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Buscan materia oscura en una antigua mina de oro

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Ciencia

 

josé manuel nieves / madrid
Día 04/11/2013 – 10.39h

Ponen en marcha un nuevo detector que busca, en la más completa oscuridad bajo el suelo de Dakota del Sur (EE.UU.), un diminuto «flash» que suponga un hito en el mundo de la ciencia

 

 

C.H. Faham
C.H.F.
Montaje del experimento LUX

A 1,5 kilómetros bajo la superficie terrestre, un grupo de científicos está intentando descubrir la identidad exacta de la materia oscura. Con un nuevo detector, que empezaron a construir en 2008 y han puesto en funcionamiento ahora, investigadores de 17 universidades de todo el mundo participan en el experimento LUX en las profundidades de una antigua mina de oro. Se trata de buscar en el ambiente más oscuro posible, a salvo de cualquier haz de luz de cualquier longitud de onda, un minúsculo flash que indicaría una colisión entre una partícula de materia oscura y una partícula de materia normal.

Buscan materia oscura en una antigua mina de oro

Los científicos que participan en el experimento Large Underground Xenon (LUX) han informado de unos primeros resultados prometedores, tanto desde el punto de vista tecnológico como científico. Este experimento se ha creado para determinar la naturaleza de la materia oscura, una sustancia invisible que los físicos creen que está a nuestro alrededor y que constituiría la mayor parte de la materia en el universo, pero que apenas tiene efecto en nuestras vidas cotidianas. Los científicos acaban de publicar los primeros resultados que, dicen, validan el diseño y el rendimiento de la prueba. Esta investigación desafía estudios previos que afirmaban ‘avistamientos’ de la materia oscura, y ahora está comenzando el proceso de descubrir la identidad exacta de la partícula de materia oscura, un proceso equivalente al trabajo realizado por el Large Hadron Collider en la identificación del bosón de higgs.

El nuevo laboratorio está situado en una antigua mina de oro cerca de un kilómetro y medio por debajo de las montañas Black Hills, en el estado norteamericano de Dakota del Sur. Los trabajos en el LUX comenzaron en 2008, y el experimento quedó listo para una primera prueba a principios de 2013. En este entorno los científicos están operando algunos de los equipos más sensibles del mundo en un ambiente extremadamente protegido, porque están buscando los minúsculos y extremadamente raros flashes de luz que indicarían una colisión entre una partícula de materia oscura y una partícula de materia normal.

“Hacen falta muchos años para construir estos instrumentos, y siempre estamos empujando las nuevas tecnologías al límite”, afirma el Dr. Enrique Araújo, del Departamento de Física del Imperial College de Londres, quien dirige el equipo de esta universidad que está trabajando en LUX. “Es muy significativo que estuvimos trabajando mucho tiempo en el diseño de LUX hasta que finalmente pudimos presionar el botón “on”. Muchos experimentos nunca alcanzan esta etapa”. Los físicos creen que la materia oscura constituye alrededor de un cuarto de la energía del Universo. Esto es mucho si lo comparamos con la materia ordinaria, que constituye sólo una vigésima parte. El resto se compone de una energía oscura aún más misteriosa.

Datos de mayo de 2004. La zona verde representa el resultado del experimento DAMA, en comparación con los límites de precisión de los experimentos CDMS y EDELWEISS. (como podréis ver, son muchos los experimentos que han buscado las partículas de “materia oscura” sin resultado alguno (introducción del blog que nada tiene que ver con el reportaje).

Desde que el experimento fue instalado bajo tierra en febrero, los investigadores han estado buscando han estado buscando Particulas Masivas de Interacción Débild, WIWPs (Weakly Interacting Massive Particles), que son las principales candidatas a constituir la materia oscura en nuestra galaxia y en el resto del universo. Estas partículas se cree que tienen masa como las partículas normales y que crean una pequeña fuerza de gravedad, pero no pueden ser observados directamente ya que no emiten ni rebotan la luz en ninguna longitud de onda. En escalas más grandes su presencia puede inferirse a partir del movimiento de las estrellas en las galaxias, y de las galaxias individuales en los cúmulos galácticos.

