viernes, 22 de noviembre del 2024 Fecha
Ir a la página principal Ir al blog

IMPRESIÓN NO PERMITIDA - TEXTO SUJETO A DERECHOS DE AUTOR




¡La teoría de cuerdas! La gran deseada.

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Física Cuántica    ~    Comentarios Comments (0)

RSS de la entrada Comentarios Trackback Suscribirse por correo a los comentarios

La segunda revolución y la Teoría M

Las cosas continuaron de esta forma hasta que ya en la década de los noventa se produjo la llamada segunda revolución de las cuerdas (la primera fue la de los ochenta). Este nuevo impulso de la teoría vino caracterizado por una serie de avances que cambiaron radicalmente nuestra imagen de la misma.

El primero de estos avances fue el descubrimiento de las llamadas dualidades entre diferentes teorías de cuerdas. La más simple de ellas es la llamada dualidad T. En una teoría de cuerdas en la que una de las dimensiones está compactificada en un círculo de radio R, aparte de los modos Kaluza-Klein, tenemos también los estados correspondientes a que la cuerda esté enrollada n veces en torno a este círculo (modos de enrollamiento). Entonces es muy fácil comprobar que existe otro radio de compactificación R’ tal que el espectro de la cuerda es exactamente el mismo que el original, a condición de intercambiar los papeles de los modos Kaluza-Klein y los modos de enrollamiento. Además se puede probar que esta equivalencia se satisface a todos los órdenes de la teoría de perturbaciones.

Otra dualidad, la llamada dualidad S, permite relacionar el régimen de interacción débil (perturbativo) de una cierta teoría de cuerdas con régimen de interacción fuerte (no perturbativo) de otra. Esta dualidad abre por tanto la puerta al estudio de la dinámica de las cuerdas más allá de la teoría de perturbaciones.

Posteriormente se descubrieron otros tipos de dualidades más sofisticadas que permitieron generar toda una red de conexiones entre las cinco diferentes teorías de cuerdas conocidas, tanto en el régimen de interacción débil como en el fuerte.

Otro revolucionario avance en la teoría de cuerdas fue el descubrimiento en 1.995 por parte de Joseph Polchinski de las llamadas p. D-branas o simplemente D-branas (de la palabra membrana). Estos objetos de dimensión p pueden extenderse como las T duales de cuerdas abiertas con condiciones de contorno de Dirichlet en sus extremos. La introducción de las branas en la teoría de cuerdas permitió, mediante el uso de las dualidades, describir una infinidad de nuevos estados de la teoría que no eran accesibles perturbativamente.

Finalmente, Edward Witten observó que en las teorías de tipo IIA aparecen unos estados formados por n D-branas con p = 0 cuya masa Mn es proporcional a n e inversamente proporcional a la constante de acopo g. Este tipo de espectro puede reinterpretarse como una torre de modos Kaluza-Klein correspondientes a una teoría definida en un espacio-tiempo de once dimensiones, con la undécima dimensión compactificada en un círculo de radio R proporcional a g. En el límite de la interacción fuerte, g, y por tanto R, tienden a infinito, lo cual puede interpretarse como un despliegue de la nueva dimensión compactificada.

Por tanto la conclusión es que en el régimen de acoplamiento fuerte la teoría de cuerdas está definida en 11 dimensiones en lugar de 10. La teoría de perturbaciones que se corresponde con un desarrollo en torno al punto g = 0 es completamente insensible a la undécima dimensión y por eso hasta entonces su existencia había pasado completamente desapercibida.

Todo esto llevó a Witten a conjeturar la existencia de una teoría fundamental, denominada Teoría M (de Madre, de Matriz – en el sentido matemático del término -, de Mágica, Misteriosa, Monstruo, Maravillosa o tal vez de Membrana) definida en 11 dimensiones que es la esperanza de unificación de todas las fuerzas de la naturaleza.

