, finalmente se separaría de la Tierra quedando en órbita alrededor de ella, después de un tiempo, ya detectado científicamente, como se mencionó en comentarios anteriores.
     
    El mismo caso debió ocurrir en algunas otras “lunas”, como la de Tritón, por ejemplo, que sería atrapado por Neptuno.
     
    Saludos cordiales
     
     
     
     
     
     
     
     
     

    Responder
    • 2.1
      Emilio Silvera
      el 7 de julio del 2014 a las 8:15

      Amigo mío, el tema de la Luna y de las demás lunas que son, requeriría un apartado especial para poder hablar de ellas de manera extensa y precisa, toda vez que, cada satélite natural de los planetas, tienen su propia personalidad, sus propios parámetros que las definen y, en unas están presentes las riquezas minerales, en otras las químicas y, no faltan aquellas que teniendo hermosos océanos pueden también, ofrecernos formas de vida que nunca nadie ha podido contemplar, por otra parte, nada de lo que en esas “lunas”, podamos encontrar, nos debería extrañar, simplemente con fijarnos en Titán, tenenemos un prueba de lo que digo.

      Algún día acometeremos el tema de las Lunas y, también, lo importante que son (en ocasiones), para los planetas que orbitan (como en el caso de la Tierra.).

      Saludps.

      Responder
  3. 3
    José Germán Vidal Palencia
    el 7 de julio del 2014 a las 13:25

     
    Amigo Emilio, en este momento usted y yo estamos jugando una cascarita de MARMOL.
     
    Que interesante sería para la gente en el mundo, estar jugando este no modesto deporte mental, “tirándose la pelota de ideas” uno a otro. Seguramente que hoy ocurre en las diversas partes del mundo, pero en forma muy aislada
     
    Para las cantidades de gentes que hay en el mundo, es insignificante el número que sí lo hacen. Sin embargo, tengo la confianza plena de que en un futuro cercano, estas mismas gentes que hoy no participan en estos “juegos”, lo estarán haciendo con mayor intensidad. (Ya existía, sólo inventé el nombre)
     
    Mi esperanza para que ello suceda, radica en que se supere la capacidad de entendimiento de las personas en general. Cuando ello suceda, que está muy cerca, serán insuficientes las actividades como el MARMOL, y muchas actividades paralelas más tendrán que ser inventadas. El internet tendrá que ser reforzado para contener una mayor capacidad de información dinámica.
     
    Inclusive, este su Blog de divulgación científica, otros que ya existen y muchos más que serán estructurados, serán “canchas virtuales” donde se darán incontables “matches”. Una federación como la F.I.F.A., tendrá que ser estructurada para establecer reglamentos y sancionar estadísticas mundiales, a nivel de países y a nivel de conocimientos diversos.
     
    Así como ocurrió con la “Revolución Industrial”, donde las Tecnologías y la Ciencia florecieron haciendo con ello, rápidamente, un mundo más moderno de lo que ya existía, la “Revolución del Entendimiento” acelerará mucho más rápido lo ya logrado por el ser humano, en todos los aspectos, que lo envuelven.     
     
     
     
    Un saludo cordial
     
     
     
    P.D. Para que no digan que siembro sin semilla, agrego aquí mí página con la que aporto ideas para que la “Revolución del Entendimiento”, se dé cuanto antes:
     
    http://unigerman.wix.com/inteligenciaextrema
     
    Sólo perdonad la redacción, en los siguientes días haré corrección de estilo.
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     
     

    Responder
  4. 4
    José Germán Vidal Palencia
    el 7 de julio del 2014 a las 13:54

    Quise decir MARBOL. Cualquier nombre es bueno, o pretexto, con tal de que el Hombre se supere, con las actividades que desarrolla.
    Saludos

    Responder
  5. 5
    emilio silvera
    el 8 de julio del 2014 a las 9:15

    ¡Cuanto misterio nos rodea! ¿Sabremos alguna vez?
    Sí, algunas cuestiones, parece que las podemos entender. Sin embargo otras… ¡Están en la oscuridad más negra!
    Seguiremos intentando comprender.
    Un abrazo amigo

    Responder
  6. 6
    José Germán Vidal Palencia
    el 8 de julio del 2014 a las 11:00

     
    Queridas amigas y amigos:
     
    Como os habéis dado cuenta, mi fuerte no es armar deportes de ninguna especie, y ni siquiera contar chistes buenos ni malos. (De estos, unos pocos). De momento, contentémonos con el fabuloso ¡FUTBOL!! y…, para deportes mentales, con el extraordinario ¡AJEDRÉZ!
     
