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¡La mente! ¡La imaginación!

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Física    ~    Comentarios Comments (7)

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Diversidad de ideas

Me gusta escribir sin tener un objetivo predeterminado y hacer un vuelo rasante sobre la física para escribir todo lo que estoy viendo (lo que sin llamarlo, acude a mi mente en cada instante). Es un buen ejercicio de repaso de cosas diversas que recuerdas. Por ejemplo, ahora mismo me llega la idea de que, desde la más remota antigüedad nos viene fascinando los fenómenos ópticos. De hecho, los estudios encaminados a desvelar la naturaleza de la luz han sido uno de los motores más fructíferos de la física. A ello se dedica la óptica, hoy día una de las áreas más activas de la física.

Buena prueba de ello es la rápida sucesión de Premios Nobel en ese campo en años recientes: 1.997, 2.001 y 2.005. La mitad del último premio fue a manos de Roy J. Glauber, de la Universidad de Harvard, “por sus contribuciones a la teoría cuántica de la coherencia óptica“. Estas contribuciones se recogen esencialmente en tres artículos publicados en 1.963 (se lo reconocen en 2.005). Sobre ellas se ha desarrollado la óptica cuántica. En la luz se apreció por primera vez la naturaleza dual onda-partícula de los objetos cuánticos.

El comportamiento ondulatorio de la luz sirvió de prueba experimental para la teoría electromagnética de Maxwell. La idea de la luz como un haz de fotones reapareció con Einstein en 1.905 para explicar el efecto fotoeléctrico (que le valió el Nobel de física). El dualismo onda-partícula de la luz, que De Broglie extendió a las partículas materiales, es contradictorio en el marco de la física clásica. Para reconciliar ambas imágenes hubo que desarrollar la física cuántica. No obstante, como señalaba Glauber en uno de los artículos mencionados, “la teoría cuántica ha tenido una influencia sobre la óptica que es sólo una fracción de la que históricamente ha tenido la óptica sobre la teoría cuántica”.

Motivado por los experimentos de Hanbury-Brown y Twiss en 1.954-56, y por la invención del láser en 1.960, Glauber realizó una aplicación de la electrodinámica cuántica a problemas ópticos. Mientras que los experimentos previos habían usado interferencia de amplitudes y registraban intensidades con un solo detector, Hanbury-Brown y Twiss estudiaron correlaciones en las intensidades recibidas de una estrella por dos detectores separados, observando que los fotones térmicos parecen emitirse agrupados (bunched). ¿También los de un haz de láser? Esta y otras cuestiones llevaron a Glauber a desarrollar la teoría cuántica de la coherencia, basada en los estados coherentes y en la teoría cuántica de la fotodetección. Estudiando coincidencias retardadas en la detección de fotones por varios detectores, Glauber introdujo una sucesión de funciones de correlación que mostraban las características cuánticas de la radiación y permitían diferenciar entre haces de luz con la misma distribución espectral, pero diferente estadística de fotones.

Particularmente relevantes han sido los estudios posteriores de “luz no clásica”, tales como resonancia-fluorescencia de un solo átomo, que muestra el llamado antibunching, luz cuyo ruido cuántico depende de la fase; y pares de fotones entrelazados.

El estado más común de la materia en el universo, no es ni líquido, ni sólido, ni gaseoso, sino que es el plasma; el estado de la materia que conforman las estrellas. Sin embargo, particularmente apuesto por una idea que no se va de mi cabeza, el estado último de la materia es la luz.

La otra mitad del Premio Nobel se otorgó a partes iguales a John L. Hall, de la Universidad de Colorado, JILA y NIST, Boulder y a Theodor W. Hänsch, del Max Planck Instit für Quantenoptik, Garching, y de la Ludwig-Maximilians-Universität, Munich, “por sus contribuciones al desarrollo de métodos de espectroscopia láser de precisión, incluyendo la técnica de peines de frecuencias ópticas“.

En espectroscopia se analiza la composición en frecuencias de la luz absorbida o emitida por la materia, lo cual proporciona información valiosa, por ejemplo, sobre la estructura cuántica de los átomos.

Los galardonados lideraron un proyecto espectacular en el desarrollo de métodos para producir y medir estas frecuencias ópticas, con una precisión actual de 15 cifras significativas y potencial de 18. De hecho, este tipo de medidas son de las de mayor precisión alcanzadas en física y permiten abordar cuestiones de gran interés básico, como la observación de la variación temporal de “constantes” fundamentales, como la estructura fina (α = 1/137, ó 2πe2/hc). Tienen también repercusión en el desarrollo de relojes atómicos ultraprecisos (con desajuste menor a una décima de segundo cada 100 años), útiles por ejemplo en sistemas GPS.