Está claro que todo esto son pasos que estamos dando hacia una meta final que, de momento, no está cercana y que, antes de llegar a ella, necesitamos encontrar nuevas formas matemáticas que son las llaves que podrán abrir esas puertas cerradas ante nuestras propias narices. Sabemos que tras esas puertas está lo que buscamos, ¿pero cómo abrirlas? Ni la energía ni el conocimiento con el que podemos contar es suficiente para ello.

Aunque el escenario a primera vista pueda parecer desalentador, la verdad es que no es así. Muchas buenas mentes pensantes están al rojo vivo dando vueltas a este problema, y cuando menos se espere, saltará la chispa del genio que nos marcará el verdadero camino para llegar a esa meta soñada. Allí cogeremos la llave que con suavidad abrirá, por fin, esa dichosa puerta cerrada, y al abrirla veremos maravillas como la gravedad conversa, de manera amigable con la mecánica cuántica en presencia de todas las partículas que conforman la materia del universo.

¡La desea Teoría del Todo!

Me encantaría saber lo que es la consciencia y cómo se manifiesta, qué caminos recorre, en qué consiste realmente y de qué mecanismos se vale, y cómo es diferente en cada individuo. Siempre hay matices distintos en cada persona, aún cuando finalmente puedan converger y estar de acuerdo.

A pesar del largo recorrido de la filosofía y de las muchas aportaciones realizadas desde disciplinas capitales como las matemáticas (Riemann, Ramanujan, Perelman y otros), la física (Lorentz, Planck, Einstein, etc.) y otras, la mente sigue siendo un misterio y su potencial desconocido.

No me cabe la menor duda de que seremos capaces de plasmar en realidad todo aquello en lo que, racionalmente, pensemos. Así se define a un genio: alguien capaz de plasmar en realidad sus pensamientos. A eso llegaremos cuando, habiendo prescindido de la rémora física de nuestros cuerpos, nos transformemos en pura energía, en pura luz. Mientras tanto, tendremos que continuar soportando nuestras debilidades, las mezquindades y maldades de algunos, las ilusiones propias y, por qué no decirlo, también las bondades de algunos – que de todo hay – para que en ese precario equilibrio continuemos buscando. Lo malo de todo esto es que la mayor parte de la carga la llevan muy pocos; el resto, si pudiéramos leer dentro de sus mentes, sólo estaría escrita la palabra yo.

Pero bueno, no pierdo la esperanza. La mente humana es subliminal, y aunque ahora mismo sea capaz de lo mejor y de lo peor, pienso que algún día, ya evolucionada, esté en ese estadio final al que antes de refería. Ese estadio en el que de verdad prevalezca el bien común por encima del particular. Mientras que eso llegue tendremos que soportar situaciones injustas e incluso inhumanas dentro de una sociedad que se llama a sí misma culta y avanzada.

Soy de la opinión de que, de alguna manera, nuestras mentes están conectadas y sensorialmente podemos percibir las vibraciones que desprenden los otros. Así, sin saber explicar por qué, algunas personas nos caen mejor que otras. Alguna energía invisible se desprende de todos nosotros y la transmitimos a los demás, y esta energía, según quién la emite y quién la recibe, será o no será compatible (buenas o malas vibraciones), de forma tal que personas que nunca se han tratado pueden caernos bien o mal en función de estos invisibles mensajes.

Expertos en neuropsicología de la consciencia están estudiando el origen de las ilusiones perceptivas, de los cambios de actitudes, de la inconsciencia social, del por qué surge el amor entre las personas, o dónde radica la fuente del odio, del miedo o de la maldad. Lo cierto es, según creo, que la contestación a todas estas cuestiones está tan profundamente escondida como la solución a la teoría del todo de la física. Hay problemas que aún no podemos resolver. Sin embargo, si todos nos propusiéramos tener más educación, las cosas serían mucho más sencillas. El problema radica en que pensamos muy poco en el derecho de los demás. Esto puede parecer, a simple vista, una cuestión irrelevante, sin embargo, puede ser la clave de un comienzo para la resolución de todos los problemas. Todas las fuerzas unidas en una sola fuerza, todos los pensamientos unidos para empujar en la misma dirección, ¿quién lo pararía?

