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Con frecuencia hemos hablado aquí de la Mente y de la Materia, del Universo y de las galaxias que lo pueblan, de los Mundos y de la Vida, de las múltiples teorías que observando y experimentando hemos creado para poder explicar la Naturaleza, de las Constantes Universales y de las cuatro Fuerzas Fundamentales. En fin, hemos hablado de los onjetos exóticos que pueblan el universo y de las maravillas que ocurren en el corazón de las estrellas que, a temperaturas de millones de grados, transmutan los elementos simples en otros más complejos. De todo eso y de muchas más cosas hemos hablado aquí y, posiblemente, algún lector, haya podido aprender alguna cosa. Siempre hemos procurado exponer los temas de la manera más sencilla posible y, si lo hemos logrado o no, serán ustedes los que lo tengan que juzgar.

La cosmología observacional se ocupa de las propiedades físicas del Universo, como su composición física referida a la química, la velocidad de expansión y su densidad, además de la distribución de Galaxias y cúmulos de galaxias.  La cosmología física intenta comprender estas propiedades aplicando las leyes conocidas de la física y de la astrofísica.  La cosmología teórica construye modelos que dan una descripción matemática de las propiedades observadas del Universo basadas en esta comprensión física.

 

Una galaxia es un universo en miniatura, allí pueden estar representados todos y cada uno de los objetos que pueblan el Cosmos. En el ámbito de una galaxia todas las fuerzas del universo actúan allí a nivel local, La Gravedad mantiene allí unidas a las estrellas y los mundos, las Nebulosas y las ingentes cantidades de gas y polvo que contienen para crear estrellas nuevas. Allí, en las galaxias, residen agujeros negros, estrellas de neutrones y una gran variedad de estrellas y de sistemas solares, así como cometas errantes y enormes meteoritos que vagan por el espacio interestelar. En una galaxia, amigos míos, podemos encontrar todo aquello que en el universo existe. Las hay muy pequeñas, enanas con menos de un millón de estrellas y también, las hay gigantes y supergigantes que llegan a tener muchos cientos de miles de millones de estrellas. Algunas tienen diámetros que sobrepasan los 600.000 años-luz.

Pueden estar aisladas y también en pequeños grupos (como nuestro Grupo Local de Galaxias donde reinan Andrómeda y la Vía Láctea. Pero, también existen enormes estrucutras, cúmulos y supercúmulos de galaxias como el de Virgo. Muchos son los tipos de galaxias conocidos y, referidas al material que las conforma, a su condiciones físicas específicas, o, también, a otras circunstancias especiales, raras o exóticas, la familia de las galaxias es grande y muy variada.

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Y, en todo ese aparente maremágnum, apareció la vida. “La Vida, como una cúpula de vidrio multicolor, mancha el blanco resplandor de la eternidad.” De la misma manera que no llegamos a comprender el Universo, tampoco conocemos lo que la vida es, y, hasta las definiciones que hemos encontrado para explicarla, ni se acercan a la realidad, a la grandiosidad, a la maravillosa verdad que el universo nos muestra a través de la vida, en la que, a veces, subyacen los pensamientos y los mejores sentimientos.

Aquí, como decía al principio, hemos comentado sobre los muchos procesos científicos que, de alguna manera, han podido involucrar a más de uno que, habiendo sentido curiosidad y teniendo ganas de saber, han seguido con cierta fidelidad lo que aquí pasaba. Hemos podido explicar que, la Astronomía, al destrozar las esferas cristalinas que, según se decía, aislaban la Tierra de los ámbitos etéreos que se hallan por encima de la Luna, nos puso en el Universo. También hemos podido contaros que la Física cuántica destruyó la metafórica hoja de cristal que supuestamente separaba al observador distante del mundo observado. Juntos, hemos podido descubrir que estamos todos, inevitablemente enredados en aquello que no conocemos pero que, deseamos conocer.

                                                                            ¡Nos queda tánto por aprender!

La Astrofísica, al demostrar que la materia es la misma en todas partes y que en todas partes obedece a las mismas leyes, nos reveló una unidad cósmica que se extiende desde la fusión nuclear en el núcleo de las estrellas, hasta la química de la Vida. La Evolución darwiniana, al destacar que todas las especies (al menos de la vida terrestre que conocemos), están relacionadas y que todas surgieron a partir de la “materia inerte”, puso de manifiesto que no hay ninguna muralla que nos separe de las otras criaturas de la Tierra, o del planeta que nos dio la vida yb que, en definitiva, estamos hechos del mismo material que están hechos los mundos.