Procedentes del espacio

Las colisiones entre las WIMPs y la materia normal son raras y muy difíciles de detectar porque las partículas de rayos cósmicos provenientes del espacio pueden enmascarar los ya tenues destellos que se esperan de las WIMPs. Sin embargo, pocos rayos cósmicos pueden penetrar tan profundamente como para alcanzar el subterráneo en el que han instalado el experimento LUX y, además, el detector está protegido de la radiación de fondo porque está sumergido en un tanque de blindaje de agua ultra-pura.

“Somos capaces de detectar las tenues destellos de luz usando de manera muy eficaz buenos materiales reflectores y sensores de fotones muy sensibles”, dice el Dr. Araújo, quien añade que “LUX tiene significativamente una mayor sensibilidad que los mejores experimentos sobre materia oscura que se han hecho anteriormente en el mundo, especialmente para las WIMPs más ligeras, que causan las señales más débiles . “

Dibujo20131030 lux 90 per cent confidence limit on spin-independent elastic wimp-nucleon cross section

El experimento LUX no encuentra partículas WIMPs de “materia oscura” de menos de 33 GeV (Giga electrón Voltio).

El nuevo resultado LUX desafía las evidencias de otros experimentos, como el CoGeNT y el DAMA, en los que los científicos afirmaron previamente disponer de datos sobre la naturaleza de las WIMPs. El Dr. Araújo cree que “una serie de resultados previos vieron unas WIMPs con una masa especialmente baja. Aunque esta situación pudiera llegar a darse, los nuevos datos revelan que, en esas ocasiónes, se trataba de un caso de identidad equivocada”.

Hace una década, los científicos del programa ZEPLIN, dirigido por el Reino Unido, desplegaron el primer detector de materia oscura de este tipo bajo tierra, en la mina Boulby en North Yorkshire. “Hemos tenido un papel pionero en lo que ha sido la más sensible tecnología de búsqueda de la materia oscura del mundo al construir y operar con tres detectores en Boulby”, explica Araújo. “El último y más sensible, el ZEPLIN III, permitió concluir nuestro programa en 2011, y poco después disfrutamos de LUX”.

Científicos como el Dr. Araújo ya están diseñando, y pronto comenzarán la construcción, del experimento de nueva generación LZ, que es la unión de los dos programas LUX y ZEPLIN. Con 7 toneladas de xenón líquido como objetivo, el LZ será 30 veces mayor que el LUX y tendrá más de 100 veces mejor alcance. Será tan sensible que estará solamente limitado por la interferencia de las señales de fondo de los neutrinos astrofísicos. Estas partículas igualmente teóricas fueron hace tiempo candidatas a explicar el problema de la materia oscura, pero los físicos ya saben hoy que no son lo suficientemente masivas como para conseguir este objetivo.

 

Dibujo20131030 comparison ambe data with simulations - excellent agreement

 

 

El detector de LUX contiene 370 kg de xenón líquido, de los que 250 kg son útiles para la búsqueda de materia oscura. El análisis de los resultados de LUX durante los primeros 100 días de ejecución del experimento equivalen a un estudio de 85,3 días de un volumen de 118 ± 6,5 kg de xenón. La eficiencia de detección de LUX es excelente, como muestra esta comparación de los eventos observados con las simulaciones por ordenador (en el caso de que no haya partículas WIMP de baja masa).

 

 

 

Dibujo20131030 LUX WIMP signal region - events 118 kg fiducial volume

 

Como muestra esta figura se han observado 160 sucesos (unos 2 al día) entre 2 y 30 phe (S1), siendo todos ellos consistentes con el fondo esperado, es decir, con la hipótesis nula (que no hay partículas WIMP de baja masa).

 

 

 

Dibujo20131030 lux results - comparison with other dark matter searches

 

Este resultado de LUX es unas 20 veces más sensible que los resultados publicados a día de hoy por su competencia: Edelweiss II, CDMS II, ZEPLIN-III y XENON100. La ausencia de partículas WIMP de baja masa contradice los resultados (o indicios) sobre la modulación anual observada en CoGeNT y DAMA/LIBRA, que deben tener otro tipo de explicación. Por supuesto, los resultados de LUX tratan la búsqueda de partículas WIMP cuya interacción elástica con los nucleones del núcleo de xenón es independiente del espín (interaccionan por igual con neutrones y protones). Por ello no se puede descartar la existencia de partículas WIMP cuya interacción con los nucleones sea dependiente del espín.

