Caminé sin rumbo fijo durante horas, perdí la noción del tiempo, ¿Dónde podría encontrarla ahora? si de su partida no sabía ni el momento. Mi corazón latía con fuerza, sentía dentro de mí la desazón, ¡buscarla en un inmenso mundo sin puertas! una búsqueda sin rumbo y sin razón. Desesperado y cansado, después de atravesar un ancho lago, caí al suelo, desolado, aquel era un esfuerzo sin resultados. ¡Más de pronto sentí su presencia, con su mirada clavada en mi derrota, me observaba llena de complacencia, al comprender lo que añoraba su ausencia. Su belleza sobresalía, de entre aquellas rojizas nubes, su majestad se imponía, a la misma Naturaleza que formaban los bellos bucles.
¡Sí, muchas pueden ser las clases de espejismos a las que nos podemos ver sometidos!
Estos fenómenos físicos provocan locura, según innumerables historias, a hombres solitarios que viajan a través del desierto o por alta mar. Aún en nuestros días, muchos desconocen que los espejismos son resultado de la refracción de la luz y se les confunde con fantasmas y alucinaciones.
Un espejismo se nos puede presentar de muchas maneras y en circunstancias diversas. Generalmente, cuando hablamos de espejismo, lo hacemos de un fenómeno que ocurre como resultado del doblamiento de los rayos de luz al atravesar capas de aire que tienen grandes gradientes de temperatura. Un espejismo inferior ocurre cuando la temperatura del suelo está muy caliente y el aire y el aire cerca del suelo, está mucho más caliente que el aire por encima. Los rayos de luz del cielo son fuertemente refractados hacia arriba cerca de la superficie, dando la apariencia de un charco de agua. Un espejismo superior ocurre si el aire cerca del suelo es mucho más frío que el que está por encima. La luz se dobla hacia abajo detrás del objeto hacia el observador de forma que parece que se eleva o flota en el aire.
Mecanismo de un espejismo. La densidad desigual del aire, a causa de ciertas temperaturas, produce una refracción de la luz del cielo. Ello, a su vez, provoca que el observador interprete su procedencia desde el suelo. Naturalmente, esto se interpreta como un charco de agua que refleja la luz del cielo, pero no es el caso.
En los desiertos tropicales, en el aire en contacto con el suelo tórrido se calienta y su densidad varía de tal manera que, contrario a lo usual, el aire más frío se mantiene encima del más caliente, el cual fue calentado por la radiación reflejada por el suelo. Esto crea una densidad desigual en el aire que le otorga varios índices de refracción. Por tanto, un rayo de luz reflejado por un objeto lejano que va hacia abajo, y en la dirección del observador, va experimentando refracciones sucesivas al atravesar las distintas capas de aire; su inclinación hacia el suelo es cada vez menor y, tras llegar a la horizontal, el rayo sufre nuevas refracciones, aunque esta vez hacia arriba. Así es como, tras haber descrito una trayectoria curva de convexidad dirigida hacia abajo, llega al ojo del observador, que ve en el suelo (espejismo inferior) una imagen poco neta del objeto. Ahora bien, como otros rayos de procedencia real llegan también directamente al ojo del observador, éste tiene la impresión de ver a la vez el objeto (por ejemplo, una palmera en un desierto) y, al pie del mismo, una segunda imagen invertida, como si esta palmera se reflejara en una superficie líquida inexistente. Por tanto, en las horas más calurosas del verano, la imagen del cielo parece venir del asfalto de la carretera caliente, a la vez que ésta parece mojada o encharcada para el observador.
Una sombra es una región de oscuridad donde la luz es obstaculizada. Una sombra ocupa todo el espacio detrás de un objeto opaco con una fuente de luz frente a él. La sección eficaz de una sombra es una silueta bidimensional o una proyección invertida del objeto que aspira la luz.
La cantidad de información que llega al cerebro proveniente de los órganos de los sentidos es de 11 millones de bits por segundo, pero la capacidad de información de nuestra consciencia no sobrepasa los 45 bits por segundo. Esto significa que la inmensa mayoría de nuestra actividad cerebral es inconsciente. Sin embargo, el llamado yo consciente piensa que todo lo que sucede está bajo la iluminación de la consciencia. De la misma manera que no se ha podido constatar la existencia de ese yo en ninguna parte del cerebro, es muy probable que la libertad sea también una ilusión, una construcción cerebral, ya que esa libertad va unida al yo consciente, según nos asevera el Dr. Francisco J. Rubia.
Sinapsis y conexiones sin fin
Hablamos del cerebro humano por ser el “desconocido” mejor conocido, muchas son las inteligencias que están presentes en nuestro planeta y que, no hemos podido llegar a conocer. De algunos animales, podemos haber vislumbrado alguna clase de inteligencia y, si me apuran, de sentimientos pero, lo que se dice conocer lo que se puede fraguar en sus cerebros…, es una gran incógnita para nosotros que, somos los seres predominantes en el planeta y, además de ser conscientes hemos llegado a presentir que tenemos “Alma”, algo tan complejo que, siendo portadora de los sentimientos y los pensamientos, es, sin embargo, inmaterial y etérea. Eso que llamamos Alma es en realidad la sabiduría, la que nos lleve a comprender sobre las cosas, sobre el mundo, sobre el Universo y, sobre la misma condición humana.