La convicción de que, en cierto sentido, formamos una unidad con el universo, por supuesto, ha sido afirmada antes muchas veces por hombres sabios en otras esferas del pensamiento. Acordémonos de lo que dijo Heráclito: “Todas las cosas son una sola cosa”; Lao-tse en China, describió al hombre y la Naturaleza como gobernados por un solo principio (lo llamó el Tao); y la creencia en la unidad de la Humanidad con el Cosmos estaba difundida entre los pueblos anteriores a la escritura, como lo puso de relieve el jefe indio suquamish Seattle, quien declaró en su lecho de muerte que “todas las cosas están conectadas, como la sangre que une a una familia”.

Pero hay algo sorprendente en el hecho de que la misma concepción general ha surgido de ciencias que se enogullecen de su lúcida búsqueda de hechos objetivos, empíricos. Desde los mapas de cromosomas y los registros fósiles que representan la interconexión de todos los seres vivos de la Tierra, hasta la semejanza de  las proporciones químicas cósmicas con las de las especies vivas terrestres, nos muestran que realmente formamos parte del universo en su conjunto.

Hace tiempo ya que, me resulta difícil no creer en la presencia de Vida en otros Mundos. “Un triste espectáculo. Si están habitados, ¡qué campo para el sufrimiento y la locura! Si no están habitados, ¡qué despilfarro de espacio!” La verificación científica de nuestra participación en las acciones del Cosmos tiene, desde luego, muchas implicaciones. Una de ellas, de la que hemos hablado aquí con frecuencia, es que, si la vida inteligente ha podido evolucionar aquí en la Tierra también puede haberlo hecho en otras partes del universo.

En cualquier planeta como la Tierra (de los que se ha calculado que existen  miles de millones sólo en nuestra Galaxia) que orbite una estrella como el Sol (de las que existen diez mil de millones sólo en nuestra Galaxia), si están situados a la distancia adecuada para que esté presente el agua líquida, lo más probable es, que la vida prolifere y, con el tiempo suficiente, evolucionar hasta la inteligencia. tranquilamente podemos especular que no somos la única especie que ha estudiado el universo y que se ha preguntado sobre su papel dentro de él.

Desde que la Mente surgió en el Universo, sus portadores, nosotros, siempre hemos querido saber sobr el por qué de las cosas

Nuestra comprensión de la relación entre la mente y el universo puede depender de que podamos tomar contacto con otra especie inteligente con la cual compararnos. Raramente la Ciencia ha obtenido buenos resultados al estudiar fenómenos de los que sólo tenía un ejemplo. Las leyes de Newton y Einstein habrían sido mucho más difíciles -quizás imposibles- de formular si sólo hubiese habido un planeta para someterlas a prueba, y a menudo se dice que el problema de la cosmología es que sólo tenemos un universo para examinar. (El descubrimiento de la evolución cósmica reduce un poco esta dificultad al ofrecer a nuestra consideración el estado muy diferente del universo en los primeros momentos de la evolución cósmica). La cuestión de la vida extraterrestre, pues, va más allá de problemas como el de si estamos sólos en el universo, o si podemos esperar tener compañia cósmica o si debemos temer tener invasiones exteriores; sino que también sería una manera de examinarnos a nosotros mismos y nuestra relación con el resto de la Naturaleza.

Hay cuestiones que van mucho más allá de nuestros pensamientos, sobrepasan la propia filosofía y entran en el campo inmaterial de la Metafísica, quizá el único ámbito que realmente pueda explicar lo que la Mente es. Allí reside la esencia de lo complejo, del SER. Ya sabéis lo que nos dejó dicho el sabio Marco Aurelio:

“Marco Aurelio Antonino Augusto2 (apodado el Sabio) (26 de abril de 121317 de marzo de 180) nacido en Roma, fue emperador del Imperio romano desde el año 161 hasta el año de su muerte en 180. Fue el último de los llamados Cinco Buenos Emperadores, tercero de los emperadores de origen hispano y está considerado como una de las figuras más representativas de la filosofía estoica.” Él veía un poco más alláque otos mortales”.

   Richard Harris en su papel de Marco Aurelio en Gladiator

“Todo estado presente de una sustancia simple

es naturalmente una consecuencia de su estado

anterior, de modo que su presente está cargado de su futuro.”

Sabemos eso pero, ¿Qué futuro es el nuestro? Si estrapolamos lo anterior a nosotros y a nuestro futuro resultará que, el futuro será para nosotros lo que queramos que sea, es decir, lo podemos construir,  con nuestras acciones de hoy que harán el mañana. Claro que… ¿Dónde dejamos la intervención -en su caso- de la Naturaleza? No, no resulta fácil decir lo que será el impredecible mañana.

emilio silvera

 

  1. 1
    ASCENSION
    el 7 de agosto del 2013 a las 11:19

    En mi humilde opinion pienso que algo de verdad tiene que ser pensar que la mente nos tiene que dar las claves para entender el UNIVERSO he comprobado que cuando surge un pensamiento mio al poco tiempo lo ves en otra persona por medio de algun escrito o hablando no se mucho o mas bien nada de formulas ni como se llegan hasta ellas ,pero si se pudiera medir el pensamiento y llevarlo al espacio? .HE leido  en angun sitio lo mismo es arriba que abajo y si es asi lo mas importante aqui abajo es el istante de la idea o pensamiento y alli arriba es el universo.Quisiera pedir perdon si le hago perder el tiempo leyendo este comentario gracias un  cordial saludo.