En espectroscopia óptica de precisión han de determinarse frecuencias de varios cientos de THz en términos de la definición del patrón de tiempo representado por desdoblamiento hiperfino del estado fundamental del cesio a 9’2 GHz. Hasta el año 2.000, esta tarea requería esfuerzos heroicos porque los detectores sólo permiten comparar directamente frecuencias separadas por algunas decenas de GHz. Se usaban por tanto complejas cadenas de generación de sucesivos armónicos de la frecuencia del cesio. Esas cadenas eran costosas, delicadas, y de hecho, sólo algunos laboratorios las desarrollaron. El problema se ha simplificado enormemente con la introducción por Hall y Hänsch del llamado peine de frecuencias ópticas, formado por del orden de un millón de frecuencias equiespaciadas unos 100 MHz y cubriendo varios cientos de THz. De estas frecuencias pueden realizarse una medida absoluta con el patrón de cesio. Por tanto el peine sirve como una “regla” para determinar cualquier frecuencia óptica desconocida. Estos peines o sintetizadores de frecuencias, que ya se comercializan, usan láseres de femtosegundos y un nuevo tipo de fibra óptica microestructurada o de cristal fotónico…

Hay acontecimientos que son dignos de recordar.

Albert Einstein, al igual que Max Planck, amó los principios que regían las leyes de la naturaleza; sus trabajos siempre contenían estos principios. A parte de los principios de la relatividad y de constancia de la velocidad de la luz, unos años más tarde A. Einstein enunciaba la hipótesis de que un campo gravitatorio uniforme es físicamente indistinguible de una aceleración uniforme del sistema de referencia, y erigiría sobre ésta su teoría de la relatividad general, obra cumbre, por su originalidad y belleza, del pensamiento científico de todos los tiempos.

La comenzó a elaborar en 1.907 y la concluyó esencialmente el 25 de noviembre de 1.915, tras ocho años de tenaz trabajo, de búsqueda, de profundos pensamientos, de seguir por derroteros y caminos equivocados, hasta crear una fascinante teoría de la gravitación, conocida como Teoría General de la Relatividad.

Obligado a renunciar al espacio-tiempo absoluto de la relatividad, o mejor, teoría newtoniana, para dar cobijo a la relatividad especial a la gravedad, Einstein geometrizó ésta y derrocó la de Newton. Muchos años más tarde, en sus notas autobiográficas, Einstein pediría humildemente perdón a Newton por su osadía al modificar su mecánica: “Newton, perdóname; Tú encontraste el único camino que en tu época estaba justo al alcance de un hombre de potencia mental y creadora suprema”.

Tan sólo una semana antes, el 18 de noviembre, A. Einstein comunicaba a la Academia de Ciencias Prusiana que su teoría explicaba de forma natural el avance anómalo del perihelio de Mercurio. Cuenta él mismo que este histórico descubrimiento llegó a sumirle en estado de excitante alegría. También en esa sesión corrigió, doblándolo, su cálculo previo (en los años 1.907 y 1.911) del ángulo de deflexión de la luz al pasar por las proximidades del Sol. La corroboración de este valor, dentro de un margen de error de un 20%, aprovechando un eclipse solar de aquella época, catapultaría a Einstein a la fama universal.

Hoy, el principio de equivalencia de Einstein engloba tres afirmaciones:

  1. El principio de equivalencia débil (la caída libre de una partícula prueba, neutra, en un campo gravitatorio, desde una posición dada y con una velocidad inicial dada, es independiente de su estructura interna y composición).
  2. El principio de invariancia Lorentz local (el resultado de cualquier experimento no gravitacional con partículas prueba, de modo que sean ignorables las fuerzas de marea y las autoenergías gravitatorias, es independiente de la velocidad del inercial local).
  3. El principio de invariancia posicional local (el resultado de cualquier experimento prueba no gravitacional es independiente del lugar e instante en que se realice).