Sabemos de la importancia del corazón para que el cuerpo funciones, sin embargo, el cerebro es de una complejidad tal que, no hemos podido llegar a comprender toda su grandeza, y, sabemos que rige todo lo que acontece en nuestros cuerpos, él se emiten las ordenes necesarias para hacer los precisos movimientos, para hablar o correr, o, en otros casos, para pensar y generar pensamientos y… ¡sentimientos! Sin embargo, aún no podemos estar seguro de que nos muestre el verdadero Universo en el que vivimos y del que formamos parte, ya que, ¿Cómo podemos saber si la Naturaleza y el Universo que creemos ver y “entender”, es realmente como nosotros lo percibimos y no se trata de un espejismo creado por nuestros limitados sentidos?
Mirando la inmensidad de la Galaxia, nos preguntamos: ¿Qué criaturas habrá en esos millones de mundos? En tan vasto universo no podemos estar solos.
Pensamos que en otros planetas (al menos en una fracción de todos los planetas presentes en las Galaxias), también habrá surgido y evolucionado la vida inteligente que, como la nuestra, habrá avanzado y desarrollado su propia tecnología, e incluso algunas de esas comunidades tecnológicos pueden estar en este preciso momento tratando (como hacemos nosotros) de entrar en con nosotros y con otras inteligencias dispersas a lo largo y a lo ancho del vasto Universo. Así pues, los investigadores de SETI suscriben generalmente la idea de la escala de progreso, al aceptar que no sólo la vida, sino también la mente, están en cierto sentido predestinadas a aparecer en el universo. Pero, ¿Cómo ven esas mentes el “mundo”? ¿Será para todas ellas una misma realidad la que rija, o, por el contrario, cada mente tiene su propia realidad, su propio espejismo del mundo?
En última instancia pienso que, el recipiente podría ser diferente pero, el cerebro portador de la mente, será parecido o similar al nuestro y se regirá por los mismos parámetros y funciones. Un inmenso entramado de neuronas y cogniciones que reciben, controlan y envían información que procesa para conocer el mundo exterior y comprender, su lugar en el Cosmos. Al principio, el desconocimiento hará que veamos un universo adaptado al índice de conocimiento que cada cual pueda alcanzar, y, a medida que ese índice sea más elevado, es decir, que sepamos más y podamos comprender mejor y más exactamente, el “mundo” se hará cada vez más real, más verdadero al comprender, lo que estamos viendo y saber por qué suceden las cosas que él suceden.
Claro que, este punto de vista dominante a favor de las mentes consciencientes, esconde de nuevo una hipótesis enorme acerca de la naturaleza del Universo. Significa aceptar, de hecho, que las leyes de la naturaleza están “amañadas” no sólo a de la complejidad, o sólo a favor de la vida, sino también a favor de la Mente. Dicho de otra manera, creo que la Naturaleza misma es ¡MENTE! De no ser así, me resultaría muy difícil comprender que la mente no esté inscrita de una forma fundamental en esas leyes naturales que todo lo rigen y hacen que las cosas ocurran vemos que pasan. Es, así, altamente significativo, por supuesto, que los productos de la tendencia de complejificación de la naturaleza -seres inteligentes como el Homo Sapiens- sean capaces de entender las propias leyes que han dado lugar al “entendimiento” si, esos sujetos, fueran totalmente ajenos a ella.
En cierta manera, tales pensamientos son visiones inspiradoras. Pero, ¿es verosímil? ¿Podemos creer que el universo no sólo es bioamigable, sino también mente amigable. ¿Son tantos los mundos que, como la Tierra, tendrán las precisas para la vida? y, ¿Será la vida, toda la vida del Universo, basada, como la de la Tierra en el Carbono? Bueno, eso no lo sabemos pero tiene visos de realidad si pensamos en lo que hemos podido ver aquí y, ¡como el universo es igual en todas partes!… Circulan muchas versiones por ahí.
“La hipótesis hecha tan abiertamente por astrónomos, físicos y algunos bioquímicos, según la cual una vez que la vida se pone en marcha en alguna , los humanoides aparecerán final e inevitablemente, es lisa y llanamente falsa”. En un famoso debate con el defensor de SETI Carl Sagan, el Biólogo Ernst Mayr se hacía eco del escepticismo de Simpson: “En la Tierra millones de linajes u organismos y quizá 50.000 millones de sucesos de especiación, sólo uno condujo a una alta inteligencia; eso me hace creer en su completa improbabilidad”.
Por uno u otro motivo, muchas especies que habitaron la Tierra dejaron de existir
Muchas formas de vida pasada, ya no están aquí con nosotros. De hecho, sólo el 1% de las especies que han poblado la Tierra viven actualmente y, tenemos que tener claro que, la única manera de evolucionar es mutar, sin mutaciones no hay evolución, dado que la dinámica del planeta es cambiante y nos exige una adaptación, aunque a lo largo de miles de , nosotros y otros seres vivos mutamos para sobrevivir.
