Oct
29
Preguntamos pero, ¿sabemos responder?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Bioquímica ~ Comments (5)
¿Qué es la vida?
Así, con esa pregunta que no podemos contestar (solo emitir conjeturas), finaliza también la segunda parte de este trabajo
Moléculas esenciales para la vida en las Nebulosas
¿Cómo podríamos ensamblar una explicación científica de la génesis de la vida? A simple vista nos puede parecer una tarea sin esperanzas. No creo que buscar fósiles en las rocas más antiguas sea suficiente y nos ofrezca todas las claves necesarias. La mayoría de las delicadas moléculas prebióticas que dieron lugar a la vida habrán sido erradicadas por el inexorable paso del tiempo y la destructora entropía que todo en polvo lo convierte. Es posible, que podamos esperar el hallazgo de algún residuo químico ya degradado de aquellos organismos ancestrales a partir de los cuales evolucionó la vida celular que conocemos.
Claro que, aparte de los fósiles que podamos encontrar en las rocas, existe otra línea de evidencia que, de la misma manera, se remonta al pasado lejano y oscuro, pero que existe aquí y ahora, dentro de las formas de la vida presente. Los biólogos están convencidos de que ciertas reliquias de organismos antiguos siguen viviendo en las estructuras y procesos bioquímicos de sus descendientes, incluyéndonos a nosotros, los seres humanos.
Estudiando cómo funciona la célula moderna podemos tener una visión de los remanentes de la vida ancestral en acción –una molécula peculiar aquí, una reacción química singular allí, de la misma forma que unas monedas fuera de lugar, unas herramientas rústicas del pasado lejano o, cómo los montículos sospechosos que alertan al experimentado arqueólogo. Así, entre los intrincados procesos que tienen lugar dentro de los organismos modernos, sobreviven trazas de vida primordial que establecen un puente con nuestro pasado lejano. Analizando estas oscuras trazas, los científicos han comenzado a reconstruir los caminos físicos y biológicos que pueden haber llevado a la existencia de la primera célula viva.
De todas las maneras, incluso con tales claves bioquímicas, la tarea de reconstrucción seguiría siendo básicamente una conjetura si no fuera por el relativamente reciente descubrimiento de ciertos “fósiles vivientes”: microbios que habitan en ambientes extraños y extremos.
Estos denominados super-microbios, han sido y continúan siendo intensamente investigados y según parece, van revolucionar la microbiología. Pudiera ser que estemos atisbando en estos microbios poco convencionales algo próximo a los primitivos organismos que generaron toda la vida en la Tierra. Claves adicionales pudieran venir de la búsqueda de la vida en Marte y otros planetas, y del estudio de cometas y meteoritos. Reconstruyendo todas estas líneas de evidencia, quizá seamos capaces de deducir, al menos en líneas generales, de qué manera emergió la primera vida en el universo.
Muestras de diversos tipos de microorganismos extremófilos
Claro que, convendría saber, antes de abordar el problema de su origen, lo que la vida es. Hace menos de un siglo que muchos científicos estaban convencidos de que ese problema estaba a punto de ser resuelto. Los avances en la estructura de la materia a nivel atómico, y los avances en el saber de los componentes moleculares de la célula, elevó de manera excesiva la ilusión de los expertos que, con el paso del tiempo, no se plasmó en realidad, y, la vida, sigue siendo un gran misterio sin resolver.
Cuando vemos todos los parámetros que han tenido que concluir para que la vida esté presente… Nos da la sensación de que, el Universo, ¡Sabía que la vida tenía que venir! ¿Si no cómo sería contempladas tantas maravillas?