LUX continuará tomando datos durante 2014 y 2015 lo que mejorará su sensibilidad de forma significativa, aunque no se mejoras espectaculares. Lo dicho, un nuevo resultado negativo en la búsqueda la materia oscura, que cada día parece más escondida en lugares recónditos del espacio posible de parámetros.

Corazón de titanio

El corazón del experimento LUX es un “termo” de titanio de casi dos metros de altura con un tercio de tonelada de xenón líquido enfriado a menos 100 grados centígrados. Cuando una WIMP impacta contra un átomo de xenón retrocede -como una bola de billar blanca cuando golpea el triángulo de apertura de bolas de colores en el snooker- y se emiten fotones de luz al tiempo que se liberan electrones de los átomos circundantes. Los electrones son atraídos hacia arriba por un campo eléctrico y son absorbidos en una capa delgada de gas xenón en la parte superior del tanque, liberando más fotones.

Los detectores de luz en la parte superior y la parte inferior del tanque son cada uno capaz de detectar estas dos firmas de fotones. Las ubicaciones de las dos señales se puede establecer claramente en el espacio de unos pocos milímetros. La energía de la interacción puede medirse con precisión a partir de la luminosidad de los pulsos de luz. Las partículas que interactúan en el xenón causarán estas señales, pero se espera que las interacciones de las WIMP tengan tamaños característicos muy diferentes de los causados por las partículas ordinarias.

Buscan materia oscura en una antigua mina de oro
Vista del tanque, que se llenó con agua para eliminar los neutrones y subproductos de la radiactividad externa C.H. Faham”
De todo el Reportaje podemos obtener la idea de que, ciertamente, se continúa buscando el origen de las partículas que conforman la “materia oscura” y, a pesar de los muchos proyectos e intentos que han sido financiados y llevados a cabo… ¡Ninguna ha dado resultado! Y, la dichosa “materia oscura”, no aparece por parte alguna.
Habrá que buscar otra fuente que sea la responsable de que el Universo se expanda a la velocidad que podemos observar y que las galaxias se separen las unas de las otras de manera irremisible que, en el futuro lejano, llevará a nuestro Universo hacia la “muerte térmica”, es decir, al cero absoluto (-273 ºC), en esa temperatura, no existe el mocimiento ni en los átomos y, el frío será el duelo de todo, nada se podrá mover y, la vida, habrá acabado para todos.
Como es cierto que quedan algunos miles de millones de años para que eso llegue, si es que aún estamos por aquí, mientras tanto, ya idearemos la manera de escapar de este Universo para desplazarnos a otros que, m´ças jóvenes que le nuestro, nos pueda acoger y de esa manera preservaremos la especie.
Publica: emilio silvera
PD.
Para hacerlo más fácil de entender, he añadido al reportaje original algunas imágenes y comentarios aclaratorios, pido disculpa al Diario ABC. Todo sea por divulgar la Ciencia de la manera más sencilla posible para que todos, lo puedan entender. De todas las maneras, creo que se está gastando mucho dinero en buscar… ¡Lo que posiblemente, no exista!

Ganímedes, también tiene océanos subterráneos

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Noticias    ~    Comentarios Comments (1)

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To present the best information in a single view of Jupiter's moon Ganymede, a global image mosaic was assembled, incorporating the best available imagery from NASA's Voyager 1 and 2 spacecraft and NASA's Galileo spacecraft.

 

 

Ganímedes, la mayor luna de Jípiter, alberga más agua líquida que la Tierra.

 

  • El telescopio espacial ‘Hubble’ detecta la presencia de un gran océano subterráneo bajo la corteza de la mayor luna del Sistema Solar

  • El hallazgo se hizo de forma indirecta, observando la actividad de sus auroras y a través de ellas, de su campo magnético

 

 

Recreación artística de la luna Ganímedes, con las auroras...

 

Recreación artística de la luna Ganímedes, con las auroras detectadas, orbitando Júpiter, al fondo. NASA

 

 

Ganímedes es la mayor luna de Júpiter y también del Sistema Solar. Y según sugieren las observaciones realizadas con el telescopio espacial Hubble, alberga un gran océano subterráneo que contiene más agua líquida que la que hay en la Tierra. La conclusión fue presentada ayer durante una rueda de prensa de la NASA en la que participaron los principales científicos que han llevado a cabo esta investigación, publicada en Journal of Geophysical Research: Space Physics.