    Responder
    • 1.1
      emilio silvera
      el 8 de agosto del 2013 a las 3:40

      ¡Hola, Ascensión!
      Amiga mía los conceptos de abajo y arriba están bien claros en nuestro ámbito local, en la vida cotidiana, cuando colgamos un cuadro, se nos cae un objeto al suelo o tenemos que subir el piso de arriba. Hablar de abajo y arriba en el espacio tiene poco sentido, allí las cosas son de otra manera y las leyes de la física funcionan conforme a parámetros que nos parecen distintos y, nuestra percepción del abajo y del arriba es otra muy diferente.
      Pero cinéndome a lo que dices:

      “En mi humilde opinion pienso que algo de verdad tiene que ser pensar que la mente nos tiene que dar las claves para entender el UNIVERSO…”

      Ahí has dado en el clavo con un golpe de ingenio, el Universo nos creo con todos los ingredientes necesarios y será la evolución la que nos haga alcanzar el conocimiento que está dentro de todos nosotros y sólo tiene que florecer. Creo que en nuestras mentes están todas las respuestas que, en realidad, sólo tenemos que buscar (al decir buscar me refiero a que tenemos que preparar la mente para ello), y, con más o menos dificultad, encontraremos lo que andamos persiguiendo que es, entender los secretos que el Universo esconde.
      Todo está en la Naturaleza y, nosotros, somos Naturaleza: ¡La parte consciente de ella! Por nuestras mentes pasan ráfagas de ideas y pensamientos que están relacionadas con nuestro entorno, con nuestras vidas cotidianas, con el mundo que nos rodea, con el Universo en fin y, es natural que, las mismas cosas se nos ocurran a muchos e incluso, cuando leemos alguna vez alguna cosa nos resulte familiar por haberla tenido dormida en nuestra consciencia.
      El Universo es igual en todas partes, en todas sus regiones -por lejos que estén- rigen las mismas leyes, así resultan ser las cosas un espacio-tiempo “sin fin” en el que, conceptos como arriba o abajo tienen poco o ningún sentido y en el que prevalecen las distancias entre los mundos, las estrellas y las galaxias situadas todas ellas en ese plano espaciotemporal en el que no parece haber un centro definido, el centro, es cualquier sitio y, de la misma manera, también en cualquier parte podrá ser “arriba” o “abajo” según el Observador lo perciba en relación a su propia situación. Todo, desde Einstein, es relativo.
      Un saludo cordial.
       
       

      Responder
  2. 2
    kike
    el 8 de agosto del 2013 a las 23:18

    Tan relativo puede ser el universo(que lo es, parodiando una típica expresión de nuestro maestro Emilio Silvera), que hasta podría ser que únicamente fuéramos un simple reflejo de algo más profundo; de algo más importante en términos absolutos.

     Con buena dosis de lógica pensamos que nuestra especia, el “homo sapiens sapiens” (¿No parece que en algunas ocasiones sobra algún que otro adjetivo?), se encuentra en posesión de lo más avanzado del universo, ya que partiendo de los elementos más simples, se ha alcanzado un grado de perfección tal que permite que exista algo muy diferenciado en el cosmos, como sin duda es la vida; y hete aquí que en la cúspide de lo más evolucionado y perfeccionado existente, se encuentra ese “homo sapiens, etc.)
     Vale, pudiera ser verdad, pero…¡Ojo!, también pudiera tratarse de uno de los últimos vestigios del homocentrismo; quizás simplemente seamos un eslabón más de una cadena muy larga, con desconocidos y quizás sorpendentes y maravillosos eslabones terminales.
     Como creo en la perfección de la naturaleza, aunque fuera a través de las infinitas pruebas fallidas, y por otra parte viendo nuestra imperfección mental (Más que física), no puedo dejar de pensar que pudiera ser posible la existencia de seres mucho más evolucionados que nosotros, sobre todo mentalmente. 
     
     …O quizás no…..

    Responder
    • 2.1
      emilio silvera
      el 9 de agosto del 2013 a las 4:40

      Al leerte amigo Kike, me doy cuenta de que ya, hemos cambiado la pregunta y, hemos dejado de lado aquella de: ¿Estaremos sólos en el Universo? Por esa otra que dice: ¿Cómo serán ellos? Y, verdaderamente es para ponerse a pensar de manera muy seria en la posibilidad que apuntas:
       

      “… no puedo dejar de pensar que pudiera ser posible la existencia de seres mucho más evolucionados que nosotros, sobre todo mentalmente. 

