Ago
21
¿Qué es la Tierra para nosotros?
por Emilio Silvera ~ Clasificado en Mi Tierra ~ Comments (6)
La TIERRA ha tenido, en todos los tiempos, una magnificación maternal: ¡La Madre Tierra! significación, diferente a la del agua, sobre todo a la del Mar. La Tierra es menos lejana y misteriosa, más familiar que el océano. Es menos terrible, más próxima al hombre. No engulle con violencia. Enterrar a los muertos es un signo de Paz. Así como el cadáver confiado a las olas desaparece para siempre sin que sepamos más de su destino, la tumba del que es enterrado es convertida en lugar de culto para los vivos.
En la Tierra, provista de los materiales que fueron fabricados en las estrellas del cielo, surgió la Vida. ¡De tántas maneras! el agua y la vegetación de paisajes de increible belleza, nos hablan de las maravillas que nos ofrece la Tierra. ¿Sabemos nosotros corresponder a todo lo que la Tierra nos da?
Son mucho los significados que de la Tierra podemos conceptuar. La patria nace de este arraigo: es la tierra donde descansan los padres, lugar en el que reposan los antepasados. El sentido maternal de la tierra es, pues, el de un inconsciente familiar, ancestral, esencialmente humano, mientras que el de la mar se refiere al de los orígenes mismos de las especies, a lo que hay en nosotros de lo más colectivo, de más cósmico, de más inhumano. La tierra es humana op, al menos, se deja humanizar.
La tierra siempre fue nuestra amiga, y hasta tal punto se deja humanizar que, en ella, podemos construir nuestras ciudades, desarrollar nuestras actividades, tratar de construir en su suelo, Universidades para aprender a ser “personas” y, desde que tenemos uso de razón, es la tierra la que nos ha dado cobijo y suministrado todo aquello que pudimos necesitar para sobrevivir y refugiarnos del frío de las heladas noches del crudo invierno.
Si el Mar está asociado a la idea de aventura y de viaje, la tierra lo está a ideas de fijación, de arraigo. No son solamente las plantas, las flores y los árboles los que arraigan en ella; son también los animales, que deslindan sus territorios y adquieren en ella un sentido primario de propiedad; y será también el hombre, que trazará en ella los primeros surcos, sembrará los primeros campos y construirá sus primeras casas primero y ciudades después.
Miramos imágenes como estas y se nos viene a la mente una sucesión de otras muchas. El árbol, el jardín, sus flores y sus frutos, el campo, el arado, la labranza, el taller donde se forjan las primeras herramientas, la casa con su bodega, el granero, sus puertas y sus ventanas, sus escaleras, sus dormitorios y sus corredores, la chimenea en su espaciosom salón, el horno donde se cuece el Pan, la prensa de la que brota el vino, el establo donde se reunen el asno y el buey, la colmena y sus abejas en el campo cercano, el gallinero, el perro, el río que discurre cercano con su rumoroso deambular.
Todo resulta más natural, más auténtico, más sabroso y menos artificial
Todas estas imágenes son positivas, muy gráficas y, sobre todo, muy humanas, nos han acompañado siempre desde que podemos recordar lo que la tierra es. De modo que, si el Mar asume de buen grado un sentido de madre terrible, la tierra adopta con mayor facilidad el de la madre amantísima. Las imágenes de la Tierra sólo se vuelven negativa en sus límites: donde el desierto o la playa hacen estéril la arena…
Montañas y Glaciar Americanos de NNorth
Y, también, donde el fuego subterráneo la sacude para recordarnos que no somos más que huéspedes en su lomo, donde los terremotos destruyen, como si de castillos de naipes se tratara, las más soberbias ciudades.
De todas las maneras, la Tierra (con mayúscula) simboliza el principio pasivo por excelencia. En ella hemos vivido en paz durante milenios y, son más los destrozos, muerte uy desolación causados por nosotros mismos que por la Madre Tierra que, al fin y alcabo, simplemente protesta de vez en cuando, si de manera insistente, la fastidiamos.