Según sus cálculos, esta gran masa de agua salada tendría unos 100 kilómetros de profundidad (aproximadamente diez veces más que los océanos más profundos de la Tierra) y se encontraría bajo una corteza de 150 kilómetros de espesor, compuesta en su mayor parte por hielo.

Descubierta por Galileo en el año 1610, la luna gigante Ganímedes tiene un tamaño comparable al planeta Mercurio y cuenta con un campo magnético propio (es el único satélite del Sistema Solar que lo tiene) y una frágil atmósfera, muy distinta a la de la Tierra, en la cual el telescopio Hubble ya había encontrado indicios de oxígeno.

Basándose en los modelos teóricos que usan para sus investigaciones, desde los años 70 del siglo pasado los científicos ya pensaban que este satélite podía tener un gran océano. La misión de la NASA Galileo midió en el año 2002 su campo magnético, reforzando con sus resultados esas sospechas. Ahora, han encontrado una nueva prueba.

El telescopio Hubble fue utilizado para observar en Ganímedes las auroras, un fenómeno vinculado al campo magnético del satélite. Debido a que los telescopios no pueden ver lo que hay en el interior de los planetas, los satélites o cualquier objeto celeste, rastrear el campo magnético a través de las auroras les permite de forma indirecta averiguar lo que hay dentro. Además de tener un campo magnético propio, al orbitar muy cerca de Júpiter, Ganímedes también se ve influida por el campo magnético de ese planeta gigante.

Los científicos observaron el comportamiento de las dos auroras para determinar que debajo de la corteza de Ganímedes hay una gran masa de agua salada que influye en su campo magnético. «Siempre le di vueltas a la idea de cómo podíamos usar un telescopio de manera distinta. ¿Es posible emplearlo para mirar lo que hay en el interior de un cuerpo planetario? Entonces pensé en las auroras, porque están controladas por el campo magnético. Si observas una aurora de la forma adecuada, puedes obtener información sobre el campo magnético. Y si sabes cómo es el campo magnético, obtienes información sobre el interior de esa luna», explicó durante la rueda de prensa telefónica Joachim Saur, investigador de la Universidad de Colonia (Alemania) y autor principal de este trabajo.

«Los nuevos datos encajan muy bien con lo que se sabía. Se trata de un resultado importante porque afianza la idea de que ese océano de agua líquida existe, pues contamos con evidencias indirectas», señala a EL MUNDO Olga Prieto, geóloga planetaria del Centro de Astrobiología (CAB-CSIC-INTA).

JUICE spacecraft concept.jpg

      An artistic montage for the JUICE mission

Prieto es una de las investigadoras que ha planificado la ambiciosa misión JUICE (Jupiter Icy moons Explorer) que la Agencia Espacial Europea (ESA) tiene previsto lanzar al sistema de Júpiter en el año 2022, adonde llegaría en 2030.

Uno de los principales objetivos de esta sonda será precisamente estudiar Ganímedes e indagar sobre la presencia de este gran océano de agua líquida. Io, Europa y Calisto son otros de los satélites que hacen que el estudio del sistema de Júpiter tenga gran interés.

«Este descubrimiento supone un hito y pone de manifiesto lo que el Hubble puede conseguir», afirmó John Grunsfeld, uno de los responsables del departamento científico de la NASA, que el próximo 24 abril celebrará un cuarto de siglo de observaciones y descubrimientos de su telescopio espacial, que también es operado por la ESA. En su opinión, «un océano profundo bajo la corteza helada de la luna Ganímedes abre la fascinante posibilidad de que haya vida más allá de la Tierra».

TRES REQUISITOS PARA QUE PUEDA HABER VIDA

 

 