    ¡Jaque mate!… Para mí, desde luego.
     
    Quien todavía me hace reír y sonreír, es Albert Einstein, con sus dichos.
     
    Parafraseando algo de él: “Cuando veía una multitud, contoneándose al ritmo de la música de un desfile, decía, refiriendo a ellos: “Estos no necesitan cerebro, con que se les hubiese dado la columna vertebral, hubiera bastado”
     
    Una vez que lo homenajeaban en una cena para él, le murmuraba al de al lado: “Ni calcetines traigo”.
     
    Sobre un científico importante, que le criticaba duramente, comentó a su acompañante: “Este sabe mucho, pero comprende poco”   
     
    Que les parece.
     
    Si alguien que lee aquí, sabe poco, pero comprende mucho, no dude en participar en este blog de Don Emilio. Todavía muchas cosas están pendientes de ser explicadas. A muchos nos interesan sus puntos de vista. En otras palabras: la Ciencia, les necesita.
     
    Saludos cordiales
     
     
     

    Responder
  7. 7
    José Germán Vidal Palencia
    el 8 de julio del 2014 a las 15:04

     
    Hago extensiva mi invitación, para que intervengan todos aquellos que así quieran hacerlo, sepan y comprendan, mucho, poco o nada. Estos últimos pueden preguntar lo que quieran, sobre los temas que aquí se encuentran. Plantear interrogantes, es muy importante, es el paso que antecede a toda investigación científica.
     
    Saludos
     
     
     
     
     

    Responder
  8. 8
    José Germán Vidal Palencia
    el 9 de julio del 2014 a las 13:48

     
    Hola a todos:
     
    Para no dejar inconcluso mi punto de vista sobre el tema que aquí se está viendo ¿Por qué tienen lunas los planetas…? Diré algo más al respecto.
     
    Pero antes tengo que decir a todos, que así como es importante lo que uno se pregunta respecto de algo de la naturaleza, que de momento ignoramos (y más si se hace público), también es muy importante dejar que los errores vayan marcando el paso de las investigaciones científicas (y más si se hace público), pues ello estará permitiendo corregir constantemente las argumentaciones que correspondan.
     
    Si se revisan los estudios de epistemología, veremos que no pocos autores consideran un craso error, el “borrar” los errores de fondo, publicados (y los no publicados), pues fue gracias a ello que se pudo oficializar tal o cual argumento o experimentación válida.
     
    En mi caso, por ejemplo, respecto de mi tesis “Electrón, Protón…, etc…”. En su evolución fui creando variantes cada vez más certeras, con diversos títulos. Ahora pienso que tiene pocos errores.  En el pasado, los primeros títulos estaban para llorar los argumentos, pero, si yo los hubiese ocultado, estaría “mintiendo” sobre el origen de la última versión. Se podría pensar que soy un “iluminado” o que lo habría plagiado a algún autor que no tuvo la posibilidad de publicar.   
     
    Si no hubiese tenido la suerte de avanzar hasta lo que hoy he realizado, y sólo hubiera presentado versiones primeras, podría ocurrir que la crítica me calificara a uno como “salido de órbita”, si bien me va. Si mal fuera, se emplearían epítetos menos decorosos para la persona del investigador.
     
    Ahora que estaba revisando los dichos de Einstein, recopilados por mi buen amigo Fandila que se encuentran en:
     
    http:/www.emiliosilveravazquez.com/blog/category/Albert-einstein
     
    Encontré este que le atormentaba:
     
    “Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás”
     
    Al parecer sufrió mucha crítica cuando hablaba sobre su teoría de la relatividad y otros temas. No faltaba quien le endilgara una locura por sus palabras. Sin embargo, tiempo después esas “locuras” le merecieron más tarde un premio nobel, y el reconocimiento de sus extraordinarias teorías.
     