       …O quizás no…..”

      Ahí dejas definido el pensamiento actual de mucho y queda en el aire esa respuesta que anhelante esperámos sobre la posibilidad de seres inteligentes que habiten otros mundos en la inmensidad del Cosmos.
      Precisamente hace unos días, en una reunión informal con algunos amigos (dos físicos, un astrofísico, biólogo, matemático, médico, corredor de seguros y un notario, junto a otro sacerdote, dos profesoras y una experta en Sociología, hablamos, entre otras muchas cuestiones, de esa posibilidad de que pudieran existir seres más inteligentes que nosotros.
      Hasta el sacerdote (algo atípico por cierto), estaba de acuerdo en el hecho irrefutable de que la vida, en los distintos mundos, podría haber evolucionado de manera que (parecida o distinta a la nuestra), hubiera alcanzado un grado de inteligencia superior al del Homo Sapiens y pudiera, incluso saber de nosotros.
      Ya sabes, en estos debates relajados en los que se barajan las ideas y los muchos posibles escenarios que en la inmensidad del Universo se podrían dar, todo se comenta y discute de manera coloquial y relajada, sin sentar cátedra de nada pero sin dejar ninguna respuesta cerrada y dejándo abiertas todas las posibilidades que la Naturaleza nos puede ofrecer que… ¡Son tántas!
      Simplemente el hecho de que planetas como el nuestro o parecidos surgieran antes que la Tierra y que en ellos, la vida evolucionara de la manera que las condiciones idóneas para la vida permiten, al tener más antigüedad y haber tenido más tiempo “esas civilizaciones” para entender la Naturaleza y el Universo del que nosotros hemos tenido, simplemente por eso, sería muy posible que fueran más adelantados que nosotros que, al fín y al cabo, podemos ser ¡una más! de entre multitud de formas de vida que pudieron llegar hasta la Conciencia.
      Como tántas veces he dicho aquí: Si las leyes del Universo son las mismas en cualquier región por lejana que ésta se pueda encontrar, si todo funciona de la misma manera en todas partes, si los mundos orbitándo estrellas son la tónica a seguir, si la química y los elementos que se forman en las estrellas y están presentes en las Nebulosas forjadoras de mundos y de estrellas nuevas en las que pueden surgir esas formas de vida de las que hablamos, si todo eso es así (que lo es), entonces… ¿Qué puede impedir que la Vida más o menos avanzada y evolucionada, esté repartida por los “infinitos” mundos de las “infinitas” galaxias que pueblan este Universo nuestro que, posiblemente, sólo sea uno más de entre muchos Universos.
      Hemos llegado a un nivel de evolución que nos permite tener conocimientos de la Naturaleza que nos llevan al convencimiento firme de que la vida, pulula por el Universo quién sabe, de cuántas formas y maneras que ni imaginarnos podemos y, creernos el centro de todo, sería un enorme error como el que cometieron, antes que nosotros, muchos de los pensadores que nos precedieron y cuyos nombres todos tenemos en mente.
      No somos el centro de nada y, como decía nuestra amiga Ascensión más arriba, no hay ni arriba ni abajo, todo es y será siempre igual, las mismas cosas ocurren una y otra vez, algo muere para que algo pueda vivir, lo sencillo se hace complejo, lo nuevo se hace viejo, el Tiempo inexorable transcurre y, de manera imparable, en ese tiempo sin fin, nuevos mundos y nuevas formas de vida surgieron y seguirán floreciendo en el espacio tiempo “ilimitado” y “eterno” que, situado en una grandeza que no llegamos a comprender, encierra los secretos que intentamos desvelar.
      ¡Qué nos gustaría saber!
      ¡Qué bonito sería comprender!
      ¿Qué sorpresas nos reserva la Naturaleza? 
      ¿Es la Vida el final de un recorrido, o, por el contrario se trata del comienzo de éste?
      ¿Será la Conciencia una condición inevitable de la evolución de la materia?
      Y, mientras el Tiempo pasa, nosotros, simples seres que viven en un planeta de entre millones y que, calentados por una estrella común y nada especial, que nos ofrece su luz y su calor para que podamos seguir adelante, hemos logrado desarrollar nuestras mentes para que, en algún momento del camino, nos podamos plantear todas esas y muchas más preguntas que no sabemos contestar.
      Claro que, quizás algún día…, en el momento menos esperado, comiencen a dar frutos todas esas ideas que vengan a contestar lo que ahora no podemos y, lo cierto es que, si nada lo impide, ¡algún día sabremos!
      Un abrazo amigo mío.

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