Detectar la presencia de agua líquida como la que parece haber en Ganímedes, el mayor satélite de Júpiter, afirma la NASA, «es crucial» en la búsqueda de mundos habitables y de la presencia de vida como la conocemos en nuestro planeta. No obstante, matiza Olga Prieto, investigadora del Centro de Astrobiología, «haber detectado agua líquida implica simplemente que se da uno de los requisitos para poder decir que el ambiente es habitable, pero no nos dice nada sobre la existencia de vida como la que conocemos en la Tierra. Una cosa es la habitabilidad y otra la existencia de vida», señala. Tres son los requisitos que los científicos dedicados a la astrobiología consideran necesarios para determinar que un ambiente es habitable, como recuerda Prieto.«El primero es que haya agua líquida. El segundo, que haya energía para poder mantener el metabolismo de los organismos que pudieran vivir en ese ambiente. En la Tierra, por ejemplo, sabemos que hay organismos que usan la luz solar y otros que utilizan energía química. Por último, debe haber elementos químicos esenciales para la vida, como el carbono, el nitrógeno, el oxígeno, el hidrógeno, el fósforo y el azufre», resume la investigadora en conversación telefónica. Lo que parece evidente es que en la superficie de este mundo helado, argumenta Prieto, no es posible que exista vida como la que se da en la Tierra: «La temperatura en la superficie de este satélite es de unos -173ºC, así que no puede haber agua líquida. Y si hay hielo, no hay vida. Pero en el interior de Ganímedes hay decenas de kilómetros de agua líquida. Es sorprendente la cantidad de agua que puede tener un satélite de hielo», añade la científica española. Por otro lado, la sonda ‘Cassini’ de la ESA ha detectado esta semana diminutos granos de roca en Encélado, una de las lunas heladas de Saturno, que sugieren que se dan procesos hidrotermales en su lecho marino.

 

Fuente: El Mundo

 

 

Nuevos descubrimientos

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Descubiertas nueve galaxias enanas alrededor de la Vía Láctea.

Están en el cielo del hemisferio Sur y ayudarán a investigar la materia oscura del universo

 

 

10 MAR 2015 – El País

 

Seis de las nueve galaxias enanas descubiertas marcadas en el cielo de Paranal, en Chile, donde están los telescopios VLT del Observatorio Europeo Austral (ESO). Las otras tres galaxias están fuera del campo de visión. / V. Belokurov, S. Koposov, Y. Beletsky

 

 

Un total de nueve nuevas galaxias enanas en órbita de nuestra Vía Láctea han sido descubiertas en el cielo del hemisferio sur cerca de las Nubes de Magallanes. Son unos mil millones de veces menos luminosas que la Vía Láctea y un millón de veces menos masivas, explican los astrónomos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), uno de los dos equipos autores del hallazgo. La más cercana de ellas está a unos 97.000 años luz de la Tierra, en dirección de la constelación de Retículo, y parece estar siendo desgarrada debido a las fuerzas de marea de nuestra galaxia; la más lejana, a 1,2 millones de años luz, está en el borde de la Vía láctea, hacia la constelación de Eridano.

La Vía Láctea no está sola en el universo, sino que forma parte del denominado Grupo Local, con otras dos grandes galaxias espirales (Andrómeda y la menor denominada del Triángulo) y más de numerosas enanas, entre las que destacan las dos Nubes de Magallanes (la Grande y la Pequeña). La menor de las enanas conocidas tiene unas 5.000 estrellas, frente a algunos cientos de miles de millones de astros de la Vía Láctea, por lo que son difíciles de detectar dada su escasa luminosidad incluso en nuestro vecindario cósmico. Más de dos docenas de enanas habían sido identificadas ya alrededor de nuestra galaxia.

“El descubrimiento de tantas galaxias satélite en un área tan pequeña del cielo ha sido completamente inesperado. No podía dar crédito a mis ojos”, señala Sergey Koposov, investigador principal de uno de los dos equipos que, independientemente, presentan este martes el hallazgo, en un comunicado de la Universidad de Cambridge. El otro equipo está integrado por astrónomos del Dark Energy Survey, un programa internacional (con participación española) que se desarrolla con una cámara avanzada construida en Fermilab (EE UU) y que está instalada en un telescopio de cuatro metros del observatorio de Cerro Tololo (en Chile). Los dos grupos han basado sus análisis en los datos del primer año de observaciones de este programa.

Las nueve galaxias enanas componen el mayor número de estos objetos celestes descubiertos de una vez, señalan los científicos, que dan a conocer su investigación en la revista The Astrophysical Journal.

