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Los neandertales revientan la ley de Margulis

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en ¿Quiénes somos? ¿De donde venimos?    ~    Comentarios Comments (3)

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El hallazgo de que los neandertales dividían el trabajo por sexos se une a otros que amenazan con desplazarnos de la cúspide de la creación

 

 

 

 

Recreación de la vida de una familia neandertal en el Museo del Neandertal de Krapina (Croacia). / REUTERS

La gran bióloga Lynn Margulis, que nos abandonó en 2011, sostenía con característica mala uva que la ciencia está lastrada por el mito de la gran cadena del ser. Los humanos ocupamos el penúltimo eslabón de esa cadena, a mitad de camino entre Dios y la piedra, y eso nos garantiza el lugar especial en el cosmos que la física y la biología se empeñan en hurtarnos con cada revolución copernicana de los lunes, miércoles y viernes. Si no somos dioses, seamos al menos lo más parecido a ellos que el universo es capaz de concebir.

¿No irá una nueva estirpe de humanos, una especie de Podemos de la biología, a ocupar nuestra posición estratégica en la gran cadena del ser?

 

 

 

Bien. Pero entonces ¿qué hacer con los neandertales, esos tipos tan parecidos a nosotros que da grima verlos comiendo carroña? ¿No pretenderán también ellos situarse en el centro exacto de la gran cadena del ser, a mitad de camino entre Dios y la piedra? Porque, de ser así, ¿qué vendrá después, cuando nosotros ya no estemos aquí? ¿No irá una nueva estirpe de humanos, una especie de Podemos de la biología, a ocupar nuestra posición estratégica en la gran cadena del ser? ¡Eso nunca! ¡Alambradas y concertinas contra el otro, contra la fiera corrupia, contra el extranjero del tiempo!

El proceso empezó en el mismo momento en que descubrimos al neandertal. La misma cuadrilla de obreros que, excavando una mina caliza el 9 de septiembre de 1856, encontró sus huesos en la cueva de Feldhof, junto a Dusseldorf, pensó que los restos eran de un oso. Por fortuna le entregaron los 16 huesos al maestro de un pueblo cercano, Johann Carl Fuhlrott, que tenía conocimientos de anatomía y se dio cuenta en seguida de que los restos eran muy antiguos y pertenecían a un ser humano, aunque muy diferente de nosotros.

Satisfechos de su hallazgo, los obreros siguieron con su trabajo y echaron abajo la cueva Feldhof y la montaña entera junto al valle de Neander, de las que hoy solo quedan unos cuantos lienzos pintados por los excursionistas holandeses de la época. En honor al maestro Fuhlrott, es preciso señalar que aún faltaban tres años para que Darwin publicara El origen de las especies. Cabe preguntarse quiénes serían los alumnos de aquel hombre extraordinario.

Rudolf Virchow, padre de una de las más esenciales unificaciones de la biología, echó encima todo el peso de su prestigio sobre los huesos fósiles dictaminando que aquello no era más que “un idiota con artrosis”

Pero los insultos para el hombre del valle de Neander no habían hecho más que empezar con el tema del oso. Uno de los grandes científicos de la época, Rudolf Virchow, padre de una de las más esenciales unificaciones de la biología –la teoría celular, Omnis cellula e cellula, toda célula proviene de otra—, echó encima todo el peso de su prestigio sobre los huesos fósiles dictaminando que aquello no era más que “un idiota con artrosis”. Hala.

La historia se ha repetido a otras escalas en años recientes. Las evidencias de que los neandertales se cruzaron con los Homo sapiens recién salidos de África hace unos 50.000 años han sido numantinas. El descubridor de esos cruces, el genetista de la Universidad de Chicago Bruce Lahn, no pudo publicar el hallazgo en las revistas científicas de mayor impacto, Nature y Science, porque los paleontólogos que revisaron el trabajo decidieron que era absolutamente imposible que las dos especies hubieran producido descendencia fértiles. Hizo falta una proeza tecnológica –la lectura del genoma neandertal— para zanjar la cuestión, y ni siquiera así resultó fácil.