Sometida al principio activo del cielo y aunque está sometida al ritmo que ordena el Universo, la Tierra es la que acoge el nacimiento de los seres. Pues, en su amplitud, lleva todas las cosas consigo, las contiene hasta el punto de que todos los seres pueden crecer y desarrollarse, evolucionar en ella que, mientras tanto eso sucede, los pasea en un viaje sin fin por el inmenso espacio dentro de una Galaxia de inmensas dimensiones que contiene cientos de miles de millones de estrellas y de mundos en cuyo conjunto, la Tierra, sólo es un granito de polvo en el que, creyéndose importantes, viven unas colonias de seres que, a pesar de todo, tienen la capacidad de pensar.
La función de la Tierra no es tomar la alternativa, nada puede por sí sola, sino recoger el impulso que recibe del exterior, del Sol que la calienta y de las estrellas y galaxias que, formando una descomunal familia, la hacen parecer minúscula dentro de su indudable grandeza. Claro que, como hemos podido comprobar, el que permanezca pasiva puede resultar engañoso. Si se vuelve activa, puede resultar terrible. Su apacible firmeza nos debe hacer recapacitar en el hecho cierto de que, la Tierra, nos exige un mínimo de cuidado y, debemos procurar no despertar su cólera que, aunque efímera todos sabemos de sus poderes devastadores. Nuestros juegos espaciales, por ejemplo, están causando males que deberíamos evitar.
Se están diseñando diversos transportadores en distitnos paises para recoger la basura espacial
Existen miles de piezas de basura flotando alrededor de nuestro planeta y es que posiblemente no lo notes por que están en el espacio y ahí sí que son un grave problema, más que nada para las futuras misiones espaciales las cuales tienen que “sortear” toda esta basura, 19 mil piezas (o más) son las que actualmente están en órbita sobre la tierra y cuentan por lo menos (las más pequeñas) con 10 cm de tamaño, lo suficiente para causar graves daños en una nave o satélite.
Lo increíble de la basura espacial es que una tercera parte de ella fue provocada por apenas 10 misiones espaciales de las 4,700 que se han llevado a cabo desde el inicio de la llamada “Era espacial”, según los archivos de la NASA. Deberíamos buscar alguna solución para que, nuestro hermoso planeta, no sea vea, algún día, como el que arriba podemos contemplar. Es preferible la imagen de abajo que se asemeja más a lo que la Tierra es…¡Una maravilla! de la Naturaleza.
Todos tenemos en mente una imagen de la Tierra que, desde hace más de 4.000 millones de años, acoge la vida. No, es cierto que nunca hemos sabido administrar los bienes que nuestro planeta nos ofreció, hemos esquilmado los Bosques, arrasado las tierras, contaminado los ríos y lagos del planeta y, si no cambiamos de mentalidad, hasta los mares y océanos se verán seriamente afectados por nuestro irrersponsable comportamiento.
Procuremos tratar a la Tierra, al menos, como ella nos trató a nosotros durante miles de años. Hemos hecho un largo recorrido en la superficie del planeta, muchos seres nos acompañaron en el viaje que nos ha traido hasta aquí. Ahora, podemos decir que somos conscientes y, aunque no del todo “racionales”, sí lo suficiente como para saber que, si dañamos la Tierra, lo estamos haciendo con nuestra propia casa, sin ella, de momento a ninguna parte podemos ir.
Cuidemos a nuestra madre Tierra
emilio silvera
el 2 de noviembre del 2011 a las 4:16
Te sigo compartiendo.
el 2 de noviembre del 2011 a las 6:37
Gracias amigo.
el 12 de junio del 2012 a las 0:17
con su popieas palabra quiero saber yo
el 12 de junio del 2012 a las 6:19
¡Si supiera lo que trata de decir…! Le podría contestar.
Un saludo.
el 8 de mayo del 2013 a las 13:43
esta muy perfecto me gane una 10 ==
el 21 de agosto del 2013 a las 10:11
Lo cierto es que, pocos saben apreciar lo que la Tierra nos ha dado a lo largo del Tiempo. Nosotros, los Humanos, nunca hemos sabido Administrar bien los bienes y recursos naturales que la Tierra a puesto a nuestro alcance, siempre hemos dilapidado y malgastado los recursos y, además, hemos contaminado y hecho mucho daño al medio natural que teníamos la obligación de preservar para nuestros hijos y el futuro de la Humanidad entera.
Esperémos que, alguna vez, aprendamos y sepamos salvaguardar… ¡Sus derechos!
¿Por qué no miramos todo eso y actuamos en consecuencia?