La Vía Láctea en el cielo del observatorio de Paranal (Chile), con los cuatro grandes telescopios VLT del Observatorio Europeo Austral (ESO). / ESO/H.H. Heyer

Para los científicos el descubrimiento de esas nuevas galaxias enanas adquiere relevancia por lo que puede aportar a la investigación de la materia oscura, ese algo desconocido, que no emite ni absorbe radiación, que solo delata su presencia por su efecto gravitatorio y que supone el 26,8% de todo lo que existe (según los datos más actuales del satélite Planck), con un 4,9% de materia ordinaria y un 68,3% de energía oscura. Dado que la materia oscura, por ahora, solo se hace notar por la influencia gravitatoria que ejerce en las galaxias y entre ellas, el estudio del grupo local y la interacción entre sus miembros son datos esenciales para profundizar en su estudio. “El gran contenido de materia oscura en las galaxias satélite de la Vía Láctea significa que estos resultados son importante tanto en astronomía como en física”, comenta Alex Drlica-Wagner, miembro del equipo de Fermilab.

“Las galaxias enanas satélite de las grandes son la última frontera para verificar nuestra teorías sobre la materia oscura”, afirma Vasily Belokurov, uno de los autores del reciente descubrimiento. “Necesitamos encontrarlas para determinar si nuestra imagen del cosmos tiene sentido y encontrar un número tan grande de esas galaxias enanas cerca de las Nubes de Magallanes fue una sorpresa dado que las observaciones previas del cielo del hemisferio sur habían aportado muy poco. No esperábamos dar con semejante tesoro”.

Los investigadores reconocen que de los nueve objetos celestes descubiertos, tres son sin duda galaxias enanas, mientras que para las otras no descartan que sean cúmulos globulares, grupos esféricos de estrellas.

De cualquier forma, el hallazgo es intrigante: “Tal vez estas galaxias enanas estuvieron en el pasado en órbita de las Nubes de Magallanes y han sido desprendidas por la interacción entre ambas. Tal vez formaban parte de un grupo gigante de galaxias que, junto a dichas Nubes de Magallanes, están cayendo hacia nuestra Vía láctea”, comenta otro de los investigadores de Cambridge, Wyn Evans.

Sarah Brightman cantará en el espacio

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Es imposible determinar el origen de tal decisión, y, sobre todo, qué fin puede tener el querer hacer semejante cosa. Ya ha demostrado de manera sobrada su valía en su verdadero lugar, los escenarios de todo el mundo. Cada cual es libre de gastar su dinero como mejor le plazca. Sin embargo, creo que hay otros destinos que serían mejores que éste. Dicen que el viaje le cuesta unos 50 millones de euros, y, por esa cantidad, se podrían hacer… ¡Tántas cosas buenas!

Amiga mía, si pudiera hacerte llegar un mensaje, simplemente te diría: ¡Zapatero a tus zapatos!

Lo que tenías que demostrar ya lo hiciste y, eres la cantante que más discos ha vendido en el mundo, tienes admiradores por millones y, has triunfado en lo que te gustaba, la música en sus distintas versiones que dominas a la perfección.

¡Quedaté en casita! Hay cosas que mejor dejarlas para los expertos, y, el Espacio, es una de ellas.

emilio silvera

NASA Ames Reproduces the Building of Life in Laboratory

Autor por Emilio Silvera    ~    Archivo Clasificado en Noticias    ~    Comentarios Comments (2)

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Nuestro contertulio jccazorla39, me envía un correo que est5ima de interés para que todos lo podamos leer, y, habiéndolo hecho, resulta que he decidido pasarlo para todos. La fuente es la propia NASA.
Scientists simulate space in Ames Astrochemistry Lab
Left to right: Ames scientists Michel Nuevo, Christopher Materese and Scott Sandford reproduce uracil, cytosine, and thymine, three key components of our hereditary material, in the laboratory.
Image Credit:
NASA/ Dominic Hart

NASA scientists studying the origin of life have reproduced uracil, cytosine, and thymine, three key components of our hereditary material, in the laboratory.  They discovered that an ice sample containing pyrimidine exposed to ultraviolet radiation under space-like conditions produces these essential ingredients of life.

Pyrimidine is a ring-shaped molecule made up of carbon and nitrogen and is the central structure for uracil, cytosine, and thymine, which are all three part of a genetic code found in ribonucleic (RNA) and deoxyribonucleic acids (DNA). RNA and DNA are central to protein synthesis, but also have many other roles.