La vida contiene tantos accidentes del destino, tantas carambolas arbitrarias que la pauta de cambio es esencialmente aleatoria. Los millones de pasos fortuitos que construyen nuestra propia historia evolutiva nunca sucederían por segunda vez, ni siquiera en líneas generales. La historia recorrería “otro camino” , de modo que, “la enorme mayoría de las repeticiones nunca produciría…una criatura con autoconsciencia… La probabilidad de que escenario alternativo (por ejemplo, repetición) contenga algo remotamente parecido a un ser humano debe ser prácticamente nula”. ¿O no?
Todavía andamos dando vueltas y vueltas a la pregunta de que fue lo primero.
Yo siempre pienso en aquel caldo primordial, en el protoplasma vivo, en aquella primera célula replicante. Muchos fueron los parámetros que tuvieron que intervenir para poder llegar a ella y, a partir de ahí, ¡comenzó la aventura de la vida! Que aún en evolución, da lugar a que, en nuestras mentes se produzcan espejismos de cosas que creemos ver y que no son como las vemos.
¡Ya iremos aprendiendo!
emilio silvera
el 11 de enero del 2022 a las 18:17
Ai pudiéramos contemplar todos los sucesos acaecidos desde que el mundo es mundo, nos asombraría llegar a saber la realidad de como llegó la vida, las muchas transformaciones que para hacerlo posible tuvieron que producirse, la química que estuvo presente, la radiación solar, las temperaturas, las estaciones, los muchos intentos fallidos, y, cuando finalmente, surgió aquella primera célula replicante que inició la fascinante historia de la vida.
Desde entonces pasaron miles y miles de años, algunos cientos de miles hasta que, la evolución, trajo al verdadero hombre humano consciente de Ser, que podía pensar y rememorar situaciones y tiempos pasados. Ese cuasi-animal pudo salvar todas las barreras que el mundo y la Naturaleza le pudieron poner por delante y, finalmente, consiguieron idear algunas rústicas herramientas, la rueda, la agricultura, el ganado doméstico, los primeros signos que llevaron a los números y las letras para hacernos personas.
En todo ese período, muchos fueron los espejismos con los que nuestros ancestros tuvieron que tratar, unos que eran ciertos (como tales) y, la mayoría que eran espejismos traídos por la ignorancia que les hacía ver lo que no existía.
De esa manera se inventaron los dioses, los demonios, los brujos y hechiceros y deidades que hacían toda clase de maravillas para el bien o para el mal. Miraban temerosas al cielo sin comprender lo que podían ser aquellos puntitos brillantes que en la noche titilaban como si les quisieran mandar un mensaje, la lluvia y la tormenta, los rayos, el frío y el calor… ¡Cuantas incomprensibles situaciones!
Así llegamos hasta nuestros días, el Presente sin dejar de mirar al Pasado y pensando en lo que será el Futuro. Seguimos (en gran parte), sin saber, imaginando y conjeturando tratando de explicar lo que no sabemos y, nos inventamos teorías que no siempre coinciden con la realidad, o, no se pueden verificar porque hemos ido demasiado lejos imaginando lo que pudiera ser la Naturaleza y, como no tenemos los medios de comprobar lo imaginado… ¡Ahí estamos a la espera de que algo surja y nos pueda suministrar la manera de comprobar la certeza o falsedad de esos imaginados comportamientos del Universo y sus (a veces) extraños objetos!
Así que, durante todo ese largo y tortuoso camino recorrido (que aún no ha terminado), nos hemos dado de bruces con miles de espejismos que, se presentaban de diferentes maneras ante criaturas ignorantes que, poseídas por el miedo a lo desconocido huían despavoridas o se escondían en cuevas y cavernas buscando el amparo y huyendo del terror que les producía la noche y los peligros que con ella llegaban.
En el Presente algo más sabemos de las cosas que nos rodean y de las que, ahí fuera, en el lejano Espacio Interestelar captamos con nuestros telescopios. A base de observar y experimentar, calculando de mil maneras lo que en ese ámbito estelar se nos mostraba, llegamos a comprender algunas cuestiones complejas, y, de la misma manera, utilizando microscopios y grandes aceleradores, llegamos a poder adentrarnos en el extraño mundo de lo infinitesimal, el átomo y su conformación, su complejo núcleo del que no llegamos a comprender como en un espacio tan ínfimo se pueden “guardad” tantas cosas:
– Los nucleones (protones y neutrones)
– Los Quarks que se juntan en tripletes para formarlos
– De como los Quarks están allí confinados por la fuerza nuclear fuerte
– Que los Quarks son retenidos por los Bosones llamados Gluones si tratan de separarse.
De la misma manera, desvelamos como actuaban las otras tres fuerzas fundamentales y logramos descubrir parámetros inamovibles que llamamos constantes universales, tales como la velocidad de la luz en el vacío, la carga del electrón la masa del protón, así como la constante de estructura fina y otras que hacen de nuestro universo el que podemos contemplar.