Los caminos recorridos por la Naturaleza para llegar hasta la Vida… No siempre han sido comprendido y, no pocos de esos pasos necesarios hasta llegar a nosotros, los seres inteligentes del planeta, quedan ocultos por las brumas del Tiempo
Una cosa está clara para mí, es posible que la materia, en sus distintas fases y por separado, nos pueda parecer que es algo inerte, pasivo, y hasta “torpe” que sólo suele responder cuando es requerida por fuerzas externas y, sin embargo, en ciertas circunstancias especiales, la materia parece tener una especie de “chispa interior” un algo que, a veces, se nos asemeja a una especie de “vida propia”. Todos conocemos de las transformaciones que, en ciertas condiciones y lugares, pueden producirse en la materia “inerte” que se transmuta en otra cosa muy distinta de lo que en principio era y, dicho cambio, si no es una especie de “extraña vida” ¿qué es lo que es?
Claro que, de ahí hasta lo que conocemos por ¡Vida!, el trecho es grande y en eso andamos. Buscamos incansables una explicación satisfactoria que nos diga lo que la vida es pero, el enigma continúa y los conocimientos se limitan a niveles locales de cuestiones muy concretas que, de ninguna manera, explican lo que queremos saber.
Sí, la vida es un gran misterio, y, me da la sensación de que, como el Universo es igual en todas partes… ¡Existen muchos mundos que la contienen! Pensar que en tan inmenso universo solo estamos nosotros y las especies que nos acompañan… ¿Es una barbaridad!
La ciencia continúa en su intento de dar respuesta a los misterios de los orígenes de la vida sobre la Tierra. Esta vez, un grupo de químicos cree haber dado con nuevas pistas sobre la aparición de las primeras moléculas como almacenes de información genética. Sus hallazgos aparecen publicados en la revista británica Nature.
La sensación que se percibe al profundizar en todo este complejo problema es el de que, todo ha surgido a partir del Caos, inmerso en una gran complejidad de factores que no siempre hemos podido comprender. Otra paradoja adicional de la vida concierne a la extraña conjunción de permanencia y cambio (¿o, es adaptación?). A este antiguo rompecabezas se suelen referir los filósofos como el problema del ser frente al devenir. El trabajo de los genes consiste en replicarse, en conservar el mensaje genético. Pero sin variación, la adaptación sería imposible y los genes finalmente se agotarán: adaptarse o morir es el imperativo que nos impone la Naturaleza.
Pero, ¿Cómo coexisten conservación y cambio en el sistema? Esta contradicción yace en el corazón de la biología. La vida florece en la Tierra debido a una serie de tensiones creativas que existen y son creadas por la propia Naturaleza y que, finalmente, se acoplan y compensan para que todo transcurra en armonía dentro de una rica variedad de cuyas reglas del juego, en realidad, no tenemos ni idea.
Muchos son los puntos en los que nos podríamos fijar para tratar de indagar lo que realmente pasó para que, en la Tierra, surgiera la vida.
Imagen de satélite del Lago Acraman; Captura de pantalla de NASA World Wind
Por ejemplo, el lago Acraman (un gran lago seco, de forma aproximadamente circular y de unos treinta kilómetros de diámetro) situado en Australia del Sur, a doscientos kilómetros de Port Augusta, en el límite de la llanura de Nullarbaor, aunque nos pueda parecer como otro lago seco cualquiera, resulta que el Acraman no es un lecho lacustre ordinario.
Hace aproximadamente unos seiscientos millones de años, un meteoro gigante cayó del cielo y abrió un enorme agujero en lo que ahora es la península de Eyre. El agujero original media al menos noventa kilómetros de diámetro y varios de profundidad. El lago Acraman de hoy es todo lo que queda de aquella enorme cicatriz, un testigo mudo de un antiguo cataclismo de proporciones impresionantes. El daño físico causado por el impacto supera todo lo imaginable. ¡La caída de un pedrusco de cien mil millones de toneladas y varios kilómetros de diámetro!
Claro que, tal suceso, no fue un hecho aislado. Cada pocos millones de años un cometa o un gran asteroide golpea la Tierra y, cada vez hay más evidencia de que los impactos cósmicos han tenido una influencia capital en la evolución de la vida en el planeta al provocar extinciones en masa. Los impactos cósmicos no sólo han alterado el rumbo de la evolución, sino que también desempeñaron un papel crucial en el origen de la vida.