Es cierto que en la actualidad disponemos de técnicas que nos permiten observar en vivo el funcionamiento del cerebro en personas sanas (me refiero a la electroencefalografía y las más recientes como la tomografía de emisión de positrones, la resonancia magnética funcional y la magnetoencefalografía), la mayor parte de los conocimientos que tenemos acerca de cómo funciona la consciencia provienen del estudio y observación de aquellos sujetos que, debido al padecimiento de alguna lesión neurológica adquirida, han mostrado evidencia de carecer de alguna parte de la misma.

Una de estas alteraciones es el llamado síndrome de “heminegligencia contralateral”, producido por lesiones en la zona de la neocorteza que se corresponde con el lóbulo parietal derecho. Este síndrome se caracteriza por la incapacidad para atender todo lo que se sitúa en el lado contraleteral al de la lesión cerebral, es decir, el izquierdo. Las personas que lo padecen tienen una representación del mundo visual, espacial y auditivo reducida a la mitad, e incluso en algunos casos no parece pertenecerles ni su hemicuerpo izquierdo. Sin embargo, de alguna manera que no conocemos, estos individuos, aunque aparentemente no son conscientes de la información que se les presenta, existe algún tipo de procesamiento de la misma. En otras palabras, individuos con lesiones de éste u otro tipo relacionadas con la mente, han desarrollado “poderes” matemáticos que los permite resolver problemas muy complejos sin utilizar lápiz o calculadoras, y a veces han sido capaces de “ver” hechos que aún no habían ocurrido.

¿Qué poderes ocultos tenemos en la mente?

Otra vez, como en tantas otras ocasiones, me he metido de cabeza en un tema que está separado de la física. Sin embargo, como al final todo está conectado, es ruego que me perdonéis, ya que cuando no estoy leyendo física, buceo en otras ramas del conocimiento humano (es bueno tener una idea básica de todo aquello que nos afecta); lo que sucede es que no tendré el tiempo necesario para saber todo lo que me gustaría.

Disfruto al compartir con todos ustedes los pocos conocimientos que puedo tener, y me esfuerzo por agrandarlos para poder transmitir más.

Está claro que nuestra enorme ignorancia nos lleva a veces a cometer enormes equivocaciones que nos perjudican a nosotros mismos. La atmósfera de nuestro planeta, el estado de nuestros ríos y la devastación de los bosques del sistema global de la Tierra, es el mejor ejemplo, y sin embargo (soy un optimista), creo en nosotros y tengo la firme esperanza de que, algún día, nos llegue la luz para ver con claridad la forma de comportamiento que debemos tener.

El planeta Tierra es, de momento, la única casa que tenemos, y sus habitantes (racionales o no), nuestra familia. ¿Por qué no cuidamos de la una y de los otros?

Hemos llegado al final. La segunda parte del trabajo, para mí, ha sido más entretenida. De todas maneras, la meta perseguida es la misma de siempre: contar cosas que me parecen interesantes; es una forma como otra cualquiera de comunicarme.

“El silencio es el ingenio de los tontos.”

La Bruyère

Aunque también he oído el contrario:

“Necio que calla, por sabio pasa.”

Así que, para no estar en ninguno de los grupos anteriores, y a pesar del riesgo a equivocarme, elijo no estar callado y contar (mejor, comentar) sobre temas de la ciencia en particular, y conocimientos generales que a todos nos pueden interesar.

Me despido aquí del lector que, paciente – espero que también interesado -, ha llegado al final de estas páginas en las que como siempre, les ofrezco temas de interés de los que, seguramente, extraerán alguna consecuencia positiva.

Emilio Silvera Vázquez

 


Deja un comentario



Comentario:

XHTML

Subscribe without commenting