    Yo alabo mucho a Don Emilio, que, sabedor de lo importante que son los comentarios de los visitantes, no “maquilla” su blog, “borrando” posibles errores que no gustan. A  menos que se trate de espammers, o de gente grosera.
     
    Ya ven como mis errores aquí, me han permitido aclarar algo de la mecánica que ocurre durante la creación teórica. Es interesante e importante considerar esto.
     
    Acabo de cometer un error, no comentaré sino hasta otra ocasión lo que tenía que decir sobre: ¿Por qué tienen lunas los planetas…”   
     
    Un saludo cordial para todos
     
     
     
     
     
     
     
     
     

    Responder
  9. 9
    José Germán Vidal Palencia
    el 10 de julio del 2014 a las 2:09

     
    Hola:
     
    En ciencia, las discusiones son de lo más cotidiano, y de lo más necesario.
     
    Aunque en su desarrollo, muchos se han esforzado en hacer un trabajo de investigación limpio, siempre habrán momentos en que alguno se salga de sus casillas al juzgar a otro, y en lugar de que utilice la crítica diciendo: “estas equivocado”, “no estoy de acuerdo” (pudiendo ser ellos los equivocados), se emplean calificativos como los que se dice pensaba Albert Einstein: “Tengo una pregunta que siempre me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás”.
     
    Lo que literalmente quiso decir Einstein, sería: “¿Estoy equivocado yo o están equivocados los demás que me critican?
     
    Estoy seguro de que la mayoría de los investigadores de temas científicos, son las personas más cuerdas que pueden existir sobre el planeta. Difícilmente alguien que tenga una patología mental, podría ni siquiera escribir una línea de argumentos lógicos que le permitieran avanzar en algún tema, y menos escribir textos que mantienen el interés general. Lo que sí, es que la grosería estará presente en la actividad científica y en toda otra de cualquier índole. Pero estoy seguro de que este problema es mínimo, porque también creo, que afortunadamente, las mayorías de las  personas tienen una cultura basada en una estupenda educación social.
     
    Así que, amigos, no teman equivocarse en sus opiniones. El buen científico siempre sabrá atenderles y darles una respuesta honesta, en su especialidad divulgativa.
     
    Abrazos
     
     
     
     
     
     
     
     
     

    Responder
  10. 10
    emilio silvera
    el 11 de julio del 2014 a las 9:25

    ¿Quién está en posesión de la verdad?
    Lo cierto es que no es fácil contestar a esa pregunta y, muchos de los grandes genios que fueron, nos dejaron “su verdad” en aquel momento, y, no pocas de esas verdades dieron sus frutos y fueron como los escalones que nos posibilitaron subir a una escalera más alta.
    La teorías, se han elaborado y construido para que sean mejoradas y a medida que se han podido ir haciendo nuevos descubrimientos, han sido elaboradas nuevas y mejores teorías que nos llevaron más lejos. Ahora estamos anclados desde hace 100 años en esos dos pilares teóricos que llamamos cuántica y realtividad, ambos nos marcan el camino y, de momento, no hemos podido encontrar otro nuevo que nos lleve más lejos. Sin embargo, en el horizonte, se vislumbran nuevas ideas que, sin desechar las viejas, parecen las apropiadas para llegar hasta donde nunca se llegó.
    Parece que se necesitan matemáticas y tecnologías que no existen, energías de las que no disponemos y, que nuestro intelecto avanace hasta cotas que no alcazó. Cuando tengamos la energía de Planck (1019 GeV), parece que sí podremos llegar hasta las cuerdas vibrantes, teoría en la que subyace la Teoría Cuántica de la Gravedad pero, lo único que veo fuera de nuestro alcance es el hecho de que dicha teoría, sólo la podremos encontrar en un mundo de 11 dimensiones y, siendo el nuestro de tres espaciales y una temporal… ¿Cómo será posible eso?
    ¡Nos queda mucho camino por andar!
     

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