Ames Astrochemistry Lab UV lamp
An ice sample is held at approximately -440 degrees Fahrenheit in a vacuum chamber, where it is irradiated with high energy UV photons from a hydrogen lamp. The bombarding photons break chemical bonds in the ice samples and result in the formation of new compounds, such as uracil.
Image Credit:
NASA/Dominic Hart

“We have demonstrated for the first time that we can make uracil, cytosine, and thymine, all three components of RNA and DNA, non-biologically in a laboratory under conditions found in space,” said Michel Nuevo, research scientist at NASA’s Ames Research Center, Moffett Field, California.  “We are showing that these laboratory processes, which simulate conditions in outer space, can make several fundamental building blocks used by living organisms on Earth.”

An ice sample is deposited on a cold (approximately –440 degrees Fahrenheit) substrate in a chamber, where it is irradiated with high-energy ultraviolet (UV) photons from a hydrogen lamp.  The bombarding photons break chemical bonds in the ices and break down the ice’s molecules into fragments that then recombine to form new compounds, such as uracil, cytosine, and thymine.

NASA Ames scientists have been simulating the environments found in interstellar space and the outer Solar System for years.  During this time, they have studied a class of carbon-rich compounds, called polycyclic aromatic hydrocarbons (PAHs), that have been identified in meteorites, and which are the most common carbon-rich compound observed in the universe.  PAHs typically are structures based on several six-carbon rings that resemble fused hexagons, or a piece of chicken wire.

The molecule pyrimidine is found in meteorites, although scientists still do not know its origin.  It may be similar to the carbon-rich PAHs, in that it may be produced in the final outbursts of dying, giant red stars, or formed in dense clouds of interstellar gas and dust.

“Molecules like pyrimidine have nitrogen atoms in their ring structures, which makes them somewhat wimpy.  As a less stable molecule, it is more susceptible to destruction by radiation, compared to its counterparts that don’t have nitrogen,” said Scott Sandford, a space science researcher at Ames.  “We wanted to test whether pyrimidine can survive in space, and whether it can undergo reactions that turn it into more complicated organic species, such as the nucleobases uracil, cytosine, and thymine.”

Nucleobases structures
Pyrimidine is a ring-shaped molecule made up of carbon and nitrogen and is the central structure for uracil, cytosine, and thymine, which are found in RNA and DNA.
Image Credit:
NASA
Nucleobases cytosine thymine image
The ring-shaped molecule pyrimidine is found in cytosine and thymine.
Image Credit:
NASA

In theory, the researchers thought that if molecules of pyrimidine could survive long enough to migrate into interstellar dust clouds, they might be able to shield themselves from destructive radiation.  Once in the clouds, most molecules freeze onto dust grains (much like moisture in your breath condenses on a cold window during winter).

These clouds are dense enough to screen out much of the surrounding outside radiation of space, thereby providing some protection to the molecules inside the clouds.

Scientists tested their hypotheses in the Ames Astrochemistry Laboratory.  During their experiment, they exposed the ice sample containing pyrimidine to ultraviolet radiation under space-like conditions, including a very high vacuum, extremely low temperatures (approximately –440 degrees Fahrenheit), and harsh radiation.

They found that when pyrimidine is frozen in ice mostly consisting of water, but also ammonia, methanol, or methane, it is much less vulnerable to destruction by radiation than it would be if it were in the gas phase in open space.  Instead of being destroyed, many of the molecules took on new forms, such as the RNA/DNA components uracil, cytosine, and thymine, which are found in the genetic make-up of all living organisms on Earth.

“We are trying to address the mechanisms in space that are forming these molecules.  Considering what we produced in the laboratory, the chemistry of ice exposed to ultraviolet radiation may be an important linking step between what goes on in space and what fell to Earth early in its development,” said Christopher Materese, another researcher at NASA Ames who has been working on these experiments.

“Nobody really understands how life got started on Earth. Our experiments suggest that once the Earth formed, many of the building blocks of life were likely present from the beginning.  Since we are simulating universal astrophysical conditions, the same is likely wherever planets are formed,” says Sandford.

Additional team members who helped perform some of the research are Jason Dworkin, Jamie Elsila, and Stefanie Milam, three NASA scientists at NASA’s Goddard Space Flight Center in Greenbelt, Maryland.

The research was funded by the NASA Astrobiology Institute (NAI) and the NASA Origins of Solar Systems Program.  The NAI is a virtual, distributed organization of competitively-selected teams that integrates and funds astrobiology research and training programs in concert with the national and international science communities.

Ruth Marlaire
Ames Research Center, Moffett Field, Calif.
650-604-4789
ruth.marlaire@nasa.gov

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