Hay diversas teorías de la gravitación compatibles con el principio de equivalencia de Einstein. Son las llamadas teorías métricas de la gravitación, entre las cuales se halla la Teoría General de la Relatividad de Einstein, que dicho sea de paso, es la única que hasta el momento ha pasado con éxito todas las pruebas a las que ha sido sometida (deflexión de la luz, avance de periastros, efecto Shapiro, ondas gravitatorias, etc., etc.), y se está a la espera del análisis de los datos sobre el efecto Lense-Thirring (arrastre de inerciales) obtenidos en 2.004 con la sonda Gravity Probe de la NASA.

Cuando se enriquece el principio de equivalencia de Einstein con partículas con alto contenido de autoenergía gravitatoria y experimentos gravitacionales, se pasa al principio de equivalencia fuerte. Se conjetura PEF → TGR.

Como los griegos y como Newton, Einstein creía en 1.917 en la inmutabilidad (a gran escala) de los cielos. También era defensor ardiente del principio de Mach (la inercia de los cuerpos es relativa a otras masas, y desaparece en ausencia de éstas). Para salvaguardar éste, se ve obligado a suponer un espacio finito, y sin borde. Pero entonces para evitar su colapso Einstein tiene que introducir su famoso término, llamado constante cosmológica, que simula una repulsión cósmica capaz de contrarrestar la atracción gravitatoria entre los astros de ese universo finito y supuestamente estático.

Este primer modelo cosmológico relativista se conoce como universo cilíndrico de Einstein, en el que las acciones espaciales son esferas S3. Al descubrirse la expansión del universo (Hubble, 1.929), Einstein se arrepintió de haber introducido ese término en su ecuación; “La mayor equivocación de mi vida“, dijo en una ocasión.

En 1.932, y en colaboración con el astrónomo Willem de Sitter, propone Einstein un sencillo modelo de universo de materia no relativista en expansión crítica, que emana de una gran explosión y es especialmente plano. En ese trabajo se habla por primera vez de la constante cosmológica. Pero bastante antes (1.923), Einstein ya estaba dispuesto a renunciar a su uso si no hubiera un universo cuasiestático, y los resultados teóricos de Friedmann y observacionales de Hubble le precipitan a ello. Su decepción tardía con el principio de Mach es también digna de mención, llegando a escribir en carta a Pirani (1.954), “Von dem Mach’schen Prinzip solten man eigentlich überhaupt nicht mehr sprechen“.

Irónicamente, en los últimos años parece haber renacido de sus cenizas la idea de constante cosmológica, como explicación más simple de la energía oscura responsable de la aceleración observada en la expansión del universo (palos de ciego a los que lleva la ignorancia, ya que ese misterio está escondido en fluctuaciones del vacío que se encuentra en la quinta dimensión – según creo – y que, desde allí, invisible, nos envía los gravitones que intermedian en esa aceleración gravitatoria).

No sería justo finalizar esta reseña de recuerdo a Einstein sin citar otras grandes aportaciones suyas* a la física. Probó que los conceptos cuánticos sirven para algo más que para explicar la radiación de cuerpo negro. Concierne al calor específico de los sólidos, y en particular, Einstein resuelve su anomalía a bajas temperaturas. Nerst, que confirmó brillantemente estos resultados de Einstein, hablaría de nuestro protagonista como de un Boltzmann redivivus, e intervino para que A. Einstein fuese invitado al primer congreso Solvay (1.911) para hablar de este tema.

Varios años después, Einstein vuelve a la física cuántica con dos trabajos sumamente importante sobre la teoría cuántica de la radiación. En ellos introdujo sus famosos coeficientes A (de emisión espontánea) y B (de absorción y de emisión inducida), tan importante muchos años más tarde en las teorías de láseres, y asignó a los cuantos de luz (fotones) de frecuencia v un momento hv/c (que sería puesto en evidencia por Compton en 1.932).

Habría que pasar otra década para que el genio de Einstein dejara nueva huella en el mundo cuántico. La lectura del trabajo fundamental de Bose sobre la luz como un gas de fotones sugirió a Einstein extender esta idea a un gas de átomos. Nacía así la estadística conocida desde entonces como de Bose-Einstein. Hoy los condensados atómicos Bose-Einstein ocupan un lugar central en la investigación física y en la tecnología de vanguardia.

La relación de Einstein con la física cuántica fue controvertida, ya que habiendo sido un importante creador de dicha teoría con sus trabajos y descubrimientos, litigó contra algunos aspectos de la misma en debates famosos con Niels Bohr, y se resistía a aceptar la mecánica cuántica como definitiva. El “malestar” (unbehagen) de Einstein con el protagonismo esencial del azar fue notorio, y su tardía pero afamada publicación con Boris Podolsky y Nathan Rosen ha propiciado, tras la extraordinaria entrada en escena de John Bell, centenares de trabajos en torno al realismo local.