También los indicios genéticos de que los neandertales poseían la facultad del lenguaje (el gen FOXP2) fueron recibidos con escepticismo. Acabamos de saber ahora que los neandertales dividían el trabajo por sexos, unas evidencias que se unen a los indicios de que tenían cultura, manejaban símbolos y plantas medicinales y se aparearon con nosotros.

Si queremos seguir siendo la cúspide de la creación, vamos a tener que emplear a fondo esos sesos de los que estamos tan orgullosos. No vaya a ser que otra especie venga a ocupar el centro exacto de la cadena del ser, a medio camino entre Dios y la piedra, y nos vaya a robar la ley de Margulis para su uso y disfrute.

Fuente: El País.

 

  1. 1
    nelson
    el 25 de febrero del 2015 a las 20:12

    Hola muchachada.
    Yo no alcanzo a interpretar la ironía de esta nota.
    ¿A qué “Ley de Margulis” se refiere? y ¿cuál sería la contradicción?, ¿que otra rama de Homos pudiera haberse desarrollado igual o mejor que la del hombre actual?
    Que por azar (un cataclismo por ejemplo) pueda extinguir una especie avanzada permitiendo que sus “primos” mas atrasados pero más adaptados o provenientes de zonas no afectadas alcancen un desarrollo posterior superior no tiene nada de extraordinario. Creo que es común en la historia de la vida. Ello no es óbstáculo para que en condiciones “ideales” la evolución se dé de acuerdo tanto a la selección natural gradual o a los saltos evolutivos.
    ¿Y cuál sería entonces la novedad? Me gustaría leer a otros compañeros a ver que opinan.  
    saludos cordiales a tod@s. 

    Responder
    • 1.1
      Emilio Silvera
      el 26 de febrero del 2015 a las 5:57

      Algún que otro compalero opinará exactamente lo mismo que tú, amigo Nelson. Tampoco yo he comprendido bien en qué consiste el comentario de que “Los neandertales revientan la Ley de Margulis”, no explican nada al respecto y, como bien dices, la selección natural ha tomado diversos caminos en las distintas etapas de la historia de la Vida, unas veces llevadas por acontecimientos naturales y otras por el discurrir mismo del tiempo y la adaptación al lugar de pertenencia, o, cruces de distintas ramas de nuestros antepasados que nos trajeron, finalmente a nosotros aquí.

      Si nos vamos muy lejos, los expertos dicen que tanto el Chimpancé como el Homo descendemos de un acestro común que ni era Homo ni Pan, aquellas dos ramas divergieron y aquí estamos. ¿Quién sabe la verdad de los hechos? Por aquel entonces no teníamos ningún cronista que relatara los hechos y, no me parece nada extraña que, durante un período de la Historia de la Tierra y en algún lugar, los Homos y los Neandertales se pudieran cruzar y, entre ellos, haber podido tener la necesaria relación para conseguir descendencia.

      “Creo que es común en la historia de la vida. Ello no es óbstáculo para que en condiciones “ideales” la evolución se dé de acuerdo tanto a la selección natural gradual o a los saltos evolutivos.”

      Cuando haces el comentario anterior y pasas a preguntar: “¿Y cuál sería entonces la novedad?” La única respuesta que se me ocurre es… ¡Ninguna!, toda vez que así parecen que fueron las cosas y, que se sepa, de momento no han surgido nuevos descubrimientos que pueda desdecir tal aseveración de cómo se condujo la evolución a través del paso del Tiempo.

      Un abrazo amigo.

      Responder
  2. 2
    nelson
    el 25 de febrero del 2015 a las 20:27

    Hola otra vez.
    No todos los híbridos son estériles y si estos Homo se aparearon con Homo Sapiens (y en esto digo que o nunca lo supe o ya no me acuerdo), ¿no existe posibilidad de que al menos algunos hombres actuales desciendan de esos híbridos?. Disculpen si digo algún disparate pero tal vez no sea el único que tenga esa duda.
    Más saludos. 

    Responder

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