Este enorme crater irregular, de unos 3 kilómetros de diámetro es el Glosses Bluff, en Australia. Se calcula su edad en unos 140 millones de años. Ante acontecimientos como este, nos preguntamos: ¿Estamos seguros? ¡De ninguna manera¡ Y, sin embargo, sucesos como este pudo traer la vida a nuestro planeta.
Hasta hace poco tiempo, los científicos apelaban fundamentalmente a la química y a la geología en sus intentos de explicar la biogénesis. Se trataba a la Tierra como un sistema aislado. Pero en las últimas décadas se ha asumido que, la realidad, es que la Tierra es simplemente una parte de un todo y, siendo así (que lo es), hay que tener en cuenta la dimensión astronómica de la Vida. Para entender cómo empezó la vida, parece que tenemos que buscar respuestas en las estrellas.
Hasta Lucrecio, el poeta-filósofo romano, con algún poema, trató de convencernos de que no estamos solos en el Universo. Él argumentaba que si el Universo estaba hecho de átomos idénticos y sujeto a leyes universales de la Naturaleza, entonces los mismos procesos que dieron lugar a la vida en la Tierra deberían también dar lugar a la vida en otros mundos. El argumento se remonta al atomista griego Epicuro y es, muy convincente pero, de momento, no sabemos si es correcto.
Yo, hace tiempo que aposté por él, la vida debe estar presente ¡en tantos lugares!
Claro que todo esto, no responde a la pregunta:
¿Qué es la vida?
Emilio Silvera Vázquez
el 30 de octubre del 2024 a las 6:20
De entre los muchos misterios sin resolver, tenemos ese que perseguimos desde la década de los sesenta con SETI. ¿Habrá vida en otros mundos?
Bueno, hasta el momento no tenemos la evidencia de que exista. Sin embargo, la falta de pruebas no es prueba de ausencia.
SETI en todos esos años ha ido renovando sus radio telescopios que han sido cada vez más modernos y con más prestaciones. Lo que pasa es que, el Universo es muy, muy, muy grande, y, el espacio que ha sido estudiado en todo ese tiempo es relativamente pequeño, una buena comparación sería:
Lo investigado podría compararse a una piscina olímpica y el Universo sería el Océano Pacífico.
Decimos que las probabilidades nos dicen que debe haber vida en otros mundos, y, para ello, nos agarramos a evidencias firmes como que, por ejemplo, solo en la Vía Láctea, existen unos 30.000 millones de estrellas como el Sol, de la clase G2V. Un gran porcentaje de esas estrellas tienen sus propios sistemas planetarios y muy probablemente muchos de esos mundos estarán situados en la zona habitable, lo que nos lleva a situarnos en el escenario siguiente:
El Universo es igual en todas partes, sin importar lo lejos que puedan estar situadas las galaxias, todas ellas están regidas por las cuatreo fuerzas fundamentales de la Naturaleza y por las Constantes universales, y, así las coas… ¡Lo que pasó “aquí” también debería de pasar “allí”! LA VIDA ESTÁ SERVIDA.
el 4 de noviembre del 2024 a las 2:37
Muy apreciable amigo Emilio, ante la pregunta: ¿habrá vida en otros mundos? Al final respondes muy acertadamente: ¡Lo que pasó “aquí” también debería pasar allí!
Con esta premisa en mente, y ante multitud de evidencias materiales existentes hechas “posiblemente” por inteligencias ajenas a nuestro mundo, en el 2001 me enfrasqué en una investigación “racional” sobre esta cuestión, para ello entrevisté a cuatro científicos de la Universidad Autónoma de Baja California, con el fin de adentrarme en el conocimiento de la biología, astronomía, geología y oceanología. Comprendido el asunto, me aboqué a la redacción de un informe sobre ese particular, llegando a la conclusión de que, si quieres investigar como se originó la vida inteligente en el Universo, en tu propio terreno tienes la misma información. Al entender como fue nuestra evolución y desarrollo a través de los tiempos, sabrás lo que ocurrió allá. Lo numero uno a investigar fue buscar los factores para que el agua se originara en nuestro planeta. Como halla ocurrido aquí, seguramente ocurrió igual en todos los mundos donde existe vida en todos los niveles. Sin agua en un planeta, no hay vida ni evolución parecida a la nuestra. A mi informe lo llamé: “Universo, vida y mente”, por cierto que nunca lo publiqué, solo lo tuve como fuente de información personal.