Persiguió Einstein inútilmente durante los 33 últimos años de su vida la unificación de la gravitación con el electromagnetismo, buscando un campo total del que las partículas conocidas fuesen soluciones especiales y que incluso explicase las leyes cuánticas. Cuando empezó en 1.922 con este programa, se desconocían las otras fuerzas fundamentales, nuclear débil y fuerte, y se creía que las fuerzas en el interior de los átomos eran electromagnéticas.

Las cuatro interacciones hoy conocidas siguen resistiéndose a la total unificación, salvo si se rompe el esquema espaciotemporal ordinario y se pasa a un escenario de diez u once dimensiones con las teorías de supercuerdas que el genial E. Witten ha refundido en una teoría M.

¿Quién será en este nuevo milenio el genio encargado de pedir perdón a Albert Einstein? ¿Podría ser Witten?; ¿otro Ramanujan? ¡Ya veremos!

No me cabe la menor duda de que en un futuro más o menos cercano, ese genio estará aquí para finalizar el trabajo de esa teoría de unificación que haga posible la convivencia de la relatividad general y la mecánica cuántica. Ese día, la Humanidad habrá dado otro paso de gigante hacia su imparable viaje a las estrellas.

Si el comité del Nobel hubiera actuado con justicia, Einstein sería el poseedor de no menos de tres premios Nobel que, finalmente, se quedó sólo en el de física de 1.921, lo que, a pesar del reconocimiento mundial a su genio, no hizo justicia de manera proporcional a sus contribuciones a la fisica y a la cosmología.

emilio silvera

 

  1. 1
    martin jaramillo
    el 14 de febrero del 2010 a las 3:29

    La famosa observación del eclipse y de la estrella visible al lado y que debía estar en ese instante detrás del sol, no es la prueba reina de que la masa curva el espacio, sino que es la prueba de que la luz también es atraída por la gravedad, porque la luz, aunque no posee masa, si posee una equivalencia en masa proporcional a su energía. Pero de eso no se tenía claridad antes de Einstein y su genial fórmula: E=mc2.

    ¡¡ El genio me sabrá perdonar.!!! El mismo lo dijo: Masa y energía son dos presentaciones de la misma cosa.

    La gravedad interactúa con las fuerzas electromagnéticas, porque estas tienen su equivalencia en masa y en proporción a su energía. Y esa interacción será la base para unificar muy pronto la teoría cuántica con teoría de la gravedad de Newton debidamente actualizada y corregida con los aportes acertados de Einstein y su teoría de la relatividad,  la cual será un buen complemento para la teoría de la gravedad de Newton, pero un mal remplazo. Y así dejar de lado la errónea idea de que la gravedad es una ilusión o que es una fuerza imaginaria o que es un efecto del peralte del espacio plano deformado por la masa. Para que exista el efecto peralte en la trayectoria de un móvil tiene que existir la gravedad, para que la masa deforme o curve algo como el espacio tiene que haber una fuerza como el peso de esa masa y el espacio no puede ser vacio sino que debe estar constituido por algo, por eso Einstein tiene que proponer una especie de malla elástica que no se ha podido definir. Muy pronto entenderemos que la gravedad es una fuerza tan real, como real es que en el espacio interestelar se entrecruzan e interactúan las fuerzas electromagnéticas que emiten los cuerpos materiales.

     

    Ver artículo completo en:  http://nuevateoriasobreeluniverso.blogspot.com/ 

     

    martinjramilloperez@gmail.com  

    Responder
    • 1.1
      emilio silvera
      el 14 de febrero del 2010 a las 9:37

      Amigo martínjaramillo, he leído todo el artículo completo y, desde luego, no está falto de interés. Las ideas que se vuelcan en el mismo dan que pensar y, todas podrían ser consideradas teorías plausibles dentro de un UNiverso que, como en nuestro, nadie conoce en su completitud, sólo tenemos teorías parciales dse las que cosas que creemos que fueron, modelos que nos dicen el recorrido del UNiverso desde ese supuesto Big Bang que, aunque sea el modelo más aceptado, de ninguna manera garantiza que todo ocurriera como en él se nos cuenta.

      Una cosda está clara, ningín Astrónomo es capaz de decirnos conm datos fehjacientes xcomo se pudieron formar las primeras galaxias, la expasión de Hubble lo habría impedido y, eso, nos habla de que en aquellos primeros momentos ya estaba presente alguna fuerza que generaba Gravedad y que fue la que atrapó la materia barionica el tiempo necesario para que las estrellas y las galaxias se pudieran formar.

      En eso de que la materia oscura es la fuente de la Bariónica, casi estoy de acuerdo, y, desde luego, la primera podría ser una primera fase de la segunda. Tampoco sabemos discernir eso. Incluso, es dudoso que las galaxias estén (como dicen) rodeadas de materia oscura, si existe, más bien puedo creer que esta se encuentra o bien espacida por todo el Universo o también cabría la posibilidad de que estuviera encerrada o escondida en eso que llamamos espacio “vacío” y mediante las fluctuciones o grietas del espacio-tiempo, nos enviaran a nuestra parte del Universo a las particulas transmisoras de la fuerza, los gravitones que en nuestra para del UNiverso hacen su trabajo y dejan sentir toda esa enorme fuerza de Gravedad que genera la materia invisible o escondida.

      En el hecho de que los agujeros negros exploten y no se evaporen, sin dificultad podríamos estar de acuerdo una vez aclarados algunos matices.

      Por lo demás, el artículo esta lleno de interesantes ideas que, como cualesquiera otras, podrían estar en el camino correcto de la realidad que buscamos.

      Al menos, si que despiesta la curiosidad.

      Un saludo amigo. 

      Responder
  2. 2
    PG
    el 19 de mayo del 2011 a las 15:54

    Jaramillo;
    Lo suyo es, después de todo, tambien un acto de fe. Sin embargo, para dar consistencia a su teoría, se aferra de  algunas de las cosas que hoy la ciencia conoce o que cree conocer, pero deja de lado muchas otras que tambien hoy la ciencia estima conocer. No es esto una crítica o una desvalorización de su esfuerzo, puesto que hay que advertir que toda teoría que se pretenda descriptiva de La Realidad, así con mayúsculas, al menos hoy día no puede sino sustentarse sobre conocimientos parciales. Así las cosas, esa tendencia “mística” de la que habla cuando critica la noción de un espacio-tiempo curvo, resulta en verdad mas explicativa que su teoría materialista. Cuidado con esto, su concepto de lo místico es equivocado. No es en realidad misticismo el comprobar y aceptar que la realidad pueda ser distinta de lo que la propia intuición puede explicar.        