Saludos cordiales
el 4 de noviembre del 2024 a las 9:50
¡Hola, amigo José German:
El creer que la vida sólo está presente en la Tierra, sería una idea bastante provinciana, no creo que seamos los elegidos en tan inmenso universo.
Nuestro Sol, una estrella enana amarilla, de la clase G2V, nos suministra luz y calor que hace posible la fotosíntesis, y, junto a esa “fábrica” (entre otras) de oxígeno, tenemos que la distancia de una UA que existe entre el astro y el planeta, es lo que hace posible la presencia de agua líquida, ese elemento esencial para la vida.
En nuestra Galaxia existen unos 30.000 millones de estrellas como el Sol que son las estrellas (junto a las enanas rojas) más abundantes del Universo. De esos treinta mil millones de “soles, no son pocos los que tienen sus propios planetas orbitándolos, y, de entre esos miles de millones de planetas… ¿Cuántos estarán situados en la zona habitable?
Así las cosas, no creer que existe la vida en otros mundos, sería ir en contra de la más elemental lógica.
Es bien sabido que el Universo (en toda su extensión), está regido por cuatro fuerzas fundamentales y una sería de parámetros que llamamos Constantes Universales, y, siendo así (que lo es), en todas las regiones (por lejos que estén), pasarán las mismas cosas, es decir, como bien has recordado… ¡Lo que pasé aquí, también pasará allí!
Todas estas explicaciones vienen a decir que la vida pulula por todo el Universo. Sin embargo, no explican qué es la vida. Esa incógnita ha sido el tormento de los biólogos desde la noche de los tiempos, nadie sabe lo que esa presencia significa y lo que es, y, no pocas veces podemos tener la idea de que pueda existir una especie de Conciencia Cósmica que ha determinado la existencia de la vida, ya que, un Universo sin vida… ¿Pará qué?
Un abrazo.
el 4 de noviembre del 2024 a las 17:36
Estimado amigo Emilio, hay asuntos interesantes que planteas en tu anterior, uno de ellos dice que: “…la distancia de una UA que existe entre el astro y el planeta es lo que hace posible la presencia de agua líquida, …”
Empiezo por decir que, las ideas científicas, esta, por ejemplo, aparecen como modelos teóricos los cuales van evolucionando hacia otros con mayor cobertura temática, lo cual es lo deseable desde un punto de vista de la filosofía popperiana. Así considerado, podemos agregar que, la principal fuente de agua en el planeta se debió al vulcanismo existente hace miles de años, cuya actividad generada hacia la superficie terrestre y atmósfera tuvo como producto importante moléculas de agua. Según investigaciones oceanológicas, todavía en el fondo de los océanos se forma lo que se conoce como “aguas nuevas”. Adicionalmente, en el pasado geológico del planeta ocurrieron colisiones sobre su superficie que masivamente la fracturaron, dejando al descubierto el magma de su interior, produciéndose vulcanismo extremo y como consecuencia agua. Se cree que la Luna salió de su orbita original y alcanzó a ser atrapada por la Tierra, sería su gran peso el que, al posarse sobre ella, propició ocurriera este fenómeno de vulcanismo terrestre. Posteriormente la Luna se fue separando del planeta hasta ubicarse donde actualmente se encuentra orbitándole.
Existen cálculos matemáticos paralelos a la Ley de Bode, que nos dicen que la Luna se situaba en una órbita muy excéntrica a 25 millones del Sol, lo que le permitía alcanzar las órbitas de los planetas más alejados, siendo atrapada finalmente por la Tierra.
Saludos cordiales
“
el 4 de noviembre del 2024 a las 22:40
Perdón, corrijo la cifra anterior, debe decir 25 millones de kilómetros. Gracias