    Responder
    • 2.1
      emilio silvera
      el 20 de mayo del 2011 a las 7:06

      En su momento, leí con interés la teoría que nos ofrece el compañero martin jaramillo, y, que como podemos ver leyéndola, difiere en algunos aspectos de los conocidas postulados de la Ciencia formal en vigor en estos momentos. Él, se define por unos derroteros (a veces) más radicales, y, asegura cuestiones que, aunque podrían ser ciertas, lo cierto es que no están comprobadas en ninguna de las maneras que la Ciencia admite, y, desde luego, por muy lógica y brillantes que estas ideas puedan ser, son sólo eso, ideas. Nunca teorías que deben llevar otros ingredientes como el de las matemáticas, por ejemplo.
      Son muy razonables muchos de los postulados que aquí nos cuenta y, conociendo un poco de ciencia, hasta podríamos decir que están en un sendero de lógica que nos puede llevar al buen camino. Sin embargo, asergurar, no es posible. Nada puede ddarse por cierto hasta que no esté verificado una y mil veces y de una y mil maneras, sólo entonces podremos decir que esta conjetura o aquel postulado es una buena teoría que se puede convertir en ley.
      Claro que la Gravedad atrae a la luz aunque no sea masa por el hecho de ser energía (asimilada a ella), pero, decir que la luz no corre a 299.792,458 Km/s por el vacío de manera uniforme y continuada, no creo que sea un acierto, hablar de que el Big Bang (aunque nuestro Modelo tampoco sea cierto) en realidad fue el choque de dos agujeros negros, me parece muy arriesgado, toda vez que, nadie estuvo allí para rodarlo.
      Hablar de un Tiempo eterno, también me resulta osado, ya que, no sabemos cuanto dudara el tiempo que, según sabemos, está indefectiblemente unido al Universo y, si este no es Eterno, el Tiempo tampoco lo será.
      En cuanto a que el Tiempo y el Espacio son dos cosas diferentes, casi puedo estar de acuerdo y aunque los dos van cogidos de la mano y crecen al mismo tiempo, se pudiera diferir del punto de vista de Minkowski del espaciotiempo.
      En fin amigo Jaramillo, que tiene muchas y buenas ideas, sin embargo, algunas de ellas no pueden ser “verdades inamovibles” hasta que no estén verificadas, Todos tenemos un concepto de esto y de aquello, sin embargo, no tenemos “la verdad”, sino la verdad que creemos tener que, generalmente, no coincide con la verdad propiamente dicha y si esta, tiene su origen en el vasto Universo…más difícil será acertar con esa posible verdad.
      Si, el Universo sigue su rumbo independientemente de nosotros y, como tú, yo también cpodría creer  que la   expansión del Universo está produciéndose a la velocidad de la luz, y, siendo así, si es verdad que el Universo (hasta donde sabemos) tiene 13.700 millones de años (tu dices que mucho más) y que la expansión partíó de un punto de densidad y energía infinitos…se tuvo que expandir de manera isotrópica, con lo cual, a partir de ese punto, si consideramos un universo redondo, radialmente tendrá (hacia todas partes) 13.700 millones de años luz de radio, es decir, un diámetro de 27.400 millones de años.
      De todas las maneras, los últimos estudios realizados en las explosiones de supernovas (similar en pequeño a un big bang) no parece afirmar la creencia de que la expansión sea isotrópica, sino que es anisotrópita, es decir, el material eyectado a consecuencia de esa explosión no se expande por el espacio interestelar a la misma velocidad, sino que, dependiendo de la clase de materia de la que se trata, esta se alejará más rápida o más lentamente del centro del que ha sido expulsada.
      En fin, que es todo muy complejo y muchas las cuestiones que ignoramos, y, hablar, de manera categórica de que sabemos esto o lo otro…además de arriesgado es irresponsable, toda vez que un buen científico se debe a los hechos comprobados antes de asegurar algo. No podemos decir que lo que nosotros creemos es la realidad, y, debemos entender que es, sólo “nuestra realidad” que una vez sea verificada, será la realidad de todos.
      Un saludo amigo Jaramillo y felicidades por el buen desarrollo de esa incipiente “teoría” que hay que seguir trabajando para hacerla realidad.

      Responder
  3. 3
    Fandila
    el 20 de mayo del 2011 a las 6:42

    Aunque muy fuera de fecha quisiera hacer un comentario respecto al principio de equivalencia debil, y en afirmación de lo que dice Caramillo.
    Según este primer principio derivado de Einstein: Una partícula neutra cae con una velocidad inicial dada, independiente de su estructura interna y composición.
    El fotón entra dentro de ese supuesto. Es neutro. 
    Si se considera en polarización circular o eliptica (con seguridad las más frecuente), la masa se verá concentrada en la superficied del cilindro que lo delimita.
    Si admitimos la presión oscura como causa gravitatoria (si no todo lo que sigue está de más), el orden de materia o energía oscura que afecte al fotón actuará lateralmente a dicho cilindro en mayor cuantía que por su interior que se supone “hueco”. Por tanto la gravedad si que dependería de su estructura pues no es uniforme para cualquier dirección (le actuaría “de lado”). Así sería explicable, que, supuestamente, la luz no caiga en picado y sólo se desvíe perxistiendo una dirección casí constante, es decir, no se quiebra en el sentido de avance o retrocede de manera drástica debido a la gravedad (aparte el impetu).
    Podría objetarse, que una cosa así no ocurre para masas mayores o macros. Pero dichas masas poseen una composición aleatoria y muy grande de elementos, por lo que la gravedad actuaría hacia el interior, sin preferencias,
     Es de suponer, como todo lo indica, que en esos ordenes de dimensión, los de Planck, los componentes fotónicos etán más cerca de valores mínimos que de máximos, por lo que la gravedad es más exigua. Los componentes mínimos(oscuros) que actuen sobre la estructura son muy lejanos en estatus dimensional, y por tanto no actuarán sobre sus componentes, sino donde “más agrupados”, en la superficie cilíndrica barrida por la onda.

    Casi todo son supuestos, pero con cierta lógica. Hace tiempo que me viene rondando por la cabeza.
    Qué opinan de todo esto, señor Caramillo y los demás.

    Responder
  4. 4
    Fandila
    el 20 de mayo del 2011 a las 6:51

    Excuseme sr. martínjaramillo, por cambiar la jota por una c.

    Responder

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